presente desde el inicio del género humano Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre su descendencia y la tuya...
Por una mujer entra el pecado en el mundo: Eva,
y por una mujer se nos dará la salvación: María Has estado presente en toda la historia de la salvación
NACERA DE UNA VIRGEN
Los profetas anuncian la venida de un Mesías, de un Salvador, será el Rey de Israel... Dios ha pensado desde siempre en ti para que fueras su colaboradora en el plan de salvación de la humanidad... En el plan de Dios serías la Madre de su Hijo, nuestro Redentor... Por eso te hizo: Inmaculada, Llena de gracia, Sin pecado En el momento de la Anunciación conoces el plan de Dios para ti: ser la Madre de su Hijo. Preguntas cómo cumplir con esta voluntad...
Comprendes que todo viene de Dios y te abandonas:
He aquí la esclava del Señor... Sabes que tu Dios es el Dios de los grandes prodigios, que El puede hacer que de una Virgen, nazca su Hijo,
tu única fuerza en el peregrinar de la fe serán las
palabras del ángel: El Señor esta contigo. A la invitación de Dios pudiste responder un No... pero has dicho “Si”.
y por este “Si” Jesús se encarnó en tu
seno, cumplió con la voluntad del Padre: salvar a la humanidad del pecado y de la muerte
Por tu “Sí”, hoy la humanidad entera se
puede alimentar de la Eucaristía, porque Jesús Eucaristía es el Hijo de tus entrañas. Tu grandeza es sólo ser Madre de Dios una:
Es por esta tu grandeza que nosotros criaturas
como tú, te admiramos, te veneramos, te amamos y a ti nos confiamos, porque sabemos que siendo la Madre de Dios, puedes interceder por nosotros y por nuestras necesidades ante tu hijo Jesús El fundamento o las razones por las que damos culto a María las encontramos en el Evangelio y en la Tradición de la Iglesia
En el Evangelio: el ángel Gabriel la llama: llena de gracia,
Santa Isabel: bendita tú entre todas las mujeres, dichosa porque has creído... Una mujer anónima del Evangelio de San Marco le dice a Jesús: dichos los pechos que te amamantaron, en el canto del Magnificat de María: todas las generaciones me llamarán dichosa El fundamento o las razones por las que damos culto a María las encontramos en el Evangelio y en la Tradición de la Iglesia
En los primeros siglos del cristianismo encontramos signos
del culto a María de los primeros cristianos: una imagen en los cementerios de los cristianos en Roma que representa a María con el niño en los brazos, una oración del siglo III: bajo tu amparo... Los dos signos nos dicen que desde el inicio de la Iglesia los cristianos ya reconocían a María como Madre de Dios siempre nos va a llevar a Jesús, si la amamos a Ella amamos a su Hijo, si nos esforzamos por conocerla, lo conoceremos más a El, porque todo en Ella es relativo a El
Cuando nosotros decimos María ella dice Dios
La Iglesia Católica ora a Dios con María
como Ella también la Iglesia recibe la Palabra de Dios y se
esfuerza en vivirla, como María canta su Magnificat en actitud de reconocimiento, de gratitud por todas las maravillas que Dios actúa en ella y en la historia. En la celebración Eucarística se identifica con María en el ofrecimiento del sacrificio de Cristo en la cruz y al mismo tiempo recurre a la intercesión de María en el cielo La Iglesia Católica ora a Dios en honor de María celebra a la Virgen alabando a Dios por haberla elegido a participar en los principales eventos de la vida de Jesús, glorifica a Dios por la “presencia” de María en la historia del pueblo de Dios, pensemos en el episodio de Caná, en el momento fuerte al pie de la cruz, en el Cenáculo el día de Pentecostés, en la misión evangelizadora de la Iglesia, en la historia particular de cada pueblo, en nuestra historia personal... La Iglesia Católica ora a María
dirige su oración directamente a María, para
alabarla con las palabras del Evangelio y para invocar su intercesión ante su Hijo Jesús y ante la Trinidad Santa. La oración de la Iglesia Católica a María NO tiene su fin en la Virgen misma
la oración a María será siempre un
instrumento para alabar y glorificar a Dios mismo, porque en María todo es relativo a Dios. Nuestro amor y devoción a María debe dar frutos de conversión, de vida cristiana, de santidad
nuestro amor a María, nos debe de
llevar a una vida sacramental verdadera, a una caridad exquisita con mi prójimo, a una vida distinta, a una constante conversión Nuestro amor a María será verdadero y agradable a los ojos de Dios si nos hace avanzar en la santidad, si nos hace cada vez más conscientes de los compromisos de nuestro Bautismo, si da a nuestra vida el sentido de un verdadero servicio a Dios y al prójimo, si nos hace estar vigilantes esperando al Señor Si así vivimos nuestro amor a María... Entonces nuestro amor es verdadero...! Bendice sus hogares con su presencia materna
Bajo tu amparo nos acogemos Santa
Madre de Dios, nos desoigas nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo mal, oh Virgen Gloriosa y Bendita. Amen.