Está en la página 1de 89

LAS ACCIONES DE LA

LEY
FUENTES DEL CONOCIMIENTO
DEL PROCESO ARCAICO.
 Para el estudio de las legis acciones hay
que acudir sobre todo a Gayo que en el
Libro 4 de las Instituta, nos habla de estas
vías procesales de la antigüedad romana a
modo de introducción general de esa
parte de su obra, toda ella dedicada al
proceso. Por ello, no debemos olvidar
nunca esa intención pedagógica que
preside el pequeño y somero estudio
gayano.
CONCEPTO DE ACCIONES DE
LA LEY Y SUS CLASES.
 Estas acciones que estaban –como dice
Gayo- en uso entre los antiguos, se
llamaban así, bien porque nacieron de la
ley, pues aún no existían los edictos del
pretor, de los que luego han salido tantas
acciones, bien porque se acomodaban
estrictamente a los términos de las leyes,
cumpliéndose con el mismo inmutable
rigor con que se cumplían aquellas.
 Estas vías litigiosas de la antigüedad
romana, de orígenes tan difíciles de
precisar, fueron posiblemente la creación
de un ordenamiento arcaico que trataba
con esfuerzo de ir desplazando la
primaria venganza privada, hasta el
momento único y violento sistema de
regular los derechos subjetivos.
las acciones de la ley de las que
nos hablan las institutas.
 Cinco son.
 Eran 3 ACCIONES DECLARATIVAS La
legis actio per sacramentum,
la legis actio per iudicis postulationem,
la legis actio per condictionem;
 2 EJECUTIVAS:

La legis actio per manus iniectionem y


la legis actio per pignoris capionem.
 En las acciones declarativas sólo se solicita del
órgano judicial una mera explicitación o
manifestación sobre la existencia del derecho
que ponga fin a un estado de incertidumbre
entre dos personas. Por el contrario, con las
acciones ejecutivas, que normalmente se
ejercitan tras la tramitación de las anteriores, lo
que se pide es la reintegración del derecho
subjetivo en el estado anterior a la lesión sufrida
de un modo expeditivo y si fuera necesario,
violento.
Las características de las acciones
 UNO.- EXCLUSIVISMO CIUDADANO.
Efectivamente estas vías litigiosas no
podían ser utilizadas más que por los
ROMANOS y para defender derechos
(subjetivos) del viejo ordenamiento
QUIRITARIO. Este sentido rigurosamente
étnico es muy propio, como sabemos, no
sólo del ordenamiento jurídico, sino de
todo el resto de las manifestaciones
culturales propias de la edad arcaica.
 DOS.- POBREZA DE FIGURAS. Como ya hemos
dicho también, dentro de este sistema procesal,
sólo era posible litigar de 5 modos. Esta
pobreza no sólo se manifiesta en la escasez de
vías procesales que tanto contrasta con la
enorme variedad de acciones del procedimiento
FORMULARIO, sino sobre todo en el hecho de
que aquéllas aparecen además notablemente
indiferenciadas, sin la tipicidad ni las notas
específicas que caracterizan a las acciones
clásicas.
 TRES.- FORMALISMO. Como sucede en general
como todo el Derecho arcaico, también en el
ordenamiento procesal, fueron
escrupulosamente observados y cumplidos los
requisitos formales, como algo imprescindible
para la eficacia y la validez de los actos jurídicos.
. Este exagerado sentido formalista, medio
sacral y medio mágico, apoyado siempre en la
tradición y en el respeto “en bloque” a todo lo
antiguo – en Roma esa tradición histórica toma
el nombre genérico y poco preciso de MORES
MAIORUM.
POSIBLE CRONOLOGIA EN LA
APARICION DE LAS ACCIONES DE LA
LEY.
 De un modo absolutamente impreciso nos habla Gayo
de la “antigüedad” del proceso utilizando el adverbio
olim, en tiempos pasados, u otras expresiones
semejantes, al referirse a las acciones de la ley. Sin
embargo a pesar de que parece darnos a entender que
estas acciones son remotísima e incluso
contemporáneas a aquellos primeros quirites de la
fundación de Roma, lo cierto es que al menos la
tramitación concreta que aparece en las institutas es
relativamente tardía según hoy parece comprobado ya
que quizás el formulario procesal del que Gayo se sirvió
para explicarnos las acciones de la ley procediera todo
lo más del siglo III o II a.C.
 La legis actio per sacramentum existía ya
en época de los mores maiorum e incluso
es posible que su origen sea anterior a la
propia fundación de Roma. Seguramente
es la acción que conserva más rasgos de
los tiempos de la lucha ordálica, origen del
litigio romano.
 La LEGIS ACTIO PER IUDICIS POSTULATIONEM que es
la que Gayo nos cita en segundo lugar es
indudablemente más moderna que la anterior, aunque
ya conocida por ley de las XII Tablas. La
legis actio per condictionem, al menos con relación a las
otras dos anteriores, es sin duda mucho más tardía,
apareciendo – si nos atenemos a lo que Gayo dice-, en
virtud de dos pebliscito, la Lex Silia (hacía el año 300
a.C.) y la Ley Calpurnia (del año 250 a.C.
aproximadamente). Tal vez esta legis actio pudiera ser
incluso algo anterior a esas leyes y los plebiscitos no
hicieran más que refrendar el hecho consumado de su
creación.
 La que llamamos LEGIS ACTIO PER MANUS
INIECTONEM no es otra cosa que un antiquísimo
ejercicio físico de fuerza, pero que al rodearlo de una
forma oral obligatoria y exigirle un rito concreto e
imprescindible, se fue convirtiendo en una auténtica vida
litigiosa con carácter ejecutivo. Exige por tanto esta
acción a causa de ese papel ejecutivo que debe cumplir,
un litigio previo que haya terminado en una sentencia.
El reo perdedor, iudicatus que no cumplía la sentencia
voluntariamente podría con esta acción ser compelido
físicamente a hacerlo mediante un apoderamiento de
su propia persona.
 La pignoris capio. Esta última legis actio que es
realmente una ejecución sobre bienes y no
sobre la persona, presenta un origen y una
naturaleza muy oscuros. Es efecto, la pignoris
capio se aparta tanto de las restantes vías
litigiosas que ni siquiera parece externamente
una acción. Sin embargo, tal vez su rareza
mayor radique en que incluso tal vez no tenga
que ver nada con la esfera familiar y privada
como sucede con las restantes acciones de la
ley.
TRAMITACION PREVIA DE LAS
ACCIONES DE LA LEY
 A.- LA PREPARACION DEL LITIGIO. Los
actos preparatorios del proceso han
existido siempre y en todas las épocas,
pero lógicamente en el proceso arcaico
tuvieron que ser pocos y muy breves.
Nada nos dice Gayo, sin embargo, de
cuales pudieron ser esos trámites previos
en las viejas acciones de la ley.
 B.- LA IN IUS VOCATIO. Seguramente la
citación fue en su origen un verdadero
llamamiento ritual no desprovisto de un
cierto carácter sacral o religioso tan
frecuente en las primeras épocas del
ordenamiento jurídico.
 Una vez llevada a cabo la solemne ceremonia de
la citación, el reo no tenía otra posibilidad, si
quería evitar ser llevado por la fuerza con el
ejercicio directo de la manus iniecto vocati, que
acudir inmediatamente al litigio o bien presentar
un VINDEX que garantizara la futura
comparecencia del vocatus. Poco sabemos de
quien pudo ser el VINDEX del cual solo
contamos con la escueta alusión de las XII
Tablas. La palabra es claramente arcaica, siendo
muchas las hipótesis que se han venido dando
sobre dicha institución.
 C.- LA EDITIO ACTIONIS o PETICION
PROCESAL. Supuesta la comparecencia, tras la
correspondiente citación, tiene lugar al menos
en el procedimiento formulario la EDITIO
ACTIONIS, momento en el cual el actor solicita
del organismo jurisdiccional la vía litigiosa
adecuada. Nada sabemos tampoco de cómo
pudo ser esa solicitud de protección procesal en
el pequeño y rudimentario mundo romano de
los primeros siglos.
 ¿Que actitud habría de tomar el antiguo organo
jurisdiccional representativo, rex romanorum, los
primeros Cónsules, etc., que ya venían intentando
monopolizar la aplicación de la justicia? A diferencia de
los que sucedería luego en el procedimiento formulario
en donde el magistrado gozaba de una cierta potestad
política discrecional que le permitía dar o denegar la
acción pedida, tal vez en el ordenamiento procesal más
primitivo no estuviera prevista la posibilidad
denegatoria, ACTIONEM DENEGARE, dado el carácter
esencialmente arbitral que debió tener el litigio antiguo.
Sin embargo, por puro sentido común debemos admitir
que en ciertos casos muy claros en donde la pretensión
del actor no fuera viable, aquella incipiente autoridad
jurisdiccional podría denegar el inicio del procedimiento.
 D).-POSTURAS DEL REO FRENTE A LA
PRETENSION DEL ACTOR. Una vez solicitada y
concedida por el órgano jurisdiccional la
correspondiente vía litigiosa, el reo podría o
bien negar el pretendido derecho del actor
iniciándose entonces el litigio, o bien allanarse a
la pretensión (IN IURE CESIO). Ignoramos sin
embargo, si en la remota época que estudiamos
se dio igualmente una tercera posibilidad, la
INDEFENSION que lógicamente paralizaría el
proceso. Vamos a examinarlas brevemente.
 1.- INFITIATIO La postura más normal en el reo
sería simplemente la de negar las razones
aducidas por el actor, como base de su
pretensión. Esta negativa –infitiatio- que
lógicamente el caso más frecuente, es además el
único camino que permite el inicio del proceso.
En efecto, sólo con esa negativa del sujeto
pasivo del litigio se produciría la antítesis
imprescindible a la cual se la conoce con el
nombre de principio contradictorio del litigio.
 2.- ALLANARSE. Siempre podía también el reo allanarse
y ceder ante la pretensión del actor, con lo cual en ese
mismo instante el litigio tendría que darse por
terminado al faltar precisamente ese elemento esencial
de la bilateralidad de intereses en conflicto. No debemos
olvidar, sin embargo, que este supuesto más bien
excepcional de in iure cessio, -denominación típica con
la que el más viejo ordenamiento romano calificó esta
situación-, fue convirtiéndose , posiblemente por obra de
la interpretatio pontifical, nada menos que en un
insospechado modo de transmitir y adquirir la
propiedad.
 3.- FINALMENTE y aunque más desconocida para
nosotros, es probable que pudiera darse igualmente en
las acciones de la ley una tercera postura del
demandado en la que ni asumía la normal postura de
oposición a la pretensión, ni se decidía tampoco por la
confesión. Esta situación pasiva que conocemos con el
nombre de INDEFENSIO y que es relativamente familiar
dentro del proceso formulario, es en cambio totalmente
hipotética cuando nos referimos al proceso arcaico. Sin
embargo, lo que sí parece probable es que la
indefensión aunque quizá poco frecuente debió ofrecer
ya en aquella época muy distintas consecuencias según
los casos.
LAS TRES ACCIONES
DECLARATIVAS
 a).- LA LEGIS ACTIO PER SACRAMENTUM
.- SU UTILIZACION. Ya hemos visto, como según Gayo, la
legis actio per sacramentum fue una acción general.
Desde sus más remotos orígenes hasta bien entrada la
época histórica, la acción por el sacramentum fue
utilizada como vía procesal para cualquier tipo de
reclamación. Incluso cuando más tarde aparecieron las
otras dos acciones declarativas, continúo el viejo
sacramentum desempeñando su papel insustituible de
acción general ya que, al fin y al cabo, las nuevas
acciones solamente eran utilizadas para casos concretos.
Todos los viejos derechos quiritarios, patria
potestas, manus mariti, hereditas,
dominium, servitutes e incluso el antiguo y
arcaico creditum, se tramitaron por medio
de la legis actio per sacramentum.
 Sin embargo, como ya se dijo en todos
estos supuestos ni siquiera puede hablarse
técnicamente de “ derechos”. Más bien se
trata de soberanías o esferas de poder del
paterfamilias como cabeza de grupo, es
decir, algo más político que jurídico y que
solamente por la propia evolución del
ordenamiento y su posterior
transformación en derechos subjetivos
típicos, los calificamos como tales.
 2.- EL SACRAMENTUM. Probablemente, lo
primero que llama la atención en esta vieja
acción es su propio nombre legis actio per
sacramentum. Esta palabra que tiene un
significado equivalente a juramento es de
origen antiquísimo. Al ser imprescindible, dentro
de la tramitación, un doble juramento de los
litigantes para ratificar con ello su rotunda
afirmación ritual, la acción absorbe en su
denominación ese sacramentum que constituye
como su elemento más específico y típico.
TRAMITACION DE LA LEGIS
ACTIO PER SACRAMENTUM.
 Ya hemos dicho que esta acción tuvo dos
formas: IN REM e IN PERSONAM.
a).- LEGIS ACTIO PER
SACRAMENTUM IN REM.
 Es sin duda, la acción de la ley, cuya
tramitación aparece más completa en la
INSTITUTA. Con todo detalle, Gayo nos
va indicando el formulario para el
supuesto concreto de la reivindicación de
un esclavo, si bien con muy escasas
variaciones el mismo rito procesal podía
utilizarse para las restantes reclamaciones:
cosas, herencias o servidumbres.
 El litigio, según Gayo, comenzaba con
una declaración solemne del actor en
que se expresaba en estos términos:
“AFIRMO QUE ESTE ESCLAVO ES MIO
POR EL DERECHO DE LOS QUIRITES, Y
TE IMPONGO MI VINDICTA, SEGÚN LA
CAUSA, COMO LO HE DICHO”.
 Esta VINDICTA o FESTUCA consistió en una
extraña varita, posiblemente un resto fosilizado
de la propia lanza quiritaria. De todos modos el
acto formal de la reivindicación con aquel toque
de la VINDICTA, no obstante haber perdido ya
con el transcurso de los siglos, gran parte de su
arcaísmo significado, seguía siendo una
solemne afirmación del derecho del titular con
una claro sentido de poder fuerte, autónomo y
erga omnes.
 Dado que esta acción suponía siempre una
contravindicatio, desde el momento en que ambos
litigantes serán a la vez actores y reos, el reo -por
llamar así al segundo litigante- , intervenía
inmediatamente después de tan solemne declaración
diciendo y haciendo lo mismo que había dicho y hecho el
iniciador del litigio. Esta es sin duda la característica
más peculiar del proceso arcaico: el que ambos
litigantes desempeñaban un papel análogo de afirmar
los dos un idéntico derecho sobre la res litigiosa y al
realizar también los dos el mismo acto ritual de la varita
tan lleno de contenido jurídico.
 El actor sin duda sorprendido por encontrarse
ante un adversario que mantiene una
posición tan irreconciliable y antagónica le
preguntaba el porque de su comportamiento,
igualmente con palabras exactas: “DIME POR
QUE CAUSA HAS REIVINDICADO”. A lo cual el
reo contestaba “YO HE DECLARADO MI
JUSTA POSICION DEL MISMO MODO QUE HE
IMPUESTO MI VINDICTA”.
 Inmediatamente después volvía a hablar
el actor exigiendo al otro litigante un
juramento que garantizara la legitimidad
o la justificación de su contravindicación.
Así el actor decía “PUESTO QUE TU HAS
ACTUADO SIN DERECHO, TE DESAFIO A
UNA APUESTA SACRAMENTAL DE 500
ASES”.
 El adversario decía “Y YO A TI”.
 Este JURAMENTO o SCRAMENTUM, se
convertía de hecho en una auténtica apuesta
procesal ya que también el reo exigía al
actor la prestación de un idéntico juramento
sacramental quedando así los dos litigantes
en una posición procesal parecida. Si el litigio
era por 1.000 ases o más, la cantidad de la
apuesta sacramental se establecía en 500
ases, si era por menos en 50.
 Tras esta curiosa discusión, que en su
origen debió ser seguramente genuina y
vivaz convirtiéndose luego en un rito fósil y
formal, venía una discretísima actuación del
poder jurisdiccional. Sin duda que esta
ínfima intervención del magistrado no era
sino el resto igualmente fosilizado de una
mediación del poder político todavía informe,
tratando de apaciguar a los litigantes.
 Seguidamente el órgano jurisdiccional
pasaba a asignar la posesión interina a
uno de los dos litigantes. Aunque nada
sabemos con certeza y hay opiniones muy
diversas entre los estudiosos del proceso
romano, es bastante probable que dicha
posesión fuera asignada a aquél que la
tuviera en el momento de iniciarse la
tramitación.
 Tras la confirmación por parte del
magistrado de esta situación provisional
con respecto a la posesión, el litigante
poseedor debía presentar a su adversario
unos fiadores que garantizaran en su día
la devolución de la cosa y de sus frutos.
 Estos garantes del poseedor interino –es
sólo ahora y por obra de la posesión
asignada, cuando puede considerársele
procesalmente reo-, se responsabilizaban
personalmente frente al actor y reciben el
nombre de PRAEDES.
 Terminaba la fase IN IURE con el
correspondiente nombramiento de juez.
Como ya sabemos este era designado
específicamente para cada litigio y ya
desde época muy temprana fue frecuente
que los propios litigantes lo eligieran
refrendando inmediatamente esa elección
el propio órgano jurisdiccional.
 El juez nombrado dentro de los 30 días
siguientes a la finalización de la fase IN
IURE, será el encargado de emitir su
parecer, tras atender las alegaciones y las
pruebas que constituyen la segunda parte
del litigio a la cual por esa razón se le
conoce con el nombre de fase apud
iudicem.
b) LEGI ACTIO PER
SACRAMENTUM IN PERSONAM.
 Además de esta tramitación propia de la
legis action in rem, que servía para
reivindicar la propiedad y los derechos
reales, existió según ya dijimos una
segunda forma de sacramentum,
seguramente más tardía y que era
utilizada para reclamar a los deudores el
cumplimiento de obligaciones.
 Por tanto, no era ya el deudor un objeto que se
pudiese reclamar erga ommes con la acción
general, sino una persona libre, un cives, que
debía cumplir su compromiso. No debe pensarse
sin embargo que la lex Poetelia, aún reconociendo
todo lo que pudo suponer con su nuevo concepto
del debitum, aportara no obstante una reforma
sustancial ya que, en definitiva, la suerte de los
deudores y su vinculación con el acreedor seguían
siendo muy parecidas.
 Es verdad que la ligazón física con
cuerdas o cadenas, utilizadas antes para
sujetar a los deudores, había sido
sustituida ahora por un abstracto
vinculum iuris, pero sin embargo, este
vínculo jurídico aunque invisible seguía
siendo igualmente inexorable.
 Los trámites de la legis actio per sacramentum in
personam, mucho más desconocidos para nosotros,
dado los sucintos y esquemáticos datos que Gayo nos
proporciona, fueron probablemente mucho más breves
debido entre otras cosas a su mayor modernidad. El
actor comenzaba declarando solemnmente su crédito
nacido de una causa civil delictiva o no y ante la
negativa del reo –negatica cuya formulación concreta
nos es desconocida-, pasaba inmediatamente, al igual
que el caso de reivindicación in rem, a la provocatio
sacramento.
b).- LA LEGIS ACTIO PER
IUDICIS POSTULATIONEM.
 Este procedimiento es una acción
declarativa in personam, pero mucho más
moderna que la por sacramentum,
aunque ya conocida en la Ley de las XII
Tablas. Su finalidad fue evitar el gravoso
sacramentum. En efecto, según su
formulario, el actor no terminaba por
desafiar al reo a aquél, sino por pedir un
juez o un árbitro al pretor.
 Así por ejemplo, si se trata de reclamar fundado
el actor en haber tenido lugar una stipulatio
certae pecuniae, el demandante inicia la
discusión in iure con la fórmula “AFIRMO QUE
TU DEBES DARME 10.000 SESTERCIOS A
CAUSA DE UNA PROMESA. TE PIDO QUE LO
AFIRMES O QUE LO NIEGUES”. Si el demandado
niega, la declaración del actor es entonces esta:
“PUESTO QUE LO NIEGAS, TE PIDO PRETOR
QUE NOMBRES JUEZ O ARBITRO”.
 La ley de las XII Tablas permite emplear
esta acción para reclamar deudas nacidas
de una stipulatio y para solicitar la división
de una herencia. Por cierta ley Liciania
del año 210 a.C. aprox. Se la extendió
para pedir la partición de cualquier
comunidad, aunque no fuera hereditaria.
c).- LEGIS ACTIO PER
CONDICTIONEM.
 Que podía ser traducida literalmente como
acción por medio de una denuncia, con el
sencillo nombre de CONDICTIO. Con este
nombre, al menos, se conoce en la época
clásica, a la doble evolución posterior de esta
vieja matriz procesal de la que surgieron dos
acciones in personam: la CONDICTIO CERTAE
CREDITAE PECUNIE para deudas de dinero y la
CONDICTIO CERTAE REI para deudas de cosas.
 Mas tarde este nuevo vehículo procesal
sería recogido y reconocido por las Leyes
Silia y Calpurnia de las que Gayo nos
habla. Estos plebiscitos cumplieron en tal
caso no el importante papel de crear la
condictio como podría deducirse
literalmente de la INSTITUTA sino el de
dar un mero refrendo legal a una
situación procesal ya existente de facto.
 En primer lugar esta acción ofrece la tramitación
más breve y rápida de todas. El actor no hace
nada más que condicere creditum, DENUNCIAR
SU DERECHO, de donde deriva precisamente el
nombre de esta acción. Durante mucho tiempo
esta sencillez, por otra parte lógica en la
evolución del Derecho Procesal que siempre
tiende naturalmente a simplificarse cada vez
más, pareció como básica a la hora de explicar
la causa de la aparición de la condictio.
 Ofrece también la condictio una nota a primera
vista quizás poco relevante, pero que la diferencia
de la legis actio per iudicis postulationem. Así,
mientras que en esta última acción se solicitaba
del pretor que nombrara “UN JUEZ o UN
ARBITRO”, aquí en cambio, la petición se refiere
solamente a UN JUEZ. Aunque procesalmente
parece un dato de poco valor, es sin embargo algo
a tener en cuenta si recordamos las diferencias
que existen entre el IUDEX y el ARBITER.
TRAMITACION DE LA
CONDICTIO
 En primer lugar, el actor, según hemos
dicho, afirmando su derecho de un modo
abstracto, exigiendo al reo una postura
definida: que reconozca la pretensión o
que, en caso contrario, asuma el papel de
demandado negando el crédito.
 Así el demandante decía: “AFIRMO QUE
ME DEBES DAR 10.000 SESTERCIOS; TE
PIDO LO AFIRMES O LO NIEGUES”. Al
adversario decía que no lo debía. Entonces
el actor decía “PUESTOQUE LO NIEGAS,
TE EMPLAZO PARA ESCOGER JUEZ
DENTRO DE LOS TREINTA DIAS”.
LA FASE APUD IUDICEM EN LAS
ACCIONES DECLARATIVAS.
 Se ha de llevar a cabo la prueba delante
de una autoridad judicial en donde no
concurren como sucedía con el magistrado
de la primera fase unos caracteres de tipo
político-jurisdiccional. En otras palabras, el
iudex, no es más que un ciudadano
cualificado que asume la solución concreta
del asunto litigioso emitiendo su opinión o
iudicium.
 Uno de los pocos problemas que tal vez
pudiera plantear esta segunda parte del
litigio podría ser el de la caducidad si por
cualquier causa transcurrían los treinta
días fijados por la ley Pinaria.
Evidentemente si pasaba ese plazo sin
iniciarse la fase APUD IUDICEM caducaba
el litigio y con él el pretendido derecho del
actor.
 La fase APUD IUDICEM está presidida por
el principio de justicia ritual hasta el punto
de que la intervención del iudex y la
sentencia de éste venían sometidos a
criterios puramente formales. Por esta
razón, la no comparecencia de cualquiera de
los litigantes repercutía desfavorablemente
en el ausente que a partir de ese momento
quedaba descalificado.
 Consecuencia también del primitivismo de
este ordenamiento procesal era la
importancia excesiva que podía tener en
un iudicium el número de los testigos que
necesariamente inclinaba el ánimo del
juez a favor de aquel litigante que
hubiera logrado aportar mayor número de
testimonios.
LA PRUEBA.
 Aunque no es mucho lo que sabemos de
ella, si podemos decir que constituye el
elemento más importante de toda la fase
apud iudicem. El desarrollo de la prueba
compete a aquel que afirma, según un
viejo proverbio procesal: ONUS
PROBANDI.
 Con todo, conviene recordar que en la legis
actio per sacramentum, dado que tanto uno
como otro litigante desempeñan el mismo
papel de actor, la prueba le incumbe a los
dos, a diferencia del resto de las legis acciones
en donde como solamente ese el actor quien
afirma su crédito, limitándose el reo a
negarlo, sólo aquél será quien deba asumir la
obligación de probar delante del iudex.
LA SENTENCIA
 Según dijimos, en estas tres acciones
antiguas, la sentencia es puramente
declarativa. Presupone por tanto
solamente una opinión intelectual y una
manifestación oral de la misma.
 1.- EN LA LEGIS ACTIO PER
SACRAMENTUM. El juez se limitaba a
declarar cual de los dos juramentos era
JUSTO y cual INJUSTO. En cierto modo, la
verdadera cuestión litigiosa quedaba así
como algo secundario e implícito, tras la
complicada ceremonia del sacramentum.
 El IUDEX determinaba tan sólo quien
debía pagar los 50 o 500 ases por el
sacramentum injusto o falso y
lógicamente ese perdedor lo era también
en la cuestión litigiosa controvertida. Se
exige una valoración de la cosa –LITIS
AESTIMATIO-, a fin de convertir el objeto
litigioso en PECUNIA
 La legis actio per iudicis postulationem
contenía UNA DAMNATIO que ya supone
por sí misma una valoración económica de
la condena. Por ello no era necesario en
esta acción la LITIS ESTIMATIO para una
liquidez que ya venía dada en la propia
sentencia, haciéndose así posible el
inmediato ejercicio de la acción ejecutiva.
 En la legis actio per condictionem, la sentencia,
según ya sabemos, podía poner fin a dos tipos
de reclamaciones: a) DEUDAS DE DINERO
CIERTO, PECUNIA CERTA, sin duda el supuesto
original y que fue recogido por la LEX SILIA.
Tampoco aquí era necesaria la previa valoración
de la cosa litigiosa ya que, al consistir la
condena precisamente en PECUNIA, se hacía
posible tramitar inmediatamente la ejecución.
 y b) Deudas de COSAS CIERTAS,
ampliación de la condictio llevada a cabo
por el segundo plebiscito –LA LEX
CALPURNIA- y en donde se hacía
necesario de nuevo la previa LITIS
ESTIMATIO para el ejercicio de la acción
ejecutiva.
 En este tipo de acciones no procede el
recurso de apelación. Ello se explica
porque habiendo sido dictada por un
ciudadano privado, no existe un superior
jerárquico suyo al cual llamar para que
revise lo actuado por el inferior.
LAS ACCIONES EJECUTIVAS
 Las acciones ejecutivas tienen como
misión realizar y hacer cumplir la
sentencia pronunciada por el juez al
finalizar la tramitación de las acciones
declarativas.
LA LEGIS ACTIO PER MANUS
INIECTONEM
 Antes de comenzar a estudiar esta
primera acción que durante mucho tiempo
fue el único camino ejecutivo posible y
dado que con frecuencia se le suele
designar impropiamente MANUS
INIECTO.
 Esa manifestación externa de la fuerza
física permitida y legítima, no es en
definitiva otra cosa sino el resto de un
viejo poder fortísimo y familiar,
claramente precívico e imposible de hacer
desaparecer del todo en la vida del
ordenamiento romano.
 Como en las restantes acciones, también
aquí el actor trataba de reclamar un
derecho lesionado: el pago de algo
debido. Sin embargo con la manus iniecto
ejecutiva, el actor pretende tan sólo el
pago de una sentencia que, como ya se
dijo, consistía, siempre en una cantidad
de dinero, pecunia, tras la liquidez judicial
de la litis estimatio.
 Solamente cuando el valor de la cosa litigiosa ha
adquirido esa característica de liquidez era cuando
únicamente se podía solicitar la ejecución. No deja
de ser curiosa esta necesidad de la previa estimación
pecuniaria que se ha intentado explicar de varios
modos y no siempre satisfactoriamente. Según
algunos, tal vez pudiera tener su origen en aquella
remota renuncia a la venganza que pactaba la
familia del ofendido con la del ofensor y que
lógicamente se convertía en una prestación
pecuniaria del derecho lesionado del actor.
 Con estas características pecuniarias
propias de la condena, en donde cualquier
derecho se transformaba necesariamente
en dinero a la hora de la sentencia, sin
poder nunca, al menos en principio,
soslayar esta situación, todo litigio
empezaba a tener un curioso parecido
con una venta forzosa.
TRAMITACION DE LA MANUS
INIECTONEM
 Como cualquiera de las legis acciones, se
requería aquí también concretos ritos
verbales para su validez. Así, después de
esta declaración del actor recordando la
sentencia en su favor, aún no satisfecha
por el reo, debía este pagar o presentar
un VINDEX.
 Si no hacía ninguna cosa ni la otra, a los
treinta días, el magistrado autorizaba ya
sin más la MANUS INIECTO propiamente
dicha, con lo cual el actor se apoderaba
del reo insolvente para conducirlo a su
propia casa.
 Posiblemente esta autorización jurisdiccional en
la originaria MANUS INIECTO sobre IUDICATUS
no debió tener ningún tipo de traba o limitación.
Sólo más tarde, ya en las XII Tablas hay algún
pequeño indicio de que la ley empezaba a fijar
ciertas obligaciones para el actor, como , por
ejemplo, el tipo de comida que había de
proporcionar al prisionero, incluso el peso
máximo que podían tener las cadenas con las
que el ADDICTUS podía ser sujetado.
 Según nos aclara Aulo Gelio, durante los
primeros 60 días, el actor debía sacar al
reo de su prisión en días de mercado,
según tratando de que algún amigo o
familiar, apiadándose del reo, se decidiera
a pagar el rescate o al menos ofrecerse
como VINDEX.
 Sólo después de los sesenta días cabría la
posibilidad de consumar la manus iniecto
vendiendo al ADDICTUS o incluso si
fueran varios los acreedores, permitirse
aquel macabro hecho de trozar el cuerpo
en partes entre los acreedores.
 También se da la legis actio per manus
iniectonem la fase apud iudicem. Si bien
dada la peculiaridad de esta acción, la
intervención del juez y la verificación de
las pruebas puede darse o no según los
casos.
 Así, solamente si el reo presenta un
VINDEX habría que designar UN IUDEX
abriéndose con ello la fase
correspondiente. Este VINDEX sustituye al
reo, ya prácticamente incapaz a partir de
la addictio, debiendo probar la ilicitud o la
nulidad de la pretensión del actor si
quería rescatar al reo.
 Deberá sin embargo, el VINDEX, en el
mismo instante en que interviene en una
manus iniecto, asumir como riesgo
personal el pago del doble del valor litigioso
si no saliera airoso de su intento. En el
caso de que no apareciera ningún VINDEX,
no habría realmente fase apud iudicem,
pasándose directamente al ejercicio físico
del apoderamiento autorizado.
SUPUESTO DE APLICACIÓN DE LA
LEGIS ACTIO PER MANUS INIECTONEM.
 COMO VIA EJECUTIVA ORDINARIA, tras un
juicio condenatorio contra el iudicatus y
contra el damnatus. Según ya sabemos, se
reserva esta denominación para el supuesto
del reo que sufrió sentencia condemnatoria
en la tramitación de la legis actio per iudicis
postulatio. Por el contrario, se llama
simplemente iudicatus en todos los demás
casos en que el reo ha sido condenado.
 COMO EJECUCION TAMBIEN CONTRA UN
CONFESSUS, es decir contra un reo que
adelantándose espontáneamente a la
sentencia, hubiera reconocido la
pretensión del actor.
LA LEGIS ACTIO PER
PIGNORIS CAPIONEM.
 Es la pignoris capio una acción ejecutiva
aunque nunca gozó de utilización
general. También aquí se autoriza al
interesado a que sea él mismo, uniendo a
la ejecución a las palabras, quien busque
por sí mismo la satisfacción de su crédito.
 Sin embargo se diferencia esta acción de
la anterior en que en la pignoris no se da
nunca un apoderamiento sobre la persona
del reo, sino sobre sus bienes.
NATURALEZA JURIDICA DE
APODERAMIENTO DEL PIGNUS
 En primer lugar se pensó que la pignoris
capio tal vez un fuera sino una prenda
normal, como un mero precedente del
pignus en donde el acreedor podría
retener la posesión del objeto tomado a
la fuerza.
 No ha faltado quien ha creído ver en la pignoris
capio una verdadera dación en pago, según la cual
el acreedor quedaba autorizado a retener para
siempre la cosa arrebatada bajo su dominio como
compensación del crédito no satisfecho. Pero debe
descartarse esta posición, puesto que dado el
inmenso prestigio jurídico y político que tiene el
dominio en el mundo antiguo y en el ordenamiento
arcaico es impensable una adquisición del dominio
por parte del actor SIN la utilización de los modos
rituales y casi sacros exigidos por el IUS CIVILE.
 Actuaría la pignoris capio tan solo como
una especie de coacción legal y como un
curioso resorte sicológico para obligar al
deudor a saldar el precio.

También podría gustarte