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La adolescencia en las
coordenadas de la época
Una lectura de época: la cultura que da forma
a los padecimiento actuales
• Ilusión de un estado de «plenitud»: imperativo «sé feliz», instalando la
ilusión de «todo es posible», efecto logrado la impotencia asumida en
términos individuales
• Maniobra de universalización en el consumo de objetos: vaciamiento de
la singularidad, respuesta fija y compulsiva a la pregunta por la
existencia.
• Rechazo al desencuentro (estructural) con el otro: consumo de
encuentros «garantizados», farmacolizados, virtualizados
• Exigencia superyoica a la iniciativa: Ud es el responsable de escribir su
propia historia como si esta se realizara por fuera de determinaciones
sociales o comunitarias: ej manuales de autoayuda (Belleza americana)
Una tendencia dela época es excluir a los jóvenes del saber, la escuela no
parece aportar respuestas a una pregunta que apunta a una preocupación
«existencial»
• Soportar «no saber» que está en la causa de los silencios, las conductas o los
decires de los adolescentes
• Priorizar una forma de trabajo «caso x caso»
• No fijarlos en lugares, dejar que ellos mismos puedan ubicar un nuevo
modo de ser
• Sacudirse de la queja que fija siempre el mismo sentido
• En todo comportamiento hay una causa en juego, es lo más singular y
propio de cada sujeto.
• Dejarse orientar por las invenciones de los adolescente, añadir sólo detalles
a lo que ellos ya saben
• Implica cierto ejercicio de humildad
• Apostar por la narración, en un momento en que las palabras aparecen
como insuficientes frente al exceso de los cuerpos.
Sobre el final de la adolescencia
• En torno a la función paterna, dos versiones:
• Una, el padre de la ley que prohíbe y ordena, el padre que dice “no”.
• La otra, central en torno a la salida, el padre que dice “sí”, no a cualquier cosa,
por supuesto, sino a una invención del sujeto.
Se trata, del padre que habilita, del padre que introduce al deseo. Del padre que
puede reconocer el valor de lo que el joven ha encontrado para arreglárselas con lo
real, darse una nueva forma en el mundo.
“Es la salida del lado de una elección del sujeto por la existencia”, en la que el sujeto
debe hacer una nueva elección con el significante, es decir, hacerse un nombre,
elegir una profesión, un ideal, una mujer, decidirse, en fin, a hacer algo con su vida.
En torno al renombrado pasaje adolescente, se trata, más que del pasaje de un
estado a otro (de la niñez a la adultez), del pasaje de un pensamiento a un acto. Acto
que, en el mejor de los casos, será más allá de las demandas y mandatos familiares,
acto en el que el sujeto pueda jugar un deseo propio.