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PRIMERA PARTE:
I.-INTRODUCCION:
Se ha dicho con certeza que el derecho es en sí un fenómeno
histórico por lo cual no es posible entender ni interpretar sus reglas utilizando
medios exclusivamente lógicos. La inteligencia o entendimiento de una norma
jurídica exige el conocimiento de su origen y de su evolución. De esta forma, si
no se conoce esta evolución, una regla hoy en día vigente puede aparecer muchas
veces como arbitraria o artificial.
Al decir de Von Mayr, sólo la explicación del derecho del presente
como un producto del pasado, nos puede llevar a la plena inteligencia de
nuestra vida jurídica actual.
Lo expuesto, aplicable a todas las ramas del derecho, toma un relieve
particular en el derecho privado en razón de la gran permanencia de las situaciones
que debe organizar y la gran estabilidad de las instituciones creadas con esa
finalidad.
En este sentido debemos anticipar que, fundamentalmente, el
presente curso guarda relación con las instituciones del derecho privado
romano, limitándonos al estudio de las relaciones jurídicas entre particulares.
De esta forma lo que se intentará en este curso es exponer el
sistema y analizar los conceptos jurídicos elaborados por los romanos para
regular la vida social y económica de quienes forman parte de la comunidad
política romana, la que, en las diferentes fases históricas, va evolucionando
gradualmente desde una organización ciudadana que, al surgir en un territorio
restringido, concentra y gobierna a grupos originariamente autónomos, dedicados al
pastoreo y a la agricultura, hasta llegar a ser la compleja organización de los
numerosos súbditos de un gran imperio que domina regiones muy extensas de
Europa, Africa y Asia.
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institutos de derecho privado, muchos de los cuales conservan en su estructura
la huella de su función originaria.
El derecho privado, según Kaser, es, entre las materias que son parte
del Derecho romano, el elemento por así decirlo, nuclear que por su valor y eficacia
supera a los derechos de aquella época y de los de épocas posteriores. Según este
autor, la magnitud del Derecho romano privado y su importancia histórica se deben
a las dotes del pueblo de Roma para el derecho, a su constante atención a las
realidades vitales y a un sentimiento jurídico educado, depurado con el transcurso
del tiempo.
Sobre el particular, Robert Von Mayr nos señala que el Derecho
romano supo conquistar una especial importancia por sobre los límites trazados a la
esfera de su vigencia positiva, una trascendencia histórica y un cierto carácter
universal que se sobreponen al tiempo y al espacio, sin que esto quiera decir que se
comparte el necio error de ver en el Derecho romano un derecho eterno y absoluto
para todos los pueblos y todos los tiempos.
Finalmente, destaca que el Derecho romano desarrolló la idea de la
igualdad jurídica ante el derecho privado y el concepto abstracto de derecho
subjetivo, con lo cual elaboró y perfeccionó un elemento general y esencial del
derecho de manera apta para servir de modelo a todos los tiempos y a todos los
pueblos.
II.-PRECISIONES TERMINOLOGICAS:
En todo caso, este romanista destaca que en las fuentes jurídicas romanas ius, en el singular
y sin añadir calificaciones, es usado con el significado general de derecho objetivo, o en referencia a una
norma particular, o también con el significado de derecho subjetivo (ej. ius in re aliena).
Por su parte, Miquel advierte que en las fuentes romanas la expresión ius aparece en
una tercera acepción, que coincide, parcialmente, con las de derecho objetivo y derecho subjetivo. Así,
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por ejemplo, cuando en la Ley de las XII Tablas se dice “ita ius esto” (“tal sea derecho”), no se trata ni de
derecho objetivo ni de derecho subjetivo, sino más bien, de derecho en el sentido dinámico de posición justa,
tal como lo destaca Alvaro d’Ors.
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romano lo que se pretende es demostrar que existe una conexión entre historia
jurídica y evolución social. En este sentido Latorre señala que conocer la realidad
social de una época ayudará a comprender no sólo su realidad jurídica, sino los
cambios que en ésta se producen como consecuencia del dinamismo de aquélla.
Wolfgang Kunkel destaca el hecho de que durante más de mil años el Derecho romano fue
el derecho, de caudal siempre creciente y en constante evolución, que rigió la vida del estado romano,
destacando que el período dentro del cual se realizó esta evolución, comprende, al mismo tiempo, el más
grande proceso de poderío estatal y cultural que el mundo conoce y son sus características, que más adelante
estudiaremos, las que le permiten sostener el Derecho romano es más que una mera fuente del derecho
positivo, constituyendo un derecho de vigencia general. Michel Villey nos dice que las viejas leyes romanas
no son extrañas a nuestros horizontes habituales y que durante siglos las inteligencias de occidente han
extraído su ciencia de la cultura greco romana y que tengan o no conciencia de ello, los pueblos de occidente
viven en el Derecho romano. Con idéntica razón, algunos han dicho que tal como para los romanos nada del
derecho les fue ajeno, por lo cual para los países de ascendencia latina nada del Derecho romano nos debe
resultar ajeno.
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Estas instituciones se destacan por la simplicidad y plasticidad de sus estructuras y
por la economía en los medios utilizados.
Miquel sostiene que el Derecho romano es la base de la terminología jurídica, lo cual
explica su importancia en la introducción al estudio del Derecho. En este mismo sentido, Margadant sugiere
que el estudio del derecho romano proporciona entre otras cosas una cultura histórico-jurídica, una
introducción al estudio del derecho y un panorama de las instituciones básicas del derecho privado
contemporánea, que permiten al alumno adquirir un criterio jurídico.
A)IUS (DERECHO):
Celso define al “ius” como el arte de lo bueno y lo equitativo.
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Esta definición es criticada por no deslindar adecuadamente el campo
de lo moral y de lo jurídico, pues involucra la practica del bien “lo bueno”, como un
elemento del derecho, sin perjuicio de que según algunos al utilizar esta expresión lo
que pretendió Celso fue hacer referencia a lo ajustado a la ley, a los principios
procesales. Para algunos ius se puede traducir como “lo justo” según las
concepciones sociales y las decisiones de los expertos en justicia. En todo caso, para
algunos esta “confusión” tendría su explicación en la influencia del estoicismo
griego, doctrina filosófica que entendía que el derecho era una moral restringida.
Por otra parte, al utilizar la expresión arte, nos está delatando que se
trata de un saber, una ciencia y así se dice que los juristas desarrollan la técnica de la
justicia, lo cual logran por medio del conocimiento de las cosas divinas y humanas,
ciencia de lo justo y de los injusto, vale decir, mediante la jurisprudencia. Al
destacar el carácter científico lo que se estaría, según algunos, destacando es que el
derecho emana de la razón. En todo caso para algunos como Koschaker el derecho no es ciencia sino
precisamente arte; un arte en cuyo cultivo se aprovechan los resultados de la investigación científica de
carácter histórico-jurídico, sociológico, psicológico, etc.
B)IURISPRUDENTIA (JURISPRUDENCIA):
Ulpiano la define como el conocimiento de las cosas divinas y
humanas, ciencia de lo justo y de lo injusto.
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Al respecto Alejandro Guzmán Brito nos señala que la determinación
de qué o cuál sea el ius pertenece al orden estrictamente intelectual, por lo cual
constituye una ciencia.
El ius en cuanto ars (técnica) encuentra su presupuesto moral en
virtud de la prudencia o conocimiento de las cosas que se deben hacer y de las
que no se deben hacer o evitar.
La prudencia es la virtud de realizar actos buenos y rechazar las
acciones malas.
La iurisprudencia es propia de los juristas o jurisconsultos
jurisprudentes.
Sin perjuicio de otras precisiones que se entregaran al tiempo de estudiar la jurisprudencia
como fuente formal, podemos destacar que el principio de la ciencia jurídica romana se encuentra en la
actividad del colegio de los pontífices organismo al cual le correspondía la custodia e interpretación de las
normas sagradas y jurídicas con carácter exclusivo lo cual termina en gran medida al publicar Cneo Flavio,
secretario de Apio Claudio Ceco, alrededor del año 300 a.C, una obra conocida como “ius flavianum” en la
cual se publicitan el calendario pontifical y los formularios procesales, cuyo conocimiento, conservado
siempre en el secreto, era la clave principal del poder pontifical, lo que luego es complementado en el año 280
a. C por Tiberio Coruncanio, primer pontífice máximo plebeyo, al crear un consultorio completamente
público. Tampoco se puede desconocer el efecto de la publicación de la Ley de las XII Tablas (451-450 a.
C.) que permitió conocer a la colectividad los principios que orientaban al derecho. Lo anterior determinó el
surgimiento de juristas laicos, conocidos luego como iurisprudentes.
C)IUSTITIA (JUSTICIA):
Ulpiano nos dice que es la voluntad firme y continuada de dar a
cada uno lo suyo.
La definición de Ulpiano conlleva el problema de determinar que es lo
que a cada cual corresponde.
Al respecto, Alejandro Guzmán Brito nos dice que ella es virtud en cuanto consiste en una
voluntad o hábito permaneciente en el tiempo (perpetua) y respecto de todos (constante), pero como virtud
volitiva que es, no es capaz de enseñar que es lo dable a cada cual; en base a lo anterior concluye que no
puede decirse que el fundamento ni la finalidad del ius sea la justicia pues, en rigor, ésta pertenece al orden
moral, no al jurídico.
D)AEQUITAS (EQUIDAD):
Según Aristóteles es la justicia aplicada al caso concreto.
El concepto de equidad manejado por los juristas romanos clásicos
difiere de esta concepción, pues por tratarse de hombres esencialmente prácticos,
concibieron a la equidad como el fin útil y justo al que debe adaptarse el
derecho.
En este sentido, se dice que la equidad, inspiradora de los
magistrados y juristas, influye así sobre la evolución de las reglas e instituciones
jurídicas, permitiendo la acomodación del ius a las nuevas exigencias,
constituyendo un paliativo al excesivo rigor que resulta de aplicar una
determinada norma jurídica. Así, Antonino Pio señala: “Aunque las
solemnidades judiciales no deben alterarse fácilmente, hay que poner remedio
cuando la evidente equidad así lo aconseje.”.
El profesor Sabino Ventura Silva señala que la aequitas fue para los
romanos el modelo a que debía adaptarse el derecho, la finalidad a que la
norma jurídica debía tender; cuando ello no era así, la norma jurídica resultaba
iniqua, por separarse de la aequitas, pero destaca que ella siempre es referida a un
determinado momento en la conciencia social.
Finalmente, debemos destacar que el Derecho Justinianeo, influido
por la equidad cristiana, asigna a la aequitas el significado de humanitas,
pietas, benignitas, benevolentia.
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E)FAS:
En su estado inicial, las civilizaciones tienden a mezclar reglas de
naturaleza religiosa, moral y jurídica, pero los romanos comenzaron
tempranamente a distinguir los distintos órdenes de reglas, confiando a
autoridades diferentes la función de asegurar su observancia. Así, el dominio religioso
fue reservado a los pontífices. Los censores vigilaban el respeto de la moral. La administración de justicia
fue confiada a los pretores. Esta división de campos representa, para el progreso del derecho, una doble
ventaja: a)el derecho al ser privado de un carácter sacro podía ser objeto de discusiones y críticas y, b)su
conocimiento podía ser transmitido y perfeccionado gracias a una enseñanza accesible en principio a todos
los ciudadanos.
En los albores del derecho es difícil distinguir el fas de las reglas o
normas jurídicas (ius), si bien pronto van diferenciándose. En efecto, en un primer
tiempo las expresiones ius y fas expresan la licitud de un determinado acto o comportamiento, es decir, su
conformidad con la voluntad de los dioses. En cambio, en épocas siguientes, se comenzó a diferenciar un ius
divinum destinado a regular las relaciones de los hombres con los dioses; y un ius humanum que regula las
relaciones de los hombres entre sí.
De esta forma, en los últimos siglos de la República fas sólo
significa lo lícito religioso, equivale a la norma divina en su origen y en el objeto
sobre la que recae y nefas sería aquello prohibido por el ius divinum, pudiendo
conceptualizar el fas como aquellos preceptos o normas que ordenan las
relaciones humanas con los dioses, sancionado con penalidades religiosas.
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Estos son preceptos o postulados que según Ulpiano, determinan el
contenido del derecho. Se trata de reglas prácticas, que sintetizan el objetivo del
derecho, establecidas para facilitar la convivencia en sociedad y que sin ser
formalmente normas jurídicas son el fundamento de todos los deberes
jurídicos.
El primero, vivir honestamente, más que jurídico pareciera ser un principio moral, y ello
se explica por cuanto los romanos entendían que el derecho tenía un alto contenido moral (recordar
concepto de derecho de Celso). La aplicación de este precepto se traduce en que el hombre debe evitar de
realizar aquellos actos que violen las reglas establecidas por la moral que se encuentren reconocidas y
protegidas por el derecho. Así, se entiende el castigo al adulterio, al incesto, la bigamia, etc.
El segundo, no dañar a otro, tiene por finalidad consagrar el principio de la seguridad
jurídica, prohibiendo las ofensas o amenazas contra una persona o sus bienes, lo cual explica, por ej. el
castigar las injurias y los atentados contra la persona o bienes de otro.
Finalmente, el tercero, dar a cada uno lo suyo, está íntimamente relacionado con el
concepto de justicia, por ej. derechos que se confieren al acreedor para obtener el cumplimiento por parte del
deudor. Así se ha dicho que atribuir a cada uno lo suyo, es, por ejemplo, aplicar al delincuente la pena que
merece en proporción a su crimen; imponer una pena de muerte a quien mata a otro, traduciendo “lo suyo”
como “lo merecido”.
1)IUS CIVILE:
Esta expresión presenta cierta dificultad pues admite distintos
significados, los cuales sólo se pueden entender oponiendo esta expresión a otras.
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responder a las nuevas circunstancias, siendo un derecho con reglas simples y flexibles, desligadas de las
antiguas formas solemnes y basadas en la buena fe y en la equidad. Las relaciones comerciales que se
establecieron entre Roma y los grandes mercados del Mediterráneo no habrían podido llevarse a la práctica en
caso de seguir el rígido criterio primitivo según el cual toda norma jurídica sólo contemplaba a los
ciudadanos. En este sentido, el ius gentium es derecho positivo romano, pero no
exclusivista o personalista, llamado a regir entre romanos y extranjeros.
Lo expuesto complica un poco el panorama pues así entendido el ius gentium es derecho
civil en el primer sentido y también derecho honorario, especialmente si se considera la figura e importancia
del pretor peregrino.
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se refiere a la constitución y administración del Estado romano, su organización
política, magistraturas, poderes de los magistrados, etc., así como el Derecho
sagrado o sacerdotal. y, por su parte, el derecho privado, dice relación con aquel
que regula las relaciones de los particulares entre si, vale decir aquel derecho que
se refiere al particular y que regula sus relaciones patrimoniales y de familia.
5)BENEFICIUM-PRIVILEGIUM:
En ciertos casos, disposiciones comprendidas dentro del ius singulare
se designan con la expresión “benefia” o “beneficium” (beneficio), los que
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suponen una disposición acordada en interés de determinadas situaciones
jurídicas para mitigar la aplicación de un principio, tratándose de un derecho
que puede solicitar cualquiera que se halle en las condiciones objetivas
previstas, pero no se da si no se solicita del pretor o del emperador.
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3)Criterio jurídico: atiende a sucesos relevantes en la evolución del
sistema jurídico romano.
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En razón a esta pluralidad de criterios los historiadores actuales del Derecho tienden a
dividir de manera distinta los diversos períodos de la Historia del Derecho Romano y al efecto podemos
mencionar:
A)Eugene Petit: considera primordialmente las formas de gobierno que conoció Roma.
1.-De la fundación de Roma a la Ley de las XII Tablas.
2.-Desde la Ley de las XII Tablas hasta el fin de la República o advenimiento del Imperio.
3.-Desde el advenimiento del Imperio hasta la muerte de Alejandro Severo.
4.-Desde la muerte de Alejandro Severo hasta la muerte de Justiniano.
B)Aldo Topasio Ferreti: considera factores jurídicos directamente relacionados con las
llamadas fuentes formales del derecho romano.
1.-Período antiguo o arcaico o quiritario: desde la fundación de Roma (año 753 a.C.) hasta
la creación del pretor urbano (año 367 a.C.).
2)Período pre-clásico: desde el año 367 a.C. hasta el inicio legal del procedimiento
formulario (siglo II a.C).
3)Período clásico: desde la vigencia del procedimiento formulario hasta la muerte del
emperador Alejandro Severo (año 235 d.C.).
4)Período post-clásico: desde el año 235 d.C. hasta la muerte de Justiniano (año 565 d.C.).
C)W Kumkel.
a)Epoca arcaica: Desde la fundación de Roma hasta la mitad del siglo III a.C., sitúa el fin
de esta etapa en torno al año 241 a.C. fecha que marca el término de la primera guerra púnica.
b)Epoca clásica: va desde mediados del siglo III a.C. hasta los tiempos del Emperador
Dioclesiano (año 286 d.C., siglo III d.C.).
c)Epoca tardía: va desde Dioclesiano hasta la muerte de Justiniano (año 565 d.C., siglo VI
d.C.)
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VII.-PRECISIONES BASICAS SOBRE HISTORIA EXTERNA:
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en las distintas épocas de su desarrollo histórico, debiendo el alumno poder
precisar cuales son y sus aspectos relevantes.
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literalmente , excluyendo toda otra fuente que no fueran las constituciones
imperiales. Estas recibieron, con exacta valoración constitucional, el mismo nombre
que, en los tiempos antiguos, se diera a las normas votadas por el pueblo en sus
comicios; es decir de “leges”. En oposición a ellas, se designaba con el nombre de
“ius” (y con más frecuencia en su plural “iura”) todo el antiguo derecho que no
hubiera sido modificado por las constituciones imperiales, pero como en las escuelas
jurídicas y por los tribunales no se acudía ya a las fuentes antiguas originales, leyes
y edicto del pretor, sino que el conocimiento del derecho civil y del honorario se
obtenía mediante las obras de los juristas clásicos, el nombre de “iura” sirvió, en esta
nueva época, para designar técnicamente los escritos jurisprudenciales que se habían
conservado.
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Una tercera vía de intervención jurisprudencial dice relación con
la actividad del pretor, quien, siendo por lo general una suerte de político al
cual se unía la función militar, carecía de conocimientos y experiencia en el
ámbito jurídico, se hacía asesorar al efecto por juristas, un consilium de juristas,
en cuyo seno se preparaba y redactaba el edicto año a año, conforme con criterios
técnicos.
Al respecto, se destaca que la renovación formal año a año del
edicto, e incluso la posibilidad de modificar en cualquier tiempo el edicto
inicial, fue una razón más de la eficacia de esta fuente: daba la ocasión para
examinar y revisar el contenido del edicto anterior que debía quedar
incorporado en el nuevo, a la luz de la experiencia y de los avances de la ciencia
jurídica, lo cual permitía perfeccionar el material recibido. Además, permitía
ensayar nuevas soluciones con facilidad, en contraste con las dificultades que ofrecía
la tramitación de una ley, y sin el riesgo de tener que soportar por mucho tiempo
una solución que después se mostrara mala o ineficaz.
A fines del período clásico alto, el derecho comienza a recibir la
influencia reformadora de las constituciones imperiales del tipo rescripta y
decreta, donde también puede apreciarse la influencia de la jurisprudencia. En
efecto, los emperadores conservaron la vieja tradición republicana que exigía
la asesoría de un consilium para el ejercicio de las potestades públicas,
integrado por personas de reconocida autoridad. De esta manera, los juristas
tuvieron oportunidad de ejercer influencia en el despacho de asuntos jurídicos por
medio de rescriptos y decretos. A partir de Adriano, cuando el consilium empieza a
ser sustituido por un organismo burocrático como la cancillería imperial, los cargos
más importantes fueron servidos por juristas por lo cual se acrecentó su influencia
en la formación del nuevo derecho en razón del carácter oficial de su interpretación.
En lo referente a las leyes, plebiscitos y senado consultos, en
ninguna época la jurisprudencia tuvo influencia en su formación, pero la
palabra definitiva acerca del destino de estas normas generales la tenían los
juristas pues, una vez emanadas, ellos eran los encargados de interpretarlas,
labor que estos realizaban con gran libertad por lo cual el material original (ley,
plebiscito o senado consulto) resultaba totalmente reelaborado y transformado.
En todo caso la interpretación de los juristas no se limitaba a las
normas generales, pues también tocaba al propio edicto y a las constituciones
imperiales.
SEGUNDA PARTE:
PERSONAS Y FAMILIA
LAS PERSONAS:
INTRODUCCION:
En las Instituciones de Justiniano se nos da a entender que el derecho
por entero se refiere bien a personas o cosas, bien a acciones. Las personas son
entes, humanos o artificiales, capaces de derechos y obligaciones. Por su parte,
las cosas son los derechos y obligaciones en sí mismos. Finalmente, las acciones
son los recursos a través de los cuales los derechos y obligaciones se hacen cumplir.
Todo derecho, entendido como derecho subjetivo o facultad,
supone necesariamente un titular, utilizándose para designar a éste, entre otras,
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las expresiones, sujeto de derecho o persona. En este sentido, se señala que el
derecho moderno dispone de dos conceptos que en realidad vienen en coincidir
en cuanto no se concibe el uno sin el otro: “sujeto de derecho” y “capacidad de
goce”. Por tales entendemos al ente hábil y a la habilidad, respectivamente,
para contraer activa y pasivamente relaciones jurídicas. (Capacidad de goce:
aptitud legal para ser titular de derechos).
Por otro lado, existe también el concepto de capacidad de ejercicio,
esto es la aptitud legal de la cual puede disponer un sujeto de derecho para
poder ejercer los derechos de los cuales es titular, sin el ministerio o
autorización de otra persona. El sujeto de derecho o ente con capacidad de goce
puede disponer o no de capacidad de ejercicio, pero no se concibe ésta sin tener
la de “goce”.
Por último, hoy en día los conceptos de sujeto de derecho, persona y
ente con capacidad de goce, son conceptos sinónimos, en cuanto toda persona
por ser tal es sujeto de derecho y por tanto tiene capacidad de goce, sin
perjuicio de que no todas las personas o sujetos de derechos son individuos de
la especie humana, pues existen las llamadas personas jurídicas o morales,
sobre los cuales nos referiremos más adelante.
Al respecto, Alejandro Guzmán Brito destaca que en el derecho clásico el ser humano es
designado con la palabra persona y, en este sentido, se opone a res (cosa) y era desconocido para ellos el
término de persona jurídica, aunque en la época post-clásica las corporaciones solían ser llamadas personae vice
(hacer las veces de personas). Por su parte, Gayo nos enseña que la principal división a propósito del derecho
de las personas consiste en que, entre todos los hombres, unos son libres y otros son esclavos. De esta forma,
fundado en la posición que el hombre ocupa en el orden jurídico, el concepto primitivo de persona es
sinónimo al de hombre.
En este orden de ideas, todo hombre y nadie más que él, debiera ser
persona; pero esta identidad de concepto no fue reconocida por las leyes
romanas, las cuales, restringiendo o ampliando la idea primitiva, negaron por
una parte la calidad de sujeto o de persona a ciertos individuos humanos, y se
la concedieron, por otra, a seres no humanos, según se explicará más adelante.
Así, Guillermo Margadant señala que el protagonista del drama jurídico no es el ser
humano, sino la persona,,concepto que por una parte es más estrecho, dado que,
como se dijo, el derecho romano niega la personalidad a los esclavos, pero por otra
parte más amplio pues reconoce la existencia de personas que no son seres humanos.
Para los efectos del curso de Derecho Romano, vamos a utilizar la
expresión persona como sinónimo de sujeto de derechos, pero teniendo presente
que en el derecho romano ni todos los hombres son personas, pues existe la
esclavitud (Los esclavos son considerados cosa, esto es, son objetos de derecho. Los Derechos de la
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ni todas las personas
Antigüedad no reconocen personalidad jurídica al ser humano en cuanto tal),
son individuos de la especie humana, puesto que al lado de las personas físicas
existen las personas jurídicas.
Por otra parte, el derecho romano clásico, para los efectos de la
personalidad y de la correspondiente capacidad se toma en cuenta la ciudadanía del
sujeto y, particularmente, en lo referente a la capacidad en el ámbito del derecho
privado, se consideraba a la persona no individualmente sino dentro de su familia y el
status o situación jurídica personal que ocupaba en ella.
En el derecho actual no se presenta el mismo panorama dado que no
existen esclavos, y a todos los individuos de la especie humana, por el solo hecho
de ser tales, se les reconoce la condición de personas y por tanto la de sujetos
de derechos o dicho de otra forma de entes con capacidad de goce. Sin
perjuicio de ello la expresión sujeto de derecho o el concepto jurídico de
persona , como sinónimo de sujeto, no son sinónimas de la palabra ser
humano.
PRECISIONES:
La dogmática moderna designa con la expresión “capacidad de
goce” la idoneidad para ser titular de derechos y obligaciones; con el término
“persona” se alude a quien tiene esa capacidad, que corresponde a las personas
físicas y es atribuida también por el derecho a entes abstractos denominados
“personas jurídicas”, pero en Roma, tratándose, por ejemplo de las llamadas
personas naturales o físicas, el orden jurídico establece ciertas condiciones
para el reconocimiento de la capacidad de derecho privado. En este sentido, los
esclavos, sin perjuicio de ser seres humanos no tienen capacidad de goce, no son sujetos de derechos, son
objeto de derechos. Por su parte, en el antiguo derecho, tampoco tienen capacidad de goce los extranjeros,
salvo concesiones especiales, sin perjuicio de que su condición es distinta a la de los esclavos por cuanto
tienen reconocida una suerte de subjetividad jurídica por derecho de gentes; ya en la época clásica se supera
esta distinción en gran medida por virtud del derecho honorario. Finalmente, tampoco tienen capacidad de
goce, patrimonialmente hablando, las personas sometidas a un pater familias, mientras subsista tal potestad,
sin perjuicio del reconocimiento y el desarrollo de los peculios del hijo de familia.
De lo expuesto se desprende que tratándose de las personas naturales,
la calidad de sujeto de derecho en Roma está limitada a ciertas personas, las
cuales necesariamente deben gozar de libertad jurídica, tener ciudadanía y no
estar sometido a la potestad de un pater familias.
En conformidad al ordenamiento jurídico romano existen distintas
categorías de persona en sentido jurídico y modos en que un hombre podía
entrar o salir de cada categoría; se trata de las diferentes categorías de status,
sobre las cuales nos referiremos más adelante (Los juristas consideran que si bien todo el
derecho ha sido constituido por causa de los hombres (Hermogeniano), no todos los hombres son igualmente
capaces para actuar en derecho; así, en principio, era plenamente capaz el hombre libre, ciudadano romano, y
paterfamilias, sin perjuicio de que ello se va atenuando en la medida que se reconoce cierta capacidad a los
esclavos para ciertos actos, a los extranjeros y a los alieni iuris).
Por su parte, en lo referente a las personas jurídicas, por ahora sólo
diremos que en el derecho romano también habría reconocido la calidad de
personas a entes distintos del ser humano, entidades que no fueron agrupadas bajo
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una denominación que las comprendiera a todas y tampoco elaboraron un concepto
de ellas. La doctrina o teoría general de las personas jurídicas no es de origen romano, se trata de algo que
se puede atribuir a la ciencia jurídica moderna, pero los juristas romanos básicamente sólo reconocen su
existencia sin formular mayores precisiones, conformándose con aplicar a éstas, los principios que rigen a las
personas físicas. Mayores precisiones se formularan al tiempo de estudiar en particular las personas jurídicas
y su tratamiento en el derecho romano.
De esta forma, para enfrentar el estudio de las personas dividiremos a
éstas en:
I.-PERSONAS NATURALES y
II.-PERSONAS JURIDICAS.
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principal del cuerpo era la cabeza y era allí donde debía presentarse la
monstruosidad.
Algunos autores mencionan como requisito el que la criatura sea
capaz de seguir viviendo después de la separación, esto es, ser viable, pero es
una opinión minoritaria, pues la mayoría consideran que no se habría establecido la
exigencia de que la criatura ofreciera posibilidades de seguir con vida después de
nacida.
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REQUISITOS CIVILES DE LA EXISTENCIA JURIDICA O
DE LA PERSONALIDAD:
En el derecho romano para que un individuo de la especie humana
fuese considerado con plena capacidad jurídica o persona, no bastaba con que
reuniera los requisitos físicos antes señalados, además se exigía otra clase de
requisitos, a los que llamaremos requisitos "Civiles", los cuales son necesarios
para que el individuo de la especie humana que cumple con los requisitos naturales
tengan capacidad jurídica o se le reconozca como sujeto de derechos o persona. .
Estos requisitos civiles se refieren a los status o estados, debiendo
destacar que los status son aspectos de la personalidad jurídica respecto del
ordenamiento jurídico romano y no respecto a otros ordenamientos. En pocas
palabras el status es la situación o posición jurídica que un individuo ocupa en la
sociedad romana. En este sentido Arias Ramos nos dice que el derecho romano
distribuyó los hombres en diversas categorías o situaciones (status), que tenían
decisiva importancia para determinar la personalidad jurídica. En todo caso, esta
sistematización didáctica habría sido considerada por Gayo.
Se acostumbra a señalar tres clases distintas:
A)STATUS LIBERTATIS,
B)STATUS CIVITATIS y
C)STATUS FAMILIAE.
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CAUSALES QUE DISMINUYEN LA CAPACIDAD JURIDICA
Atendido lo expuesto al analizar los requisitos civiles, tenemos que en
principio son plenamente capaces en Roma aquellos que reúnan las siguientes
condiciones:
1)ser libre,
2)ser ciudadano romano y
3)ser sui iuris.
Sin perjuicio de ello, para determinar si el sujeto puede ejercer por sí
sólo los derechos de los cuales es titular, sin el ministerio o autorización de otra
persona o realizar toda clase de actos jurídicos o bien ejercer toda clase de
derechos, esto es, tanto del ámbito público como privado, es necesario
determinar si a su respecto no concurre ninguna causal de incapacidad
jurídica, siendo las principales, las siguientes:
1.-LA EDAD.
Es sin duda la más importante y en cuanto a ella, el ordenamiento
jurídico romano distingue fundamentalmente entre "impúberes" y "púberes", pues
en principio limita la capacidad a todos aquellos ciudadanos sui iuris impúberes.
Esta distinción resulta de una exigencia que impone uno de los requisitos
de la voluntad, esto es, que sea seria, en efecto el acto jurídico supone
necesariamente una conciencia y una voluntad plenamente desarrolladas.
En este sentido, tenemos que los impúberes, esto es, aquellos que no
han alcanzado la edad en que se es capaz de engendrar, la que según los
proculeyanos se alcanzaba en el caso de los varones a los 14 años y según los
sabinianos era necesario un examen físico, esto es, de los signos corporales,
para cada caso (inspectio habitus corporis), finalmente, Justiniano se inclinó
por el criterio proculeyano. En el caso de las mujeres desde antiguo se entendió
que alcanzaban la pubertad a los 12 años.
De lo expuesto se desprende que son impúberes los hombres menores
de 14 años y las mujeres menores de 12 años, siendo, en consecuencia, púberes
los hombres y mujeres que habían alcanzado esas edades.
Los impúberes, a su vez, se clasifican en "infantes" e "impúberes
infantiae maiores" y estos últimos en infantiae proximi y pubertii proximi.
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Por su parte, los impúberes infantiae maiores (entre los siete años y
los catorce o doce) podían realizar actos patrimoniales con la autorización o
aprobación (auctoritas interpositio) del tutor y, aún, sin tal consentimiento
cuando eran para ellos ventajosos.
Además, dentro de los impúberes infantiae maiores, a partir de los
tiempos de Salvio Juliano, es posible distinguir entre infantiae proximi y los
pubertii proximi, esto últimos varones mayores de 10 años y medio y mujeres
mayores de 9 años, distinción que tiene importancia por cuanto los últimos
tenían que responder por actos ilícitos.
De lo expuesto resulta que existen diferencias entre los impúberes
mayores y menores de siete años. Esto explica, además, ciertas diferencias en
cuanto a la actuación de tutor. Así, en el caso de los infantes, en el mundo
jurídico, siempre deben actuar representados por su tutor, quien obra por ellos
(negotiorum gestium), en cambio, en el caso de los impúberes infantiae maiores
en algunos actos el tutor podría en algunos casos autorizar la celebración de un
acto por parte del infante maior, dando su auctoritas interpositio
(autorización).
Por último, existen ciertos actos que ni con la asistencia del tutor
pueden ser otorgados o celebrados por ambas clases de impúberes. Así, el
impúber no puede otorgar testamento y no puede celebrar matrimonio (el
matrimonio en Roma no es un acto jurídico pero tiene importantes efectos jurídicos).
En cuanto a la tutela que se establece para los impúberes, convendría
destacar que en un primer momento se establece para proteger los intereses de
los parientes agnados del impúber, así el tutor ejercerá sobre la familia y sobre
el pupilo una verdadera patria potestad, con la salvedad de que es temporal y
ha de cesar cuando el pupilo haya alcanzado la edad de la pubertad. Este
carácter va a cambiar y ya en la época clásica se entiende que se trata de un
institución en favor del propio pupilo, aumentando las responsabilidades del
tutor, dejando de ser un poder, una potestad, pasando a ser una carga, para
proteger a quien, en razón de su edad, no puede defenderse (algunos dicen la
expresión tutor viene de tuitor, es decir, protector).
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privada para dejar sin efecto el acto llevado a cabo con mayores de edad, si
éste les acarreaba alguna desventaja patrimonial (circunscriptio).
Sobre esta base, el pretor completó la protección de los menores, en
primer lugar concediendo al menor demandado en juicio una excepción o
defensa, que algunos autores denominan exceptio legis Laetoria (o Plaetoria)
con la cual obtenía el rechazo de la acción intentada en su contra.
Luego, a finales de la República, el menor adulto, dentro del año
siguiente a la conclusión del negocio jurídico (tres años en el derecho
justinianeo) podía, alegando haber sido perjudicado a causa de su
inexperiencia, exigir al pretor la restitutio in integrum, vale decir, ser puesto en
la misma situación jurídica en que se encontraba antes de la conclusión del
negocio jurídico, lo que equivale prácticamente a la rescisión o nulidad del
negocio mismo.
De esta forma, si un mayor de 25 años contrata con un menor de esa
edad, sólo el primero estaba obligado a cumplir, pues el menor podía hacer uso
de alguno de los remedios antes señalados y sustraerse al cumplimiento, sin
necesidad de una conducta propiamente fraudulenta de la contraparte, dado
que la finalidad de los remedios creados en su favor es proteger al menor de su
propia inexperiencia o ligereza de su juicio.
De lo anterior resulta que los menores sui iuris son plenamente
capaces, sin perjuicio de que sus actos pueden ser dejados sin efecto, valiéndose
de los remedios creados por el pretor. Al efecto, Kunkel señala que estos
preceptos no hicieron otra cosa que establecer medidas tutelares, y el límite de la
capacidad negocial continuó, todavía en el derecho clásico, la pubertad. En todo
caso, la existencia de estas acciones y excepciones que pretendían proteger al
menor adulto de los engaños y de sus propios errores, provocó que los mayores
evitaran celebrar negocios con los menores, resultando por tanto, los menores
púberes sui iuris limitados en su capacidad de obrar.
Para salir al paso de tales inconvenientes, los mayores exigían que los
menores estuvieran asistidos por un curador, nombrado para cada asunto cuya
presencia servía para demostrar la ausencia de todo engaño o daño,
cumpliendo por tanto el curador el papel de un testigo calificado de diligencia
y lealtad, exigido por la contraparte, de forma de tratar de evitar el
otorgamiento de la restitutio, si, pese a todo, se produjere perjuicio para el
menor, vale decir, se trata de un simple resguardo.
En los tiempos de Marco Aurelio se permitió a los menores pedir y
obtener el nombramiento de un curador permanente, que no tenía, respecto de
los bienes del menor, la administración, sino que procedía dentro de los límites
del encargo que éste le hacía, pero ahora el curador es estable pues no se le nombra
para un negocio específico sino para todos los asuntos del menor. Al respecto, en base a
un rescripto de los tiempos de Diocleciano que declara nulo un contrato de compraventa que había sido
celebrado por un menor sin el asentimiento de su curador, denota el criterio, ya arraigado, de que si el menor
solicita el nombramiento de un curador permanente, renunciaba a la administración independiente de su
patrimonio, y por ello no podía asumir obligaciones ni disponer de su patrimonio sin la intervención de su
curador.
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ambas condiciones son semejantes. En resumen, la edad de plena capacidad se
ha elevado a los 25 años.
En atención a lo expuesto podemos decir que en los tiempos de
Justiniano, la condición del púber menor de veinticinco años no difiere
mayormente de la de impúber, salvo en cuanto, el púber puede otorgar
testamento y celebrar matrimonio.
3.-ENFERMEDAD FISICA:
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En Roma, se considera que no eran personas, sujetos de derecho y que
no tenían capacidad los monstruos, esto es, los individuos que tenían graves
alteraciones físicas.
Además, también por sus problemas físicos, se encontraban en una
situación especial los sordomudos y los ciegos, los impotentes y los castrados
quienes tenían limitada su capacidad de obrar, especialmente respecto de actos que
no pudieren ser satisfechos en razón del defecto físico de que padecían.
Al respecto y sólo por mencionar incapacidades que se atribuyen a una
disminución o incapacidad física podemos señalar que los ciegos no podían testar
por escrito, los sordo mudos no podían celebrar una estipulatio, los impotentes y los
castrados no podían contraer matrimonio y el castrado no podía adoptar.
4.-FALTA DE HONORABILIDAD:
La degradación del honor civil se denomina infamia o también
ignominia y consiste en la pérdida de la reputación social del individuo. De esta
forma, infamia es sinónimo de mala reputación.
La estima pública o reputación del ciudadano se denomina existimatio, que
constituye el timbre de honor y orgullo del ciudadano en su vida.
Estrictamente hablando la honorabilidad no es una noción jurídica. El
juicio que asigna a un individuo buena o mala fama considera matices o
aspectos de conducta que escapan al campo estrictamente jurídico.
Esta existimatio u honor civil podía restringirse o disminuir por
ciertas actividades o actos considerados deshonrosos por los romanos.
El menoscabo del honor y la disminución de la estima social podían
llevar a una limitación de la capacidad jurídica. Así, en Roma, el desempeño de
ciertas actividades, la ejecución de ciertos hechos , la comisión de determinados
delitos o el no cumplimiento de ciertas obligaciones, se tachaba con nota de
infamia. Cabe destacar que en los primeros tiempos de la República se consideraba la posibilidad de ser
tachado con nota de infamia por declararlo así los censores mediante una nota censoria, quienes estaban
facultados para excluir a un ciudadano de la lista de senadores o de las centurias y a un caballero de la orden
ecuestre. También podían declarar la infamia los cónsules mediante una nota consular, rechazando las
candidaturas para el ejercicio de ciertos cargos públicos. Los dos casos anteriores son propios de la esfera del
derecho público. Fuera de esos dos caso, en el edicto del pretor se mencionan personas a las que se les
prohibe estar en juicio por sí o por medio de representantes o en nombre de otras, lo que se establece en razón
de ciertas conductas, que luego Justiniano recoge en las Institutas, entre las cuales se puede desatacar que se
perdía la honorabilidad por el hecho de desempeñar ciertas profesiones u oficios considerados deshonrosos o
deshonestos, como por ejemplo gladiador, cómico, artista de teatro, por hechos que ofenden a la moral como
el caso del bígamo; la mujer viuda que contrae matrimonio antes de transcurrido el año de luto y, en caso de
ser condenado por ciertos actos o por haber sido condenado en virtud del ejercicio de acciones emanados de
actos que se fundaban en una relación de confianza.
Con el tiempo el concepto de infamia se perfila y así las causa de
infamia están señaladas en cuerpos legales. En este sentido, la lex Iulia de adulteris prohibe a
la mujer sorprendida en adulterio contraer matrimonio con el adultero, quien por su parte no puede
desempeñar cargos públicos no ser juez.
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La infamia es mediata cuando es consecuencia de una condena en
juicio (por ej: la situación de quien es condenado por haber obrado
dolosamente).
La declaración de infamia se mantiene durante toda la vida, salvo
que por decisión del Príncipe o del Senado se restituya al infame el honor civil.
Finalmente, algunos autores formulan la distinción entre infamia
jurídica (infamia iuris) y la infamia de hecho (infamia facti ), esto es, la mala
reputación de un sujeto, la cual si bien no surge de disposiciones legales, sino
que procede únicamente de la opinión pública, siendo considerada
fundamentalmente para ocupar ciertos cargos o funciones.
5.-EL SEXO.
En el antiguo derecho la mujer es incapaz, no sólo en el caso de estar
sometida a patria potestad o manus (en estos casos no tiene siquiera capacidad
de goce) sino también lo es aún siendo sui iuris y mayor de 25 años.
En efecto, en un principio el papel de la mujer quedaba reducido al
ámbito de la casa de lo cual resulta que en el ámbito del Derecho Público no tuvo
capacidad de ninguna especie.
En lo relativo al Derecho Privado, la mujer sui iuris, por ser persona,
esto es, sujeto de derecho, tenía capacidad de goce, pero no tenía capacidad de
ejercicio. La mujer en caso de ser sui iuris, se encontraba sometida a una
tutela perpetua; vale decir, era incapaz de ejercicio.
Esta situación se explicaba por su debilidad física, que le impide
cumplir acabadamente con la ardua tarea de jefe de familia y por su debilidad
o ligereza de juicio o carácter, que las suele hacer víctimas de engaños.
Ya en la época clásica estas razones son objetadas por ciertos juristas
y es más su incapacidad es vista como poco justificable. Así, Gayo observa que
se trata de una de las viejas instituciones que no se encuentra legitimada por
ninguna razón válida y que repugna al derecho natural (“la creencia común
según la cual las mujeres, en razón de su ligereza de espíritu, tienen necesidad de las
directivas del tutor, es una razón más especiosa que verdadera. En verdad, es
corriente en Roma ver que las mujeres conducen por sí mismas sus asuntos”).
En este mismo sentido, es conveniente destacar que la naturaleza de
esta tutela perpetua fue variando con el transcurso del tiempo:
En un comienzo era muy estricta, estando la mujer por así decirlo
sometida a su tutor y se entendía que era más bien un beneficio para el tutor y
en especial de los parientes agnados de la mujer y no algo en interés de ella.
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6.-OTRAS CAUSALES: Finalmente, es necesario expresar que fuera
de las causales mencionadas existen otras. Así, la condición social o cargo
impide celebrar ciertos actos jurídicos. Por ejemplo existen limitaciones para contraer
matrimonio en relación al cargo que se desempeñe o sobre la base de diferencia social, pero esto se vera
al momento de estudiar el matrimonio.
TUTELAS Y CURATELAS
En este sentido, Kaser nos enseña que la antigua tutela romana tenía un
carácter al mismo tiempo altruista y egoísta, el tutor conserva y cuida el
patrimonio pupilar, primeramente para el pupilo, pero eventualmente también,
para sí mismo.
En épocas posteriores la atención pasó a centrarse en la protección del
incapaz, a través de la defensa de sus bienes. A partir de entonces la tutela es
concebida como un deber y una carga impuesta en interés público y el poder
del tutor o del curador está ordenado de tal modo que se debe ejercitar en
interés de la persona sujeta, y no en interés del investido. Kunkel destaca que en el curso
de la evolución histórica de la tutela de los impúberes se advierte la significación que van adquiriendo en el
aspecto jurídico el cuidado de los intereses del pupilo y los deberes del tutor y que el Estado empieza a
reconocer que el cuidado del impúber sui iuris es una cuestión pública, estableciendo normas relativas al
nombramiento y gestión, causales de dispensa (edad, enfermedad, otras tutelas, altas funciones, etc.), creando
a la par acciones para regular las relaciones entre tutor y pupilo.
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En todo caso, y así lo advierte Kunkel, la tutela de las mujeres tuvo una
evolución distinta, destacando que a principios de la República comienza a
decaer, puesto que las nuevas circunstancias sociales le privaban de su razón de
ser, y en el curso de la época imperial desaparece por completo.
PRECISIONES:
Primera: El derecho romano no considera un vocablo genérico para
denominar estas dos instituciones (tutela y curatela), a diferencia de hoy en que
se habla de guardas, guardadores y pupilo, para referirse tanto a las instituciones, sus
titulares y personas sometidas.
Segunda: Tampoco sería tan clara la diferenciación entre tutela y
curatela.
Así, para algunos la tutela responde a una función esencialmente familiar, esto es asegurar
la recta administración del patrimonio del sujeto a ello (en sus orígenes lo que se trataba de proteger es un
patrimonio en función de los intereses del tutor mismo y no del pupilo o de la mujer, por cuanto el tutor
legítimo era eventual heredero intestado de ellos); en cambio, a la curatela se le asigna una función social,
vale decir, el curador debe velar porque el asistido no causara daño a la sociedad, a la res pública, sobre
todo en el ámbito económico.
Para otros la diferencia estriba en que la función del tutor miraba principalmente a la
persona del sometido y la del curador a los bienes del mismo (la palabra tutela deriva del verbo tueri, que
podemos traducir como tener a la vista, tener los ojos puestos en, contemplar, mirar, observar, y, en otro
sentido, velar, proteger, defender, salvaguardar) Al efecto, algunos sugieren que estaría relacionado con la
vieja costumbre de hacerse justicia por propia mano, y que en este contexto el tutor era un hombre fuerte para
proteger a impúberes y mujeres, mientras, que el curador era un sabio consejero para personas físicamente
capaces, pero algo débiles de juicio o carentes de experiencia.
Otros señalan que la diferencia más notoria entre ambas radique en que la tutela
correspondía a supuestos en que había una causa general y permanente de incapacidad, como la edad y
el sexo, en tanto la curatela aparecía cuando mediaba una causa particular o accidental que hacía
incapaz a una persona que hasta entonces había gozado de plena capacidad de obrar, como ocurría en el
caso del demente y del pródigo; pero esta diferencia no se da en el caso de la curatela del menor púber.
Sin perjuicio de lo dicho, Argüello precisa que no existirían caracteres que permitan
diferenciar la tutela de la curatela, así ni el tutor cuidaba de la persona del pupilo, sino que protegía
sus intereses patrimoniales, ni el curador era sólo administrador de los bienes del incapaz, pues
también había de velar, como en el caso del demente, por su cuerpo y salud. Serían más bien
circunstancia de orden histórico las que determinaron la existencia de estos dos institutos. La tutela, por su
origen, se pareció a la patria potestad, pero su fin meramente tuitivo acabó por hacer del tutor un
administrador semejante al curador.
ACTUACION o CONTENIDO:
Las funciones del guardador (tutor o curador) son esencialmente
patrimoniales, le corresponde la administración del patrimonio del impúber.
En pocas palabras, su función consiste en asistir con honestidad y diligencia al
pupilo hasta que cese incapacidad, obrando de tal manera que no sufra
perjuicios personales o patrimoniales por causa de su incapacidad.
En este sentido y, a modo de ejemplo, durante la tutela, las funciones del
tutor son esencialmente patrimoniales. El poder sobre los bienes pupilares es
muy amplio y en la administración de ellos radica la principal función patrimonial
del tutor.
Ahora, para precisar como obraba el tutor, tendríamos que distinguir:
1)La situación del pupilo menor de siete años
2)La situación del pupilo mayor de siete años
1)Situación del pupilo menor de siete años: en este caso el tutor debía
actuar por solo, mediante la gestia negotíorum (la gestión de los asuntos).
En el ámbito patrimonial, el impúber menor de siete años adolece de una
absoluta incapacidad de ejercicio y no puede celebrar ningún acto jurídico, es el
tutor quien debe actuar en sustitución, vale decir, el acto lo concluye el tutor, pero en
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interés del pupilo. El tutor podía actuar en nombre del pupilo, esto es,
manifestando que actúa por él, o bien en nombre propio, silenciando el hecho
de tratarse de un acto que interesa al pupilo. En este último caso el tutor
actuaba a nombre propio pero por cuenta del pupilo.
Es un caso especial de representación indirecta-; es decir, el tutor se convertía en sujeto activo o
pasivo de las obligaciones y titular de los derechos reales, pero con el cargo de posteriormente traspasar
el crédito o la deuda y esos derechos reales al patrimonio del pupilo, vale decir, los efectos de negocio
celebrados por el tutor se radican en su patrimonio pero luego debe traspasados al patrimonio del
pupilo, lo cual un nuevo acto. En relación a esto podemos destacar que se relaciona con un tema que
trataremos en materia de actos jurídicos, cual es, la distinción entre representación directa e indirecta.
2)Si el pupilo era mayor de siete años: en este caso tutor y pupilo
actuaban conjuntamente: el tutor interponía su auctoritas. Esta servía de
complemento a la deficiente capacidad del pupilo, quien empero debía ser lo
suficientemente evolucionado mentalmente para proferir las expresiones
requeridas para el negocio jurídico, en definitiva, ser puberis proximus (cercano
a la pubertad); vale decir, al impúber mayor de siete años se le reconoce una relativa capacidad de
ejercicio, de modo de poder celebrar actos jurídicos por sí mismo, sólo que asistido por el tutor, cuando el
acto implique cualquier gravamen para el pupilo.
La auctoritas interpositio del tutor debe ser coetánea con el acto de que
se trate, vale decir no puede ser prestada ni antes ni después, lo que supone la
presencia del tutor en el momento de otorgar su consentimiento el pupilo, tampoco
admite plazo no condición, aunque el acto tenga uno u otra. En todo caso, no está
sometida a formas y puede ser prestada de cualquier manera que deje en claro
su aprobación. Por último, el tutor no está obligado a prestar su autorización.
Los actos celebrados por el pupilo infantia maior que impliquen un
gravamen para él no valen sin la autorización del tutor, aunque a su gravamen
corresponda un contragravamen de la otra parte; en tal caso no se obliga el
pupilo, pero sí la contraparte.
a)la muerte y
b)la caída en esclavitud o capitis diminutio máxima.
Sin perjuicio de las precisiones que a continuación formularemos,
podemos afirmar que la muerte provocaba la extinción natural de la persona y con
ello la personalidad jurídica, y, por su parte, la capites deminutio máxima producía
la extinción de la personalidad jurídica de un ciudadano romano, al convertirse éste
en esclavo y quedando en calidad de cosa.
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En todo caso, en los derechos contemporáneos, la personalidad termina
exclusivamente por la muerte.
A.-LA MUERTE:
La muerte natural:
Muerto un individuo éste deja de ser persona.
El concepto jurídico de muerte física corresponde al médico-
biológico, que identifica el momento de la muerte con el cese definitivo de las
funciones vitales.
Prueba de la muerte: se aplica el principio general de que la prueba
incumbe a quien de ella funda sus derechos, vale decir, la muerte de una persona
interesa acreditarla a quien pretenda ser titular de cualquier derecho cuya
adquisición haya derivado de dicho acontecimiento.
LOS COMURIENTES:
Existen reglas para el caso de muerte simultánea, esto es, cuando varios
individuos mueren en el mismo suceso (incendio, naufragio, combate, etc.), sin
que sea posible determinar si alguno de ellos ha sobrevivido, aunque sea
durante breves instantes, a los otros y por tanto si tal supervivencia puede
haber tenido efecto en orden a los derechos de sucesión.
En efecto, en una primera época se estableció que no había
transmisión de derechos entre los que morían a un tiempo. Posteriormente se
habría establecido que en caso de muerte simultánea de padres e hijos debía
presumirse que los hijos púberes murieron después que los padres y los hijos
impúberes antes, pero, si el padre era liberto, se presumía siempre que el hijo
había premuerto al padre, de forma que quien sucedía era el patrono.
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B)CAIDA EN ESCLAVITUD O CAPITIS DEMINUTIO MAXIMA:
(caput: cabeza; miembro de la comunidad; personalidad)
En las Institutas se define a la Capitis Deminutio como el cambio del
estado anterior, y en el Digesto, se la conceptualiza como la variación de estado.
Algunos la conceptualizan como la alteración que experimenta una persona al pasar
de un status a otro, vale decir, una modificación total o parcial de la capacidad
jurídica, esto es, en cuanto a su libertad y por ende capacidad de goce (status
libertatis), su capacidad política (status civitatis) y capacidad de ejercicio (status
familiae) En todo caso, para algunos, la capites deminutio siempre es una
reducción de la capacidad.
En relación a lo anterior conviene recordar que el derecho
romano en materia de personalidad jurídica no sólo distinguió entre
libres y esclavos, sino que dentro del grupo de los libres separó a la
ciudadanos de los no ciudadanos y entre los ciudadanos distinguió entre
sui iuris y alieni iuris, siendo, por tanto, tres los status o estados de la
personalidad jurídica de las individuos de la especie humana, y en
relación a ello se analiza la capitis deminutio.
En efecto, Gayo quien entiende la capitis deminutio como un cambio
del estado anterior, en un intento por sistematizar las distintas posibilidades de
cambio, distingue tres formas, esto es, como capitis deminutio máxima, media y
mínima, según el status comprometido, como veremos a continuación, destacándose
que la capitis deminutio máxima y media conllevan necesariamente un
empeoramiento de condición, lo cual no siempre ocurre tratándose de la capitis
deminutio mínima, sin perjuicio que respecto de este punto no todos los autores
están de acuerdo.
La capites deminutio máxima que es la que nos interesa, en orden a
extinguir la personalidad. Ella tenía lugar cuando se perdía el status de libertad, lo
que conllevaba además una capites deminutio media, que consistía en la perdida
de la ciudadanía y una capites deminutio mínima, esto es la variación del status
de familia, que era propio de los ciudadanos romanos.
La capites deminutio máxima al hacer perder la libertad, importaba la
extinción de la personalidad, pues el afectado quedaba reducido a la condición de
esclavo, sometido a la potestas de su amo. En todo caso, tratándose de un ciudadano romano es
necesario recordar la existencia del ius posliminiun y de la fictio legis corneliae. Así en virtud de la existencia
del ius postliminuin, los derechos del cautivo adquieren el carácter de provisionales, pues mientras el
individuo no muera físicamente, existe la posibilidad de que recupere su libertad y vuelva a Roma,
recuperando su antigua situación jurídica. Por su parte, en virtud de la fictio legis corneliae, si muere siendo
esclavo, se le considera muerto al momento de ser hecho prisionero, vale decir, muere siendo hombre libre.
En lo referente a la capitis deminutio media, esto es la pérdida de la
ciudadanía romana, se producía en caso de imposición de ciertas penas como
cuando se castigaba al ciudadano al destierro voluntario, deportación a alguna isla o
se le condenaba a trabajos forzados, o bien cuando voluntariamente abandonaba la
ciudadanía romana al ingresar a otra civitas o a una colonia no romana. (En este
caso, en lo referente a los derechos patrimoniales, estos siguen vinculados al sujeto,
pero su situación se regula ya no por la ley romana o jus civile, sino que por la ley
de la nueva ciudad a la que se incorpora o bien por las normas del jus gentium. En
todo caso, los deudores pueden tomar los bienes de la persona, enajenarlos y pagarse
con el precio de la venta).
En lo que respecta a la capites deminutio mínima, la que dice relación
con el estado de familia, existe diversidad de opiniones:
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Para algunos, sólo tendría lugar en el caso de que se tratara de una
variación que perjudicara a quien la sufría, vale decir sólo en caso de que un sui
juris pasara a ser alieni juris, para lo cual se fundan en la idea de “disminución de
cabeza”.
Otros autores, consideran que se esta ante una capitis deminutio
mínima siempre variará la situación de una persona en lo referente al orden de
la familia, sin que ello necesariamente tuviera que conllevar la reducción de la
capacidad jurídica, vale decir, ya sea cuando un sui juris se convertía en alieni
juris, lo que sucedía cuando quedaba bajo la potestad de otro (ej: arrogación,
legitimación), también cuando un alieni iuris, sin perder tal calidad, pasaba de una
familia a otra (ej: en caso de que una mujer alieni iuris se casara cum manus o en
caso de adopción) y en último término también lo sería el caso en que un alieni iuris
pasara a ser sui iuris, lo que ocurría en caso de emancipación. En otras palabras,
existiría capitis deminutio mínima en todos los casos en que la persona sin
perder el status civitatis, cambiaba de familia (mutatio familiae), ya por
ingresar a una nueva o bien por salir de aquella a la cual se pertenece, sin
ingresar a otra.
CONCEPTO:
Las personas jurídicas pueden ser definidas como creaciones ideales, a
las que la ley les reconoce capacidad jurídica.
Se trata de colectividades de hombres o de bienes jurídicamente
organizadas y elevadas por el ordenamiento jurídico a la categoría de sujetos de
derecho, vale decir, persona, y como tal, capaz de tener su patrimonio, ser
acreedora, deudora, concurrir a juicio, etcétera.
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Algunos definen a las personas jurídicas como todo ente diverso del
hombre, a quien el ordenamiento reconozca la capacidad de derechos y
obligaciones.
Florentino, al referirse a la herencia yacente, nos señala que ellas
sustituyen o representan a las personas.
TERMINOLOGIA:
Las expresiones personas jurídicas o morales, son términos
modernos, desconocidos por la jurisprudencia romana, que no utilizó una voz
técnica ni general.
Los vocablos que usan los juristas para referirse a los sujetos de
derecho que no son personas físicas no son exactos no bien no permiten abarcar
los distintos tipos que existieron. Así, se refieren a las societas aludiendo a las
asociaciones, las que, salvo las sociedades de recaudadores de impuestos y los
encargados de servicios públicos, no son personas jurídicas.
CATEGORIAS:
Los romanistas, principalmente los pandectistas, aplicaron la teoría
de las personas jurídicas y sus clasificaciones al Derecho Romano, intentando
reconstruir el pensamiento de los juristas romanos, sirviéndose de una terminología
propia de concepciones más modernas.
Es así como en la mayor parte de los tratados del ramo se señala que
los romanos básicamente distinguieron dos clases o categorías de personas
jurídicas:
a)Universitates Personarum
b)Universitates Rerum.
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FAMILIA.
37
ESTRUCTURA DE LA FAMILIA PROPIO IURE:
Lo característico de la familia propio iure es el sometimiento de
todos los miembros a una sola autoridad (manus, potestas) del pater familias,
término que no aludía a la idea de generación, ni se refería a alguien que
tuviera descendencia biológica, sólo indicaba una situación de independencia
jurídica, una ausencia de sumisión a potestad.
Ihering nos enseña que la casa romana con todo aquello que contiene, ó sea la familia
propio iure, es un mundo aparte en el que la línea de conducta y la dirección pertenecen exclusivamente al
jefe supremo, y donde las relaciones con el mundo exterior son reglas dadas sólo por el pater familias. De
esta subordinación absoluta a su voluntad provenía que todos eran iguales entre sí.
A los miembros de la familia colocados bajo la potestad del jefe se
los llamaba filiafamilias, pero filius no significaba procreado, ni equivalía
exactamente a nuestra palabra hijo.
La familia romana se estructura de forma semejante a un clan con relaciones de poder,
dependencia y protección. Los miembros de una unidad familiar están sometidos al jefe de esta (pater
familias), que ejerce dicho poder los demás miembros de la familia, en que la distinción fundamental entre
personas no sometidas a potestad (sui iuris) y sometidas a la misma (alieni iuris), determina la posición del
individuo dentro de la familia y, según ella, la forma y alcance de su actuación dentro de la esfera jurídica
privada.
El pater es el hombre sui iuris; los demás, los alieni iuris (en potestad
de otro), están subordinados a su potestad, lo cual determina que en un principio
el pater es el único sujeto del derecho privado. En este sentido, Bonfante señala qie el
derecho privado romano es, durante toda la época verdaderamente romana, el derecho de los pater familias o
jefes de las familias.
En razón a lo expuesto podemos resumir su estructura de esta forma:
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Esta manifestación de poder sólo puede
el instrumento del poder, o sea el poder en sí mismo.).
detentarla un varón, se ejerce siempre sobre mujeres y no existe ya en los
tiempos de Justiniano.
Por su parte tratándose de los hijos e hijas legítimos, los
descendientes legítimos de sus hijos varones, los adoptados y los legitimados
estamos ante la patria potestad. Este poder sólo puede ser detentado por un
varón.
En el caso de los hijos de familia de otros, entregados al pater en
garantía del cumplimiento de una obligación o entregados en reparación de un
daño causado, se habla de mancipium. El mancipium es una potestad doméstica
que consiste en el poder que se detenta sobre un hombre alieni iuris por un
pater que lo ha adquirido mediante una mancipatio celebrada con el pater
familias de aquel. El liber in mancipatio o persona in causa mancipi conserva la libertad y la
ciudadanía, pero se le considera en una condición de cuasi esclavitud (servi loco) con respecto al pater
familias que lo había adquirido. En realidad, entre ambos no existe propiamente agnación, entendiéndose que
no se había extinguido el parentesco agnaticio que liga a su pater originario. Esta manifestación de
potestad ya no existe en los tiempos de Justiniano.
En base a lo expuesto podemos afirmar que lo que caracteriza a la
primitiva familia romana, es que va mas allá de los vínculos de sangre y de
haber sido engendrado, para distinguirse por una estructura piramidal, en
cuya cúspide esta el poder del pater familias, que sólo desaparece con la muerte
o con la ruptura del vinculo agnaticio.
La pertenencia a la familia, pues, no se basa exclusivamente en el
hecho del nacimiento, pues tanto la adopción como la arrogación permiten la
entrada de personas ajenas que se sujetan a la potestad del pater familias. En
este sentido, el pater acepta o rechaza a su discreción todo hijo nacido de su
cónyuge. La adopción juega un rol importante y los adoptados tienen el mismo
status que los hijos procreados por el pater o su descendencia legítima, siendo
una institución tendiente a evitar la extinción de la familia.
Esta libertad del pater en el "reclutamiento" de sus alieni iuris explica la
poca importancia que se le atribuye, en los primeros tiempos, al vínculo de sangre.
En este sentido, Alvaro d’Ors destaca que la palabra pater se refiere al poder
más que al hecho biológico de haber engendrado.
Esta concepción de familia permite, por tanto, establecer la distinción
propia del status familae entre alienni iuris y sui iuris, siendo como se ha dicho
sui iuris aquellas que no se encuentran bajo la potestad de un pater y alienni
iuris aquellas que se encuentran bajo su potestad.
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romanos llaman familia de lo que es la familia natural, para la cual los romanos no
tenían un nombre. En todo caso, con el tiempo por distintos factores, las
relaciones referidas a la familia natural tienden a superar y a derogar las de la
familia romana, o por lo menos a infundir en ellas un espíritu diverso alterando
su carácter originario.
En este sentido Fernando Betancourt sostiene que Gayo pone de
relieve cómo la familia civil o agnaticia es particular o exclusiva de los ciudadanos
romanos, destacando que los demás pueblos de la antigüedad y posteriores sólo
conocieron y conocen la familia cognaticia o por consanguinidad; categoría ésta que
no desconoce el derecho romano clásico porque es de ius naturale.
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Por otra parte, la muerte (a la que se equipara la pérdida de ciudadanía
y la de la libertad) del pater no disuelve la agnación entre quienes fueron sus
sometidos (la familia comune iure estaba conformada precisamente por todas las
personas que habían estado sometidas a la potestad del pater fallecido), pero las
personas libres que encontraban inmediatamente sometidos a su potestad
pasan a constituir distintas familias, aunque sigan viviendo juntas. Lo mismo
ocurre con el que es emancipado, pues también éste al hacerse independiente,
tiene su propia familia.
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El vínculo de parentesco puede ser más o menos próximo. Para
determinar la proximidad de parentesco se distinguen: a)la línea de parentesco
y b)el grado de parentesco.
a)La línea de parentesco: es la manera como se da el parentesco, la
que puede ser recta o colateral.
La línea recta es la que une a una persona con sus ascendientes o
descendientes. Esta línea puede ser ascendente (une al descendiente con el ascendiente) o
descendente (une al ascendiente con el descendiente). En esta forma se da el parentesco entre el hijo(a)
(filius (filia)) y el padre(madre) (pater (mater)), el nieto(a) (nepo (neptis)) y el abuelo(a) (avus (avia)), el
bisnieto(a) (Pronepos (proneptis)) y el bisabuelo(a) (proavus (proavia)), el tataranieto(a) (abnepos (abneptis))
y el tatarabuelo(a) (Abavus (abavia)), etc. .
Por su parte, la línea colateral es la que se da entre las personas
que, aunque no descienden unas de otras, si provienen de un tercero o tronco
común. Es la línea que une a los hermanos (fratres), a dos primos (consobrini (primos hermanos) y
fratruelis (primo hermano por parte de madre)), al tío (patruus (tío paterno), avunculus (tío materno)) con el
sobrino (sobrinus-sobrina), etc.
b)El grado de parentesco es la mayor o menor proximidad en el
parentesco, esto es, la medida utilizada para medir la distancia en generaciones
entre dos parientes. Se refiere al número de generaciones o “engendramientos”
que hay entre personas de la misma familia consanguínea ya sea en línea recta
descendente o ascendente ya sea en línea colateral.
LA PATRIA POTESTAD:
En un sentido estricto, que es el que nos interesa, es el conjunto de
facultades que tiene el pater sobre la persona y bienes de los hijos de familia,
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entendiéndose por tales los hijos legítimos de ambos sexos, los descendientes
legítimos por vía de varón, los hijos naturales legitimados, los adoptados y los
arrogados.
Las personas sometidas a la patria potestad se denominan
filiusfamilias y filiafamilias.
En un sentido amplio es el poder o señorío absoluto del Pater Familias sobre todas las
personas libres que están bajo su dependencia.
En la época antigua y especialmente en un principio, la potestad
paterna era prácticamente un poder absoluto, alcanzando las facultades del pater
incluso al poder de dar muerte o vender transtiberim como esclavos a sus hijos,
presentándose como muy semejante a dominica potestad, esto es, el poder del pater
sobre sus esclavos, vale decir, no difiere mayormente de la potestad dominical que
se ejerce sobre los esclavos, los animales o las cosas inanimadas, pero con el
tiempo este poder fue aminorándose estableciéndose normas que limitaron las
facultades paternas motivadas por la relajación de las costumbres, las
transformaciones económicas y por el cristianismo.
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sólo a los recién nacidos y en caso de extrema necesidad, con facultad de recuperar en cualquier momento, en
caso de haber sido reducidos a la condición de esclavos, la libertad e ingenuidad, ofreciendo el precio u otro
esclavo.
En relación con el derecho a abandonar al hijo, diremos que fue abolido en el Bajo
Imperio, y Constantino dispuso que el hijo abandonado fuese tenido bajo potestad de quien lo recogiese y, en
definitiva, Justiniano dispuso que el hijo abandonado fuese libre, sui juris e ingenuo.
Por último es del caso destacar que por ser el pater responsable
de las consecuencias patrimoniales de los delitos cometidos por sus hijos, podía
recurrir al “abandono noxal”, entregando al culpable in mancipium a favor del
afectado, para que expiara su culpa mediante trabajo. A esta facultad se le
designa como ius noxae dandi, la cual fue abolida en los tiempos de Justiniano.
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su voluntad y todo lo que adquieren los demás miembros de la familia le
pertenece.
Este principio no fue modificado, pero si su rigor y así, en los
hechos la situación varió y el hijo de familia pudo tener para si ciertos
patrimonios, o sea bienes , ya sea bajo su administración, ya sea bajo su
dominio, a los cuales se les llamó PECULIOS.
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descendientes legítimos de sus hijos varones (las mujeres son finius familias).
Los descendientes por línea femenina no son miembros de la familia.
3.-POR ADOPCION:
Esta institución surge debido a la necesidad que sentían los romanos de
perpetuar la familia y el culto doméstico, ya que si el pater familia moría y no tenía
hijos, dicho culto se extinguía al extinguirse la familia.
Cabe destacar, que para un romano era deshonor no dejar
descendencia. Sin perjuicio de lo anterior, en Roma, la adopción servía para muchos
fines. Entre otros, los más importantes eran:
1)Continuar el culto doméstico;
2)Hacer entrar en la familia agnaticia individuos de la cognaticia que
estaban fuera de ella,
3)Asegurarse un sucesor; etc.
En síntesis, la adopción presenta en Roma un importante lugar debido
a los intereses políticos y religiosos. En efecto, como la familia civil sólo se
desarrolla por vía de varones, podía darse que una familia pudiera extinguirse y para
evitarlo se recurría a la adopción, permitiendo al pater perpetuar su nombre, su
familia y su culto privado y evitar que la herencia quedara en manos de extraños.
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CAUSALES DE TERMINO DE LA PATRIA POTESTAD:
Para efectos didácticos se suele distinguir:
1.-Causales fortuitas, y
2.-Causales voluntarias.
En cada caso vermos algunos aejemplos:
2.-CAUSALES VOLUNTARIAS.
a)la entrega de un hijo en adopción, o en caso de una conventium
in manus tratándose de una hija o nieta. Estrictamente hablando en estos dos
casos no se adquiere la condición de sui iuris pues el adoptado como la hija que
se casa cum manus sólo cambia de pater familia.
En el caso, de una arrogatio, ésta hace cambiar de pater a todos los
sometidos al arrogado, como nieto o bisnietos del arrogante, los cuales quedan
de nuevo bajo la potestad del arrogado al morir el arrogante o sufrir éste
capitis deminutio máxima o media.
b)por EMANCIPACION:
Estrictamente hablando, la emancipación es el efecto que producen algunos hechos o actos,
pudiendo definirse como el fin de la la patria potesdad por la ocurrencia de un hecho o en virtud de un acto,
pero no es el sentido que vamos a considerar. Para efectos de este curso, la emancipación es un
acto una declaración de la voluntad del pater, en virtud del cual éste desliga a
una persona sometida a su patria potestad sin someterla a otra. También se
define como un acto solemne por el que el pater libera a una persona sometida
a su patria potestad de ésta para hacerle sui iuris, adquiriendo de esta forma
capacidad para disponer de su propio patrimonio.
ORIGEN: Se dice que la emancipación fue introducida para independizar a los hijos
cuando excedían de cierto número, de forma tal de evitar la división antieconómica de los predios rústicos,
solía retener el pater familias solamente a un hijo bajo su potestad, el cual había de ser el único heredero.
Algunos autores señalan que originariamente podría haber tenido un carácter penal, para
excluir de la familia y de los cultos familiares a un hijo declarado indigno o culpable, pero en el derecho
clásico es un acto a favor del hijo, al concederle plena capacidad para disponer de su propio patrimonio
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le dejaba con la condición de emanciparlo, o bien cuando tratándose de un hijo
adoptado siendo impúber, él cual alcanzada la pubertad podía solicitar ser
emancipado.
2.-Observancia de ciertas formalidades, pues el pater no podía por
su propia voluntad romper el vinculo agnaticio o civil. Las formalidades, variaron
con el tiempo, distinguiéndose según las épocas, tres clases de emancipación en base
a las formalidades exigidas
a)Emancipación antigua.
b)Emancipación Anastasiana (Emperador Anastasio)
c)Emancipación Justinianea.
EFECTOS DE LA EMANCIPACION:
1.-El hijo alienii juris se convierte en sui juris.
2.-En el antiguo derecho, el emancipado dejaba de ser pariente
agnado de su padre, pero ya avanzado el derecho clásico se estableció que el hijo
conservaba el parentesco agnaticio con su padre con todos los derechos
sucesorios y demás que conlleva la agnación. En todo caso, ya en la época de
Justiniano esto perdió importancia pues lo que se consideraba para los efectos
sucesorios y los derechos de los hijos era el parentesco cognaticio.
3.-Al pasar a ser sui juris el hijo, adquiere capacidad de goce, lo
que le permite hacerse de su propio patrimonio, que va a poder manejar en la
forma que estime conveniente.
LA MANUS.
CONCEPTO DE MANUS: es una de las manifestaciones del
señorío del pater familias sobre los miembros de su familia, en cuya virtud la
mujer entre a formar parte de la familia agnaticia de su marido (vir), como si
fuera hija de familia, quedando en consecuencia bajo la absoluta dependencia
del pater familia (del marido o, si éste es alienii juris, del jefe de la familia de
éste), dejando de pertenecer a su familia agnaticia originaria. Dentro de la estructura
jurídica del matrimonio romano, la manus tiene una importancia fundamental. En efecto, para los romanos la
mano (manus) es el miembro que puede manifestar exteriormente el poder, de allí que la manus constituye,
de manera significativa, el poder del marido sobre la mujer, sin perjuicio que con el correr de los tiempos se
restringió el poder que ésta concedía al marido.
Esta manifestación del poder de un paterfamilias desaparece
tempranamente mucho antes de Justiniano.
TERCERA PARTE:
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En el lenguaje común el res o cosa indican cualquier entidad
exterior, concreta o abstracta, corporal o incorporal, real o imaginaria, que
cada sujeto aísla en su conciencia y considera como un objeto subsistente de
por sí. Por ello, la noción de cosa, genéricamente hablando, no es fija y
determinada, sino que depende de la abstracción de la mente de cada sujeto.
Por lo que atañe al significado de esta palabra para el derecho y más
concretamente para el derecho de los romanos, el terreno es también
resbaladizo, ya que este término es utilizado en distintos sentidos. En el lenguaje
latino el sentido de la expresión “res” es muy amplio, tal como lo es el significado de “cosa” en nuestros
días, acaso el término con mayores posibles contenidos, llegándose a sostener por algunos que la palabra
res, como “cosa”, es una palabra evasiva. Así, en algunos casos expresa utilidad, interés, patrimonio; en
otras, efecto, resultado; otras veces, arte y profesión, empresa; otras, república, poder autoridad, pueblo, etc.
Tal como ocurre hoy las cosas indican cualquier entidad externa y objetiva, vale decir, entidades
corporales, pero también lo son las ideas, los entes abstractos, los productos intelectuales y artísticos.
En todo caso, es claro, que desde el punto de vista jurídico, que es el
que nos interesa, el significado es más restringido. En efecto, el Derecho sólo se
ocupa de las cosas cuando estas puedan procurar a las personas alguna
utilidad, esto es, siempre que sean accesibles y deseables. En este sentido, los
romanos tenían un concepto más restringido que el actual, y es así como para
ellos no constituían objeto de derecho el aire, el sol, las nubes, la niebla, los astros,
como tampoco el gas o la electricidad.
En los primeros tiempos del derecho romano, el concepto de derecho
real, que en su momento definiremos, guarda relación con las cosas corporales
independientes y también los esclavos; ya en la época postclásica los juristas
van a considerar la existencia de derechos reales sobre cosas incorporales.
Finalmente, se dice por algunos, que el objeto del derecho es todo
aquello que permita al hombre obtener un servicio, una utilidad una ventaja y
que tales objetos pueden tener o no un valor económico.
En este contexto, todos los objetos de derechos que en alguna medida
tengan valor económico son bienes (bona), de los cuales algunos pueden ser
apreciados por los sentidos, como una mesa, un animal, caso en el cual se les
denomina cosas y, otros, sólo son concebidos intelectualmente, carecen de
corporeidad, como los derechos.
De lo expuesto resulta que para los romanos res es todo objeto del
mundo exterior que produce satisfacción al sujeto de derecho, por lo cual la
palabra se aplica tanto a los objetos que se encuentran dentro del patrimonio
de alguien como aquellos a aquellos que no han sufrido tal apropiación.
Hoy en día, con la palabra cosa se designa todo lo que existe y que puede ser de alguna
utilidad o ayuda a los hombres no sólo lo que forma parte del mundo exterior y sensible, es decir, una
entidad material o corporal, sino también todo aquello que tiene vida en el mundo del espíritu y que se
percibe, no con los sentidos, sino con la inteligencia, pero -estrictamente hablando- a las cosas que
prestando una utilidad para el hombre son susceptibles de apropiación, se les designa con la expresión
bien, que etimológicamente viene de bonum que expresa la idea de bienestar, de felicidad.
De lo dicho resulta que todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son bienes,
existe entre ambos conceptos una relación de género-especie: las cosas son el género, los bienes, una
especie.
El derecho moderno considera dentro de los bienes no sólo las cosas perceptibles por los
sentidos sino también aquellas que los son por la inteligencia como los descubrimientos científicos, las
creaciones literarias o artísticas, abstractamente consideradas, los derechos.
En todo caso, es preciso destacar que no hay uniformidad en cuanto a la relación entre cosa y
bien, tanto así que nuestro código no define lo que es cosa, ni bien, no formula distinción entre ambos
conceptos y emplea indistintamente estas expresiones.
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I.-2)DIVISION O CLASIFICACION ROMANA DE LAS COSAS:
El jurista ante la existencia de las cosas, se preocupa de clasificarlas, lo cual
realiza en base a distintos criterios.
Una cosa puede estar fuera del comercio por razones de derecho
divino (divini iuris), o por razones de derecho humano (humani iuris), vale decir,
estas se dividen en dos grupos principales:
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2.- COSAS MANCIPI Y COSAS NEC MANCIPI.
Esta clasificación es exclusivamente romana y fundamental para el
derecho romano clásico. Se trata de una división antiquísima, siendo inciertos su origen y
significado, pero de acuerdo con la opinión mayoritaria, mancipi deriva de mancipium, que es la
denominación primitiva de la potestad del pater familias sobre personas y cosas, según algunos, o también
de la primitiva denominación de la mancipatio -negocio jurídico solemne del antiguo derecho quiritario que
veremos al estudiar los modos de adquirir el dominio-, según otros (Para algunos res mancipi puede
significar “cosa susceptible de mancipatio”, y en cambio para otros significaría “cosas que tenemos en
propiedad” (mancipium o propiedad).
Las cosas mancipi eran consideradas las más importantes y las más
preciadas (Gayo: res pretiosiores) del patrimonio de una persona, teniendo en
cuenta la actividad eminentemente agrícola pastoril del pueblo romano primitiva,
esta distinción tiene su origen en el sistema de economía agraria de la antigua
Roma. Vale decir, se distinguen aquellos bienes fundamentales para una economía rural (res
mancipi) de aquellos bienes destinados al cambio (res nec mancipi). Por su parte, serían nec mancipis
todas las demás cosas.
Se dice que las rs mancipi fueron más estimadas por los romanos, por ser las más útiles para
la agricultura, primera industria de la Roma monárquica; por eso las privilegiaron, defendiéndolas con
acción reivindicatoria, mediante el dominio quiritario, inscribiéndolas en el censo (se trata de bienes
fundamentales para una economía rural). En este sentido, según afirma Pietro Bonfante, en cualquier
derecho existe una summa divisio rerum, en la cual todo el régimen económico-social se encauza y, por
consiguiente no interesa únicamente por ésta o por aquella relación jurídica, por virtud de una función
económica particular, sino que invade todo el organismo jurídico. Esto sucede con la distinción de aquellas
cosas que tienen una gran importancia social y que, por lo tanto, están sujetas a una tutela pública más
riguros, y aquellas que ofrecen un interés más bien individual. En el Derecho romano anterior a Justiniano
correspondía a esta clasificación la distinción entre cosas manicipi y nec mancipi.
51
Dentro de la naturaleza física de las cosas y ateniéndose al criterio de
la transportabilidad, éstas se dividen en muebles e inmuebles (res solis o
immobiles) y en este sentido, inmuebles, son aquellas cosas que no pueden
transportarse y, muebles son aquellas que pueden transportarse de uno a otro
lugar.
La mayor parte de los sistemas legales consideran necesario distinguir la
tierra, el suelo, y los edificios que a ella se asocian, de las demás cosas, tanto por su
importancia intrínseca, como por el hecho obvio de que no es posible moverla de
lugar. El Derecho romano no es la excepción, pero esta distinción no tenía demasiada
importancia en el antiguo derecho romano, sin perjuicio de que ya es conocida en la
ley de las XII Tablas, pero fue adquiriendo cada vez mayor relieve, llegando a ser
fundamental en el derecho justinianeo.
En todo caso, las expresiones res in mobiles y res mobiles habrían sido utilizadas con
posterioridad a esa ley, pues antes la distinción era entre fundi y cetarae res, vale decir, entre los bienes raíces
con sus construcciones y minas, por una parte, y las demás cosas, por otra, distinción basada en la inmovilidad
del suelo y en la movilidadd de todas las demás cosas.
Precisiones y categorías:
Hoy en día, para formular la distinción entre inmuebles y muebles no
sólo se atiende a una base puramente física, sino que atiende a criterios
jurídicos y de interés social.
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Así, en materia de usucapión, en que en una primera época, para
usucapir un mueble basta un año, mientras que para los inmuebles eran necesarios
dos años (Ley de las XII Tablas).
También son distintos los medios de defensa de la posesión de una u
otra clase de bienes ( interdictos posesorios).
Además, las normas sobre relaciones de vecindad. sólo eran aplicables a
los inmuebles
En todo caso, esta distinción adquiere valor decisivo en la Edad
Media, por la importancia que se atribuye a la propiedad inmobiliaria, como
elemento principal de la riqueza.
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La utilidad de esta distinción en el derecho romano pre clásico y
clásico inicial se reducía a que las cosas corporales podían ser objeto de
propiedad y posesión, y no podían serlo las cosas incorporales. Pero, en el
derecho pretorio se admitió una cuasi-posesión y una cuasi usucapión de las
cosas incorporales.
Precisión necesaria: relacionando esta clasificación con la anterior, vale decir, con
aquella que distingue entre bienes muebles e inmueble, es del caso destacar que los derechos
estrictamente no son muebles ni inmuebles; no existen sino intelectualmente, pero se hace extensiva la
clasificación de los bienes en muebles e inmuebles a las cosas incorporales, señalándose que los
derechos y acciones se reputan muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de ejercerse o que
se debe. Vale decir, los derechos y acciones son inmuebles, cuando es inmueble la cosa corporal en que han
de ejercerse o que se debe; y, son muebles, cuando es mueble la cosa corporal en que han de ejercerse o que
se debe. Pero, los hechos que se deben se reputan muebles.
En todo caso, en el derecho romano, la división de los bienes en muebles e inmuebles se
aplica a los objetos materiales, aunque por excepción se señala que los derechos reales son tratados como
muebles o inmuebles según la naturaleza de la cosa sobre la cual se ejercen.)
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cualidad en oposición a la especie, pues bajo estas fórmulas incluyen a ambos pares de categorías
indistintamente.
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CONSUMIBILIDAD Y FUNGIBILIDAD:
Relacionando la consumibilidad con la fungibilidad, cabe destacar
que generalmente las cosas consumibles son al mismo tiempo fungibles (ej: la
mayor parte de los alimentos, la ropa (discutible)), pero ambos caracteres no van
necesariamente unidos. Hay cosas fungibles no consumibles objetivamente (ej:
libros, autos).
En síntesis, los conceptos de fungibilidad y de consumibilidad
pueden presentarse juntos o no, pero son independientes, cada una de las
clasificaciones tiene una base diferente, de allí que en caso de coincidencia está
es accidental. Conviene señalar que, nuestro legislador, establece erróneamente
que las cosas consumibles son una especie de las cosas fungibles, pero no se da un
concepto ni de una ni de otra.
a)COSAS SINGULARES:
Se señala que son bienes singulares los que constituyen una unidad
natural o artificial, simple o compleja.
a.1)Son simples: aquellos que tienen una individualidad unitaria,
constituyen una unidad orgánica independiente, en que no es posible separar
los elementos que las componen. Ejemplo, un perro, un caballo, una piedra, un
esclavo, una estatua, una planta. Se trata de cosas que en la conciencia y en los usos del pueblo se
consideran como una unidad (quae uno spiritu continentur), aun cuando esta unidad resulte de la conjunción
de varios elementos, siempre y cuando en la opinión común éstos aparezcan orgánicamente fundidos.
a.2)Son complejas o compuestas las que constituyen un todo
coherente como resultado de la conexión física de cosas simples, vale decir, el
formado por dos o más cosas simples unidas, fusionadas o mezcladas, que pierden
su individualidad en la composición, una unión de cosas que vienen a formar un
complejo unitario, sin que las cosas que lo componen pierdan individualidad, vale
decir, se trata de una conjunción mecánica de cosas simples (corpora ex
contingentibus o ex coha entibus).Ejemplo, una carroza, un edificio, una nave.
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b.1)Las universalidades de hecho podemos conceptualizarlas como el
conjunto de bienes muebles, que no obstante conservar su individualidad
propia, forman un todo al estar unidas por un vínculo de igual destino,
generalmente económico. En esta clase de universalidades los bienes que la
componen mantienen su propia individualidad, función y valor, y el vínculo
que une a las cosas para formar la universalidad de hecho es el común destino
o finalidad, generalmente económico.
Se trata de aglomeraciones de cosas no unidas materialmente, pero que,
sin embargo, se pueden considerar como un objeto único, ya que, siempre desde el
punto de vista económico social, tienen esencia distinta en su totalidad.
Conviene destacar, que los bienes agrupados pueden ser de la misma
o de distinta naturaleza (Ejemplo de bienes de idéntica naturaleza: ganado,
biblioteca, pinacoteca; ejemplo de distinta naturaleza: establecimiento de
comercio.).
Por último, la universalidad de hecho sólo comprende sólo
elementos activos y no pasivos (deudas).
9.-LOS FRUTOS:
Precisiones conceptuales:
En un sentido amplio se suele decir que fruto es lo que una cosa da o
produce. En todo caso, estrictamente, es necesario distinguir entre productos
y frutos.
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Escévola y Manilio) y otros opinaban lo contrario (Junio Bruto) para quien el fruto de un esclavo consiste en
sus obras, siendo ésta última la opinión que prevaleció.
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tener una existencia autónoma se hacen objeto de un nuevo derecho de
propiedad.
Percibidos (fructus percepti), son los que después de su separación
han sido tomados con la intención de tenerlos como propio.
Dentro de los frutos percibidos, se distinguen los Consumidos (fructus
comsumpti), son los que se han consumido verdaderamente o se han
enajenado, de los Existentes (fructus extantes), que son aquellos que separados
y percibidos se encuentra en poder del poseedor de la cosa fructífera.
Podidos percibir (fructus percipiendi), son los que de hecho el
poseedor de la cosa fructífera no percibe ni percibirá, pero que habría podido
percibir si hubiese empleado la debida diligencia.
Por su parte, los frutos civiles pueden encontrase pendientes y
percibidos.
Pendientes, mientras se deben; y
Percibidos, desde que efectivamente se pagan.
También podríamos considerar la posibilidad de la existencia de
frutos civiles podidos percibir, vale decir, pudieran haberse obtenido usando
una cierta diligencia.
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B.-CONCEPTOS Y PRECISIONES GENERALES:
Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona. En otras palabras, es el derecho que tiene una persona
directa e inmediatamente sobre una cosa. Se trata de un derecho en la cosa,
derecho que puede consistir en la propiedad o en un desmembramiento de ella, como
el usufructo, la servidumbre.
Los derechos reales se presentan con un determinado contenido y extensión, los que no pueden ser
modificados mayormente por la voluntad de las partes. Además se ejercitan sin necesidad de otra persona.
Por su parte son derechos personales o créditos los que sólo pueden
reclamarse de ciertas personas, que por un hecho suyo o la sola disposición de
la ley, han contraído las obligaciones correlativas. En este caso no existe una
relación directa entre el titular del derecho y la cosa, sino un vinculo jurídico entre
personas, acreedor y deudor. Todo derecho personal supone una obligación correlativa, vale decir si
hay derecho es porque hay obligación.
DERECHOS REALES:
a)El titular del derecho, que es quien tiene el poder de aprovecharse
total o parcialmente de la cosa, y
b)la cosa sobre que recae.
DERECHOS PERSONALES:
a)un sujeto activo (acreedor), que es quien puede exigir de otro una
determinada prestación.
b)un sujeto pasivo (deudor), que es quien debe realizar la prestación,
c)un objeto: la prestación, esto es, lo que la persona obligada debe
realizar.
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atiende en concreto al mayor o menor poder que estamos autorizados a ejercer sobre
una cosa, siendo el dominio el poder más absoluto que la ley nos reconoce sobre una
cosa.
Los derechos sobre cosa ajena o derechos limitativos del dominio, son
los establecidos en favor de una persona distinta del dueño y de ellos sólo
nacen derechos limitados sobre la cosa, pero que el titular puede y debe
hacerlos efectivos contra cualquier persona.
Estos derechos reales sobre cosa ajena, se subdividen en derechos
reales de goce y derechos reales de garantía. Los derechos reales de goce
contienen las facultades de uso o goce directo de la cosa, vale decir, su finalidad es
el aprovechamiento de la cosa ajena. (ej: servidumbre, usufructo). En cambio, los
derechos reales de garantía, no confieren a sus titulares el uso o goce de la cosa
ajena, sino que garantizan el cumplimiento de una obligación, vale decir,
presuponen una relación de crédito a la que sirven de garantía. (ej: prenda e
hipoteca).
61
sobre aquellas cosas: la propiedad de una finca, la de un esclavo, la de una mesa, la
de unas monedas tienen un contenido muy distinto, lo que explica que los romanos
no dieran una definición de lo que debía entenderse por dominio, sin perjuicio de
ello, Gayo, refiriéndose al dominio quiritario, nos habla del pleno derecho
sobre la cosa.
Son los juristas mediovales los que, inspirados en la concepción
romana de propiedad, elaboraron el concepto que hoy manejamos de
propiedad, esto es, el derecho de gozar y disponer de las cosas de la manera más
absoluta.
1.-Es un derecho real y como tal esta amparado por una acción real
llamada acción reivindicatoria.
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utilidades a los individuos; pero el tipo de beneficio que ofrecen no siempre es el mismo de parte de todas, ni
los individuos pueden lícitamente aprovecharlas siempre en igual modo. Las ventajas de una cosa dependen
de la clase de ellas, y su atribución, del derecho que sobre las mismas se tenga. En general sobre las cosas es
posible un uso (uti), un disfrute o goce (fruti) y una disposición (utendi).
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cual respecto de ellos, al usarla la facultad que se manifiesta nos es el ius utendi
sino que el ius abutendi.
64
otras personas, pero sin que lo priven de la facultad de disponer de lo suyo, esto es,
del jus abutendi. Ej: usufructo.
a.2)EL CONDOMINIO o COPROPIEDAD: En términos generales
es la coexistencia de dos o más titulares del derecho de propiedad sobre una
cosa.
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Estas nuevas figuras son denominadas por la doctrina moderna, en
base a las Institutas de Gayo, como propiedad bonitaria, propiedad de los
fundos provinciales y propiedad peregrina, de lo cual resulta que en Roma, se
habrían conocido cuatro clases de “propiedad”.
a.-Propiedad Quiritaria.
b.-Propiedad Bonitaria.
c.-Propiedad de los peregrinos.
d.-Propiedad de los fundos provinciales.
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Cabe destacar que algunos autores, consideran que la propiedad
quiritaria podía sólo recaer sobre cosas mancipi.
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dueño aún frente al ius civile, intentara recuperar la cosa mediante reivindicatio,
concediéndole en contra de este y de otros que intentaran atacarlo determinadas
herramientas procesales según veremos más adelante.
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d.-LA PROPIEDAD PEREGRINA:
Esta propiedad era de los peregrinos o sea la de los extranjeros.
Sabemos ya que el ordenamiento romano no reconoce a los peregrinos sine
commercio la capacidad de ser titulares del dominio quiritario, pero les reconoció,
sin embargo, dentro del territorio de la comunidad política de que formaban parte, la
titularidad de los derechos reales establecidos y protegidos por sus leyes nacionales,
en la medida y en los límites que el ordenamiento romano establecía.
El pretor protegió esta especie de propiedad concediendo acciones
análogas a las que tutelan el dominio quiritario, en las que se finge la condición
de ciudadano romano (actio furti, actio legis y, según algunos en forma ficticia, la
reivindicatoría)
69
Para adquirir la propiedad se precisa: primero, una persona capaz de
adquirir; segundo, una cosa susceptible de ser adquirida y en tercer lugar, un
modo de adquirir el dominio.
En cuanto a la exigencia de la concurrencia de un modo de adquirir, lo
primero que tenemos que señalar es que en el Derecho Romano para transferir el
dominio y los demás derechos reales se exige la concurrencia de dos elementos,
un título y un modo de adquirir el dominio. Según la legislación romana, los contratos
producen únicamente obligaciones, y si el contrato tiene por objeto traspasar el dominio de una cosa,
producirá una obligación de dar que el propietario de la cosa contrae a favor del otro contratante.
70
Justiniano impone la existencia de una sola clase de modos de
adquirir el dominio, los del derecho de gentes, conservando la usucapión. Lo
concreto es que si esta clasificación tuvo alguna importancia ello fue sólo en los primeros tiempos y en la
primera época del Derecho Clásico, en que los modos del ius gentium o naturales sólo producían efectos
respecto de las cosas nec mancipi; pero en el Derecho Justinianeo la distinción entre cosas mancipi y nec
manicipi ha desaparecido, al igual que la mayor parte de los modos de adquirir del ius civile y la llamada
propiedad quiritaria.
Podemos decir, que en los derechos contemporáneos subsisten
prácticamente todos los modos de adquirir el dominio del jus gentium, en
cambio de los del jus civile sólo subsisten la usucapio y la lex.
71
hipotecada, también pasa con la hipoteca. En efecto, tratándose de los modos de adquirir derivativos, que
consisten en una relación jurídica entre el que adquiere el derecho y el propietario precedente, se adquieren
las cosas con las mismas características, facultades y cargas que presentaba para él que las transfiere
REQUISITOS DE LA OCUPACION:
1)APREHENSION: supone la posesión material de la cosa, vale decir,
un contacto físico del ocupante con la cosa ocupada, que le permita disponer de la
cosa a su voluntad.
2)COSA SUSCEPTIBLE DE OCUPACION: sólo pueden ser
suceptible de ocupación y ser adquiridas por este modo las cosas que a nadie
pertenecen, esto es, aquellas que los romanos llamaban res nullius.
72
Según este concepto la accesión consistiría en adquirir una cosa
como accesoria de otra que ya nos pertenece.
No podemos dejar de destacar que dentro de la accesión es dable
distinguir, por una parte la ACCESION DE FRUTOS, que algunos denominan
accesión discreta o por producción, en la que, el dueño de una cosa lo es también
de lo que la cosa produce; y, por otra parte, se deben considerar las otras clases
de accesión
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con uvas que pertenecen a otro produce vino; cuando con mármol ajeno se hace una estatua o cuando con
madera de otro se hace una mesa o cuando con lana de otro se hace un vestido..
III.-LA TRADICION:
Es otro modo de adquirir del jus gentium. En todo caso, la tradición aparece
mencionada en la ley de las XII Tablas, pero a esa época sólo permite adquirir el dominio quiritario de las
cosas nec mancipi. Posteriormente y como consecuencia de la obra del pretor, paulatinamente, especialmente
por su sencillez, desplazó a los otros modo de adquirir. En el Derecho Justinianeo, superada la distinción de
cosas mancipi y nec mancipi, transfiere la propiedad en todos los supuestos en que se den los requisitos,
dentro de los cuales se destacan la entrega y la intencionalidad, ésta última que la encontramos en el justo
título o justa causa traditionis.
Es un modo de adquirir derivativo, dado que el adquirente deriva su
dominio de otro sujeto, el tradente.
Justiniano, siguiendo a Gayo, considera que no hay nada más conforme con la equidad natural
que confirmar la voluntad del dueño que quiere transferir a otro su cosa. En efecto, no es otra cosa que la entrega
de la cosa objeto del acto por el que la transfiere al adquirente. Es el acto más simple que puede darse, basándose
únicamente en la voluntad y en la entrega de la cosa que se trasmite, de allí que subsista hasta nuestros días.
La tradición es, además de modo de adquirir, un acto de apropiación posesoria por el adquirente
en virtud de la puesta a disposición de la cosa por parte del enajenante, y esta apropiación posesoria sólo
produce, inmediatamente, el resultado adquisitivo de la propiedad si el tradente es propietario y la entrega es
consecuencia de un convenio anterior, que opera como justo título o iusta causa, para la eficacia de la traditio.
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Tradens: es el que mediante la tradición transfiere el dominio. Se
exige que sea plenamente capaz.
Accipiens: es aquel que mediante la tradición adquiere el dominio.
Debe ser plenamente capaz y para poder transferir del dominio debe en general ser
propietario de la cosa.
LA TRADICION Y LA ESCRITURACION:
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transferencia, por ejemplo una venta, una donación, un pago, una dación en pago,
el aporte a una sociedad, etc,.
En el Derecho Clásico romano el convenio causal que sirve
para que la traditio produzca el efecto adquisitivo no depende de la
autonomía de la voluntad de las partes, en el sentido de que pueda valer
cualquier convención como causa, sino del reconocimiento por parte del
derecho de determinados convenios como idóneos para este modo de
transmisión de la propiedad; las justas causas de la traditio son causas
típicas y responden a determinadas finalidades económico-sociales.
En este sentido, tenemos que existen actos a los cuales se les
atribuye la virtud de servir de soporte o justa causa para la transferencia
del dominio y existen otros a los cuales, en cambio, no se les atribuye esta
virtud.
EFECTOS DE LA TRADICION:
Para estudiar los efectos de la tradición en el Derecho Romano, debemos
distinguir entre la época clásica y el Derecho Justinianeo,
EFECTOS DE LA TRADICION EN LA EPOCA CLASICA: Aquí,
tenemos que distinguir entre la tradición de cosas mancipi y la tradición de las
cosas nec mancipis.
Respecto cosas mancipi, sabemos que ella era insuficiente para
transferir el dominio quiritario de la cosa.
Respecto de las cosas nec mancipi, la tradición permitía adquirir el
dominio quiritario, siempre y cuando se cumplieran los requisitos exigidos para
esa especie de propiedad.
EFECTOS DE LA TRADICION EN EL DERECHO
JUSTINIANEO: Con Justiniano ha desaparecido la distinción entre cosas
mancipi y nec mancipi, por lo cual mediante la tradición se puede adquirir el
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dominio quiritario de toda clase de cosas, siempre que se cumpla con los
requisitos para que la tradición opere como modo de adquirir el dominio.
EVOLUCION DE LA USUCAPION:
La usucapio era ya conocida en el antiguo derecho romano y así según
resulta de la Ley de las XII Tablas, el usus continuado durante dos años cuando
la cosa era inmueble, o de un año si se trataba de cualquier otra cosa, otorgaba
los derechos de propiedad, vale decir, a esa época, consistía en la adquisición
de la propiedad de una cosa basada en el uso (usus) de la cosa por un tiempo
determinado. Esta institución jurídica era inexistente en la cultura jurídica de los
demás pueblos mediterráneos.
Sobre la base de esta regulación, la jurisprudencia completó y reguló
la usucapio como un modo de adquirir del ius civile, unido ello a la actividad
del pretor. Así, la usucapio servía para regularizar la situación de los propietarios
bonitarios. De esta forma, si el accipiens no había adquirido el dominio
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directamente con ella, la posesión (usus) de la res mancipi durante el tiempo legal le
hacía adquirirlo. De esta forma, su finalidad, la de corregir la situación jurídica
existente, transformando la propiedad bonitaria en propiedad civil o quiritaria.
Finalmente, la jurisprudencia terminó por establecer que, además
del usus y del tiempo legal, era necesaria la habilidad de la cosa para ser
adquirida por este medio (“res habilis”), y, posteriormente, ya en la época
clásico, exigió la concurrencia de una justa causa de posesión (“iusta causa
usucapionis) y la buena fe (“bona fides”), determinando que ya no basta el uso