DE PASTORAL EN LA VIDA DE UNA DIÓCESIS Pbro. Francisco Merlos Arroyo Un Plan de Pastoral en una diócesis puede contemplar con tres miradas que permiten entenderlo en toda su profundidad. 1. Es acontecimiento, que dice relación con un momento de gracia y con un claro y exigente paso de Dios por la vida de la comunidad eclesial. 2. Es documento escrito, en el cual diseña el proceso de trabajo planificado, y como tal, es punto de referencia continuo para ir confrontando las acciones cotidianas. 3. Es proyecto de Iglesia, que incentiva las mejores energías de la comunidad y moviliza a todos sus miembros, para ir construyendo un modelo de hombre y de sociedad acorde con el designio de Dios. • Por otro lado, un plan de Pastoral es una estupenda oportunidad para un cambio de época y de modelo pastoral, que hemos padecido por largo tiempo y del cual no nos hemos liberado suficientemente. • Nos ha dejado marcados más o menos a todos, debido a las tradiciones ancestrales aún tan arraigadas en nuestro obrar pastoral. • Una época caracterizada por unas formas de hacer Pastoral que a algunos podría parecer imposible cambiarlas (improvisación, centralismo., individualismo, discontinuidad, dispersión, paralelismo y la competencia...) Una pregunta se impone:
¿Será posible pasar
de la improvisación a la organización, del centralismo a la corresponsabilidad, del individualismo a la participación, de la discontinuidad al proceso, de la dispersión a la integración, del paralelismo a la complementación, de la competencia al diálogo pastoral? Igualmente un plan de Pastoral en una diócesis o en una comunidad eclesial, se constituye también en una respuesta inteligente a los grandes desafíos que hoy se le plantean a la Iglesia en su conjunto y a cada uno de sus miembros en particular. En realidad mientras la comunidad eclesial no sea suficientemente conocedora y sensible a tales desafíos, como condición indispensable de respuesta oportuna, seguirá respondiendo a preguntas que nadie se hace, a problemas que nadie tiene, hablando a auditorios que ya no existen en lenguajes que nadie entiende. El papel de un Plan en la vida de una Iglesia particular. Cabe preguntarse: • ¿Qué papel desempeña un Plan en la vida pastoral de una diócesis? • ¿Qué consecuencias puede tener en la comunidad cristiana que une sus esfuerzos para realizar mejor sus tareas evangelizadoras? El papel de un Plan en la vida de una Iglesia particular. Es evidente que la función primordial de un Plan es ante todo propiciar continuamente la conciencia de la eclesialidad, o sea, una forma concreta de entender la Iglesia, de vivirla, de situarse dentro de ella y sobre todo de construirla participativamente con la palabra, los ministerios, el testimonio, las actitudes y el trabajo solidario. El papel de un Plan en la vida de una Iglesia particular.
Lo que está en juego
en un Plan de Pastoral es el futuro de la Iglesia, que consiste en hacerla cada día más creíble.
Un futuro previsible (la Iglesia que vislumbramos),
un futuro deseable (la Iglesia que queremos), un futuro posible (la Iglesia que podemos construir) y un futuro exigible (la Iglesia que debemos edificar). Lo anterior podríamos resumirlo en tres palabras claves: Interrelación: todos tenemos numerosos lazos con todos los demás, lo sepamos o no, lo queremos o no. Lazos humanos, sociales, espirituales, culturales, geográficos, eclesiales... La vida circula a través de esos lazos. Es lo que se llama la entidad común. Interdependencia: los lazos que nos unen nos hacen depender unos de otros, de tal forma que lo que afecta a uno afecta a todos, lo que desequilibra a unos desequilibra a todos.,; lo que se consigue para unos se consigue de alguna manera para todos. Ser interdependiente no es una humillación, sino una gracia. La autosuficiencia absoluta no existe. Esto es lo que se llama el destino común. Interacción: en el orden de las acciones y los comportamientos existen también unas corrientes que nos va transformando mutuamente. Mi actividad o mi falta de ella tienen siempre una repercusión en el cuerpo de la comunidad. Más aún, mis tareas y mis acciones individuales tienen siempre una fuerza social, a veces positiva a veces negativa. Es lo que se llama la solidaridad. Aquí reside el significado profundo, el alcance y la fuerza de una Pastoral planificada. Viene a cuestionar hábitos muy arraigados que han formado parte del quehacer pastoral durante siglos. Exige por lo menos que se tenga la osadía cristiana de secundar la acción del Espíritu, cuyos signos se dejan sentir en muchos espacios eclesiales. Por eso, adoptar un modelo de Pastoral planificada, es una decisión muy seria y trascendente en la vida de una diócesis. La función del pastor que preside a la comunidad en contexto de un Plan de Pastoral.
Se requiere plantearse con honradez intelectual
una cuestión fundamental, cuya respuesta es inaplazable: ¿Cuál es la Iglesia que el pastor está dispuesto a edificar? Hay que volver una y otra vez al tipo de Iglesia que se desea construir por medio de la acción pastoral. El pastor que preside una comunidad está convocado a cultivar un perfil acorde con el Evangelio, con una teología actualizada, con la realidad histórica que lo circunda y con la misma Iglesia que él pone en camino pastoral. En este sentido se puede pensar en una transición que cambie los acentos en la vida y personalidad del pastor, llamado a ir de un pastor que se concibe como centro de la comunidad a un pastor que se entiende como signo dentro de ellas; de un pastor centralista a un pastor participativo; de un pastor individualista y aislado a un pastor comunitario y convocador; de un pastor funcionario y burócrata a un pastor, que considera como un privilegio servir a las personas; de un pastor cerrado, obstinado y propietario de la verdad, a un pastor generoso, abierto y capaz de ponerse en búsqueda con sus hermanos de fe; de un pastor impositivo e intolerante, a un pastor liberador y respetuoso de las iniciativas de los demás; de un pastor "sabelotodo", a un pastor que no considera una humillación aprender de su comunidad, incluso de los más sencillos, pobres o supuestamente ignorantes; de un pastor manipulador de los laicos y colaboradores, a un pastor que valora los carismas como riqueza del Espíritu al servicio del anuncio del Evangelio; de un pastor autoritario y "clerical" a un pastor cuya autoridad se define como un acto de fe en la eclesialidad de! Pueblo de Dios; de un pastor autosuficiente y arrogante que cree no necesitar de nadie, a un pastor fraterno y humilde que ve en la comunidad un sacramento de la vida trinitaria cimentada en el amor. La acción pastoral suele ser reflejo del pastor que preside a la comunidad, así como la comunidad es escuela de aprendizaje para la existencia ministerial del Pastor en la Iglesia. Se diría que existe una corriente recíproca que nutre la vida profunda de ambos. REUNIÓN POR GRUPOS DIÁLOGO LIBRE Y CRÍTICO DURANTE UNOS MINUTOS Preguntas para el grupo 1. Con sus palabras definan la importancia de tener un plan diocesano de Pastoral. 2. ¿Cuál pueden ser los frutos de tener un buen plan diocesano de Pastoral? 3. ¿De qué depende tener un buen plan diocesano de Pastoral?
La Civilización Del Espectáculo de Mario Vargas Llosa Es Un Libro Provocador e Incisivo Que Examina Cómo La Cultura Del Entretenimiento Ha Dominado Nuestras Vidas