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Filipenses 2:6-8 (TLA): Aunque Cristo siempre

fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad. Al


contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual
a nosotros, haciéndose esclavo de todos. Como
hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios
hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz!
Marcos 12:30: Y amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda
tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el
principal mandamiento.
2 Corintios 11:16-36: Otra vez digo: Que nadie
me tenga por loco; o de otra manera, recibidme
como a loco, para que yo también me gloríe un
poquito. 17 Lo que hablo, no lo hablo según el
Señor, sino como en locura, con esta confianza de
gloriarme. 18 Puesto que muchos se glorían según
la carne, también yo me gloriaré; 19 porque de
buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros
cuerdos. 20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si
alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si
alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas.
21
Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos
demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía
(hablo con locura), también yo tengo osadía. 22 ¿Son
hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también.
¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son
ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo
más; en trabajos más abundante; en azotes sin
número; en cárceles más; en peligros de muerte
muchas veces. 24 De los judíos cinco veces he recibido
cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido
azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he
padecido naufragio; una noche y un día he estado como
náufrago en alta mar;
26
en caminos muchas veces; en peligros de ríos,
peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación, peligros de los gentiles, peligros en la
ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar,
peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en
muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además
de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día,
la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién
enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace
tropezar, y yo no me indigno?
30
Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es
de mi debilidad. 31 El Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que
no miento. 32 En Damasco, el gobernador de la
provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los
damascenos para prenderme; 33 y fui descolgado
del muro en un canasto por una ventana, y escapé
de sus manos.
Lucas 22:14-20: 4Cuando era la hora, se
sentó a la mesa, y con él los apóstoles. 15Y
les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con
vosotros esta pascua antes que padezca!
16
Porque os digo que no la comeré más,
hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17
Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo:
Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;
18
porque os digo que no beberé más del fruto de
la vid, hasta que el reino de Dios venga.
Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio,
19

diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es


dado; haced esto en memoria de mí. 20De igual
manera, después que hubo cenado, tomó la copa,
diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre, que por vosotros se derrama.
Isaías 53:4-5: Ciertamente
llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros
le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y abatido. 5Mas
él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y
por su llaga fuimos nosotros
curados.
1 Corintios 11: 27-30: De manera que cualquiera
que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la
sangre del Señor. 28Por tanto, pruébese cada uno a
sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
29
Porque el que come y bebe indignamente, sin
discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí. 30Por lo cual hay muchos enfermos y
debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
Versículo a memorizar:

1 Corintios 11:26:
26
Así, pues, todas las veces que
comiereis este pan, y bebiereis esta
copa, la muerte del Señor anunciáis
hasta que él venga.

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