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Trastorno esquizotípico de la personalidad

Las personas con este trastorno se caracterizan por


excentricidades de pensamiento, percepción, comunicación y
conducta.
Las personas que padecen este trastorno, al igual que las
esquizoides, son retraídas, con emociones superficiales y
carecen de capacidad para socializar.
Los patrones de lenguaje de los dos grupos son muy
diferentes. A pesar de que tal vez no cuenten con habilidades
sociales.
Las que padecen un trastorno esquizotípico de la
personalidad no se dan a entender, ya sea porque
emplean palabras y frases poco comunes o porque
utilizan palabras de uso común en formas extrañas
También son propensos a expresar sus ideas
de manera confusa.
En ocasiones —normalmente cuando están estresados— su
pensamiento se deteriora y expresan ideas que parecen
delirantes.
Estas características cognitivas y perceptuales son
probablemente las más importantes para distinguir el
trastorno esquizotípico del trastorno límite (que se estudiará
más adelante) y del trastorno esquizoide.
Un hombre de 41 años fue remitido al programa de actividades
de un centro de salud mental de la comunidad para que le
ayudaran a mejorar sus habilidades sociales.
Tenía un patrón de aislamiento social de toda la vida, no tenía
amigos verdaderos y pasaba largas horas preocupado porque
los pensamientos de enojo que tenía contra su hermano mayor
le causaran algún daño.
Las características de este caso, que vale la pena hacer notar, incluyen
la ausencia de amigos cercanos o confidentes, pensar que tiene
poderes mágicos (preocuparse porque sus pensamientos de enojo
puedan causar un daño a su hermano), afecto restringido (que se
refleja en que estuvo “distante” durante la entrevista), lenguaje extraño
(proporcionar detalles elaborados y con frecuencia irrelevantes) y
ansiedad social.
Un seguimiento de 15 años de pacientes con trastorno
esquizotípico de la personalidad sugiere que esta categoría
representa un grupo que está en el límite entre la salud y la
esquizofrenia (McGlashan, 1986).
Debido a que se supone que muchos casos de esquizofrenia
tienen un componente biológico hereditario, es probable que
los individuos esquizotípicos compartan esta característica
genética.
Las personas con trastornos paranoides, esquizoides y
esquizotípicos tienen en común un grado de alejamiento
social y manifiestan una conducta “extraña” o idiosincrásica
que se puede observar en forma mucho más extrema en la
esquizofrenia.
Los criterios para diagnosticar el trastorno esquizotípico de la
personalidad incluyen alteraciones persistentes en la
percepción y cognición de las relaciones entre uno mismo y
los demás.
Estas alteraciones no se limitan a los periodos de estrés; están
presentes casi todo el tiempo. Es necesario investigar más
para establecer la contribución que esta clasificación del eje II
puede hacer al proceso de diagnóstico.
Conductas dramáticas, emocionales o erráticas
El primer grupo de trastornos de la personalidad que acabamos de
estudiar se compone de individuos con conductas retraídas. La segunda
categoría contiene personas que buscan atención, y cuya conducta es
con frecuencia muy evidente e impredecible.
Trastorno histriónico de la personalidad
Para las personas que padecen de este trastorno, captar la
atención de otros es una prioridad
Su lema podría ser “Todo el mundo es un escenario”; en sus
relaciones interpersonales con frecuencia representan un
papel, como el de “la estrella” o “la víctima”.
A los demás, estas personas les parecen vanidosas e
inmaduras, y tienden a hablar de manera dramática,
exagerada y demasiado efusiva.
Esta clasificación se utiliza en casos que se caracterizan por su
expresión o emoción exageradas, relaciones interpersonales
tormentosas, actitud egocéntrica y manipulación.

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