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Algunas propuestas del Papa Francisco,

para ser una Iglesia en salida hacia las


“periferias”.

Hay que partir de la intervención del Cardenal Jorge


Mario Bergoglio en la Congregación General de
Cardenales previa al Cónclave.
* La evangelización es la razón de ser de la Iglesia. "La dulce y
confortadora alegría de evangelizar" (Pablo VI). Es el mismo
Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.
* 1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la
Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a
salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas,
sino también las periferias existenciales: ‘las del misterio del
pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia
y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda
miseria’.
* 2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene
autorreferencial y entonces se enferma. Los males que, a lo largo
del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de
autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico. En el
Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente
el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar
[...] Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro
para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a
Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.
*3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que
tiene luz propia; deja de ser el ‘mysterium lunae’ y da lugar a ese mal
tan grave que es la ‘mundanidad espiritual’ (según De Lubac, el peor
mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los
unos a otros. Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia
evangelizadora que sale de sí; o la Iglesia mundana que vive en sí,
de sí, para sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que
haya que hacer para la salvación de las almas.

*4.-Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la


contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo
ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que
la ayude a ser la madre fecunda que vive de "la dulce y
confortadora alegría de la evangelizar".+++++
ALGUNAS ORIENTACIONES DE LO QUE SE ENTIENDE COMO
“PERIFERIAS EXISTENCIALES” Y LOS SIGNOS QUE HA
UTILIZADO EL PAPA FRANCISCO.
* En estos casi tres años de pontificado hemos aprendido a conocer el “estilo”
del Papa Francisco, un estilo sencillo en su discurso, que recuerda el modelo
de las predicaciones populares, lleno de expresiones peculiares, incisivas, que
despiertan la mente, el corazón, la imaginación. Entre ellas se encuentra la
idea, tan repetida, de las “periferias existenciales”. Una expresión
polivalente, rica en significado, que indica un juicio sobre la Iglesia
contemporánea y, al mismo tiempo, una perspectiva, una dirección de la
marcha.
* Ya en su discurso a los cardenales en el pre-cónclave del 9 de marzo de 2013,
Bergoglio afirmaba: “Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí
misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias […]”.
Aquel discurso delineaba, como anticipo, el programa de su futuro pontificado.
El cristianismo debe dirigirse, sobre todo, a los pecadores, no a los sanos, a los
alejados, al hijo pródigo, a aquellos que no habiendo conocido a Cristo se han
visto privados del afecto del Padre. Están alejados del “centro”, que no es la
Iglesia como institución sino Cristo.
* Las “periferias existenciales” vienen dadas por aquellos que, pobres
social y espiritualmente, se ven privados del amor de Dios y de los
hombres. Es la condición del hombre contemporáneo, donde la
contradicción entre pobreza y riqueza se ve trágicamente exacerbada por
una globalización sin escrúpulos, donde la secularización ha desertificado
el alma hasta el punto de que el centro, el corazón de Occidente, se ha
convertido en una única, enorme, “periferia existencial”. La idea surge,
en Bergoglio, de su vocación pastoral en los años en que fue obispo de la
capital argentina. Como afirmaba el 4 de octubre de 2013:
“Es un elemento que viví mucho cuando estaba en Buenos Aires: la
importancia de salir para ir al encuentro del otro, a las periferias, que son
sitios, pero son sobre todo personas en situaciones de vida especial. (…)
Una periferia que me hacía mucho mal era encontrar en las familias de
clase media, niños que no sabían hacer la señal de la cruz. ¡Esta es una
periferia! (…) Verdadera ‘periferia existencial’, donde no está Dios.

* Se precisa así un ‘topos’ de Bergoglio, su noción de “periferia”. Indica a


los alejados de Cristo, a los pobres sociales e intelectuales, situados
tanto en los límites de la metrópolis como en su centro. Una advertencia
para la Iglesia actual, cada vez más inclinada sobre sí misma.
* Como dijo el Papa Francisco a los obispos latinoamericanos del
CELAM el 28 de julio de 2013: “La Iglesia es institución pero
cuando se erige en ‘centro’ se funcionaliza y poco a poco se
transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener
luz propia y deja de ser ese ‘misterium lunae’ del que nos
hablaban los Santos Padres. Se vuelve cada vez más
autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera”.

* Una Iglesia “centro”, centrada en sí misma, ya no es misionera. +


++
Una Iglesia descentrada
*Una Iglesia descentrada, orientada a las periferias, es una Iglesia misionera. Por
eso, a la noción de “periferias existenciales” corresponde la Evangelii Gaudium,
la exhortación apostólica que es el documento programático del pontificado, que
retoma en el contexto actual la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI.
*El Papado del primer pontífice jesuita no puede ser otra cosa que un papado
misionero. Donde su impostación “conciliar”, pastoral, da primacía al
“encuentro” respecto a la controversia, en línea con Benedicto XVI: “No se
comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el
encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a
la vida y, con ello, una orientación decisiva” (EG 7).

*Donde la concepción de la autoridad como paternidad, como pastor que siente el


olor de sus ovejas, como padre misericordioso que se acerca al hijo pródigo, al
que está “lejos”. Por eso es importante que el proyecto pastoral “remita a lo
esencial y que esté bien centrado en lo esencial, es decir, en Jesucristo. No es
útil dispersarse en muchas cosas secundarias o superfluas, sino concentrarse en
la realidad fundamental, que es el encuentro con Cristo, con su misericordia, con
su amor, y en amar a los hermanos como Él nos amó” (discurso a los
participantes en el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, 14 de
octubre de 2013).
* Autoridad, en la Iglesia, es aquel que favorece el encuentro, que abre las
puertas, que sale de sus puertas para encontrarse con quien está lejos. Es el
deseo que emerge e la conversación con el padre Spadaro: “En lugar de ser
solamente una Iglesia que acoge y recibe, manteniendo sus puertas abiertas,
busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de
salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó
de ella, hacia el indiferente”.

* La Iglesia en “salida” es aquella que va al encuentro de las periferias


existenciales. Este encuentro ha quedado bloqueado en estos años por una
creciente burocratización de la vida eclesial, de los sacerdotes y de los
pastores, fundada sobre roles y distancias, carreras y formalidades. Para el
Papa, la secularización actual no es solo el fruto de un modelo económico
que disuelve todo tipo de relación social, desacralizándolo todo excepto los
bienes. También es el fruto de una burocratización eclesiástica, de una
distancia infinita entre obispos y clero, entre clero y pueblo. No es solo la
‘RAZON’ la que se ha cerrado a lo sobrenatural, en el positivismo imperante,
sino también la ‘FE’ que se ha ideologizado, “clericalizado”. La enfermedad
del cristianismo contemporáneo se llama clericalismo.
* Lo que falta en este ‘clericalismo ético’ es propiamente Cristo, “CRISTO
COMO SUJETO DEL ENCUENTRO”. En esta perspectiva, va el magisterio del
Papa Francisco. Eso supone, el primado del cristianismo “carnal” (Péguy),
fundado sobre la fisicidad del encuentro. Solo así el “centro” puede hacerse
“periferia”.

* Así confiesa el Papa Francisco al padre Spadaro: “Para mí es fundamental la


cercanía de la Iglesia. La Iglesia es madre, y yo no conozco ninguna mama
‘por correspondencia’. La mamá da afecto, toca, besa, ama. Cuando la
Iglesia, ocupada en miles de cosas, se salta el acercamiento, se olvida o se
comunica tan solo mediante documentos, es como una mamá que se
comunica con su hijo por carta”.

* Es el sueño de “una Iglesia madre y pastora”, que no teme hacerse cargo del
pecado del mundo, de su lejanía, que no teme su hostilidad sino que la lleva
con coraje, sin miedo a ensuciarse las manos. Es la imagen de la “Iglesia
samaritana” que, ya presente en el Documento de Aparecida de la V
Conferencia episcopal latinoamericana de 2007, encuentra su confirmación
en la figura del “hospital de campaña tras una batalla”, de la que habla el
Papa en su entrevista de La Civiltà Cattolica:
Las periferias existenciales necesitan testigos, “pastores y no
funcionarios clérigos de despacho”. Por ello, “los ministros de
la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las
personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava,
limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro. Dios es
más grande que el pecado.
 
Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es
decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las
actitudes. Los ministros del Evangelio deben ser personas
capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con
ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su
noche y su oscuridad sin perderse”.

Así, una Iglesia des-centrada podrá


‘encontrarse’ con las/los demás en las
encrucijadas de la historia actual.+++
Énfasis sobre las periferias:
*Quien haya escuchado o leído unos pocos mensajes del Papa Francisco, podrá notar
en ellos su insistencia en ciertos temas, incluso la repetición de expresiones
concretas, duras, francas: “la Iglesia pobre para los pobres, la denuncia de la trata
de personas, recen por mí, el grito que pide paz, el rostro misericordioso de Dios,
el llamado al clero a no tener actitudes principescas, ¡el salir a las periferias
geográficas y existenciales!

Para muchos, el Papa Francisco es atrayente, su mensaje gusta, sin embargo


¿aplaudimos sus llamados y denuncias sólo porque nos parecen buenos o más bien
porque nos empujan a hacerlos realidad?
*El Papa Francisco repite con insistencia a la Iglesia: ¡vayamos a las periferias! El
texto de Aparecida ayuda a comprender mejor esa invitación: “La Iglesia necesita
una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y
en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del continente” (DA 362).

¿Quiénes son estos pobres del continente? ¡Las periferias existenciales! ¿Dónde es
eso? De nuevo Aparecida responde con una larga enumeración: Comunidades
indígenas y afroamericanas, mujeres excluidas en razón de su sexo, raza o
situación socioeconómica, jóvenes que reciben educación de baja calidad y que no
tienen oportunidades, pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos
sin tierra y personas con empleos informales (DA 65).
* También niños sometidos a la prostitución infantil, niños víctimas del
aborto, familias que viven en miseria y pasan hambre, tóxico
dependientes, personas con capacidades diferentes, portadores y víctimas
de la malaria, la tuberculosis y VIH – SIDA, secuestrados, víctimas de la
violencia, del terrorismo, de conflictos armados, ancianos excluidos,
indigentes y presos que viven en situaciones inhumanas (DA 65, 402).

Seguramente todos conocemos prójimos incluidos en esta lista. La


enumeración es vasta, tal vez desalentadora, sin embargo, el mismo
documento nos recuerda la esperanza cristiana, nos pide salir de la
tranquilidad de nuestros templos “para proclamar que el mal y la muerte
no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte.” (DA 548)

* El Papa Francisco, ha hecho de “periferias existenciales” casi una clave


hermenéutica para comprender hacia dónde va su papado y,
especialmente, qué es lo que anhela para la Iglesia, hacia dónde desea no
solo conducirla, sino también llevarla, acompañarla.
*Claro que este término no es tan fácil de comprender, si bien a simple vista así
pareciese, pues no se refiere solamente a periferias geográficas que harían
referencia a los territorios del planeta que aún falta evangelizar, o a periferias
sociales en la que quedarían englobadas las diferencias socioculturales de los
diversos pueblos, o periferias económicas a la que se sumarían las diferencias
entre quienes más tienen y aquellos que más necesitan.

*El Papa impulsa a la Iglesia a salir al encuentro del otro, a ir hacia las periferias
existenciales. “Una Iglesia cerrada es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de
sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean, pero
salir”.

*Cabe preguntarnos: ¿es esto una novedad? ¿Qué quiere decirnos con estos
términos? ¿Hacia dónde vamos? Se puede decir, que la simplicidad y, al mismo
tiempo, la puntualidad con la que el Papa expresa cada una de sus ideas
constituyen un plan de acción pastoral, nadie queda excluido, mucho menos, es
este excluyente.
* Esto significa que nos moviliza a acercarnos a aquellos que necesitan de Jesús, quienes
no lo conocen o quienes conociéndolo atraviesan diversos momentos de dificultad, es
decir, nos induce a no quedar encerrados predicándonos a quienes ya estamos dentro
de las estructuras parroquiales, con nuestras luces y sombras, pero adentro al fin.

* Significa también tener presente el envío misionero de Jesús a sus discípulos: “Vayan y
anuncien la Buena Nueva a todas las naciones”, no solo a aquellas en las que resultaría
más sencillo por haber en ellas un sentir religioso ya latente, sino también a aquellos
pueblos más hostiles, más alejados.

* El actuar concreto del papa Francisco, nos ayuda a comprender a qué se refiere con
“periferias existenciales”, en Semana Santa (2013), lavó los pies a menores que viven
en un instituto de minoridad, visitó enfermos, se acercó a los habitantes humildes de
una favela en Río de Janeiro, besa a los niños a su paso desde el papamóvil; si bien
esto no es propio tan solo de él, se ha encontrado con jóvenes en proceso de
recuperación de adicciones; es decir, va más allá de los muros del templo, sin por ello
descuidar el sentido sacramental y de oración de las comunidades cristianas. Por el
contrario, se ha referido, en varias oportunidades, a la importancia esencial de la vida
sacramental y de oración de la Iglesia.
* Pero ha dado un paso más, aquel en que el papa emérito Benedicto XVI
siempre nos insistía, el de ser testigos y testimonio en nuestra vida diaria
de nuestra fe. Ir a las periferias es no dejarnos de ocupar de aquellos por
quienes la Iglesia siempre ha dedicado especial atención, dato no menor es
que es la institución que más centros hospitalarios, orfanatos, comedores,
escuelas, tiene en el mundo, incluso, en regiones problemáticas como
África.

* La clave de Francisco está en no ver a nuestros hermanos necesitados como


el campo de acción de nuestra labor cristiana, sino comprenderlos como un
campo de santificación personal en el que contemplo en el otro su dignidad
y el misterio que toda vida humana de por sí posee, y ante la que abandono
mi actitud de cristiano para hacer de las bienaventuranzas mi plan de vida:
‘de oración y de acción’. Ser cristianos que caminan hacia las periferias
existenciales es comprometerse, seria y responsablemente, con los que
menos tienen o, dicho de otro modo, con quienes más nos necesitan: en
particular, los niños y los ancianos, los extremos de la existencia, como
gusta llamar el papa Francisco, sin olvidar a tantos hombres y mujeres que,
aun con sus necesidades básicas satisfechas, viven vidas sin sentido.++++
“Ir hacia las periferias” ¿De qué estamos
hablando?
* El Papa Francisco usa mucho la palabra “periferia”. Ejemplos: (a los catequistas) “Dios
no tiene miedo a las periferias. Por eso, si ustedes van a las periferias, lo encontrarán
allí”.
* También: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo
las geográficas, sino también las periferias existenciales…”
* Y pensando en el perfil del nuevo Papa lo definía de este inequívoco modo: “Un
hombre que desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo
ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la
madre fecunda que vive de la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.
* Enfatizando un poco más: se entiende por “periferia” en una ciudad, el extraradio,
lo que está a las afueras, que suele coincidir con los barrios más pobres, y menos
atendidos.
* El Papa nos invita a todas y todos, invita a la Iglesia, a “descentrarse”, es decir, salir
del centro, donde se suele vivir mejor, donde hay mejores servicios, donde no suelen
vivir los pobres.
* Hay, también, un extraradio, una periferia, del mundo: los países más pobres,
donde las enfermedades, el hambre y la muerte ganan “por goleada” a los países más
ricos. También el Papa Francisco nos invita a acudir a esos lugares, sonde más nos
necesitan.
* Y hay una tercera periferia, que es la del mal, la del pecado, la de la increencia, la del
dolor y la injusticia… A esta periferia, el Papa Francisco llama “periferia existencial”. Y a
todas esas periferias somos invitados, de manera constante, por el Papa Francisco. Es hora
de “descentrarse”, y pensar en el extraradio de las ciudades, del mundo y de la existencia
humana.

* Por lo tanto, hay que reiniciar el éxodo; y no hacia la ‘tierra prometida’, sino hacia la
tierra marginada. Vivir en clave de éxodo constante, sin instalarse. Para poder decir con
el profeta: “El pueblo que caminaba en tinieblas, ha visto una gran luz; a los que
habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos” (Is. 9,2).

* Descentrarse y vivir en la periferia, es vivir siempre en frontera, donde la lucha está


siempre presente, donde lo propio es desinstalarse, sin apegarse a los ajos y las cebollas
de Egipto; buscando siempre la libertad para los oprimidos, los desterrados, los sin
derechos.

* Ahora bien, lo que dice el Papa Francisco no es una novedad. Porque desde que Jesús
mandó a los apóstoles a predicar el Evangelio y hacer discípulos en todas las naciones, es
evidente que la Iglesia está llamada a salir de sí misma y recorrer el mundo entero.
* La Iglesia es Madre que cuida los hijos que Dios le ha encomendado pero no puede
conformarse con atender a sus fieles. Ha de salir al encuentro de los que viven fuera
de sus atrios. ¿Nos imaginamos lo que habría ocurrido si esa primera Iglesia en
Jerusalén se hubiera quedado “en casa"?
* Por otra parte, la Iglesia que sale fuera de sí misma para llevar a Cristo, se suele
encontrar con el propio Cristo en esas periferias. En el evangelio de Mateo el Señor
nos dice “tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
peregriné, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; preso, y vinisteis a verme” (Mt 25,35-36). La Iglesia que no se queda en
casa, acaba siendo tanto evangelizadora como evangelizada.
* Podemos decir que tenemos a Cristo con nosotros, pero, hay “mucho Cristo” ahí fuera
esperando que vayamos a encontrarnos con él.
* Salir a las periferias no significa descuidar lo que tenemos en casa. El Papa
Francisco ha insistido mucho en la necesidad de llevar una vida sacramental
adecuada. Es más, difícilmente podremos hacer bien la labor apostólica fuera si no
aprendemos a vivir la fe dentro.
* La labor apostólica de la Iglesia puede tener elementos parecidos al del
asistencialismo propio de las ONGs, pero va mucho más allá. Nosotros no solo llevamos
el pan nuestro de cada día, que alimenta el cuerpo, sino el ‘pan que descendió del
cielo’, que no es otro que el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos dan la vida eterna. 
*Los pobres necesitan el Evangelio tanto o más que la solución a su pobreza.
Como dice la Carta de Santiago, “la fe sin obras está muerta” (2, 14), pero como
también dice la Carta a los Hebreos “sin fe es imposible agradar a Dios, que es
galardonador de los que le buscan” (Heb 11,6).
*Dada la ‘secularización’ de la sociedad en la que vivimos, el mero hecho de salir…
como pide el Papa, ya sirve para encontrarnos en esas ‘periferias
existenciales’. La parroquia no puede convertirse en una mera posada a la que
acudir para alimentarse o descansar, o en el hospital al que vamos cuando
necesitamos sanar el alma. La parroquia ha de ser una comunidad viva, que
ilumine todo lo que la rodea, que sale a pescar en las aguas que la rodean. Los
peces no saltan del agua a la barca. Hay que tender las redes.
*Alguna/o dirá: “es que no sabemos cómo se hace porque llevamos muchas
décadas, o incluso toda la vida, sin hacerlo”. Pues bien, los apóstoles no tenían
un manual sobre como evangelizar y sin embargo, evangelizaron. Tuvieron
éxito por la sencilla razón de que contaban con la asistencia del Espíritu Santo.
Hoy contamos también con su asistencia, así que no tenemos excusa. El “no
sabemos” ha de cambiarse por el “si podemos”.
*Además, veinte siglos de historia nos preceden con claros ejemplos de hombres y
mujeres que han entregado sus vidas a la tarea de evangelizar de palabra y de
obra. Hay que seguir sus pasos.+++++
PERIFERIAS A NIVEL SOCIAL: LA REALIDAD
FAMILIAR.
* En las últimas intervenciones del Papa Francisco, muestra un corazón abierto a las
múltiples heridas de las familias y lanza una fuerte llamada a los sacerdotes, a los
creyentes y a los responsables de la vida pública para que la familia esté en el centro
de su atención, de la acogida misericordiosa pero también de las actuaciones políticas
concretas.

* La familia “es más que un tema: es vida, es tejido cotidiano, es camino de


generaciones que se transmiten la fe juntos con el amor y con los valores morales
fundamentales, es solidaridad concreta, fatiga, paciencia, y también proyecto,
esperanza, futuro. Todo esto, que la comunidad cristiana vive en la luz de la fe, de la
esperanza y de la caridad, no se posee para sí mismo, sino que se convierte cada día
en levadura para la masa de toda la sociedad, para el mayor bien común” (Mensaje a
las Semanas Sociales).
 
* “Si en nuestro corazón no está la misericordia, la alegría del perdón, no estamos en
comunión con Dios, incluso aunque observemos todos los preceptos, porque es el amor
quien salva, no la sola práctica de los preceptos. Es el amor a Dios y al prójimo lo que
da cumplimiento a todos los mandamientos” (Ángelus).
* La acogida − en referencia a las parejas que conviven – se debe ejercitar en la
verdad. “Decir siempre la verdad», sabiendo que «la verdad no se agota en la
definición dogmática”, sino que se inserta “en el amor y la plenitud de Dios”.

* El sacerdote debe, “acompañar”. Basta pensar, afirma el Papa, en los


discípulos de Emaús, en cómo “el Señor los ha acompañado y ha calentado su
corazón” (Lc 24, 32). El Papa Francisco invita a los sacerdotes a emprender
“caminos valerosamente creativos”. Y cita ejemplos vividos en Buenos Aires,
como la apertura de algunas iglesias durante todo el día, con la disponibilidad
de un confesor o el desarrollo de “cursos personales” para las parejas que
quieren casarse pero que no pueden frecuentar los cursos prematrimoniales
porque trabajan hasta tarde.

* Son prioritarias las “periferias existenciales”, que existen “también en las


familias”, de las que habló muchas veces Benedicto XVI, como el caso de los
segundos matrimonios. Nuestra misión, dice, es “encontrar un camino, en la
justicia” (Encuentro con los sacerdotes de Roma).+++++
LO QUE SUPONE LA “IGLESIA EN SALIDA”

* “Todos somos llamados a esta nueva ‘salida’ misionera.


Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el
camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a
aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y
atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz
del Evangelio” EG 20.

* “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos


misioneros que primerean, que se involucran, que
acompañan, que fructifican y festejan” EG 24.
Es salir al encuentro de la gente.
* Nopodemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, en
nuestra institución parroquial o en nuestra institución diocesana, cuando tantas
personas están esperando el Evangelio. Salir, enviados. No es un simple abrir la
puerta para que vengan, para acoger, sino salir por la puerta para buscar y
encontrar. (Papa Francisco, 2013)
* Para realizar la misión evangelizadora no basta con acoger bien a los que vienen
buscando o solicitando cualquier cosa que les pueda ofrecer la Iglesia, es necesario
y urgente salir al encuentro de las personas, ir  allí donde está la gente, sin
quedarnos esperando a que vengan. Es lo que el Papa llama “primerear”, es decir,
“adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos
y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” (EG 24).
* Salir es un ‘ejercicio’ que supone un movimiento, tanto externo como interior. En
toda salida podemos considerar, al menos, tres perspectivas:
* La dimensión de movimiento que supone ir de un lugar a otro; por ejemplo,
salimos de casa para ir a trabajo, a una fiesta, a la iglesia, a visitar a alguien.
* Ladimensión del comportamiento, donde salir es dejar de hacer una cosa para
ocuparse en otra diferente.
* Y, asimismo, en el plano psicológico y espiritual, salir es el cambio de estado de
ánimo o el cambio de actitud; por ejemplo, salir de nuestras ataduras o salir de la
propia comodidad, como dice el Papa.
* En todo caso, salir implica ‘dejar’, abandonar algo (un lugar, una tarea,
una actitud, un sentimiento, un vínculo, un comportamiento) para
situarme en otra posición.  Y, por encima de todo, “el salir”, -como
acto humano libre, consciente y responsable que es- supone siempre
una motivación que justifique esa salida y las actitudes y
comportamientos que lleva consigo.
* La“salida misionera” a la que todos somos llamados, participa de las
características de cualquier salida. Supone dejar el lugar donde estoy
para ir al encuentro de los otros. Pero implica, también, dejar unas
actitudes y comportamientos para adoptar otros.
* Especialmente, implica liberarse de todo aquello que nos ata
interiormente y que bloquea una auténtica salida en la misión
evangelizadora. Es salir de todo aquello que impide o dificulta el
anuncio del Evangelio y que, en el lenguaje habitual, definimos como
conversión: “conversión personal” (DA 226; 366) y “conversión pastoral”
(EG 25; 27; 32).
Es salir con entusiasmo y convicción.

* Para poder hacer la “salida misionera” es fundamental cultivar las sanas


motivaciones interiores que justifiquen y estimulen a nuestra conciencia el
anuncio del Evangelio. Así tendremos el impulso interior que es necesario
para salir de las ataduras personales que la salida implica y para superar
nuestros prejuicios respecto a los demás. Es como en la parábola del “tesoro
escondido en el campo” (Mt 13,44). El que lo encuentra “por la alegría que le
da” va y sacrifica todo lo demás por aquel tesoro.

* “No se puede evangelizar a quien no se ama” (1Tes 2,8), se ha dicho muchas


veces. Sólo acogiendo el amor de Dios, derramado en nuestros corazones por
el Espíritu Santo que se nos ha dado, podremos experimentar la alegría del
Evangelio y estaremos en disposición de salir gratuitamente al encuentro de
los otros y presentarles a Jesucristo, aún a costa de grandes sacrificios. Por
eso, para hacer una verdadera salida misionera necesitamos el “nuevo
ardor” del que tanto hablaba San Juan Pablo II. Un nuevo ardor que, como
nos recuerda el Papa Francisco (cf. EG. 264), es sólo posible si cada uno de
nosotros los creyentes renueva su encuentro con Jesucristo.
Es salir con entusiasmo y convicción.
* ¿De dónde tenemos que salir? De todo aquello que nos esclaviza. Y lo que nos esclaviza se
convierte en anti-testimonio. El anti-testimonio, contradice el Evangelio que predicamos, el
pecado es una herida mortal y un lastre que apaga el ardor apostólico, adultera la salida misionera
y la hace infructuosa.
* En los Lineamenta para el Sínodo de la Nueva Evangelización, se avisaba que la situación actual de
los cristianos en general, y de los agentes de pastoral en particular, exige un proceso de reflexión
y discernimiento sobre el nivel de coherencia fe-vida en nuestro seguimiento de
Cristo (Lineamenta 5), pues, “la santidad de vida es un presupuesto fundamental y una condición
insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia” (ChL 17).
* Ya el beato Pablo VI, afrontaba abiertamente esta cuestión en la Evangelii Nuntiandi, cuando
decía:
* Tácitamente o a grandes gritos, pero siempre con fuerza, se nos pregunta: ¿Creen verdaderamente
en lo que anuncian? ¿Viven lo que creen? ¿Predican verdaderamente lo que viven? Hoy más que
nunca el ‘testimonio de vida’ se ha convertido en una condición esencial con vistas a una eficacia
real de la predicación. (EN 76)
* También el papa Francisco se refiere a esta grave cuestión, cuando advierte que en muchos
evangelizadores se da “una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del
fervor” (EG 78). Y nos invita a considerar y rechazar las “tentaciones de los agentes pastorales” (la
acedia egoísta, el pesimismo estéril, la mundanidad espiritual y la guerra entre nosotros), para
poder decir sí a una espiritualidad misionera (cf. EG 76 y ss.). 
* Para hacer una salida misionera, es necesario que “sacudamos todo lastre y el pecado que nos
asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que
inicia y consuma la fe” (Heb. 12,1-2).
* Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. […], espero que nos
mueva el temor a encerrarnos en las estructuras […], en las costumbres donde
nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús
nos repite sin cansarse: «Denles ustedes de comer» (Mc 6,37). (EG 49)

* Ahora bien, ¿cómo predicar el Evangelio en las circunstancias actuales? “El


problema de cómo evangelizar es siempre actual, porque las maneras de
evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura;
por eso plantean casi un desafío a nuestra capacidad de descubrir y adaptar”
(EN 40).

* Por eso, como dice el Papa Francisco, “salir hacia los demás para llegar a las
periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido”
(EG 46). “La predicación del Evangelio no se puede dejar a la casualidad ni a la
improvisación. Exige el compromiso común para un proyecto pastoral que
remita a lo más importante y que esté bien centrado en lo esencial, es decir, en
Jesucristo” (Francisco, 2013).
Es salir con “nuevas expresiones” a
predicar el Evangelio
* Salir a evangelizar de esa manera, supone “evangelizar con nuevas
expresiones”, como señaló San Juan Pablo II al proponer la Nueva Evangelización.
“Nuevas expresiones”, que no se refiere solo al lenguaje verbal (que la gente
entienda lo que decimos), sino a los gestos, a las actitudes, al talante
evangelizador.
* Es poder decir como San Pablo: “Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los
débiles. He tratado de adaptarme lo más posible a todos, para salvar como sea a
algunos. Y todo lo hago por el Evangelio, del cual espero participar” (1Cor 9, 22-
23).
* Salir a evangelizar con “nuevas expresiones” tiene que ver con nuestra capacidad
de imitar las actitudes de Jesús, que declaró que no necesitan médico los sanos,
sino los enfermos y que Él no había venido a llamar a los justos, sino a los pecadores
(cf. Mc 2,17). La salida misionera debe poner de manifiesto la actitud de Dios que
se parece al pastor que sale a buscar la oveja que se le perdió, pues “en el cielo
hay más alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que
no necesitan convertirse” (Lc 15,7).
* La salida misionera es “salir a predicar el Evangelio”. A eso envió Jesús a los
apóstoles y a eso salieron ellos. Por eso, estamos llamados a salir al encuentro de
los otros para presentarles la persona de Jesús y proponerles el mensaje del
Evangelio. De hecho, salir a predicar el Evangelio es la vocación propia de la Iglesia,
su identidad más profunda.
Es salir a predicar con el testimonio.
* El beato Pablo VI decía que el Evangelio se debe predicar en primer
lugar mediante el testimonio, pues este, “constituye ya de por sí una
proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena
Nueva. Hay en ello un gesto inicial de evangelización” (EN 21). Y en otro
lugar dice: “Para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste
en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en
una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada
igualmente al prójimo con un celo sin límites” (EN 41).

* De ahí la importancia de salir hacia las periferias geográficas y


existenciales, salir al encuentro de las personas cualesquiera que sean
sus circunstancias y tratar con ellas como amigos. Como hace Dios, que
“movido por su gran amor, sale al encuentro del hombre, le habla como
amigo y le invita a la comunicación consigo” (DV 2). Al estilo de Jesús, el
testimonio cristiano implica presencia y cercanía a la vida de la gente,
participación y solidaridad en sus alegrías y en sus penas.
* El mismo Concilio Vaticano II enseña:
* La presencia de los fieles cristianos en los grupos humanos ha de estar animada por
la caridad con que Dios nos amó, que quiere que también nosotros nos amemos unos
a otros. En efecto, la caridad cristiana se extiende a todos sin distinción de raza,
condición social o religión; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues como
Dios nos amó con amor gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el
hombre mismo, amándolo con el mismo sentimiento con que Dios lo buscó. (AG 12)

* La Evangelii Gaudium rebosa por todos lados del llamamiento del Papa a que demos
este testimonio del amor y el servicio gratuito a los demás:

* Jesúsmismo es el modelo de esta opción evangelizadora que nos introduce en el


corazón del pueblo. […] Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo
en la sociedad, compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes,
colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos
con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la
construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. (EG 269)
* Más en concreto, el papa Francisco en su visita a Cuba, celebrando a nuestra
Señora de la Caridad del Cobre, partiendo del evangelio de la Visitación de la
Virgen a su prima Isabel (Lc 1, 39-45) dice que, como María:

* Estamos invitados a “salir de casa”, a tener los ojos y el corazón abierto a los
demás. […] Nuestra fe nos hace salir de casa e ir al encuentro de los otros para
compartir gozos y alegrías, esperanzas y frustraciones. Nuestra fe, nos saca de casa
para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que
ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos.

* Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus
templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza.

* Como María, queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones
«embarazosas» de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la
sociedad, no borrándonos sino caminando con nuestros hermanos, todos juntos”
(Francisco, 2015).
* Es salir por todas partes a ofrecer la vida
de Jesucristo
* Cuando los discípulos de Jesús eran perseguidos, su testimonio de fidelidad y
perseverancia en la fe se convertía en anuncio elocuente de Jesús. Incluso,
cuando en medio de la persecución se trasladaban a otros lugares para salvar
la vida, eso se convirtió en ocasión para el anuncio del Evangelio y la
implantación de la Iglesia en diversas regiones: “Se desató una gran
persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los
apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. […] Los que se
habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la
Palabra” (Hch 8,1.4).
* ¿A quiénes se dirige el anuncio del Evangelio? Ciertamente, como mandó Jesús,
a todas las gentes: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a
toda la creación” (Mc 16, 15). No podemos olvidar estas palabras de Jesucristo
y que, para nosotros sus actuales discípulos resuenan como si fuera la primera
vez: ¡A todo el mundo! ¡A toda criatura! ¡Hasta los confines de la tierra!
* Ahora, podemos considerar esta reflexión del beato Pablo VI para comprender
y hacer operativo el alcance de la misión que estamos llamados a realizar aquí
y ahora:
* Aunque el primer anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han
escuchado la Buena Nueva de Jesús o a las nuevas generaciones, se está volviendo cada
vez más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en
nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al
margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero
conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten
necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron
en su infancia, y para otros muchos. (EN 52)

* Que importante es esa primera afirmación: “El primer anuncio va dirigido de modo
específico a quienes nunca han escuchado la Buena Nueva de Jesús o a las nuevas
generaciones”. Hasta ahora, dábamos por supuesto que las nuevas generaciones
recibían el anuncio del Evangelio de otros creyentes (sus padres, el entorno parroquial,
la educación escolar…)

* Pero ya no es así. La descristianización de la sociedad ha conducido a que grupos


enteros de bautizados hayan perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconozcan
ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su
Evangelio y, por tanto, son incapaces o no consideran necesario transmitir a la fe a los
demás (cf. RMi 33).
* “Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo” (EG 49). Sí
salgamos. Hay muchas personas que, aun sin saberlo, esperan que
alguien les hable de Jesucristo. Como en la “parábola del sembrador”
(Lc 8,4-8), tenemos que ‘salir a sembrar la semilla de la Palabra de
Dios’. Para ello hay que salir de casa, del ámbito de la parroquia,
comunidad, grupo o movimiento.
* Salir a sembrar sin cálculos previos, en cualquier lugar y a cualquier tipo
de personas, sin querer ver resultados inmediatos, sin querer aferrar a
la gente a nuestro grupo concreto, sin querer controlar el proceso de
crecimiento. “La Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos
predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez sembrada,
crece por sí sola también cuando el agricultor duerme” (EG 22).

* Ofrecer la vida de Jesucristo a todas y todos es salir a las periferias


existenciales.+++++
Propuestas Pastorales

*Lo que se propone, es ver cómo aprovechamos, del mejor modo


posible, todas las posibilidades y sus actividades en orden a
clarificar juntos las necesidades pastorales de nuestro pueblo y
descubrir las exigencias actuales de la evangelización, movilizando
los recursos humanos y espirituales de nuestras comunidades, para
ponerlos al servicio del Reino.

*Hay que destacar también, que todo este trabajo emana de las
claves que nos ofrece el papa Francisco en Evangelii Gaudium y en
respuesta eclesial, esperanzada y misericordiosa, a la situación de
nuestro pueblo, de nuestras comunidades.

*Habrá que unir, por un lado, las iniciativas que para toda la Iglesia
establece el Papa como son el Año de la Misericordia y las
prioridades sobre la pastoral familiar surgidas de las recientes
Asambleas del Sínodo de los Obispos; y, por otro, lo que los propios
acontecimientos sociales y eclesiales nos vayan demandando.
* Hay que basarse especialmente en torno a las funciones o mediaciones eclesiales al
servicio del reino de Dios, que son:
* La koinonía o comunión y corresponsabilidad
* El kerigma o anuncio de la Palabra
* La liturgia o celebración del Misterio cristiano
* La diaconía o servicio de la caridad.
* Hay que ser conscientes y estar convencidos que para evangelizar es preciso “renovar
nuestro encuentro personal con Jesucristo” EG 3.
* La Iglesia, anunciadora y fermento del reino de Dios.

* En esta hora difícil y apasionante de la historia humana, sentimos necesidad de


clarificar lo específico de nuestra misión, tanto a nivel personal como comunitario; es
decir, necesitamos reafirmar nuestra propia identidad. Sabemos que la Iglesia no vive
para sí misma, sino al servicio de un proyecto divino que supera con mucho los límites
de la realidad y de la acción eclesial: ‘el proyecto del reino de Dios’.

* Esteproyecto de salvación es el plan de Dios sobre la humanidad que, en Cristo y por


medio del Espíritu Santo, se realiza en la historia. La venida de ese Reino es la tarea
apasionada de Jesús, el corazón del Evangelio, y constituye el anhelo supremo y el
punto de referencia de toda actividad pastoral en la Iglesia.
* El mundo, o sea, la humanidad histórica, no es algo extraño u
opuesto al proyecto del Reino, sino el verdadero lugar de su
realización, en la medida que secunda el impulso del Espíritu.
* En este sentido, la Iglesia que peregrina en “esta tierra” continúa
sembrando el Evangelio. Como discípulos de Jesucristo,
participamos desde dentro de «los gozos y esperanzas, de las
tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo» (GS 1).
Miramos la historia y participamos de ella no solo con la razón, sino
con la fe.
* La Iglesia, por medio del anuncio de la Palabra, la celebración de
los sacramentos y el ejercicio de la caridad, desea suscitar en el
corazón de los cristianos la alegría del Evangelio, de forma que su
presencia, en medio de las realidades temporales, sea realmente
luz y sal que transforma el mundo en la Casa del Padre donde
todas/os vivamos como hermanos (cf. Mt 5, 13-16).+++++
En koinonía: comunión y corresponsabilidad al
servicio de la evangelización.
* El signo de la comunión responde al anhelo de fraternidad, de paz y de
comunicación de los seres humanos de todos los tiempos, especialmente en
nuestros días. Por ello, los cristianos estamos llamados a testimoniar el reino
de Dios, reino de justicia y de paz, de vida y verdad, de gracia y amor.
* Y es aquí donde situamos la vocación y misión de los diversos agentes
pastorales, a quienes hay que agradecer su entrega, su disponibilidad y su
servicio. Desde la vocación a la que han sido llamados, realizan con fe y
alegría el don del servicio a la misión eclesial que se les confía.
* Gratitud a tantos seglares, sacerdotes y religiosas/os; a tantos padres y
madres de familia, catequistas, misioneros, educadores; a tantos animadores
de grupos y movimientos; a tantos hombres y mujeres que trabajan gastándose
y desgastándose por el reino de Dios, en la Iglesia y para el mundo.
* De hecho, los que más disfrutan son los que dejan la seguridad de la orilla y se
apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. Cuando la Iglesia
convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el
verdadero dinamismo de la realización personal. Aquí descubrimos que la vida
se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso
es en definitiva la misión. Recobremos y acrecentemos la dulce y confortadora
alegría de evangelizar (EG 10).+++
El kerigma o anuncio de la Palabra de Dios

* El signo del kerigma o anuncio del Evangelio aparece en el


mundo como mensaje salvador y como clave de interpretación
de la vida y de la historia. Ante la demanda de sentido y ante
la experiencia del misterio del pecado, los cristianos estamos
llamados a ser portadores de esperanza, de paz y alegría por
medio del anuncio de Jesucristo, que inaugura y garantiza la
realización del reino de Dios.
* Es el signo de la palabra libre y liberadora, abierta y llena de
fuerza profética, desinteresada, valiente y consoladora, que
ilumina y ofrece claves de interpretación en las situaciones de
la vida.
* Es el signo de la palabra encarnada y vivida en cada pueblo y
en cada hombre.+++++
La liturgia, celebración del misterio de Cristo

* “La liturgia es, como señala el Concilio, la cumbre a la que tiende la


acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de la que mana
toda su fuerza” (SC 10); es una realidad rica que integra aspectos de
naturaleza sacramental, algunos de institución divina, como la
Eucaristía y los propios sacramentos, y otros de carácter
antropológico, en los que interviene la necesidad de manifestar las
experiencias más profundas del corazón humano, entre las que se
encuentra la misma dimensión religiosa.
* La interacción de estos aspectos en las celebraciones concretas,
deudoras también de la historia de los ritos, de las fiestas, de las
costumbres adquiridas y aun de los modos mismos de expresión y de
celebración, hace que sea difícil encontrar el necesario equilibrio
entre lo que se ha de celebrar, de suyo recogido y determinado en los
libros litúrgicos, y las actitudes y motivaciones que es preciso suscitar
o alimentar en los fieles cristianos, sin olvidar las circunstancias
culturales, espacio-temporales, de las celebraciones. De ahí la
importancia y el reto que exige una verdadera pastoral litúrgica.++++
La diaconía o servicio de la caridad
* La comunidad cristiana está llamada a testimoniar un nuevo modo de
amar, una tal capacidad de entrega y de compromiso por los demás que
haga creíble el anuncio del Evangelio y del Reino, uno de cuyos valores es
la caridad cristiana.
* El signo de la diaconía o servicio prende de tal modo en el corazón el
proyecto del Reino de Dios que anuncia la Iglesia que parece el más
decisivo e importante, como un verdadero test de autenticidad de los
otros signos (cf. Mt 25, 35-46).+++++

* CONSIDERACIÓN:
* Estos deben ser nuestros propósitos y ésta es ahora nuestra esperanza y
alegría. Debemos prepararnos para animar y guiar a nuestras comunidades
en este camino de renovación espiritual y de evangelización, y queremos
responder así a las llamadas de Dios y a la invitación del papa Francisco.
* Para realizar este compromiso necesitamos abrir nuestros corazones a la
presencia y a la acción del Espíritu Santo. Para mantener vivo el espíritu
misionero es preciso confiar en la acción del Señor resucitado y en la
asistencia permanente de su Espíritu.
* La Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, es la
misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos en la
vida cristiana y en el ejercicio de la misión (EG 286). Ella es la
mujer creyente que, con su fe firme y amorosa, sostiene la fe
de los Apóstoles y hace posible, como en el primer
Pentecostés, el entusiasmo por el Evangelio.

* A la Virgen María, “Madre del Evangelio viviente, le pedimos


que interceda para que esta invitación a una nueva etapa
evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial”
(EG 287), que nos aliente en el caminar de discípulos
misioneros. Que Ella, Madre y Maestra, nos muestre a Jesús, su
hijo, el Buen Pastor, y nos enseñe a «hacer lo que Él nos diga”
(Jn 2, 5).
PARA TRABAJAR:
*¿Qué valoración doy al tema, constantemente
referido por el papa Francisco, de las
periferias, del salir?
*¿Qué implicaciones trae el “salir”?
*¿Qué periferias descubro en mi entorno? ¿Qué
respuestas puedo dar?

*que

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