Número 29

Sábado, 22
de enero
de 2011
El perseguidor
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EL BUEY SOBRE EL TEJADO VÍCTOR RAMÍREZ
Cartas a un joven bailarín, de “La literatura es el alma de los
Maurice Béjart pueblos”

por por
MARÍA DEL RÓDANO EDUARDO GARCÍA ROJAS

ANALIZANDO LAS CLAVES LITERARIAS

DE VÍCTOR ÁLAMO DE LA ROSA

TA EN LA MAC EL LIBRO EL HIERRO LITERARIO,

ESEN
EL PRÓXIMO LUNES SE PR
NO MARTIN BEUX
DEL INVESTIGADOR ITALIA
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2 El perseguidor Sábado, 22
de enero de 2011

VÍCTOR RAMÍREZ/ escritor

Víctor Ramírez (Las Palmas de Gran Canaria, 1944) es un escritor incómodo porque no tiene miedo. Se esté o no a favor de las ideas que
expresa con desarmante franqueza, sí que se trata de uno de los narradores canarios más interesantes del actual panorama literario insular.
¿El secreto? Quizá sea su visión socarrona y en ocasiones desaforada sobre lo que ve a su alrededor, señas de identidad de una producción
original, que tiene voz propia. El escritor, que compila en Patria es raíz y destino (colección La quinta columna, Ediciones Idea) algunos de los
mejores y también corrosivos artículos que en su momento publicó en la prensa de las islas, es autor de las novelas Nos dejaron el muerto --
adaptada al cine por Juan Carlos Falcón en 2006 con el título de La caja--, Lo más hermoso de mi vida, De aquella zafra y La burbuja, entre
otras. Destaca, también, su producción como editor en títulos como La guitarra del Atlántico (1973), Literatura Canaria. Antología de textos:
siglos XVI-XX (1976), Rumores paganos con Rafael Franquelo; y con Ángel Sánchez: Cuentos canarios contemporáneos (1980), Narrativa
canaria del siglo XV (1990) y Catre de Viento (1993).

“LA LITERATURA ES EL
ALMA DE LOS PUEBLOS”
EDUARDO GARCÍA ROJAS
- Presenta un libro de artículos con el título
de Patria es raíz y destino.
- Acepté la invitación a través de Ánghel
Morales y de Francisco Pomares para edi-
tarlo en Idea y como valoro positivamente
a esta editorial así como a Benchomo,
Anroart y el Centro de la Cultura Popular
Canaria, dije que sí. He publicado más de
un millar de artículos y si bien fui vetado,
este libro recoge los artículos que en su día
publiqué en el Diario de Las Palmas por
invitación de su director y del dueño que,
al no ser canario, debió de gustarle como
ladraba e hizo posible el milagro. Aprove-
ché esta etapa además para publicar todos
los miércoles la página Cartel de las letras y
las artes, doscientos números en el que res-
catamos a decenas de autores de las islas.
Después continué con mis colaboraciones
en prensa en La Tribuna hasta que me
echaron. En cuanto al libro, hay un grupo
de artículos que tienen que ver con la situa-
ción ultra colonial de Canarias y la con-
dena del canario a ser un ignorante y un
alienado desde la cuna hasta la muerte
porque desconoce su realidad al haberse
acostumbrado a aprender lo que le impo-
nen casi siempre distorsionado. En Cana-
rias la mayoría de la gente acumula frus-
traciones y como lo que más temo es a frus-
trarme sigo escribiendo por rebeldía.
Conozco casos de canarios adheridos al
sistema que fueron muy buenas personas
pero que no se atrevieron a publicar nada
en su momento por miedo al poder como
pasó con Juan Bethencourt Alfonso y Fran-
cisco María de León. Pertenezco a un pue-
blo de ignorantes y con un miedo atroz,
alienado, que piensa que no sirve para
nada.
- ¿Cree que esa frustración del canario de
la que habla es culpa de España?
- Del poder colonial español aunque
todos los poderes coloniales han sido ejer-
cidos por nativos esbirros. Yo no culpo a la
pobre España, que llamo Borbonia. Soy un
rebelde intelectual y me muevo a servir a
la verdad no para apropiármela sino para
servirme de ella. A los canarios se los ha
obligado a ignorantarse porque los conoci-
mientos que adquieren no sirven para ilu-
minarles la realidad sino todo lo contrario,
y te habla un profesor que durante 45 años
impartió clases hasta que un día se encon-
tró que tenía la cualidad, más que de crear,
de construir textos literarios.
- ¿Ha tenido altibajos en su proceso como
escritor?
- He tenido una gran suerte porque
cuando en 1991 opté por no escribir más se
publicó Arena rubia y otros relatos, un libro
que salió milagrosamente. El milagro se
prolongó y he podido vivir de la literatura:
vivir de la literatura no de la literatura por-
que si vives de ella terminas convirtiéndote
en un alienado seas el escritor que seas:
Benito Pérez Galdós o Mario Vargas Llosa.
Yo no me he sometido a ninguna editorial
sino que he escrito lo que me ha salido, no
me he puesto pegas y eso es lo más afortu-
nado que se le puede pedir a un escritor.
- ¿Por qué continúa con su discurso inde-
pendentista en la Canarias del siglo XXI?
- Porque hemos pasado del verdor a la
pudrición. No ha habido una opción a que
maduremos como pueblo. La situación que
vivimos ahora no es de corrupción, a la que
de alguna manera se puede poner freno si
se le da un tajo a tiempo, sino de una
podredumbre absoluta. Canarias solo
tiene de bueno lo que aún le queda de
naturaleza, el clima y su olor. Y te hablo no
en nombre del resentimiento porque he
vivido una vida demasiado buena en todos
los sentidos, como hijo, como padre, como
esposo. Casi todos mis alumnos me vene-
ran, hay gente que literariamente me rela-
ciona con Juan Rulfo y Gabriel García Már-
quez claro que, otra cosa es que se me
conozca en mi propia tierra. Y si se me des-
conoce es porque el poder tiene miedo a la
palabra.
- ¿El poder tiene miedo a la palabra?
- El poder cuando hay una palabra que
puede tener incidencia social intenta
sobornarlo. Los premios son sobornos,
autopremios que se concede el poder así
mismo. Nunca se premiará a nadie que va
en su contra. A mi me dicen que mi mayor
premio es que nunca me premian y yo
mientras tanto prefiero seguir siendo una
persona non grata que se siente muy grati-
ficada por el afecto de sus lectores. Pienso
Hay una literatura así que ha valido la pena porque perte-
nezco a un pueblo que está condenado a la
canaria porque ignorancia y al alineamiento porque no le
dejan oportunidad para que vea su reali-
estamos forzados a dad porque sabe que cuando la contemple
se asustará. Me siento muy afortunado, y
tener un alma, y el ahí está mi obra que se libera, que se des-
alinea porque pertenece al lector y ella
espíritu de los pueblos misma va caminando. ¿Que no se me
conoce? Prefiero que sea así antes de que
es su literatura. se me conozca como instrumento del
poder. El problema que tenemos aquí es
Incluso la oral. Y yo que la capacidad intelectiva del canario es
brumosa, embarrada y que su sensibilidad
en esa literatura está acolchada, bloqueada.
- De todas formas son muchos los que
formo parte de la conocen la obra de Víctor Ramírez.
rebelde. Y lo asumo - La cuestión es que no me quejo porque
le planto cara al sistema. Tuve que ser clan-
porque es la realidad. destino para ser un profesor no dañino.
Tengo que aprovechar lo que hay.
La literatura canaria - ¿Recurre a sus novelas y cuentos para
desafiar a ese sistema?
es colonizadora - Dependemos de la palabra en un
mundo en el que se ha logrado que la gente
porque los creadores estudie y gaste dinero para ser esclavos y
haga colas en el paro. Y te lo dice una per-
pertenecemos a un sona agradecida a la vida. La palabra glo-
balización para mi es ultraimperialismo
pueblo colonizado porque si bien antes la casta dominante,

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siempre financiera, podía resultar dañada
por los poderes estatales, ahora esa misma
casta financiera se ha apropiado también
de los estados. Por eso globalización es
ultraimperialismo, un control absoluto de
los pueblos estimulando el miedo en esos
mismos pueblos.
- CajaCanarias ha editado uno de sus títu-
los más recientes.
- Se lo debo a la generosidad de Álvaro
Marcos. De Largo oscuro origen ha dicho
Antonio Lorenzo que es su favorita de entre
mis novelas. A Juan Manuel García Ramos
le gusta también. Ahora estoy trabajando
en una historia en la que la voz cantante la
lleva un magrebí que se ha convertido al
catolicismo.
- ¿Existe una literatura canaria?
- Guste o no nos guste la literatura es el
alma de los pueblos y según haya sido ese
pueblo así será su alma y según sea el alma
así será su influencia en ese pueblo. El pue-
blo es el cuerpo y la literatura es el espíritu.
Y los escritores pertenecen a ese pueblo
sean quienes sean. Con esto quiero decir
que creo en la literatura canaria aunque la
mía no tenga nada que ver con lo que hace
la mayoría de sus escritores. En mi caso,
siempre me he preocupado por estimu-
larla. He coordinado antologías de litera-
tura canaria. Ahí está la que se publicó en
tres volúmenes en 1976 y en la que se reco-
gía a más de un centenar de autores de las
islas.
- ¿Cuáles cree que pueden ser las claves de
esta literatura canaria?
- Es una literatura totalmente colonizada
y colonizadora aunque si el canario
adquiere un día capacidad intelectiva y
sensibilidad y conciencia como pueblo
soberano esa literatura ya no será coloni-
zadora sino libertaria. Es lo que ha pasado
en todas las colonias que han dejado de
serlo. En este caso, no importa que la gente
no la lea y que el autor resulte un vanidoso,
el caso que hay una literatura canaria por-
que estamos forzados a tener un alma y el
espíritu de los pueblos es su literatura.
Incluso la oral. Y yo en esa literatura formo
parte de la rebelde y lo asumo porque es la
realidad. La literatura canaria es coloniza-
dora porque los creadores pertenecemos a
un pueblo colonizado con una literatura
que se escribe por afanes de notoriedad y
por vanidad que cohabita con otra que se
He tenido que elegir escribe por necesidad de dejar constancia
de lo que piensas e imaginas. ¡Claro que
la soledad para ser existe una literatura canaria! y en algunos
solidario. Si me dejo casos de una gran calidad. Ahí está la obra
de Isaac de Vega --que no tiene que envi-
embaucar por las diar a la de ningún otro gran narrador-- o
Pedro García Cabrera, Ángel Guerra,
sectas políticas o Tomás Morales y los jóvenes que hoy están
haciendo literatura en las islas y a los que
intelectuales no da igual que se les desconozca porque eso
no quiere decir que no existan. Yo soy un
hubiera escrito lo que caso extraño porque de mi se han hecho
tesis en universidades de Senegal e Italia
he escrito. Elegí la pero en las universidades canarias estoy
vetado.
soledad pero - ¿Por qué?
- Porque el poder no puede permitir una
solidaria. Y sigo así. palabra que ponga en tela de juicio su com-
portamientos. No puede permitir que un
Y no me arrepiento escritor canario diga que somos esbirros
en absoluto. Estoy coloniales. Las tres castas más dañinas de
la historia de Canarias han sido los empre-
contento de haber sarios, los políticos y los intelectuales. Y lo
razono en uno de mis artículos. Yo no lo
escogido ese camino hago para recibir votos ni tener súbditos
sino que he tenido que elegir la soledad
porque mi mayor para ser solidario. Si me dejo embaucar
por las sectas políticas o intelectuales no
satisfacción es ver que hubiera escrito lo que he escrito. Elegí la
soledad pero solidaria. Y sigo así. Y no me
mi obra literaria arrepiento en absoluto. Estoy contento de
haber escogido ese camino porque mi
llega a otras personas mayor satisfacción es ver que mi obra lite-
El perseguidor 3
raria llega a otras personas.
- Pero sigue insistiendo que Canarias es
un pueblo condenado a la ignorancia.
- Es que en nuestro caso no contamos
con el componente más importante del
alma popular: la lengua. Nosotros no tene-
mos nada digno distintivo salvo la situa-
ción geográfica.
- ¿No le preocupa que algunos confundan
su nacionalismo con nazionalismo?
- Yo no soy nacionalista porque no tengo
nada que presumir de Canarias Yo soy un
humanista. Dicho esto, hay dos clases de
nacionalismo: el nacionalismo imperia-
lista y el nacionalismo liberador. El que
nos ha tocado en Canarias es el imperia-
lista, que es el que ha impuesto Estados
Unidos. El nacionalismo es una reacción
instintiva. Yo llegué al independentismo
por humanismo, para salir de esa ignoran-
cia y alineamiento. Creo así que siendo un
estado soberano hay posibilidad de que se
desarrolle esa especie de capacidad inte-
lectual, sensibilidad y conciencia entre
nosotros. Pero no, aquí siempre estamos
asustados y nos callamos la boca y no lo
soporto y me rebelo.
- Usted comenzó a escribir…
- Se lo debo a Armas Marcelo, que fue el
primero que me editó. Más tarde a Maxi-
miniano Trapero, cuando dirigía la Biblio-
teca Básica Canaria. Me llamó para que
publicara pese a que el consejo asesor hizo
lo posible para que no me editaran. Ese
libro, Cada cual arrastra su sombra, hizo
posible que Danilo Manera, un italiano
que estaba haciendo una tesis sobre las
narrativas españolas periféricas se lo com-
prara y viniera a Canarias para cono-
cerme. Y se entusiasmó tanto que tradujo
libros canarios e incluso montó un Insti-
tuto de Canarias en la Universidad de
Milán aunque tras hablar con las autorida-
des canarias se cerró porque no le hicieron
ni caso. Lo curioso de todo esto es que han
sido siempre españoles o extranjeros lo
que me han dado voz porque los canarios
tienen miedo. Soy un independentista
porque quiero un modelo que no man-
tenga esta situación de alineamiento que
hace que nuestra conciencia sea tan men-
tirosa.
- ¿Aprecia constantes en su obra?
- No tengo constante sino un hilo for-
mal. Borges dijo que la literatura era un
sueño dirigido y la que yo he vivido como
lector y escritor es un sueño director. En
mi trayectoria escribo lo que se me ocurre
sin ponerle ninguna traba.
- ¿Para iniciar a futuros lectores, ¿qué títu-
los les recomendaría de su ya amplía trayec-
toria literaria?
- A mi me ha dado muchas satisfaccio-
nes Nos dejaron el muerto.
- ¿Quedó satisfecho con la adaptación
cinematográfica que el cinesta Juan Carlos
Falcón hizo de su novela en con el título de La
Caja?
- Me quedé muy contento porque tengo
una concepción de la obra creativa esti-
mulante. Es decir, que prefiero que mis
libros estimulen al lector y que provoquen
otra creación. En este caso mi novela sir-
vió para que una parte de ella fuese con-
vertida en creación cinematográfica. Yo
llamo a La caja mi nieta.
- ¿Y otras novelas que recomendaría a los
lectores que deseen descubrir el universo
narrativo de Víctor Ramírez?
- Alguien dijo que entre mis novelas la
mejor a su juicio era es Sietesitios queda
lejos. Otros, por el contrario, que El arroró
del cabrero pero la verdad es que no tengo
un hijo predilecto.
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LITERATURA

LAS CLAVES LITERARIAS DE

VÍCTOR ÁLAMO DE LA ROSA
El próximo lunes se presenta en la Mutua de Accidentes Canarios el
libro El Hierro literario, del investigador italiano, Martin Beux

Coincidiendo con la presentación este lunes, 24 de enero, en el salón de actos de la Mutua de Accidentes Canarios (MAC), a las 19 horas, del
volumen El Hierro literario, una exploración de la obra de Víctor Álamo de la Rosa, del investigador italiano Martin Beux, publicamos varios
fragmentos del capítulo Universo narrativo en el que su autor analiza las cinco novelas que el escritor tinerfeño ha escrito hasta la fecha. Beux
condensa en este libro las ideas que formula en su tesis El tamaño del daño en la obra de Víctor Álamo de la Rosa (Análisis y traducción), trabajo
que defendió en la Facultad de Lengua y Literatura extranjera de la Universidad de Génova a principios de 2010. El Hierro literario, una
exploración de la obra de la obra de Víctor Álamo de la Rosa está editado por Ediciones Aguere y Ediciones Idea.

MARTIN BLEUX auténtico, su novela El humilladero, revela- hombre le importa. En Altamarinas, por en Las mareas brujas (léase por ejemplo el
dora de una talento idiomático fuera de lo ejemplo, hay un poema titulado precisa- relato titulado La maldición del Gran Peren-

L
a obra narrativa de Víctor Álamo
de la Rosa es, para mí, una de las
más interesantes y singulares de
cuantas se vienen escribiendo
hoy en las diversas literaturas que
se manifiestan en español. El estilo del
autor, la energía de su prosa, los argumen-
tos de sus novelas y relatos y, sobre todo,
esa construcción de un universo narrativo
propio, fundamentado en una isla real;
pero trascendida por la potencia de la miti-
ficación, son los elementos que me han lle-
vado a la fascinación por esta obra literaria
y a su estudio, aún a sabiendas de que este
libro no logrará apresar la totalidad de
inquietantes sugerencias, hallazgos forma-
les y, en fin, interesantes virtudes literarias
que observo en la obra hasta ahora publi-
cada por Víctor Álamo de la Rosa, un escri-
tor que se encuentra en plena producción y
madurez. (…)
EL HUMILLADERO
En 1994 aparece El humilladero, la primera
novela de Víctor Álamo de la Rosa, publi-
cada por Ediciones La Palma (editorial fun-
dada por la escritora canaria Elsa López)
en Madrid. Esta novela fue presentada en
el Ateneo de Madrid por Sabas Martín, en
el transcurso de un acto que contó con la
presencia del Premio Nobel portugués José
Saramago, a quien Víctor Álamo de la Rosa
había conocido en un encuentro de escrito-
res celebrado en Mollina (Málaga) en
febrero de 1993. La relación de Álamo de
la Rosa y José Saramago no solo se concre-
taría en encuentros y correspondencia,
sino que Saramago prologa la segunda
novela de nuestro autor, El año de la seca
(…).
En una carta de Fernando Lázaro Carre-
ter al autor, el por aquel entonces presi-
dente de la Real Academia de la Lengua,
escribe que “leí con verdadero placer,
común”. En El humilladero, obra calificada
por Bernd Dietz como “estupenda novela”,
pueden confirmarse ya las peculiaridades
antes mencionadas, latentes en las obras
anteriores; pero ahora plenamente des-
arrolladas, con conciencia de autor.
El tremendismo en la narración de algu-
nas escenas (caso de la violación del perso-
naje de Marteli a manos del general dicta-
dor), la prosa acelerada, con rítmicos vue-
los poéticos, el erotismo y la sexualidad, el
símbolo del lagarto y, en especial, la con-
formación del universo narrativo de la Isla
Menor, el primer y amplio trazado de ese
mapa literario tan único, se despliegan por
las páginas de esta novela, dividida en cor-
tos capítulos. El humilladero narra una his-
toria de amor entre Berto y Marteli que se
ve truncada por los abusos del fascismo,
pero, en particular, nos interesa destacar la
aparición y desarrollo del símbolo del
lagarto que, como ya dijimos, se convertirá
en una de las claves más originales de la
obra narrativa del autor. El lagarto, junto
con la sabina y posiblemente el Faro de
Orchilla, son verdaderas señas de identi-
dad de El Hierro. El lagarto y la sabina son
dos especies autóctonas, mientras que el
Faro de Orchilla fue durante siglos el
extremo más occidental de Europa, donde
el cardenal Richelieu había ordenado colo-
car el meridiano cero, de ahí su celebridad
(…). La sabina, por su parte, es un tipo de
árbol, que dobla ramas y tronco para salvar
el viento, de los que hay un emblemático
bosque en la zona conocida como La
Dehesa. Estos símbolos identitarios apare-
cen a menudo en la obra de Álamo de la
Rosa, pero nos interesa incidir, al menos
parcialmente, en la importancia del
lagarto.
El lagarto como símbolo de la propia isla,
el lagarto como símbolo de la conciencia
del tiempo, el lagarto como centro miste-
rioso y a veces mágico de todo lo que al
mente “El lagarto” que me parece funda- quén), pero cobra especial protagonismo
mental a la hora de entender esta continua en las novelas El humilladero (1994) y Cam-
presencia del saurio en sus obras. En dicho piro que (2001). El personaje principal de
poema, Álamo de la Rosa escribe “En el El humilladero, Berto, siendo un bebé de
vidrio / de tus ojos prehistóricos / descifro el pocos meses, se traga la cría de un lagarto,
momento” y, unas estrofas más adelante, que va a alojarse a su estómago, donde se
“Mi lagarto nos explica”. La isla, el amor, el siente muy cómodo. El lagarto crecerá con
tiempo, la pasión, el sexo, todo pasa por su el personaje hasta que, al final de la novela,
milagro, por su presencia «prehistórica», en unas páginas de gran dramatismo, sal-
anterior al tiempo histórico, superviviente drá de su escondrijo-estómago para prote-
del mundo y sus avatares. En la prosa, el ger al personaje y para “fundar” la raza de
lagarto ya empieza a crecer como símbolo esos futuros lagartos míticos (…).
EL AÑO DE LA SECA
“En una carta de
Fernando Lázaro La emigración hacia América debida a la
extrema pobreza, la sequía y la posguerra
Carreter al autor, el por española, centrarán el argumento de El año
de la seca, la segunda novela del autor, una
aquel entonces obra magnífica desde su primer capítulo,
ciertamente brutal, arrasador, impresio-
presidente de la Real nante, con la escena de una hija con dolo-
res de parto intentando no dar a luz porque
Academia de la Lengua, delante tiene a su padre ordenándole que
no lo haga, que “no traiga bastardos al
escribe que “leí con mundo”.
El año de la seca, prologada por José Sara-
verdadero placer, mago, ve la luz en la editorial brasileña
7Letras en 1997, traducida al portugués. La
auténtico, su novela El primera edición de esta novela en su redac-
ción original en español se publica tres
humilladero, reveladora años más tarde, en 2000, en la venezolana
de una talento Monte Ávila Editores Latinoamericana,
mientras que en España la publicará en
idiomático fuera de lo Madrid en 2002 la editorial Espasa Calpe.
El año de la seca también tendrá ediciones
común”. En El en Francia (Grassset, 2003), Croacia (Oce-
anmore, 2006) y Portugal (Casa das Letras,
humilladero, obra 2008).
En el volumen provocadoramente titu-
calificada por Bernd lado Doce novelas que se pueden leer, Juan
José Delgado analiza la segunda novela de
Dietz como “estupenda Víctor Álamo. Y apunta que: “El año de la
seca parte de hechos comprobables: la
novela” sequía que asoló la isla de El Hierro en el

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año 1948 y la consecuente emigración
clandestina”.
Acierta al escribir que en esta obra el
autor “se esfuerza en que el filo de la subje-
tividad penetre en la realidad objetiva de
manera que la imaginación pacte con la
historia”, al mismo tiempo que destaca el
hecho de que sea una novela polifónica,
puesto que: ... la totalidad del mundo
narrado se conforma mediante el reagru-
pamiento de las voces que participan en la
gran conversación que, en última instan-
cia, se ha convertido la novela. Son diver-
sos puntos de vista que van organizando
una abigarrada estructura narrativa.
(…) La fuerza telúrica de la isla cobra
renovada plasticidad en la literatura, se
expande, rebrota. La flora y la fauna, por
ejemplo, cuando en el segundo capítulo de
la novela el escritor nos describe cómo
piden agua, aplastados por la sed. Así por
ejemplo en la página 23 (y cito por la edi-
ción española de Espasa Calpe) cuando la
sed es gritada por “humanas gargantas
pero también a los cuatro vientos lo chillan
piteras, cardones, chumberas, tabaibas,
iramas, sanjoras, y murciélagos, cuervos,
cabras y hasta lagartos”. No podía faltar
tampoco a la cita el mítico Árbol Santo o
Garoé, el secreto de los bimbaches (aborí-
genes prehispánicos de El Hierro) para
aplacar la sed. Cuenta la leyenda que en la
época de la Conquista los castellanos lo
buscaron denodadamente, porque de ese
árbol tomaban el agua los bimbaches una
vez que la bruma quedaba atrapada en sus
ramas más altas y el árbol la destilaba gota
a gota, salvándolos de la sed. En el capítulo
XVIII, nuestro autor lo evoca, en plena des-
cripción de la sequía (…).
CAMPIRO QUE
La siguiente novela publicada es Campiro
que, extraño y original título de la tercera
novela de Víctor Álamo de la Rosa, una
obra que editó Espasa Calpe en Madrid en
2001 y que tuvo dos ediciones en España.
También esta obra fue publicada en Fran-
cia (Grasset, 2005) y Portugal (Casa das
Letras, 2005). El telón de fondo de esta
obra es la guerra, en especial, la Segunda
Guerra, pero también los ecos de la Guerra
Civil española y la posguerra. Un triángulo
amoroso protagonizado por el propio Cam-
piro, un pescador de la Isla Menor, Hans
Marcus Müll, un científico nazi capaz de
clonar animales, y Celedonia Jesús, una
campesina ninfómana que maneja a su
antojo las existencias de ambos hombres y
que, en mi opinión, constituye como perso-
naje uno de los grandes logros literarios de
Álamo de la Rosa.
Celedonia Jesús se convertirá, además,
en personaje de varios relatos cortos del
escritor. En Campiro que, sintagma que se
repite en la novela dando comienzo a
varias frases, Álamo de la Rosa despliega
otros personajes, retrato de los perseguidos
políticos del franquismo en la isla, que son
pequeños guiños y homenajes a seres rea-
les, como el caso de Pancho Álamo, tío del
padre del escritor, y el de José Padrón
Machín, conocido cronista de la isla de El
Hierro. Es habitual, sin embargo, esta téc-
nica en las varias novelas del escritor, reple-
tas de este tipo de juegos literarios, donde
más o menos veladamente se alude a per-
sonas reales. Es el caso del escritor mismo,
que se incluye como personaje en sus nove-
las con un alter ego más o menos cómico
que suele llamar Victoriano Alameda del
Rosario y al que siempre califica de “escri-
torzuelo”. La barca que suelen utilizar los
personajes para sus desplazamientos por el
mar de las Calmas suele llamarse Mareas
brujas, así ocurre, por ejemplo, en Campiro
que (donde el nombre se le revela a Cam-
piro en el transcurso de una pesadilla) y en
La cueva de los leprosos (donde precisa-
mente el hecho de cambiar el nombre de la
barca trae problemas a Anselmo, el perso-
naje central, con el escritorzuelo local).
Todas las novelas de Álamo de la Rosa esta-
blecen mecanismos de referencia entre
unas y otras, por lo general, haciendo apa-
recer y desaparecer personajes que fueron
principales en otras novelas, pequeños
cameos que resultan eficaces a la hora de
establecer las coordenadas de ese micro-
cosmos narrativo que es la Isla Menor.
Son novelas que, de esta manera, se con-
tienen unas a otras. El lenguaje, siempre
importante en el estilo del escritor, cobra
especial significación en Campiro que.
Numerosos juegos verbales, como demues-
tra el propio título de la novela, los simbo-
lismos con las propias letras, caso de la C,
letra elegida para comenzar los nombres
de los personajes principales (Campiro,
Celedonia, Claudina), los propios lagartos
y su conciencia metalingüística, pues unen
sus cuerpos-letras para hacer palabras
“buscando inspiración, fuerzas, prolo-
gando el paisaje venidero, escribiéndose
conscientes de la tenue conexión que hay
entre crear y procrear, sílabas de un mismo
parto”, deparan en Campiro que grandes
sorpresas que, al decir del crítico Juan
Ángel Juristo “asombran”, pues “pocas
narraciones he leído con tamaño delirio”.
(…) Esta explosión de lenguaje es un
buen ejemplo de esa conciencia lingüística
que sobrevuela toda la narración y, en mi
opinión, una de las características princi-
pales de esta novela. Son innumerables los
ejemplos que se hallan en Campiro que y de
hecho, las líneas finales de la obra nos vuel-
ven a recordar esa conciencia metalingüís-
tica, cuando hemos descubierto lo que ha
pasado escrito en la cara del pastor Onofre,
palabras: ... salidas como lagartos de nadie
sabe dónde, escritas por una mano que no
existe pero ahí, rebeldes, revelando lo que
pudiera haber sido o lo que era, comple-
tando lo que ya narrara Celedonia [...] para
impedir a Onofre que llora que enjuague
con agua sus lágrimas, para impedir que
lave con agua y jabón todo su rostro y borre
así ya para siempre esas líneas, esas pala-
bras, esta escritura, lo último que soy.
El brillante, memorable final de la novela
aniquila, incluso, la propia escritura y, con
la escritura, al narrador y al propio escritor.
Conciencia de lenguaje hasta el fin.
Dijimos que la creación de un microcos-
mos narrativo implica la creación de un
tiempo, los famosos cronotopos de Bajtin.
En las novelas de Víctor Álamo de la
Rosa, aunque sean reconocibles ciertas
marcas de tiempo histórico, tales como la
posguerra española, es habitual la creación
de un tiempo interior, un tiempo propio de
las novelas, un tiempo en el que todo puede
ocurrir: como el anacronismo. Es en este
sentido otra particularidad del escritor su
capacidad para crear anacronismos que,
sin embargo, encajan perfectamente en ese
otro tiempo que funda la escritura. Así ocu-
rre, por ejemplo, en Campiro que, pero tam-
bién en Terramores. En Campiro que el nazi
protagonista es también un científico que
hace experimentos, en la mejor estirpe de
un Menguele, pero que es capaz de irónica-
mente clonar una cabra, la cabra que lla-
mará Dolores, trasunto jocoso y muy litera-
rio de la famosa clonación celebrada por la
comunidad internacional de la oveja Dolly.
Así introduce Álamo de la Rosa este ana-
cronismo, nos trae desde el futuro una
experiencia que encaja en ese pasado his-
tórico asociado a la Segunda Guerra Mun-
dial. Lo mismo ocurre en Terramores,
donde se insertan de lleno esos miedos
voraces del hombre contemporáneo, el
terrorismo, después, sobre todo, de los
atentados de las Torres Gemelas, y la lle-
gada de inmigrantes, sobre todo africanos,
en barcas, pateras y cayucos, un drama
que, por cierto, se ha hecho habitual en las
costas canarias. No importa al narrador
situarnos en un contexto de posguerra, en
plena persecución de los rojos a manos de
los franquistas, para colar ese anacro-
nismo, y hacernos vivir la obsesión con-
temporánea por el terrorismo e, incluso, el
naufragio de una patera que transporta
una mujer negra y embarazada a la que
ayudará el protagonista, Manuel el Huido.
TERRAMORES
Terramores tituló el escritor su cuarta
novela, cuyos derechos fueron adquiridos
por la editorial francesa Grasset ya en
2005, aunque se publicó en París en 2007.
De nuevo se da la peculiar circunstancia de
un autor que escribe en castellano, pero
que publica antes en otras lenguas. La edi-
ción en español de Terramores la realizó
Artemisa Ediciones en Madrid en 2008. El
mismo escenario de las novelas anteriores,
esa isla de El Hierro convertida en Isla
Menor, pero como tema de fondo esos mie-
dos del hombre moderno, como son el
terrorismo y la inmigración, sirven en esta
ocasión a nuestro escritor para dibujar las
aventuras de dos hermanos, cuyas fecho-
rías y gamberradas los acabarán convir-
tiendo en “terroristas”, y de Manuel el
Huido (personaje que recrea la vida real
del perseguido político Manuel Hernández
Quintero, quien fuera a sus 22 años el
alcalde republicano más joven de España,
en el municipio grancanario de Firgas) y
construir una auténtica tragedia de ritmo
narrativo trepidante. En Terramores apa-
rece cierto comedimiento en la utilización
del lenguaje, y por eso el estilo del autor se
depura, diríamos que se serena, en rela-
ción, sobre todo, a la verdadera explosión
que supuso Campiro que. Sin embargo,
ciertos juegos de palabras, la voluntad de
creación de neologismos, como el propio
título de la novela demuestra, siguen per-
petrándose.
En este sentido, la palabra terramores se
explica en la cita que abre la obra, extraída
de un presunto Diccionario de Canarismos
que nos revela que el vocablo había sido ya
utilizado por un tal Anquiloto de Herrita-
nia, completamente inexistente, salvo en la
imaginación del autor. Repárese en las
similitudes fonéticas y en las connotacio-
nes de Herritania y Hierro. Otro neolo-
gismo, especialmente bello, de Álamo de la
Rosa es marmullo, con el significado de
El perseguidor 5
“murmullo del mar”, aunque también se
utiliza como verbo, marmullar, por ejem-
plo, en La cueva de los leprosos, donde
escribe, en el capítulo 18, “esparce este sus-
piro que marmulla yo te amo”. En Terra-
mores vuelve a recrear su Isla Menor en
páginas de gran belleza literaria, como las
que dedica a escribir las cartas de Manuel
el Huido a su novia, llamada Rosa en la
novela (Juana Casañas en la realidad).
LA CUEVA DE LOS LEPROSOS
Con La cueva de los leprosos, quinta novela
del escritor, coeditada en Tenerife en 2010
por Edición KA y CajaCanarias, nuestro
autor insiste en los mismos parámetros
geográficos, esta vez con la excusa de la
enfermedad, la lepra, para construir una
difícil historia de amor entre el marinero
portugués Anselmo y la leprosa Marina.
Esta novela recibió el premio de creación
literaria Alfonso García Ramos del Cabildo
de Tenerife en su convocatoria de 2007,
aunque es interesante comprobar cómo
parte del argumento y de los propios per-
sonajes de esta obra ya están esbozados en
algunos pasajes de una novela como Cam-
piro que.
(…) Álamo de la Rosa me confesó, en
una de nuestras conversaciones, que La
cueva de los leprosos “tuvo varias redaccio-
nes, porque, a pesar de ser una de mis nove-
las más cortas, ha sido uno de las que más
trabajo me ha costado, por esa mezcla de
realidad y fantasía que me impuse”. Se
refiere el autor a la aparición del mito de la
Atlántida como continente sumergido,
haciéndose eco del mito que refiere las Islas
Canarias como partes visibles de la legen-
daria Atlántida, sus cimas, aquellas que por
su altura escaparon al hundimiento del
diluvio bíblico. La cueva de los leprosos, en
la que, por cierto, vuelven a hacer fulgu-
rantes apariciones personajes tan emble-
máticos de su obra anterior como Campiro,
el viejo Cándido, Celedonia Jesús, Teófilo
Padrón, Efigenia y hasta el perro Corcho,
entremezcla dos tramas, una de ellas trans-
curre en un plano más realista (la enferme-
dad y reclusión de los leprosos en una
cueva del mar de las Calmas) y la otra en
un plano más fantasioso o fantástico, si se
quiere, como el mismo autor ha confesado
en diversas entrevistas, en el que se des-
cribe “la vida en la capital de la Atlántida,
la ciudad de los techos de oro”. La Atlán-
tida es aquí un espacio donde vivir otra vida
que solo se inaugura tras la muerte.
Anselmo Viveiros, el protagonista,
navega en pos del amor de su Marina y,
cual moderno Caronte, es capaz de viajar
entre esas dos orillas, la realidad y la fanta-
sía, la vida y la muerte. Es asimismo intere-
sante recalcar en esta novela las breves apa-
riciones de una ciudad muy bien conocida
por el autor, Río de Janeiro, puesto que
residió en ella. En la obra se describen
barrios, favelas, distintos lugares de la ciu-
dad carioca (como el inmenso puerto) para
explicarnos el espíritu viajero de Viveiros.
La obra, además, recurre a la estrategia
narrativa del manuscrito, porque la novela
es, también, escrita por el propio perso-
naje, que relata sus vivencias como cuida-
dor de leprosos en la Isla Menor en su cua-
derno mientras está recluido en la cárcel
de Masilva por haber envenenado a los
leprosos.
6 El perseguidor Sábado, 22
de enero de 2011

EL VUELO DE ÍCARO / NÚMERO: CXIV

Coordinación: Coriolano González Montañez

N.G.
NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA
Nikólaos G. Lykomitros nació en Atenas en 1977. Algunos
de sus poemas se han publicado en revistas literarias grie-
gas.
Publica en su blog, http://the-sound-of-loss.blogspot.com/,

LYKOMITROS nuevos poemas y ha escrito una obra de teatro titulada

Callejón sin salida (Psicodrama metropolitano en tres
actos).
El fanzine Arial 9 (2001-2002), editado en Santa Cruz de

CINCO Tenerife por el poeta e investigador Secundino Darias

García, publicó mi traducción de tres de estos poemas
(«Parte de tormenta», «Cuarentena» y «En un círculo de
fuego»), que pertenecen, al igual que los dos restantes, al

POEMAS
primer libro del poeta griego: Rastreadores del fin (Ate-
nas, Ekdosis Gabrielides, 2010).

TRADUCCIÓN Y NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA: MARIO

DOMÍNGUEZ PARRA

PARTE DE TORMENTA CUARENTENA

Los pequeñoburgueses continúan viviendo Se hizo pública una resolución del Ministerio de Comunicación
sus amores insípidos. Humana.
Me pregunto cómo se soportan el uno al otro. Desde anoche me encuentro en cuarentena.
La peste de su beso plástico Estoy encerrado en una casa de cristal.
llega hasta aquí. Fuera la gente se detiene y me examina.
En sus brillantes latitas con ruedas Uno se ríe, otro hace muecas.
deambulan abrazados por las calles de la ciudad La mayoría, sin embargo, me miran extrañamente
-una excusa para la afectuosidad- como si fuera un monstruo.
mientras que su fin está prescrito. Soy la nueva atracción de la ciudad.
Ahora yacen muertos sobre el asfalto. Las familias pagan entrada para verme.
Su sangre La mayoría de los niños me temen.
es su única ofrenda al altar del amor. Apoyo la mano sobre el cristal
y aúllo sin parar
quizás asuste a los transeúntes
UN AÑO DESPUÉS y me lancen una mirada de comprensión.
Los mayores no se conmueven por algo así.
a Andreas K. Los guardianes de la casa tienen orden de disparar
si intento escapar.
Tantas horas habías rotado alrededor de la flor de mi corazón Pero lo he decidido.
como una abeja y no dabas el paso para descubrirme tu secreto. Mañana romperé el cristal con las manos
Puesto que sabías que mostraría comprensión, ¿por qué te costó para que mi diáfana cárcel adquiera algo de color.
tanto confiar en mí? Entre una nube de humo y con el olor a alco-
hol en el ambiente, te quitaste la máscara y me permitiste ver las
cicatrices de tu rostro. Finalmente no eran tan horribles como pen- EN UN CÍRCULO DE FUEGO
sabas. En el camino de vuelta subimos juntos la cuesta sin impor-
tarnos las miradas de los transeúntes. Sentía que sonreías. Tus Sostengo estrechamente mi mechero.
labios tenían el color del arcoíris. Hace horas que espero a que regreses.
Durante todo este tiempo pasaban por mi mente
los momentos que vivimos juntos.
SENTENCIA Al final, recordé nuestra última discusión
y la escena de la separación.
Escasa la luz en una esquina de la habitación. Interminables imáge- Esta escena no desea irse de mi memoria.
nes sucesivas en la pantalla. Tardaste. Pero, de todas formas, no habíamos quedado.
El sonido de un coche que se aleja. Me miras con desprecio. Me ignoras mordazmente.
Libros, notas, cartas, tarjetas de felicitación. Vestigios de un pasado ¿Y ahora qué? Estás preparada para alejarte.
lejano. No lo conseguirás.
Macabro el sueño de los hombres. Primero la gasolina y después el fuego.
Arrastras tu cuerpo exhausto hasta la cama. Respiras lenta y firme- Nos quemamos poco a poco.
mente pero sobre todo en silencio. Intentas aullar pero callas. Las llamas nos rodean.
Te tomaste tu tiempo para entender que La pasión quema por completo nuestros cuerpos.
tu sentencia es la soledad. ¿Y el amor? Se consumió en el fuego.

Sábado, 22
de enero de 2010
EL BUEY SOBRE EL TEJADO/
DE MÚSICA Y LIBROS: CARTAS A
UN JOVEN BAILARÍN
MARÍA DEL RÓDANO
He aquí el cuerpo; esta introspección se
hace presente, únicamente para el conoci-
miento, únicamente para la reflexión, y
permanece liberado y no se ata a nada en el
mundo.
Maurice Béjart
A
lguien muy querido me dijo
una vez que bailar es la mejor
forma de comprender la vida.
Quizá esto suene retórico en
un principio, puede que sea
difícil de entender para alguien que nunca
ha experimentado la práctica sistemática
de la danza, pero es sin duda una gran ver-
dad. Vivir no es difícil; no es a vivir a lo
que nos ayuda la danza, sino a hacerlo ale-
gremente.
Fue Friedrich Nietzsche (1844-1900) en
su Zaratustra, el “libro para todos y para
nadie” (Also Sprach Zarathustra. Ein Buch
für Alle und Keinen, 1885), quien definió al
bailarín como aquel que sabe escuchar a
su cuerpo, aquel que sabe ser a la vez de la
tierra y del cielo. Hermosa definición –y
halagadora, para aquellos que puedan
sentirse aludidos– que puede dar una idea
de la dimensión de la experiencia de bai-
lar. Cuando se sube al escenario el bailarín
es una “no-persona”. En su día a día puede
ser de tal o cual manera, más limpio, más
sucio, más educado, más descortés...
Luego nada de eso importa, porque
cuando ejecuta sus pasos con entrega y
maestría se convierte en puro movimiento
y en aquel personaje al que interpreta.
Para el público que observa, todos los
(buenos) bailarines son ángeles, seres
dotados de una fuerza sobrehumana, y es
que han aprendido como pocos a conver-
sar con la tierra que les soporta y con el
cielo que les atrae.
Las teorías nietzscheanas se entretejen
con las enseñanzas del coreógrafo Mau-
rice-Jean Berger (1927-2007), más cono-
cido como Maurice Béjart, en su libro Car-
tas a un joven bailarín (editado en caste-
llano por Libros del Zorzal). Este gran
renovador de la coreografía contemporá-
nea, hijo de filósofo, consideró siempre a
Nietzsche una luz en el camino de su vida,
y llegó incluso a ser criticado en ocasiones
por sus “exageradas tendencias filosófi-
cas”. Apreciado sobre todo en Europa,
dirige, en esta pequeña joya del género
epistolar, consejos artísticos e ideológicos
a un joven aprendiz. Sabe bien Béjart que
tras ese bailarín del que hablamos, tras
ese ser angelical que se sube al escenario
para dejar admirado al público, hay un
durísimo trabajo que exige una férrea dis-
ciplina. No cree en los genios espontáneos
y suscribe la idea de que son “un diez por
ciento inspiración y un noventa por ciento
transpiración”, sentencia que comparten
tanto otros grandes bailarines como cien-
tíficos, escritores o matemáticos; son
conscientes de que sin el esfuerzo reite-
rado, ese diez por ciento de magia que lle-
van dentro nunca llegará a aparecer.
¿Y cuál es según Béjart la herramienta
de trabajo imprescindible para todo baila-
rín? La barra. Es decir, rectifico (a él no le
gustaría leer esto), no es una herramienta
de trabajo, es un ser vivo que conoce y
observa al que la utiliza: Amas a la barra,
debes amarla porque ELLA te ama, pero
no te pertenece. Así como tú eres libre, la
barra no es TU barra. Ella está allí en la
medida en que sabes honrarla, amarla.
Luego, cuando te retiras, dile sin falta
“hasta luego” y “gracias”. Si sigues en pie,
es gracias a ella.
Tras leer esta descripción, nunca volví a
mirar una barra con los mismos ojos. Cier-
tamente, esta entidad es a un bailarín lo
que un padre a un hijo: día tras día le ve
crecer, ve cómo sus piernas se fortalecen y
sus port-de-bras se perfeccionan; sonríe
satisfecha cuando no la ven. Sin embargo,
si la barra es la mejor amiga de un baila-
rín, en la misma sala se encuentra tam-
bién su mayor enemigo: el espejo, un trai-
dor. Él solo devuelve la imagen que el que
se mira desea ver, y por tanto sólo se
merece “una sonrisa irónica”. El verda-
dero espejo al que debe obedecer un baila-
rín –de nuevo el Béjart filosófico– es al que
se encuentra en algún punto interno en
medio de la frente, “un espejo del espíritu
y del corazón” que le muestra tal y como
es.
¿Y qué hay del suelo, esa “tierra que le
soporta”? Qué difícil es vencer a la grave-
El perseguidor 7
Coordinación: Pompeyo Pérez
Portada de Cartas a un joven
bailarín (editado en castellano
por Libros del Zorzal). / DA
dad para poder volar. El secreto está en
ignorar al suelo; desentenderse de él apro-
vechándolo a la vez astutamente,
sabiendo que se sale de él, pero pensando
que no es el cuerpo el que se eleva, sino el
suelo el que se escapa. Una vez compren-
dido todo esto, se puede empezar a bailar.
El aprendizaje, sin embargo, y aunque
necesario, no es más que una etapa inter-
media. La diferencia entre un buen baila-
rín y uno excelente es que el bueno eje-
cuta pasos perfectos gracias a la técnica, y
el excelente se lanza al vacío, se divierte,
baila sintiéndose libre porque ha logrado
trascender la técnica (que su cuerpo sin
embargo no olvida. Aunque se podrían
poner cientos de ejemplos idóneos para
mostrar cómo unos bailarines disfrutan
realmente una coreografía, y a pesar de
que se considera su versión de La consa-
gración de la primavera de Stravinsky el
mayor logro de Béjart, me quedo para esta
ocasión con la interpretación de Suzanne
Farrell y Jorge Donn de la coreografía del
maestro para Romeo y Julieta, con música
de Hector Berlioz. Ambos viven la historia
de los amantes con la intensidad de una
vida propia mientras realizan una serie de
pasos que parecen ser naturales, sencillos,
espontáneos.
La capacidad para trascenderse y supe-
La diferencia entre un rarse del bailarín en realidad no es sino
una metáfora de la capacidad para estas
buen bailarín y uno mismas cosas en muchos otros aspectos
de la existencia. Quizá fue esto lo que le
excelente es que el hizo a Nietzsche insistir tanto sobre la
necesidad de que todos fuéramos, en
bueno ejecuta pasos cierta forma, bailarines. Dijo que no
podría creer en un dios que no supiera bai-
perfectos gracias a la lar, sentencia de lo más lógica después de
comprender todo lo que significa la danza
técnica, y el excelente en su filosofía: Mi Alfa y mi Omega es que
se lanza al vacío, se todo lo que es pesado y grave llegue a ser
ligero; todo lo que es cuerpo, bailarín; todo
divierte, baila lo que es espíritu, pájaro.
Así, y sólo así, se puede entender en pro-
sintiéndose libre fundidad el baile. No es únicamente una
cuestión física, y grandes figuras como
porque ha logrado Tamara Rojo, Maya Plisétskaya o Rudolf
Nureyev coinciden en esto. Por eso este
trascender la técnica pequeño libro de Béjart, compuesto por
siete cartas cargadas de significado, es una
(que su cuerpo sin magnífica iniciación para aquel que quiera
adentrarse en el mundo de la danza con la
embargo no olvida) mente y los ojos bien abiertos.
8 El perseguidor Sábado, 22
de enero de 2011
IMAGEN DEL FILME CAMINO A LA
LIBERTAD DEL CINEASTA AUSTRALIA-
NO PETER WEIR, DIRECTOR DE MASTER
AND COMMANDER.

EL OJO CINÉFILO
Un
inexplicable
instinto de
supervivencia
ENRIQUE CARRASCO
La trayectoria del australiano
Peter Weir es una suerte de ima-
gen caleidoscópica, versátil, que
nos lleva a una interesante conju-
gación entre fuertes caracteres y
lo que las circunstancias pueden
influir en aquéllos (la violencia
de la guerra, o la fuerza más
devastadora de la naturaleza).
Realizador paciente y poco dado
a las improvisaciones, prefiere no
dar comienzo a una producción
hasta que tenga todos los cabos
atados, aunque el proyecto sea
francamente prometedor en
taquilla, de ahí que tarde una
media de tres a cinco años entre
filmación y filmación. Weir nos
ha regalado trabajos realmente
sugestivos, como El club de los
poetas muertos (1989), Único Tes-
tigo (1985) o La costa de mosqui-
tos (1986), otros descafeinados,
como Matrimonio de convenien-
cia (1990), aunque nos queda-
mos con su obra maestra Master y
Commander (2003) y damos una
nota muy alta a esta última pro-
ducción, Camino a la Libertad
(2010) que acaba llegar a nues-
tras pantallas.
La cinta cuenta las peripecias
de un grupo de presos de un
campo de trabajo de Siberia en
1940 que, junto con otros cuatro
compañeros, huyen e inician un
peligroso viaje de seis mil kilóme-
tros de terreno hostil hasta llegar
a la India. Guiados por la espe-
ranza de alcanzar la libertad,
deberán enfrentarse a las condi-
ciones más adversas, tomando
decisiones nada fáciles y pasando
todo tipo de calamidades. La pelí-
cula se inspira en los hechos rea-
les descritos en el libro The Long
Walk: The True Story of a Trek to
Freedom, de Slavomir Rawicz,
oficial de la caballería polaca,
uno de los millares de soldados
polacos prisioneros del Ejército
Rojo en la invasión de Polonia
(estrangulada
por nazis y
soviéticos en
1939). El film se
nutre de los
cánones clásicos
de un subgé-
nero que algunos se han apresu-
rado a denominar cine carcelario
y que, dicho sea de paso, nos ha
dejado verdaderos testimonios
de arte (en los últimos años,
Cadena Perpetua, Frank Dara-
bont, 1994). A pesar de la dura-
ción de una obra que pide su
extensión por la intensidad de la
larga travesía a pie echamos en
falta una explicitación más deta-
llada del cautiverio previo aun-
que es evidente que tanto el direc-
tor como los productores, Natio-
nal Geographic, deseaban cargar
las tintas describiendo una
intensa interacción entre los
impresionantes paisajes con el
destino de un grupo de hombres
y una mujer ateridos por el frío,
la sed, las llagas, el calor extremo
y la inanición. Lo más sobresa-
liente es sin duda la excelencia
del conjunto actoral encabezado
por Ed Harris, Colin Farrell y un
sorprendente Jim Sturgess, quie-
nes apoyados por un logradísimo
maquillaje de desgaste, despliegan
un la exquisita sensibilidad mos-
trando hasta dónde puede resis-
tir un ser humano (extremo que
nos recordó de inmediato aquel
inexplicable instinto de supervi-
vencia de Viven). A destacar final-
mente el trabajo de la actriz
Saoirse Ronan y el hermoso
diseño de la secuencia que se
detiene en sus horas finales y que,
en este caso, cuenta con un pró-
logo de la profesora María Luisa
Monteiro Quintana.

ENSAYOS DE UN CRIMEN / Eduardo García Rojas

Tras el regreso de Napoleón de la isla de

FOUCHÉ, DE STEFAN Elba, Fouché se pone una vez más a sus

órdenes pese a haber conspirado contra él
a favor de Luis XVIII. Con la derrota defi-
nitiva del pequeño emperador en Waterloo,
el ministro de policía vuelve a inclinar la

ZWEIG cabeza ante el monarca, que ya no confía

en él. Fouché es ahora regicida, el revolu-
cionario que se mostró partidario de la
ejecución de su hermano, Luis XVI.
Founché pasa sus últimos días en el exi-
Portada de Fouché, recientemente lio. Primero en Austria, luego en Italia,
editada por Acantilado.. / DA donde muere considerado en su propio

E
xtraño el caso de Stefan Zweig
en el panorama editorial espa-
ñol. Siempre estuvo ahí. En los
años treinta, en los cincuenta y
sesenta del pasado siglo XX y
afortunadamente en este XXI que parece
que claudica ante la barbarie.
Ediciones Acantilado anuncia la reedi-
ción de una de las mejores biografías de
Zweig, maestro de biógrafos. Se trata de
Fouché, inquietante ministro de policía y
un adelantado a su tiempo. El volumen
que tengo en casa es una vieja traducción
editada en su día por Juventud (1956). El
subtítulo: el genio tenebroso. Acantilado lo
cambia ahora por Retrato de un hombre
político. Me quedo con el primero aunque
me conste que es más apropiado el
segundo es estos tiempos que corren.
Fouché según Zweig es ambición e
intriga. Dos cualidades que describe en su
obra con admirable destreza. Son las úni-
cas pasiones de este hombre político,
carente de escrúpulos y moral, que supo
navegar a través de las convulsiones socia-
les y políticas de su tiempo. La Francia
revolucionaria y del imperio napoleónico
sin mudar el gesto.
Zweig escribe: “Los gobiernos, las for-
mas de Estado, las opiniones, los hombres
cambian, todo se precipita y desaparece
en ese furioso torbellino del cambio de
siglo, sólo uno se queda siempre en el
mismo sitio, al servicio de todos y de todas
las ideas: Joseph Fouché”.
Se trata, a mi juicio, de la mejor obra
biográfica que nos dejó escrita su autor.
Su aguda penetración psicológica logra
que el lector se meta dentro de la cabeza
de quien probablemente fuera el hombre
más odiado y también temido de Francia.
Y todo ello se explica en Fouché con singu-
lar distancia, nunca juzgando al perso-
naje. Las traiciones de Fouché --que fue-
ron muchas-- son, afirma Zweig, juegos
políticos que su personaje utiliza para
medrar en unos tiempos convulsos, muy
dados al debate y con una prensa inci-
piente que confunde la tarea de informar
con la del libelo. No hace falta ser muy
inteligente para comprobar que, transcu-
rridas las centurias, no han cambiado tan-
tos las cosas. Fouché el libro no ha perdido
así actualidad.
Para Stefan Zweig, Fouché es un hom-
bre de su tiempo y del nuestro: Girondino
y Jacobino cuando Robespierre se hace
con el poder y uno de los conspiradores
del golpe de estado de Thermidor que con-
tribuye a su caída y posterior ejecución en
la guillotina, la biografía muestra a un
hombre, Fouché, que siempre se adapta a
las circunstancias. Tras el dramático final
del Incorruptible, Fouché termina a las
órdenes de Napoleón para quien crea el
espionaje moderno.
“Quien proyecta un golpe de Estado y
trama conspiraciones necesita, sobre
todo, de hombres à tout faire, bravis y
bulos, como los llaman lo italianos; perso-
nas sin carácter y en quienes, no obstante,
se puede confiar; para eso sirve Fouché
como nadie. El destierro es su escuela para
la carrera, y en ella desarrolla su talento
futuro como maestro de la Policía”.
En su retrato, Zweig dibuja con palabras
un perfil cercano de este “animal político”
que siempre maniobró en la sombra.
Zweig solo detecta una flaqueza en el
carácter de su biografiado: la vanidad.
“Fouché prefiere sobrellevar la envidia, el
odio y la ira, antes que abandonar volun-
tariamente un sillón ministerial”.
país como el Traidor. Con mayúsculas.
Zweig escribe: “Ni desde la tumba
delata el tenaz silencioso toda la verdad. A
la tierra fría se lleva, celoso, sus secretos,
para subsistir él mismo como un secreto,
todo crepúsculo y tinieblas, figura siem-
pre hermética, impenetrable.”
El autor
Stefan Zweig (Viena, 1881-Petrópolis,
Brasil, 1942) fue un escritor enormemente
popular, tanto en su faceta de ensayista y
biógrafo como en la novela. Su capacidad
narrativa, la pericia y la delicadeza en la
descripción de los sentimientos y la ele-
gancia de su estilo lo convierten en un
narrador fascinante. En su interesante
producción destacan las biografías, como
su estupendo retrato de María Antonieta,
Balzac y María Estuardo, entre otros. Tam-
bién en novelas y cuentos como La piedad
peligrosa o La impaciencia del corazón,
Veinticuatro horas en la vida de una mujer,
Novela de ajedrez y Amok.
Fue autor, además, del visionario volu-
men Brasil: un país de futuro, libro que
escribió como homenaje a la nación que lo
acogió cuando tuvo que abandonar su
amada Europa y cuya cultura estaban con-
tribuyendo a aniquilar las tropas victorio-
sas alemanas en los primeros años de la II
Guerra Mundial. .
Desesperado porque imaginó un mundo
en manos de los nazis, decidió suicidarse
con su esposa el 22 de febrero de 1942 en
la ciudad de Petrópolis, Brasil.