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TEMA 4

EL SIGNIFICADO Y EL ALCANCE DE UN PLAN


DE PASTORAL EN LA VIDA DE UNA DIÓCESIS
Pbro. Francisco Merlos Arroyo
Un Plan de Pastoral en una diócesis
puede contemplar con tres miradas
que permiten entenderlo
en toda su profundidad.
1. Es acontecimiento, que dice relación con un momento de gracia y
con un claro y exigente paso de Dios por la vida de la comunidad
eclesial.
2. Es documento escrito, en el cual diseña el proceso de trabajo
planificado, y como tal, es punto de referencia continuo para ir
confrontando las acciones cotidianas.
3. Es proyecto de Iglesia, que incentiva las mejores energías de la
comunidad y moviliza a todos sus miembros, para ir construyendo un
modelo de hombre y de sociedad acorde con el designio de Dios.
• Por otro lado, un plan de Pastoral es una
estupenda oportunidad para un cambio de
época y de modelo pastoral, que hemos
padecido por largo tiempo y del cual no nos
hemos liberado suficientemente.
• Nos ha dejado
marcados más o
menos a todos,
debido a las
tradiciones
ancestrales aún tan
arraigadas en nuestro
obrar pastoral.
• Una época caracterizada
por unas formas de
hacer Pastoral que a
algunos podría parecer
imposible cambiarlas
(improvisación,
centralismo.,
individualismo,
discontinuidad,
dispersión, paralelismo
y la competencia...)
Una pregunta se impone:

¿Será posible pasar


de la improvisación a la organización,
del centralismo a la corresponsabilidad,
del individualismo a la participación,
de la discontinuidad al proceso,
de la dispersión a la integración,
del paralelismo a la complementación,
de la competencia al diálogo pastoral?
Igualmente un plan de
Pastoral en una diócesis
o en una comunidad
eclesial, se constituye
también en una
respuesta inteligente a
los grandes desafíos que
hoy se le plantean a la
Iglesia en su conjunto y
a cada uno de sus
miembros en particular.
En realidad mientras la comunidad eclesial no sea
suficientemente conocedora y sensible a tales desafíos,
como condición indispensable de respuesta oportuna,
seguirá respondiendo a preguntas que nadie se hace, a
problemas que nadie tiene, hablando a auditorios que ya
no existen en lenguajes que nadie entiende.
El papel de un Plan en la vida
de una Iglesia particular.
Cabe preguntarse:
• ¿Qué papel desempeña un Plan en la vida pastoral
de una diócesis?
• ¿Qué consecuencias puede tener en la comunidad
cristiana que une sus esfuerzos para realizar mejor
sus tareas evangelizadoras?
El papel de un Plan en la vida
de una Iglesia particular.
Es evidente que la función
primordial de un Plan es ante todo
propiciar continuamente la
conciencia de la eclesialidad, o sea,
una forma concreta de entender la
Iglesia, de vivirla, de situarse dentro
de ella y sobre todo de construirla
participativamente con la palabra,
los ministerios, el testimonio, las
actitudes y el trabajo solidario.
El papel de un Plan en la vida
de una Iglesia particular.

Lo que está en juego


en un Plan de Pastoral
es el futuro de la Iglesia,
que consiste en hacerla
cada día más creíble.

Un futuro previsible (la Iglesia que vislumbramos),


un futuro deseable (la Iglesia que queremos),
un futuro posible (la Iglesia que podemos construir) y
un futuro exigible (la Iglesia que debemos edificar).
Lo anterior podríamos resumirlo
en tres palabras claves:
Interrelación: todos tenemos numerosos lazos con todos los
demás, lo sepamos o no, lo queremos o no.
Lazos humanos, sociales, espirituales, culturales, geográficos,
eclesiales...
La vida circula a través de esos lazos.
Es lo que se llama la entidad común.
Interdependencia: los lazos que nos unen nos hacen
depender unos de otros, de tal forma que lo que afecta a uno
afecta a todos, lo que desequilibra a unos desequilibra a
todos.,;
lo que se consigue para unos se consigue de alguna manera
para todos.
Ser interdependiente no es una humillación, sino una gracia.
La autosuficiencia absoluta no existe. Esto es lo que se llama
el destino común.
Interacción: en el orden de las acciones
y los comportamientos existen también
unas corrientes que nos va
transformando mutuamente.
Mi actividad o mi falta de ella tienen
siempre una repercusión en el cuerpo
de la comunidad.
Más aún, mis tareas y mis acciones
individuales tienen siempre una fuerza
social, a veces positiva a veces negativa.
Es lo que se llama la solidaridad.
Aquí reside el significado profundo, el alcance y
la fuerza de una Pastoral planificada.
Viene a cuestionar hábitos muy arraigados que
han formado parte del quehacer pastoral
durante siglos.
Exige por lo menos que se tenga la osadía cristiana de
secundar la acción del Espíritu, cuyos signos se dejan
sentir en muchos espacios eclesiales.
Por eso, adoptar un modelo de Pastoral planificada, es
una decisión muy seria y trascendente en la vida de una
diócesis.
La función del pastor que preside a la
comunidad en contexto de un Plan de Pastoral.

Se requiere plantearse con honradez intelectual


una cuestión fundamental, cuya respuesta es inaplazable:
¿Cuál es la Iglesia que el pastor está dispuesto a edificar?
Hay que volver una y otra vez al tipo de Iglesia que se desea
construir por medio de la acción pastoral.
El pastor que preside una comunidad está convocado a
cultivar un perfil acorde con el Evangelio, con una teología
actualizada, con la realidad histórica que lo circunda y con la
misma Iglesia que él pone en camino pastoral.
En este sentido se puede pensar en una transición que cambie los
acentos en la vida y personalidad del pastor, llamado a ir de un pastor
que se concibe como centro de la comunidad a un pastor que se
entiende como signo dentro de ellas;
de un pastor centralista a un pastor participativo;
de un pastor individualista y aislado a un pastor comunitario y
convocador;
de un pastor funcionario y burócrata a un pastor, que considera como
un privilegio servir a las personas;
de un pastor cerrado, obstinado y propietario de la verdad, a un
pastor generoso, abierto y capaz de ponerse en búsqueda con sus
hermanos de fe;
de un pastor impositivo e intolerante, a un pastor liberador y
respetuoso de las iniciativas de los demás;
de un pastor "sabelotodo", a un pastor que no considera una
humillación aprender de su comunidad, incluso de los más sencillos,
pobres o supuestamente ignorantes;
de un pastor manipulador de los laicos y colaboradores, a un
pastor que valora los carismas como riqueza del Espíritu al servicio
del anuncio del Evangelio;
de un pastor autoritario y "clerical" a un pastor cuya autoridad se
define como un acto de fe en la eclesialidad de! Pueblo de Dios;
de un pastor autosuficiente y arrogante que cree no necesitar de
nadie, a un pastor fraterno y humilde que ve en la comunidad un
sacramento de la vida trinitaria cimentada en el amor.
La acción pastoral suele ser
reflejo del pastor que
preside a la comunidad,
así como la comunidad es
escuela de aprendizaje para
la existencia ministerial del
Pastor en la Iglesia.
Se diría que existe una
corriente recíproca que
nutre la vida profunda de
ambos.
REUNIÓN POR GRUPOS
DIÁLOGO
LIBRE Y
CRÍTICO
DURANTE
UNOS
MINUTOS
Preguntas para el grupo
1. Con sus palabras definan la importancia
de tener un plan diocesano de Pastoral.
2. ¿Cuál pueden ser los frutos de tener un
buen plan diocesano de Pastoral?
3. ¿De qué depende tener un buen plan
diocesano de Pastoral?

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