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Presentaci N Tertuliano Apologistas Nicol S Semper
Presentaci N Tertuliano Apologistas Nicol S Semper
Entre los opositores había algunos que acusaban a los cristianos de no
ser más que simples.
Como parte de su nueva estrategia, los apologistas dejaron de atacar la
filosofía pagana y trataron de demostrar que su filosofía cristiana era
superior.
Además, empezaron a reclamar el respeto que el pensamiento cristiano
merecía por su antigüedad. Los apologistas sostenían que los profetas
de la Biblia eran anteriores a los filósofos griegos y que sus escritos
sagrados eran mucho más antiguos que las obras griegas. Algunos
incluso concluyeron que los pensadores griegos habían copiado a los
profetas. Prácticamente convirtieron a Platón en discípulo de Moisés.
Una versión distorsionada del cristianismo
La filosofía pagana terminó contaminando el cristianismo. Entre otras
cosas, se establecieron paralelos entre los personajes bíblicos y los
dioses griegos. A Jesús, por citar un caso, lo compararon con Perseo, de
quien se dice que su madre, Dánae, era virgen, como María.
Pero la cosa no quedó ahí. Al querer identificar a Jesús con el lógos de
la filosofía griega algunos apologistas, como Tertuliano, sembraron la
semilla de lo que acabaría siendo el dogma de la Trinidad.
Otro concepto que modificaron fue el del alma. Los apologistas
introdujeron la idea platónica de que un alma invisible e inmortal existe
aparte del cuerpo.
Un Grave Error
Es cierto que algunos apologistas criticaban a los filósofos, pues se daban cuenta
del peligro que sus doctrinas suponían para la fe cristiana. Con todo, les atraía el
carácter intelectual que la filosofía daba al cristianismo.
Tertuliano también se quejaba de la influencia que las ideas paganas tenían en el
pensamiento cristiano. Aun así, declaraba ser seguidor de “Justino, filósofo y
mártir” y de “Milcíades, el sofista de las iglesias”, entre otros.
Es posible que los apologistas lograran defender la fe cristiana hasta cierto
grado. Pero se equivocaron gravemente al escoger su estrategia. ¿Por qué?
Porque, como les recordó el apóstol Pablo a sus hermanos en la fe, ninguna de las
armas espirituales a disposición del cristiano es tan poderosa como “la palabra de
Dios”, que “es viva, y ejerce poder”. Es gracias a ella que “estamos derrumbando
razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de
Dios”
Hoy día, muchos teólogos y sacerdotes cometen el mismo error. Dejan de lado la
Palabra de Dios y se valen de la filosofía para defender la fe cristiana.
FIN