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BREVE INTRODUCCION AL

DERECHO INDOEUROPEO

CAPITULO I: “EL NACIMIENTO DE


LA ANTIGUA ROMA”

AUTOR: ADRIAN TINTI


INDICE TEMATICO
PRIMER CAPITULO.

 Encuadre contextual: Los indoeuropeos…¿Quiénes eran?.


 Una remota religión: el culto de los muertos y el fuego sagrado.
 Imágenes: algunos restos arqueológicos de tales creencias.
 El germen de las primeras ciudades: La Gens.
 Su definición. Aspectos principales.
 Una representación grafica.
 Su evolución histórica.
 La Tribu: la antesala de la ciudad.
 Supuestos orígenes de la ciudad de Roma.
 Análisis de la leyenda. Un trasfondo verídico.
 La diosa Vesta. Un culto citadino.
 La constitución romana: el altar del fuego eterno.
 La monarquía: primera era del Estado Romano:
 Composición política.
 Composicion social.
 Bibliografía empleada.
 Cuestionario de preguntas.
Encuadre contextual: Los indoeuropeos…¿Quiénes
eran?.
• A lo largo de su obra, Fustel de Coulanges, en muchas ocasiones hace mención de los indios, los romanos y los griegos. Les asigna un origen
común. Un contexto espacio-temporal único. Los agrupa como una raza: la raza indoeuropea. Una sola frase del autor nos lo revela: “…pero
griegos , italianos e indios pertenecían a una misma raza; y sus antepasados de una época remotísima habían vivido juntos en el Asia
Central”. No explica Fustel, de cual o cuales fuentes precisas obtuvo tal información. Pero expone un conjunto de costumbres cuya existencia
si está probada por la historia, la filosofía, la poesía en la antigua Grecia y Roma, y las antiguas leyes de Manú en la India.
• A los fines de contextualizar con mayor raigambre científico este asunto, sin extendernos demasiado en tal tarea, se puede precisar que, a lo
largo del siglo XX, fueron llevados a cabo distintas investigaciones, entre las que destacan las realizadas por la arqueóloga lituana Marija
Gimbutas quien a partir de la década del 50’ elaboró la “hipótesis de los kurganes”, postulación que pretende exponer materialmente la
existencia de grandes migraciones (incluyendo también la comúnmente conocida como la “invasión de los pueblos del mar”) producidas a
inicios de la edad de bronce provenientes desde Asia Central, donde se hallaría la Urheimat (del alemán: patria primitiva) quienes se alojaron
en el territorio balcánico y el italiano en distintas oleadas, estando entre aquellos pueblos, los antepasados directos de griegos y romanos. Es
así, que según se sostiene, estos indoeuropeos provendrían de un territorio que incluiría al del actual Irán, lugar donde sus antiguos parientes
raciales los proto-indoeuropeos vivirían en comunidad. Por motivos desconocidos, quizás algún gran desastre natural (la idea primitiva del
gran diluvio, recogido en forma literaria y parcial en distintos libros sagrados antiguos, verbigracia, el génesis de la Biblia judeocristiana); una
guerra con alguna otra etnia, etc. llevó a estas tribus en algún momento de la era neolítica( iniciada hace aproximadamente 10 mil años) a
separarse.
• Pese a la distancia que los separó, ni aquellas tribus alojadas en Europa ni los habitantes del Indo se separaron de sus primitivas costumbres.
Muchos siglos pasaron para que esas tradiciones fueran abandonadas. In factum; en la India actual, se sostienen vigorosas, algunas
antiquísimas tradiciones como las comidas fúnebres y el ritual del “joma” (que equivaldrían en forma aproximada al ritual del fuego sagrado),
practicas que según menciona la ciudad antigua ni siquiera la ley de Manú se atrevió a apartar y de las que el Rig-Veda hace mención al citar
a Agni, el dios del fuego.
Una remota religión: el culto de los muertos y el
fuego sagrado.
• Tan antigua como esta raza eran, naturalmente, sus costumbres. Perdidas en la oscuridad del tiempo, solo la tradición oral las mantuvo vivas. Como mencionamos con
anterioridad, no es posible vislumbrar con suficiente objetividad, cual fue el origen de aquellos pueblos y su cultura. Sin perjuicio de ello, existe infinidad de testimonios
literarios que, asimismo, tienen su corroboración científica en diversos hallazgos arqueológicos, de que estas personas practicaban cultos ligados a la veneración de sus
antepasados. Quien en vida fuera el paterfamiliae (en Roma) una vez muerto se transformaría en un dios familiar, conocidos en aquellos tiempos como manes, lares o
penates. Pero la muerte no implicaba tal efecto inmediato, sino que para ello, era imprescindible que los miembros de su gens, lo enterraran siguiendo minuciosamente un
conjunto de rituales específicamente definidos por las antiguas tradiciones. Debía ser sepultado en el territorio de la propiedad de la familia. Lo común era que la sepultura
(en la que yacían sus antepasados) se hallara próxima a la puerta de ingreso a la casa, para que sus hijos “cada vez que saliesen o entrasen en su morada encontrasen a sus
padres y les dirigiesen sus invocaciones” (Coulanges, Fustel, 1864, p.49). La comida fúnebre debía ser proporcionada exclusivamente por los miembros de su familia en los
días designados por la sacra privata (culto familiar). El pan de trigo, las victimas sacrificadas cuya carne era cocida en una especie de cocina dispuesta delante del sepulcro
(culina) y dispuestas luego en vasijas sobre el altar, la libación de vino y leche que se arrojaban sobre la tierra, todos estaban destinados para el difunto. Era un sacrilegio
comer tales providencias, ya que eran el alimento de un dios subterráneo. Según Plutarco (historiador griego) luego de la batalla de Platea (479 a.C) , en el lugar donde se
hallaban los guerreros griegos enterrados, los habitantes de Platea, una vez al año se comprometieron a llevarles una comida fúnebre. Por ello, en procesión, el día del
aniversario de tal combate (27 de agosto) todos los pobladores, ofrecían tal banquete a esos heroicos antepasados. Se trataba de una costumbre fuertemente arraigada, tanto
así que en vida del historiador, (quien vivió casi 600 años después) todavía se seguía practicando tal ritual.
• Además del sepulcro familiar, existía dentro de los hogares de aquellos antiguos hombres, un altar y en el debía haber siempre un poco de ceniza y carbones encendidos. Tal
altar se alzaba escondido dentro de las casas al amparo de la vista de los extraños a la familia, debía ser encendido con una especie particular de leña (que cada culto
especificaba) y una vez al año (entre los romanos el primero de marzo) podía ser apagado. No obstante debería ser encendido nuevamente de inmediato pero solamente
concentrando el calor del sol en un punto o frotar dos astillas de una especie de leña antes indicada hasta que surgiera la chispa que permitiese reencenderlo. Que el fuego se
apagara fuera de tal día era una tragedia para aquella gente, dado que significaba que una deidad había dejado de existir. Tal fuego, no era solamente una llama, sino que
representaba a los manes de tal familia. Por ello, también requería que se lo alimentara. Así, se le ofrecían las primicias de la cosecha; una parte de la comida y la libación de
vino o del licor sama en la India cada día y se rezaba ante él antes y después de cada comida. El dios reflejado en tal llama, mostraba su agradecimiento al recibir tales
ofrendas aumentando su tamaño.
• Por medio de tales extraños rituales sus familiares vivos se aseguraban la divina providencia de aquellos antepasado. Desgraciada era la familia que abandonaba tales cultos,
ya que sus antepasados, en forma de apariciones, pestes y otras calamidades, se vengarían de aquellos sacrílegos. Aun en época imperial, se temían tales supersticiones, ya
que el emperador Calígula, al morir y como castigo por parte de sus asesinos enfurecidos a causa de la catastrófica crisis socio-económica producida por sus alienados actos
de gobierno, fue sepultado improvisadamente sin seguir el ritual. Luego sus hermanas, transcurrido algún tiempo, lo exhumaron y cremaron dando correcta sepultura a sus
cenizas. Nos cuenta Cayo Suetonio, historiador romano, en su obra “Los doce cesares” que: “Se asegura que hasta esa época aparecieron fantasmas a los guardias de
aquellos jardines y por la noche, en la casa donde lo asesinaron, resonaban espantosos ruidos”.
• Conforme se puede apreciar todo lo asociado al misterio de la muerte tenia trascendental importancia entre los ancestrales protoindoeuropeos y sus descendientes.
Tamaña magnitud tenía esta religión que debe ser considerada como el núcleo de la mayoría de las instituciones de la vida antigua, de la cual no es un aspecto
menor el derecho. En tal sentido retomaremos este análisis nuevamente en el momento oportuno.
Imágenes: algunos restos arqueológicos de tales
creencias.

Representación de un dios familiar.


En las primeras dos imágenes podemos ver dos altares destinados a la sacra privata, el primero Tales figuras buscaban simbolizar la
situado en la casa de un tal Menando en la ciudad de Pompeya. En su interior estaba encendido el presencia del sagrado antepasado.
denominado fuego sagrado y ante él se celebraban muchas de las ceremonias mencionadas a cargo Estas se ubicaban sobre el altar, a un
del paterfamiliae con la presencia de todos los miembros de la gens, incluyendo los clientes y costado de donde yacía el fuego del
esclavos. hogar.
EL GERMEN DE LAS PRIMERAS CIUDADES:
FUNDAMENTACION DE LAS GENS.
Conforme hemos desarrollado en las diapositivas anteriores, la constitución de la familia indoeuropea, no obedece a un capricho ni mucho menos. Según
explica Fustel de Coulanges a lo largo de los primeros tres capítulos de su obra, tanto los habitantes del rio Indo(indios) tanto como griegos y romanos, entre
algunos otros pueblos, compartían antiquísimas costumbres.
Ellas, como vimos, estaban íntimamente ligadas a una religión común. A los fines de aproximarnos debidamente al objeto de este trabajo, es preciso definir la
noción de religión, palabra que según la R.A.E significa:
1.“Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individu
al y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.”
Sin perjuicio de las implicancias filosóficas de tal definición, que escapan al presente análisis por su longitud, aparecen palabras que siempre se encuentran
esencialmente relacionadas: entre ellas, creencia, divinidad, rituales, culto.
¿Por qué el ser humano se sostenía espiritual y psicológicamente en la religión?. De hecho, actualmente, sigue siendo un factor fundamental para muchísima
gente, para la gran mayoría, por el contenido metafísico, enigmático, aun indescifrable de su esencia.
En la muerte, desde el principio de los tiempos, halló el hombre un misterio inexplicable. Así comenta Coulanges: “Las antiguas generaciones, anteriores a
la aparición de los filósofos, creyeron en otra existencia posterior a la presente y miraron la muerte no como la disolución completa de nuestro ser, sino como
un simple cambio de vida.”
En tiempos muy remotos, anteriores a la existencia de la identidad de romanos y griegos como tales, se originan las creencias relativas a la muerte como
religión. ¿Qué pasaba con el hombre después de muerto?. Vivía debajo de la tierra, existiendo su alma junto con su cuerpo. Este era el pensamiento
dominante. De allí la importancia de la sepultura y sobre todo del respeto a las formas del entierro. El muerto sin sepultura y sin el ritual debido se
transformaba en un fantasma o un alma en pena. ¡Que jamás se apagase el fuego del altar!. Hemos citado, en tal sentido, la anecdótica referencia de Suetonio.
He aquí, el principio del respeto sagrado a las formalidades, aspecto fundamental en el nacimiento de las instituciones jurídicas de estos pueblos. En Roma,
los difuntos eran dioses para su familia. Se los llamaba dioses manes. No podía faltar el alimento ni la bebida al dios que vivía bajo la tierra, en caso
contrario, el buen dios tutelar se transformaba en un dios maléfico. ¿ A quien protegían o atacaban?. A su familia. Pues, bien, ¿cuál era esa familia?.
La gens era la respuesta.
Su definición. Aspectos principales.
Podríamos definir a la Gens, “como un grupo de personas a quienes la religión permitía invocar el mismo hogar y ofrecer la comida
fúnebre a los mismos antepasados” (capitulo I, ultimo párrafo, Fustel de Coulanges, op. citada.), En palabras de Alfredo Di Pietro es la
“gran familia” “…que reconocía un fundador común a partir del cual se van formando con las distintas generaciones, familias propias
separadas, que pero por su descendencia de este autos común, resultan todos agnados entre sí”.(Di Pietro Alfredo, 2012, pag. 293).
Con ello, naturalmente, se está haciendo referencia a los antepasados, que convertidos en dioses por sus descendientes, configuran un nexo
que los une más allá de la muerte. Si contrastamos la naturaleza de la antigua familia indoeuropea y la actual, podemos claramente
contemplar que mientras la vida familiar de la gens estaba ligada esencialmente a la conservación de su pasado (de su religión), nuestra idea
actual de familia se ha despojado de tal necesidad y en cambio su significado se orienta hacia el futuro: ya no es necesario conservar y
aumentar el grupo familiar para mantener vivo un culto, sino que puede ser, o no, la reproducción, la meta de la familia actual.
Por ello era tan trascendental el matrimonio en la antigüedad, siendo su mas sagrada finalidad la procreación destinada a conservar el culto
privado de la Gens. Tal circunstancia determinó que fuera el varón era preferido a la mujer. Era imprescindible que éste naciese para que el
culto siguiera existiendo y que el fuego del altar continuara ardiendo. Sería ese hijo quien un día se encargaría de cumplir con la totalidad de
los mandatos de la sacra privata (culto domestico y familiar), quien cuidaría a la familia entera, administrando su patrimonio y sus
negocios, administrando justicia entre los suyos y representando su nomen (referido al nombre de la gens) por ante la asamblea de la ciudad
en la votación comicial y también dirigiendo a sus alieni iuris en el campo de batalla.
Existieron muchos clanes o gens en los primeros tiempos de la civitas (la ciudad: Roma) algunos muy famosos e importantes en la historia
de Roma: la gens Claudia, gens Cornelia, gens Iulia, gens Fabia, etc.
Como dijimos anteriormente, todos sus miembros estaban ligados a un culto exclusivo, el cual debían procurar mantener vivo. Ningún
extraño podía entrometerse en tal practica ritual. Tan estricta era esta prohibición que la esposa al concluir la ceremonia de matrimonio (en
el caso de la confarreatio,“compartiendo los esposos la torta de flor de trigo”) perdía de inmediato todo vinculo religioso y jurídico con su
familia de origen y pasaba a adorar los dioses de la gens de su marido y a quedar sujeta a la autoridad de aquel, pero aun más a la del
paterfamiliae de esa gens (en el caso de no ser éste su marido).
El primitivo derecho del primogénito fue un elemento clave para la coherencia religiosa del orden de la gens. Era el primogénito quien ante
la muerte del pater, tenía el poder total sobre aquella, dado que continuaba su persona. Principalmente era el sumo sacerdote de ese clan,
estando a cargo de la organización del culto y los rituales que éste implicaba (las comidas fúnebres, las oraciones, el fuego sagrado etc).
Ante él los restantes miembros de la gens (incluido sus hermanos y sus respectivas familias) debían someterse sin reserva alguna. También
eran alcanzados por esta primitiva organización social, las familias clientes cuyo origen no está aun demasiado claro.
UNA REPRESENTACION GRAFICA. FAMILIA INDOEUROPEA

ANTEPASADO 1. ANTEPASADO 2.

E.-- TIO 1(HERMANO DEL PADRE) PADRE---MADRE TIO 2 (HERMANO DE LA MADRE)—Esposa.

HIJO 2.a –Esposa HIJO 2.b -- Esposa HIJO 1.a. -- Esposa HIJA 1.b. HIJA 1.c HIJO 3

HIJO 2.1.a. HIJO 2.1.b HIJO 1.1.a HIJA 1.1.b. OTRAS GENS.
ESPOSO 1.a.

PARENTESCO INDOEUROPEO
ESPOSO 1.c.

NOTAS Y ACLARACIONES: En el cuadro antes esbozado, SE HA OMITIDO PARA FACILITAR LA COMPRENSION, asignar en detalle las verdaderas denominaciones y posiciones
jurídicas de los miembros de la familia del ejemplo. Pero, es importante aclarar, que en el ámbito jurídico y religioso de la antigua Roma, el PATERFAMILIAE no era sinónimo de padre, sino
de persona libre de toda potestad que lo sometiera (SUI IURIS). No obstante ello, por lo general, además de ser padre en el sentido moderno de la palabra, podía ser, si era el primogénito y su
padre había fallecido, el jefe de la familia teniendo entre sus muchas atribuciones, además de las atinentes a la religión, a su cargo 4 facultades exclusivas: la patria potestas, la manus, la
domenica potestas y el mancipium. Respecto de ellas, serán vistas con profundidad más adelante. Ahora nos limitaremos a señalar, que la patria potestas era la autoridad plena de la que gozaba el
pater respecto de los filius-familiae, es decir a todos los miembros de la familia colocados bajo su autoridad, ya sean sus hijos nacidos del matrimonio religioso o incorporados por medio de la
adopción o la adrogación, su esposa, los esclavos y los restantes miembros de su gens. La manus, la potestad absoluta que el marido ejercía sobre la mujer, frente a quien, jurídicamente se
ubicaba in filius loco (es decir en el lugar de una hija).
En este grafico se puede claramente visualizar el parentesco que los indoeuropeos consideraban como excluyente en los primeros tiempos de su historia: el parentesco por vía masculina. Se
toma como referencia de interpretación el HIJO 1. a. En rojo se destaca el parentesco habido entre la descendencia del denominado padre y la de su hermano, siendo sus hijos primos e
integrantes de la misma familia. A diferencia de ello, en azul se aprecia la relación de parentesco existente entre la madre del mencionado HIJO 1.a y su hermano (TIO 2). Sin embargo, sus
hijos (HIJO 1, HIJAS 1.b y 1.c e HIJO 3 respectivamente) no son, en absoluto, parientes. Un ejemplo real de tal circunstancia lo expone Fustel de Coulanges en referencia a la familia
Escipión, en su obra “La Ciudad Antigua” (ps. 48 y siguientes de la edición disponible en el enlace subido a la pagina de MIEL).
ANTEPASADO DIVINIZADO: DIOS DE LA GENS
SU EVOLUCION
HISTORICA
FAMILIA PROPIO IURE (V.AGNATICIO)

Prehistoria
de Roma y PATERFAMILIAE:Sui Iuris.
primeras  Alieni iuris:
generaciones • Esposa-hijos agnados.
de la ciudad. • Hermanos menores y sus FAMILIA COMMUNI IURIS
familias. (VINCULO COGNATICIO)
• Familias Clientes
Familias gentilicias por vinculo
• Esclavos. agnaticio: Con la muerte del pater
común, y desaparecido el derecho
del primogénito, las ramas
Desaparición del masculinas se separaron
materialmente del tronco común,
derecho de pero seguían unidos por la
primogenitura. religión familiar, reuniéndose en
el santuario original del dios de la
Gens en las fechas que ordenaba
el culto.
CRISTIANISMO

FAMILIA COGNADA

Familia concebida
Época jurídicamente por
Posclásica. el vinculo
sanguíneo paterno
y materno.
Supuestos orígenes de la ciudad de Roma.
Entre la famosa obra del gran poeta romano Virgilio la Eneida enlazada con la genial Ilíada del aun más reconocido pero incognito Homero, puede rastrearse un
lejano antecedente de una ciudad de Roma que nace entre leyendas y mitos.
La mencionada Ilíada, nos relata una maravillosa guerra ocurrida en la ciudad de Troya, invadida por los enfurecidos griegos (de la liga Aquea) como
consecuencia de que París (príncipe troyano) había conquistado y llevado consigo a la reina Helena, esposa de Menelao, quien era rey de Esparta. Los aqueos
guiados por tal rey, invadieron y terminaron conquistando la ciudad(valiéndose de la gran treta de Ulises, el famoso caballo de madera) incendiándola hasta sus
cimientos. Sin embargo, entre tanta desgracia y muerte para los troyanos, un héroe surgió esperanzador. Si bien no pudo evitar en nada el desastre de su ciudad,
escapó de aquella intacto. Su nombre Eneas. No es conocido en la historia por su fuerza física, ni por su habilidad en el empleo de las armas ni tampoco por su
liderazgo militar. Nada del fervor guerrero de Aquiles o de Héctor podríamos hallar en él. Eneas era un sumo sacerdote. Por pedido de Príamo y Héctor (quien le
habló a través de un sueño) marchó junto su familia fuera de aquella tierra. Detalle no menor, es que llevó consigo todos los objetos de culto fundamentales de su
familia y la ciudad: las estatuillas protectoras y el fuego de su hogar y del de Troya. Tales elementos sagrados, fueron la espada en su mano y el escudo que lo
protegieron frente a aquel destino incierto. En su batalla por cuidar de tales atributos, a través de los mares y las pasiones humanas, mostró una destreza tan
gloriosa como los héroes guerreros antes mencionados. Guiado por la divinidad, Júpiter y Venus, entre otros, pudo finalmente llegar a la tierra indicada: Italia.
Allí, cuenta la leyenda, al arribar a las tierras del Lacio italiano, casó con una hija (Lavinia) del rey Latino (su anterior esposa Creusa había muerto en la
expedición). Uno de sus hijos, Ascanio, fue el fundador de Albalonga. En ella, su lejana descendencia viviría. Un día dos gemelos serian concebidos entre una
descendiente suya, Silvia, prisionera en un templo a causa de su malvado tío Amulio, y el dios Marte. Los gemelos, para evitar que Amulio los asesinara, fueron
escondidos a orillas del rio Tíber, debajo de una higuera, llamada Ruminal, donde fueron encontrados por una loba y amamantados por ella. Aquella mujer los
entregó a un pastor, quien con su esposa, los cuidaron. Una vez mayores, les fue revelada la verdad: su abuelo de sangre Numitor, padre de rhea Silvia, había sido
desterrado de Albalonga por Amulio, y éste, en su afán de exterminar toda descendencia de su hermano, encerró a su hija en el Templo de la diosa
Vesta(Albalonga). Los jóvenes héroes, enardecidos por tamaña verdad, de inmediato organizaron unas revuelta que terminó con la muerte de Amulio y el regreso
de Numitor a la ciudad.
Tito Livio, famoso historiador romano y contemporáneo del emperador Augusto, nos relata en su obra Historia de Roma:
“Una vez devuelto de esta forma a Numitor el trono de alba, caló en Rómulo y Remo el deseo de fundar una ciudad en el lugar en que habían sido
abandonados…”;“Como al ser gemelos ni siquiera el derecho de primogenitura podía decidir a favor de uno de ellos , a fin de que los dioses tutelares del lugar
designasen por medio de augurios al que daría su nombre a la nueva ciudad y al que mandaría en ella una vez fundada , escogen Rómulo el Palatino y Remo el
Aventino como lugares para tomar los augurios. Cuentan que obtuvo augurio primero Remo,: seis buitres. Nada mas anunciar el augurio, se le presentó doble
numero a Rómulo. Y cada uno fue aclamado rey por sus partidarios. Reclamaban el trono basándose unos en la prioridad temporal y otros en el numero de
aves…” De la pelea entre hermanos que siguió Remo resultó muerto. En palabras de Tito Livio: “Según la tradición más difundida, Remo para burlarse de su
hermano saltó las nuevas murallas y acto seguido Rómulo enfurecido lo mató a la vez que lo increpaba con estas palabras “así muera en adelante cualquier otro
que franquee mis murallas” .
Así, según la tradición, aquel 21de abril del año 753 a.C. fue fundada Roma.
Análisis de las leyendas. Sus aspectos verídicos.
• Los legendarios acontecimientos mencionados en la Ilíada, así como la leyenda de la fundación de Roma, cuyo contenido completo lo podemos
consultar en la citada obra de Tito Livio, si bien son coloridas tradiciones de los pueblos grecorromanos, guardan una esencia verídica, que aun
es materia de diversas investigaciones científicas. Una de las hipótesis sostiene que los referidos “pueblos del mar” fueron una de las primeras
victimas de las migraciones del Asia central. Tradicionalmente se sostiene que la guerra de Troya finalizó en el año 1184 a.C. Por aquellos
tiempos en Europa estaba produciéndose un cataclismo humano. Nos cuenta Isaac Asimov, que alguien, tiempo atrás y en algún lugar del oriente
cercano, había descubierto el modo de fundir el hierro eficientemente, y así se pudo elaborar una cantidad importante de armas de este material.
Las armas con las que contaban los héroes de Troya y los aqueos, el bronce, ése que blandía el cuasi inmortal Aquiles, se abollaban y se volvían
inútiles ante los duros escudos de material férreo. Es así que, una población capaz de hacerse de tal armamento se volvía imparable. Suena en
grado sumo, romántico el hecho de que un rapto pasional diera lugar a tamaña guerra en Troya. El pueblo aqueo, mucho más pobre de lo
descrito en los cantos homéricos, y empujado por los dorios y otros bandos indoeuropeos, huyó en masa desde Grecia con su flota e invadió el
estrecho de Dardanelos (actual Turquía), arrasando la poderosa metrópolis troyana. Podría ser éste el escenario que aconteció en aquel momento.
De todas formas, los historiadores y arqueólogos todavía no tienen ni saben si algún día tendrán una fehaciente respuesta.
• Lo que si es seguro es que los indoeuropeos llegaron a Europa y la India, y en nuestro caso, somos sus descendientes.
• Respecto a la leyenda de la fundación de Roma, esta probado arqueológicamente que la colina palatina fue la primera en ser habitada por
algunos pueblos indoeuropeos incluso a fines de la edad de cobre (aproximadamente siglo XV a.C), no obstante nadie es aún capaz de explicar
cómo fue fundada, quien fue su fundador y mucho menos en que fecha exacta. De Rómulo se presume su existencia histórica, por haberse
hallado unas estructuras denominadas “la casa Romuli” que data, según diversas fuentes del siglo VIII a.C.(vg. Nardini Fabiano, Roma antica,
1819, p.156) y además un cenotafio(monumento conmemorativo) recientemente escavado, aunque éste data del siglo VI a.C. ( Redacción BBC
News Mundo; 22 de febrero de 2020, “Roma: la misteriosa tumba que puede estar dedicada a Rómulo, el fundador legendario de la ciudad”;
recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51594576).
• Las principales hipótesis científicas aluden a la ubicación estratégica del Palatino por su cercanía al rio Tíber, desde la perspectiva comercial (in
factum, se alude a que la palabra Ruma significaba rio en el idioma indoeuropeo) y su condición de territorio elevado (colina) lo cual desde el
punto de vista militar le generaba ciertas ventajas defensivas y ofensivas (visibilidad a la distancia y aprovechamiento de la gravedad a la hora
de lanzar proyectiles, lanzas o flechas, etc). No obstante, hasta la fecha, en ausencia de material probatorio suficiente (principalmente
arqueológico) no se puede resolver este otro gran enigma.
La tribu: la antesala de la ciudad.
Sin perjuicio de la continuidad de la Gens como orden social más primitivo e íntimo, donde conforme consideramos ut supra, los miembros de la misma
celebraban sus sacrae privata en forma aislada de la vista de los extraños, donde un vecino o amigo que no fuera parte de la familia, en caso de observar una
ceremonia religiosa, la mancillaba, resultando en vez de un acto agradable a los dioses manes, un sacrilegio.
Sin perjuicio de ello, la existencia de factores externos, probablemente necesidades de subsistencia y defensa común, aumento de la interacción social entre
diferentes familias, generadas por tales necesidades, y por el vínculo nacido del sedentarismo, progresivamente implicó la aparición de nuevas formas de
organización social, más permeable al contacto entre “gentes”: en Roma la curia y en Grecia, la fratria.
Hallaban un factor religioso común, un dios que era celebrado por todas las familias que la conformaban. Quizá éste haya surgido de la unión entre varios
órdenes gentilicios, o nacido de alguna influencia externa como las ya citadas.
Su culto consistía en una comida común, que se cocía en el altar de la tribu, reuniéndose a su alrededor todos los jefes de cada familia, comiendo y recitando las
preces o canticos sagrados. Estaba presidido por un Curión o fratriarca (Roma, Grecia).
Más adelante, se verifico el nacimiento de la tribu, un orden aun mayor, que contenía en su seno a varias curias o fratrias. Presidido por un jefe elegido entre sus
principales miembros (tribuno), contaba con un tribunal, y naturalmente, un altar y un dios de naturaleza similar a los manes, lares, penates o héroes,
celebrándose una vez al año una comida en la que participaban todos los miembros de la tribu.
Comúnmente al referirse a la organización de la primitiva civitas, se hace mención de la clásica triada de tribus etruscas, latinas y sabinas, hecho no verificado
históricamente. Sin embargo, esto nos referencia de que en apariencia el orden social inmediatamente anterior al nacimiento de Roma fue justamente la
organización tribal. Di Pietro, por ejemplo, hace mención de que los comicios curiados estaban integrados solo por patricios (concepto de naturaleza
aristocrática u optimate, que identifica exclusivamente a los miembros de las gens, nacidos del pater) componiendo 30 curias, 10 por cada una de las tribus
étnicas (Ramnenses: Romanos; Tatienses= Sabinos y Luceres= Etruscos). Como se ha aclarado antes, el hecho de la identificación de estas tres tribus no está
verificada, pero si esta información, da prueba de la existencia de un orden tribal implicado en los orígenes de la ciudad.
La evolución de las relaciones humanas, en tal marco de su crecimiento demográfico y su construcción cada vez más compleja, condujo a la necesidad de un
progreso en la tecnología y la cultura implicadas.
La religión, en este punto, no fue ajena a este fenómeno. Si bien; desde el nacimiento propio del hombre, eran adoradas las fuerzas naturales, así como el culto
domestico explicado, nunca se había homogeneizado a nivel supra-familiar una práctica ritual común a estas entidades naturales (el sol, la luna, el cielo, el mar,
etc) por lo que no existía un espacio físico ni un rito común asignados a tales deidades. Con ellas, nos referimos a la que fuera conocida como la religión de los
dioses del panteón, por ejemplo, la olímpica en Grecia encabezada por Zeus y la romana con Júpiter en su cetro.
A medida que el tiempo fue transcurriendo y el culto al fuego sagrado y a los muertos, perdiendo terreno, verbigracia, el altar del fuego sagrado, empezó a
emplearse como medio de invocar al dios superior. Es decir, el dios lar fue desplazado de ser el dios principal a ser el santo intermediario, entre la suplica del
creyente y la entidad divina inalcanzable.
La tribu, fue entonces el estadio anterior más avanzado al nacimiento de la ciudad como sociedad política.
La diosa Vesta: un culto citadino.
Desde el nacimiento de Roma y durante siglos, hubo un hogar, el cual fue instalado allí por Rómulo, quien situó un altar y encendió fuego (De Coulanges, Fustel, op . citada,
p.129) y según cuenta el poeta romano Ovidio (Fastos, IV, p. 823) “Cuando las tres ciudades del Palatino, del Capitolino y del Quirinal formaron una sola, el hogar común, o
templo de Vesta, fue colocado en un terreno neutro entre las tres colinas”. Tal labor fue realizada por el segundo rey de Roma, Numa Pompilio al levantar el templo circular
consagrado a la diosa Vesta.
Por otra parte, según Dionisio de Halicarnaso, en su obra Historia Antigua de Roma, los romanos creían que el fuego estaba íntimamente vinculado con la fortuna de la ciudad y
se veía su extinción como la premonición de un desastre. En el mismo sentido, en la obra “La Ciudad Antigua” se hace referencia a un hecho ocurrido durante la segunda guerra
púnica: “Un incendio ha amenazado nuestro hogar y este incendio que debía quebrantar nuestra grandeza y detener la marcha de nuestros destinos, no ha podido originarse
sino por la mano de alguno de nuestros mas crueles enemigos” (p.138 y ss.). En atención a la cita expuesta, podemos notar que, existía una conexión tan fuerte entre el culto al
fuego sagrado representado por el templo de la diosa Vesta y la ciudad, que de apagarse este, la ciudad estaría condenada a su perdición. Si conectamos tal concepción con las
costumbres atinentes al culto domestico configurado por la sacrae privata, se deduce que se ha producido un traslado de aquellas creencias hacia la ciudad como organismo
común. Es decir el modelo gentilicio ligado religiosamente a una divinidad, ha sido aplicado al resultado de la progresiva agrupación de tribus habitantes de un mismo territorio.
Ahora bien, tal población no consistió en la sola aproximación geográfica de tales gentes, sino en la consagración de tales grupos de gens en un ritual fundacional. Naturalmente
se cree que quien realizó esta ceremonia fue Rómulo, luego de recibir los augurios celestiales, con la asistencia de los sacerdotes etruscos. Cavó un orificio (llamado mundus) en
el suelo, sobre su colina (palatina) y allí todos los jefes de las gens que lo acompañaron, depositaron un terrón de tierra que cada uno había traído desde su hogar familiar, en
señal de la presencia de sus manes, diciendo, según cuenta la nuestro autor: “esta sigue siendo la tierra de mis padres, terra patrum, patria, aquí esta mi patria, porque aquí
están los manes de mi familia.”(p. 129). Por ello es que no podía existir la ciudad sin una comunidad religiosa común, en donde las familias y las tribus se encontraban
representadas.
Si bien esta era una deidad abstracta ligada a un mito ancestral de la misma procedencia que los dioses grecorromanos, su esencia en realidad era una representación del fuego
sagrado que la asociación religiosa concebida a través de la ceremonia fundacional identificaba como propiedad religiosa común. Esto significa un estrecho vinculo de
pertenencia ciudadana. Por lo cual, cada antigua gens hubo de reconocer en aquel altar cuya llama permanecía siempre encendida y humeante, algo más que un mero fenómeno
natural. Era su compromiso con la nueva ciudad, y a imagen y semejanza del culto privado de su familia, debía honrarlo para conservar su existencia eterna. Vivía en ese altar
una deidad que protegía la ciudad y que era el nexo entre los ciudadanos y las otras deidades. Así por intermediación de la Vesta, las deidades consideradas luego como
“mayores” podrían ser invocadas con debida eficacia. Verbigracia en el Rig Veda, se hace referencia a Agni, el dios del fuego (equivalente a Vesta), como vehículo ceremonial
para comunicarse con otras deidades: “Servimos a Agni, quien todo lo conoce, quien como nuestro enviado invita a los Dioses. (El es) el auspicioso realizador del yajña.”
(mandala 1, shukta 12).Tal cita, una vez más, expone el vinculo inseparable que la religión común estableció durante mucho tiempo entre estos pueblos del mismo origen.
En tal sentido, en este trabajo, adquiere relevancia el culto a la diosa Vesta pues en el se verifica una representación paralela y comunitaria del culto al fuego sagrado familiar,
también de aquel practicado en la curia y del procedente de la tribu. Es decir, en el se vislumbra el acuerdo original que dio lugar al nacimiento de Roma.
LA CONSTITUCION ROMANA: EL ALTAR DEL FUEGO ETERNO.
En vistas del análisis anteriormente llevado a cabo, para este trabajo, adquiere relevancia primordial el culto a la diosa Vesta como una representación paralela y
comunitaria del culto al fuego sagrado familiar.
Ahora bien, todas las gens incorporadas a la civitas, tuvieron que someterse a las reglas del nuevo culto como condición sine qua non para integrar tal nueva ciudad.
Así se integraron todos en esta nueva asociación religiosa. Es de relevancia primordial rescatar que dentro de los limites de la gens como órgano social de la civitas,
se han mantenido las facultades originarias del pater, del curión y del tribuno hacia sus respectivos órdenes, debiendo, no obstante, ellos reconocer y someterse a la
autoridad de la ciudad en lo atinente a la regulación de las relaciones entre clanes, tribus, y con los extranjeros. Esta limitación reciproca de potestades entre cada jefe
familiar, curión, tribuno respecto de la supremacía de la recién creada ciudad, guarda un interesante paralelo que, el aquí autor, se atreve a formular con el fenómeno
sociopolítico acaecido en nuestro país conformado por el nacimiento del primer estado federal argentino sumido en un texto constitucional (año 1853), que luego
sufriría diferentes reformas a partir de 1860. En su artículo 31(citado como nota) se declara la supremacía de la Constitución Nacional como Norma Fundamental de
Argentina, teniendo las provincias(sus precedentes órganos autónomos) que someterse a su imperio, sin perjuicio de las reservas que el mismo texto constitucional
hace en salvaguarda de las prerrogativas originarias de tales provincias. (Verbigracia, el art. 75 inc. 12).
Si bien el contexto histórico es completamente diferente, dada la evolución del pensamiento humano a lo largo de casi dos mil años, habiendo ello implicado una
profunda transformación del hombre desde toda óptica, no deja de ser relevante que en acuerdo a lo que se ha estado estudiando en el presente trabajo, el origen del
derecho indoeuropeo y el romano, en nuestro caso, esta inescindiblemente ligado a la religión. Tal conjunto de creencias, tuvo tal incidencia en la vida cotidiana de
estos antiguos pueblos, que el derecho no podía en un principio desprender su esencia de los mandatos ordenados por el culto, los cuales ligados a la tradición oral, se
transmitían de generación en generación, en el secreto interno de cada gens. Hemos visto asimismo, que estas gens, por motivos diversos y difusos aumentaron
progresivamente sus vínculos sociales con su entorno inmediato. Es decir, la impermeable asociación gentilicia, poco a poco, fue desintegrándose, admitiendo cada
vez más la influencia externa de los vecinos. De aquí, el nacimiento de las curias, ligado a la adopción de una divinidad en común entre todos sus miembros. Y
siguiendo este camino, al parecer paulatino y no violento, la tribu nació del acercamiento de las curias. Y cuando la tribu misma, no fue capaz de valerse por sí
misma, tuvo que recurrir a otra tribu. De tal ligamen, finalmente, vio la luz la ciudad.
Si la vida de estos hombres giraba en torno a la religión, de ella brotaban las respuestas requeridas por cada enigma o misterio que la vida planteaba, y si se
organizaba la misma a través de la autoridad sacerdotal ejercida por sus jefes, entonces… ¿qué otra herramienta sino la religión, sería el principio de la organización
ciudadana?.
El hogar común donde el fuego sagrado debía arder eternamente, y fue encendido por Rómulo como primer acto fundacional Luego, su sucesor, Numa Pompilio,
construyó un templo circular en el foro de la ciudad donde finalmente fue alojado aquel altar, que respetaba los mismos principios que cada culto familiar, de la curia
y de la tribu, estando a su cuidado mujeres vírgenes (sacerdotisas) que no oficiaban en sus hogares propios, sino solo allí. Tal culto representaba materialmente la
sumisión voluntaria de esos hombres a algo mayor que su propia autoridad, a una ley suprema y para ellos sagrada.
Por ello, la analogía expuesta, válidamente satisface la concepción del culto al fuego sagrado, como la fuente “legal” de supremacía de la ciudad sobre sus órganos
La monarquía: primera era del Estado Romano.
En los libros de derecho roel de Di Pietro, empleado este caso y citado al final de esta presentación, se suele dividir el periodo histórico que
abarcó el desarrollo de Roma en tres grandes periodos subsumidos en la transformación política del Estado Romano: la monarquía, la república
y el imperio. El primero de ellos iniciado con la fundación de la ciudad en la fecha tradicional del día 21 de abril del año 753 antes de Cristo y
que se extiende hasta la expulsión de Tarquino el soberbio, acaecida en el año 509 antes de Cristo. A partir de tal fecha, y hasta el día año 27
antes de Cristo (nombramiento ceremonial del emperador Cayo Octavio Cesar, conocido como Augusto) tal periodo histórico es conocido como
la República. Y finalmente, el imperio romano, que se subdivide en dos grandes periodos: el principado, iniciado con Augusto; y el Dominado,
cuyo comienzo tuvo lugar a partir del ascenso al poder del emperador mano, como Diocleciano (año 284 de nuestra era) y que finaliza, a los
efectos de esta materia, con la muerte del emperador Justiniano (año 565). En tal sentido, y en la oportunidad pertinente, será expuesta otra
información relevante a los fines de nuestro estudio.
Sin perjuicio de lo expuesto, el desarrollo histórico de la monarquía romana no fue, naturalmente un hecho inmóvil en el tiempo. Diversas
influencias internas y externas, generaron profundos cambios políticos, sociales, militares y económicos en la pequeña aldea romana. El
conflicto social, en primer termino y el desarrollo económico de las clases en principio postergadas, a causa, verbigracia, del fenómeno de la
moneda como factor de cambio, fueron los principales disparadores de las transformaciones enunciadas en el párrafo precedente.
Tales procesos de reforma, serán tratados en el próximo capítulo del trabajo aquí expuesto, en aras de su mejor exposición pedagógica.
A los fines de facilitar la ubicación espacio temporal de las temáticas tratadas y las que se trataran en referencia a la monarquía, serán
identificados a continuación los periodos de gobiernos de cada rey, a partir de Rómulo, fundador de la ciudad.:
•Rómulo (753-717 a.C).
•Numa Pompilio (717 -674 a.C).
•Tulio Hostilio (674-642 a.C.).
•Anco Marcio (642-617 a.C.).
•Tarquino Prisco (617-579).
•Servio Tulio (579-535 a C.).
• Tarquino el soberbio ( 535-509 a.C).
Composición política de la monarquía

• Podemos afirmar que a partir de esa ceremonia de fundación, donde los paterfamiliaes de las principales Gens participaron en tal hecho inicial, es que,
como hemos explicado en la presentación previa, existió la ciudad consagrada a la religión. El fuego ya ardiente, no se apagaría definitivamente sino
hasta la clausura del templo ocurrida en el año 394 d.C por orden del emperador Teodosio I (más de 1.000 años después). La presidia, por supuesto,
Rómulo, que era su fundador. El había iniciado el rito de la ciudad, demarcado el pomerium y aceptado la sumisión de los pobladores, agrupados en
sus respectivos ordenes pero representados por sus jefes. Él entonces era su rey(rex: regere: de dirigir), el primero de siete, hasta la caída de la
monarquía en el año 509 a.C. Era el único que no fue elegido, pero además fue su primer sumo sacerdote (rex sacrorum). Por ello es que sus atributos
(la corona de oro, el cetro, la toga purpura etrusca, la silla curul y escolta personal: los lictores), sus funciones como jefe del ejercito, administrador de
la civitas y responsable de las relaciones internacionales de la ciudad, aparentemente tan importantes, estaban sin embargo subsumidas al estricto
cumplimiento de sus responsabilidades como máximo encargado de velar por la religión de la ciudad.
• Aparentemente, Rómulo, tenía el poder absoluto, pero, como hemos afirmado con anterioridad, los jefes de las gens no se sometieron a su control en
forma ilimitada. Conservaron a su favor las facultades que ostentaban en el seno de sus familias y además obtuvieron una representación en la civitas,
por un lado a través del reconocimiento de sus potestades en el ámbito de la curia, participando los integrantes de la gens en verbigracia, el acto
electoral, y los paterfamiliaes en el ejercicio de una función de índole consultivo-legislativa: el cargo senatorial, teniendo, según Di Pietro (op.citada,
p. 4 y ss.), en su orbita de responsabilidades el cuidado de las mores maiorum, brindar consejo al rex, el contralor de las decisiones de los comicios
curiados ratificando sus actos mediante la auctoritas patrum, y también como ocurrió en algunas ocasiones después de Romulo, el ejercicio del
Interregnum, cuando no hubiera sido designado nuevo monarca por su antecesor. Por ello, el segundo órgano en importancia de la monarquía era el
Senado. Senado es una palabra cuya etimología esta ligada a la edad, puesto que en latín la palabra senex significa anciano o más precisamente
“anciano sabio ”.
• Otro órgano de relevancia política fundamental en los primeros tiempos de la monarquía(hasta al menos la reforma de Servio Tulio) fueron los
comicios curiados. Estos estaban integrados por 30 curias, constituyendo la asamblea del populus. La unidad de voto era la curia. Entre su funciones
principales, destacan la siguientes: concesión al rex propuesto de la lex regia de imperio, es decir le otorgan al rey el imperio o facultad suprema de
autoridad. Aceptan las leyes dadas por el rex y deciden sobre la paz y la guerra. Asimismo dos veces al año se reúnen en los denominados comicios
calados (24 de marzo y de mayo) encargándose de actos jurídicos de índole civil como por ejemplo el testamentum in calatis comitiis o la adrogatio,
etc.
• Estos tres órganos citados, el Rex, el Senado y los Comicios Curiados, además estaban acompañados por los denominados colegios
sacerdotales. La importancia de estos últimos era capital en los primeros tiempos, aunque con el correr de los siglos fueron desplazados
progresivamente hasta perder toda su relevancia política y luego desaparecer (año 394 d.C en adelante, con la efectivizarían plena del
edicto de Teodosio I del año 380 d.C.). Entre los colegios sacerdotales más importantes desde el punto de vista de la ciudad primitiva,
destacamos: los colegios de los pontífices, los de augures y los feciales.
• De los primeros, debemos considerar en primer plano, la importancia que revestían en la administración del culto de la ciudad y el
contralor sobre los cultos domésticos (ello expone, una vez más, el decisivo rol que jugaba la sacrae privata en el desarrollo de la vida
familiar, y asimismo prueba la sumisión de las gens fundadoras, las curias y tribus, a la supremacía de una religión mayor). Por otra parte
era tarea de los pontífices redactar el calendario, señalando la sucesión de los días fastos y nefastos (otro elemento de prueba que nos
expone la naturaleza de la vida civil subsumida a los designios de las deidades) y el control de las fórmulas del ius y la interpretación
judicial (extremo probatorio de la inseparable relación entre la religión y la ley primitiva). A partir del reinado de Numa Pompilio, fue
excluida de la función real, el ejercicio de las funciones sacerdotales principales, pasando estas a un sumo pontífice, o pontifex maximus,
quien representaba la más alta autoridad, desde el punto de vista religioso, de la ciudad. Éste presidia las ceremonias públicas, las
asambleas del pueblo reunidos en el comicio calado, entre otras tareas a su cargo y era, simbólicamente, considerado “el puente entre los
hombres y la divinidad”. El cargo era de acceso exclusivo al patriciado, hasta que durante la republica, en el año 254 a.C fue designado
pontifex maximus el plebeyo Tiberio Coruncanio, posibilitando ello, el pleno conocimiento de las formulas de la ley y su interpretación a
las clases plebeyas y extranjeras que habitaban la ciudad y la republica romana.
• Por su lado los augures, sacerdotes de procedencia mayoritariamente etrusca que estaban a cargo del anuncio de los augurios
(interpretación de la voluntad de los dioses) a través del análisis de diversos fenómenos naturales en forma pasiva (en análisis del vuelo
de las aves, el apetito de los pollos, el relámpago, el rayo, un eclipse, etc) y en forma activa (vg. el análisis de las vísceras de las victimas
sacrificadas) siendo estos particularmente denominados haruspices (Di Pietro,op. citada p.5).
• Por último; los feciales que se encargaban de rituales ínsitos en el derecho internacional, por ejemplo, la declaración de guerra (Tito
Livio, narra con detalle, el ritual implicado en su obra ya citada (p. 62 y ss.) y la conclusión de tratados.
Su composición social.
• Ciudadanos eran todos aquellos patricios, es decir los integrantes de las gens. Aquellos que a través de sus representantes,
los paterfamiliaes, habían aceptado la nueva religión de la ciudad, participando en las ceremonias religiosas mencionadas ( el
salto sobre la hoguera, el depósito de los terrones representativos de los dioses manes en la fosa mundus, el trazado del
“pomerium” o surco que delimitaría la ciudad, etc). Ellos contaban con la totalidad de los derechos políticos (p.ej. el derecho a
votar) y privados (derecho de contraer matrimonio religioso, el derecho de acceder a la justicia, etc) concedidos por la civitas.
• Los clientes o la clientela, eran familias sujetas a la autoridad religiosa del paterfamiliae de la gens a la que respondieran.
Según Di Pietro (op. Citada, p. 6) serian algo así como “vasallos”. El mismo autor, menciona que: “Por un lado son
protegidos por su patrono con el que está vinculado por un deber de fides. La ley de las XII tablas condenaba con la muerte al
patrono que fuera infiel a su cliente. (8.21). Generalmente una forma de ayuda es que el patrono, a pedido del cliente
(precarium), les dé el uso de tierras. Por el otro, los clientes deben lealtad a su patrono, ayudándole en todo aquello que este
les requiera. En la época republicana, la masa de clientes servirá a los propósitos electorales de su patrono”.
Los plebeyos (palabra latina que significa “gente común” o en sentido despectivo “gentuza”) eran otro grupo social bien
identificado durante las primeras décadas de la ciudad. Carecían de organización gentilicia y de sacra privata (al menos
reconocida por parte de los patricios).Contaban con el derecho de comerciar y eran independientes de los patricios, aunque
excepto el derecho recién mencionado, carecían de total protección jurídica en la antigua Roma y de participación y
representatividad en sus órganos políticos.
Los esclavos, eran parte de la familia, dado que presenciaban el culto privado de la gens a la que pertenecían, pero carecían de
todo status jurídico, por lo que se los consideraba una res, es decir, una cosa. Eran propiedad del paterfamiliae. Podían ser
comerciados bajo el seguimiento del ritual de la mancipatio (res mancipi). También podían ser liberados, por los rituales de la
manumisión. No obstante ello, no adquirían independencia plena, pues quedaban sujetos al régimen del patronato, y durante
los primeros tiempos no eran aptos para adquirir la ciudadanía romana.
Bibliografía empleada.

• COULANGES, Fustel. “La ciudad Antigua”. Editorial Biblioteca Edaf, 7ma.


Edición 2001.
• DI PIETRO, Alfredo. “Derecho Privado Romano”. Editorial De Palma, 2da.
Edición 2014.
• LIVIO, Tito. “Historia de Roma I”. Biblioteca clásica, editorial Gredos, 2016.
• ASIMOV, Isaac. “Los Griegos”. Alianza editorial, 2001.
• HERODOTO. “Historia II”. Biblioteca clásica, editorial Gredos, 2016.
Cuestionario.
• Identifique en las diapositivas, las palabras que le resultan desconocidas y confeccione un glosario de
términos.
• ¿Por qué, de acuerdo a lo leído y en su opinión, resulta importante conocer el origen de la raza
indoeuropea?. Fundamente.
• Defina Gens. Explique su diferencia con la Tribu. Fundamente.
• Según lo leído en el texto y en la bibliografía en su poder: ¿Qué diferencias existe entre el parentesco
cognado y el agnado?.
• En acuerdo con el grafico insertado en la diapositiva nº 8: ¿Qué clase de parentesco tienen en común
el denominado “HIJO 1.a”y el HIJO 2.1.b?. ¿Y que relación existe entre el primero de los
mencionados y el HIJO 3?
• Responda si la siguiente afirmación es verdadera: “El hijo de mi tía materna nacido en concubinato es
mi primo”. Fundamente, según lo leído en el presente trabajo.
• ¿Cual era la atribución principal de los comicios curiados?. Fundamente.
• Identifique y delimite las principales diferencias entre las clases sociales mencionadas.
• ACLARACION IMPORTANTE: VER NOTA CITADA DEBAJO.

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