Está en la página 1de 17

Señores

Oficina de Asignaciones (Reparto)


FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
Bogotá, Colombia
E. S. D

Atención,

Señor (a)
FISCAL DELEGADO(A) ANTE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Bogotá, Colombia
E. S. D.

ASUNTO: Denuncia penal en contra del Ministro Ad Hoc de Educación,


Juan David Correa Ulloa, por la presunta comisión del delito de
Prevaricato por acción. (Arts. 413 de la Ley 599 de 2000).

Respetados señoras o señores,

JOSÉ ISMAEL PEÑA REYES, identificado como aparece al pie de mi firma, acudo
respetuosamente ante Ustedes con la finalidad de interponer denuncia en contra
del Ministro de Educación ad hoc, Juan David Correa Ulloa, por la presunta comisión
del delito cometido de Prevaricato por acción (Arts. 413 de la Ley 599 de 2000).

Lo anterior, porque la resolución 007480 emitida por el Ministerio de Educación el


pasado 15 de mayo de 2024, y suscrita por el Ministro Ad Hoc, Juan David Correa
Ulloa, es un acto manifiestamente contrario a la Ley 1740 de 2014 que vulnera caros
principios y bienes jurídicos protegidos por el Derecho Penal colombiano. Allí, como
es sabido, de forma evidentemente antijurídica, se ordena al Consejo Superior
Universitario de la Universidad Nacional de Colombia, que en el término de
veinticuatro (24) horas contadas a partir de la comunicación de la resolución, se
convoque a sesión extraordinaria cuyo único punto del orden del día sea encargar
a un Rector(a) de manera transitoria.

Así las cosas, señor(a) fiscal, lo cierto es que el ministro, entre muchas razones de
derecho que más adelante evidenciaré; presuntamente prevaricó por las siguientes
razones:

- El Ministro de Educación Ad-Hoc utiliza los numerales 5 y 7 del artículo 9 de


la Ley 1740 de 2014 para justificar la imposición de un rector encargado en
la Universidad Nacional de Colombia. Sin embargo, esta interpretación y
aplicación de la ley se realiza de manera incorrecta y con un objetivo político
y no legal. Esto pues, a pesar de que el Consejo Superior Universitario
designó legalmente a José Ismael Peña Reyes como rector, el Ministro de
Educación Ad Hoc desconoció esta decisión y está promoviendo la
imposición de un rector encargado.

Así las cosas, lo hecho por el ministro no es legal, pues lo cierto es que la
Ley 1470 de 2014 en ninguno de sus apartados faculta al Ministro de
Educación Ad Hoc para ordenar al Consejo Superior Universitario a nombrar
un rector encargado.

- En segundo lugar, también considero que es ilegal la decisión, pues lo cierto


es que el Acuerdo 011 de 2005 del CSU, "Por el cual se adopta el Estatuto
General de la Universidad Nacional de Colombia", en su Artículo 16, que trata
sobre las funciones del Rector, en su Numeral 24, establece lo siguiente:
Numeral 24: "Encargar de la Rectoría, en sus ausencias temporales, a un
servidor público del nivel directivo."

Esto significa que el rector tiene la facultad de designar un encargado


temporal para la rectoría únicamente durante sus ausencias temporales. Esta
normativa asegura que la suplencia sólo se aplica en casos de ausencia
temporal y no como una duplicidad del cargo cuando ya existe un rector
activo. En el caso que nos atañe, no constituye ninguna de las causales, por
lo tanto la resolución resulta contraria a la normatividad.

- Y, en tercer lugar, vale la pena aclarar que es evidente la violación al debido


proceso en la resolución, pues lo cierto es que ni siquiera dieron espacio a
recursos cuando la ley claramente establece que procede el recurso de
reposición en esta clase de actos. Así que es claro que solo hubo una
intención de proferir una resolución contraria a derecho y que el afectado(s)
no tuviera(n) posibilidad de controvertir.

Es por lo anterior, señor/a fiscal que, sin perjuicio de las demás conductas punibles
que llegaren a considerarse, es claro que el acá denunciado ha actualizado, cuando
menos, los elementos del tipo objetivo del delito de prevaricato por acción como
pasará a explicarse con mayor detalle a continuación, no sin antes poner de
presente los siguientes:

I. HECHOS

Relaciono a continuación los hechos jurídicamente relevantes que se exponen a


continuación:

1. El día 11 de marzo de 2024, durante un evento realizado en el campus de la


Universidad Nacional, sede Bogotá, el Presidente de la República de
Colombia, Gustavo Petro, hizo una referencia pública, indicando que sus tres
delegados “respetarían” al candidato que ganara la consulta abierta,
expresando su deseo de que se convirtiera en el próximo rector de la
Universidad Nacional.
Los resultados de la consulta pública fueron los siguientes:

Vale la pena aclarar, tal y como ya ha sido ampliamente ventilado en medios


públicos y como lo ha aclarado la jurisprudencia del Consejo de Estado que
los resultados de la consulta no son vinculantes y lo único que permiten es
separar a los primeros 5 candidatos que pasarán a la deliberación y
designación del CSU.

2. En virtud de dicha consulta a la comunidad universitaria y del proceso de


designación que está REGLADO JURÍDICAMENTE, el 21 de marzo de 2024
el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Colombia (en adelante
CSU) sesionó y eligió a José Ismael Peña para ocupar el cargo de rector de
la Universidad Nacional de Colombia para el periodo comprendido entre
2024-2027. Sobre esa decisión se expidió ese mismo día un comunicado.

Esta decisión fue consignada en un acta, que fue aprobada por 5 de los 8
consejeros y se expidieron constancias de su ejecutoria, vigencia y certeza
por parte de la Secretaría General de la Universidad Nacional de Colombia.
Así las cosas y según el ordenamiento jurídico colombiano, en dicho
momento se ratificó el rector José Ismael Peña como rector elegido por la
CSU desde el 21 de marzo de 2024.

Ahora bien, lo cierto es que, en virtud de dicha acta, y de lo que allí se


consigna, han surgido varias controversias de orden público y jurídico, pero
también es claro que esta ya ha nacido a la vida jurídica y cuenta con
presunción de legalidad. Tan así es que, inclusive, el candidato perdedor,
Leopoldo Munera y otros, han radicado demanda de nulidad del acto de
designación plasmado en el acta que el MEN considera inexistente (Acta 05)
con el fin de nombrar un rector encargado aduciendo que hay vacancia del
mismo.

3. A pesar de todo el conflicto jurídico que se ha generado por la negativa


antijurídica de la Ministra de Educación de firmar el acta, y ante la negativa
también de señalar fecha y hora para la posesión, el suscrito tomó posesión
del cargo el 2 de mayo de 2024 ante siete (7) testigos y protocolizarla en la
Notaría 14 de Bogotá, en virtud de lo reglado en el artículo 269 de la Ley 4
de 1913, el cual reza en los siguientes términos:
“ARTÍCULO 269. Por regla general, cuando la autoridad
correspondiente se negare, sin causa legal, a dar posesión a un
empleado cuyo nombramiento emane de otra, aquel puede
posesionarse ante cualquier empleado que ejerza autoridad o
jurisdicción, o ante dos testigos, dando cuenta de ello a quién le hizo
el nombramiento.”

4. Con la posesión, inicié mi ejercicio legal como rector de la Universidad


Nacional de Colombia que, evidentemente y como es debido, luego fue
radicada ante el Ministerio de Educación Nacional para que registrara dicha
posesión y “formalizara” la representación legal de la entidad.

5. El 10 de mayo de 2024 la Procuraduría General de la Nación concluyó de un


informe de vigilancia preventiva lo siguiente: “De lo expuesto, este órgano de
control evidencia que, conforme a lo consignado en el acta de la sesión
adelantada el 21 de marzo de 2024, y confrontada con la normativa que
regula la designación del rector de la Universidad Nacional de Colombia, el
Consejo Superior en el marco de la autonomía universitaria, siguió el
procedimiento establecido para designar como rector de la Universidad
Nacional de Colombia al señor José Ismael Peña Reyes, con el voto
favorable de 5 consejeros, es decir por mayoría tal como lo exige el artículo
72 del Acuerdo 011 de 2005 del CSU que al respecto señala: “…Para la
designación de Rector o de Decanos de Facultad por parte del Consejo
Superior Universitario, se requerirá el voto favorable de la mitad más uno de
los miembros con derecho a voto que lo conforman”.” (negrillas y subrayas
fuera de texto).

1. El día 7 de mayo de 2024, según se observa en el Decreto Presidencial 571


del 8 de mayo de 2024, la ministra de educación presentó impedimento
durante el Consejo de Ministros, por lo que consecuentemente se aceptó
dicha condición y se procedió a nombrar como ministro ad hoc al señor Juan
David Correa.

2. El 15 de mayo el Ministro Ad Hoc, Juan David Correa, expidió la resolución


007480 en donde ordenó al Consejo Superior Universitario convocar a una
reunión extraordinaria dentro de las próximas 24 horas, en el que el único
punto sería encargar a un Rector(a) de manera transitoria mientras se adopta
una decisión definitiva por parte del CSU. Todo esto con base
SUPUESTAMENTE en los numerales 5 y 7 del artículo 9 de la Ley 1740
de 2014.

Por lo anterior, el acto emitido por el Gobierno Nacional viola de manera


directa el artículo 69 de la Constitución Política de Colombia, que indica que
se garantiza la autonomía universitaria.

II. FUNDAMENTOS DE DERECHO:


A. Delito de prevaricato por acción:

El delito de prevaricato por acción y sus elementos se encuentran dispuestos en el


Artículo 413 de la ley 599 de 2000 al siguiente tenor:

“El servidor público que profiera resolución, dictamen o concepto


manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión de cuarenta y ocho (48)
a ciento cuarenta y cuatro (144) meses, multa de sesenta y seis punto
sesenta y seis (66.66) a trescientos (300) salarios mínimos legales
mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas de ochenta (80) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses.”

En cuanto a los elementos que configuran el tipo de este delito, se puede decir que
la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia ha
dicho lo siguiente:

“La tipicidad objetiva del delito de prevaricato por acción, conforme a la


hipótesis normativa establecida en el artículo 413 del CP, reclama un sujeto
agente calificado, como que no puede ser otro distinto al servidor público, un
verbo rector: proferir y, dos ingredientes normativos, asaz diferenciados: (i)
«resolución, dictamen o concepto» y, (ii) «manifiestamente contrario a la
ley” 1.

En el mismo sentido, sobre la descripción del tipo penal, reitera la Corte la necesidad
de especificar claramente los elementos constitutivos del delito para evitar
interpretaciones ambiguas:

“i) un sujeto activo calificado, es decir, que se trate de un servidor público; (ii)
que profiera resolución, dictamen o concepto; y (iii) que este pronunciamiento
sea manifiestamente contrario a la ley, esto es, no basta que la providencia
sea ilegal -por razones sustanciales, de procedimiento o de competencia-,
sino que la disparidad del acto respecto de la comprensión de los textos o
enunciados -contentivos del derecho positivo llamado a imperar- “no admite
justificación razonable alguna» .

Dicho de otro modo, «cuando las decisiones se sustraen sin argumento


alguno al texto de preceptos legales claros y precisos, o cuando los
planteamientos invocados para ello no resultan de manera razonable
atendibles en el ámbito jurídico, verbi gratia, por responder a una palmaria
motivación sofística grotescamente ajena a los medios de convicción o por
tratarse de una interpretación contraria al nítido texto legal» .

En sí, la actuación prevaricadora es aquélla que contradice de forma


inequívoca el sentido del texto normativo, por manera que la decisión
censurada se revela en sí misma caprichosa, fruto de la arbitrariedad del

1
Corte Suprema de Justicia sentencia del 7 junio 2017, rad. 46206; M.P Eyder Patiño Cabrera.
servidor. Consecuentemente, el juicio de tipicidad objetiva no versa sobre el
acierto o desatino de la determinación. Se censura el yerro que trasciende al
simple error, que se devela en sí mismo absurdo, irrazonable e inadmisible y,
por lo mismo, revelador de la intención positiva del funcionario de apartarse
del precepto normativo para imponer su voluntad, y desprovista de cualquier
ponderación que la justifique.

Es así que, dicho comportamiento delictivo solo admite la modalidad dolosa,


por ello, el prevaricato por acción no se configura cuando la decisión, aunque
sea contraria a la ley, es el resultado de la inexperiencia, desidia, impericia,
ignorancia o ausencia de algún propósito criminal de quien la profiere”. 2

Adicionalmente, sobre el elemento normativo del tipo de “la manifestación contraria


a la ley”, hay que decir que lo que se indica es que la ilegalidad de la resolución
debe ser clara. Por lo tanto, la manifestación del funcionario público no se debe
tratar de un mero error interpretativo, sino de un acto que contradice de manera
latente las normas jurídicas aplicables, al respecto la Sala ha sostenido: “que la
decisión es producto del capricho o arbitrariedad, como cuando se advierte por la
carencia de sustento fáctico y jurídico, el desconocimiento burdo y mal intencionado
del marco normativo” 3.

A lo anterior, la Sala resalta la inferencia de la estructuración del elemento normativo


para garantizar la coherencia en la aplicación judicial:

“111.- Esto significa, en criterio de la Sala, que para la estructuración del


referido elemento del tipo penal objetivo no es suficiente que la providencia
sea simplemente ilegal, o desacertada, sino que es necesario que la
disparidad del acto con los enunciados normativos o la comprensión de sus
contenidos sea de tal entidad que «no admita justificación razonable alguna»
(CSJ AP4267–2015, rad. 44031 y CSJ SP3578–2020, rad. 55140).

112.- La acreditación de estos tópicos exige tener en cuenta los fundamentos


jurídicos y probatorios en los que el funcionario judicial sustentó la decisión
tildada de prevaricadora, así como las circunstancias en que fue proferida y
los elementos de juicio con los que contaba al momento de pronunciarse, a
partir de un análisis ex ante y no a posteriori del caso (CSJ SP, jul. 3 de 2013,
rad. 38005; SP4620–2016, rad. 44697 y CSJ SP467–2020, rad. 55368, entre
otras).

113.- En lo que respecta al elemento subjetivo de la conducta, como quiera


que el delito de prevaricato por acción es de modalidad dolosa, esto implica
probar que el autor sabe que actúa «en contra del derecho y que, tras ese

2
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, SP157 del 7 de febrero de 2024, Rad. No
61539. M.P Gerson Chaverra Castro
3
Corte Suprema de Justicia sentencia del 20 de enero 2016, rad. 46806.; M.P Gustavo Enrique Malo
Fernande:
conocimiento, voluntariamente decid[e] vulnerarlo» (CSJ SP2129–2022, rad.
54153). Vale decir, que obra con conocimiento y voluntad de desconocer la
normatividad legal aplicable al caso (CSJ SP668–2021, rad. 51652 y CSJ
SP1310–2021, rad. 55780).

114.- La Corte tiene establecido que cuando la decisión está orientada a


generar beneficios propios o ajenos, el dolo puede deducirse al contener
criterios subjetivos, argumentos caprichosos, arbitrarios, abiertamente
absurdos, o cuando posteriormente se dan explicaciones basadas en hechos
que procesalmente resultan inexistentes, ocultados o tergiversados (CSJ SP,
ago. 3 de 2005, rad. 22112 y CSJ SP668–2021, rad. 51652), situaciones de
las que emerge que el ánimo del funcionario es abandonar el propósito de
administrar justicia y la aplicación de las normas llamadas a regular el asunto
a resolver (CSJ SP14499–2014, rad. 39538 y CSJ SP1657–2018, rad.
52545)”. 4

En el mismo sentido de lo dicho anteriormente la Corte sintetizó lo siguiente:

“El delito de prevaricato no se tipifica por la ocurrencia de una simple


equivocación valorativa de las pruebas ni por la interpretación infortunada de
unas normas, como tampoco puede proyectarse en el acierto o desacierto de
la determinación que se investiga, tema restringido al estudio y decisión de
las instancias, constituyendo la verdadera esencia del tipo de prevaricato
activo tanto la ocurrencia de un actuar malicioso dentro del cual el sujeto
agente se aparta de manera consciente del deber funcional que le estaba
impuesto, como la existencia objetiva de una decisión abiertamente opuesta
a aquella que le ordenaba o autorizaba la ley, lo que implica el análisis
retrospectivo de la situación fáctica que debía resolverse”. 5

En concordancia con la jurisprudencia mentada, la doctrina también ha señalado


el delito de prevaricato como una grave infracción que socava la confianza en el
sistema judicial:

“Para definir la naturaleza del delito de prevaricato por acción, bien resulta
citar a Sánchez (2013), que a su vez cita a Roxin (2000), el cual establece
dos maneras diferentes de imputación de la responsabilidad penal; una, por
dominio del hecho, por la que básicamente se establece que la imputación
recae sobre la persona que domina el hecho descrito en el tipo penal; por
ejemplo al ladrón que materialmente se apodera de la cosa mueble ajena, y
otra, que es una modalidad de imputación que exige en el sujeto unas
cualificaciones especiales, y que se denomina de infracción del deber.

4
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, SP506 del 29 de noviembre de 2023, Rad. N
61969. M.P Myriam Ávila Roldán
5
Corte Suprema de Justicia, sentencia del 5 diciembre 2009, rad. 27290. M.P. Eyder Patiño.
(...)

Así las cosas, se va entendiendo el deber especial extrapenal como aquella


condición por la cual el Estado, delega en unas personas con un
conocimiento en la administración de lo público, la función de administrar los
asociados, y de allí, que se espere que su conocimiento pueda obrar
conforme a derecho, dada la importancia de su rol en el sano desarrollo del
ordenamiento jurídico instaurado en una sociedad particular.

(...)

En el análisis del delito de prevaricato, Sánchez (2013) enfatiza en la


necesidad de diferenciar entre el delito de prevaricato administrativo, el cual
procede en el evento del funcionario público, que en el marco de las acciones
de su cargo hace algún tipo de acción corrupta, convirtiéndose en un delito
especial propio, diferente a lo que sucede con el prevaricato judicial, cuya
infracción se origina en función de un deber institucional”. 6

En conclusión, se trata de una presunta conducta punible que necesita para su


existencia un sujeto activo calificado, dado que se refiere explícitamente a que debe
ser un servidor público quien cometa la conducta. Por otro lado, contiene un verbo
rector que contempla una acción y es la de proferir resolución, dictamen o concepto.
Y, finalmente, dicha resolución dictamen o concepto debe ser manifiestamente
contraria a la ley.

B. Consideraciones jurídicas accesorias

1. Sobre la naturaleza de los numerales 5 y 7 del


artículo 9 de la Ley 1740 de 2014.

Como hemos dicho, la normativa que “respalda” la resolución mencionada son los
numerales 5 y 7 del artículo 9 de la Ley 1740 de 2014, los cuales establecen las
funciones de vigilancia y acompañamiento del Ministerio de Educación en el ámbito
de la educación superior. Así las cosas, es importante hacer una mención sobre
dichos fundamentos de derecho:

Artículo 9°. Funciones de vigilancia. En ejercicio de la facultad de vigilancia


de las instituciones de educación superior, el Ministerio de Educación
Nacional, podrá:

5. Verificar que las actividades se desarrollen dentro de la ley, los


reglamentos y los estatutos de la institución de educación superior y solicitar

6
Rodriguez Hernandez Ricardo, Configuración del delito de prevaricato en Colombia: análisis de la
normatividad vigente, doctrina y jurisprudencia
la cesación de las actuaciones contrarias al ordenamiento jurídico o a los
estatutos.

(…)

7. Hacer acompañamiento a la institución de educación superior, para la


implementación de medidas encaminadas al restablecimiento de la
continuidad del servicio o el mejoramiento de su calidad.

De tal suerte que, habiendo visto lo anterior, es importante señalar que de allí
claramente se extrae que el ministerio, en ejercicio de su deber de vigilancia podría
verificar que se cumpla la normatividad interna. Sin embargo, clarísimamente se
puede ver y cualquier observador objetivo lo podría verificar QUE NO SE LE
PERMITE ORDENAR A UN ORGANO DIRECTIVO QUE ENCARGUE A UN
RECTOR DE SU PREFERENCIA, cuando ya existe un rector designado mediante
acto administrativo que se presume legal.

De manera que, de entrada, se puede ver cómo la resolución acá acusada violentó
y excedió los limites establecidos en la normatividad colombiana que ella misma
cita, PUES PROCEDIÓ A ORDENAR ALGO QUE LA LEY NO LE PERMITE.

Es que vale la pena recordar que la Universidad Nacional de Colombia, en sus


estatutos internos, establece los criterios para designar un rector encargado. Por lo
tanto, la normativa citada no confiere al Ministerio la autoridad para nombrar un
rector en dicha Universidad. Esto implica que el Ministerio carece de la facultad legal
para intervenir directamente en la designación de autoridades académicas, como
los rectores, ya que esta responsabilidad recae en los órganos internos de gobierno
universitario, como el Consejo Superior Universitario, conforme a sus estatutos y la
legislación vigente. Por ende, cualquier intento del Ministerio de Educación de
nombrar un rector sería contrario al marco legal establecido y podría interpretarse
como una indebida intromisión en la autonomía universitaria.

Sobre esto, la Corte Constitucional precisó que el ministerio de Educación en sus


funciones de inspección y vigilancia a las entidades universitarias debe
desempeñarse de manera limitada ejerciendo una labor de instrucción y por ende
no puede suponer el control y manejo de nombramiento en las entidades:

“Debe recordarse que “[e]l sólo hecho de que dichos entes universitarios
estén vinculados al Ministerio de Educación Nacional no significa que pueden
ser asimilados a otro órgano también vinculado, pues es preciso respetar y
garantizar su autonomía. En consecuencia, la vinculación de las
universidades al Ministerio se debe entender sin perjuicio de su autonomía”.
Así, “la inspección y vigilancia del Estado sobre la universidad colombiana y
particularmente sobre la universidad oficial, supone un control limitado que
se traduce en una labor de supervisión sobre la calidad de la instrucción, el
manejo ordenado de la actividad institucional y la observancia de las grandes
directrices de la política educativa reconocida y consignada en la ley. Esa
injerencia no puede suponer el control de los nombramientos del personal,
definición de calidades y clasificación del personal docente o administrativo,
y mucho menos, con el examen o control de las tendencias filosóficas o
culturales que animan las actividades educativas o de investigación, porque
la comunidad científica que conforma el estamento universitario, es
autónoma en la dirección de sus destinos”. 7

Bajo ese entendido, la Corte establece claramente que el Ministerio de Educación


Nacional debe ejercer sus funciones de inspección y vigilancia sobre las entidades
universitarias de manera limitada, sin interferir en aspectos como los
nombramientos de personal o la dirección de las actividades académicas, salvo
cuando la normativa legal específicamente así se lo permita.

2. Sobre la autonomía universitaria.

Igualmente, en relación con el caso que nos ocupa, es fundamental destacar el


principio constitucional de autonomía universitaria, que se encuentra consagrado en
el artículo 69 de la Constitución Política de Colombia de 1991:

“Se garantiza la autonomía universitaria. Las universidades podrán darse sus


directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley. La ley
establecerá un régimen especial para las universidades del Estado.
El Estado fortalecerá la investigación científica en las universidades oficiales
y privadas y ofrecerá las condiciones especiales para su desarrollo.
El Estado facilitará mecanismos financieros que hagan posible el acceso de
todas las personas aptas a la educación superior”.

De acuerdo con lo que nos atañe en el caso en concreto es importante destacar lo


mencionado por la Corte Constitucional acerca del principio de autonomía
universitaria, como lo expresa de la siguiente manera:

“La autonomía universitaria encuentra su fundamento en la necesidad de que


el acceso a la formación académica de las personas tenga lugar dentro de
un clima libre de interferencias del poder público, tanto en el campo
netamente académico, como en la orientación ideológica, o en el manejo
administrativo o financiero del ente educativo. El concepto de autonomía
universitaria implica la consagración de una regla general que consiste en la
libertad de acción de los centros educativos superiores, de tal modo que las
restricciones son excepcionales y deben estar previstas en la ley, según lo
establece con claridad el artículo 69”. 8

7
Corte Constitucional. Sentencia Sentencia C-491 del 14 de septiembre de 2016. M.P Luis Ernesto
Vargas Silva
8
Corte Constitucional en Sentencia T-492, 1992 M.P. JOSE GREGORIO HERNANDEZ GALINDO
Ver también Sentencia C-926 de 2005; Sentencia T-002 de 1992
Haciendo énfasis en lo anterior, la Corte mencionó de manera clara cuál es alcance
del artículo 69 de la Constitución Política de Colombia:

“Esta autonomía es una “garantía institucional”[190] consistente en “la


capacidad de autorregulación filosófica y de autodeterminación
administrativa de la persona jurídica que presta el servicio público de
educación superior”. 9

Dimensiones de la autonomía universitaria. La autonomía universitaria tiene


dos dimensiones: la “autorregulación filosófica” y la “autodeterminación
administrativa”. La autorregulación filosófica opera “dentro del marco de
libertad de pensamiento y pluralismo ideológico previamente adoptado por la
institución para transmitir conocimiento”. En virtud de esta dimensión, las
universidades cuentan con “la dirección ideológica del centro educativo, lo
cual determina su particularidad y su especial condición filosófica en la
sociedad pluralista y participativa”[199]. La autodeterminación administrativa,
por su parte, consiste en la potestad de las universidades “para dotarse de
su propia organización interna”[200]. En el marco de esta dimensión, las
universidades pueden determinar “las normas de funcionamiento y de
gestión administrativa, el sistema de elaboración y aprobación de su
presupuesto, la administración de sus bienes [y] la selección y formación de
sus docentes”[201]. A la luz de estas dos dimensiones, la autonomía
universitaria “se concreta especialmente en la capacidad libre para definir sus
estatutos o reglamentos, los cuales deben ser respetados por toda la
comunidad educativa, lo que incluye a los alumnos y a las directivas de la
institución”. 10

La jurisprudencia de la Corte igualmente resalta el principio de la autonomía


universitaria y la potestad de estas al crear sus estatutos, señalando que esta
facultad es crucial para la autogestión y la gobernanza interna de las universidades.

“La universidad tiene la libertad de elaborar sus propios estatutos, definir su


régimen interno, estatuir los mecanismos referentes a la elección,
designación y período de sus directivos y administradores, señalar las reglas
sobre selección y nominación de profesores, establecer los programas de su
propio desarrollo, aprobar y manejar su presupuesto y aprobar los planes de
estudio que regirán la actividad académica.

La autodeterminación administrativa o política de las instituciones de


educación superior supone que a ellas les corresponde su autorregulación
filosófica y administrativa. En consecuencia, la Constitución les autoriza a: i)
crear y modificar los estatutos universitarios; ii) diseñar los mecanismos de
elección, designación y períodos de sus directivos y administradores; iii) fijar

Corte Constitucional C-137 del 28 de noviembre de 2018 M.P Alejandro Linares Linares Cantillo
9
10
Corte Constitucional Sentencia T-281 del 23 de agosto de 2021 M.P Antonio José Lizarazo
Ocampo
los programas académicos, los planes de estudio y las actividades docentes,
científicas y culturales; iv) precisar los mecanismos de selección docente y
estudiantil; v) asumir la elaboración y aprobación de sus presupuestos y vi)
administrar los bienes y recursos de la institución.

El régimen particular de las universidades públicas establece condiciones


especiales para ellas en cuanto a la organización y la elección de directivas,
como del personal docente y administrativo. Además, establece el estatuto
básico u orgánico y las normas que se deben aplicar para su creación,
reorganización y funcionamiento y que los reglamentos internos de las
universidades estatales deben observar las normas que lo componen, sin
perjuicio de la autonomía universitaria.

La dirección de las universidades públicas está a cargo del Consejo Superior


universitario, del Consejo Académico y del rector. Estas instituciones internas
deben representar al Estado y a la comunidad académica y garantizar en
dichos escenarios decisionales la efectividad de los derechos políticos,
derivados del principio de participación democrática.

El rector es el representante legal y la primera autoridad ejecutiva de la


universidad oficial. Su designación la hace el Consejo Superior universitario,
a través de la aplicación del reglamento que debe fijar la universidad, en el
que precise los requisitos y calidades para desempeñar este cargo.

En cumplimiento de los preceptos fijados por la misma universidad, la


designación del rector es central para el desarrollo de su actividad y para la
concreción de esa garantía. De modo que depende enteramente de las
reglas previstas por la comunidad universitaria para que pueda ser elegido.

En conclusión, la autonomía universitaria contempla el derecho de los entes


de educación superior de darse su propio reglamento y establecer las
condiciones de acceso a los cargos directivos. En cumplimiento de esta
premisa, se deben respetar los límites constitucionales y legales que orientan
el ejercicio de dichos postulados en los escenarios de decisión democrática
que se dan dentro de esas instituciones”. 11

Como podemos ver entonces, el principio y derecho a la autonomía universitaria es


crucial para el caso en cuestión, ya que considero que este está siendo violado.
Esto pues, la interferencia del ministro de educación al pretender imponer un rector
encargado, desconociendo la decisión del Consejo Superior Universitario que
designó legalmente a José Ismael Peña Reyes como rector, contraviene este
principio constitucional. Esto representa una grave intromisión en la capacidad de
la universidad para autogobernarse y tomar decisiones autónomas conforme a sus
estatutos y la normatividad vigente.

11
Sentencia SU261/21 M.S. JOSE FERNANDO REYES CUARTAS.
C. Del caso en concreto.

En ese orden de ideas, con base en la normatividad y en las circunstancias de hecho


descritas, nótese señor/a fiscal cómo la conducta del acá denunciado encuentra
acorde con el delito de Prevaricato enunciado por las siguientes razones:

El prevaricato por acción se configura cuando un funcionario público toma una


decisión contraria a la ley o a su deber, a sabiendas de que está actuando de
manera ilegal. En este caso, se argumenta que el Ministro de Educación ad hoc
JUAN DAVID CORREA ULLOA ha incurrido en prevaricato por las siguientes
razones:

- El Ministro de Educación utiliza los numerales 5 y 7 del artículo 9 de la Ley


1740 de 2014 para justificar la imposición de un rector encargado en la
Universidad Nacional de Colombia. Sin embargo, esta interpretación y
aplicación de la ley se realiza de manera incorrecta y con un objetivo político
y no legal.

Esto pues, a pesar de que el Consejo Superior Universitario designó


legalmente a José Ismael Peña Reyes como rector, el Ministro de Educación
Ad Hoc desconoció esta decisión y está promoviendo la imposición de un
rector encargado.

Así las cosas, lo hecho por el ministro no es legal, pues lo cierto es que la
Ley 1470 de 2014 en ninguno de sus apartados faculta al Ministro de
Educación Ad Hoc para nombrar un rector encargado. Esto, consideramos,
sólo demuestra que hay una clara intención de vulnerar la autonomía
universitaria.

- En segundo lugar, también creo que es ilegal la decisión, pues lo cierto es


que el Acuerdo 011 de 2005 del CSU, "Por el cual se adopta el Estatuto
General de la Universidad Nacional de Colombia", en el Artículo 16, trata
sobre las funciones del rector y en su Numeral 24, establece lo siguiente:
Numeral 24: "Encargar de la Rectoría, en sus ausencias temporales, a un
servidor público del nivel directivo." Esto significa que el rector tiene la
facultad de designar un encargado temporal para la rectoría únicamente
durante sus ausencias temporales. Esta normativa asegura que la suplencia
sólo se aplica en casos de ausencia temporal y no como una duplicidad del
cargo cuando ya existe un rector activo. En el caso que nos atañe, no se
constituye ninguna de las causales, por lo tanto, la resolución resulta
contrario a la normatividad.

- En tercer lugar, existe un presunto delito de prevaricato, toda vez que ni


siquiera dieron espacio a recursos de Ley (reposición) violando el debido
proceso, cuando lo cierto es que la ley claramente establece que procede el
recurso de reposición en esta clase de actos. Así que es claro que solo hubo
una intención de proferir una resolución contraria a derecho y que el afectado
no tuviera posibilidad de controvertir la decisión.

- En cuarto lugar, el prevaricato del señor Ministro consiste en crear una figura
que no se compadece con la teleología de la Ley 1740 de 2014, este intento
se ve exacerbado por el hecho de que dicha decisión se fundamenta en
consideraciones subjetivas y arbitrarias, alegando que las acciones del
Rector Peña, son contrarias al ordenamiento jurídico y a los estatutos de la
Universidad, sin presentar prueba alguna o fundamentos legales sólidos que
respalden tal afirmación. Este actuar evidencia una clara desviación de la
normativa y un abuso de autoridad por parte del Ministro, quien, en lugar de
actuar conforme a la ley, parece estar guiado por motivaciones políticas.
Debe indicarse en este punto que el CSU NO es competente para cuestionar
la legalidad de su propio acto, por lo que mal haría obligar el ministro Ad-Hoc
a nombrar un encargado, teniendo en cuenta que el acta de la sesión
celebrada por el Consejo Superior Universitario el día 21 de marzo de 2024
es un acto administrativo que ha quedado en firme de acuerdo con los
estatutos de la Universidad y con lo dispuesto en el artículo 87 de la Ley 1437
de 2011, Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo - CPACA.

El acto administrativo ejecutoriado (acta) se presume legal mientras no haya


sido suspendido o anulado por la jurisdicción de lo contencioso
administrativo, al tenor del artículo 88 del CPACA, y que, en el mismo sentido,
el artículo 91 del CPACA claramente establece que “los actos administrativos
en firme serán obligatorios mientras no hayan sido anulados por la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo”.

La decisión adoptada por el CSU en su sesión del día 21 de marzo de 2024


es un acto administrativo que tiene carácter ejecutorio, y que habiendo
quedado en firme, dicho acto es suficiente “para que las autoridades, por sí
mismas, puedan ejecutarlos de inmediato” y, en consecuencia, “su ejecución
material procederá de inmediato sin mediación de otra autoridad”, según está
dispuesto en el artículo 89 del CPACA.

Que de acuerdo con el artículo 97 del CPACA, “cuando un acto administrativo


haya creado o modificado una situación jurídica de carácter particular y
concreto o reconocido un derecho de igual categoría, no podrá ser revocado
sin el consentimiento previo, expreso y escrito del respectivo titular”, a lo cual
me he mantenido firme y en ejercicio como designado Rector de la
Universidad Nacional de Colombia por el Consejo Superior Universitario en
su sesión del día 21 de marzo de 2024.

Que el artículo 97 del CPACA puntualiza lo siguiente: “Si el titular niega su


consentimiento y la autoridad considera que el acto es contrario a la
Constitución o a la Ley, deberá demandarlo ante la Jurisdicción de lo
Contencioso Administrativo”.
Que, según el artículo 19 del Acuerdo 019 de 2022 del CSU, “Por el cual se
adopta el reglamento interno del Consejo Superior Universitario”, “La
revocatoria directa de los actos administrativos se regirá por las disposiciones
establecidas en el capítulo IX de la ley 1437 de 2011 - Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”.

No sobra advertir que, la revocación de actos de carácter particular y


concreto, la “autoridad” que pretenda promover demanda de nulidad contra
su propio acto ante la jurisdicción de lo contencioso administrativa, tendría
que ser el propio Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional
de Colombia. También es del caso recordar que, conforme al artículo 8 del
Acuerdo 252 de 2017, "Por el cual se reglamenta el procedimiento para la
designación de rector en la Universidad Nacional de Colombia", “La
competencia del Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional
de Colombia, definida por la Ley y los Estatutos, para la designación de rector
es exclusiva e indelegable” y, por tanto, mal podría alguna autoridad
diferente del CSU, desconocer la designación del Rector realizada por el
CSU, o intentar sustituirlo, temporal o definitivamente, por persona distinta
de la designada por el mismo cuerpo colegiado. Importante anotar que las
causales de remoción del Rector son únicamente la invalidez absoluta; la
destitución o desvinculación como consecuencia de investigación
disciplinaria, y la orden o decisión judicial, conforme a la Ley y a los estatutos
internos (artículo 17 del Acuerdo 11 de 2005 del CSU).

Para reconfirmar todo lo anterior, NUEVAMENTE la Procuraduría General de


la Nación mediante oficio PD2VPFP No. 1061 del 17 de mayo de 2024 y
posterior a que se atendiera la orden presuntamente ilegal de convocar al
CSU para designar un rector encargado en desconocimiento flagrante de
acto administrativo que se presume legal, manifestó en razón de la Vigilancia
Preventiva que está realizando los trascendentales siguientes apartes para
efectos de la presente denuncia:

“Ahora bien, con relación al trámite de elaboración y aprobación del acta de


la sesión extraordinaria, este órgano de control evidenció que entre los
miembros del Consejo Superior existen discrepancias en torno al contenido
del acta, en especial, frente a la individualización de las manifestaciones y
constancias de los respectivos consejeros, en la sesión adelantada el 21 de
marzo de 2024. Asimismo, el punto central de las discusiones giró en torno
a la legalidad o no de la metodología de selección, la cual fue aprobada con
5 votos a favor de los consejeros, y aplicada por los 8 consejos con voz y
voto para designar al rector.

Al respecto, es necesario señalar que, el artículo 88 de la Ley 1437 de 2011,


con relación a la presunción de legalidad establece: “Los actos
administrativos se presumen legales mientras no hayan sido anulados por la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. Cuando fueren suspendidos,
no podrán ejecutarse hasta tanto se resuelva definitivamente sobre su
legalidad o se levante dicha medida cautelar”.
Las decisiones tomadas por el Consejo Superior Universitario de la
Universidad Nacional de Colombia – CSU el 21 de marzo, fueron
demandadas ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativa, tal como
consta en el aplicativo SAMAI así (…)

Procesos en los cuales, la autoridad competente revisará la legalidad de los


actos administrativos.

De otro lado, este despacho conoció, por medios de comunicación, la


expedición de la Resolución No 007480 del 15 de mayo de 2024, firmada por
usted en calidad de ministro de educación Ad Hoc, «Por la cual la cual “se
solicita la cesación de una actuación conforme a las facultades establecidas
en los numerales 5 y 7 del artículo 9 de la Ley 1740 de 2014”, se imparte,
entre otras, la siguiente orden al Consejo Superior Universitario de la
Universidad Nacional de Colombia, así:

“Artículo 1. Ordénese al Consejo Superior Universitario de la Universitario


(sic) de la Universidad Nacional de Colombia, que en el término de
veinticuatro (24) horas contadas a partir de la comunicación de la presente
decisión, convoque a sesión extraordinaria cuyo único punto del orden del
día sea encargar a un Rector(a) de manera transitoria hasta tanto se adopte
una decisión definitiva por parte del Consejo respecto de la conducta de
autoposesión del señor Ismael Peña Reyes”

Las órdenes impartidas las sustenta en el numeral 5o del artículo 9 de la Ley


1740 de 2014, el cual señala lo siguiente:

“Artículo 9°. Funciones de vigilancia. En ejercicio de la facultad de vigilancia


de las instituciones de educación superior, el Ministerio de Educación
Nacional, podrá: (…) 5. Verificar que las actividades se desarrollen dentro de
la ley, los reglamentos y los estatutos de la institución de educación superior
y solicitar la cesación de las actuaciones contrarias al ordenamiento jurídico
o a los estatutos. (…)”

Por lo expuesto, en el marco del principio de legalidad que ampara las


decisiones del Consejo Superior Universitario, y bajo el principio de
autonomía universitaria, se hace un llamado para revisar las
consideraciones y órdenes impartidas en la Resolución 7880 del 15 de
mayo de 2024, «Por la cual se solicita la cesación de una actuación conforme
a las facultades establecidas en los numerales 5 y 7 del artículo 9 de la Ley
1740 de 2014».” (Negrillas y Subrayas fuera de texto).

III. SUGERENCIAS AL PLAN METODOLÓGICO.


a. Llamar a diligencia de interrogatorio al acá denunciado.

b. Llamarme a diligencia de entrevista, en donde se podrán entregar


físicamente todos los elementos materiales probatorios que soportan
los hechos acá puestos en conocimiento.

IV. NOTIFICACIONES:

De cualquier determinación recibiré notificaciones en el correo: jipenar@unal.edu.co


y rectoriaun@unal.edu.co

Les reitero mi respeto,


Firmado digitalmente
por José Ismael Peña
JOSÉ ISMAEL PEÑA REYES
CC7304244 de Chiquinquirá, BoyacáReyes

También podría gustarte