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FEMINISMOS EN

ARGENTINA
Mag. Liliana Morales
■ La primera década del siglo comenzó teñida por las luchas que las mujeres venían
protagonizando junto a la incipiente clase obrera.
Enero de 1888, las domésticas de Buenos Aires fueron a la huelga contra la imposición
de la libreta de conchabo
1889 las modistas de Rosario tomaron igual medida.
1896 las obreras del tabaco
1901 las costureras, las lavanderas, las alpargateras de La Argentina
1904 las tabaqueras de La Generosa, La Favorita y Garello y Agrifoglia,
1906 las obreras de la Compañía General de Fósforos
1907 las telefónicas
En 1910 se registraron 298 huelgas, todas con significativa participación de las
mujeres. También se extendía el movimiento sufragista, que exigía el reconocimiento
de ciudadanía y participación política.
• A comienzos de siglo miles de mujeres se sumaron a la creación de
centros femeninos intelectuales y políticos.
1904, la Asociación de Universitarias Argentinas, con participación de
algunas socialistas como Sara Justo
1905, el Centro Feminista dirigido por Elvira Rawson de Dellepiane, cuyos
propósitos eran “propender a la emancipación intelectual, moral y material
de las mujer, cualesquiera sean sus condiciones sociales”; el mismo año se
creó la Liga Feminista Nacional de la República Argentina –afiliada a la
Alianza Internacional para el Sufragio de las Mujeres de Berlín– y también el
Primer Centro Feminista del Libre Pensamiento, cuya principal figura fue la
médica Julieta Lanteri.
Surgimiento del feminismo
■ fines del siglo XIX inicios del XX
■ Las mujeres actuaron, trabajaron, y no sólo cuidando a la prole y sirviendo al marido, sino que
opinaron e influenciaron en la vida política, aunque no se las reconociera y estuvieran lejos del
derecho a la ciudadanía.
■ Al finalizar el siglo XIX en plena vigencia el Código Civil que sancionaba la inferioridad jurídica de
las mujeres.
■ Desde mediados de aquel siglo se extendieron las acciones femeninas para revocar esa insidiosa
circunstancia.
■ La adhesión temprana al feminismo de las mujeres socialistas y de las denominadas
librepensadoras –en todo caso un grupo entre las que destacaban las “letradas”– significó la
puesta en marcha de por lo menos cuatro demandas fundamentales: la remoción de la
inferioridad civil, la obtención de mayor educación, el auxilio a las madres desvalidas y la
cuestión del sufragio.
■ Pero el sufragio encontrará interpretaciones diferenciadas entre nuestras primeras feministas.
Primer Congreso Femenino (1910)
■ Las primeras médicas y educadoras, pioneras y luchadoras por la igualdad de derechos, como Cecilia Grierson,
Julieta Lanteri, Elvira Rawson, Alicia Moreau, Petrona Eyle, Sara Justo, Cecilia Muzzilli y Fenia Cherkoff de
Repetto, fueron las organizadoras. Llevaban ya una década de militancia social y activismo.

■ Feministas de la “Primera Ola”, peleaban por el derecho al voto, la participación política y sindical y una ley de
divorcio, entre otras reivindicaciones.

■ Con el fin de celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo se reunió en Buenos Aires, del 18 al 23 de mayo
de 1910, el congreso organizado por la Asociación Universitarias Argentinas, presidida entonces por la doctora
Petrona Eyle

■ Cecilia Grierson, primera médica del país, fue la presidenta del Congreso. Hubo participantes argentinas y
también delegaciones de chilenas, uruguayas, paraguayas y de peruanas. Marie Curie, María Montessori, la
condesa de Pardo Bazán y Hellen Kay, fueron miembros honorarios.

■ Para neutralizarla se promovió desde el poder un encuentro paralelo. “El gobierno oligárquico de Figueroa
Alcorta ordenó al Consejo Nacional de Mujeres la realización de uno paralelo que denominó ‘Congreso
Patriótico y Exposición del Centenario’
Objetivos del Congreso
■ Establecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo;

■ Vincular a las mujeres de todas las posiciones sociales a un pensamiento común; la educación e
instrucción femeninas, la evolución de las ideas que fortifiquen su naturaleza, eleven su
pensamiento y su voluntad en beneficio de la familia, para mejoramiento de la sociedad y
perfección de la raza;

■ Modificar prejuicios, tratando de mejorar la situación social de muchas mujeres, exponiendo su


pensamiento y su labor para poner de manifiesto las diversas fases de la actividad femenil y
establecer las causales y efectos que determinan su influencia en el hogar, su condición de obrera,
profesional, etc. y las soluciones de índole general y particular que tiendan a mejorar su situación.
■ Lucha por un “feminismo” liberador frente a un modelo patriarcal de familia
■ Al abrir el congreso Ernestina Lopez expresó: “No es católico, ni liberal, ni socialista, ni
conservador; (...) es simplemente femenino, lo que significa que se propone exponer los intereses
de la humanidad por boca de las mujeres.”
Luchas feministas
■ Dos feministas de la primera hora, María Abella Ramírez – docente uruguaya– y Julieta Lanteri –
una inmigrante italiana que se había recibido de médica–, abogaban por el sufragio de las
mujeres sin cortapisas.
■ Alicia Moreau, destacada luchadora por los derechos femeninos y una singular referente del
Partido Socialista, pensaba que el voto debía adquirirse por escalones, había que ejercitarlo en
la esfera local para acceder en alguna ocasión –y con mayor educación– a las elecciones de
orden nacional.
■ Terminada la Gran Guerra, las feministas más conspicuas, incluyendo a Elvira Rawson de
Dellepiane –médica que había adherido de modo temprano a la causa de las mujeres–,
sostuvieron que el sufragio debía ser universal, en igualdad de condiciones con los varones.
■ Se fundaba en la dignidad de las mujeres debido a su condición de madres, de modo que los
primeros cauces feministas adoptaron la forma del maternalismo como una estrategia
fundamental para la acción.
■ Los años 1920 fueron de ascenso en las luchas para la obtención del sufragio, con un mayor
número de asociaciones de mujeres, nuevos núcleos compuestos por mujeres de origen social
más alto y de actitudes ciertamente más moderadas; una de sus líderes era Carmela Horne de
Burmeister.
■ En 1932 la Cámara baja aprobó el voto femenino, pero nunca fue tratado en el Senado.
■ Hasta mediados de la década de 1940 hubo una cierta declinación de las demandas
feministas. El mayor empeño militante estuvo destinado a socorrer a las víctimas de la guerra
civil española.
■ La inquietud por la situación local no era menor entre las socialistas, radicales, católicas
liberales, y entre las anarquistas que, aunque habían estado lejos de las demandas de derechos
formales, siguieron abogando por la completa autonomía femenina –incluyendo el derecho a
recusar la maternidad forzosa–, en un mundo asediado por la pérdida de las libertades y
asolado por gobiernos totalitarios.
■ Como síntesis surge la organización femenina denominada Junta para La Victoria, que tuvo
adherentes a lo largo y ancho del país, y la acción desplegada por la revista Vida Femenina que
dirigía Juana Berrondo, de inscripción socialista
El voto femenino
■ La llegada del peronismo y el decidido empeño de la propia Eva Perón, que estaba lejos del
feminismo pero que movilizó a las mujeres sobre todo a través de los sindicatos frente al
inminente tratamiento en el Congreso en el invierno de 1947, pudo sancionarse la ley del sufragio.
■ La primera experiencia de voto femenino se realizó en 1951: la concurrencia fue masiva las
mujeres consagraron el triunfo del peronismo con la enorme mayoría de sus votos.
■ Evita acusó de “burguesas” a las sufragistas mientras les daba el sufragio a las mujeres.
■ Un tema recurrente: el de la autoadscripción. ¿Es feminista quien declara serlo o aquel/lla cuyas
prácticas abren a la invención de un sujeto diverso y sexuado, individual o colectivo que
determinada interpretación puede reconocer como feminista?
■ Evita impulsó a las mujeres con una explicación estratégica: “Por Perón y para Perón”. Era su
manera de enunciarlo y de conseguirlo: cierto feminismo decidió no reconocerlo.
■ Las feministas argentinas al rechazar el voto femenino se declaran democráticas, entran en el
juego del Partido Socialista y del Frente Democrático y abandonan la lucha por el voto. En
elecciones siguientes candidatas Alicia Moreau de Justo y Alcira de la Peña
Y después ………. ?
Las mujeres siguieron avanzando …… todas!
Las feministas siguieron pensando, reflexionando, actuando y mirando al norte….. Y sosteniendo los
espacios y las luchas!
Los feminismos son y han sido históricamente posiciones teóricas y políticas internacionales. Las
feministas del sur migraron hacia el norte en busca de teorías a la vez que las teorías migraban
hacia el sur.
Estos movimientos produjeron la universalización de los ideales feministas de autonomía para las
mujeres y de crítica del dominio patriarcal, pero esa universalización se cumplió sobre la base de
condiciones asimétricas portadoras de un punto de vista hegemónico, sin percibir a todas las
mujeres(Mohanty, 1999).
Los ‘70
En los años ‘70 en Argentina algunas mujeres (escritoras, militantes feministas, periodistas) se
ocuparon de introducir de diversas maneras ideas feministas provenientes del norte, bucearon en el
tiempo, transpusieron textos de una lengua a otra.
Muchas de ellas traducían libros en procura de la ampliación de sus mundos, centrándose en los
feminismos de Europa y los Estados Unidos, percibidos como el modelo según el cual habríamos de
interpretarnos e interpretar nuestro mundo.
En el contexto de la Argentina de los ’70 la escritora Silvina Bullrich fue la traductora de varios de los
textos de Simone de Beauvoir.
El segundo sexo “no fue uno de los textos leídos habitualmente en forma colectiva por los grupos
de concienciación” (Nari, 2002:71).
En los grupos de lectura y concienciación de UFA (Unión de Feministas Argentinas) que nucleaba,
entre otras, a María Luisa Bemberg, Gabriella Christeller, Leonor Calvera, Sara Torres, Marta
Miguélez, Hilda Rais, entre otras, se leyó la obra de las norteamericanas Mead, Friedan y Firestone.
En esos años se formó también la agrupación Nueva Mujer (1970). Sus integrantes funcionaron como
traductoras/editoras de obras fundamentales para los feminismos de izquierda
Por aquellos años, y agitadas por el ideario feminista que practicaban las hermanas del norte,
comenzaban a echar raíces en estas tierras “nuestros” feminismos y algunas feministas locales se
animaban a producir lo propio.
En 1972 se fundó el Movimiento de Liberación Femenina (MLF), liderado por María Elena Oddone.
En el mismo año, Perlongher, que había llegado a encabezar la fracción de Política Obrera en la
Facultad de Derecho, pretendió que el partido reconociera su condición de homosexual. Sin lograrlo,
representó el ala ultra del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina y formó parte de Política
Sexual.
Las primeras y dispersas experiencias de producción de textos feministas a nivel local, cobraron forma
en las revistas Muchacha (hecha por mujeres del PRT La verdad) y en Persona (que en ese período
sacó dos números y estaba dirigida por María Elena Oddone).
Durante la dictadura …….

■ Las mujeres de las agrupaciones políticas de izquierda, muchas de las cuales se habían animado
a la segunda clandestinidad en UFA, ablandaron sus voces en las reuniones de concienciación y
encontraron palabras para decirlo.
■ La derecha no dejó de ver en el feminismo un enemigo de bajo presupuesto pero enemigo al
fin.
■ Si bien la clandestinidad no favoreció la heterogeneidad de los discursos, hubo algunas
experiencias como el frente del PRT o la Agrupación Evita.
■ Para algunas militantes fue el exilio el que liberó el acceso a la experiencia feminista; a menudo
disueltos sus partidos o exterminados, en los intersticios de las luchas internacionales por los
derechos humanos alcanzaron a sentirse interpeladas.
■ Un grupo de mujeres el que enfrentó con mayor contundencia este proceso, reclamando por la
aparición de sus familiares. Las Madres de Plaza de Mayo, espacio del que surgió la asociación
de las Abuelas en procura de los nietos apropiados por los represores.
Retorno a la democracia
■ Retorno del movimiento feminista con un cambio notable de posiciones epistémicas y sobre todo
de agenda, gracias a la crítica aportada por la Segunda Ola.
■ La diferencia jerarquizada de los sexos fue vista por el renaciente feminismo argentino de la
posdictadura como una expresión de las formas autoritarias que debían ser removidas por el
Estado de derecho.
■ Hubo dos tópicos centrales en la nueva agenda feminista: la violencia doméstica y el
reconocimiento político.
■ En 1991 se sancionó la ley que modificó la composición de las listas partidarias determinando un
piso mínimo de 30 por ciento para las mujeres. La Argentina se convirtió en el primer país en
sancionar la cuota de participación femenina y más tarde fue seguida por un grupo de países de
América latina.
■ La mayor representación permitió sancionar un vasto número de leyes que ampliaron la
ciudadanía, comenzando por la reforma constitucional de 1994 que incluyó en su plexo la
Convención contra todas las formas de Discriminación de las Mujeres –CEDAW–, circunstancia
singular en América latina.
Corrientes feministas
■ Diversas formas de feminismo aunque hay un trazo común que todavía caracteriza a una
enorme proporción de nuestros colectivos a favor de los derechos de las mujeres. Persiste la
vertiente “relacional” sobre la “individual”.
■ Se entiende por “feminismo relacional” aquel que, además de procurar prerrogativas iguales
para las mujeres, también alarga preocupaciones y solidaridades con otros sectores subalternos
de la sociedad, mientras que el de corte “individual” focaliza exclusivamente la acción sobre las
propias mujeres.
■ La persistencia de la forma relacional ha permitido comprender más a las mujeres que sufren
opresión de género, especialmente agravada por la clase y la etnia, y ha provocado alianzas
sinergiales en la lucha por la conquista de derechos.
■ En la germinación de los movimientos reivindicativos de la disidencia sexual hay viejos
fermentos del feminismo. La novedad consiste en que hay menos feminismo de “capilla” y más
expresiones de colectivos que actúan a favor de los derechos de las mujeres.
Feminismos populares
■ Los feminismos populares han nacido del movimiento de mujeres. Hacen política basados
fundamentalmente en el acompañamiento y en la pedagogía, contribuyendo a pensar las
opresiones no desde la victimización, sino buscando el poder y la energía para enfrentarlas. El
acompañar, poner el cuerpo, crea vínculos vitales entre compañeras y colectivas feministas, y con
mujeres que son parte de los movimientos, muchas de las cuales no se reconocen en el feminismo.
■ La pedagogía feminista recupera de la educación popular.
■ Las feministas populares afirman que en el sistema capitalista patriarcal y colonial las distintas
formas de dominación y disciplinamiento de los cuerpos, los territorios, las comunidades, la
naturaleza se refuerzan mutuamente, y que cada logro en una perspectiva emancipatoria erosiona
los pilares del sistema, en la medida en que contribuye a la creación de subjetividades –
individuales y sociales– autónomas, capaces de imaginar un mundo diferente, y de crearlo.
■ En Argentina existe un antecedente ineludible de estos feminismos populares, que es el de las
Asambleas de mujeres piqueteras que se realizaban los días 26 de cada mes sobre el Puente
Pueyrredón después del 26 de junio de 2002, cuando la policía asesinó a Darío Santillán y
Maximiliano Kosteki en la Estación Avellaneda
■ Otro afluente fue el quiebre de los modos de hacer política generado a partir del 19 y 20 de
diciembre de 2001. En ese contexto de rebeldías nacieron varias colectivas feministas articuladas
como «Feministas Inconvenientes», en un espacio de mujeres, lesbianas, travestis y trans, que
piensan un feminismo con raíces en el continente, mestizo, descolonizador, anticapitalista,
autónomo, de acción directa, integrado en las luchas populares
■ En el 23º Encuentro Nacional de Mujeres reunido en la provincia de Neuquén en agosto del 2008,
las mesas de «Feministas Latinoamericanas en Resistencia»
■ Las mujeres de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y de La Vía
Campesina Internacional han venido creando un feminismo campesino, que tiene entre los ejes
centrales el cuidado de las semillas nativas, la lucha por la soberanía alimentaria y por la reforma
agraria integral, y contra la violencia patriarcal.
■ El aporte de las feministas comunitarias, que han conceptualizado las dimensiones del territorio
cuerpo y el territorio tierra, y lo que nombran como «entronque patriarcal», que explica cómo el
patriarcado original de las comunidades, se ha visto reforzado por el pacto impuesto en los
procesos de colonización por el patriarcado occidental.
En síntesis
■ Hay una cuestión principal en la agenda de las mujeres movilizadas por derechos: se
trata de la legalización del aborto, la accesibilidad gratuita y segura a los servicios de
salud para abortar, la prerrogativa de decidir sobre nuestros cuerpos.
■ Se trata de una demanda que unifica a todo el espectro del feminismo, una asignatura
pendiente en el arco de los innegables avances habidos en estos treinta años de
democracia.
■ Un balance final permite reconocer el hondo surco trazado por el movimiento feminista
en nuestro suelo, y aunque no se trata de un fenómeno multitudinario, sus efectos se
miden por las transformaciones que produce en la subjetividad de las congéneres.

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