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#3 – Una serpiente, Jesús y nuestra salvación

Idea central:
Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Objetivo:
Que comprendamos que somos incapaces de salvarnos por nuestras propias fuerzas. Sólo la fe en el
sacrificio de Jesús, salva.

Introducción
¿A quiénes les gustan las serpientes?
A muy pocas personas les gustan las serpientes que hasta las tienen de mascotas, el resto les tenemos
miedo. Se imagina entonces, estar en el desierto y que Dios mismo envíe serpientes venenosas para que
nos mordieran. Precisamente esto fue lo que le pasó a Israel en el desierto. ¿Qué fue lo que pasó? Y
¿Qué aprendemos de esta situación?

Números 21:4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de
Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. 5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué
nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma
tiene fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían
al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por
haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y
Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta;
y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso
sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Otra versión
“Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el
camino se impacientaron 5 y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: —¿Para qué nos trajeron
ustedes de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima
comida! 6 Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes venenosas, para que los mordieran, y muchos
israelitas murieron. 7 El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: —Hemos pecado al hablar contra
el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo, 8 y
el Señor le dijo: —Hazte una serpiente, y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren
vivirán. 9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Los que eran mordidos miraban a la
serpiente de bronce y vivían.”

1. El Señor envió serpientes venenosas y muchos israelitas murieron


a. La causa: Su rebelión y murmuración ante Dios

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b. La respuesta de Dios ante su rebelión y murmuración: Envió serpientes venenosas

c. La respuesta del pueblo ante su incapacidad de salvarse: Se acercó a Moisés y reconoció que
había pecado al hablar contra el Señor y contra él

d. La respuesta de Moisés: Intercedió por el pueblo ante Dios

e. La respuesta de Dios a la intercesión de Moisés: Hazte una serpiente, y ponla en un asta.


Todos los que sean mordidos y la miren vivirán

2. Jesús hizo referencia a esta porción de la Escritura al hablar de la necesidad de nacer de nuevo
para ver el reino de Dios
a. El contexto previo al que Jesús hiciera referencia a la serpiente de bronce
Juan 3:1 “Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. 2 Este fue de
noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de
parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.
3 —De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo
Jesús. 4 —¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—.
¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? 5 —Yo te
aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —
respondió Jesús—. 6 Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. 7
No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. 8 El viento sopla por
donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa
con todo el que nace del Espíritu. 9 Nicodemo replicó: —¿Cómo es posible que esto suceda?
10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. 11 Te
aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto
personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las
cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales? 13
Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.”

b. Jesús declaró que, así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, él también sería
levantado para vida eterna
Juan 3:14 “»Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.”

c. El amor de Dios para salvación eterna está disponible en Jesús


Juan 3:16 “»Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el
que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.”

d. La salvación en Jesús, también trae consigo una condenación implícita para el que no cree

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Juan 3:18 “»El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por
no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. 19 Esta es la causa de la
condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz,
porque sus hechos eran perversos. 20 Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se
acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. 21 En cambio, el que practica
la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en
obediencia a Dios».”

3. Al igual que el pueblo de Israel, la humanidad continúa enfrentando la misma incapacidad de


salvarse por sus fuerzas, sólo puede descansar en la obra de Jesús en la cruz para salvación
a. Todos hemos pecado contra Dios y contra nuestro prójimo

b. Hemos recibido el veneno de la serpiente del pecado y estamos condenados a muerte y


muerte eterna

c. Oremos porque el Espíritu Santo nos muestre a nosotros y a todos, nuestra maldad hacia él y
hacia nuestro prójimo

d. Miremos a Jesús crucificado y creamos el sacrificio perfecto que quita el pecado del mundo

e. Seguimos por nuestra naturaleza pecando, cada vez que pequemos, corramos en
arrepentimiento a Jesús
1 de Juan 2:1 “Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero, si
alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo. 2 Él es el sacrificio
por el perdón de nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino por los de todo el
mundo.”

f. Descansemos en su gracia. Somos aceptos no por nuestras obras, sino por la obra de Jesús.
Vivamos con gratitud amando a Dios, su camino y ayudémonos unos a otros
Romanos 5:6 “A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado
Cristo murió por los malvados. 7 Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez
haya quien se atreva a morir por una persona buena. 8 Pero Dios demuestra su amor por
nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Y
ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él,
seremos salvados del castigo de Dios! 10 Porque si, cuando éramos enemigos de Dios,
fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo
sido reconciliados, seremos salvados por su vida! 11 Y no solo esto, sino que también nos
regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la
reconciliación.”

¿Cuál fue el destino de la misteriosa serpiente de bronce?

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2 Reyes 18:4
Quitó los lugares altos, derribó los pilares sagrados y cortó la Asera. También hizo pedazos la serpiente
de bronce que Moisés había hecho, porque hasta aquellos días los hijos de Israel le quemaban incienso;
y la llamaban Nehustán.

Conclusión:
Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Jesús crucificado y resucitado es salvación y a la vez
condenación. Salvación para el que cree, condenación para el que no cree. Crea, sea salvo y experimente
la plenitud de vivir para Cristo. Y si peca, recuerde que abogado e intercesor tenemos ante el Padre, a
Jesucristo el justo. Venga en arrepentimiento de pecados a Cristo, crea en él y conozca la verdad que lo
hará libre…

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