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Diócesis de Maturín

Seminario Mayor San Pablo Apóstol


Maturín – Edo. Monagas
Discipulado I

Medios
de
Comunicación
Social
Dra Yajaira Morales F
Cultura del Buen
Trato
4 El amor es paciente, es servicial;
el amor no es envidioso, no hace alarde,
no se envanece,
5 No procede con bajeza, no busca su
propio interés, no se irrita, no tiene en
cuenta el mal recibido,
6 No se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad.
7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor no pasará jamás…
(1Cor, 13, 4-8)
Pedagogía del Amor y la Ternura
Antonio Perez Esclarin, en su propuesta señala:
El amor es el principio pedagógico esencial. De
muy poco va a servir que un docente se haya
graduado con excelentes calificaciones en las
universidades más prestigiosas, si carece de
este principio. En educación es imposible ser
efectivo sin ser afectivo. No es posible calidad
sin calidez. Ningún método, ninguna técnica,
ningún currículo por abultado que sea, puede
reemplazar al afecto en educación.
Amor se escribe con “a” de ayuda, apoyo,
ánimo, aliento, asombro, acompañamiento,
amistad. El formador es un amigo que ayuda
a cada aprendiz, especialmente a los más
carentes y necesitados, a superarse, a
crecer, a ser mejores.
Amar significa aceptar al educante como es,
siempre original y distinto a mí y a los
demás, afirmar su valía y dignidad, más allá
de si me cae bien o mal, de si lo encuentro
simpático o antipático,
… de si es inteligente o lento en su
aprendizaje, de si se muestra interesado o
desinteresado. El amor genera confianza
y seguridad. Es muy importante que el
niño se sienta en la escuela, desde el
primer día, aceptado, valorado y seguro.
Sólo en una atmósfera de seguridad,
alegría y confianza podrá florecer la
sensibilidad, el respeto mutuo y la
motivación, tan esenciales para un
aprendizaje autónomo.
Hacer niños felices es levantar personas
buenas. Educar es un acto de amor
mutuo. Es muy difícil crear un clima
propicio al aprendizaje si no hay
relaciones cordiales y afectuosas entre el
firmador y educante, si uno rechaza o no
acepta al otro.
El amor es también paciente y sabe esperar.
Por eso, respeta los ritmos y modos de
aprender de cada quien y siempre está
dispuesto a brindar una nueva oportunidad. La
formación es una siembra a largo plazo y no
siempre se ven los frutos. De ahí que la
paciencia se alimenta de esperanza, de una fe
imperecedera en las posibilidades de
superación de cada persona. La paciencia
esperanzada impide el desánimo y la
contaminación de esa cultura del pesimismo y
la resignación que parecen haberse instalado.
Para ser paciente, uno tiene que tener el corazón
en paz. Sólo así será capaz de comprender, sin
perder los estribos, situaciones inesperadas o
conductas inapropiadas, y podrá asumir las
situaciones conflictivas como verdaderas
oportunidades para educar. La paciencia evita
las agresiones, insultos o descalificaciones, tan
comunes en el proceso educativo cuando uno
“pierde la paciencia”. El amor paciente no
etiqueta a las personas, respeta siempre, no
guarda rencores, no promueve venganzas;
perdona sin condiciones, motiva y anima, no
pierde nunca la esperanza.
Amar no es consentir, sobreproteger, regalar,
dejar hacer. El amor no se fija en las
carencias del otro sino más bien, en sus
talentos y potencialidades. El amor no crea
dependencia, sino que da alas a la libertad e
impulsa a ser mejor. Busca el bien-ser y no
sólo el bienestar de los demás. Ama el que
cree en cada persona y lo acepta y valora
como es, con su cultura, su familia, sus
carencias, sus talentos, sus heridas, sus
problemas, su lenguaje, sus sueños, miedos e
ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de
cada uno aunque sean parciales
… y siempre está dispuesto a ayudarle para
que llegue tan lejos como le sea posible en su
crecimiento y desarrollo integral. Por ello, se
esfuerza por conocer la realidad familiar y
social de cada quien para, a partir de ella, con
la alianza de la familia, brindarle un mejor
oportunidad de vida.
La idea de que hay una entidad externa a la
sociedad que pone en riesgo su estabilidad
suele ser usada como excusa para emprender
medidas agresivas de control de la población,
algo para lo que se necesita una justificación
clara. Con tal de evitar este peligro, se puede
comprometer el bienestar de minorías.
La cultura del Buen Trato, es una campaña que
promueve la convivencia armoniosa de todas las
personas propiciando el respeto, la participación y
la confianza. Buen Trato es promover, denunciar,
acoger, amar, respetar, participar.
Todas las personas se deben involucrar en esta
campaña por el Buen Trato, construyendo
relaciones de convivencia y armonía, que
fomentan valores medulares para la formación de
la conciencia crítica: la compasión, la solidaridad,
la indignación, la dignidad, la justicia, la libertad y
la esperanza.
La cultura del Buen Trato se construye
estableciendo canales y relaciones que
permitan crear sinergias entre las familias, en
las escuelas, en las comunidades. Es un
compromiso personal y colectivo que se vive
en comunidad para construir una sociedad
pacífica y con amor. Referirnos a Buen Trato
desde una dimensión política es exigir y tener
garantizados nuestros derechos individuales y
colectivos como son los servicios de salud y
educación de calidad, comunidades
higienizadas, vivir dignamente con iguales…
oportunidades para hombres y mujeres sin
importar su sexo, condición social, ideología, etc.
El Buen Trato es posible a través de principios
fundamentales: Reconocimiento de la dignidad,
Empatía, Diálogo y Comunicación Efectiva,
Interacción Igualitaria, Negociación, Justicia Social
El Reconocimiento de los otros.
Reconocimiento como personas, como seres
humanos, desde una forma de relación que permita
visualizar todos los aspectos positivos y el punto de
vista de la otra y el otro. Entendido como la
necesidad de ser aceptados en la individualidad,
como seres diferentes y especiales que tienen
derecho a ocupar un espacio físico, intelectual y
afectivo en la vida de otras y otros.
El Reconocimiento permite que a las personas se les
otorgue el derecho a ser escuchadas, vistas y a
disfrutar de garantías para su vida, su integridad y
desarrollo.
El Reconocimiento de los otros.
El Reconocimiento y la aceptación se evidencian en
las oportunidades de desarrollo que las madres y los
padres les dan a las hijas e hijos desde la
concepción. Aquí nos referimos no sólo a la
satisfacción de las necesidades físicas y materiales
sino a la provisión de las necesidades emocionales y
afectivas, es decir, el amor, las oportunidades de
expresión, de creatividad, de realizar actividades
aplicadas a la vida física, intelectual y emocional.
La Empatía se construye sobre la conciencia de
uno mismo. Cuanto más abiertos estamos a
reconocer y manifestar nuestros propios
sentimientos más fácilmente podemos aceptar y
reconocer los sentimientos delos demás. La
habilidad para saber qué sienten las demás
personas entra en juego en una gran cantidad de
situaciones de la vida: desde las ventas y la
administración hasta el idilio, la paternidad y la
maternidad, pasando por la compasión y la
actividad política. Las emociones de la gente no
siempre se expresan en palabras, con frecuencia
existen otras señales, canales no verbales como…
La Empatía
…los gestos, el tono muscular, los ademanes, el
tono de la voz, etcétera. Podemos ver que las
raíces de la Empatía se encuentran desde los
primeros años. Prácticamente desde el día que
nacen los niños se sienten perturbados por el
llanto de otros niños, respuesta que algunos
consideran como el principio de la preocupación
por otros.
Interacción
Se considera como la relación de doble vía que
permite que uno y otro se vean y se reconozcan. La
Interacción es la capacidad de encontrarse con los
demás y responder adecuadamente a sus
sentimientos y preocupaciones. La Interacción es la
capacidad de encontrarse con los demás y
responder adecuadamente a sus sentimientos y
preocupaciones. Es lo que nos permite trabajar con
otros, establecer La Interacción es la capacidad de
encontrarse con los demás y responder
adecuadamente a sus sentimientos y
preocupaciones.
Interacción
Es lo que nos permite trabajar con otros, establecer
equipos, colaborar hacia el logro de metas
comunes, establecer lazos de afecto y amistad, y lo
que posibilita interpretar las emociones a partir de
las expresiones y gestos de las personas. La
Interacción está, desde luego, relacionada con la
Empatía y con la Comunicación.
Diálogo y comunicación
“Si no amo el mundo, si no amo la vida, si no amo a
mis semejantes, no me es posible el diálogo”.
Paulo Freire se refiere a la dialogicidad como la
esencia de la formación como práctica liberadora.
El acto comunicativo o dialógico, expresa una
experiencia de comunión, poner en común con.
Supone un entrar en relación con el otro, a partir de
la experiencia del amor.
Todas las formas que desarrollamos para decirnos
lo que queremos, lo que sentimos, lo que
deseamos, lo que esperamos y lo que vivimos,
constituyen la Comunicación.
Las personas manifiestan en ocasiones estilos de
Comunicación en los que muestran arrogancia,
grosería, crítica despectiva o desprecio, es decir,
dan respuestas agresivas. Otras personas tratan de
complacer a otras y otros. No se valoran y buscan la
aprobación de las otras y lo aprueban aunque no
estén de acuerdo. Otras son frías, imperturbables,
sin demostración alguna de sus sentimientos. Pero
también hay personas que se muestran abiertas,
con la libertad para decir lo que sienten y lo que
piensan, envían mensajes claros, directos y
asertivos, respetando lo que otras piensan pero
haciendo valer sus derechos.
Escuchar no solamente el lenguaje verbal, sino más
allá, ver el lenguaje corporal y gestual, en el cual se
encierra mucho de lo que pensamos y sentimos.
Ser escuchado y poder escuchar a os otros
construye la relación y hace parte del sentirse ien
tratado.
Para crear la mejor posibilidad de escucha es
necesario captar la atención de la otra persona:
elegir el momento y el lugar apropiado, intentar
que el otro se sienta cómodo cuando le vamos a
hablar; decir las verdades con claridad, pero sin
acusar a nadie.
Para escuchar auténticamente es necesario
tomarse el tiempo para hacerlo y también querer
oír lo que nos tienen que decir, practicar la atención
activa, dejando de lado nuestros intereses para
escuchar realmente. En la manera de escuchar se
debe notar el interés y el respeto por el otro. Esto
favorece la verdadera Comunicación, la seguridad,
el respeto, la confianza, la comprensión y la
intimidad.
Algunas formas de construir un lenguaje
apreciativo son:

1. Descubrir lo mejor.
2. Señalar qué lo genera.
3. Entender el detalle que nos ha hecho sentir
bien.
4. Soñar lo que debe ser, hablándolo.
5. Decir de qué nos sentimos orgullosos.
6. Descubrir nuestros valores y los de los
demás.
Negociación
Todos tenemos acuerdos y desacuerdos. Ser
capaces de resolver los desacuerdos es
fundamental para mantener un clima de Buen
Trato. No basta con aceptar lo que nos dicen.
Es necesario construir la tolerancia y el respeto
por las diferencias para poder conceder a otros
y otras las razones en los desacuerdos.
Alcanzar un nivel en la solución de los
conflictos y desacuerdos es de gran
importancia para el bienestar de la persona, la
familia, el grupo o la empresa.
Negociación
Para negociar los problemas o conflictos, si
seguimos las siguientes reglas, vamos a construir
Buen Trato:
1. Ser conscientes de cuáles son los verdaderos
problemas que se tienen.
2. Atacar el problema y no a la persona.
3. Escuchar sin interrumpir, escuchar como base de
la comunicación efectiva.
4. Estar en comunicación con los propios
sentimientos y preocuparse de los sentimientos de
las y los demás.
5. Expresarse de manera clara y sin acusaciones.
Negociación
6. Mantener el corazón abierto mientras se dicen
las verdades sin ofender ni humillar.
7. Ser responsables de lo que hacemos y decimos.
8. Emplear afirmaciones en primera persona, las
cuales favorecen la sinceridad mutua.
Justicia Social
Referirnos a la Justicia Social es hablar de derechos,
inclusión y equidad. Para que se pueda construir la
cultura de Buen Trato tiene que garantizarse desde el
Estado y junto a toda la ciudadanía el disfrute pleno de
los derechos y deberes de las personas, principalmente
aquellos derechos que son considerados
fundamentales, como son el derecho a una
alimentación con los suficientes nutrientes para el
desarrollo pleno del ser humano, de los niños; el
derecho a una educación, salud y vivienda que
posibiliten el reconocimiento de la dignidad de las
personas, propiciando su autonomía en el ejercicio
estos derechos que su vez implican responsabilidades.
Compasión-Solidaridad
La compasión hace referencia a aquella capacidad de
sentir como nuestro el dolor ajeno. Es la capacidad
de dolernos con el dolor del otro. Es un movimiento
interior que nos lleva a reaccionar con sufrimiento
ante la desgracia del ser humano.
Por la compasión el otro aparece como un
demandante que intranquiliza porque nos encara su
derecho a vivir y su imposibilidad de hacerlo. Si la
compasión es verdadera ella deberá traducirse en
acción de defensa de la vida de quien puede
perderla.
Dignidad-Indignación
La compasión puede llevarnos a una práctica
solidaria cuando pasamos a acoger directamente al
que sufre, según vimos antes. Pero, al mismo tiempo,
la compasión y la solidaridad nos pueden conducir a
la indignación cuando reconocemos la desgracia del
otro como fruto del abuso “coyuntural o
permanente”. En estas condiciones el otro que sufre
nos aparece generalmente como el débil y, la acción
contra él nos aparece como abusiva en cuanto es
ejercida por quien es fuerte o poderoso. La misma
reacción de indignación ocurre cuando la indiferencia
es la respuesta al sufrimiento del otro.
La justicia-libertad
La compasión y la indignación nos permiten pasar a la
práctica de la solidaridad para la construcción de la
justicia. Es decir a la búsqueda de situaciones donde la
dignidad de todos sea respetada; donde el abuso sea
eliminado y las relaciones entre los seres humanos
asegure el derecho a la vida de todos. La búsqueda de la
justicia sin estar animada por sentimientos de
compasión, solidaridad y reconocimiento de la dignidad
del otro, se puede convertir simplemente en suerte de
reparto a disgusto. Sin embargo, la justicia animada por
los anteriores valores y actitudes entiende la distribución
de los bienes y las posibilidades como una exigencia
hecha por un compañero de viaje que merece respeto.
La esperanza
Capacidad humana de pensar y asumir el futuro como
diferencia posible y superior con respecto al presente. Es
decir, es la posibilidad de entender que lo que hoy existe
no tiene necesariamente que existir, que nosotros
podemos transformarlo, que el futuro no está, por tanto,
predeterminado, sino que, depende de nosotros, de
nuestra acción y que ste futuro puede ser novedoso.
Esto así, sin dejar de reconocer que la acción humana,
nuestra acción, está siempre condicionada, es decir,
limitada y posibilitada por el contexto en el cual ella se
realiza. La esperanza es la confianza en las posibilidades
humanas de construir el futuro que nos lleva a la acción
sin desesperación ni desesperanza aunque con realismo.
Seguimos…
En el próximo encuentro
de saberes…

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