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Sistema

Inmunológico
¿Qué es?
El sistema inmunitario es el conjunto de elementos y procesos biológicos en
el interior de un organismo que le permite mantener la homeostasis o
equilibrio interno frente a agresiones externas, ya sean de naturaleza
biológica (agentes patógenos) o físico-químicas (como contaminantes o
radiaciones), e internas (por ejemplo, células cancerosas).​

Reconoce lo dañino y reacciona frente a ello (ya sea agresión externa o


interna).
Los seres humanos vivimos constantemente acompañados por microorganismos, virus y bacterias,
que están en los alimentos que ingerimos, en el polvo del suelo y hasta en los objetos que utilizamos
inocentemente a diario: nuestra ropa, nuestro peine, nuestro cepillo de dientes…

La diferencia inicial entre estos dos tipos de microbios


es que en el reino de las bacterias algunas forman parte
de nosotros, (la microbiota intestinal) y otras nos
causan enfermedades, pero en el reino de los virus los
visitantes solo vienen a dar problemas.
El sistema inmunológico, no consiste en un solo órgano
que realice todas las funciones de modo unitario y
personal; más bien es una inteligencia distribuida por
toda la geografía de nuestro cuerpo, entre los órganos,
tejidos y células, con funciones ampliamente repartidas,
y que actúa con la eficacia de un equipo de natación
sincronizada.

Su función es reconocer a los visitantes ocasionales y


decidir si son amigos o enemigos.

A nivel inmunitario disponemos de tres


barreras de defensa, primaria, secundaria y
terciaria, que permiten a los animales y a los
seres humanos detectar las sustancias
extrañas, neutralizarlas y eliminarlas antes
de que dañen alguna parte del organismo.
Barrera primaria
la piel, las mucosas, la saliva y las lágrimas.

Son externas, inespecíficas, innatas. Están en contacto con el exterior. Constituyen una
protección tanto física como química del organismo
Barrera primaria
la piel, las mucosas, la saliva y las lágrimas.

• Cuando la piel esta íntegra y saludable, es probable que los virus no puedan penetrar. En el
caso de las mucosas, actúan como una sola, existe un sistema común de mucosas, es decir,
todas ellas se comunican, por eso si una de ellas no está sana, es probable que el resto
tampoco lo esté
• .Es por esto que cuando tenemos problemas en la piel nos aconsejan que cuidemos el
intestino, puede parecer un sin sentido, pero arreglar la primera mejora la segunda.
Barrera secundaria
glóbulos blancos

• La segunda muralla son los glóbulos blancos en sus diversas formas, como
macrófagos, basófilos, neutrófilos, eosinófilos y monocitos. Cuando las
barreras primarias no consiguen actuar correctamente, se ponen en
funcionamiento las barreras secundarias.
• La primera medida de control de las
invasiones de microorganismos es la
fagocitosis. Este proceso lo llevan a cabo los
glóbulos blancos, sus leucocitos nos defienden
de virus, bacterias, parásitos o sustancias
extrañas, y eliminan (e incluso reciclan) los
tejidos muertos. Pero para cumplir su misión
necesitan células especializadas como los
macrófagos y neutrófilos.

fagocitosis
Barrera terciaria
glóbulos blancos más específicos

• Cuando tenemos una infección, aumenta la cantidad de microorganismos en el


organismo. La aparición de estos microbios, junto con sustancias liberadas durante la
fagocitosis, ponen en marcha la defensa de nivel terciario, cuando la fagocitosis no es
eficaz o eficiente por la gran cantidad de patógenos.

• En la tercera barrera encontramos linfocitos B y linfocitos T.

• Los linfocitos se fabrican en la médula ósea y maduran allí hasta


convertirse en linfocitos B, o bien se desplazan jóvenes hasta la
glándula del timo para madurarse como linfocitos T.
La médula ósea
La médula ósea es un tipo de tejido biológico flexible
que se encuentra en el interior de los huesos largos,
vértebras, costillas, esternón, huesos del cráneo,
cintura escapular y pelvis.

• La médula ósea es un tejido esponjoso que está dentro


de la mayoría de los huesos del cuerpo, en ella se
producen todas las células que componen la sangre a
partir de las “células madres”.
• Las células nuevas se pueden agrupar en dos grandes
grupos o líneas: mieloide y linfoide.
La médula ósea
Las células nuevas se pueden agrupar en dos grandes grupos o líneas: mieloide y
linfoide.
Barrera terciaria
glóbulos blancos más específicos
• Los linfocitos B vienen a ser el sistema de inteligencia militar del cuerpo: detectan la presencia de
un invasor (antígeno) lo inmovilizan y elaboran anticuerpos específicos para él, que luego
formarán parte de la memoria inmunológica del cuerpo. Los linfocitos T, en cambio, actúan
directamente sobre el agente patógeno: como si fueran soldados bien entrenados, destruyen
inmediatamente a los invasores que ha detectado el sistema de inteligencia.

• Cuando los antígenos y


anticuerpos se unen, se logra que
los microorganismos invasores
pierdan su toxicidad para el
cuerpo.
• Este es el sistema inmune
adaptativo
Barrera terciaria
glóbulos blancos más específicos

• Los linfocitos B son responsables de la inmunidad humoral (en el corriente sanguíneo). Su función
principal es la defensa del huésped contra gérmenes por medio de la secreción de anticuerpos que
reconocen las moléculas antigénicas de los patógenos (obstaculiza la infección mediante defensas
de memoria).

Linfocito B con
anticuerpos
Barrera terciaria
glóbulos blancos más específicos

• Los linfocitos T poseen un receptor especial en la superficie de la membrana, el receptor de


linfocitos T (también llamado TCR, por su denominación en inglés T cell receptor).

• Cuando los patógenos ingresan a


las células y producen una
infección, el sistema inmune se
activa y reconocen los antígenos
para que se produzcan células
específicas que puedan
combatirlas: los linfocitos T.
Gracias

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