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CORRIENTES

POLÍTICAS
ABG. CLARA DANIELA ROMERO ROMERO MG.
BIBLIOGRAFÍA

• Política Educativa. http://


tupacapolitica.blogspot.com/2009/10/principales-corrientes-politicas-del.html
• Red dl Conocimiento Electoral. https://aceproject.org/ace-es/topics/lf/lfa/lfa02/lfa02c
INTRODUCCIÓN

• Las diferentes corrientes políticas tienen principios, valores, ética, visión de economía,
aspectos laborales, educación, entre otras.
EL LIBERALISMO

El eje de esta corriente está puesto en la libertad individual. Su unidad de referencia es el


individuo. La sociedad no es más que la colección de individuos abarcado dentro de los
límites del territorio de un Estado. Expresiones como “clase”, “sociedad”, “comunidad” o
“nación”, para los liberales, siempre pueden ser descompuestas en un elemento básico: el
ser humano individual, único e irrepetible. Esta persona individual se la presupone como
racional y consciente de si, dotada de intereses privados que motivan su acción en sociedad.
Las distintas acciones sociales de la multiplicidad de individuos tienden a equilibrarse
espontáneamente hacia la felicidad de todos. Si cada uno persigue su interés egoísta
libremente, hay una “mano invisible” que lo orienta en beneficio del conjunto.
La propiedad privada de los medios de consumo y de producción, es justificada a partir del
trabajo individual. Una persona es legítima propietaria de sus bienes porque son fruto de su
trabajo personal. El orden jurídico debe proteger este derecho de propiedad, porque es un
derecho natural, anterior al Estado.
El papel del Estado es garantizar externamente el orden social. No debe interferir en las
acciones de los individuos. Debe establecer reglas de juego generales, y garantizar la
seguridad externa e interna: reprimir a los delincuentes y defenderse de las agresiones de
Estados extranjeros.
El postulado liberal en materia educativa es la universalidad. Para alcanzar ese estatus de
racionalidad del individuo, es necesario que se le provea al menos una educación básica.
Solo un individuo educado puede ser un ciudadano responsable que participe con la mesura
necesaria en el proceso político. 
EL MARXISMO

La clase obrera va haciendo experiencia y va organizando estos enfrentamientos, dando


lugar a la creación de sindicatos, cooperativas y mutuales obreras. Hacia 1848, este
movimiento adquiere carácter revolucionario. Se crean partidos obreros que impugnan el
capitalismo y reclaman, no ya mejoras parciales, sino el cambio del sistema. Demandan el
socialismo, al que entienden como una sociedad de iguales, sin explotación de clases
• La principal doctrina política de esta corriente fue expresada por Carlos Marx, y se
encuentra condensada en el “Manifiesto del Partido Comunista”. En esa época
“comunismo y socialismo” se utilizan como sinónimos por oposición al capitalismo.
• Marx hace una crítica radical al capitalismo. Su unidad de análisis no es el individuo, sino
la clase social, entendiendo como tal el conjunto de personas que se ubican de un lado u
otro de la propiedad de los medios de producción.
La propiedad es considerada apropiación del trabajo ajeno. El proletario, desposeído de
medios de producción, se ve obligado, por necesidad, a vender su fuerza de trabajo a un
capitalista, a cambio de un salario. Pero éste no paga por toda su fuerza de trabajo, sino por
la cantidad de dinero necesaria para que éste pueda seguir trabajando. La parte del trabajo
del obrero que se apropia el capitalista, pero que no retribuye, se llama plusvalía. Es el
núcleo de la explotación capitalista.
• Marx denuncia que el papel del Derecho y del Estado capitalistas es reproducir la
dominación de la clase burguesa sobre la clase obrera. No hay un Estado neutral. La
democracia burguesa, dadas la desigualdad social imperante, es un fetiche.
• El destino político de la clase obrera es transformar la protesta en movimiento
revolucionario. Para lograrlo, se debe conformar un partido proletario, que tome el poder
del Estado, expropie a la burguesía y de ese modo ponga fin a la dominación de una clase
sobre la otra. Establecida la igualdad social, recién entonces sería posible la democracia. Y
como se habría extinguido la dominación de clases, no tendría sentido el Estado, que
tendería a disolverse.
La función de la Educación burguesa, para el marxismo, es reproducir las condiciones de
explotación capitalista. Difunde una “falsa conciencia” que mantiene a los obreros en la
ignorancia de la explotación a la que son sometidos. En contraposición, atribuye al
socialismo una función educativa sobre la clase obrera: instruir al proletariado y expandir la
conciencia de clase, que los lleve a su liberación. Por eso incluye como uno de los puntos
del programa revolucionario el establecimiento de un sistema efectivamente universal e
igualitario de educación pública.
REFORMISMO - SOCIALDEMOCRACIA.

Parte del movimiento obrero se diferencia de la opción marxista y permanece más apegado
a las prácticas cooperativistas, mutualistas y sindicalistas. A partir de estallido de la primera
guerra mundial, se produce un debate en su interior. Un sector de éste rompe con el grupo
más internacionalista, y acepta que los trabajadores de cada país luchen en la guerra a favor
de sus gobiernos racionales, e indirectamente, de sus respectivas burguesías. Propenden una
vía no revolucionaria al socialismo. A éste se llegaría –sostenían- implementando
progresivas reformas en el sistema capitalista, que por sus tendencias espontáneas a la
concentración y centralización económicas, llevaría a traspasar áreas de actividad de la
esfera privada a la del Estado.
• En este nuevo esquema reformista-socialdemócrata, la función de los sindicatos es
central, dado que por un lado contienen la combatividad de los trabajadores, pero por otro
defienden sus reivindicaciones salariales y jurídicas frente a la clase dominante.
• El modelo es exitoso desde la segunda posguerra hasta fines de la década de 1960. La
clase obrera transforma su demanda política, por demanda de bienes de consumo. Se
expande el fordismo y el consumismo en los países capitalistas centrales.
La expansión masiva y generalizada del sistema de educación pública, y la implantación de
la educación técnica integrada al crecimiento industrial son una conquista efectiva de esta
corriente política.
• En los países periféricos, en cambio, la política Keynesiana reformista, no es
socialdemócrata, sino populista. Estos países, a diferencia de los centrales, no cuentan con
clase obrera y burguesía industrial suficientemente organizadas, en las que se pueda apoyar
el pacto keynesiano. Entonces el Estado tiene mayor protagonismo, y al mismo tiempo que
aplica políticas reformistas, construye “desde arriba” sus propias bases sociales. Esta
versión se emparenta con el nacionalismo periférico, y en Argentina, con el peronismo.
NACIONALISMO

• Centra su discurso en la “Nación” entendida como una comunidad relativamente


homogénea y armónica, que tiene una cultura común, y un destino de realización, que
otras naciones e intereses foráneos, pretenden impedir.
• Usualmente encuentra en el Estado y las corporaciones (sindicatos tanto obreros como
patronales) el instrumento organizativo que lleve adelante este proceso.
El nacionalismo adquiere un signo diferente según se ubique en los países centrales o en los
países periféricos. El primero, se convierte en colonialismo o imperialismo. En tanto que el
Nacionalismo de los países periféricos, se expresa en la resistencia nacional contra las
tendencias coloniales e imperialistas de los primeros.
Como reacción a la mundialización capitalista, podemos también distinguir dos tipos de
nacionalismo. Por un lado, un nacionalismo conservador, imbuido de elementos religiosos, que hace
hincapié en los aspectos “espirituales” de la nacionalidad, que tiende a naturalizar las diferencias
sociales al interior de cada nación, como por ejemplo, el nacionalismo islámico. Por otro lado,
cuando el nacionalismo periférico se opone radicalmente a la mundialización, extiende la crítica anti-
capitalista al interior de sus propios países. En estos últimos casos, ha tomado buena parte de sus
componentes ideológicos del marxismo, y más recientemente del ambientalismo. Su creación teórica
más importante es la teoría de la dependencia, según la cual, los países periféricos no son “atrasados”
sino que están desarrollados, en función de las conveniencias de los países centrales, y no de sus
propios intereses y necesidades.
Una discusión clave, para esta última corriente, es el papel que puede o no cumplir la
burguesía “nacional” en la periferia. Para algunos esta clase capitalista autóctona puede
impulsar el crecimiento nacional, enfrentándose con los intereses del capitalismo
transnacional. Para otras corrientes, más radicales, la burguesía local solo puede ser un
socio menor del capital transnacional, de modo que la construcción de la nación, solo puede
quedar en manos de la clase obrera, el campesinado y/o la masa de población marginal, bajo
la forma de una revolución anticapitalista.
Un rasgo común de los nacionalismos es denunciar el carácter antinacional del aparato
educativo heredado. El sistema escolar público copiado de los países capitalistas avanzados
sería un ejercicio de “colonización pedagógica” tendiente a mantener adormecidas las
potencialidades nacionales. Al contrario, se requeriría una educación nacional, que permita
al pueblo reconocerse como nación, reforzar su identidad, y su potencial realizador.
PERONISMO

 Es el fenómeno político argentino más importante del siglo XX, cuyos efectos aún
perduran. Surge a partir de un proceso de industrialización incipiente, en condiciones de
aguda explotación de la clase trabajadora, en un contexto internacional (fin de la segunda
guerra mundial) particularmente propicio para la economía argentina. A partir de la
intervención del ejército, el entonces Coronel Juan Domingo Perón accede a la subsecretaría
de Trabajo y Previsión, y desde allí teje un entramado de relaciones de nuevo tipo con el
movimiento obrero, que a partir de 1945 se transforma en protagonista de masas excluyente
de la historia argentina.
• En lo socioeconómico, el peronismo originario (1945/1955) es una aplicación populista
del modelo Keynesiano, con un fuerte protagonismo estatal, redistributivo, nacionalista, y
por momentos, antiimperialista.
• El factor político ideológico es un aglutinante fundamental en el peronismo. El carisma
del líder, los beneficios materiales concretos para los sectores populares, el crecimiento
sin precedentes de la industria local, lo transforman en componentes centrales de la
identidad política de los sectores populares.
• Su creación institucional más importante es la Constitución Nacional de 1949, que
además de consagrar los derechos sociales, establece la función social de la propiedad, la
nacionalización de los recursos naturales, y el rol directriz del Estado en la Economía.
• La educación peronista originaria (1945/1955) permitió la incorporación masiva de la
población al sistema de educación pública, e institucionalizó un subsistema de educación
técnica a la medida de las necesidades de los obreros y de la industria.
La nota distintiva del peronismo es la construcción populista: la articulación un discurso
sintético/ antagónico, que al marcar la existencia de otro (la antipatria, la oligarquía, etc.)
permite condensar la identidad de un nosotros (el pueblo –peronista-) que se le enfrenta. El
discurso populista, al alimentar el antagonismo pueblo- antipueblo, construye la identidad
popular, bajo el signo peronista, que aún perdura.
En vida de su líder, el peronismo se reconocía como un “movimiento” en el que convergían
distintas corrientes: militares, miembros de la iglesia, sindicalistas de izquierda, ex
dirigentes radicales y militantes de la derecha nacionalista.
DESARROLLISMO

Surge en la década de 1950 a partir del agotamiento de los procesos de industrialización


liviana. Contra lo que postula la teoría de la dependencia, piensa a los países “en vías de
desarrollo” como transitando un estado intermedio hacia el desarrollo. Este es posible a
condición de seguir una política industrializadota coherente, orientada por el Estado
(pensado en términos keynesianos).
Se basa en la teoría de la modernización: en las sociedades periféricas conviven elementos
modernos (urbanos, industriales) con elementos de la sociedad tradicional (rural, atrasado). El
populismo es denunciado como un intento aberrante de saltear etapas, permitiendo la
industrialización, pero subsistiendo rasgos regresivos, como el caudillismo y el autoritarismo.
La manera de llegar a una sociedad moderna y democrática es la industrialización, y el medio
para conseguirla es la inversión productiva de capitales extranjeros. Para que éstos se radiquen
en el país, es necesario que el Estado les de facilidades: dejarlos entrar pero también dejarlos
salir. Esto supone también una redistribución de ingresos regresiva: reducir el salario para
aumentar la tasa de ganancia del capital.
La educación es concebida como un medio para facilitar este proceso de modernización, y
sobre todo, como una capacitación para la industrialización, pensada en términos técnicos y
funcionalistas. No se trata de fortalecer una identidad soterrada de los sectores populares,
sino de modelarlos para las necesidades del desarrollo.
NEOLIBERALISMO

El neoliberalismo impuso un retorno al viejo paradigma liberal, desmantelando los


mecanismos de intervención, regulación y protección del Keynesianismo. Las medidas
neoliberales están contenidas en el llamado Consenso de Washington, en el que se resumen
las propuestas que los organismos financieros internacionales impulsaron a adoptar en los
países periféricos: privatización de empresas públicas, desregulación de la economía,
flexibilización laboral, estabilización monetaria, equilibrio fiscal, reducción del gasto
público, y reforma tributaria regresiva. 
La propuesta neoliberal se resume en la fórmula conocida como Estado mínimo. Sus efectos
económicos son recesivos. Pero esto no es visto por sus ejecutores como un problema, sino
más bien como un paso necesario del funcionamiento espontáneo hacia un nuevo equilibrio
de mercado, que lleve el costo de los factores de producción hacia un nivel tan bajo que
motive a los capitales a invertir nuevamente.
La propuesta neoliberal se expandió mundialmente desde 1990, en un momento en que
caían los regímenes comunistas de Europa Oriental, desapareciendo de esta manera el
sistema social que durante más de 70 años había puesto en cuestión al capitalismo. La
nueva configuración del poder mundial permitió extender, simultáneamente, los regímenes
democrático-constitucionales a los ex países comunistas. Era lo que se conoció como
“democracia liberal de mercado”, es decir, republicanismo político más neoliberalismo.
Como los países que iban adoptando el modelo neoliberal, no redujeron, sino que en la
práctica ampliaron sus déficits fiscales, esa brecha fue cubierta con financiamiento de los
organismos multilaterales de crédito, que al mismo tiempo obtenían injerencia en las
cuentas internas y en las decisiones económicas locales. La deuda externa pasa así a ser el
principal condicionamiento político de las nacientes democracias de los países periféricos.
En este paradigma, la educación no cumple ningún papel decisivo. Si bien recepta,
teóricamente el postulado liberal original de educación de la ciudadanía, en la práctica de
las decisiones políticas, esta cuestión es secundaria. Por el contrario, la política neoliberal
en educación prioriza: a) devolver al mercado aquellos “servicios” educativos que puedan
ser prestado como negocios en términos de empresa (privatización de la educación); b)
derivar los servicios educativos que dieran pérdida hacia los estados locales; y c) apoyarse
en el sistema de educación pública subsistente para prestar asistencia social focalizada a la
población más afectada por el desempleo y la recesión que el propio modelo genera.
AMBIENTALISMO

La contaminación ambiental, el daño ecológico a la naturaleza, o el desequilibrio de los


sistemas sociales y naturales, según prefiera llamárselo, adquiere dimensiones significativas
a partir de la revolución industrial de fines del siglo XVIII, y se torna insostenible desde la
década de 1970. Se generan entonces movimientos de protesta, conocidos como “verdes”,
que tienden a converger con nuevos movimientos sociales nacidos en la década de 1960, en
la lucha contra el racismo, el consumismo, el autoritarismo, la guerra y el machismo.
Si bien cada uno de estos movimientos sostiene una reivindicación particular, tienen en común
que todos se enfrentan, de una u otra manera, a las estrategias dominantes del capitalismo
global. El más significativo de ellos es el movimiento ambiental. Pero también suelen
utilizarse otros nombres para referirlos, como alternativismo, altermundismo,
antiglobalización, etc. Cobraron presencia visible en las “contracumbres” convocadas por
oposición a las cumbres económicas mundiales del capitalismo global. Pero no conforman un
movimiento unitario. En el mejor de los casos aspiran –sin lograrlo aún- a formar una red de
organizaciones no gubernamentales autónomas, cada una de las cuales, desde su lugar, y en su
ámbito específico, presentan lucha política y social contra este adversario homogéneo mundial.
En el caso argentino, este movimiento está conformado por las organizaciones sindicales
alternativas (CTA, CCC), las organizaciones territoriales de desocupados, el movimiento de
derechos humanos, y las incipientes asambleas multisectoriales ambientales. De éstas
últimas, la más conocida es la de Gualeguaychú, por su enfrentamiento a la instalación de
las pasteras sobre el Río Uruguay. Pero también han surgido organizaciones homólogas en
todas las localidades donde se ha comenzado a practicar, desde la década anterior, la
minería a cielo abierto.
Su visión de la propiedad es sumamente holística: ningún ser humano puede reclamar
legítimamente el ejercicio un derecho individual que genere un daño (contaminación) o un
peligro sobre un bien colectivo, como es el ambiente. En esta visión, los recursos naturales,
dado su carácter limitado, son reivindicados como bienes de todos, no susceptibles de
apropiación ni aprovechamiento individual. Reclaman entonces, del Estado, una efectiva
regulación de las relaciones sociales, a la que pretenden controlar mediante el ejercicio de
una democracia participativa, de base directa y asamblearia.
• Si bien no es una corriente política definida, este reticulado organizacional plural va delineando un
conjunto de reivindicaciones políticas, que en todos los casos denuncian, enfrentan y ponen en
cuestión el accionar del capitalismo global. Tienen un acercamiento notable con el neomarxismo y el
nacionalismo periférico.
• Muchos de estos movimientos han desarrollado sus propias experiencias de educación alternativa y
sus efectos pueden leerse en las políticas educativas oficiales, que se ven obligadas a incorporar
dimensiones tales como el multiculturalismo, la inclusión social, la igualdad, la educación ambiental,
etc. Aunque su principal mensaje, no es fácilmente asimilable por las instituciones oficiales: el
aprendizaje a través de la acción y la experiencia concreta de lucha contra la globalización capitalista.
PARTIDOS POLÍTICOS

• El sistema de partidos es el conjunto de partidos en un determinado Estado y los elementos que


caracterizan su estructura: la cantidad de partidos; las relaciones entre sí, considerando su magnitud
como sus fuerzas relacionales y, en tercer lugar, las ubicaciones respectivas, ideológicas y estratégicas,
como elementos para determinar las formas de interacción, así como las relaciones con el contexto en
todos sus ámbitos.
• Atendiendo a la cantidad de los partidos políticos existentes en un sistema político dado, se habla de
multipartidismo, bipartidismo o partido único. Como se anticipó, tratándose de las formas de gobierno
dictatoriales o totalitarias, se puede hablar del sistema de partido único (como ocurrió con los
regímenes fascistas, de la China comunista o la Unión Soviética), en el que no se trata de instituciones
propias de un proceso democrático, sino de estructuras para la preservación del poder.
El bipartidismo (Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo) se tiende a ubicarlo como
resultado de un sistema electoral bajo el principio de mayoría, mientras que el sistema
multipartidista (Alemania, Bélgica, Finlandia, Holanda y Suiza) se identifica como efecto
de un sistema de representación proporcional. Esta línea reduccionista de análisis establece
una línea de conexión entre fragmentación (multipartidismo-representación proporcional) y
polarización (bipartidismo-mayoría), lo cual ha llevado a considerar que uno u otro sistema
contribuye a la crisis e inestabilidad del sistema democrático.
• Otros criterios prescinden de la tipología cuantitativa para dar preferencia a la
competitividad o no del sistema de partidos.
• No cabe ninguna duda acerca de que la democracia es hoy en día una democracia de
partidos, y que el sistema electoral para ser auténticamente tal ha de referirse a un sistema
multipartidista. Sólo en este contexto tiene sentido hablar de elecciones libres y
competitivas. Por el contrario, el sistema de partido único no es admisible ni siquiera
como opción teórica en el contexto de una discusión sobre los aspectos legales de los
procesos electorales.
Los partidos políticos en el mundo moderno datan de mediados del siglo XIX,
principalmente, como consecuencia de la instauración en América y Europa de regímenes
democráticos caracterizados por la existencia de cuerpos colegiados (parlamentos) y
comités electorales. Esto no quiere decir que previo al nacimiento de los partidos políticos
no existían otras formas de asociación y organización política; al contrario, la palabra
partido era comúnmente utilizada para referirse a aquellas organizaciones o grupos de
personas que compartían intereses comunes.
Son asociaciones de interés público que se conducen de acuerdo con ciertos principios e
ideas con dos objetivos fundamentales: 1) canalizar y transmitir los intereses y demandas de
la población para que sean consideradas en la toma de decisión gubernamental; y, 2)
posibilitar la participación de la población en el proceso político por medio de la elección de
los representantes populares que ejercen el poder político.

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