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Alimentos debidos a

los menores de 21
años
Introducción
 La crisis operada entre los adultos que condujo a una ruptura familiar carece de entidad para
afectar los derechos de los hijos a que sus padres cumplan con su deber de manutención.
 Dicho quiebre no debe afectar las condiciones de vida de los hijos, en tanto éstos, víctimas
inculpables de la ruptura, deben continuar gozando del tenor o nivel de vida que desarrollaban
durante la convivencia familiar.
 Cuando el operador jurídico se interna en el análisis de las decisiones judiciales en materia de
alimentos, surge de manera ostensible que se le confiere un tratamiento absolutamente
diferencial a las contribuciones alimenticias que se imponen a los padres en beneficio de los
hijos que las que tienen como favorecidos a los propios padres o a otras personas. Y lo anterior
no sólo en lo concerniente al monto concreto a que asciende la pensión, sino que, dada la natural
inhabilidad de los sujetos en edad infantil o adolescente de desarrollar actividades retribuidas
que le permitan sustentarse con sus propios recursos, no es menester probar –porque aparece
presumido- uno de los ejes o presupuestos de la relación alimentaria, es decir, las necesidades
del beneficiario.
Marco normativo
 La obligación alimentaria de los padres respecto a sus hijos resulta no sólo de
disposiciones vernáculas, como las constitucionales (arts. 40 y 41) o legales (arts. 45
y ss. del C.N.A.), sino que también ha sido recogida por tratados supranacionales,
como el art. 18 de la Convención Universal de los Derechos del Niño, incorporada al
ordenamiento patrio por la ley n.º 16.137, de 28 de setiembre de 1990. Este precepto
dispone en su apdo. 1º que «los Estados Partes pondrán el máximo empeño en
garantizar el reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones
comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá a los
padres o, en su caso, a los representantes legales la responsabilidad primordial de la
crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental será el interés
superior del niño». Y si bien el precepto transcrito no emplea la palabra «alimentos»,
es ostensible que refiere al cumplimiento de finalidades que precisamente se saldan
o satisfacen a través de ellos.
Obligación solidaria de los padres
A diferencia de lo que acontece con otras relaciones alimentarias, el art. 176 del
C.C.U. prevé la solidaridad pasiva de las obligaciones de los padres respecto a sus
hijos.
Art. 176 del C.C.: “Ambos cónyuges quedan solidariamente obligados al
sostén y educación de sus hijos”.
Empero, el hecho de que ambos padres estén obligados a contribuir a la
manutención de sus hijos no significa que las prestaciones de ambos deban ser
equivalentes, dado que las pensiones se fijan atendiendo a las posibilidades y
recursos del prestador.
 Sent. interlocutoria del T.A.F. de 2º Turno n.º SEI-11-000201/2013, de 30 de octubre de 2013: atento a que el
deber de contribuir al mantenimiento de los hijos pesa sobre ambos padres, el hecho de que la madre que demanda
en representación de su hijo al padre, tenga superiores ingresos, no excusa al demandado de su obligación de
servir alimentos, sino que, en todo caso, es un elemento a tener en cuenta para la fijación del monto pensionario.
Falta de libertad de los padres
 CAVALLI: cuando se deben alimentos a los hijos la libertad del padre está afectada
tanto en el hecho de servirlos, como en el modo en que se debe cumplir: su derecho a
la libertad de elegir no trabajar o no trabajar lo suficiente no puede conculcar los
derechos a la vida, al honor y a la propia libertad que tiene el niño beneficiario
(CAVALLI, «Sobre el concepto de “posibilidades económicas de los obligados”
incluido en el inciso final del artículo 46 del Código de la Niñez y la Adolescencia»,
Anuario Uruguayo Crítico de Derecho de Familia y Sucesiones, T. I, Mdeo., F.C.U.,
2013, pág. 139).
 Sent. del T.A.F. de 2° Turno n.° SEF-11-000022/2014, de 12 de febrero de 2014: El
padre siempre está en la situación jurídica pasiva de deber, esto es, debe ajustar su
conducta a brindar los alimentos que el beneficiario necesita de acuerdo a su
capacidad y aptitud, en definitiva, a sus posibilidades. Todo deber supone una
restricción a la libertad del individuo, de modo que, ningún padre puede excusarse de
sus deberes como tal, amparándose en la libertad de procurarse salario o no.
Independencia entre la patria potestad y la
relación alimentaria
a) La patria potestad culmina a los 18 años; en cambio la prestación de alimentos, de
ordinario, se extiende hasta los 21 años del beneficiario, aun cuando se pueda mantener después
de esa edad.
b) Aquel de los padres que pierda la patria potestad, continúa obligado a la prestación
alimentaria (arts. 284, penúltimo inciso, y 285, inc. final).
c) La obligación alimentaria también pesa sobre el padre o madre declarados
judicialmente tales como consecuencia de un juicio de investigación de filiación (art. 197 del
C.N.A.), aun cuando estén excluidos del ejercicio de la patria potestad (art. 275 del C.C.U.).
d) La relación de alimentos también se plantea fuera de los vínculos paterno-materno-
filiales, dado que subsidiariamente a los padres, existen obligados que en caso alguno ejercen la
patria potestad (vid. art. 51 del C.N.A.).
Los alimentos, en principio, se deben hasta
que el beneficiario alcance los 21 años
De conformidad con el art. 50 del C.N.A., «son acreedores
de la obligación alimentaria los niños y adolescentes así
como los mayores de dieciocho años y menores de veintiuno
que no dispongan –en el último caso- de medios de vida
propios y suficientes para su congrua y decente
sustentación».
● Es lema judicial que «deber los alimentos hasta los 21
años es la regla, no deberlos la excepción».
Menores de 18 años
En el caso de los menores de edad la obligación
alimentaria de sus padres existe siempre, con
independencia de la aptitud laboral de los hijos o sus
capitales. A raíz de ello, no es necesaria la prueba de
la imposibilidad en la satisfacción de sus
necesidades, ni que carecen de medios para mantener
por sí mismos el nivel de vida familiar.
La necesidad de alimentos se prueba in re ipsa.
El estándar de vida otorgado por los padres debe ser
mantenido conforme con los ingresos de aquellos
TAF 1. Sent. N° DFA-0010-000670/2020 SEF-0010-000121/2020. 05/08/2020. MIRABAL BENTOS (Red.), DÍAZ
SIERRA, MESSERE FERRARO: Es claro que el estándar de vida otorgado por los progenitores a los acreedores
alimentarios debe ser mantenido, conforme con los ingresos de los alimentantes. Y también que ambos padres son
los obligados a contribuir en tal sentido. La actora, si bien estableció un negocio en el que fuera el hogar conyugal,
el mismo no puede reportar ganancias como para cubrir los gastos generados por los menores. La diferencia en la
posición económica de uno y otro progenitor es pronunciada. Si bien el progenitor recurrente goza de un régimen de
visitas a sus hijos, no surge de la causa que se trate de una tenencia compartida, como lo alega al apelar la sentencia.
De todos modos, la existencia de un régimen comunicacional efectivo y cumplido, es denotativo de gastos a
realizarse durante la convivencia con sus hijos, que naturalmente se suman al servicio pensionario que presta.
Los hijos no son “socios” en las ganancias de sus padres: TAF 1. Sent. DFA-0010-000620/2020 SEF-0010-
000106/2020. 29/07/2020. DÍAZ SIERRA (Red.), MIRABAL BENTOS, MESSERE FERRARO: (…) los hijos no
son “socios” en la economía de sus padres, jurisprudencialmente se manejan porcentajes cuando los ingresos del
deudor alimentarios son bajos o medios bajos ya que se busca la proporcionalidad y racionalidad que indican los
artículos 46 del CNA y 140 del CGP, pero tal criterio se torna desacertado cuando los ingresos son mayores, porque
ya no se estaría cubriendo las necesidades del beneficiario, sino que se estaría ante la participación del beneficiario
en las ganancias de sus progenitores.
Hijo mayor de 18 y menor de 21 años
 Las necesidades del hijo entre 18 y 20 años también se presumen, pero el demandado puede
probar que el que reclama tiene ingresos que le permiten autosustentarse.
 En todo caso, si se verificara que no es procedente la pensión, porque el menor de 21 años
puede sobrellevar los gastos que su crecimiento y desarrollo requieren, el demandado deberá
probar esa circunstancia para obtener un fallo que desestime una reclamación de alimentos o
acuerde un monto menor al que ordinariamente correspondería.
 La percepción de un hijo de algunos ingresos esporádicos, ocasionales, circunstanciales o
temporales, como los derivados de actividades laborales desarrolladas en vacaciones, o un
empleo de corta extensión, no tienen la entidad suficiente como para suprimir la obligación
alimentaria de los padres (u otros ascendientes). La falta de independencia económica, por
otra parte, es compatible con la realización de trabajos esporádicos o con la percepción de
algún emolumento. Por ende, para el caso de que el hijo mayor de 18 años realice algún tipo
de labor retribuida, pero lo que percibe le sea insuficiente para mantenerse dignamente, es
procedente que se fije una pensión complementaria (o en su caso que se disminuya la que
venía sirviéndosele).
Alimentos para hijo mayor de 21 años
La realidad social muestra que el hecho de que los hijos alcancen la mayoría de edad o aun los
21 años no supone que logren una autonomía económica que les permita independizarse e iniciar una
vida sustentada con recursos propios.
Y junto con ello es factible observar que la etapa de formación educativa supera –de ordinario-
los 21 años que el legislador uruguayo ha fijado como límite para la obligación alimentaria de los
padres, así como que existe un alto índice de desempleo –o subempleo- a nivel juvenil. para determinar
el acogimiento de la pensión demandada, junto a las posibilidades del demandado, será imprescindible
probar la presencia de las necesidades del reclamante (puesto que aquí es evidente que ellas no se
presumen).
En pos de esa probanza asume trascendencia fundamental el examen de las razones que
conducen a que el hijo no pueda satisfacer por sí mismo sus necesidades: si la imposibilidad de
autosatisfacción de las necesidades deriva de que el reclamante no ha completado los estudios que le
permitan una inserción laboral, es procedente que se fije una pensión, incluso supeditada a cierto plazo,
hasta que obtenga un título habilitante; por el contrario, si la falta de recursos deriva de una conducta
negligente del reclamante que, pudiendo, no se preocupó de obtener una actividad retribuida, la
solución será la inversa.
Recepción jurisprudencial
Sent. del T.A.F. de 1er. Turno n.° 238/2010, de 28 de julio de 2010: La Sede considera que si bien los
padres no están obligados a dar una profesión, cuando éstos pueden, como es del caso (el padre deudor
alimentario es médico y tiene capacidad contributiva) deben hacerlo y volcar una contribución en
beneficio de su hija, que aspira a ser doctora en medicina. En autos se probó que cuando la estudiante
no recibió el servicio pensionario tuvo serias dificultades para seguir estudiando, que nunca trabajó y
que el estudio le insume muchas horas de dedicación, necesitando tomar clases particulares de apoyo;
asimismo, se expresa que es sabido que la carrera de medicina es muy difícil que le permita al
estudiante desplegar una actividad laboral por sus exigencias y horarios desfasados, pero, tampoco
puede convertirse en una estudiante perpetua, ya que todo tiene un fin. En función de ello, se provee
considerando razonable «poner un límite a la ayuda que le da su padre y teniendo en cuenta que si la
estudiante ingresó a Facultad en el mes de febrero del año 2003 y que al 1º/10/09, cursó tercer año,
siendo la carrera de seis años, debe de estar cerca de culminar con éxito sus estudios, de ahí que, habrá
de exigírsele que a lo máximo, en diciembre del año 2012, haya puesto fin y obtenido su título de
médico. A partir de esa fecha cesará automáticamente la pensión que le brinda su padre, sin necesidad
de presentar escrito alguno. Está claro que también cesará el beneficio si se recibe antes de la fecha
que se señala».
Sigue:

 TAF 2. Sent. N° DFA-0011-000508/2020 SEF-0011-000104/2020. 08/07/2020.


CAVALLI (Red.), ÁLVAREZ MARTÍNEZ, MUSI CHIARELLI: Si bien la
Constitución establece el deber de los padres al cuidado y educación de sus
hijos, se impone como límite el momento en que ellos alcancen su plena
capacidad corporal, intelectual y social. Estando indefinido en la Carta cuál es
el momento del límite del deber, la ley ordinaria dispone con carácter
obligatorio, que el cese de las pensiones establecidas a favor de niños, niñas y
adolescentes, se produce a los veintiún años de edad. En efecto, así lo establece
el artículo 56 CNA. La parte demandada, si lo considera, en mérito al principio
y normas que ella invoca, podrá considerarse asistida de derecho a demandar la
fijación de otra pensión alimenticia, en base a diversas circunstancias y resortes
legales. Pero no mediando reconvención, el objeto del presente se ciñe a
determinar si correspondía el cese de la pensión establecida en base al C.N.A.
Art. 51 del C.N.A.
(Personas obligadas a prestar alimentos y orden de preferencia).- Los
alimentos se prestarán por los padres o, en su caso, por el o los adoptantes. Para el caso de
imposibilidad o insuficiencia del servicio pensionario, se prestarán subsidiariamente de
acuerdo al siguiente orden:
1) Los ascendientes más próximos, con preferencia los del progenitor obligado.
2) El cónyuge respecto a los hijos del otro en cuanto conviva con el beneficiario.
3) El concubino o la concubina, en relación al o los hijos del otro integrante de la pareja,
que no son fruto de esa relación, si conviven todos juntos conformando una familia de
hecho.
4) Los hermanos legítimos o naturales, con preferencia los de doble vínculo sobre los de
vínculo simple.
En los casos previstos en los numerales 1) y 4), si concurrieren varias personas en el mismo
orden, la obligación será divisible y proporcional a la posibilidad de cada obligado.
La obligación subsidiaria de los abuelos y
demás ascendientes
El art. 51 del C.N.A. establece como primeras personas obligadas a proporcionar
alimentos a los padres y prevé que «para el caso de imposibilidad o insuficiencia del
servicio pensionario, se prestarán subsidiariamente de acuerdo al siguiente orden: 1)
Los ascendientes más próximos, con preferencia los del progenitor obligado».
La disposición en buena medida es coincidente con lo establecido en los arts. 117 y
279, inc. 2°, del C.C.U.
Art. 117 del C.C.: En defecto o imposibilidad de los padres, se extiende la
obligación expresada en el artículo precedente a los abuelos y demás ascendientes,
sean legítimos o naturales.
Art. 279, inc. 2°, del C.C.: En defecto o imposibilidad de los padres, se extiende la
obligación de alimentos en favor del menor o incapaz, a sus ascendientes.
Obligación alimentaria condicional
 La legitimación subsidiaria que la ley impone a los abuelos y ascendientes es
condicional, en la medida en que depende de las posibilidades y
cumplimiento del servicio pensionario por parte del obligado principal; de
modo que, la obligación de los abuelos está sometida a una condición
suspensiva: el acontecimiento futuro e incierto que consiste en el impago de
la cuota por el principal obligado.
 Cuando el legislador refiere a los ascendientes más próximos vincula la
obligación alimentaria con los parientes en línea recta, esto es, abuelos,
bisabuelos, etc. En este sentido, frente al incumplimiento del padre y de la
abuela obligada a servir pensión en subsidio, un pronunciamiento judicial
estimó admisible reclamar alimentos a la bisabuela, a la cual se condenó a
prestar una contribución alimentaria a su bisnieta.
Obligación parciaria
 El inc. final del art. 51 del C.N.A. prevé respecto a la
obligación subsidiaria de los ascendientes que «si concurrieren
varias personas en el mismo orden, la obligación será divisible
y proporcional a la posibilidad de cada obligado». Por ende, en
caso de pluralidad de ascendientes en el mismo grado, la
obligación alimentaria es divisible (parciaria), pero entre los
componentes de la rama familiar del responsable principal.
 La jurisprudencia tiene postura consonante en cuanto a que el
obligado subsidiario no es codeudor junto al obligado
principal.
Subsidiariedad
La obligación alimentaria que asumen los abuelos es subsidiaria y
subsiguiente a la de los padres, así como la de los bisabuelos tiene
esos caracteres respecto a la de los abuelos. En otros términos,
para la procedencia de la subsidiariedad es necesaria la probanza
de la imposibilidad de servir alimentos por el obligado anterior (en
caso de que la pensión que se imponga sea total) o de la
insuficiencia de lo que pueda dispensar (cuando la contribución es
complementaria). Esa subsidiariedad no impide, pues, que se
imponga una pensión a servir por el padre no custodio y
conjuntamente con ella, atento a que es insuficiente, una
complementaria a servir por los abuelos.
Reclamación conjunta
Existen razones principalmente fundadas en la protección de la vida e integridad del
beneficiario de la contribución, como en el principio de economía procesal, que justifican la
admisibilidad de una demanda conjunta contra el principal obligado y contra los deudores
subsidiarios.
Además, no puede perderse de vista que la postulada solución se inscribe en el
marco del art. 120 del C.G.P. referido a la acumulación de acciones. En este rumbo, se ha
proveído en un juicio de alimentos que se instaura contra el obligado principal y en subsidio
contra los abuelos paternos conforme surge del acto de iniciación procesal, la acumulación
en lo procesal es totalmente procedente conforme lo previsto en el art. 120.2 del Código
General del Proceso. Y en otro fallo se funda lo expuesto en que «el principio de economía
procesal permite que se demande en forma conjunta al padre (obligado directo) y al abuelo
(obligado subsidiario), y que se condene a éste último a pagar pensión, si efectivamente se
ha probado la imposibilidad de que el padre cumpla con su obligación».
Prueba de la imposibilidad
No se puede adoptar una postura en exceso estricta respecto a la procedencia de la
contribución subsidiaria, a riesgo de poner en juego la integridad de los acreedores alimentarios. Es
verdad que en ciertas situaciones será menester probar el incumplimiento del obligado principal
mediante la intimación de lo que adeuda, pero cuando de la tramitación procesal resulta de forma
llana que habrá de incumplir, nada impide que se fije una pensión a servir por los obligados
subsidiarios sin que se haya verificado la aludida intimación. En variadas oportunidades esa
intimación carece de trascendencia, con lo cual igualmente procede que se implemente un servicio
subsidiario. Esto último es lo que acontece cuando, demandados los abuelos, reconocen la
imposibilidad o insuficiencia del aporte paterno. O en los casos en que se incoa un proceso en
forma conjunta contra los obligados principal y subsidiario y éste no se opone a la citada
promoción simultánea.
 TAF 2. Sent. N° DFA-0011-000878/2019 - SEF-0011-000139/2019. 21/08/2019. CAVALLI
(Red.), ÁLVAREZ MARTÍNEZ, MUSI CHIARELLI: La prestación discontinua del obligado
principal da mérito para que se imponga una pensión subsidiaria a los obligados subsidiarios.
Aspectos cuantitativos
 No hay un fundamento racional para establecer una diferencia cuantitativa entre la obligación a
servir por el padre y por los abuelos; ella no surge de la ley, y aparece reafirmado tanto por los
principios de solidaridad familiar y del interés del menor. Claro está que ello no significa que en
todo caso la pensión deba ser igual, puesto que los ingresos del padre y del abuelo (u otros
ascendientes) pueden ser divergentes; de ordinario, no es lo mismo lo que puede percibir una
persona en edad apta para desarrollar actividades laborales que lo que percibe un jubilado o
pensionista. Y en algunos casos también influyen los gastos, por ejemplo por enfermedad, que
tienen las personas mayores. Sin embargo, lo anterior se puede considerar una imagen
simplificada de la realidad, en tanto no son escasos los supuestos en que existen abuelos en la
plenitud de su capacidad laboral y que perciben ingresos superiores a los de sus hijos.
 Desde ya hay que consignar que en el ordenamiento nacional no existe precepto alguno que
prevea diferencias entre la contribución debida por los padres y por los ascendientes obligados
subsidiarios. Y ello ha conducido a que los tribunales no sean consonantes acerca de la cuestión.
La obligación subsidiaria de los padrastros
o madrastras
La inclusión de los parientes por afinidad como obligados subsidiarios deriva de los ordinales 2
y 3 del art. 51 del C.N.A., de conformidad con los cuales, tienen deber alimentario:
 «2) El cónyuge respecto a los hijos del otro en cuanto conviva con el beneficiario.
 3) El concubino o la concubina, en relación al o los hijos del otro integrante de la pareja, que no son
fruto de esa relación, si conviven todos juntos conformando una familia de hecho».
El precepto procura que no existan diferencias en el interior de la familia cuando conviven hijos
de diferentes relaciones afectivas o simplemente sexuales. Se trata de evitar que el hijo nacido en el seno
de una familia ensamblada reciba todos los beneficios por provenir de padres que conviven, mientras
queda colocado en una situación perjudicial el procreado en una relación anterior de cualquiera de los
componentes de la pareja.
 La obligación sólo existe en la medida en que exista convivencia, por ende, el
cese de ésta implica la extinción del deber alimentario.
La obligación subsidiaria de los hermanos
 El ord. 4° del art. 51 del C.N.A., por su lado, preceptúa que tienen la
condición potencial de deudores «los hermanos legítimos o naturales, con
preferencia los de doble vínculo sobre los de vínculo simple» respecto a los
hermanos que son menores de veintiún años.
 La disposición se separa en forma notoria del art. 120 del C.C.U., que regula
la relación alimentaria entre hermanos cuando el que requiere una pensión es
mayor de edad. Ello por cuanto en el cuerpo civil se adopta como criterio de
distinción la naturaleza del vínculo matrimonial o extramatrimonial entre los
hermanos, de forma que si éstos son naturales no hay obligación alimentaria;
por el contrario, en el C.N.A. se sigue un criterio diferente, dado que no
importa la filiación del reclamante, pero sí se le confiere trascendencia a la
condición de doble y simple vínculo, a fin de hacer más gravosa la carga
para los primeros.
Algunas particularidades
 Las necesidades alimentarias de los hijos se reconocen “in re ipsa”.
 Diferentes pruebas en cada caso, atendiendo a la edad del beneficiario.
 Equiparación parcial de las filiaciones legítima, natural y adoptiva
(total en cuanto a los hijos).
 Es procedente la acumulación de los procesos de investigación de
filiación y de alimentos
 La extensión alimentaria de la obligación de los ascendientes
(imposibilidad o insuficiencia).
 La obligación alimentaria subsidiaria de los abuelos puede ser total o
complementaria

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