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El documento describe el proceso de invasión de los pueblos bárbaros en el Imperio Romano entre los siglos III y X. Hubo tres oleadas principales de invasión: la primera por los godos y ostrogodos en los siglos V-VI, la segunda por los eslavos y búlgaros en los siglos VII-VIII, y la tercera por los vikingos y sarracenos en los siglos IX-X. La Iglesia jugó un papel clave en la cristianización de los pueblos bárbaros durante este período de trans
El documento describe el proceso de invasión de los pueblos bárbaros en el Imperio Romano entre los siglos III y X. Hubo tres oleadas principales de invasión: la primera por los godos y ostrogodos en los siglos V-VI, la segunda por los eslavos y búlgaros en los siglos VII-VIII, y la tercera por los vikingos y sarracenos en los siglos IX-X. La Iglesia jugó un papel clave en la cristianización de los pueblos bárbaros durante este período de trans
El documento describe el proceso de invasión de los pueblos bárbaros en el Imperio Romano entre los siglos III y X. Hubo tres oleadas principales de invasión: la primera por los godos y ostrogodos en los siglos V-VI, la segunda por los eslavos y búlgaros en los siglos VII-VIII, y la tercera por los vikingos y sarracenos en los siglos IX-X. La Iglesia jugó un papel clave en la cristianización de los pueblos bárbaros durante este período de trans
Causas y proceso de invasión de los pueblos barbaros.
• Se denomina ‘invasión bárbara’ al establecimiento de los pueblos
germanos y eslavos en los territorios de centro y occidente europeo. Algunas causas que explican el fenómeno de las invasiones: motivaciones climáticas; presión demográfica; conexión de los grupos dirigentes de la invasión con las autoridades imperiales; debilidad de los invadidos; política militar del Imperio; empuje de otros pueblos, etc. • En el S. III se dieron diversos intentos de penetración de los pueblos germánicos que pueden ser calificados de una verdadera invasión militar. Más tarde, otros pueblos bárbaros, salvo excepciones, penetraron lentamente en el Imperio romano. Una cosa sí es cierta, que los pueblos germanos no se lanzaron por centenares de miles sobre el imperio romano. Mejor hablar más bien de un proceso migratorio. 1.- La invasión de los pueblos bárbaros en el Imperio romano Se conoce por ‘pueblos bárbaros’ a todo un conjunto de pueblos o tribus que vivían en las estepas euroasiáticas, fuera de los límites de la cultura greco-romana. En esta definición no sólo debemos englobar a los pueblos de la estepa euroasiática, sino también a aquellos que desde el Próximo Oriente y África amenazan la estabilidad del imperio romano y la cultura por él sustentada:
a) pueblos de la estepa euroasiática: germanos, eslavos, escitas.
b) pueblos del Medio Oriente y África: partos, árabes, beduinos,
bereberes. De entre todos estos pueblos, interesa a nuestro curso los germanos. Estos fenómenos se realizan en medio de una serie de emigraciones, que se denominan las “grandes invasiones”. Se trata de un fenómeno de cinco siglos a escala continental, que va a dar una nueva cara a esta zona geográfica.
tres ciclos de oleadas:
La primera en los siglos V y VI obedece al empuje germánico de godos y
ostrogodos hacia el sur. Pueblos de esta etapa son los suevos, vándalos, alanos, francos, anglos, sajones, que invaden a los celtas, y los longobardos.
La segunda oleada entre los siglos VII y VIII es de los pueblos eslavos, búlgaros y musulmanes.
La tercera entre los siglos IX y X es la de los vikingos y sarracenos.
De entre las consecuencias más visibles que para el Imperio romano tuvo la entrada en escena de estas poblaciones se señalan:
a) El deterioro lento, pero constante, de la antigua civilización
urbana.
b) La falta de confianza del romano en sus propias estructuras
político-sociales y económicas.
c) Un proceso continuo de ruralización ya que el germano no es un
ser urbano, sino rural, vive en sus dominios con sus familiares, sus colonos y sus siervos.
En una primera clasificación, se puede agrupar a los diferentes
pueblos germanos en dos grandes grupos: a) germanos orientales (godos, burgundios, vándalos y lombardos) y b) germanos occidentales (francos, bávaros, teutones, turingios, suevos, anglos, sajones y alamanes). Los siglos siguientes a la desaparición del Imperio Romano de Occidente (476) cambian la geopolítica europea.
A los romanos, acostumbrados al orden unitario del Imperio,
aquellas gentes bárbaras les parecían seres devastadores. San Agustín nos dice que las invasiones de los vándalos provocó entre los romanos oleadas de terror y angustia: el mundo romano se hunde y nuestra cabeza no se humilla.
Las denominaciones de antigüedad tardía o alta Edad Media
tienen también una peculiar orientación ideológica. Surge entonces en esa transición la Iglesia medieval con lo que significa de configuración eclesiástica de la sociedad, con una Iglesia jerárquica y una forma política condicionada por el papado. La nueva situación política hace surgir una Europa occidental de cultura latina y fuertemente germánica y una Europa oriental de cultura griega y fuertemente eslava. Se supera así la tradicional distinción entre una Europa mediterránea y de civilización grecorromana y otra Europa septentrional entregada a los bárbaros.
El escenario político se modifica tanto por la separación
con el imperio de Oriente como por las invasiones islámicas. En consecuencia Occidente queda fragmentado y se constituyen diversos reinos. • Los romanos tienen la conciencia de que es su mundo el que está a punto de hundirse ante la ‘barbarie’ de los nuevos reinos • En el siglo V el reino ‘bárbaro’ más importante es el de Teodorico (493- 526) con su capital en Rávena. • En el siglo VI los sajones son amos de Inglaterra; los francos con Clodoveo (481-511) se afianzan en las Galias y los visigodos en España desde el 507. Los visigodos, que desde el siglo III habitaban en las riberas del Danubio, habían recibido el cristianismo de prisioneros capadocios. De allí provenía Ulfila ( 382), que había sido ordenado “obispo de los cristianos en tierra de los godos” por Eusebio de Nicomedia hacia el 341. El monumento más importante de la actividad misionera de Ulfila fue la traducción goda de la Biblia.
Esos pueblos no respetaron el pacto con el imperio, que les había
permitido ese espacio para establecerse. Después de asesinar el jefe del ejército, irrumpieron en Italia y llegaron a Roma. Prosiguen hacia occidente, fundando un reino en el sur de las Galias y otro en España. Pero en estas regiones la población cristiana pudo conservar sus convicciones de fe católica. En España, el rey visigodo Leovigildo ( 586) era partidario del arrianismo. En cambio, su segundo hijo Recaredo (586- 601), que aceptó la fe de la Iglesia católica en el III concilio de Toledo el 589, fue seguido en su paso por gran parte del pueblo. Los obispos Leandro ( 600) e Isidoro de Sevilla ( 636) ordenaron la vida cristiana y promovieron las ciencias en este reino cristiano.
Entre los visigodos también los burgundios adoptaron la
confesión arriana. Esta tribu se había asentado por fin en los lagos de Ginebra. El obispo Avito de Vienne ( 518) ganó para la fe católica al rey Segismundo (516-524). Fueron absorbidos por los francos. Por vía marítima invadieron el noroeste de España el 408 los paganos suevos. Convertidos al cristianismo por las poblaciones residentes, cayeron bajo el influjo arriano de los visigodos, pero el rey Cararic (550- 559) bloqueó la herejía. Allí desarrolló su obra evangelizadora Martín de Dumio o Braga ( 580).
Estos movimientos migratorios llevaron a los vándalos a España y el 428
pasaron a África, donde establecieron su reino bajo Genserico (428-477). Tenían la fe arriana y de ella hicieron un arma contra la política de los católicos. Como vencedores llevaban la Biblia como insignia militar. Víctor de Vita en su Historia persecutionis Africae (488/89) describe las penas de los oprimidos, sobre quienes también recayó la venganza de los donatistas. Durante el siglo VI se aflojó el dominio vándalo, aunque todavía Justiniano consideró la guerra contra ellos como una campaña de liberación de la Iglesia católica. Nuevas prácticas en la Iglesia
En el siglo V tiene lugar un gran florecimiento de la
religiosidad popular en torno al culto de los mártires y a las peregrinaciones a los lugares santos.
Con el fin de controlar posibles excesos en lo que se
refiere al culto de los mártires, la liturgia oficial establece la celebración de fiestas conmemorativas.
Comienza también en esta época, de forma lenta pero
imparable, el culto a las imágenes sagradas, que después será motivo de conflicto. Las migraciones del siglo V obligaron a la Iglesia a tomar nuevas posiciones, sobre todo, ante el derrumbamiento del sistema socio-político de Occidente.
A pesar de la íntima relación que se había
establecido con el imperio romano, sin embargo, la conciencia de independencia del sistema político vigente otorga a los cristianos mayor capacidad de acción ante las nuevas situaciones. 2.- Visión y reto del cristianismo ante los pueblos bárbaros • La muerte de Valente a manos de los godos en la batalla de Adrianápolis (378) es vivida como una especie de ruina del mundo. S. Agustín, por ejemplo, invitaba a sus contemporáneos a escrutar la providencia divina. Pero algunos obispos tomaron las riendas de la situación para proteger a las poblaciones martirizadas. • León I convenció a Atila ( 453) en el año 452, junto a Mantua, a que se retirase. Severino de Norico ( 482) tuvo una gran actividad caritativa e incluso hizo gestiones políticas ante los godos. •Las bases de la cristianización de Occidente son: 1. La estructura asentada de los cristianos y los monasterios.
2. La organización eclesial y las doctrinas
definidas en los siglos IV y V, que daban cohesión al mundo cristiano.
3. La racionalidad y austeridad de la liturgia
romana y el papado. • Todo esto unido al subjetivismo germánico de los nuevos pueblos da lugar a un particular arte de substitución y ajuste, el románico. • La actitud de la Iglesia frente a estos pueblos podemos clasificarla en dos vertientes.
• La primera sería pesimista. El imperio se ha venido abajo, es el fin
de nuestra civilización, etc. Incluso algunos caen en el tinte apocalíptico del fin del mundo. Orosio, Lactancio, san Ambrosio son de esta línea pesimista que desprecian a los bárbaros, porque valoran la civilización romana. Sin olvidar que por la decadencia de la cultura romana han venido los bárbaros como castigo de Dios. • La segunda es una actitud más positiva. Providencialista, por ejemplo san Agustín en la Civitate Dei. Comprenden el hecho de la llegada de los bárbaros como un hecho providencial para mostrarles la fe y conseguir su conversión. Inclusive, algunos autores tienen alguna valorización positiva de los bárbaros ante los vicios y las malas costumbres de los romanos. 2. La labor misionera de la Iglesia latina
Aquí también podemos detectar dos posturas. Serían
conversión y cristianización. Otro aspecto también importante e interesante son los consejos para vivir la conversión. Gregorio magno le dice al monje Agustín (san Agustín de Canterbury):
«Que se derribe el menor número posible de templos
paganos y que sólo se destruyan sus ídolos. Que se rocíen de agua bendita. Que se levanten altares y que se pongan reliquias en sus edificios…». Pero poco tiempo después, Carlomagno, hablando de la evangelización de Sajonia: «Todo entra por la violencia… Se bautizan o mueren…».
Gregorio Magno quiere que se asuma todo lo positivo que se
pueda, y no crear una separación o tumultos. Carlomagno en este sentido es mucho más radical. Esta actitud de unos y otros va a permanecer prácticamente en toda la vida misional de la Iglesia.
Este tema de conversión frente a cristianización va a
permanecer durante todo este tiempo de los pueblos romano-germánicos y en la labor misionera de la Iglesia.