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Los pueblos bárbaros y la Iglesia

Causas y proceso de invasión de los pueblos barbaros.

• Se denomina ‘invasión bárbara’ al establecimiento de los pueblos


germanos y eslavos en los territorios de centro y occidente europeo.
Algunas causas que explican el fenómeno de las invasiones:
motivaciones climáticas; presión demográfica; conexión de los grupos
dirigentes de la invasión con las autoridades imperiales; debilidad de
los invadidos; política militar del Imperio; empuje de otros pueblos,
etc.
• En el S. III se dieron diversos intentos de penetración de los pueblos
germánicos que pueden ser calificados de una verdadera invasión
militar. Más tarde, otros pueblos bárbaros, salvo excepciones,
penetraron lentamente en el Imperio romano. Una cosa sí es cierta,
que los pueblos germanos no se lanzaron por centenares de miles
sobre el imperio romano. Mejor hablar más bien de un proceso
migratorio.
1.- La invasión de los pueblos bárbaros
en el Imperio romano
Se conoce por ‘pueblos bárbaros’ a todo un conjunto de pueblos
o tribus que vivían en las estepas euroasiáticas, fuera de los
límites de la cultura greco-romana. En esta definición no sólo
debemos englobar a los pueblos de la estepa euroasiática, sino
también a aquellos que desde el Próximo Oriente y África
amenazan la estabilidad del imperio romano y la cultura por él
sustentada:

a) pueblos de la estepa euroasiática: germanos, eslavos, escitas.

b) pueblos del Medio Oriente y África: partos, árabes, beduinos,


bereberes. De entre todos estos pueblos, interesa a nuestro
curso los germanos.
Estos fenómenos se realizan en medio de una serie de emigraciones,
que se denominan las “grandes invasiones”. Se trata de un fenómeno de
cinco siglos a escala continental, que va a dar una nueva cara a esta
zona geográfica.

tres ciclos de oleadas:

La primera en los siglos V y VI obedece al empuje germánico de godos y


ostrogodos hacia el sur. Pueblos de esta etapa son los suevos, vándalos,
alanos, francos, anglos, sajones, que invaden a los celtas, y los
longobardos.

La segunda oleada entre los siglos VII y VIII es de los pueblos eslavos,
búlgaros y musulmanes.

La tercera entre los siglos IX y X es la de los vikingos y sarracenos.


De entre las consecuencias más visibles que para el Imperio
romano tuvo la entrada en escena de estas poblaciones se señalan:

a) El deterioro lento, pero constante, de la antigua civilización


urbana.

b) La falta de confianza del romano en sus propias estructuras


político-sociales y económicas.

c) Un proceso continuo de ruralización ya que el germano no es un


ser urbano, sino rural, vive en sus dominios con sus familiares, sus
colonos y sus siervos.

En una primera clasificación, se puede agrupar a los diferentes


pueblos germanos en dos grandes grupos: a) germanos orientales
(godos, burgundios, vándalos y lombardos) y b) germanos
occidentales (francos, bávaros, teutones, turingios, suevos, anglos,
sajones y alamanes).
Los siglos siguientes a la desaparición del Imperio Romano de
Occidente (476) cambian la geopolítica europea.

A los romanos, acostumbrados al orden unitario del Imperio,


aquellas gentes bárbaras les parecían seres devastadores.
San Agustín nos dice que las invasiones de los vándalos
provocó entre los romanos oleadas de terror y angustia: el
mundo romano se hunde y nuestra cabeza no se humilla.

Las denominaciones de antigüedad tardía o alta Edad Media


tienen también una peculiar orientación ideológica. Surge
entonces en esa transición la Iglesia medieval con lo que
significa de configuración eclesiástica de la sociedad, con una
Iglesia jerárquica y una forma política condicionada por el
papado.
La nueva situación política hace surgir una Europa
occidental de cultura latina y fuertemente germánica y
una Europa oriental de cultura griega y fuertemente
eslava. Se supera así la tradicional distinción entre una
Europa mediterránea y de civilización grecorromana y
otra Europa septentrional entregada a los bárbaros.

El escenario político se modifica tanto por la separación


con el imperio de Oriente como por las invasiones
islámicas.
En consecuencia Occidente queda
fragmentado y se constituyen diversos
reinos.
• Los romanos tienen la conciencia de
que es su mundo el que está a punto
de hundirse ante la ‘barbarie’ de los
nuevos reinos
• En el siglo V el reino ‘bárbaro’ más
importante es el de Teodorico (493-
526) con su capital en Rávena.
• En el siglo VI los sajones son amos de
Inglaterra; los francos con Clodoveo
(481-511) se afianzan en las Galias y
los visigodos en España desde el
507.
Los visigodos, que desde el siglo III habitaban en las riberas del
Danubio, habían recibido el cristianismo de prisioneros
capadocios. De allí provenía Ulfila ( 382), que había sido
ordenado “obispo de los cristianos en tierra de los godos” por
Eusebio de Nicomedia hacia el 341. El monumento más importante
de la actividad misionera de Ulfila fue la traducción goda de la
Biblia.

Esos pueblos no respetaron el pacto con el imperio, que les había


permitido ese espacio para establecerse. Después de asesinar el
jefe del ejército, irrumpieron en Italia y llegaron a Roma. Prosiguen
hacia occidente, fundando un reino en el sur de las Galias y otro en
España. Pero en estas regiones la población cristiana pudo
conservar sus convicciones de fe católica.
En España, el rey visigodo Leovigildo ( 586) era partidario
del arrianismo. En cambio, su segundo hijo Recaredo (586-
601), que aceptó la fe de la Iglesia católica en el III concilio de
Toledo el 589, fue seguido en su paso por gran parte del
pueblo. Los obispos Leandro ( 600) e Isidoro de Sevilla (
636) ordenaron la vida cristiana y promovieron las ciencias en
este reino cristiano.

Entre los visigodos también los burgundios adoptaron la


confesión arriana. Esta tribu se había asentado por fin en los
lagos de Ginebra. El obispo Avito de Vienne ( 518) ganó para
la fe católica al rey Segismundo (516-524). Fueron absorbidos
por los francos.
Por vía marítima invadieron el noroeste de España el 408 los paganos
suevos. Convertidos al cristianismo por las poblaciones residentes,
cayeron bajo el influjo arriano de los visigodos, pero el rey Cararic (550-
559) bloqueó la herejía. Allí desarrolló su obra evangelizadora Martín de
Dumio o Braga ( 580).

Estos movimientos migratorios llevaron a los vándalos a España y el 428


pasaron a África, donde establecieron su reino bajo Genserico (428-477).
Tenían la fe arriana y de ella hicieron un arma contra la política de los
católicos. Como vencedores llevaban la Biblia como insignia militar. Víctor
de Vita en su Historia persecutionis Africae (488/89) describe las penas
de los oprimidos, sobre quienes también recayó la venganza de los
donatistas. Durante el siglo VI se aflojó el dominio vándalo, aunque
todavía Justiniano consideró la guerra contra ellos como una campaña de
liberación de la Iglesia católica.
Nuevas prácticas en la Iglesia

En el siglo V tiene lugar un gran florecimiento de la


religiosidad popular en torno al culto de los mártires y a
las peregrinaciones a los lugares santos.

Con el fin de controlar posibles excesos en lo que se


refiere al culto de los mártires, la liturgia oficial establece
la celebración de fiestas conmemorativas.

Comienza también en esta época, de forma lenta pero


imparable, el culto a las imágenes sagradas, que después
será motivo de conflicto.
Las migraciones del siglo V obligaron a la
Iglesia a tomar nuevas posiciones, sobre
todo, ante el derrumbamiento del sistema
socio-político de Occidente.

A pesar de la íntima relación que se había


establecido con el imperio romano, sin
embargo, la conciencia de independencia
del sistema político vigente otorga a los
cristianos mayor capacidad de acción ante
las nuevas situaciones.
2.- Visión y reto del cristianismo ante los
pueblos bárbaros
• La muerte de Valente a manos de los godos en la batalla
de Adrianápolis (378) es vivida como una especie de ruina
del mundo. S. Agustín, por ejemplo, invitaba a sus
contemporáneos a escrutar la providencia divina. Pero
algunos obispos tomaron las riendas de la situación para
proteger a las poblaciones martirizadas.
• León I convenció a Atila ( 453) en el año 452, junto a
Mantua, a que se retirase. Severino de Norico ( 482)
tuvo una gran actividad caritativa e incluso hizo
gestiones políticas ante los godos.
•Las bases de la cristianización
de Occidente son:
1. La estructura asentada de los cristianos y los
monasterios.

2. La organización eclesial y las doctrinas


definidas en los siglos IV y V, que daban
cohesión al mundo cristiano.

3. La racionalidad y austeridad de la liturgia


romana y el papado.
• Todo esto unido al subjetivismo germánico de
los nuevos pueblos da lugar a un particular
arte de substitución y ajuste, el románico.
• La actitud de la Iglesia frente a estos pueblos podemos
clasificarla en dos vertientes.

• La primera sería pesimista. El imperio se ha venido abajo, es el fin


de nuestra civilización, etc. Incluso algunos caen en el tinte
apocalíptico del fin del mundo. Orosio, Lactancio, san Ambrosio
son de esta línea pesimista que desprecian a los bárbaros, porque
valoran la civilización romana. Sin olvidar que por la decadencia de
la cultura romana han venido los bárbaros como castigo de Dios.
• La segunda es una actitud más positiva. Providencialista, por
ejemplo san Agustín en la Civitate Dei. Comprenden el hecho de la
llegada de los bárbaros como un hecho providencial para
mostrarles la fe y conseguir su conversión. Inclusive, algunos
autores tienen alguna valorización positiva de los bárbaros ante
los vicios y las malas costumbres de los romanos.
2. La labor misionera de la Iglesia latina

Aquí también podemos detectar dos posturas. Serían


conversión y cristianización. Otro aspecto también
importante e interesante son los consejos para vivir la
conversión. Gregorio magno le dice al monje Agustín
(san Agustín de Canterbury):

«Que se derribe el menor número posible de templos


paganos y que sólo se destruyan sus ídolos. Que se
rocíen de agua bendita. Que se levanten altares y que
se pongan reliquias en sus edificios…».
Pero poco tiempo después, Carlomagno, hablando de la
evangelización de Sajonia: «Todo entra por la violencia… Se
bautizan o mueren…».

Gregorio Magno quiere que se asuma todo lo positivo que se


pueda, y no crear una separación o tumultos. Carlomagno en
este sentido es mucho más radical. Esta actitud de unos y
otros va a permanecer prácticamente en toda la vida
misional de la Iglesia.

Este tema de conversión frente a cristianización va a


permanecer durante todo este tiempo de los pueblos
romano-germánicos y en la labor misionera de la Iglesia.

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