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Módulo III

La adolescencia en las
coordenadas de la época
Una lectura de época: la cultura que da forma
a los padecimiento actuales
• Ilusión de un estado de «plenitud»: imperativo «sé feliz», instalando la
ilusión de «todo es posible», efecto logrado la impotencia asumida en
términos individuales
• Maniobra de universalización en el consumo de objetos: vaciamiento de
la singularidad, respuesta fija y compulsiva a la pregunta por la
existencia.
• Rechazo al desencuentro (estructural) con el otro: consumo de
encuentros «garantizados», farmacolizados, virtualizados
• Exigencia superyoica a la iniciativa: Ud es el responsable de escribir su
propia historia como si esta se realizara por fuera de determinaciones
sociales o comunitarias: ej manuales de autoayuda (Belleza americana)

Conclusión: Empuje a la búsqueda de una satisfacción plena ilusoria por la


vía del consumo y ruptura del lazo social.
Criterios para un lectura del padecimiento
subjetivo
En el escenario educativo: Profusión de manifestaciones que revelan que la
pulsión se sustrae del circuito que representa el conflicto con la cultura.
«Dificultad para que el malestar se «sintomatice» como efecto del encuentro
con el Otro»
Construcción de un síntoma: Subjetivación de un padecimiento, proceso de
elaboración simbólica que lleva al sujeto a implicarse en el padecer.

Criterios para un lectura:


1. Reconocer padecimiento que tienen su fuente y expresión en vínculos sociales
de aquellos que se expresan sustraídos del lazo con el otro: Favorecer la
construcción de lazos
2. Reconocer las condiciones de la cultura actual que no facilitan la implicación
subjetiva del malestar. Abrir a la pregunta ¿por qué me pasa esto?
3. Movimiento que va del malestar al síntoma. Habilitar a la posibilidad de
construir sentidos en torno al malestar que insisten en la historia del sujeto
indagando sus determinaciones subjetivas más que sus etiquetas genèticas o
biológicas.
Rasgos de los padecimientos subjetivos
• Refractarios a la palabra:
Mantener una distancia con aquello que causa malestar se paga con el precio de la propia palabra
(a-dicción, ataques de pánico, ADD). Las exigencias de la época colaboran con extraer del circuito
de la palabra la dimensión del padecimiento, abonando a una posición de rechazo del saber de una
verdad subjetiva (icc) que lo involucra subjetivamente.

• No adquieren valor de un mensaje dirigido al Otro o de un pedido de ayuda


Solíamos entender algunas manifestaciones como modos de “llamar la atención” como mensajes
dirigidos al adulto para ser vistos, escuchados, tenidos en cuenta, el adulto se sentía destinatario:
“me lo hace a propósito”..., “sabe que yo no quiero y lo hace igual”, “me está provocando, poniendo
a prueba”, etc.
Hoy resulta más difícil que el docente se sienta implicado en lo que a los chicos les pasa o que se
perciba convocado por lo que algunos alumnos despliegan.

• Responden a modalidades de satisfacción pulsionales en soledad


Algunas expresiones del malestar dan cuenta de posiciones que exacerban el propio cuerpo como
objeto de valor o la búsqueda de satisfacción inmediata en las relaciones directas con los objetos de
consumo. Ej: las conductas adictivas, no ingresan en la dialéctica del encuentro con los otros, muy
por el contrario, desenlazan al sujeto dejándolo por fuera de la necesidad de alcanzar las
satisfacciones substitutas aportadas por el encuentro con otros, por la escuela, por la cultura, a
Síntomas actuales en la adolescencia
El adolescente se encuentra con un agujero en el saber:
• No sabe lo que acontece en su cuerpo: quien soy
• No sabe como vincularse con el otro:
• No sabe qué hacer con su sexualidad: cómo ser hombre, cómo ser mujer
• No sabe que hacer con su futuro: qué deseo
El saber acuñado en la infancia resulta insuficiente

Una tendencia dela época es excluir a los jóvenes del saber, la escuela no
parece aportar respuestas a una pregunta que apunta a una preocupación
«existencial»

Se generan «síntomas del lazo social»


• Explosiones fuera de lugar (Caso X):
Cuando una reacción se presenta como fuera de lugar es necesario mantener la
dimensión del enigma, dar tiempo, a que sea el propio sujeto el que indique una
respuesta.
Reacción ante la «falta de respeto» no ser visto, no ser tenido en cuenta. En necesario
incluir, realizar actos que impliquen reconocimiento.
Advertencia: en niños y jóvenes deprivados, existe al tendencia a la marginalidad en la
que retornan las marcas de los primeros encuentros afectivos. Evitar responder en esa
dirección puede generar un efecto «sorpresa» mas importante que la propia reflexión.
• Las fugas (caso P.):
¿De qué se escapa el sujeto? Nuevamente, la dimensión de la pregunta dirigida al otro,
en su forma más enigmática y padeciente, pregunta x su lugar en el otro forzando su
expulsión
• Las marcas en el cuerpo (caso M.):
Autocastigo, expiación, el dolor que pone freno a la mortificación: «La adolescencia
un período crucial en el que el cuerpo y la naturaleza parece aliarse sin mediación para
interpelar las normas que rigen los intercambios sociales», ¿es esa búsqueda un
recorrido en soledad o un modo de inscripción en el otro social a través de un grupo
del que toman una insignia?
• Consumo problemático:
Se presenta por dos vías, la del lazo y la de la ruptura del lazo.
Los educadores frente a las adolescencias
«Dejarse incomodar», descompletarse.

• Soportar «no saber» que está en la causa de los silencios, las conductas o los
decires de los adolescentes
• Priorizar una forma de trabajo «caso x caso»
• No fijarlos en lugares, dejar que ellos mismos puedan ubicar un nuevo
modo de ser
• Sacudirse de la queja que fija siempre el mismo sentido
• En todo comportamiento hay una causa en juego, es lo más singular y
propio de cada sujeto.
• Dejarse orientar por las invenciones de los adolescente, añadir sólo detalles
a lo que ellos ya saben
• Implica cierto ejercicio de humildad
• Apostar por la narración, en un momento en que las palabras aparecen
como insuficientes frente al exceso de los cuerpos.
Sobre el final de la adolescencia
• En torno a la función paterna, dos versiones:
• Una, el padre de la ley que prohíbe y ordena, el padre que dice “no”.
• La otra, central en torno a la salida, el padre que dice “sí”, no a cualquier cosa,
por supuesto, sino a una invención del sujeto.
Se trata, del padre que habilita, del padre que introduce al deseo. Del padre que
puede reconocer el valor de lo que el joven ha encontrado para arreglárselas con lo
real, darse una nueva forma en el mundo.

“Es la salida del lado de una elección del sujeto por la existencia”, en la que el sujeto
debe hacer una nueva elección con el significante, es decir, hacerse un nombre,
elegir una profesión, un ideal, una mujer, decidirse, en fin, a hacer algo con su vida.
En torno al renombrado pasaje adolescente, se trata, más que del pasaje de un
estado a otro (de la niñez a la adultez), del pasaje de un pensamiento a un acto. Acto
que, en el mejor de los casos, será más allá de las demandas y mandatos familiares,
acto en el que el sujeto pueda jugar un deseo propio.

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