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OBLIGACIONES 1
-OBLIGACIONES CONDICIONALES.
-OBLIGACIONES CONJUNTAS
-OBLIGACIONES PURAS Y SIMPLES
-EL PAGO PURO Y SIMPLE
GENERALIDADES.-
Debemos de manifestar que la condición difiere del plazo que es siempre cierto,
esto es, que de antemano se sabe que ocurrirá el hecho que lo constituye.
Condición lícita, es la que no está prohibida por las leyes ni es contraria al orden
público o a las buenas costumbres.
Ya dijimos que para que la obligación exista es esencial que el vínculo por ella
constituido se forme, a lo menos, entre dos personas: acreedor y deudor.
Son obligaciones conjuntas las que, teniendo por objeto una cosa divisible,
existen a cargo de dos o más deudores o a favor de dos o más acreedores, en
forma tal que cada deudor sea solamente obligado a su cuota o parte en la
deuda, y cada acreedor pedir su parte o cuota.
OBLIGACIONES CONJUNTAS
La obligación puede ser conjunta desde su nacimiento, como si A presta tres mil
dólares a B, C y D, caso en el cual ella se divide desde la celebración del contrato
en tres cuotas, cada una a carga de cada deudor.
También puede ocurrir que la obligación haya nacido simple, y que por los
hechos luego se transforme en obligación conjunta.
OBLIGACIONES PURAS Y SIMPLES
OBLIGACIONES PURAS Y SIMPLES
En principio toda obligación es pura y simple, es decir, aquella obligación con efecto
inmediato e inminentemente exigible desde el momento en que mediante la autonomía
privada de las partes o por cualquier otra fuente de las obligaciones nace a la vida jurídica.
La modalidad es una de las excepciones a la norma general que toda obligación es pura y
simple; la modalidad se constituye entonces como excepción que puede nacer tanto de la
ley como del convenio de las partes.
OBLIGACIONES PURAS Y SIMPLES
De acuerdo con lo anterior, las modalidades son ciertos acuerdos accidentales que se
insertan en una obligación para modificar sus efectos, sin embargo, en el comercio jurídico
actual se puede apreciar que la actividad humana cotidiana crea obligaciones que en su
mayoría están sometidas a modalidades, estableciéndose así más como regla general que
como excepción.
Un ejemplo de esto, es la exigi-bilidad del pago entre comerciantes que operan en los
centros de abastecimiento de las grandes ciudades del país, es común que la parte que
adquiere los productos no cancele inmediatamente el costo de los productos que adquirió,
sino que está sujeto a un tiempo determinado, el cual esta previamente acordado entre las
partes.
Las obligaciones puras y simples son aquellas cuyo cumplimiento no está sujeto a ninguna
modalidad. Por regla general se entienden que todas las obligaciones son puras y simples.
EL PAGO PURO Y SIMPLE
EL PAGO PURO Y SIMPLE
Entendemos por pago puro y simple el que no está sujeto a modalidades especiales, esto
es, el que abarca el concepto general de este modo de extinguir las obligaciones mediante
la ejecución voluntaria y normal de la prestación debida.
El régimen general del pago puro y simple mira a las siguientes cuestiones que requieren
examen separado: I) la causalidad del pago; II) por quién puede hacerse; III) a quién debe
hacerse; IV) cómo debe hacerse; V) dónde debe hacerse; VI) cuánto debe hacerse; VII) la
imputación del pago; VIII) las expensas del pago, y IX) la prueba del pago.
LA CAUSALIDAD DEL PAGO
Todo pago supone una obligación preexistente que le sirve de causa, pues de no existir
esta, dicho pago es inválido. Sin embargo, para la firmeza del pago no es necesario que la
causa de este sea una obligación civil perfecta; basta que ella sea natural.
Se atribuye validez del pago que se haga voluntariamente por persona que tenga libre
administración de sus bienes.
El pago siempre debe realizarse bajo fundamento jurídico en una obligación civil
preexistente que con él se pretenda solucionar, caso contrario es un pago sin causa o
indebido.
POR QUIÉN PUEDE HACERSE EL PAGO
Normalmente, las obligaciones deben ser cumplidas por la persona o personas a cuyo
cargo existen directa o subsidiariamente, vale decir por el deudor absoluto o sus
herederos, por sus representantes legales o convencionales, por los codeudores solidarios
o de la obligación indivisible, o por quienes acceden a la obligación principal, ya
directamente como fiadores, o ya indirectamente, como el propietario del bien hipotecado
o puesto en garantía.
Por lo expuesto, se deduce que toda persona está autorizada para pagar una obligación
propia o ajena, sin que el acreedor pueda oponerse a ello, pues carecería de justificación
que se negase a aceptar la satisfacción de su derecho, cualquiera que sea quien se la
proporciona.
Pero si la obligación es de hacer, no podrá ejecutarse la obra por otra persona contra la
voluntad del acreedor.
PAGO POR EL DEUDOR ÚNICO O SU
REPRESENTANTE
Es claro que el deudor único no solamente está obligado a pagar la prestación debida, sino
que tiene derecho de hacerlo desde que su deuda es exigible, y aun antes, si el acreedor
consiente en ello o si aquel está facultado para renunciar el plazo pendiente.
Y lo propio puede decirse respecto de los representantes de dicho deudor, como su tutor o
curador, o sus herederos para hacer el pago, entre los cuales está el legatario a quien se ha
impuesto esta carga.
El pago realizado por cualquiera de las personas antedichas produce la extinción total y
absoluta de la obligación; la solución respecto de todo el mundo (erga omnes).
A QUIÉN DEBE HACERSE EL PAGO
Para que el pago sea válido debe hacerse o al acreedor mismo (bajo cuyo nombre se
entienden todos los que le hayan sucedido en el crédito), o a la persona que la ley o el Juez
autoricen a recibir por él.
Debemos tomar en cuenta que el pago hecho de buena fe a la persona que estaba
entonces en posesión del crédito, es válido aunque después aparezca que el crédito no le
pertenecía.
Naturalmente, este debe hacerse al acreedor, quien es el titular del derecho crediticio.
Gracias