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Condiciones de emergencia del

“joven” como actor social


 Irrupción en la escena pública contemporánea de América Latina: época de
los movimientos estudiantiles de finales de la década de los años 60’.
 Aunque fueron más propiamente pensados como "estudiantes", empezaba a
ser claro que un actor social que tendía a ser visto con temor o con
romanticismo, afirmaba a través de sus expresiones una voluntad de participar
como actor político.
 La derrota política, pero especialmente simbólica, de esta etapa, volvieron
prácticamente invisibles, en el terreno político, a los jóvenes de la década de
los 80’.
 Al finalizar la década de los 80’y en los tempranos 90’, una nueva operación
semántica de bautizo estaba en marcha: se extendía un imaginario en el que
los jóvenes eran construidos como "delincuentes" y "violentos". El agente
manipulador de esta etapa, sería la "droga". Así arrancó la última década del
siglo XX.
 "Rebeldes", "estudiantes revoltosos", "subversivos", "delincuentes" y
"violentos”: clasificaciones que se expandieron rápidamente y visibilizaron a
cierto tipo de jóvenes en el espacio público, cuando sus conductas,
manifestaciones y expresiones entraron en conflicto con el orden establecido.

 En el contexto latinoamericano resultó fácil convertir a los jóvenes tanto en


"víctimas propiciatorias", en receptores de la violencia institucionalizada,
como en la figura temible del "enemigo interno" que transgrede a través de
sus prácticas disruptivas los órdenes de lo legítimo social.

 En América Latina, la tasa promedio de edad muestra una población


predominantemente joven, en que la Argentina arroja un índice de 28 años, y
algunos países como Brasil un promedio de 24 años, o México 21.

 Por ello, se revela importante la pregunta por los modos en que los y las
jóvenes viven, experimentan e interpretan un mundo tensionado por
múltiples conflictos y enfrentado a la paradoja de una globalización que
parece acentuar fuertemente los valores locales.
Contextos y condición juvenil
 La juventud como una “invención de posguerra”
 Asociada a los “nuevos estándares de vida” de los vencedores:
alargamiento de la esperanza de vida.
 Comienza a consolidarse la idea de “moratoria social” de los jóvenes en
el acceso a la vida adulta. Se pospone su ingreso a la vida productiva.
 Los jóvenes deberían ser retenidos durante un período más largo en las
instituciones educativas.
 Luego de la posguerra emerge una poderosa industria cultural que
ofertaba por primera vez bienes "exclusivos" para el consumo de los
jóvenes .
 Por otro lado, se generan dispositivos especiales para un segmento de
población que va a irrumpir masivamente en la escena pública
 Conciencia de que ha "aparecido" un nuevo tipo sujeto para el que hay
que generar un discurso jurídico que pueda ejercer una tutela, y que al
mismo tiempo opere como un aparato de contención y sanción.
Los 3 procesos que vuelven “visibles” a
los jóvenes como actores sociales
 La reorganización económica por la vía del
aceleramiento industrial, científico y técnico,
que implicó ajustes en la organización
productiva de la sociedad

 La oferta y el consumo cultural (industrias


culturales orientadas a los jóvenes)

 El discurso jurídico
Se redefine la dimensión “etaria” como
principio explicativo para la juventud
 En el marco de estos procesos, la edad adquiere una densidad que no se
agota en el referente biológico (la distribución por rango etario no da cuenta
por sí misma acerca de la complejidad del fenómeno).

 La edad asume valencias distintivas no sólo entre diferentes sociedades,


sino en el interior de una misma sociedad al establecer diferencias en
función de los lugares sociales que los jóvenes ocupan en la sociedad.

 No es una categoría “cerrada” ni “transparente”: se vuelve necesario en los


estudios sobre juventud, ponderar su capacidad hermenéutica en relación a
los contextos y las dinámicas socio-culturales y políticas (e históricas).
Crisis del marco que sirvió como
delimitación del mundo juvenil
 Incapacidad del sistema educativo del Estado para ofrecer y garantizar
educación para todos (acceso, permanencia y salida “exitosa”).

 Falta de “pertenencia” a las instituciones educativas

 Crecimiento del desempleo y de la sobrevivencia a través de la economía


informal.

 El ideal de la incorporación tardía a la población económicamente activa


(moratoria social) queda desdibujado ante la simultaneidad de la escuela y el
trabajo en las trayectorias de vida de los jóvenes.
Narrativas encontradas
 En términos generales, el Estado, la familia y la escuela siguen pensando
a la juventud como una categoría de tránsito, como una etapa de
preparación para la vida adulta.
 Los desarrollos teóricos en psicología y educación han enfatizado esta idea
de incompletud y déficit en el adolescente (joven), que permiten justificar
muy diversas intervenciones “especializadas” sobre ellos.
 Se tiende a caracterizar al sujeto joven desde la falta, la ausencia y la
negación, como si estos rasgos fueran parte esencial de su ser
 En cambio, para los jóvenes, el mundo está anclado en el presente,
situación que ha sido finamente captada por el mercado.
 Los jóvenes no constituyen una categoría homogénea, no comparten los
modos de inserción en la estructura social, lo que implica una cuestión de
fondo: sus esquemas de representación configuran campos de acción
diferenciados y desiguales.
Jóvenes, contextos, instituciones
Antagonismos y miradas
 Muchos estudios sobre jóvenes han demostrado una fuerte tendencia a
(con)fundir el escenario situacional (la marginación, la pobreza, la
exclusión) con las representaciones profundas de estos jóvenes o, lo que
es peor, a establecer una relación mecánica y transparente entre prácticas
y representaciones:

 Por ejemplo, la calle en tanto escenario "natural", se ha pensado como


"antagonista" en relación con los espacios escolares o familiares y no es
problematizada como el espacio de extensión de los ámbitos
institucionales en las prácticas juveniles.

 Este tipo de posiciones no permiten dar cuenta de la “porosidad” que


pueden tener distintos ámbitos de socialización de los jóvenes en su vida
cotidiana (la escuela y el barrio, por ejemplo, no ya como opuestos)
Los jóvenes como agentes sociales
 Los jóvenes como un sujeto con competencias para referirse en actitud
objetivante a las entidades del mundo, es decir, como sujetos de discurso, y
con capacidad para apropiarse (y movilizar) los objetos tanto sociales y
simbólicos como materiales, es decir, como agentes sociales.
 Se reconoce el papel activo de los jóvenes en su capacidad de negociación
con las instituciones y estructuras.
 Desde esa agencia de lo juvenil, los jóvenes construyen y negocian su
propia percepción del mundo más allá de imperativos territoriales o
identidades esencialistas (la mirada que los pondría en posiciones
antagónicas).
 “Culturas juveniles”, “identidades juveniles”: se articula lo local y lo global,
los distintos espacios de socialización (institucionales, barriales, familiares) en
una permanente negociación de símbolos, gestos, representaciones,
adscripciones y acciones.
De las trayectorias de vida a las
trayectorias escolares
 Las perspectivas más críticas en ciencias sociales muestra al joven como un
actor posicionado socioculturalmente, lo que significa que hay una
preocupación por comprender las interrelaciones entre los distintos ámbitos
de pertenencia del joven -la familia, la escuela, el grupo de pares.

 Se reconoce así la insuficiencia de perspectivas que han "parcializado" al


joven, mostrándolo de manera excluyente como alternativo o como
integrado (por “fuera” o “dentro” de las instituciones).

 Las alteraciones, fragmentaciones, interrupciones y vaivenes que los


jóvenes pueden expresar en sus trayectorias escolares, lejos de posicionarlos
por “fuera” o “dentro” de las instituciones (o alejados del ideal de alumno),
los resitúa en una permanente negociación que puede tener resultados
dispares para sus propias trayectorias vitales.
Trayectorias escolares
teóricas y reales
Trayectorias teóricas: expresan itinerarios en el sistema que siguen la
progresión lineal prevista por éste en los tiempos marcados por una
periodización estándar. Tres rasgos del sistema educativo son especialmente
relevantes para la estructuración de las trayectorias teóricas:

 la organización del sistema por niveles,

 la gradualidad del curriculum,

 la anualización de los grados de instrucción.


 la organización del sistema por niveles: es una disposición centenaria
del sistema escolar, ligada a unas políticas de masificación que durante
décadas abarcaron exclusivamente la enseñanza elemental. A mediados
del siglo XX, lo que incide particularmente es la masividad en el acceso al
nivel medio, sumado a los últimos años en que se extendió a este nivel la
obligatoriedad

 El segundo rasgo relevante para la estructuración de las trayectorias


teóricas es la gradualidad: establece el ordenamiento de los
aprendizajes de todas las asignaturas que componen el curriculum en
etapas delimitadas o grados de instrucción, y determina la secuenciación
temporal del aprendizaje de los saberes y la progresión por etapas.

 El tercer rasgo es la anualización de los grados de instrucción:


establece el tiempo previsto para el cumplimiento de esos grados. Una
concepción monocrónica del tiempo escolar, la idea de una única
cronología de aprendizajes en curso
Trayectorias reales
 No todos los que egresan de la escuela primaria o sus equivalentes se
incorporan al nivel secundario, lo que coloca uno de los focos del problema en
las transiciones educativas.
 A lo largo de las trayectorias reales de los sujetos por el nivel medio, se
produce un proceso de selección de la población estudiantil que va dejando
afuera del sistema a importantes contingentes de adolescentes y jóvenes.
 En los primeros años de la escuela media parecen estar produciéndose mejoras
en la retención y la promoción, pero esas mejoras se detienen a mitad de
camino del nivel secundario. Las tasas de repitencia siguen siendo altas, aunque
muestren espasmódicas tendencias a la disminución.
 La permanencia de los adolescentes y jóvenes en el nivel secundario parece
realizarse a costa de la sobreedad, que sigue aumentando, mientras que las
tasas de egreso, que habían experimentado cierta mejora, se muestran ahora en
retroceso. El abandono no parece ser de una vez y para siempre, sino que es
posible hipotetizar abandonos temporarios y reingresos fallidos.
Algunas de las problemáticas que
signan las trayectorias en media
 Las transiciones educativas: un cambio de corta duración caracterizado por
una notoria discontinuidad con respecto al pasado, que puede ser vivido de
forma dolorosa cuando la discontinuidad de la experiencia es excesiva,
incontrolada e incontrolable (el problema de la transición de inicial a media)
 Las relaciones de baja intensidad con la escuela: se caracteriza por el
desenganche de las actividades escolares. Los jóvenes continúan inscriptos,
yendo de manera más o menos frecuentes según los casos, pero sin realizar casi
ninguna de las actividades escolares (Kessler)
 El ausentismo de los estudiantes: la dificultad para garantizar los aprendizajes
en condiciones que producen una disminución significativa del tiempo de
exposición de los estudiantes a la instrucción y una discontinuidad de la
experiencia de aprendizaje.
 La sobreedad de los estudiantes: ante las altas tasas de repitencia del nivel
medio, la sobreedad es un asunto frecuente; en las escuelas que atienden
población vulnerable, el problema se agudiza debido a los irregulares flujos de
sus trayectorias escolares desde el nivel primario.

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