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CIÑÉNDONOS A DIOS

Mensaje:
En el libro del profeta Jeremías, capítulo 13 versículos 1 al 11, leemos como sigue: “Así me
dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en
agua.

Y compré el cinto conforme a la Palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos. Vino a mí
segunda vez Palabra de Jehová, diciendo: Toma el cinto que compraste, que está sobre tus
lomos, y levántate y vete al Éufrates, escóndelo allá en la hendidura de una peña. Fui, pues,
y lo escondí junto al Éufrates, como Jehová me mandó. Y sucedió que después de muchos
días me dijo Jehová: Levántate y vete al Éufrates, y toma de allí el cinto que te mandé
esconder allá” (vv. 1-6).
Y continúa diciendo: “Entonces fui al Éufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo
había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno. Y
vino a mí Palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de
Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén. Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras
que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para
servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto que para ninguna cosa es
bueno. Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la
casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por
fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon” (vv. 7-11). Según esta porción bíblica,
Dios recurrió a una analogía para hablarle al profeta Jeremías acerca de la condición
espiritual de Israel. El Señor comparó el pueblo a un cinto de lino que había escogido para
ceñirse los lomos, pero luego este cinto se corrompió al ser colocada junto al río Éufrates.
En este estudio, vamos a considerar el lino y su proceso de tratamiento, desde su
nacimiento hasta su uso como tela.

El lino es un tejido que se fabrica a partir de una planta que lleva el mismo nombre, y la
cual se asemeja al junco. Esta planta se cultivaba en las orillas del río Nilo, porque requiere
lugares pantanosos y húmedos para desarrollarse. Cuando el río Nilo se desbordaba,
arrastraba una tierra arcillosa que favorecía el crecimiento del lino. La materia textil se
extraía del tallo de esta planta, tras un procedimiento extenso y complejo. El proceso de
obtención del lino era laborioso. Primero, los tallos se sumergían en agua para sacarles la
materia resinosa y permitir que la fermentación ocurriera. Una vez que se había completado
la etapa de la fermentación, la fibra obtenida se separaba de la caña al molerla, y luego se
hilaba como el algodón. Entre los hebreos se designaba al lino con varios nombres, según
se aludiera a la tela fabricada, al hilo o a la fibra, y también al acto de machacar el cáñamo
de esta planta.

El lino se caracteriza por una serie de cualidades excepcionales. En primer lugar, posee un
color blanco forma parte de su estructura natural, o sea, que no es artificial: esto nos habla
de integridad, de algo que no se finge y que es sincero. Además, este color blanco es
duradero y no se amarillenta con el paso del tiempo, es decir, que no lo afectan las
condiciones exteriores, como, por ejemplo, el sol o la lluvia. En otras palabras el lino es
inalterable, invariable y constante a pesar de las circunstancias que le rodeen.

Las características del lino -blancura, duración, inalterabilidad y constancia- apuntan a las
cualidades de aquellas vidas que han sido purificadas por la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo. Estas permanecen inalterables y no se venden al mal, no las perturban las
propuestas y las posiciones, son fieles, constantes y sin doblez de ánimo.

I. EL LINO EN LOS PROPÓSITOS DE DIOS


Dios usó el lino para circundar y cercar el tabernáculo (Éxodo 26:1). El lino representaba
de forma gráfica la santidad de Dios, una cualidad insustituible para todo aquel que se
acercaba a Él. El lino, pues, testificaba acerca de la santidad de Dios, la cual es un atributo
moral de Dios. Asimismo, en sus ordenanzas a Moisés relativas a la vestidura de los
ministros de culto en el tabernáculo, Dios estipuló que el lino se usaría para la confección
de la ropa sacerdotal: “Y bordarás una túnica de lino, y harás una mitra de lino; harás
también un cinto de obra de recamador. Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también
les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura”, Éxodo 28:39-40.

En la descripción de la mujer virtuosa que realiza el rey Lemuel, el lino forma parte
también de la vestidura de la esposa perfecta, leemos: “De lino fino y púrpura es su
vestido”, Proverbios 31:22. En este caso, simboliza la pureza moral de la esposa, que no se
deja seducir por otro hombre que no sea su esposo.
Por último, el lino tipifica la santidad de la Iglesia que va a ser desposada con Cristo, y la
pureza que Dios requiere en Su Pueblo con relación a sus intenciones y obras: “Y a ella se
le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos”, Apocalipsis 19:8.

II. EL PROCESO DEL LINO


El modo de obtención del lino es muy significativo para que podamos comprender la
analogía que Dios empleó en el libro de Jeremías con relación a su pueblo.

El lino crece en los lugares pantanosos. Como se sabe, los pantanos consisten en unos
depósitos naturales de agua estancada cuyo fondo es cenagoso. Estos factores hacen que los
pantanos se constituyan en unos criaderos naturales de insectos y de invertebrados cuya
mordedura provoca enfermedades, fiebres, malestar y desgaste físico prematuro tanto en el
hombre como también en otros animales. En la ribera del río Nilo, no sólo había
abundancia de mosquitos y de serpientes venenosas, sino que también peligrosos
cocodrilos. En otras palabras, el lugar donde nace el lino es un lugar inhóspito, insalubre,
perjudicial y malsano.

Todo esto apunta al mundo y a su corrupción, a la obra de las tinieblas en las mentes y en
los corazones, al envilecimiento y a la depravación de la humanidad apartada de Dios. Por
desgracia, ahí es donde nos ha tocado nacer, crecer y morir; a no ser que intervenga la
mano poderosa de Dios.

Amados lectores, en un lugar tan insalubre, malsano, corrompido y libertino es donde


apareció la mano redentora de Dios por medio de nuestro amado Salvador Jesucristo. El
vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido en delitos y pecados. Lo vil del mundo, lo
desechado, lo menos apreciable es lo que nuestro Redentor vino a sacar del todo para
ponerlo sobre sus lomos.

No obstante, para que el lino salga del pantano y se trasforme en cinto de Dios, éste ha de
pasar por tres procesos dolorosos: 1) La sección; 2) el machacamiento; y por último, 3) la
hilanza.
1) Sección

Los recogedores de lino tenían que aplicar en la base de su caña un cuchillo afilado para
poder cortar con nitidez. E igualmente, Dios posee una herramienta que corta del pantano,
del mundo, de los vicios y del pecado. La salida del pantano requiere el filo de la palabra de
Dios: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón”, Hebreos 4:12.

Algunos creen que se puede pasar del pantano cenagoso de este mundo a ser cinto de Dios
por medio de un “trasplante”. Estas personas quieren pasar del mundo al cielo, pero
conservando aquellas raíces que se alimentaron del fango del pantano. No obstante, a
menos que no se corte, se ampute, se divida y se separe el lino del pantano y de su cieno, no
se podrá obtener el cinto de lino.

Nuestro Señor Jesucristo se metió en el pantano de este mundo no sólo con Su sangre
redentora, sino también con el filo agudo de la Palabra, a fin de que, arrepentidos, le
suplicáramos que nos sacara del pantano, que nos cortara del pecado y nos separara de éste.

2) Machacamiento

La etapa de la sección del lino es dura, pero después llega la segunda etapa, que es aún más
dolorosa. La caña de lino no se usa para tejer, sino que es menester extirpar la fibra que ésta
encierra en su seno. Para poder extraer la fibra de su envoltorio exterior, los tejedores
debían golpear fuertemente la caña con unas piedras pesadas. A medida que se golpeaba la
caña, iba apareciendo la fibra blanca que sería usada para confeccionar vestiduras.

Mientras que el cuchillo nos separó del pantano, del mundo y del pecado; ahora la piedra
tiene que separarnos de nosotros mismos, de la caña que nos envuelve. La caña que nos
rodea corresponde a nuestro carácter lleno de orgullo, de vanidad, de soberbia; y se
relaciona con todo aquello que todavía prevalece en nosotros (nuestros rasgos, carácter y
temperamento).
Puede ser que aun estando fuera del pantano (o sea, el mundo) y hallándonos en la iglesia,
todavía permanezca en nosotros el envoltorio exterior, y que aún predomine la caña, sobre
el lino. Golpeamos a nuestros hermanos con la lengua, los ofendemos, los menoscabamos,
los injuriamos y los herimos. ¿Por qué sucede esto? Porque no hemos dejado que la piedra,
Cristo, nos quite el envoltorio y nos haga semejantes a Él.

Dicen las Escrituras: “Acercándoos a Él, piedra viva, desechada ciertamente por los
hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He
aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en
Él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, Él es precioso; pero para los
que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del
ángulo; y piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la Palabra, siendo
desobedientes…”, 1 Pedro 2:4-8.

Recuerde que Cristo es la piedra que levanta o que lleva a la caída. Y si no dejamos que
esa piedra nos golpee, pasan los años y somos un problema dentro del hogar, en el trabajo,
la iglesia, en la misión. Israel estaba siendo golpeado duramente con la piedra de Egipto,
mas no entendía que ese era el proceso por el cual el envoltorio de la esclavitud dejaría salir
el tejido resplandeciente y blanco del sacerdocio.

3) Hilanza
Pero después del proceso de la piedra necesitamos algo más. El proceso de la rueca, o la
rueda en la que se hilaba el lino. Este es el proceso por el cual el lino deja de ser fibra para
ser hilo.

La fibra no se puede tejer a menos que no se convierta en hilo. En este proceso la fibra se
va transformando en hilo por medio de la torsión. Cuando el lino se hace hilo, entonces y
sólo entonces, puede ser tejido con otros hilos en el telar para así confeccionar la tela.
Cuando se teje, el hilo pierde su individualismo para formar con otros hilos la vestidura. Y
asimismo, cuando uno está en Cristo se acaba la independencia, la voluntad propia, la
imagen personal y empieza el anonimato dentro del conjunto. Lo que debe prevalecer en la
Iglesia de Cristo no son los individualistas, los independientes, los que tiene sus propios
planes, los que utilizan y manipulan a los otros hilos para tejer su propia túnica, su propio
ministerio, su propia imagen.

Lo único que tiene que aparecer es Cristo y el cuerpo de Cristo que es su Iglesia, nadie
tiene que ver el hilo, la que va a ser glorificada es la Iglesia y no el hilo. Cuando el lino
acepta estos tres procesos es cuando pasa a tener privilegios.

III. EL PRIVILEGIO DEL LINO

La ciencia ha explorado el espacio y el universo, queriendo así penetrar sus misterios. Los
misterios no son las galaxias, ni los planetas, ni las estrellas. No obstante, el apóstol Pablo
señala que no existe misterio más grande que el de la Piedad, esto es, la encarnación del
Hijo de Dios: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne…”, 1 Timoteo 3:16.

Dios miró a Egipto y vio a su pueblo sumido en lugares pantanosos, lugares de sufrimiento
y dolor. En esta etapa del proceso, Egipto estaba golpeando la envoltura del lino que era
Israel, para que surgiera el cinto de lino que Dios se pondría sobre Sus lomos. “Porque
como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y
toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza
y por honra…”, Jeremías 13:11.

En la declaración de este versículo, Dios describe lo que representaba la unión del cinto y
Sus lomos y los efectos positivos que esta unión produjo:

1.Pueblo = identidad

2.Fama = testimonio
3.Alabanza = exaltación

4.Honra = virtud y poder de Dios

Dios exaltó al lino del pantano, y lo puso como muralla en Su tabernáculo y como
vestidura sagrada para Sus sacerdotes. Tomó al pueblo de Israel para mostrarle al mundo su
poder y su propósito redentor, quería que fueran los exponentes de su Santidad, de su
identidad. Israel debía ser el escaparate donde el mundo pudiera ver la obra que Dios quería
hacer con todos los hombres, sacándolos del lugar de condenación para ponerlos en un
lugar de honra y de gloria.

Israel tenía que ser el testimonio que llevaría a las naciones la fama de Dios, que lo
exaltara a los ojos del mundo y mostrará que el poder y la virtud de Dios eran ilimitados. El
lino pasó del lodo a los lomos de Dios, de ser caña, a se pueblo para la fama, alabanza y
honra de Dios.

IV. EL PRIVILEGIO DEL LINO


El peligro del lino consiste en el desprendimiento de los lomos de Dios. La humildad, el
sufrimiento, los padecimientos nos llevan al lugar de honra y de honor. En cambio la
soberbia, la arrogancia y el descuido, nos harán salir de las alturas y ser arrancados de los
lomos de Dios.

El hecho de no escuchar a tiempo la Palabra de Dios, el consejo, la amonestación y la


corrección, lleva a prestarle atención a las imaginaciones del corazón. Se cambiará la voz
de Dios por lo del propio razonamiento, del propio corazón: “Engañoso es el corazón más
que todos las cosas, y perverso…”, Jeremías 17:9.
Cuando se apaga el fuego de la voz de Dios en el corazón, se enciende el fuego del consejo
propio. La persona deja de razonar, y en vez de escuchar la voz de Dios, solamente escucha
lo que le dicta la voz del propio corazón (Jeremías 20:9).

Dios le dijo a Jeremías que se desprendiera del cinto y lo escondiera. Cuando uno se
desprende de los lomos de Dios, empieza la vida de disimulación y oculta, y se manifiestan
las intenciones escondidas. Esto es lo que acerca al lino al agua que lo cobijó.

Pero aquí sucede algo estremecedor, y es que el agua del pantano que lo nutrió para que
fuera lino fino, ahora lo pudre, lo corrompe y lo torna inservible. La Palabra de Dios es
clara y contundente y nos dice que “vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es
bueno” (Jeremías 13:10b).

Cuando Dios retira a alguien de Sus lomos, de Su entorno, venimos a ser inservibles e
inútiles. Se pierde la unción, se pierde la gracia, se pierde la eficacia, se pierde la Palabra y
se pierde el alma.

Amado amigo, si usted se encuentra en el pantano rodeado de fango, de pecado y de


miseria ¿por qué no le pide a Dios que le haga lino y lo lleve sobre Sus lomos? Hermano, si
estás por desprenderte o ser desprendido de los lomos de Dios. ¿Por qué no buscas a Dios
de todo corazón para que te restaure ahora mismo? Dios les bendiga.

Rev. Alberto Ortega Reyes

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