Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir
conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el
que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí,
la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su
vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre,
en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen
sus obras.
“Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber
visto primero llegar al Hijo del hombre como rey’’.
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
¿Alguna vez has intentado "perder" algo conscientemente, por ejemplo, querer perder
una cartera? Es bastante difícil, ¿verdad? Es cuando no somos conscientes de algo que
podemos terminar perdiéndolo. Ahora, aplica esto a “Perder la vida por Cristo".
Cuánto se empeñan algunas personas en "perder" su vida por Cristo y acaban
haciéndose daño a sí mismos y a los demás. Cuando Jesús nos invita a negarnos a
nosotros mismos o a perder la vida por él, no está abogando por la violencia
autoinfligida. He aquí un ejercicio: En este momento, si estás pensando en tu
cabeza/dientes, lo más probable es que estés sufriendo un dolor de cabeza/dientes. En
cambio, si tu cabeza/diente está sano, simplemente te olvidas de que tienes una
cabeza/diente, ¡pero la usas bien! Lo mismo ocurre con la vida. Cuando tienes una
actitud sana ante la vida, no te aferras a ella, sino que simplemente te "olvidas" de tu
vida y la dejas caer, para fines mayores. Hay un "olvido de sí mismo" cuando
relativizas tu propia vida y te preocupas por la de los demás, una verdadera muerte
que dejamos entrar sin violencia.
PADRE
NUESTRO
ORACIÓN
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo.