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EL SEMINARIO
EL SEMINARIO DEJACQUESLACAN
DEJACQUESLACAN
(Títulos publicados por Editorial Paidós)

Libro - Los escriros técnicos de Freud


Libro 2 - El yo en la teor ía de Freud y en la técnica
psicoanalítica
Libro 3 - Las psicosis
Libro 4 - La relac ión de objero
Libro 5 - Las formaciones de l inconsc iente
Libro 7 - La ética del psicoanálisis
Libro 8 - La transferencia
Libro 10 - La angustia
Libro 11 - Los cuatro con cepros fund a menrales del
- psicoanáli sis
Libro 16 - De un Otro al otro
Libro 17 - El reverso del psicoaná lisis
Li bro 18 - De un discurso que no fuera de l sem bla nte
Li bro 20 - Aun
Li bro 23 - El sinrbom e
EDITOR ASOCIADO
JUAN GRANICA EL SEMINARIO
TRADUCCIÓN DE
ENRIC BERENGUER
DEJACQUESLACAN
ÚNICA EDICIÓN LIBRO 5
AUTORIZADA

LAS FORMACIONES
DEL INCONSCIENTE
1957-1958

TEXTO ESTABLECIDO POR


JACQUES-ALAIN MILLER

EDICIONES PAIDÓS
Diseño de la Colección BUENOS AIRES - BARCELONA
Carlos Rolando - The Design Workshop
MÉXICO
LA DIALÉCTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA LOS SUEÑOS DE "AGUA MANSA"

Confiemos decididamente en esta función de significante que le conce- Estas observaciones me llevan a preguntarme cómo definir de forma del
demos al falo, y digamos lo siguiente - al igual que no se puede ser y haber todo estricta este deseo, de tal manera que les haga apreciar claramente, a
sido, tampoco se puede ser y no ser. Si es preciso que lo que no se es sea lo pesar de todo, de qué hablamos.
que se es. lo que queda es no ser lo que se es, es decir, rechazar lo que se es
en el parecer. lo cual es con toda exactitud la posición de la mujer en la his-
teria. En cuanto mujer. se hace máscara. Se hace máscara precisamente para,
detrás de esa máscara, ser el falo. Todo el comportamiento de la histérica se 3
pone de manifiesto en el gesto de aquella mano que se lleva al botón - cuyo
sentido Freud nos ha acostumbrado a ver hace mucho, mucho tiempo -
acompañada de la frase No mle la pena. ¿Por qué no vale la pena? Por su- Mis pequeñas líneas-trama, esas que de vez en cuando les traigo a cola-
puesto, porque la cuestión es que no se mire detrás, porque detrás se trata, ción, alguién las ha llamado, en un diálogo conmigo, un pequeño móvil de
desde luego, de que el falo esté. Pero verdaderamente no vale la pena ir a ver, Calder. La expresión es bastante afortunada para mi gusto. Se trata preci-
Es lohllf nic/11, porque precisamente ahí no se lo va a encontrar. samente de no limitarnos a eso y de tratar de articular qué queremos decir
Para el histérico, de lo que se trata es del ver y del saber, como Freud con el deseo en cuanto tal.
nos lo anuncia inmediatamente en una nota dirigida "Fi.ir Wissbegierige", En esta dialéctica, planteamos el deseo como lo que, en el pequeño
que en francés traducen "A quienes quieran profundizar". Para ser más ri- móvil, se encuentra más allá de la demanda. ¿Por qué es preciso un más
gurosos -A los amantes de sabe1: allá de la demanda? Es preciso un más allá de la demanda porque la deman-
Esto nos conducirá hasta el meollo de lo que quizá ya he designado con da, por sus necesidades articulatorias, desvía, cambia, traspone la necesi-
este término - tomado en préstamo de una moral que, a pesar de todo , lle- dad. Así, existe la posibilidad de un residuo.
va la impronta de una experiencia humana tal vez más rica que muchas Debido a que el hombre está prendido en la dialéctica significante. algo
otras, la moral teológica-. la Cupido sciendi. Es un término que podemos no va - piensen lo que piense n las personas optimistas que nos indican lo
elegir para traducir el deseo, aunque las equivalencias entre las lenguas que tiene lugar felizmente, en cuanto al descubrimiento del otro sexo. en-
plantean siempre cuestiones delicadas. A propósito del deseo, ya he obte- tre los niños y los padres. Ahora bien, ahí es donde nosotros abordamos la
nido por parte de mis alumnos germanófonos Begierde, que se encuentra cuestión.
en Hegel, aunque algunos consideran que es demasiado animal. Es curio- Hay, pues, un residuo. ¿Cómo se presenta? ¿Cómo ha de presentarse
so que Hegel lo empleara a propósito del amo y del esclavo, tema que no necesariamente? Ahora ya no se trata del deseo sexual que más tarde habrá
está demasiado impregnado de animalidad. de ocupar este lugar, ya veremos por qué razones. Pero consideramos la
He de acfrertir. dice Freud en esta nota, que este sueFío encierra unfan- relación general de una necesidad del hombre con el significante y nos
tasma: co11d11cta pro1'ocatil'(I por mi parte, defensa por la suya. En resu- encontramos frente a la siguiente pregunta - ¿hay algo que restituya el
men, nos indica aquí de nuevo lo que en efecto es un comportamiento fun- margen de desviación marcado por la incidencia del significante en las
damental del histérico y cuyo sentido, al mismo tiempo, se revela por el necesidades, y cómo se presenta este más allá, si se presenta? La experien-
contexto. La provocación de la histérica va dirigida a constituir el deseo, cia demuestra que se presenta. Y esto es lo que llamamos deseo. He aquí
pero más allá de lo que llaman la defensa. Es decir que ella indica el lugar cómo podemos articular una forma posible de su presentación.
- más allá de la apariencia, de la máscara - de algo que se le presenta al La forma en que debe presentarse el deseo en el sujeto humano depen-
deseo sin, por supuesto, permitirle el acceso, porque es algo que se presen- de de lo que determina la dialéctica de la demanda. Si bien la demanda
ta detrás de un velo. pero, por otra parte, es imposible encontrarlo ahí. No produce cierto efecto en las necesidades, por otra parte tiene sus caracte-
vale la pena que abra mi blusa, porque no encontraría usted el falo, pero si rísticas propias. Estas características propias, ya las he articulado. La de-
me llevo la mano a la blusa es para que usted designe, detrás de mi blusa, manda, por el solo hecho de articularse como demanda, plantea expresa-
el falo. es decir, el significante del deseo. mente, aunque no lo demande, al Otro como ausente o presenk y como

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LA DIALÉCTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA LOS SUEÑOS DE "AGUA MANSA"

dando o no esta presencia. Es decir que la demanda es en el fondo deman- tisface a nada más que a sí mismo, es decir al deseo como condición ab-
da de amor - demanda de lo que no es nada, ninguna satisfacción particu- soluta.
lar, demanda de lo que el sujeto aporta por su pura y simple respuesta a la Por eso el deseo sexual ocupará este lugar, en la medida en que se pre-
demanda. senta con respecto al sujeto, con respecto al individuo, como esencialmen-
En esto reside la originalidad de la introducción de lo simbólico en la te problemático, y ello en los dos planos, el de la necesidad y el de la de-
forma de la demanda. En lo incondicionado de la demanda, o sea, en el manda de amor.
hecho de que es demanda sobre fondo de demanda de amor, es donde se En el piano de la necesidad, no fue Freud el primero en señalarlo - des-
sitúa la originalidad de la introducción de la demanda con respecto a la de que el mundo es mundo hay quien se pregunta cómo el ser humano, que
necesidad. se caracteriza por reconocer lo que le resulta ventajoso, se traga, admite esa
Si la introducción de la demanda supone alguna pérdida con res - necesidad sexual que indiscutiblemente lo empuja a extremos aberrantes,
pecto a la necesidad , de la forma que sea, lo que así se pierde, ¿hay que no corresponde a ninguna necesidad inmediatamente racionalizable e
que encontrarlo de nuevo más allá de la demanda? Está claro que si introduce, digamos, en el individuo lo que se ha llamado la dialéctica de la
hay que encontrarlo de nuevo más allá de la demanda, es decir, de la dis- especie. Así, por su propia naturaleza, la necesidad sexual se presenta ya
torsión que a la necesidad le aporta la dimensión de la demanda, es por- como problemática en el sujeto tal como nosotros lo definimos, aunque los
que más allá hemos de volver a encontrar algo en lo que el Otro pierda su filósofos lo han articulado de otra forma, como alguien que puede raciona-
prevalencia y en lo que la necesidad, en tanto que parte del sujeto, recu- lizar sus necesidades, es decir articularlas en términos de equivalencias, o
pere el primer lugar. sea de significantes.
Sin embargo, como la necesidad ya ha pasado por el filtro de la deman- Por otra parte, con respecto a la demanda de amor, esta necesidad sexual
da al plano de lo incondicionado, sólo en calidad de una segunda negación, se convertirá precisamente en deseo, porque sólo puede situarse en el ni -
por así decirlo, encontraremos más allá el margen de lo que se ha perdido vel del deseo tal corno acabamos de definirlo. El deseo sexual se presenta
en dicha demanda. Lo que encontramos en este más allá es precisamente con respecto a la demanda de amor de una forma problemática, por mucho
el carácter de condición absoluta que se presenta en el deseo propiamente que se diga, por mucho que se lo intente cubrir con agua bendita bajo el
dicho. término de oblatividad. Con respecto a lo que se llama en todas las lenguas
Es ésta una característica que, desde luego, está tornada de la nece- .formular la demanda de uno, la cuestión del deseo es problemática, por-
sidad. ¿Cómo formaríamos nuestros deseos , si no fuese tornando pres- que, para expresar las cosas en el lenguaje más común, que en este caso es
tada la materia prima de nuestras necesidades? Pero esto pasa a un es- revelador, sea cual sea la forma en que se formule la demanda, se perfila
tado que no es la incondicionalidad, porque se trata de algo tomado de esto, que el Otro entra en juego desde el momento en que el deseo sexual
una necesidad particular, sino al estado de una condición absoluta, sin está en cuestión bajo la forma del instrumento del deseo.
medida, sin ninguna proporción con la necesidad de un objeto cualquie- Por esta razón es en el nivel del deseo donde se plantea el deseo sexual
ra. Esta condición puede ser llamada absoluta precisamente por esto, en tanto que es pregunta. Corno es pregunta, no puede articularse verdade-
porque anula la dimensión del Otro, es una exigencia en la que el Otro no ramente. No hay verdaderamente una palabra para eso - óiganlo de mi
tiene que responder sí o no. Éste es el carácter fundamental del deseo propia boca, porque tal vez no hará ningún daño que diga que no todo es
humano. reducible al lenguaje. Siempre lo he dicho, desde luego, pero si no lo han
El deseo, sea el que sea, en estado de puro deseo, es algo que, arranca- oído, lo repito - no hay una palabra para expresar algo, algo que tiene un
do del terreno de las necesidades, torna forma de condición absoluta con nombre, y es precisamente el deseo. Para expresar el deseo, la sabiduría po-
respecto al Otro. Es el margen, el resultado de la sustracción, por decirlo pular lo sabe muy bien, no hay más que palabrería.
así, de la exigencia de la necesidad con respecto a la demanda de amor. In- Así pues, se plantea la cuestión en cuanto tal del significante del deseo.
versamente, el deseo se presentará corno lo que, en la demanda de amor, es Lo que lo expresa no es un significante como los otros. Es, en efecto, algo
rebelde a toda reducción a una necesidad, porque en realidad eso no sa- Lomado de una forma prevalente del impulso, del flujo vital, pero que no

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