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Teoría de los intereses cognoscitivos de

Habermas en Conocimiento e interés

Se podría comprender como una indagación


“trascendental”, que identifica y examina las condiciones
de posibilidad del conocimiento objetivo de cada tipo de
investigación científica, sea empírico-analítica (ciencias
naturales), histórico-hermenéutica (humanidades) o de
orientación crítica (filosofía, psicoanálisis)
Las condiciones de todo conocimiento están ligadas a la
historia natural de la especie humana y a sus imperativos
socioculturales, no a un sujeto trascendental absoluto y
a-histórico.

No hay una ciencia desinteresada, sino que depende de


la forma singular en la que se proyecta la vida humana a
nivel técnico (predicción y control de la naturaleza),
práctico (entendimiento intersubjetivo) y emancipatorio
(con respecto a fuerzas sociales coactivas).
¿Qué son los intereses?
Los intereses no son aspiraciones o
disposiciones subjetivas ni ideológicas, son
condiciones “trascendentales”, rasgos
cognoscitivos fundamentales de la existencia
humana históricamente determinada, a partir de
los cuales se aprehende la realidad.
Están determinados por los procesos de
socialización de la especie, ligados a tres
aspectos: el trabajo, el lenguaje y el dominio.
Ciencias empírico-analíticas (interés
técnico)
El interés técnico de la acción instrumental se formó
a través la evolución de la especie humana, como
actividad material de transformación del mundo,
como forma que se imprime en la materialidad de la
naturaleza para controlarla y predecirla.

Esta actividad es la que condiciona el establecimiento


de creencias sobre el mundo, cuya validez se
modifica en razón de su utilidad para predecir
fenómenos habituales.
“La investigación científica es la forma reflexiva y
sistemática de este proceso precientífico de
aprendizaje, que viene ya inscrito en la propia
estructura de la acción instrumental como tal”
(McCarthy, 1987 p. 86)

La investigación empírico-analítica sistematiza el


proceso de aprendizaje acumulativo precientífico,
según la acción racional orientada a fines. El
interés técnico depende, pues, de una particular
disposición humana respecto a la naturaleza: el
trabajo como actividad práctica.
Ciencias histórico-hermenéuticas (interés
práctico)
El interés práctico se relaciona con la esencial
intersubjetividad que liga a los seres humanos a través del
lenguaje (las palabras, las acciones y los gestos) y la
posibilidad de su comunicación.

Las ciencias hermenéuticas se sustentan en ese interés y


su objetivo es la indagación sistemática de los lazos
intersubjetivos, así como la identificación de las
interferencias posibles en la comunicación, en la
comprensión de la dimensión cultural de los seres
humanos.
“El investigador hermenéutico sólo puede
interpretar el sentido de sus «textos» en relación
con la estructura del mundo al que pertenece. El
papel del marco trascendental de referencia
viene representado aquí por la gramática del
lenguaje ordinario, que establece esquemas de
interpretación del mundo” (McCarthy, 1987, pp.
97-98).
Ciencias de orientación crítica (interés
emancipatorio)

Las ciencias críticas se encargan de distinguir


realidades invariantes de la acción social y
relaciones de dependencia anquilosadas
ideológicamente.

No es una ciencia exacta o nomológica, sino


reflexiva.
La filosofía parte de un interés emancipatorio
desde que ha establecido una relación estrecha
entre verdad y libertad:

“La actitud de teoría pura, de contemplación


desinteresada iba acompañada de la promesa de
que, cuando el hombre se entrega a ella queda
purificado de los inconstantes movimientos y
pasiones de la vida diaria” (McCarthy, 1987, p. 99)
Partiendo de las reflexiones sobre teoría del
conocimiento de Kant a Marx, Habermas busca
darle un giro materialista el concepto de
autonomía, de tal manera que se conciba la
relación entre los seres humanos y la naturaleza
en términos de una actividad material
constitutiva: el “trabajo social”.
Para Habermas, el positivismo equiparó a la
filosofía con un apéndice de la ciencia,
convirtiendo a la teoría del conocimiento en
filosofía de la ciencia. Con ello, subordinó todo
conocimiento al interés técnico de predicción,
propio de las ciencias empírico-analíticas.
Ese es también el error de Marx, al haber
considerado a la economía política como una
ciencia nomológica.
Habermas introduce las ideas freudianas en torno
a la cultura, relacionadas con la represión de la
energía libidinal y agresiva en la constitución del
orden social, que le permite “clarificar el status
de la ciencia crítica cuya tarea es reconstruir el
proceso de autoformación de la especie y
explicar las ideas de la razón y de interés
emancipatorio de la razón que le subyacen”
(McCarthy, 1987, p. 11)
¿Cuál es la tarea de la Filosofía crítica?
La función de la reflexión crítica es establecer
hasta qué punto es posible llevar a cabo la
emancipación, es decir, encontrar los límites de
la dominación social para explorar el contenido
de las utopías culturales, en el marco de un
"ensayo controlado"
La teoría crítica elabora una reflexión sobre las
estructuras de dominio social y una autorreflexión
como sujeto que está inmerso en ellas, haciendo
crítica de las ideologías, en tanto distorsiones de la
comunicación intersubjetiva, que posibilite procesos
de emancipación, es decir, relaciones intersubjetivas
no coactivas, baja un interés trascendental de
emancipación que ha estado a la base de toda
reflexión filosófica, pese a sus inclinaciones en otro
sentido.
La filosofía debe cumplir una función
trascendental, en tanto que busque las
condiciones de posibilidad del conocimiento,
pero en el terreno fáctico de la historia material
de la especie humana, en función de la tarea
ilustrada y emancipatoria de liberar a los seres
humanos de relaciones coactivas de dominio y
de las interferencias en la comprensión
intersubjetiva.

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