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Técnicas de

Exposición
Alexandra Cárdenas
Julie Espitia
Aspectos teóricos
Teoría bifactorial de Mowrer (1947, 1960) Esta teoría establece que los miedos
son adquiridos por condicionamiento clásico y se mantienen por
condicionamiento operante, debido al efecto reforzante que se produce al
reducirse el miedo de la respuesta de escape o de evitación del estímulo
temido.
Inhibición recíproca, como mecanismo responsable del
proceso de desensibilización al miedo. El mecanismo de
inhibición reciproca supone que la exposición repetida al
estímulo evocador de la ansiedad, llevaría a la disminución o
eliminación del miedo aprendido.
Habituación: Básicamente supone la familiarización
con el estímulo fóbico, de tal forma que cada vez se
responde menos al estímulo al que se está expuesto.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p 195 , 196)


¿Cuál es el sustento teórico, epistemológico de
la técnica?

El origen de las técnicas de exposición se da en el contexto de la primera


generación de la terapia de la conducta, y tiene que ver en gran medida, con
el desarrollo y la aplicación de la técnica de DS para el tratamiento de la
ansiedad y el miedo clínicos. Alcanzó gran prominencia durante los años 50 y
60, época del dominio conductual en la psicología norteamericana.
Consistía en confrontar al individuo con el estímulo temido utilizando
la imaginación, produciendo a su vez una respuesta de
relajación
utilizando las técnicas de Jacobson (1938). Ocasionalmente se
comenzó a animar a ciertos pacientes a confrontarse los
con
estímulos temidos en vivo, después de la administración prolongada
de la DS.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p. 194)


¿Cuál es la definición de la técnica?

Las técnicas de exposición son aquellas donde se


expone a un individuo a un estímulo temido que
generalmente produce miedo o evitación, para
posteriormente producir la habituación al estímulo y
extinguir la respuesta de ansiedad o miedo.
Tipos de exposición:
Exposición en vivo: Consiste en tomar contacto directo con la situación o estímulo
temido, bien de forma gradual, bien entrando en contacto desde el principio con
situaciones productoras de un alto nivel de ansiedad, en este caso la exposición se
denomina inundación.
Exposición Simulada: Este procedimiento utiliza ensayos conductuales,
donde participan varias personas, para representar la situación temida
que es objetivo de la exposición.
Exposición Simbólica: Hace referencia a la toma de contacto con el
estímulo o situación temida no de forma real sino a través de las
representaciones mentales, visuales, estímulos físicos auditivos o
mediante programas informáticos de generación de realidad virtual.
Exposición en imaginación: Implica la exposición del
estímulo temido a través de la imaginación, es decir, la
visualización del estímulo fóbico.
Exposición a través de la realidad virtual: Trabaja con representaciones de la
realidad y no con la realidad misma. Un programa de ordenador genera un
entorno virtual que simula la situación temida e integra gráficos en tiempo real,
imágenes, dispositivos que captan las señales psicofisiológicas del sujeto
expuesto.
Exposición en grupo: Se refiere a la planificación y evaluación de
las sesiones de exposición en un contexto grupal, manteniendo la
ejecución de la propia exposición de forma individual.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p 203-208)


¿Cuál es el objetivo de la técnica?
El uso de la exposición no supone más que poner al individuo en contacto con el estímulo
temido, con el objetivo de producir la habituación al estímulo, la extinción de la respuesta de
miedo y así proveer oportunidades de establecer nuevas asociaciones, es decir, de facilitar
un nuevo aprendizaje en relación con el estímulo temido.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p. 194)


¿Cuál es la aplicabilidad de la misma, en presencia de qué síntomas?
-En personas que padecen de ansiedad, independientemente de que cumplan con
los criterios diagnósticos para un trastorno de ansiedad.
-En personas que mantienen una conducta de evitación o escape (generalmente por miedo
a las consecuencias), teniendo esta evitación o escape un impacto negativo en su vida).

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p. 195)


¿Cuáles son los pasos para llevarla a cabo?
A medida que el terapeuta va recabando datos del problema y desarrollando la
labor psicoeducacional durante la cual se va conceptualizando del problema del
paciente, explicando su origen y mantenimiento, apuntando posibles relaciones
funcionales y explicando la lógica del tratamiento.
Específicamente el terapeuta debe identificar:

-El estímulo temido (¿cuál es el objeto preciso o foco del miedo del paciente?).

-Consecuencias temidas (¿Qué teme el paciente que ocurrirá si se confronta


con el estímulo temido?).
-Conductas de escape o evitación del estímulo temido, y conductas de
seguridad (¿Qué hace o trata de hacer el paciente para prevenir la ocurrencia
de las consecuencias temidas?)

-Desencadenantes de la ansiedad (Contextos, postas, situaciones, personas que


el paciente asocia con el estímulo temido y desencadenan la respuesta de
ansiedad y las respuestas de evitación, escape o seguridad).
De esta forma, la recogida minuciosa de información permitirá
el diseño de un tratamiento con exposición que permita confrontar
el
estímulo temido, valorar la inexistencia o baja probabilidad de las
consecuencias temidas, y eliminar la evitación y las conductas de
seguridad que puedan inferir con la adquisición del nuevo
aprendizaje correctivo.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p 213- 214.)


¿En presencia de cuales síntomas sería inapropiado el uso de la técnica?
Exposición en grupo: En algunos casos como en el de la fobia social, aunque sus ventajas son evidentes es
importante tener en cuenta que el propio contexto de grupo puede resultar amenazante para este tipo de
pacientes y que será necesario valorar si realmente están preparados para este tipo de intervención, de otra forma,
se pueden producir dificultades en el avance individual que a su vez repercutan en el grupo, así como en el
abandono del tratamiento.

(Ruiz, Díaz, Villalobos, 2012. p. 208)


Referencia.
Ruiz, M. Díaz, M. Villalobos, A. 2012. Manual de técnicas de
intervención cognitiva conductuales. Editorial Desclée de
Brouwer. España.

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