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REBATIR
Debate y argumentación
LAS CINCO VÍAS DE
LA DISPUTA
ESCOLÁSTICA
Técnicas para rebatir
◦ Una de las tareas dialécticas más importantes, además de justificar la posición que uno defiende en un debate, consiste
en la refutación del punto de vista defendido por nuestros oponentes.
◦ Puede decirse, con cierta seguridad, que cada argumento del oponente puede tener su refutación o puede, al menos, ser
debilitado. En la crítica, es preferible seguir el mismo orden que el rival ha presentado, para que así la intervención sea
más clara a los oídos del auditorio. Sin embargo, se dedicará más tiempo a demoler los argumentos más débiles del
oponente, señalando sus errores, falacias y contradicciones con total nitidez y contundencia. Sólo se atacarán sus
argumentos fuertes cuando se tenga a mano algo sólido y seguro con que refutarlos.
◦ Los filósofos medievales expertos en la disputa escolástica (el enfrentamiento doctrinal entre distintas escuelas
filosóficas o teológicas), hablaron ya de estas cinco maniobras de respuesta ante una proposición contraria. Veamos
dichas maniobras en detalle (Cattani, 2003)
Transeat (paso de largo)
◦ Acepta la proposición contraria, pero déjala pasar de largo, ignórala o despréciala por considerarla
irrelevante. No estamos obligados a replicar a todo lo que afirma nuestro oponente, si pensamos que la cuestión
planteada es marginal, podemos intentar eludirla por simple indiferencia o con un desplazamiento del problema: "No
se trata de esto…", "la verdadera cuestión es otra…", "está bien, pero vayamos al grano…". Ahora bien, el
contrincante puede insistir en que no se trata de una cuestión marginal, denunciando que la hemos eludido.
Entraríamos así en una cuestión formal o de procedimiento, y ambos deberían tener argumentos para defender su
posición. Muchos políticos tratan de eludir una crítica o pregunta peliaguda afirmando: "no hemos venido a hablar de
ese tema" o "ya hemos hecho dicho lo que teníamos que decir sobre eso en otro momento..."; con ello, puede que
ganen tiempo, pero es una estrategia poco convincente y manipuladora.
Concedo (la acepto a mi favor)
◦ Aceptar la proposición, si la consideramos útil para nuestra argumentación. No es una concesión real, sino
retórica. Es conceder que lleva razón, con la intención de contraatacarle, asimilando y reconvirtiendo su
proposición para adaptarla a nuestros fines. Es más inteligente que reaccionar siempre atacando, porque deja
descolocado al rival, que no puede contradecir lo que había sostenido previamente, y le es devuelto su argumento con
una conclusión totalmente contraria. "Tienes razón, la vida es un derecho, el más importante de todos, pero
precisamente por eso, no podemos negarle a nadie la capacidad de decidir cuándo ponerle punto final… o se
convertiría en una obligación, una condena". El contrincante podría señalar nuestra concesión y podría contestar "Si
aceptas, como decía yo, que es un derecho, entonces debe ser protegido hasta el final", lo que nos obligaría a
justificar mejor nuestro punto de vista.
Distingo (la acepto, pero sólo en parte)
◦ Adoptar sólo una parte de lo que dice el interlocutor, pero adaptándola y rechazando la otra. "Reducir los
costes de la administración sí, pero sólo a costa del sueldo de los funcionarios, no". Es la estrategia del "sí, pero...".
Aceptamos su propuesta pero introduciendo una distinción que nos permitirá marcar el matiz a nuestro favor. Se
puede hacer de dos formas: integrando la tesis contraria en un marco más amplio ("De acuerdo: es bueno flexibilizar
el mercado laboral, pero dentro de un fuerte sistema de protección social para los trabajadores") o bien
minimizando la aplicación de su propuesta ("Está bien, subamos los impuestos, pero sólo a aquéllos que ganan más
de X al año"). Sin embargo, el contrincante podría remarcar la insuficiencia de la parte que aceptamos, obligándonos
a justificar mejor nuestro punto de vista.
Confirmetur quia dubito (confirmo mis
dudas)
◦ Preguntar y solicitar pruebas para sembrar dudas sobre lo que afirma nuestro oponente. Es factible porque muy
pocas cosas resultan demostradas de forma absoluta. Así que es posible, casi siempre, levantar reservas sobre las razones
de nuestro rival. En vez de negar directamente (lo cual exige pruebas por nuestra parte), interpelamos y ponemos en
duda las razones del adversario, exigiendo pruebas más firmes y definitivas. Nos permite ganar tiempo y dejar en
entredicho a nuestro oponente. ("Tú afirmas que las torres de telecomunicaciones pueden producir cáncer a los vecinos;
yo no voy a negar dicha posibilidad, pero creo que antes de sembrar el pánico, convendría que aportaras alguna prueba
más sólida de lo que dices. ¿No te parece?"). Ahora bien, el contrincante podría aportar dichas razones, lo cual exigiría
más seriamente nuestra refutación. En todo caso, nunca debemos caer en la falacia que llamamos ad ignorantiam y
pensar que la falta de pruebas de nuestro oponente nos conduce a demostrar que nuestra postura es la verdadera, como si
no necesitáramos dar argumentos a su favor.
Nego (negar la proposición)
◦ Atacar directamente el argumento de nuestro rival: en realidad no prueba nada, porque no es
coherente, importante, completo o verdadero (o verosímil). Siempre cabe dos estrategias generales de
ataque: si tenemos en cuenta que los argumentos de nuestro rival son como las premisas que le llevan a la
conclusión de su tesis principal, o bien criticamos las premisas (señalando que son falsas, contradictorias,
falaces, etc.) o bien las damos por verdaderas pero negamos que de ellas se deduzca la conclusión: es
decir, que podría llegarse a una conclusión distinta, luego nuestro rival no ha probado nada. Veremos
estas posibilidades en las secciones que vienen a continuación.
CÓMO PRESENTAR
OBJECIONES
Técnicas para rebatir
La importancia de las refutaciones en el
progreso de la ciencia
◦ El verbo criticar no tiene buena prensa en nuestra sociedad y suele interpretarse en un sentido negativo.
La persona “criticona” parece tener una inclinación excesiva y desmesurada por echar abajo lo que otros
han levantado con esfuerzo. ¡Qué fácil es criticar!, solemos decir. Sin embargo, ¿qué sería de nosotros y
de nuestro mundo sin esos personajes críticos y exigentes que no se dejaron llevar por las creencias y las
costumbres aceptadas comúnmente por tradición? ¿Hablaríamos hoy de democracia y de derechos
humanos? ¿Habríamos progresado técnica y científicamente?
◦ El “falsacionismo” de Karl Popper es una teoría sobre la Ciencia que remarca la importancia de buscar
los fallos de nuestras teorías científicas. Presentarle todo tipo de objeciones, intentar “falsarlas” por todos
los medios, en vez de obsesionarse por probar su verdad (cosa de la que nunca podemos estar seguros al
cien por cien), servirá para demostrar que dichas teorías son, al menos, las mejores de las que
disponemos en este momento. Foto donde puede verse a una persona clasificando unos tubos de muestras
en un laboratorioEste criterio sirve además, según Popper, para distinguir las genuinas teorías científicas
(verdaderas o no) de otras explicaciones pseudocientíficas, ideológicas o religiosas, que ni siquiera
merecen ser discutidas por no alcanzar el mínimo rigor. Nos dice este filósofo austríaco que para
pretender ser científica, una teoría debe ser “falsable”, esto es, que establezca alguna afirmación o
predicción sobre la realidad de tal forma que en caso de que los hechos demuestren ser diferentes, la
teoría sería directamente rechazada. Pero si una teoría es capaz de explicar un hecho y su contrario, de
forma que nada de lo que ocurra en el mundo real podría servir de objeción contra ella, esa teoría
irrefutable, inobjetable e irrebatible, sencillamente no sería científica (ni siquiera candidata a científica).
Distinguiendo estrategias
◦ Hay muchas formas de criticar una idea (por cierto, el verbo criticar proviene el griego krinein, que no significa destruir, sino
juzgar, analizar, separar, discernir, cribar). Podemos encontrar dos1 formas básicas de examinar críticamente los argumentos que
nuestro contrincante plantea en el debate: una es la presentación de alguna objeción y la otra consiste en la refutación de
dichos argumentos.
◦ En un sentido amplio, cuando planteamos una objeción no necesariamente estamos atacando o demoliendo (esto es,
demostrando que es falso) el argumento del contrincante. Presentar alguna objeción puede consistir en plantearle alguna
pregunta, solicitar una aclaración, pedirle más razones que justifiquen su argumentación, etc. No obstante, la respuesta dada por
nuestro contrincante, si no es convincente, puede servirnos para elaborar más tarde una refutación de su argumento. En todo
caso, esta estrategia debilita los argumentos que el contrario ha presentado a favor de su tesis.
◦ Algunas técnicas para plantear objeciones (preguntas, aclaraciones, etc.) a los argumentos presentados son las siguientes:
1. Pedir aclaraciones
◦ Puede que en un debate existan términos importantes sin que se haya aclarado suficientemente su
significado. También puede ocurrir que se maneje una misma palabra y cada uno de los contrincantes la
use con un significado diferente. Cuando eso ocurra, no basta tampoco con la definición de un
diccionario, pues el diccionario recoge varios significados de gran parte de las palabras. De ahí que
resulte conveniente introducir una pregunta aclaratoria del tipo:
◦ ¿Puedes definir la palabra X que acabas de introducir en el debate? o
◦ Has usado la palabra X. ¿Podrías aclarar su significado? ¿Qué entiendes tú por…?
Ejemplo
◦ A: Vivimos en un país libre. Por eso mismo, no debería prohibirse fumar en lugares públicos.
◦ B: ¿Qué quieres decir cuando dices que este es un país es libre? ¿Acaso significa que es un país en el
que no existen leyes que regulen la convivencia?
◦ (B introduce una objeción al preguntar por el significado de "libre" usado por A. Ciertamente B detecta
que se puede usar la palabra libre con varios significados y considera importante que A aclare el
significado que usa. Si la usa en el sentido de libre=ausencia de leyes, entonces no habría ningún
país libre, pues en todos los países existen leyes que regulan, de un modo u otro, la convivencia).
2. Señalar incoherencias
◦ Podemos plantear una objeción hacia los argumentos de nuestros contrincantes en el debate señalando
que, en la justificación de sus puntos de vista, han introducido algunas incoherencias. Es decir, que ha
ido cambiando, en algún aspecto, algo que decían. Si, en dos momentos diferentes, alguien expresa una
idea y su contraria entonces la incoherencia se transforma en contradicción.
◦ Podemos hablar de algunos tipos de incoherencia: incoherencia terminológica, incoherencia lógica,
incoherencia entre los fines perseguidos y los medios elegidos:
Incoherencia terminológica
◦ El cambio puede consistir en la introducción de alguna diferencia en el significado de los términos
usados (supongamos que alguien utiliza primero el término mujer para referirse a su condición sexual y,
más tarde, utiliza el mismo término mujer refiriéndose ahora al género o condición cultural).
◦ El modo de señalar esa incoherencia puede ser:
◦ ¿Has usado ahora la palabra X en el mismo sentido en que la estabas usando antes cuando has dicho...?
Incoherencia lógica
◦ Si alguien expresa una idea y, en una intervención posterior, la idea contraria ("Debe usarse la energía
nuclear porque no afecta tanto al cambio climático" y, más tarde, expresa que "Por los peligros que
conlleva una fuga radioactiva, deberían cerrarse las centrales nucleares") entonces la incoherencia se
transforma en contradicción (expresar una idea y su contraria a lo largo del debate).
◦ El modo de señalar esa incoherencia puede ser:
◦ Me parece que hay una contradicción en lo que acabas de decir cuando dices. por un lado que... y, por otro, que...
◦ ¿No crees que has incurrido en contradicción al expresar ahora un punto de vista contrario al que defendías antes, pues ahora
dices que... y antes habías dicho que...
Incoherencia entre medios y fines
◦ Alguien pude mostrar una preferencia por alcanzar un fin (por ejemplo, ahorrar tiempo) y, sin embargo,
creer que un medio que permitiría alcanzar dicho fin resulta inadecuado (por ejemplo, el uso del avión es
altamente peligroso). También puede ocurrir que alguien considere valioso un fin (por ejemplo, mejorar
la salud pública) y, sin embargo, sea partidario de medidas inadecuadas para alcanzarlo o que conducen a
lo contrario (por ejemplo, ser partidario de permitir fumar en lugares públicos).
◦ El modo de señalar esta incoherencia podría ser:
◦ Si eres partidario de X (un fin dado) ¿cómo es que te opones a Y si resulta que Y es un medio para conseguir X (el fin dado)?
◦ No crees que te contradices al defender X (un fin dado) y permitir Y, que es inadecuado para conseguir X (el fin dado).
3. Señalar errores empíricos
◦ Otro tipo de objeciones que pueden plantearse se refieren a los datos empíricos que se incluían en la
justificación de la tesis que se defiende. Puede ocurrir que estos datos empíricos manejados resulten
erróneos. En ese caso, la objeción consistirá en señalar el error y aportar los datos empíricos correctos.
Supongamos que alguien afirmara que la crisis económica del 29 fue anterior de la I Guerra Mundial.
Podríamos indicarle que se trata de un error, puesto que la I Guerra Mundial terminó en 1918. O
supongamos que alguien dijera que la paz se ha reestablecido en el mundo después de la II Guerra
Mundial. Para sacarle de su error bastaría enumerar la enorme cantidad de guerras que se han dado
posteriormente: guerra de Indochina, Guerra de Corea, Guerra de Vietnam, Guerra de Yugoslavia...
◦ Podemos señalar estos errores del modo siguiente:
◦ ¿No crees que el dato X que aportas es erróneo?
◦ El dato X que aportas es erróneo. Es más correcto... (dato Y)
4. Pedir razones
◦ En un debate tratamos de defender nuestras ideas de modo que la conclusión que pretendemos establecer
venga apoyada en razones. No basta con manifestar lo que uno cree o lo que uno opina. Lo importante es
defender la creencia y la opinión mediante las correspondientes razones. Supongamos que en un debate
alguien plantea que debería instaurarse la pena de muerte en nuestro país. Si sólo expresa esta idea, se ha
olvidado de justificarla con razones. Le podemos plantear como objeción que aporte las razones que
tenga para apoyar la idea de la reinstauración de la pena de muerte en nuestro país.
◦ Podemos pedirle razones del modo siguiente:
◦ ¿Qué razones tienes para defender esta idea?
◦ ¿Podrías decir por qué piensas que...?
5. Buscar presuposiciones
◦ A veces lo que afirmamos depende de ciertas suposiciones, las cuales no son siempre correctas. Al buscar
tales supuestos en lo que afirma nuestro contrincante, podemos encontrar algunos que sean equivocados.
◦ Si en un debate acerca de las características de los buenos gobernantes, tu oponente preguntara, por
ejemplo, ¿qué carrera universitaria tiene el gobernante A? Nosotros podríamos indicarle que está
suponiendo que A tuvo que estudiar una carrera universitaria, lo cual pudiera ser un supuesto incorrecto.
Si preguntara ¿qué carrera universitaria tiene la persona B para ser gobernante?, entonces podríamos
indicarle que está suponiendo que una persona ha de tener carrera universitaria para ser un gobernante.
Por lo cual, podríamos indicarle también que está suponiendo que quien no tiene carrera universitaria no
podría ser gobernante. Estos supuestos son discutibles por lo que ponerlos en evidencia puede debilitar la
posición de nuestro oponente.
◦ Para detectar los supuestos podríamos indicar:
◦ ¿Estás suponiendo que...?
◦ ¿Lo que acabas de decir no está presuponiendo que...?
CÓMO REFUTAR
ARGUMENTOS
Técnicas para rebatir
Introducción
a. Cómo conquistar un castillo inexpugnable
◦ En la Edad Media, "tomar una plaza fuerte", ya fuera una ciudad amurallada o un castillo, resultaba una
labor muy difícil. Por lo general, en un primer momento se buscaba una rendición negociada, que
resultaba bastante frecuente, especialmente cuando los defensores estaban en franca minoría o no tenían
la esperanza de recibir ayuda. Después de ser atacada la fortaleza o iniciado un largo asedio, la
negociación se intentaba de nuevo repetidamente. No olvidemos que el asedio era algo a evitar, porque
resultaba muy caro y requería de enormes recursos militares y mucho tiempo. Si la negociación no
funcionaba se iniciaban las operaciones militares, que en las partidas del rey castellano Alfonso X el
Sabio se dividían en conquista "a furto", "a fuerza" y "por cerco"...
◦ Para ganar un debate, como para conquistar un castillo o fortaleza, debemos derribar las defensas que nuestro adversario ha construido con
esmero: sus argumentos. La refutación de un argumento consiste en mostrar mediante un contraargumento que la tesis defendida por nuestro
contrincante está equivocada o es falsa. Puedes entender, pues, que refutar la tesis de tu adversario en el debate es algo similar a lo que ocurre
cuando hacemos caer un edificio que estaba en pie porque ya no se puede sostener: un proceso de demolición. Con ello quizás no hayas
conseguido aún demostrar que tu tesis es mejor, más fuerte o verdadera. Pero, al menos, habrás mostrado la debilidad de la argumentación de
tu oponente en el debate y la audiencia (público y jueces) tendrá la convicción de que tu contrincante ha sido derrotado, por lo que resultarás
vencedor en el debate. De hecho, el público de un debate suele prestar más atención a las críticas de las dos partes, que a su trabajo de
presentación y fundamentación de ideas.
◦ Es importante, pues, que dediques tiempo a preparar tus argumentos pero no puedes olvidar la necesidad de refutar los argumentos de tus
contrincantes. No olvides, pues, que en el tiempo que dedicas a preparar el debate has de alternar la justificación de tus argumentos con la
refutación de los argumentos de tus oponentes. En cierto modo, tu trabajo es el de ser un constructor y un destructor de argumentos. No es tan
complicado como parece. Encontrarás que la misma lógica rige en ambos casos, por lo que cambia, más bien, el objetivo. Eso sí: durante el
debate deberás practicar de forma atenta la escucha activa: no puedes predecir de antemano todos los movimientos que va a realizar la otra
parte, así que te toca escuchar y analizar sobre la marcha sus ideas, con el fin de buscar una fisura por donde asaltar el castillo.
b. Una técnica de demolición en cuatro
pasos
◦ En primero lugar, debemos advertir que no es necesario derribar uno a uno todos los argumentos presentados por nuestro adversario. Incluso
podemos hacerle alguna concesión parcial, como hemos visto en la sección de las cinco vías medievales, para enfocar nuestro ataque sobre aquél
argumento del oponente que consideremos central o clave en su discurso. De la misma forma, tampoco es necesario empezar nuestra intervención
atacando al rival, pues se espera que expliquemos antes cuál va a ser nuestra postura. En la exposición inicial podemos, eso sí, presentar las líneas
fundamentales de lo que será más tarde nuestra crítica al rival, pero sin desarrollarlas (para esto ya existen normalmente otros momentos reservados
en el debate: turno de réplica, contra-réplica, etc.). Ahora bien, como nos recomienda el mismísimo Aristóteles en su Retórica3 “en el caso de que
toque hablar después del adversario, hay que referirse en primer término a su discurso, refutándolo y proponiendo contrasilogismos; y ello, sobre
◦ En todo caso, será bueno ordenar nuestra refutación y presentarla adecuadamente, siguiendo una serie de pasos preestablecidos, de forma que ésta
su consumo. Sin embargo, nosotros creemos que dicha conclusión carece de fundamento y es más bien una
forma catastrofista e ineficaz de plantear la cuestión; porque, en realidad, nuestros adversarios no desconocen
el hecho de que aquellos países como Holanda, en los que se ha legalizado el consumo de ciertas drogas,
dicho consumo no ha aumentado, ni siquiera es superior al consumo de las mismas drogas en nuestro país,
donde, sin embargo, resultan ser ilegales. Por lo tanto, es evidente que legalizar las drogas no tiene por qué
producir dichos efectos perniciosos y, más bien al contrario, creemos que nos evitaría algunos de los graves
problemas que provoca actualmente su ilegalización, como demostraremos a continuación…”
c. Atacar los puntos débiles
◦ Dejando a un lado la forma de presentar nuestra refutación y entrando en el meollo de la cuestión, podemos decir que existen muy
diversas estrategias para atacar a nuestro contrincante. Siempre debemos buscar el eslabón más débil para romper la cadena de su
razonamiento. Dado que un argumento está compuesto típicamente por unas premisas que nos conducen a una conclusión, el
adversario nos ofrece tres flancos sobre los que incidir, así que existen en principio tres posibles estrategias:
◦ 1º Atacar las premisas.
◦ 2º Atacar la conclusión.
◦ Pero, en todas estas estrategias, de forma casi inevitable, acabaremos luchando cuerpo a cuerpo con las ideas y argumentos de
nuestro oponente, pues no se puede capturar el botín sin abordar el barco enemigo. Él, presentando de una determinada forma su
tesis, ha escogido las armas y el campo de batalla, y nosotros tendremos que entrar en ese escenario para derrotar su ejército de
razones, datos y juicios de valor.
Cómo atacar las premisas
◦ Como acabamos de decir, una de las formas de refutar la argumentación de tu oponente consiste en
debilitar su argumento atacando las premisas en que se apoya. Una premisa es una afirmación que, en
caso de ser verdadera, respaldaría a su vez la verdad de la conclusión o tesis que hemos expuesto. De
forma simplificada, todo argumento está compuesto de tres elementos:
◦ 1ª premisa: "Si se legalizan las drogas, será más fácil acceder a ellas"
◦ La segunda premisa expresa la razón o el dato que lleva a la conclusión: ¿Por qué afirma eso? “porque con la legalización de la droga,
su consumo se dispararía”
◦ La primera premisa, expresa el fundamento o garantía última que permite conectar la segunda premisa con la conclusión. Responde a la
pregunta: ¿En qué se basa para afirmarlo? “en que la legalización haría mucho más fácil el acceso a dicha droga” o dicho al contrario,
“que la prohibición dificulta el acceso y por tanto, el consumo de una droga”.
◦ Si nuestro adversario consigue demostrar que dichas premisas son verdaderas, resultará muy difícil que la conclusión no se
imponga también como verdadera por su propio peso. Éstos son, por tanto, los barcos que debemos abordar en primer lugar.
◦ Ya en la Edad Media se utilizaba la expresión "Niego la mayor" o "Niego la menor” refiriéndose a un tipo de argumento (el
silogismo) en el que existían 2 premisas (premisa mayor y premisa menor). Hoy podríamos decir que todo argumento se
basa en un principio general y en la aplicación de dicho principio a la cuestión concreta que estamos tratando. Y ambas
premisas nos conducirían inevitablemente a aceptar la conclusión.
Ejemplo
◦ Premisa mayor: Toda forma de arte merece ser conservada
◦ b. Por medio de la reducción al absurdo, mostrando que nos conduce a una contradicción.