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Conocer la realidad del otro a través de la ficción literaria: la Guerra civil

libanesa y los refugiados palestinos


Victoria Khraiche Ruiz-Zorrilla

El Líbano albergaba en el año 2009 algo más de 460.000 refugiados palestinos,


cifra que según los datos de la UNRWA se ha visto incrementada desde el año 2011
debido al conflicto en la vecina Siria al menos en 52.000 refugiados palestinos
provenientes de este país1. El número de habitantes con nacionalidad libanesa residentes
en Líbano oscila entre los 4,2 millones y los 4,8. Vemos pues, que no se trata de un país
de gran población y que, por lo tanto, la proporción de refugiados palestinos es muy
significativa. Esto explica la importancia de la comunidad palestina en el devenir histórico
y el tejido social del país, y por ende, en su producción cultural y literaria2.
Tras la Guerra de julio, en verano de 2006, se decidió aumentar hasta los 15.000
efectivos la entidad de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano, (UNIFIL,
en sus siglas en inglés), constituida en 1978. España participó desde el principio en la
misión y envió un contingente de 1.100 militares. Desde entonces, el interés general de
los españoles por esa región es mayor y han aumentado las relaciones culturales entre
ambos países.
En este marco, la traducción literaria se ha visto privilegiada. Aunque todavía no
son muchas las novelas contemporáneas libanesas publicadas en español, el lector ya
puede acceder al menos a algunas muy representativas que le ayuden a comprender la
particular idiosincrasia del país, escritas tanto por autores libaneses como por palestinos
o incluso sirios.
En todas las que vamos a comentar aquí brevemente se trata en mayor o menor
medida la situación de la comunidad palestina en el Líbano, especialmente durante los
años sesenta, setenta y ochenta. Abordar a través de la ficción literaria el Líbano de esas
décadas de conflicto, pero asimismo de apogeo cultural, nos ayuda a entender la situación
del pueblo palestino en el Líbano de hoy.

1
Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, «En Siria,
Naciones Unidas se enfrenta a la Emergencia Humanitaria más grave de su historia»,
<http://www.unrwa.es/que-hacemos/emergencias/siria>, consulta: 1/10/2014.
2
No existen cifras oficiales porque el último censo se llevó a cabo en 1932 y en base a este se realiza el
reparto parlamentario de corte confesional.
Sin embargo, para comprender debidamente estas obras, conviene tomar
conciencia de las causas que han convertido a los palestinos en el inaudito ejemplo de una
comunidad de refugiados anclada en dicho estatuto desde hace más de cincuenta años.

Las diásporas palestinas


La Nakba o «El desastre» —como la historiografía árabe designa la proclamación
del Estado de Israel en 1948—, supone el mayor trauma colectivo de la nación palestina
y tal vez de la nación árabe en su conjunto. La diáspora palestina y las primeras mediadas
israelíes de judaización transformaron por completo la sociedad palestina y las sociedades
de los países vecinos receptores de refugiados.
Desde finales de 1947 a principios de 1949, entre 750.000 y 900.000 palestinos se
vieron desplazados, es decir, de un 55% a un 65% del total de la población palestina en
ese tiempo3. De estos, más de la mitad abandonaron Palestina antes de la retirada de los
británicos el 14 de mayo de 1948, debido en gran medida al Plan Dalet4. La primera en
abandonar la Palestina del Mandato fue la elite económica y social del país, compuesta
de 70.000 palestinos aproximadamente5. Estos vinieron a sumarse a los 150.000 que
habían dejado el país o habían sido desplazados dentro de sus fronteras durante la era del
Mandato británico, entre 1922 y 1947, y especialmente durante la Revolución popular
palestina de los años treinta6. Cuando la Guerra de 1948 comenzó, más del 85% de la
población indígena de Palestina que vivía en el espacio geográfico que más tarde pasaría
a formar parte del Estado de Israel tuvo que abandonar sus casas y tierras. La mayor parte
buscó refugio en aquellos territorios de Palestina que no se encontraban bajo el control
de las fuerzas israelíes7.

3
Las Naciones Unidas fijan en unos 750.000 el número de refugiados palestinos desplazados entre 1947 y
1949 (United Nations Conciliation Commission for Palestine, Final Report of the United Nations
Economic Survey Mission for the Middle East, I (A/AC.25/6), 28-12-1949, (New York: United Nations
Publicatios) pág. 18 [disponible en línea] United Nations Information System for the question of Palestine
(UNISPAL) <http://domino.un.org/pdfs/AAC256Part1.pdf >, consulta 1/ 10/ 2014. Sobre las diferentes
estimaciones basadas en fuentes diversas, véase: BADIL Resource Center, Survey of Palestinians
Refugees and Internally Displaced Persons 2008-2009, ed. Ingrid Jaradat Gassner (Bethlehem, 2009)
págs. 34-35
4
Ilan Pappé, A history of Modern Palestine. One Land, Two Peoples (Cambridge University Press:
Cambridge, 2004) versión española: Historia de la Palestina Moderna. Un territorio, dos pueblos, trad.
Beatriz Mariño (Akkal: Madrid, 2007), pág.197. Tras la Revuelta palestina del año 1936, la Haganah
puso en marcha el Plan Dalet, cuyo objetivo era controlar la totalidad del territorio asignado al estado
judío en la resolución del reparto y ocupar numerosas zonas asignadas al estado árabe en la misma, que
los sionistas consideraban vitales para la defensa del futuro estado judío.
5
Ibíd., pág. 187
6
: BADIL Resource Center, Survey of Palestinians Refugees and Internally Displaced Persons 2008-
2009, ed. Ingrid Jaradat Gassner (Bethlehem, 2009), pág. 34
7
Ibíd., pág.10
Tras producirse la declaración unilateral del Estado de Israel, coincidente con la
retirada de los últimos militares británicos, los ejércitos regulares árabes, integrados por
las tropas de Irak, Jordania, Líbano, Egipto, Siria y Arabia Saudí, y voluntarios
provenientes de estos y otros países árabes, entraron en Palestina. En ese momento se dio
comienzo a la Primera guerra arabo-israelí, como aparece generalmente en las fuentes
occidentales; a la Guerra de la independencia, según las fuentes sionistas; o a la Guerra
de 1948, según la historiografía árabe.
Mientras que al margen de las fronteras que la Resolución 181 había propuesto
para el Estado judío se desenvolvía una guerra convencional, dentro de las mismas se
desarrolló una situación de extremada violencia, que autores como el historiador israelí
Ilan Pappé definen como verdadera limpieza étnica8. Las fuerzas sionistas destrozaron y
despoblaron el territorio que iba cayendo en su poder, presionando mediante la violencia
a la población civil para que abandonara sus hogares y posesiones. Seguidamente, un
comité oficial fue valorando las tierras y los bienes abandonados9.
Desde agosto de 1948, las excavadoras israelíes demolieron aproximadamente
quinientas aldeas, una superficie total de diecisiete mil kilómetros cuadrados, para
construir nuevos asentamientos judíos o convertir el terreno en cultivable10. La Palestina
urbana también sufrió drásticos cambios a merced de las campañas de judaización. Los
barrios árabes de las ciudades fueron destruidos o repoblados con inmigrantes judíos
provenientes de países árabes, mientras que las ciudades íntegramente árabes recibieron
un trato desigual11.
De esta manera, a comienzos de 1949, de los 850.000 palestinos que habitaban los
territorios asignados por las Naciones Unidas al Estado de Israel, se vieron reducidos a
tan sólo 160.000, que pasarían a representar la minoría palestina del interior12. Israel
había salido triunfante de la contienda y bajo su dominio efectivo había quedado además
el 68% de los territorios que constituían la Palestina del Mandato, que abarcaban áreas
que la Resolución 181 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas

8
Es el caso de la polémica obra de Ilan Pappé, The Ethnic Cleansing of Palestine (Oxford: Oneworld
Publications Limited, 2006); versión española: La limpieza étnica de Palestina, trad. Luis A. Noriega
Hederich (Barcelona: Editorial Crítica, 2008).
9
Exactamente, fueron destruidas y despobladas 500 aldeas con sus tierras cultivables, un total de 17.000
km². BADIL Resource Center, Survey…, pág. 11 ; véase también : Ilan Pappé, Historia… , pág.195
10
En BADIL Resource…, pág.11
11
Por ejemplo, los habitantes de Lodd, Ramla y Majdal fueron expulsados de forma violenta, en cambio,
las ciudades de Cafarnaúm y Nazaret quedaron intactas, pero se vieron afectadas por el flujo de los
desplazados que buscaban refugio en ellas. Véase: ibíd., pág.197
12
Ibíd., pág. 196
asignaba al Estado árabe13. Durante la primera mitad de ese año, Israel firmó diversos
armisticios con los países que habían participado en el conflicto, a excepción de Iraq, y
pasó incluso a formar parte de la ONU.
Entre tanto, los 750.000 refugiados oficiales que contabilizó la ONU se
repartieron por los campamentos que asistía la UNRWA en Gaza y Cisjordania, entonces
bajo tutela egipcia y jordana respectivamente, y entre los países vecinos, principalmente
Siria y Líbano14. Dicha agencia sustituyó las tiendas negras que los organismos
humanitarios habían proporcionado a los refugiados palestinos para poder sobrellevar el
invierno de 1948 por chabolas de materiales perecederos como el adobe, que reflejaban
la esperanza de los habitantes por volver a sus hogares, tal y como la Resolución 194 les
había prometido poder hacer en diciembre de 194815.
Por otro lado, los más de 150.000 palestinos que habían quedado bajo el dominio
israelí en el interior sufrieron las consecuencias del gobierno militar sionista que se les
impuso oficialmente desde 1949 hasta 1966 y las políticas gubernamentales de
transferencia y expropiación de tierras16.
Desgraciadamente, la de 1948 no fue la única diáspora palestina. En 1967, a causa
de la Guerra de los Seis Días, con la que Israel ocupó los Altos del Golán en Siria, Gaza,
Cisjordania y la Península del Sinaí, alrededor de 450.000 palestinos fueron desplazados,
muchos de ellos por segunda vez. La inmensa mayoría se dirigió a Jordania y
prácticamente el resto a Egipto. Con el dominio de los Territorios Ocupados, Israel se
hizo con el control de toda la Palestina Histórica y desarrolló un gobierno sobre los
palestinos que combina hasta nuestros días colonización y segregación racial.

13
United Nations General Assembly, «Resolution 181 (II) [Future government of Palestine] »,
(A/RES/181(II)), 29 November 1947 [disponible en línea] United Nations Information System for the
question of Palestine (UNISPAL),
<http://unispal.un.org/unispal.nsf/9a798adbf322aff38525617b006d88d7/7f0af2bd897689b785256c33006
1d253?OpenDocument>, consulta 1/10/2014
14
Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo Unidas
(UNRWA) fue creada en enero de 1949 bajo la presión de empresarios estadounidenses con la idea de
que, como el plan Marshall hacía en Europa, se promoviese en Oriente Próximo un cierto nivel de vida
que frenase la expansión soviética. Véase: ibíd., pág. 202
15
United Nations General Assembly, «Resolution 194 (III) [Palestine - Progress Report of the
United Nations Mediator]», (A/RES/194 [III]), 11 December 1948, [disponible en línea] United Nations
Information System for the question of Palestine (UNISPAL),
<http://unispal.un.org/unispal.nsf/9a798adbf322aff38525617b006d88d7/c758572b78d1cd0085256bcf007
7e51a?OpenDocument>, consulta 1/10/2014.
16
Ilan Pappé, Historia…, págs. 201-208. Para la situación de los palestinos del interior, véase: BADIL
Resource Center, Survey… op. cit., págs.13-15; también las obras especializadas de Ilan Pappé, The
Forgotten Palestinians. A History od the Palestinians in Israel (New Haven Conn.: Yale University
Press, 2011) y de Camille Mansour (ed.), Les palestiniens de l’intérior (Washington, D.C.: Institute for
Palestine Studies, 1989).
Los conflictos bélicos puntuales no han sido el único motivo por el cual los
palestinos se han visto y se ven obligados a abandonar sus hogares. La situación asfixiante
en la que se encuentran debido al control de movimiento que impone la ocupación ha
hecho que muchos hayan buscado refugio en países del Golfo y también en países
europeos, en los que han solicitado asilo. Sus condiciones en los países árabes vecinos
son dispares y se puede decir que, al menos hasta antes del conflicto sirio, el país donde
gozan de menos derechos es Líbano.

Guerra, literatura y paz


La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fijó su base de operaciones
en Líbano entre los años 1970 y 1982. La participación activa de los palestinos en la
Guerra civil libanesa (1975-1990) hace que su presencia haya sido y sea visceralmente
mejor o peor bienvenida, según las simpatías ideológicas de cada cual.
Con el pretexto de querer acabar con la resistencia palestina, Israel invadió Líbano
en 1978, ocupando el país hasta el río Litani, que dio nombre a la operación. Poco después
se retiró estableciendo en el sur hasta el año 2000 lo que denominó una «zona de
seguridad», sirviéndose del apoyo de la milicia libanesa Ejército Libre del Sur. En 1982,
emprendió una nueva ofensiva y cercó la ciudad de Beirut durante el verano, hasta que
logró expulsar en septiembre a la OLP del Líbano. Durante el sitio de Beirut y la posterior
Guerra de los Campamentos (1985-1986) entre la milicia libanesa Amal, apoyada por
Siria, y los palestinos y sus aliados libaneses, se arrasó el 57% de los hogares de los ocho
campamentos palestinos de las regiones de Beirut, Sidón y Tiro; otro 36% fueron dañados
mediante los bombardeos, la artillería o las excavadoras. La violencia afectó al 90% de
los habitantes de esos campamentos, 200.000 palestinos fueron desplazados y 30.000
perdieron sus vidas en el conflicto17.
Durante la contienda, la población civil palestina fue blanco de diversos grupos.
Una de las agresiones más sangrientas y crueles tuvo lugar en los campamentos de Sabra
y Chatila, cuando las falanges cristianas, apoyadas logísticamente por el Ejército israelí
en una operación dirigida por Ariel Sharon, acabaron con la vida de 2400 personas,
mujeres, niños y ancianos en su mayoría, entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982,
dos días después del asesinato, hasta hoy sin autoría probada, del presidente libanés
Bashir Gemagel y docenas de milicianos falangistas. El escritor francés Jean Genet, que

17
En BADIL Resource…, pág. 30
entonces se encontraba en Beirut y visitó el campamento de Chatila inmediatamente
después de lo sucedido, ofrece su escalofriante testimonio en el ensayo Cuatro horas en
Chatila, traducido al castellano por Antonio Martínez Castro, prologado por Pedro
Martínez Montávez y acompañado de un texto de Juan Goytisolo18.
El cerco de Beirut durante el verano de 1982 es asimismo el momento en el que
transcurre el poderoso monólogo interior de inspiración autobiográfica escrito en prosa
por el máximo poeta palestino contemporáneo, Mahmud Darwish. Se trata de Memoria
para el olvido, traducida al español por Manuel C. Feria García. Mahmud Darwish, nació
en Palestina en 1942 y tuvo que exiliarse junto con su familia al Líbano en 1948, pero
poco después volvió a Galilea clandestinamente. En la década de los sesenta fue
encarcelado varias veces debido a su activismo y finalmente, en 1970, abandonó Israel
para viajar por diversos países e instalarse por último en Beirut hasta 1982, donde
comenzó a colaborar estrechamente con la OLP y se convirtió en miembro de su Comité
Ejecutivo. En 1982 abandonó Líbano al igual que el resto de los dirigentes. Memoria para
el olvido es la memoria de un turbio y al mismo tiempo lúcido día próximo a su
evacuación de Beirut19.
Elias Khoury es otro gran autor, libanés en este caso, que militó activamente en la
OLP y que asimismo elige la técnica del monólogo interior para escribir una de las
grandes obras sobre la lucha de la resistencia palestina en Líbano, La Cueva del Sol,
traducida al castellano por Jaume Ferrer Carmona. En torno a la historia de un mítico
guerrillero, Abu Sálim, postrado en coma en la cama de la clínica del campamento de
Chatila, su hijo adoptivo, Jalil, entrelaza armoniosamente acontecimientos históricos,
anécdotas y personajes del pasado y del presente, mediante un monólogo interior que
recrea con un realismo onírico el éxodo palestino de Israel hacia Líbano, las operaciones
de la resistencia, la vida del campamento y las visitas clandestinas de Abu Sálim al otro
lado de la frontera israelí para encontrarse con su mujer en la Cueva del Sol. Esta es sin
duda una de las grandes obras sobre los refugiados palestinos en Líbano20.

18
Jean Genet «Quatre heures à Chatila», L'Ennemi déclaré, Textes et entretiens. OEuvres Complètes,
tome VI (Paris: Gallimard, 1991), versión española: Cuatro horas en Chatila, trad. Antonio Martínez
Castro (Madrid: Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, 2002). Las aportaciones por la adquisición de
esta traducción estaban destinadas a sufragar gastos del proceso contra Ariel Sharon por las matanzas de
Sabra y Chatila ante los tribunales de Bélgica.
19
Mahmud Darwish: Dakira lil-nisyan, 1987, versión española: Memoria para el olvido, trad. Manuel C.
Feria García (Guadarrama: Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, 1997)
20
Elias Khoury, Bab al-Shams, 1998, versión española: La Cueva del Sol, trad. Jaume Ferrer Carmona
(Madrid: Alfaguara, Santillana Ediciones Generales, 2009)
Por otro lado, sin ocupar el tema palestino toda la atención, como es el caso de las
tres obras mencionadas anteriormente, nos encontramos con algunas novelas traducidas
al castellano que destacan por ofrecer una imagen de la sociedad libanesa durante la
guerra civil en toda su complejidad, y que por lo tanto aluden de alguna manera a la
presencia palestina y su papel en el momento histórico. Es el caso de Yalo y El viaje del
pequeño Ghandi, también de Elias Khoury, y de las obras de dos importantes voces
femeninas: Beirut 75, de la siria afincada antes en Beirut y hoy en París Ghada Samman;
y El labrador de Aguas, Mi señor y mi amor y La luz de la pasión, de la libanesa, también
residente en Francia, Huda Barakat.
Yalo, de Elias Khoury, traducida también por Jaume Ferrer Carmona, nos permite
asomarnos a unas desagradables dependencias policiales durante la guerra a través de un
rico personaje que a fuerza de golpes y vejaciones reformula su «confesión de los hechos»
día tras día, y nos sumerge en la vida marginal beirutí. Se trata de un personaje al que el
lector desprecia, pero también perdona en un ejercicio de compasión y de valoración de
los derechos humanos21.
El Beirut más popular y callejero es asimismo protagonista de El viaje del pequeño
Ghandi, traducida por Mª Luz Comendador. De nuevo, la novela de Khoury se genera a
partir de diversas historias entrelazadas, que dibujan la complicada sociedad libanesa de
la época del conflicto. El personaje motor es un limpiabotas, el pequeño Ghandi, hallado
muerto en la calle en septiembre de 1982 por Alice, una antigua prostituta amiga suya22.
Ghada Samman escribe en 1974 su premonitoria obra Beirut 75, traducida por
José Miguel Puerta Vílchez23. Como en las obras de Khoury, la variedad de historias y
personajes conexos se encarga de ofrecer la caleidoscópica imagen de una Beirut en pleno
apogeo cultural y hedonista, dueña de una violencia latente que terminará por estallar.
Ghada Sammán, declarada feminista, al igual que Huda Barakat, aborda en esta obra
importantes temas como la corrupción política, el tribalismo y la libertad sexual de la
mujer, cuyo precio pagará su principal protagonista, Yasmina. Tanto ella como otro de
los personajes principales, Farah, llegan a Beirut desde Damasco en busca de libertad y
prosperidad, y terminan siendo engullidos por el talante autodestructivo que Samman le

21
Elias Khoury, Yalo, 2002, versión española: Yalo, trad. Jaume Ferrer Carmona (Madrid: Alfaguara,
Santillana Ediciones Generales, 2011)
22
Elias Khoury, Rihla Ghandi al-Sagir, 1989, versión española: El viaje del pequeño Ghandi, trad. Mª
Luz Comendador (Barcelona: Icaria, 2009)
23
Ghada Samman, Beirut 75, 1974, versión española: Beirut 75, trad. José Miguel Puerta Vílchez
(Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional, 1999)
confiere a esta ciudad. En Beirut 75, la autora pone de relieve la ambigüedad y
esquizofrenia de la ciudad, en la que la modernidad no parece ser sinónimo de
progresismo; y en la que todos los habitantes parecen estar siendo explotados de una
manera u otra24. La novela Beirut 75 resultó en el momento de su publicación muy
innovadora en cuanto a los temas tratados y la técnica narrativa empleada.
Respecto a Huda Barakat, encontramos en castellano tres de sus obras. La primera
que se publicó en español fue La luz de la pasión, traducida por Milagros Nuin25. En ella,
la autora explora la mente enferma de un hombre internado en un psiquiátrico para a
través de sus recuerdos alterados y alucinados sumergir de nuevo al lector en el caos y la
violencia de la guerra.
En el año 2007, se publica traducida por Anna Gil Bardají El labrador de aguas26.
Con ella Barakat había ganado el Premio Naguib Mahfouz de las letras árabes casi una
década antes. La novela cuenta la historia de Nicolás, protagonista principal y narrador,
un comerciante de telas que se ve obligado a vivir en el sótano de su tienda en plena línea
verde, destruida después de que su apartamento fuera saqueado y ocupado también.
Atrapado, se entretiene rememorando el pasado histórico que explica el origen de las telas
preciosas que el sótano ha logrado proteger del fuego y su vida pasada en el hogar familiar
junto a su madre, una antigua cantante frustrada, y Shamsa, la sirvienta y amante kurda.
Durante la noche, Nicolás vaga por las calles, en tierra de nadie, en busca de alimento y
temiendo ser atacado por las manadas de perros callejeros.
La tercera y última novela de Huda Barakat trasladada al castellano es Mi señor y
mi amor, traducida por Jaume Ferrer Carmona 27. En esta ocasión, la historia es narrada
por dos voces, la de Wadie, el protagonista masculino, y la de su mujer Samia, que viene
a matizar la historia contada por su esposo. Durante la primera parte de la obra, Wadie
relata su infancia y adolescencia, cómo abandona el colegio para convertirse en un
miliciano sediento de sangre que se ve obligado finalmente a escapar acompañado de su
mujer a Chipre. En la segunda parte, Samia toma el relevo y nos revela la participación

24
Encontramos traducida al español otra obra de la autora, La luna cuadrada, una colección de relatos en
los que realidad y fantasía se funden en las vivencias y memorias de sus protagonistas, todos ellos
libaneses y sirios expatriados: Ghada Samman, al-Qamar al murabbaa, 1994, versión española: La luna
cuadrada (Granada: Comares, 2007)
25
Huda Barakat, Ahl al-hawa, 1993, versión española: La luz de la pasión, trad. Milagros Nuin
(Barcelona: Seix Barral, 2000)
26
Huda Barakat, Harith al miyah, 1998, versión española: El labrador de aguas, trad. Anna Gil Bardají
(Barcelona: Balacqva, 2007)
27
Huda Barakat, Sayyidi wa habibi, 2004, versión española: Mi señor y mi amor, trad. Jaume Ferrer
Carmona (Barcelona: La Otra Orilla, 2008)
de su marido en negocios de tráfico de armas y cómo ella se ha convertido sin que él lo
sepa en camarera, y presumiblemente prostituta, de un night-club chipriota.
En esta y en casi todas las novelas de las que hemos hablado, el hedonismo, la
corrupción y la violencia aparecen como componentes importantes de la ciudad de Beirut
durante la guerra. Asimismo, sin dogmatismos, suele presentarse una galería de
personajes de diferentes condiciones y posturas ideológicas, víctimas y verdugos a un
mismo tiempo, que invitan a una reflexión tolerante sobre la moralidad y la culpa. Tal
vez de esta manera, la ficción literaria pueda purgar a los lectores del Líbano de los
demonios que las prácticamente inexistentes campañas de reconciliación nacional y de
recuperación de la memoria histórica habrían podido remover para curar heridas de
manera definitiva. La literatura, en este sentido, cumple una función pacificadora, del
mismo modo que la traducción cumple su función de mediación: de ahí la importancia
extrema de promover ambas.

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