El Modernismo brasilero y las artes plásticas.

La Semana del arte Moderno.

Lucilio de Albuquerque. Doceira baiana, S/F, Óleo sobre tela

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La Semana del arte Moderno.

Lasar Segal.
La familia enferma.
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La Semana del arte Moderno.

No se trató de un movimiento
autónomo, ya que su
incentivación, desarrollo,
agrupamiento y escasa
teorización, estuvo
estrechamente ligada a los
escritores, poetas e
intelectuales que en ese
momento buscaban una forma
de innovación del lenguaje
poético y literario.

Grabado de la Semana del Arte Moderno

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La Semana del arte Moderno.

Lasar Segal. Los

inmigrantes
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La Semana del arte Moderno.

A finales del siglo XIX ,

además de los temas
habituales de la academia
(retratos, escenas religiosas
y bíblicas), empieza a
aparecer en la pintura la
figura del indio (idealizado) y
la imagen del negro.

Lucilio de Albuquerque. Mae preta,

1912. Óleo sobre tela
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La Semana del arte Moderno.

Su aparición es discreta y sólo será

explotada plásticamente a partir de los
modernistas.

Modesto Brocos. Redención, 1895. Óleo sobre

tela
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La Semana del arte Moderno.
.

Desde diciembre de1917 hasta

enero de 1918, expone Anita
Malfatti, quien acaba de llegar de
Nueva York tras haber estudiado
en Berlín.

Anita Malfatti, La estudiante, 1915-16.

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La Semana del arte Moderno.

Anita Malfatti, Mario de Andrade

I. 1921-22. óleo s/ tela (51x41).
Col. Particular.
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La Semana del arte Moderno.

Realizada en Febrero de 1922 en el

Teatro Municipal de Sao Paulo, surge
como un festival múltiple, con el firme
deseo de destruir la tradición
académica, e instaurar un nuevo
lenguaje plástico, poético y musical.
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La Semana del arte Moderno.

John Graz. Baianas.

Según Mario de Andrade la Semana del Arte Moderno significó la fusión de

tres principios:
1.El derecho permanente de la investigación estética.
2.Actualización de la inteligencia artística brasilera.
3.Estabilización de una conciencia creadora nacional.
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La Semana del arte Moderno.

La fuente en que
bebieron los
modernistas era
contradictoria: por una
parte, la información
internacional, sobre
todo de origen francés;
por otra, un nativismo
inspirado en las raíces
brasileñas, y por ende,
latinoamericanas.

Emiliano Di Cavalcanti. Cinco mujeres de Guarantinguetá.

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La Semana del arte Moderno.

Era un momento clave, en que

había que abandonar viejos valores
estéticos, proponiendo una vuelta a
una estética nacional que
deglutiera lo viejo para que naciera
un nuevo hombre, autóctono,
síntesis de etnias y con
pensamiento propio.

Lasar Segal. Niño con lagartija..

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Tarsila do Amaral.

Es la pintora brasileña más representativa

de la primera fase del movimiento
modernista brasileño.

"¡Arte moderno! En esas dos palabras

caben todas las extravagancias, todas las
monstruosidades, (incluyendo mi arte
antropofágico, brutal y sincero), todos los
desahogos, pesadillas, recalques y
delirios".
Tarsila do Amaral, 1937

Tarsila do Amaral.
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Tarsila do Amaral.

Celebró su primera exposición

individual en la Galería Percier, de
París en 1926 con una crítica muy
favorable y en ella se pudo ver lo
que sería su obra más
emblemática, La Negra (1923).

Tarsila do Amaral, Autorretrato

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Tarsila do Amaral.

La Negra se colocó como una

especie de cuadro-manifiesto:
más que una pintura se trataba
de una carta de principios, de
una toma de posición frente a
los impases y contradicciones
del ambiente cultural.

Tarsila do Amaral, La negra, 1923

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Tarsila do Amaral.

Pensaba que el arte

brasileño debía
buscar sus raíces.

Tarsila do Amaral. Antropofagia

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Tarsila do Amaral.

Representa paisajes de
su país con una
vegetación y fauna de
vívidos colores, de
formas geométricas y
planas, con influencias
cubistas.

Tarsila do Amaral, Abaporou.

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Tarsila do Amaral.

Ha buscado condensar en sus

figuras el universo simbólico
brasileño, en su diversidad
étnica, dejando explícita la
marca de la herencia colonial en
la formación de nuestra cultura.

Tarsila do Amaral, Vendedor de

frutas, 1925
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Tarsila do Amaral.

Sobre el personaje en la
composición, lo
describió como "un
bicho raro, en medio de
las matas, con un sapo,
un tatu y otro bicho
inventado".
La obra, es una
representación de un
famoso personaje del
folclore brasileño.

Tarsila do Amaral, Cuca, 1924

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Tarsila do Amaral.

De vuelta a Brasil se
une a Anita Malfatti,
Menotti del Picchia,
Mario de Andrade y
Oswald de Andrade,
formando el llamado
Grupo de los Cinco,
que defiende las ideas
de la Semana de Arte.

Tarsila do Amaral, Morro do favela, Hill, 1924

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Tarsila do Amaral.

Tarsila do Amaral, Urutu,

1928.

En esta obra vemos algunos símbolos relacionados con la antropofagia, una

cobra grande (figura mitológica indígena) que intimida y tiene el poder de
deglutir el huevo, símbolo de transformación y génesis propuesto por la
antropofagia.
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Tarsila do Amaral.

Tarsila se preocupó en
mezclar la Torre Eiffel con
paisajes del samba envolvente
del Brasil. Con Europa e
ibero América juntas, Tarsila
se esforzaba por mostrar al
mundo, un Brasil simple,
enfatizando la exaltación de
la naturaleza.

Tarsila do Amaral, Carnaval en

Madureira.
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Tarsila do Amaral.

Sus pinturas reflejaron

diferentes fases como la "pau
Brasil", la "antropofágica" y
la “fase social".

Tarsila do Amaral, O mamoeiro

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El manifiesto antropófago.

Anita Malfatti,
Tropical, 1917

El Manifiesto Antropófago, escrito por Oswald de Andrade (1890-1954), es

publicado en mayo de 1928, en el primer número de la recién fundada
Revista de Antropofagia, vehículo de difusión del movimiento
antropofágico brasileño.
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El manifiesto antropófago.

Son incontables las influencias

teóricas identificadas en el
Manifiesto: el pensamiento
revolucionario de Karl Marx (1818-
1883); el descubrimiento del
inconsciente por el psicoanálisis y el
estudio del Tótem y el Tabú, de
Sigmund Freud (1856-1939); la
liberación del elemento primitivo en
el hombre, propuesta por André
Breton (1896-1966);

Vicente do Rego Monteiro, Vendedor de frutas

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El manifiesto antropófago.

Vicente do Rego Monteiro, S/T

86 x 122 cm. óleo sobre placa

el Manifeste Cannibale escrito por Francis Picabia (1879-1953) en 1920; las

cuestiones en torno a lo salvaje discutidas por Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)
y Michel de Montaigne (1533-1592); y la idea de barbarie técnica de Hermann
Keyserling (1880-1946).
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El manifiesto antropófago.

Tarsila do Amaral, Sol poniente, 1929

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El manifiesto antropófago.

Ápice del primer tiempo

modernista, inaugurado
oficialmente con la Semana de
Arte Moderno de 1922, la etapa
antropofágica realza la
contradicción violenta entre dos
culturas: la primitiva (amerindia y
africana) y la latina (de herencia
cultural europea), que forman la
base de la cultura brasileña.

Jhon Graz. Niño con pájaro

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El manifiesto antropófago.

La figura del hombre primitivo

como un caníbal que se alimenta
de otro es la metáfora mediante
la cual de Andrade ilustra el
proceso de asimilación de la
cultura europea. Se trata de un
canibalismo simbólico que le
permite al mestizo americano
nutrirse de los modelos europeos,
construyendo así la identidad
cultural brasileña:

Vicente do rego Monteiro, La crucifixión, 1922

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El manifiesto antropófago.

“la antropofagia (…) puede

entenderse como un
proceso de apropiación o
de hibridación cultural”,
como se ilustra en el
aforismo V: “Sólo me
interesa lo que no es mío.
Ley del hombre. Ley del
antropófago”

Jhon Graz. Las Amazonas

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El manifiesto antropófago.

Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente.

Económicamente. Filosóficamente.
Única ley del mundo. Expresión
enmascarada de todos los individualismos,
de todos los colectivismos. De todas las
religiones.
De todos los tratados de paz.
Tupí, or not tupí, that is the question.
Contra todas las catequesis. Y contra la
madre de los Gracos.
Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del
hombre, ley del antropófago.

John Graz, Pájaros.

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El manifiesto antropófago.

Estamos cansados de todos los

maridos católicos recelosos llevados
al drama. Freud acabó con el enigma
de la mujer y con otros miedos de la
psicología impresa.
Lo que atropellaba a la verdad era la
ropa; el impermeable entre el mundo
interior y el mundo exterior. La
reacción contra el hombre vestido. El
cine americano informará.

Tarsila do Amaral - ‘Estudo (Nu)’ 1923,

óleo/tela 61 X 50cm
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El manifiesto antropófago.

Hijos del sol, madre de los vivientes.

Encontrados y amados ferozmente, con toda
la hipocresía de la nostalgia, por los
inmigrantes, por los traficados y por los
turistas. En el país de la cobra grande.
Fue porque nunca tuvimos gramáticas, ni
colecciones de viejos vegetales. Y nunca
supimos lo que era urbano, suburbano,
fronterizo y continental. Perezosos en el
mapamundi de Brasil.

Emiliano di Cavalcanti, Mulata

 El Modernismo brasilero y las artes plásticas.
Emiliano di Cavalcanti, Mural, 1929
El manifiesto antropófago.
Una conciencia participante, una rítmica
religiosa.
Contra todos los importadores de la
conciencia enlatada.
La existencia palpable de la vida. Y la
mentalidad pre-lógica para que la estudie
el Sr. Lévy-Bruhl.
Queremos la Revolución de los indios
Caraibas. Mayor que la Revolución
Francesa. La unificación de todas las
revueltas eficaces en la dirección del
hombre. Sin nosotros, Europa ni siquiera
tendría su pobre declaración de los
derechos del hombre.
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El manifiesto antropófago.

La edad de oro anunciada por

América. La edad de oro.
Y todas las girls.
Filiación. El contacto con el Brasil
Caraíba. Où Villegaignon prit terre.
Montaigne. El hombre natural.
Rousseau.
De la Revolución Francesa al
Romanticismo, a la Revolución
Bolchevique, a la Revolución
Surrealista y al bárbaro tecnificado
de Keyserling . Caminamos..."

Emiliano di Cavalcanti, Carnaval.