Está en la página 1de 5

La expiación del hombre

La expiación del hombre según la Biblia era necesaria porque el hombre había
pecado contra Dios y estaba separado de Él. El pecado es la transgresión de la ley de
Dios, y el castigo del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Sin embargo, Dios es
amor y no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan y se salven (2da
Pedro 3:9). Por eso, Dios envió a su Hijo Jesucristo, que era Dios hecho hombre, para
que muriera en la cruz por los pecados del mundo. Jesucristo fue el sacrificio
perfecto y sin mancha que cumplió la ley de Dios y pagó el precio de nuestra
redención. Al morir en la cruz, Jesucristo cubrió nuestros pecados con su sangre y los
borró de la presencia de Dios. Al resucitar al tercer día, Jesucristo venció a la muerte
y nos dio la esperanza de la vida eterna. Al creer en Jesucristo, somos perdonados,
justificados y reconciliados con Dios. Esta es la expiación que Dios hizo por nosotros
por medio de su gracia y misericordia.

La expiación es el mensaje central de la Biblia, y se revela desde el Antiguo hasta el


Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, Dios estableció un sistema de
sacrificios de animales para que el pueblo de Israel pudiera expiar sus pecados
temporalmente. Estos sacrificios eran una sombra y un tipo de lo que vendría en el
futuro: el sacrificio definitivo y único de Jesucristo. En el Nuevo Testamento, se nos
muestra cómo Jesucristo cumplió todas las profecías y tipos del Antiguo Testamento,
y cómo su obra en la cruz fue suficiente para expiar los pecados de todos los que
creen en Él. La expiación es la obra más grande y maravillosa que Dios ha hecho por
nosotros, y debemos agradecerle y alabarle por ella.

Si quieres saber más sobre la expiación, te recomiendo que leas estos versículos
bíblicos: Romanos 3:21-26, hebreos 9:11-28, 1 Juan 2:1-2, [1 Pedro 2:24], [Isaías 53].
Que Dios te bendiga. 😊

Romanos 3:21-26. 21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de


Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22.la justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23.por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24.siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25.a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar
su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, 26.con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea
el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

hebreos 9:11-28. 11.Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es
decir, no de esta creación, 12.y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención. 13.Porque si la sangre de los toros y de los machos
cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la
purificación de la carne, 14. ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
15.Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte
para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados
reciban la promesa de la herencia eterna. 16.Porque donde hay testamento, es
necesario que intervenga muerte del testador. 17.Porque el testamento con la
muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. 18.De donde
ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. 19.Porque habiendo anunciado
Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los
becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo
libro y también a todo el pueblo, 20. diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios
os ha mandado. 21.Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y
todos los vasos del ministerio. 22.Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y
sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
El sacrificio de Cristo quita el pecado
23.Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así;
pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24.Porque no
entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25.y no para ofrecerse
muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con
sangre ajena. 26.De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces
desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio
el pecado. 27.Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una
sola vez, y después de esto el juicio, 28. así también Cristo fue ofrecido una sola vez
para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el
pecado, para salvar a los que le esperan.
1ra Juan 2:1-2, 1. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2.Y
él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo.
[1ra Pedro 2:24], 24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y
por cuya herida fuisteis sanados.
[Isaías 53]. leer

ISAÍAS 53
1. ¿Quién ha creído a nuestro mensaje?
¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?
2.Creció delante de Él como renuevo tierno,
Como raíz de tierra seca.
No tiene aspecto hermoso ni majestad
Para que lo miremos,
Ni apariencia para que lo deseemos.
3.Fue despreciado y desechado de los hombres,
Varón de dolores y experimentado en aflicción;
Y como uno de quien los hombres esconden el rostro,
Fue despreciado, y no lo estimamos.
4.Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades,
Y cargó con nuestros dolores.
Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado,
Por herido de Dios y afligido.
5.Pero Él fue herido por nuestras transgresiones,
Molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él,
Y por Sus heridas hemos sido sanados.
6.Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
Nos apartamos cada cual por su camino;
Pero el Señor hizo que cayera sobre Él
La iniquidad de todos nosotros.
7.Fue oprimido y afligido,
Pero no abrió Su boca.
Como cordero que es llevado al matadero,
Y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda,
Él no abrió Su boca.
8.Por opresión y juicio fue quitado;
Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta
Que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes
¿Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?
9.Se dispuso con los impíos Su sepultura,
Pero con el rico fue en Su muerte,
Aunque no había hecho violencia,
Ni había engaño en Su boca.
La exaltación del Siervo
10.Pero quiso el Señor
Quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento.
Cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación,
Verá a Su descendencia,
Prolongará Sus días,
Y la voluntad del Señor en Su mano prosperará.
11.Debido a la angustia de Su alma,
Él lo verá y quedará satisfecho.
Por Su conocimiento, el Justo,
Mi Siervo, justificará a muchos,
Y cargará las iniquidades de ellos.
12.Por tanto, Yo le daré parte con los grandes
Y con los fuertes repartirá despojos,
Porque derramó Su alma hasta la muerte
Y con los transgresores fue contado;
Llevó el pecado de muchos,
E intercedió por los transgresores.

También podría gustarte