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Sesión 10

Delito de Desacato

Docente : Dr. Julio César Matos Quesada


Curso : Derecho Penal III
Ciclo : IV
SECCION III

DESACATO
Perturbación del orden en el lugar donde la autoridad ejerce su
función

Artículo 375° C.P.: El que causa desorden en la sala de


sesiones del Congreso o de las Cámaras Legislativas, de las
Asambleas Regionales, de los Consejos Municipales o de los
Tribunales de Justicia u otro lugar donde las autoridades
públicas ejercen sus funciones o el que entra armado en
dichos lugares, será reprimido con pena privativa de libertad
no mayor de un año o con prestación de servicio comunitario
de veinte a treinta jornadas.
DELITO DE DESACATO
ANTECEDENTES:
En la sección III, correspondiente al capítulo I, de los delitos contra la
administración pública, se incorpora el llamado “delito de desacato”.
Normalmente el desacato se ha entendido contra la ley y contra el acto del
funcionario que lo realiza precisamente amparado en dicha ley. Se trata de
cualquier acto constitutivo de falta de respeto u ofensa a la autoridad —
entiéndase también al funcionario público—, hallándose esta en el ejercicio de
sus funciones u obligaciones, o con ocasión de ellas, realizado en su presencia o
por medio de escrito a ella.
Por eso se dice “desacato a la ley”. El desacato, entendido como una especie de
resistencia a la autoridad, es en algunos ordenamientos legales una infracción
que se comete al calumniar, injuriar o amenazar a una autoridad en el ejercicio
de sus funciones, o con ocasión de ellas, ya sea de hecho o de palabra, o por
escrito.
En tal sentido, debemos tener en consideración que el artículo 374 que
sancionaba el delito de desacato, tipo básico, quedó derogado a partir del
artículo único de la Ley 27975, publicada el 29 de mayo de 2003 en el diario
oficial El Peruano.
DELITO DE DESACATO
Solo ha quedado en pie dentro de la sección III —de desacato—
el delito de perturbación en lugares donde la autoridad ejerce
función pública (artículo 375 del Código Penal). Si fuéramos
estrictos con el principio de lesividad material o riesgosa de la
conducta (artículo IV del Título Preliminar del Código Penal), el
delito en cuestión también debería derogarse de nuestro
ordenamiento jurídico-penal, o al menos la primera parte de la
descripción legal. Nos explicamos: en la primera parte del
artículo 375 se lee lo siguiente: “El que causa desorden en la sala
de sesiones del Congreso o de las Cámaras Legislativas, de las
Asambleas Regionales, de los Consejos Municipales o de los
Tribunales de Justicia u otro lugar donde las autoridades públicas
ejercen sus funciones…”; en este punto, se llega a reprimir el
mero desorden en un lugar o recinto público, es decir, que el
sujeto activo realiza una o varias conductas desestabilizadoras
del orden y la tranquilidad en el lugar donde el funcionario o
servidor público están ejerciendo sus funciones.
DELITO DE DESACATO
Esto debería quedar en el ámbito del derecho disciplinario del
sector correspondiente o en el derecho administrativo sancionador;
otra cosa sería si el agente ejerciera “violencia” o “amenaza” en un
lugar público donde están ciertas autoridades, lo cual constituiría el
delito de violencia contra autoridades elegidas (artículo 369 del
Código Penal).
Lo que sí quedará claro es que, con la vigencia del artículo 375, el
Derecho Penal, a través de la pena conminada, cumplirá aquella
función preventiva (general) que le es, en ciertos casos, inherente;
esto dependerá de si alguna autoridad, principalmente de
persecución del delito, denuncia el hecho, para que los demás
miembros de la sociedad se abstengan de cometerlo, aunque digan
después que la pena, por ser sumamente exigua, no cumpliría
dicha función preventiva. En efecto, el delito tipificado en el
artículo 375 del Código Penal, desde su versión original, se
encuentra reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un
año o con prestación de servicio comunitario de veinte a treinta
jornadas.
DELITO DE DESACATO
En la legislación comparada, el Código Penal argentino
tipifica en el artículo 241 el delito de desacato de
alteración en lugares públicos, en los siguientes
términos: Será reprimido con prisión de quince días a
seis meses:
1) El que perturbare el orden en las sesiones de los
cuerpos legislativos nacionales o provinciales, en las
audiencias de los tribunales de justicia o dondequiera
que una autoridad esté ejerciendo sus funciones;
2) El que sin estar comprendido en el artículo 237,
impidiere o estorbare a un funcionario público cumplir
un acto propio de sus funciones.
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1. Bien Jurídico Tutelado.- El bien jurídico tutelado, en términos
generales, como no podía ser de otra manera, era la
administración pública, tal como lo contemplaba nuestro Código
Penal en el derogado artículo 374. Sin embargo, ahora solo tiene
como infracción lo dispuesto en el artículo 375.
En otras palabras, el bien jurídico tutelado es garantizar el regular
y normal funcionamiento de la Administración Pública,
protegiéndola de los comportamientos ofensivos que
obstaculicen su desarrollo; como tal, su finalidad es garantizar la
obediencia debida que tienen todos los ciudadanos al poder
coactivo del Estado.
Específicamente, el objeto a proteger en el artículo 374 es el
debido respeto y prestigio de los entes públicos, es decir, las
Cámaras Legislativas, las Asambleas Regionales, los Consejos
Municipales o los Tribunales de Justicia u otro lugar.
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2. Tipicidad Objetiva:

Sujeto activo.- En cuanto al sujeto activo, puede serlo


cualquier persona; por lo tanto, se trata de un delito
común.

Sujeto pasivo.- En cuanto al sujeto pasivo del delito,


lo será, en todos los casos, la Administración Pública.
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3. Conducta Típica.- En lo que respecta a la conducta, la podemos clasificar
de la siguiente manera:
3.1. El causar desorden.- La conducta típica está compuesta por el verbo
rector: “causar” desorden. El verbo causar, en Derecho penal, significa
identificar y/o individualizar quién o quiénes son las personas naturales que
han realizado la conducta típica, en este caso, de causar desorden. Del
mismo verbo rector “causar” se deduce también que la conducta solo puede
ser llevada a cabo por comisión activa, y no mediante omisión propia;
aunque sí cabría la posibilidad del delito de omisión impropia, siempre y
cuando hubiera una posición de garantía del sujeto activo (art. 13 del CP).
“Desorden” significa alteración o perturbación del estado normal del
desenvolvimiento de la actividad funcional de los recintos públicos; en otras
palabras, significa confusión, desasosiego, ocasionado con el
comportamiento del sujeto activo.
El desorden causado debe ser grave. Esta interpretación no solamente se
deriva del respeto al principio de lesividad, sino también porque ya existe un
tipo de faltas en el art. 452 numeral 1), que se refiere a perturbaciones leves
de actos, espectáculos, solemnidades o reuniones públicas.
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3.2. Perturbación en salas de sesiones del congreso o de las
cámaras legislativas.- El tipo penal exige que el desorden sea en las
salas de sesiones del Congreso, con lo cual solo se podría realizar
este supuesto típico en la ciudad de Lima, porque el Congreso
queda ubicado en la capital de la República, desde que en nuestro
país rige el sistema unitario de gobierno estatal. En tal sentido,
deben cumplirse algunas condiciones:
a) que la conducta típica sea realizada al “interior” de las
instalaciones del recinto parlamentario, descartándose por ello que
puedan ser, por ejemplo, en las afueras del citado recinto (podría
ser otro delito, de disturbios);
b) que se haya abierto la sesión congresal, que puede ser el Pleno
del Congreso o en las reuniones de comisiones parlamentarias; una
perturbación en un momento anterior al comienzo de la sesión
podría constituir un mero acto preparatorio, nos atreveríamos a
decir, colindante con las fases subjetivas del iter criminis,
reprobables desde un Derecho penal de acto.
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3.3. Perturbación en las asambleas regionales o
perturbación en los concejos municipales.- También el
tipo penal exige que la conducta se pueda realizar en el
interior de las asambleas regionales. Obviamente, la
condición es que dicha Asamblea haya empezado a
sesionar, siendo discutible la punición si la Asamblea
Regional ha culminado, porque el presidente regional y/o
los consejeros ya no ejercen ninguna función pública en
una asamblea formal. Esta conducta típica no podría
realizarse en la capital de la República, sino solo en las
capitales de los departamentos, donde funcionan las
sedes regionales.
Estos mismos comentarios son extendibles si la conducta
típica es realizada en sesiones del concejo municipal.
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3.4. Perturbación en los tribunales de justicia.-
Cuando el tipo penal exige que sean en los Tribunales
de Justicia, se está refiriendo a cualquier instancia
perteneciente a la administración de justicia en
sentido estricto, es decir, vinculada al órgano
jurisdiccional de cualquier especialidad o materia:
Juzgado de Paz, Juzgados Especializados, Salas
Superiores, Salas Supremas. De la misma forma, la
conducta típica tiene que darse dentro de las
instalaciones del Poder Judicial, siempre que el
magistrado esté realizando las labores propias del
cargo.
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3.5. Perturbación en otros lugares donde se ejerza
funciones públicas.- Se establece aquí una cláusula legal
abierta que puede abarcar, en sentido amplio, otras
instancias o dependencias públicas donde también la
autoridad o el funcionario ejercita su función. En tal
sentido, esta cláusula tiene que ser interpretada desde
dos puntos de vista: desde el órgano donde se ejerce
una función pública (Ministerio Público, Tribunal
Constitucional, Policía Nacional, Defensoría del Pueblo,
Ministerios de Estado, etc.); y desde el lugar físico
donde deberá producirse el desorden, que puede ser
aquel lugar donde el funcionario regularmente ejerce
sus funciones o, en su defecto, en ciertos lugares
determinados.
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3.6. Que el sujeto activo haya ingresado armado en los lugares antes
mencionados.- El tipo penal también reprime a aquella persona que
logra ingresar a las salas de sesiones, en primer lugar del Congreso;
en segundo lugar, en las Asambleas Regionales, o de los Concejos
Municipales; en tercer lugar, de los Tribunales de Justicia; y en cuarto
lugar, otro lugar donde las autoridades públicas ejercen sus funciones.
No importa la forma o modalidad como haya ingresado el sujeto
activo al recinto público: puede ser guardando las formalidades en la
puerta de acceso principal, quedando el sujeto activo ubicado dentro
de la asamblea, esperando su inicio; o, en su defecto, que el sujeto
haya ingresado violentando la seguridad de la puerta principal de
acceso. Como el verbo “ingresar” implica que el sujeto activo camine
de un lado a otro, se tiene que verificar un desplazamiento físico del
sujeto hacia donde se está llevando a cabo la asamblea congresal,
regional, municipal, etc.; cualquier otro desplazamiento físico del
sujeto (por ejemplo, hacia la cochera del recinto público) no resultará
relevante para los efectos típicos.
DELITO DE DESACATO
Ahora bien, hasta aquí sería irrelevante penalmente si el sujeto activo no ha
ingresado a los recintos públicos con determinado armamento consigo. Aquí
habría que realizar algunas precisiones en torno a una correcta tipicidad: en
primer lugar, cuando el sujeto ingresa por la puerta principal del Congreso
por ejemplo, no es necesario que el sujeto exhiba el armamento al personal
de seguridad; sin embargo, sí resulta necesario que el sujeto exhiba el arma
a los funcionarios asistentes o, en todo caso, al público que ha asistido a la
asamblea, lo cual ocasionará la suspensión de la sesión; en segundo lugar,
no es necesario que el armamento esté con todas sus funcionalidades
vigentes (por ejemplo, el arma puede estar sin cartuchos o sin municiones),
incluso el arma puede estar en malas condiciones técnicas (por ejemplo, hay
un problema en el gatillo que impide la salida de la bala); lo importante es
que el arma sea un “instrumento” que obstaculice el normal desarrollo de
las funciones en los recintos públicos señalados; en tercer lugar, el tipo penal
no precisa el número ni la clase de armas que el sujeto activo deba portar
(basta, por ejemplo, con una sola arma).
En este supuesto, es claro que si el sujeto activo no utiliza el arma en los
recintos públicos, es decir, que no logre disparar ni siquiera al vacío, ello
constituiría otro delito, y entraríamos a un tema concursal.
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4. Tipicidad subjetiva.-
El tipo penal en estudio solo se podrá
realizarse a título de dolo, en los momentos
de la conducta típica.
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5. Grados de desarrollo del delito.- Se trata de un delito de mera
actividad. Como hemos dicho, tiene dos clases de conducta típica,
por ello habrá que hacer la distinción para ubicar el momento
exacto del perfeccionamiento típico: en la primera clase, el delito
se consuma cuando el sujeto causa dolosamente el desorden en
un lugar público, es decir, en la Sala de Sesiones del Congreso o en
los Tribunales de Justicia u otro lugar (por ejemplo, cuando el
dirigente de un sindicato logra burlar la seguridad del Congreso de
la República, e irrumpe en el recinto congresal, impidiendo por
breves momentos la votación de ciertos congresistas de oposición.
En la segunda clase, también estamos ante un delito de mera
actividad. En tal sentido, el delito se consuma en el preciso
momento en que el sujeto activo ingresa a un recinto público
provisto de armas; por ejemplo, el personal de seguridad logra
intervenir al sujeto activo en el instante en que se disponía a
ingresar.
GRACIAS POR SU ATENCIÓN

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