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El historicismo alemán: de Wilhelm Dilthey a Friedrich Meinecke

1. Génesis, problemas, teorías y representantes del historicismo alemán

La historia de la política y la economía, de la religión y el


arte, de la filosofía y la filología, tienen su siglo de
oro en el siglo XIX alemán, llamado el “siglo de la
historia”.
Suficiente aquí los nombres de Berthold Niebur
(1776-1831), Leopold von Ranke (1795-1886),
Gustav Droysen (1808-1884), Eduard Zeller (1814-
1908), Theodor Momsen (1817-1903), Jakob
Burckhardt (1818-1897), y Karl Julious Beloch
(1854-1929).
Ante este portentoso desarrollo del conocimiento
histórico se formó el variado movimiento filosófico
conocido con el nombre de historicismo, cuyo
intento de fondo consistió en la investigación – de
tipo sustancialmente kantiano – de las condiciones
de posibilidad, es decir, de autonomía y validez
cognoscitiva de las ciencias históricas.
¿Qué tipo de saber es el histórico? ¿Cuál es su
método? Estos son algunos de los problemas
enfrentados por los historiadores alemanes (Dilthey,
Simmel, Weber, etc.) o por filósofos, muy cercanos
a aquellos, como los neokantianos Windelband y
Rickert. Otros asuntos se referirán a la concepción
de la civilización (Spengler) y a la búsqueda de
formas para encauzar el extendido relativismo
(Troelsch y Meinecke).
Son rasgos esenciales del historicismo alemán los siguientes:

a) La idea de que la historia es obra de los hombres, de sus acciones y


relaciones situadas en contextos precisos y no el resultado de leyes
ineludibles.

b) Con los positivistas los historicistas tienen en común la exigencia de


que la investigación se refiera a hechos empíricos concretos.

c) Los historicistas extienden la crítica kantiana (¿cómo es posible la


ciencia?) más allá de las ciencias físico-naturales, es decir, a las
ciencias sociales.

d) Para los historicistas, el investigador no es el sujeto trascendental


con categorías fijadas a priori para siempre, sino un hombre concreto,
condicionado históricamente.
1. Los grandes historiadores y las grandes obras históricas del
siglo XIX

El siglo XIX fue el siglo de los grandes historiadores alemanes. Es


útil recordar los nombres más significativos:

1) Berthold Niebur (1776-1831), escribió la famosa Historia


romana.
2) Leopold von Ranke (1795-1886), autor de Historia de los Papas
durante los siglos XVI y XVII y de Historia de Alemania en los
tiempos de la Reforma.
3) Gustav Droysen (1808-1884), autor de una Historia del
helenismo.
4) Eduard Zeller (1814-1908) escribió Filosofía de los griegos en
su desarrollo histórico, que es hoy aun en algunos aspectos
punto de referencia.
5) Theodor Momsen (1817-1903), autor de una monumental
Hiastoria romana.
6) Jakob Burckhardt (1818-1897) escribió la famosa obra La
civilización del Renacimiento en Italia.
7) Karl Julius Beloch (1854-1929) escribió una importante
Historia griega.
Las historias de la política y de la economía, de la
religión y del arte, de la filosofía y de la filología
encuentran su siglo d oro en el siglo XIX alemán. Éste se
llamó “el siglo de la historia”. Erwin Rohde (1854-1898)
y Ulrich Wilamowitz-Möllendorf (1848-1931), dos
grandes filólogos, fueron protagonistas de un debate
acerca de las teorías que Nietzsche había propuesto
sobre el mundo griego.
No debe olvidarse que en este periodo se realizó el
paciente trabajo de recolección sistemática y de
recuperación de textos literarios y de papiro
concernientes a los epicúreos (Hermann Usener), a los
estoicos (Hans von Arnim) y a los presocráticos
(Hermann Diels).
Además, el interés por la historia del derecho fue
intenso en la “Escuela histórica” de Karl Friedrich
von Savigny (1779-1861), que quiso mostrar cómo
las instituciones jurídicas no se quedaron fijadas para
siempre, sino que son productos evolutivos, con
frecuencia no programados.
Este interés por la historia muestra ciertamente el influjo del
romanticismo, de su sentido de la tradición, de su culto por la
consciencia colectiva de los pueblos, de su intento por revivir
el pasado en la propia ubicación histórica. Debe considerarse
también que Hegel, pese a lo abstracto de su filosofía de la
historia, enseñó a mirar la historia no como un conjunto de
hechos aislados uno de otro, sino como una totalidad en
desarrollo dialéctico. Y esta es una de sus más notables
contribuciones.
2. El nacimiento del historicismo

En base a estos elementos no es difícil entender la génesis y el


desarrollo del movimiento filosófico conocido con el nombre
de historicismo, cuyos representantes más notorios son, además
de Max Weber, Wilhelm Dilthey (1833-1911), Georg Simmel
(1858-1918), Oswald Spengler (1880-1936), Ernst Troeschl
(1865-1923) y Friedrich Meinecke (1862-1954).
A estos nombres se acostumbra agregar los de Wilhelm
Windelband (1848-1915) y el de Heinrich Rickert (1863-1936),
quienes se unen, sobre todo, a la “filosofía de los valores” al
interior del neocriticismo; pero por razones que dentro de poco se
especificarán, no se puede no hablar de ellos en una exposición del
historicismo.
3. Ideas y problemas básicos del historicismo

El historicismo alemán no es una filosofía compacta. Sin


embargo, cabe detectar entre sus diversas expresiones una
especie de “aire de familia”, que consiste en los siguientes
elementos:
1) “El primer principio del historicismo – dice
Meinecke – implica sustituir la consideración
generalizadora y abstracta de las fuerzas históricas
por una consideración de sus características
individuales”.
2) Para el historicismo, la historia no es la
realización de un principio espiritual infinito
(Hegel) o, como pretendían los románticos,
una serie de manifestaciones individuales de
la acción del “espíritu del mundo” que se
encarna en cada “espíritu de los pueblos”. La
historia, según los historiadores alemanes
contemporáneos, es obra de los hombres, de
sus relaciones recíprocas, condicionadas por
la pertenencia a un proceso temporal.
3) En relación con el positivismo, los
historicistas rechazan la filosofía comtiana
de la historia y la pretensión de reducir las
ciencias históricas al modelo de las naturales.
No obstante, los historicistas coinciden con
los positivistas en lo referente a la exigencia
de una investigación concreta de los hechos
empíricos.
4) Al igual que el neocriticismo, los historicistas
consideran que la labor de la filosofía consiste en
una tarea crítica que determine las condiciones de
posibilidad – es decir, el fundamento – del conocer
y de las actividades humanas. El historicismo
extiende el ámbito de la crítica kantiana a todo
aquel conjunto de ciencias que Kant no había
tenido en cuenta: las ciencias histórico-sociales.
5) Para el historicismo resulta fundamental la
distinción entre historia y naturaleza. También lo es
el supuesto de que los objetos del conocimiento
histórico poseen un carácter específico, en el sentido
de que se distinguen de los del conocimiento natural.
6) El problema central alrededor del cual gira el pensamiento
histórico alemán es el de encontrar las razones de la
distinción entre las ciencias histórico-sociales y las ciencias
naturales, e investigar el fundamento de las ciencias
histórico-sociales en cuanto conjunto de conocimientos
válidos, objetivos.
7) El objeto del conocimiento según los historicistas, es la
individualidad de los productos de la cultura humana (mitos,
leyes, costumbres, valores, obras de arte, filosofías, etc.)
individualidad que se opone al carácter uniforme y repetible
de los objetos de las ciencias naturales.
8) Si la explicación causal (el Erklären) es el
instrumento del conocimiento natural, el
comprender (el Verstehen) es la herramienta
propia del conocimiento histórico.
9) Las acciones humanas son acciones que tienden
hacia determinados fines, y los acontecimientos
humanos hay que contemplarlos y juzgarlos desde la
perspectiva de unos determinados valores. Por ello, en
el pensamiento de los historicistas siempre se encuentra
una teoría de los valores, más o menos elaborada.
10) Finalmente hay que recordar que, si bien el problema
esencial de los historicistas posee una naturaleza kantiana,
para ellos el sujeto del conocimiento no es el sujeto
trascendental con sus funciones a priori, sino los hombres
concretos, históricos, con poderes cognoscitivos
condicionados por la perspectiva y el contexto histórico en
el que viven y actúan.

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