dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”. ¿QUÉ ES LA LLUVIA TEMPRANA Y TARDÍA? En Israel, en los tiempos bíblicos, existía la época de las lluvias. Las primeras eran las tempranas, que mojaban y preparaban el suelo para la siembra. Las últimas eran las tardías, que preparaban las plantas para la colecta. Dios preparó dos grandes derramamientos del Espíritu para la época inicial y la final de la predicación del evangelio. Estas épocas se llaman Lluvia temprana y tardía. ¿CUÁNDO OCURREN? La lluvia temprana ocurrió a partir del Día de Pentecostés, en el año 31 de nuestra era. Ese relato está en Hechos 2. Estamos en el momento en el que se puede derramar la lluvia tardía y será más intensa con la cercanía de los últimos eventos antes del cierre de la puerta de gracia. ¿CUÁL ES EL PROPÓSITO? “En ese tiempo, descenderá la ‘lluvia tardía’ o refrigerio de la presencia del Señor para dar poder a la voz fuerte del tercer ángel, y preparar a los santos para que puedan subsistir durante el plazo cuando las siete postreras plagas serán derramadas” (Primeros escritos, p. 86). ¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE ESO? “Esta bendición prometida, pedida con fe, trae consigo todas las demás bendiciones” (Obreros evangélicos, p. 302). ¿QUÉ FALTA PARA QUE RECIBAMOS LA LLUVIA TARDÍA? “Si todos lo quisieran, todos serían llenos del Espíritu” (Los hechos de los apóstoles, p.41). ¿QUÉ NECESITAMOS? “Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu? ¿Por qué no hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él?” (Los hechos de los apóstoles, p. 41). ¿ESO DEBE SUCEDER SOLAMENTE UNA VEZ EN NUESTRA VIDA? “El Señor está más dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que le sirven que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos. Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu”(Los hechos de los apóstoles, p.41, 42). ¿CUÁLES SON LAS CONDICIONES PARA RECIBIR LA LLUVIA TARDÍA? Fernando Chaij, en el libro Preparación para la crisis final, enumera por lo menos cinco cosas que debemos tener en nuestro corazón para recibir la lluvia tardía. 1 sentir la necesidad del Espíritu Santo y orar por él. 2 experimentar primero la lluvia temprana. 3 estar dispuesto a ser usado y guiado por el Espíritu Santo. 4 eliminar las disensiones. 5 despojarse del yo. Desarrollar y obedecer lo que ya conocemos. “Solo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas… ... no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos” (Testimonios para los ministros, p. 507). Cada uno debe hacer su parte, cuidando de su vida espiritual: “Por medio de la confesión y el abandono del pecado, por medio de la oración ferviente y la consagración a Dios, los primeros discípulos se prepararon para el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés” (Testimonios para los ministros, p.507). ¿Quién está dispuesto realmente a permitir que el Espíritu Santo tome el control de su vida, renunciando a sus pecados, las peleas, las críticas, y desea consagrar la vida a Dios? Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.