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1º Año
Segundo Semestre
Clase 10
Chile Precolombino 3
Aymaras
Changos Atacameños
Copiapoes
Rapa Nui
Diaguitas
Aconcagua
Mapuches
Chonos
Aoniken
Kawashkar
Selk’nam
Yámanas
Chonos: Entre el archipiélago de Chiloé y la península de Taitao deambulaban, a la llegada de los españoles, bandas de cazadores-
recolectores que fueron denominados genéricamente, chonos. Organizados en pequeños grupos, viajaban sobre canoas de tablas
cosidas llamadas dalcas, dedicándose a la caza de lobos marinos, peces y aves, así como a la recolección de mariscos, labor que
realizaban las mujeres. Tuvieron contactos culturales con sus vecinos huilliches de la isla grande de Chiloé e incluso, en la zona sur de la
isla se mezclaron con éstos formando un grupo mestizo que los huilliches denominaban payos.
Chonos : confección de redes con cueros sin curtir
Aónikenk
Desde hace miles de años las estepas patagónicas estaban habitadas por los antepasados de la etnia aónikenk, la rama más austral del
grupo lingüístico y cultural tehuelche.
Organizados en bandas de cazadores-recolectores, los aónikenk eran una sociedad básicamente igualitaria que se desplazaba a pie por
los extensos territorios situados entre el río Santa Cruz y el Estrecho de Magallanes en busca de guanacos, ñandúes y otros animales
comestibles. Con un detallado conocimiento del territorio, frecuentaban sitios en donde se concentraba la caza y establecían
periódicamente sus campamentos (aike) en aquellos lugares.
Caza de guanacos y ñandúes, hacia 1870, hacia 1906 desaparecieron del territorio nacional
Cazador aónikenk matando un puma, hacia 1870
(entre el Río Santa Cruz y el Estrecho de Magallanes)
Jefe mulato con otros dos aónikenk, hacia 1910
Grupo de hombres Aónikenk
Frente a su kau
Huake, el ultimo cacique de la tribu aónikenk de Camusu Aike
Mujer del Lago Cardiel con su hija
La fundación del Fuerte Bulnes en 1843 marcó el comienzo de la declinación del pueblo aónikenk.
Yámanas
Los yámanas fueron la etnia más austral del mundo. Cazadores-recolectores marítimos, pasaban gran parte de su vida arriba de su anan
(canoa de corteza de árboles) o en pequeños y precarios campamentos de chozas de pieles y armazón de palos a orillas del mar. Las
mujeres, como sucedía también con los kawéskar y los chonos, eran las encargadas de bucear en las gélidas aguas de los canales
australes en busca de mariscos y de mantener siempre encendido el fuego. Los hombres buscaban leña, recolectaban bayas vegetales y
cazaban lobos marinos. Por lo general no usaban casi ropa, soportando las bajas temperaturas gracias a la grasa de lobo marino con que
cubrían sus cuerpos y a una resistencia al frío que se había desarrollado de manera natural en su raza.
El hábitat de los yámana eran los canales ubicados al sur de la Tierra del Fuego, y tenían contactos culturales, no muy pacíficos, con los
kawéskar y con los selk'nam. De hecho, no eran extrañas las incursiones selk'nam a campamentos yámana para apoderarse de mujeres
que les sirvieran para proveerse de productos marinos.
Familia yámana en su anan canoa de corteza de árbol
El hábitat de los yámana eran los canales ubicados al sur
de la Tierra del Fuego
El Beagle, hacia 1830
Estrecho de Murray y Canal de Beagle
Charles Darwin (1809-1882)
Darwin consideraba a estos indígenas como "las criaturas más abyectas y miserables". Al oír a un fueguino hablar su idioma, Darwin
comentó que "los gritos de los animales domésticos eran mucho más comprensibles".
“Estos desdichados salvajes tienen la talla escasa, el rostro repugnante y cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta, los cabellos
enmarañados y los gestos violentos. Cuando se ve a tales hombres apenas puede creerse que sean seres humanos habitantes del
mismo mundo que nosotros”.
York Minster (26), Boat Memory (20), James Button (14) y Fuegia
Basket (una niña) 9 años.
Las rayas horizontales sobre las mejillas son trazadas con pintura roja.
Niños selknam; fotografía de 1898 del libro Genocidio selknam.
La Ceremonia del Hain
Dentro de los ritos selk’nam destaca el Hain. Su origen se encuentra en los mitos referidos a una pretérita supremacía femenina, un
matriarcado donde las mujeres habrían dominado a los hombres, obligándolos a realizar todas las actividades de subsistencia
mientras ellas permanecían ociosas. Los hombres, al enterarse de que eran engañados, asesinaron a todas las mujeres iniciadas y,
para evitar el resurgimiento del poder femenino, se instauró el Hain, la formación de una sociedad secreta cuya participación fue
negada a las mujeres.
1. Los jóvenes varones eran separados del cuidado materno. Se les iniciaba ritualmente a la adultez y sometiéndolos a un proceso de
adiestramiento que se prolongaba durante todo el transcurso del Hain, se les enseñaba las tradiciones religiosas y míticas, el
comportamiento ético correcto, y las técnicas de caza. Durante su iniciación se los llamaba "klóketen".
2. La instrucción femenina consistía en afirmar la dominación social masculina, los "espíritus" las amenazaban y les infligían castigos.
3. Constituía el principal medio de intercambio social. Aunque el papel de las mujeres era diametralmente opuesto al de los varones,
había momentos en que ellas lo disfrutaban.
Choza ceremonial del Hain.
Fotografía de Martín Gusinde
A la choza ceremonial se la denominaba como a la ceremonia misma, Hain. La estructura consistía en siete postes de madera de haya,
que representaban a los siete hombres importantes provenientes de distintas regiones que desempeñaron el papel de Shoort en la
primera ceremonia. Cada uno de ellos había cortado un árbol alto y llevado al lugar. Los siete pilares se unían en la punta sosteniéndose
mutuamente. La choza simbolizaba diferentes esferas del universo y este modelo se concretaba sobre la tierra, vale decir la isla de Tierra
del Fuego
El consejero asignaba a cada uno de los hombres que ingresaba un lugar junto al poste que le correspondía a su "haruwen" (territorio).
Los territorios en que se dividía la isla superaban los ochenta, y cada uno correspondía a uno de los siete puntos llamados "sho'on"
(cielos).
Un fogata se encendía en el centro de la choza y se mantenía encendida durante casi toda la ceremonia.
Una línea imaginaria de la entrada (este) hacia el fondo de la choza (oeste) corría a través del fuego. Era considerada sumamente
peligrosa; representaba una grieta o abismo que se hundía en las profundidades de la tierra. Se decía que el fuego surgiría a través de
ella y ciertos espíritus ascenderían al Hain. Se tomaban todas las precauciones necesarias para no pisarla o traspasarla.
Primer día de la Ceremonia del Hain: Ritual de iniciación
Los últimos preparativos se realizan durante la mañana, las madres de los jóvenes
que serán iniciados ("kai-klóketen") pasan las últimas horas en su compañía como
si se despidieran para siempre. Los espíritus que aparecerán (los Shoort) se
preparan ayudados por otros hombres que van dejando los campamentos
reuniéndose en el Hain.
Los aspirantes son pintados con arcilla roja, cuando falta poco tiempo para
terminar el pintado aparecen dos Shoort para expresar su impaciencia por
recibirlos.
Una vez pintados totalmente, se les cubren los hombros con piel de guanaco, y
escoltado por un supervisor y su madre sollozante se dirigen a la choza
ceremonial. A mitad del camino hacen un alto donde las mujeres se separan.
Los dos klóketen del Hain de 1923. En este caso los iniciados no llegaban a los 18
años, motivo por el cual su adiestramiento no fue tan riguroso. Fotografía de
Martín Gusinde.
Dos jóvenes iniciados en la ceremonia del Hain de 1923. Foto de Martín Gusinde
Hain: Rito de Chowh-toxen ("agua-seco")
Para conjurar tormentas de lluvia o nieve, se celebra un rito que se llama Chowh-toxen ("agua-seco"). Cuando el mal tiempo amenaza
continuar, el consejero ordena que se ejecute este ritual.
Un grupo de jóvenes varones se desnuda y se ciñe a la cabeza una corona de pasto seco. Salen del Hain en fila, cantando y bailan hacia el
centro del escenario, donde el fuego está casi extinguido. Giran a su alrededor y luego se dirigen a alguna fuente de agua de las
cercanías. La circundan con los brazos enlazados, mirándola cantan, mientras giran cada vez más rápido, primero en un sentido, luego en
el otro.
Las mujeres de más edad comienzan a cantar, mientras las muchachas, valiéndose de baldes de cuero, arrojan agua sobre las espaldas de
los jóvenes mientras éstos giran. Si se agota la provisión de agua, les arrojan bolas de nieve. Cuando las chicas se cansan, los jóvenes se
toman de la mano y regresan al Hain danzando a paso rítmico. Este ritual puede repetirse varias veces en el mismo día o en los
siguientes, hasta que el tiempo mejore.
Participantes con la pintura corporal utilizada en la danza del Kewánix. Fotografía de Martín Gusinde.
Tanu, es enviada por su hermana Xalpen, para que sean representadas escenas, entre ellas la gran procesión llamada Kewánix.
Los hombres se preparan para la escena pintándose de rojo. El que va a encabezar la danza se pinta además una franja blanca
longitudinal desde el cuello hasta los genitales y todos se punzan la nariz hasta que la sangre les chorrea sobre el pecho.
Tanu surge con lentitud del Hain, luego aparece una hilera de jóvenes rojos y desnudos; en tanto el líder, manchado de sangre, se toma
las caderas con las manos, los demás ponen las suyas sobre los hombros del que va delante. El paso es muy corto, lento y cansador.
Se pinchan la nariz con un palito puntiagudo que llevan, mientras avanzan bailando hacia la enorme fogata. La rodean cantando y
golpeando el suelo con los pies.
Las mujeres ocupan sus lugares habituales con la particularidad de que ahora las solteras también pintadas, forman una rueda en el
terreno dedicado a la danza. La hilera de los hombres rodea y cierra por fuera la ronda femenina, a medida que giran alrededor de ellas,
las mujeres tratan de limpiar la sangre de la nariz o el pecho del hombre favorito con un trozo de piel de guanaco.
Halaháches (Kótaix para los hombres). personificado en el Hain de 1923.
Fotografía de Martín Gusinde.
Llamado Halaháches por las mujeres y Kótaix por los hombres, es en cierto
sentido el contrario de Xalpen. Es un espíritu masculino del cielo. Le
arrebata la supremacía a Xalpen. Cuando aparece en el Hain, ella retorna de
inmediato a las profundidades de la tierra.
A veces, en medio de los arrebatos de cólera de Xalpen, los hombres
empiezan a llamarlo, secundados por las mujeres que cantan su nombre
para darle la bienvenida porque saben que al presentarse hará desaparecer
a Xalpen. A su vez preparan una cantidad de bolas de nieve para
arrojárselas pues tiene un carácter cambiante y puede dar muerte a los
varones.
Es un espíritu femenino que nunca se muestra. Cuando surge en el Hain y los hombres anuncian su llegada con cantos especiales, las
mujeres se arriman al límite del campamento y allí aguardan su danza preferida. Hóshtan ordena se realice esta danza que Anne
Chapman denomina "juego de la venganza de las mujeres".
Un pequeño grupo de hombres sale del Hain dando saltitos al modo de los pingüinos, con el rostro y el cuello pintados de negro y el
resto del cuerpo desnudo y sin pintar. Llevan el pelo en tres o cuatro crenchas atadas con juncos finos. Vuelven saltando a la choza
ceremonial y traen otros tres o cuatro compañeros, así hasta que todos los participantes queden en el escenario. Allí, en cuclillas,
imitando a los pingüinos vuelven a cantar. Entonces las mujeres, en especial las más jóvenes los embisten.
Cada una se dirige a un varón determinado, generalmente un pariente que admita la chanza, y riendo tironea con ambas manos de
las crenchas hasta tumbarlo. El forcejea con ella resistiéndose, y por último cae gritando como si lo mataran. La vencedora se yergue y
recorre el campo con la vista, en busca de otra víctima. El juego continúa hasta que todos los hombres sean "matados".
K'terrnen, espíritu selk'nam hijo de Xalpen
Hain de 1923
También mencionado como K’terrnen. Hijo de Xalpen, fruto de sus relaciones con los klóketen,
puede ser hombre o mujer. Su nacimiento sigue al episodio de la restauración de la vida por parte
de Olum.
Es el espíritu más luminoso y enternecedor del Hain. Unión entre la tradición y las nuevas
generaciones; su aparición marca la culminación de la gran ceremonia del Hain y el comienzo de un
nuevo ciclo vital.
Se lo representa con el cuerpo cubierto de plumón, en hileras paralelas que van desde el extremo
del bonete a la punta de los pies. Las plumas diminutas, estan pegadas a la pintura roja del cuerpo,
lo que por contraste produce un efecto de resplandor que lo hace aparecer aún más sobrenatural.
Se presentará en el escenario entre cinco y siete veces; su preparación ha exigido mucho tiempo y
se trata de aprovechar todo lo posible el arduo trabajo; además su contemplación provoca deleite
entre las mujeres. Ellas anticipan su presencia con cantos de bienvenida para que lo saquen del Hain
y así poder ser admirado.
Como recién nacido debe ser sostenido, ya que apenas puede caminar. Esa tarea la debe llevar a
cabo el chamán o el consejero del Hain, o ambos que para el evento llevan una vincha de plumas y
una capa vuelta hacia adentro.
Keternen da pequeños pasitos, mientras los demás dan golpes al suelo con el talón derecho. Avanza
de costado, hasta el límite del escenario, de cara al público; tiene la mirada fija hacia adelante, con
los brazos firmes contra el cuerpo.
Las mujeres cantan su admiración y alegría durante toda la escena, pudiendo acercarse más que en
otras a la choza ceremonial. Al volver a entrar al Hain, los hombres saludan al recién nacido con un
suave batir de palmas.
El marido de la lujuriosa Kulan es Koshménk, personificado por cuatro espíritus, cada uno
pintado de manera diferente para simbolizar los cuatro puntos cardinales.
A menudo dos de ellos aparecen disputándose los favores de Kulan. El "marido", hace el
papel de un cornudo y provoca las risas entre las mujeres que lo saludan cantando.
Permanece de pie a poca distancia de la choza ceremonial, erguido e inmóvil, por lapsos de
dos hasta cuatro horas. No hace movimiento alguno, y solamente cada diez minutos da
señales de vida, saltando de dos a cuatro veces en el mismo sitio. Cuando Koshménk echa de
menos a su mujer, corre de un lado a otro y la busca en la choza ceremonial o junto a ella.
Luego llegará al campamento y mediante gestos característicos, expresa la suposición de que
su mujer ha sido raptada por los selknam.
Sus intérpretes deben ser muy ágiles, capaces de dar grandes saltos en el aire mientras se
golpean las nalgas con los pies a la vez que sujetan la máscara con ambas manos. En líneas
generales, la aparición de los Koshménk proporciona a los ocupantes del campamento
mucha diversión.
Dos Kóshmenk, espíritus del Hain
Danza realizada en honor a Kulpush en el Hain de 1923. Fotografía de Martín Gusinde.
Kulpush (o Kulpus) es un espíritu femenino de la tierra. Vive bajo ella, siempre a solas; se presenta en el Hain para tener relaciones sexuales con los hombres.
Tiene cuatro manifestaciones, una por cada cielo, aunque nunca se presenta en persona ante la gente, y por lo tanto, nadie conoce su aspecto. Pero cuando exige la
realización de los espectáculos que le agradan, creen las mujeres (las que no le tienen simpatía) que aparece en la choza ceremonial.
Cuando Kulpush emerge de la tierra, es anunciada por cantos por los hombres; ella exigirá una pesada serie de actividades.
En una de ellas los klóketen van saliendo desnudos de la choza ceremonial en fila, con el cuerpo pintado de fondo rojo y franjas granates o negras y la cara pintada de
negro. Arrancan con el pie izquierdo, avanzan marchando con saltos rítmicos, cantando e inclinados como si llevasen una pesada carga. Las jóvenes, por su parte,
forman otra fila. Con las manos en la cadera de la muchacha de adelante, se acercan, riéndose, a la fila masculina. Cuando las dos hileras se tocan, la danza se vuelve
juego y cada fila puja intentando irrumpir en la otra. Todos apuntan a un “oponente” del sexo opuesto, para derribarlo.
Gusinde comenta que los participantes disfrutan enormemente de este burlón juego de amor. En ocasiones, este juego se celebra por la noche en el centro del
escenario, alrededor de una gran fogata.
Xalpen envía a su hermana Tanu para que observe; finalizadas las actividades, Kulpush vuelve a su hogar en el inframundo.
Matan en el Hain de 1923
Su participación en la ceremonia del Hain es más teatral que ritual, es decir más
profana que sagrada.
Hashé, emisario del espíritu Xalpen, durante el Hain de 1923
El espíritu más importante de la gran ceremonia Hain era Xalpen. Ser femenino con
dominio abrumador sobre hombres y mujeres. Controlador del poder femenino
nocturno de Luna que es capaz de instalar el matriarcado; vivía bajo la tierra y
buscaba febrilmente a los varones para saciar sus apetitos sexuales.
Cada una de las siete regiones del territorio Selknam tenía una Xalpen acompañada
de su esposo Shoort quien vivía junto a ella.