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Abuso verbal

La Violencia
Negada
PATRICIA EVANS

Javier Vergara Edit or

Tit ulo original: The Verbally Abusive Relat ionship


Edición original: Adam s Media Corporat ion
Traducción: Vilm a Pruzzo Diseño de t apa: Raquel Cané
Diseño de int erior: Cecilia Roust
© 1992, 1996 Pat ricia Evans
© 2000 Ediciones B Argent ina S.A.
Patricia Evans Abuso verbal

Í N D I CE
NOTA DEL EDITOR ..............................................................................................3
PALABRAS INICIALES ........................................................................................3
PREFACIO ......................................................................................................................5
INTRODUCCIÓN ...........................................................................................................5
PRIMERA PARTE ..........................................................................................................8
I RECONOCER EL PROBLEMA ..............................................................................8
II DOS TIPOS DE PODER .......................................................................................10
III EL PODER PERSONAL ......................................................................................13
IV EL PODER SOBRE .............................................................................................15
V LAS CONSECUENCIAS ......................................................................................21
VI LOS SENTIMIENTOS.........................................................................................25
VII OBSTACULOS E INDICADORES ...................................................................31
SEGUNDA PARTE.......................................................................................................37
VIII CARACTERÍSTICAS Y CATEGORÍAS .........................................................37
IX EL ADICTO A LA IRA .......................................................................................49
X EL CONDICIONAMIENTO .................................................................................52
XI EL CAMBIO DE ACTITUD................................................................................54
XII LA RESPUESTA ................................................................................................59
XIII LA RECUPERACION.......................................................................................66
XIV MIRAR HACIA ATRAS...................................................................................67
XV LA DINAMICA FUNDAMENTAL...................................................................72
XVI SOBRE LA TERAPIA ......................................................................................78
XVIII LOS NIÑOS Y EL ABUSO VERBAL...........................................................85
XVIII PREGUNTAS FRECUENTES .......................................................................89
BIBLIOGRAFÍA ...........................................................................................................93
LECTURAS RECOMENDADAS.................................................................................94

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Patricia Evans Abuso verbal

NOTA DEL EDITOR

A lo largo de t oda la obra la palabra " abuso" describe las conduct as que int ent an
dism inuir o violar la int egridad de ot ra persona; pueden hacerlo t ant o por m edio del insult o
com o por la descalificación de sus int ereses, su iniciat iva, sus acciones, su creat ividad. La
palabra " abusador" se aplica a la persona que perpet ra el abuso. Cuando se habla de
relaciones de abuso verbal, se hace referencia a la relación dom inador/ dom inado que se
est ablece ent re quienes com et en est e t ipo de abuso y quienes lo padecen, a diferencia de
aquéllas en que dos personas se relacionan con reciprocidad e int erdependencia

PALABRAS INICIALES

Tras su publicación en 1992, est a obra se convirt ió en la prim era en definir y describir las
relaciones de abuso verbal ent re adult os. En ese m om ent o, yo no habría im aginado siquiera
que t ant os m iles de personas m e escribirían para aport ar algún elem ent o de su hist oria
personal al desarrollo de est e t em a. Agradezco profundam ent e t odas las cont ribuciones;
t odavía sigo aprendiendo con sus opiniones y experiencias.
Casi t odas las personas que m e han escrit o son m uj eres ( m ás del 98 por cient o) , pero
t am bién lo han hecho algunos hom bres. Son los que est án a favor del cam bio y dispuest os a
aprender de la experiencia fem enina. Parecen saber que las personas que han sido dom inadas
y han sufrido el dolor de est e t ipo de violencia, son las m ej or calificadas para revelar la form a
en que se ej erce esa dom inación y las m ás capacit adas para inform ar a los dem ás sobre sus
efect os.Aunque m uchas de las relaciones de abuso verbal no llegan forzosam ent e a la violencia
física, hay un buen núm ero que sí lo hace. La inj uria precede al prim er incident e de violencia
y, est á siem pre present e en una relación agresiva. No cabe duda de est o. Ningún hom bre se
va a vivir con una m uj er y de inm ediat o com ienza a golpearla; ant es la m enospreciará,
ignorará sus sent im ient os y la hum illará. Com prender la dinám ica de est as relaciones y ofrecer
t rat am ient o a am bas part es pueden ser los prim eros pasos para dism inuir una form a no
reconocida de la violencia en el m undo. A pesar de que los hom bres son m ás ret icent es que las
m uj eres a revelar sus experiencias, result a claro que la violencia verbal - al igual que la
agresión física- en una relación de parej a, es un problem a de género. Est a diferencia ent re los
géneros se ha desarrollado a lo largo de los siglos de m uchas form as dist int as. Una
consecuencia general y obvia es que m uchos m ás hom bres que m uj eres han sido anim ados a
creer, de dist int as m aneras, que dom inar a ot ro adult o en una relación es una conduct a
acept able. La creencia de que ej ercer ese dom inio est á bien es m uy dest ruct iva. La inj uria y la
agresión se producen dent ro de ese cont ext o. Por el cont rario, m uy pocas m uj eres han sido
anim adas por los m ensaj es cult urales a dom inar a su parej a. De cualquier m odo, la idea de
que la dom inación es acept able, no t iene sent ido. Las personas deben hacerse cargo de sí
m ism as - est o significa ser responsable y desarrollar desde la niñez a la edad adult a la
capacidad de gobernarse int eriorm ent e- , ser fieles así m ism as y aprender a no depender de
ot ras personas. Afort unadam ent e hay un cam bio en las act it udes de hom bres y m uj eres, que
com prenden que la violencia verbal no sólo daña a la parej a sino t am bién a la fam ilia y, por
últ im o, a la sociedad en su conj unt o. Es evident e que nuest ra cult ura se est á volviendo cada
vez m ás int olerant e hacia la violencia de cualquier t ipo. Hace apenas una generación, el acoso
y la agresión hacia las m uj eres ni siquiera se reconocían com o act os que pudieran ser
cast igados j udicialm ent e. ¿Por qué? Precisam ent e porque eran at aques cont ra las m uj eres.
Sient o un profundo rechazo cuando descubro que t odavía hay gent e que j ust ifica la
dom inación y acept a la idea de que un adult o obedezca a ot ro en el cont ext o de una relación.
Las fuerzas de la ignorancia influyen sobre la m ent alidad de m uchos que después, quizá sin
darse cuent a, perpet úan esa dom inación. Por supuest o, cada uno de nosot ros puede ver el
problem a de m anera diferent e y darle un nom bre dist int o. Nuest ro nom bre para est e problem a
es " pat riarcado" . En el capít ulo " Sobre la t erapia y para los t erapeut as" se t rat a el t em a de la
t erapia y el pat riarcado. Ha sido elaborado para servir de apoyo a los t erapeut as y a t odos los
lect ores que t engan que vérselas con el problem a del abuso verbal. " Los niños y el abuso
verbal" se refiere a las inquiet udes de los padres separados que necesit an m ant ener su vida y

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sus act ividades apart adas del ant erior cónyuge, y al m ism o t iem po quieren que sus hij os se
críen en un am bient e arm onioso. Creo que gran part e del dolor que encont ram os en el m undo
nos dice que hay algo que no est á bien. Es hora de descubrir de qué se t rat a.

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PREFACIO
Est am os en el cent ro de una evolución: la evolución de la conciencia. Est a evolución se
m anifiest a en el valor crecient e que at ribuim os al ser hum ano com o individualidad y en el
int erés cada vez m ayor que sent im os por nuest ro pot encial hum ano. Hem os com prendido
cuáles son nuest ros derechos hum anos; nuest ro respet o por la vida y la dignidad hum ana han
crecido. Hem os vist o desint egrarse las viej as est ruct uras de poder y las ant iguas creencias a la
luz del m ayor conocim ient o. Colect ivam ent e, ya no consent im os la esclavit ud, el t rabaj o
infant il, el abuso que se com et e cont ra los niños o la agresión a las esposas. Est am os cruzando
el um bral desde la creencia en un " Poder Sobre" ( dom inación) hacia la creencia en un " Poder
Personal" ( reciprocidad y creación cooperat iva) . Cruzar est e um bral es un proceso largo y
arduo, y el progreso que se va produciendo parece pequeño en com paración con los problem as
que t odavía exist en. Cuando cruzam os el um bral, renunciam os al Poder Sobre y adquirim os
conciencia de nuest ro Poder Personal. Som os conscient es de los sist em as polít icos y
económ icos represivos que se m ant ienen por la fuerza física. En cam bio som os m enos
conscient es de la represión psicológica. La represión se ej erce m ediant e la m anipulación verbal
y la coacción. Creo por lo t ant o que si act uam os para que la causa de la libert ad física progrese
en diferent es niveles y dist int os aspect os, podrem os t am bién reconocer esa ot ra form a de
cont rol, m enos obvia pero m uy generalizada, y liberarnos de ella. Los sist em as represivos se
perpet úan en la m edida en que no son reconocidos:

INTRODUCCIÓN
Est e libro es para t odos. Pero sucede que los ej em plos, las experiencias y las hist orias
cont enidos en él provienen de las m uj eres. En consecuencia, y espero que est o no cree
prej uicios, yo m e refiero a la experiencia fem enina de confusión y dolor causada por la
violencia verbal. A fin de prot eger la confidencialidad de las m uj eres que com part ieron su
experiencia conm igo, he cam biado sus nom bres y las circunst ancias que pudieran
ident ificarlas. Las m uj eres que describo est án form adas por part es ensam bladas de dist int as
m uj eres. Son com pañeras act uales o ant eriores de hom bres que ej ercieron con ellas abuso
verbal. La violencia verbal es una form a de agresión que no dej a huellas visibles, com parables
a las lesiones causadas por la violencia física. Pero es igualm ent e dolorosa y la recuperación
puede llevar m ucho m ás t iem po. La víct im a vive en una sit uación que se le va haciendo
gradualm ent e m ás confusa. En público est á con un hom bre que en privado se conviert e en
ot ro. El desm erecim ient o sut il o las explosiones de ira, la indiferencia glacial o la prepot encia,
el sarcasm o burlón o el reproche silencioso, la coerción m anipuladora o las exigencias
irrazonables, son hechos com unes. Pero se los disim ula con la frase: " ¿Qué t e pasa? Siem pre
est ás exagerando las cosas" , y m uchas ot ras form as de negación.
A m enudo la m uj er ult raj ada no t iene t est igos que presencien su realidad y nadie puede
com prender su experiencia. Los am igos y la fam ilia pueden ver al ofensor com o alguien
realm ent e bueno; por supuest o, él cree serlo. Aunque est e libro describe las experiencias de
las m uj eres, t am bién los hom bres sufren violencia verbal por part e de sus parej as. La
diferencia es que ellos no viven at errorizados com o las m uj eres que t ienen que sufrir la ira de
un hom bre. A quienes han sido agredidos verbalm ent e, se les habrá dicho de m anera sut il y
t am bién no t an sut il que su percepción de la realidad es equivocada y que sus sent im ient os no
son los correct os. En consecuencia, pueden dudar de su propia experiencia y, al m ism o
t iem po, no darse cuent a de que lo est án haciendo. Les sugiero que a m edida que lean las
experiencias sobre violencia verbal, t rat en de percibir si les result an fam iliares. Est e libro ha
sido concebido para ayudar a reconocer el abuso verbal y la m anipulación. Mi int ención es
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revelar los m at ices y la realidad del abuso verbal, t al com o ocurre en la práct ica. En lugar de
olvidar los conflict os de nuest ro pasado colect ivo, de t ener que recordar los dolorosos
acont ecim ient os que conduj eron a la necesidad de escribir un libro com o ést e, podem os
aprender de ellos y, a t ravés de la m ayor inform ación con que ahora cont am os, hacer
elecciones conscient es que perm it an vislum brar un fut uro m ej or. El m enosprecio hacia una
persona nos dism inuye a t odos. Abuso verbal se basa en las ent revist as que llevé a cabo con
cuarent a m uj eres. Sus edades van de los 21 a los 66 años. La duración prom edio de sus
relaciones fue de 16 años. Por lo t ant o, en t ot al, he escrit o sobre m ás de seiscient os cuarent a
años de experiencia con el abuso verbal. Aunque m uchas de las m uj eres ent revist adas habían
t erm inado ya su relación, el reconocim ient o y la elaboración de lo ocurrido cont inuaba cinco,
diez y hast a quince años después. La m ayoría de ellas int ent aron t odos los cam inos, t odos los
enfoques para m ej orar la relación: explicaron, pasaron por alt o, pregunt aron, rogaron,
recibieron asesoram ient o individual y conj unt o, vivieron su vida lo m ás independient em ent e
posible, at endieron a sus propias necesidades, no pidieron " dem asiado" , se conform aron cada
vez con m enos, no t uvieron exigencias, fueron com prensivas. Nada funcionó. La dinám ica de
la relación siguió siendo un m ist erio. Fue necesario el apoyo y la validación de la realidad que
un t erapeut a puede aport ar. La posibilidad de m ant ener una feliz relación exist e si am bas
part es t ienen la volunt ad de cam biar.

Una im por t a n t e pa la br a de a dve r t e n cia :


Quienes han sido víct im as del abuso verbal y se han pregunt ado a sí m ism os cóm o decir
las cosas de m anera que el abusador com prenda, cóm o es que oyen las cosas que él dice no
haber dicho nunca, o cóm o es que sient en lo que él dice que no deberían sent ir, han sido
inducidos a creer que hay algo básicam ent e errado en su capacidad de com unicación, o en su
percepción, o en sus sent im ient os. Quizás ahora se est én pregunt ando: " Com o puedo cam biar
m i nat uraleza básica? Después de t odo, ¿no acabo de leer que hay posibilidades de t ener una
feliz relación si am bas part es t ienen la volunt ad de cam biar?" .No est oy sugiriendo que para
det erm inar si pueden t ener una relación feliz deben cam biar su nat uraleza; sí, en cam bio, que
cuando reconozcan lo que deben enfrent ar act úen de m anera específica; es esa m anera lo que
hay que cam biar. Si lo hacen, t endrán que enfrent ar el m iedo a perder el am or. Si no, t endrán
que salir al encuent ro del t em or a perderse a sí m ism os. La prem isa fundam ent al de est e libro
es que el abuso verbal t iene que ver con el cont rol, con la form a de ej ercer el poder sobre
ot ro.
Est e abuso puede ser abiert o o encubiert o, const ant e, cont rolador y, com o lo definen
Bach y Deut sch ( 1980) , " product or de locura" .
Los efect os del abuso verbal son principalm ent e cualit at ivos. No se ven, com o sucede con
los efect os del m alt rat o fisico. No hay huellas físicas de heridas, m agulladuras, oj os m orados o
huesos rot os. La int ensidad de la angust ia que sufre la víct im a es lo que det erm ina el alcance
del daño. La calidad de la experiencia de la víct im a define el grado del abuso. Mi propósit o
prim ordial es perm it ir que los lect ores reconozcan el abuso verbal. Por ser una experiencia
individual por nat uraleza, est e libro se basa en experiencias personales. No obst ant e, exist en
fact ores significat ivos - present es en t odas los casos est udiados- que definen los episodios de
abuso verbal:

1. El abusador niega su conduct a.


2. Norm alm ent e el abuso se perpet ra a puert as cerradas.
3. La violencia física es precedida siem pre por violencia verbal.

Est e libr o se divide e n dos pa r t e s.

La Prim era Part e com ienza por ident ificar sit uaciones t ípicas en una relación de abuso
verbal. Después, desde una perspect iva am plia, describe el Poder Sobre com o una form a de
poder que se m anifiest a com o dom inio y cont rol, en cont rast e con el Poder Personal, que se
m anifiest a com o reciprocidad y creación conj unt a. A cont inuación present a la experiencia, los
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sent im ient os y los pensam ient os de las víct im as del abuso verbal. Finalm ent e, se describen las
principales paut as del abuso.

La Segunda Part e define cat egorías dcl abuso verbal, por ej em plo el rechazo a com part ir,
la oposición, el desdén y la t rivialización; describe el cont ext o cult ural en que la int egrant e
fem enina de la parej a evalúa su experiencia. Explica m ét odos adecuados de com unicación y
búsqueda de cam bio. A cont inuación explora la dinám ica fundam ent al de las relaciones de
abuso verbal, la t erapia y el abuso verbal con los niños.

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PRIMERA PARTE
Al exam inar algunas de las experiencias de m uj eres que padecieron abuso verbal se
descubre que cada uno de los com ponent es de la parej a parece vivir realidades diferent es y es
incapaz de reconocer el m undo del ot ro.
El condicionam ient o cult ural cont ribuye a crear confusión en las m uj eres respect o de la
sit uación, que viven. Sin em bargo, los sueños, los sínt om as físicos y las im ágenes int ernas
alert aron a algunas m uj eres y les perm it ieron ver que sus relaciones no eran verdaderam ent e
lo que parecían ser.

I
RECONOCER EL PROBLEMA
Proferir palabras ofensivas es la form a m ás obvia de abuso verbal. No es difícil reconocer
la sit uación si el agresor pronuncia palabras com o idiot a, im bécil, perra, u ot ro epit et o
degradant e. Ot ras form as son m enos evident es. Por m uchas razones puede ser m uy dificult oso
reconocerlas en una relación de parej a adult a.
Por lo general, el abuso verbal es una act it ud clandest ina; usualm ent e sólo la parej a del
abusador lo oye. Es frecuent e que est a act it ud se int ensifique con el t iem po hast a que las
m uj eres se acost um bran y se adapt an a ella. Adopt a diferent es disfraces y rebaj a
sist em át icam ent e la percepción por part e de la persona que sufre el m alt rat o.
En ciert o sent ido, el abuso verbal est á enquist ado en nuest ra cult ura. La prepot encia, la
anulación, la hum illación, la arrogancia, la oposición, la m anipulación, la crít ica, la dureza, la
int im idación, son acept ados por m uchos com o part e de j uego lim pio. Cuando est os j uegos de
poder se est ablecen en una relación y son negados por quien los perpet ra, nace la confusión.
La ident ificación de una o m ás de las siguient es sit uaciones perm it e definir relaciones de
abuso verbal:

• Varias veces a la sem ana él parece irrit ado o enfadado, aunque su m uj er no haya
hecho nada para incom odarlo. Cada vez que eso sucede, ella se sient e sorprendida. ( Cuando le
pregunt a por qué est á enfadado, él dice que no lo est á o da a ent ender de alguna m anera que
es por su culpa.)
• Cuando una m uj er se sient e herida y conversa con su parej a sobre su desagrado, t iene
después la sensación de que el t em a no ha sido t ot alm ent e resuelt o, por lo que no se sient e
cont ent a ni aliviada. ( el dice: " ¡Sólo est ás t rat ando de iniciar una discusión! " o expresa su
rechazo a exam inar la sit uación de alguna ot ra m anera.)
• Con frecuencia se sient e perplej a y frust rada por la act it ud que él adopt a porque queda
claro que no consigue hacerle ent ender sus int enciones.
• El m alest ar en la relación no se debe a t em as concret os - cuánt o t iem po pasan j unt os,
adónde irán de vacaciones, et c., sino a una com unicación deficient e: lo que él cree que ella
dij o y lo que ella oyó que él dij o.
• La m uj er suele pregunt arse: " ¿Qué m e pasa? No deberla sent irm e t an m al" .
• Muy raram ent e, o nunca, los hom bres parecen querer com part ir sus pensam ient os o
planes con sus parej as.

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• Los hom bres parecen opinar casi siem pre lo cont rario de su m uj er y no exponen sus
punt os de vist a diciendo " Pienso que..." , " Creo que..." o " Sient o que..." . No dudan de que su
punt o de vist a es el apropiado y cualquier ot ro diferent e, el equivocado.
• Las m uj eres suelen pregunt arse si sus parejas las perciben com o personas con vida
propia.
• Las m uj eres no recuerdan haberle dicho j am ás a sus parej as " Cierra la boca" o " ¡Calla! " .
• Los hom bres eluden la discusión de un t em a: se enfadan o dicen " No sé de qué est ás
hablando" .

Quienes se han reconocido com o prot agonist as de dos o m ás de est as descripciones,


padecen abuso verbal. Si no han t enido est as experiencias, est e libro le ayudará a com prender
a quienes las viven. Quienes crean haber t enido algunas de esas experiencias, pero no est án
seguras, podrán aclarar su duda a lo largo del t ext o.
El abuso verbal puede ser abiert o, com o una explosión de ira dirigida hacia la m uj er, o
un at aque en la línea de " Eres dem asiado suscept ible" . O puede ser encubiert o, ocult o, com o
en el caso de " No sé de qué est ás hablando" .

El abuso encubiert o es un at aque ocult o, una coerción. Est e t ipo de abuso ha sido
descrit o com o " causant e de locura" . Es " una form a de int eracción int erpersonal que se origina
en la represión de una agresión int ensa y que dism inuye seriam ent e la capacidad de la víct im a
para reconocer y ocuparse de la realidad int erpersonal" .'
Cuando ocurre est e t ipo de abuso, la m uj er no encuent ra nada específico cont ra lo cual
luchar. Por eso debe aprender a confiar en su propia experiencia, por m as doloroso que sea, a
reconocer que el abusador no la am a, ni la valora, ni la respet a.
George R. Bach y Ronald M. Deut sch2 incluyen en su libro una relación de ít em s que
enseña a reconocer las experiencias " causant es de locura" .

1. Ust ed se sient e vacilar y le result a im posible recuperar el equilibrio de inm ediat o.


2. Ust ed se sient e perdida, sin saber adónde ir, buscando sin obj et o.
3. Ust ed ha sido t om ada de sorpresa.
4. Ust ed se sient e desconect ada, confusa, desorient ada.
5. Ust ed se sient e descolocada, com o si alguien hubiera arrancado la alfom bra de debaj o
de sus pies.
6. Ust ed recibe dobles m ensaj es pero est á incapacit ada para pedir aclaración o t em e
hacerlo. [ Not a de la aut ora: o pide aclaración y no la logra.]
7. Ust ed se sient e int im idada por la sim ple presencia de una persona.
8. Ust ed descubre que est aba equivocada en la evaluación de dónde est aba sit uada o de
cuál era el problem a.
9. Ust ed se sient e t ot alm ent e carent e de preparación para soport ar una prom esa rot a o
una expect at iva que no se cum ple.
10. Ust ed sient e que un sueño que es valioso para ust ed se hace añicos.
11. Ust ed espera benevolencia y percibe que prevalece la m alevolencia.
12. Ust ed se sient e em puj ada, sin poder cont rolar la dirección en la que va.
13. Ust ed se sient e im posibilit ada de salir de un círculo vicioso de pensam ient os.
14. Ust ed observa que lo que parecía claro se vuelve confuso.
15. Ust ed sient e una incom oda y ext raña sensación de vacío.
16. Ust ed sient e un fuert e deseo de escapar, pero no puede hacerlo, com o si est uviera
congelada.
17. Ust ed se sient e confundida, incapaz de at acar el problem a.
18. Ust ed sient e la vaga sospecha de que algo anda m al.
19. Ust ed sient e que su m undo subj et ivo se vuelve caót ico.
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Algunos de los sent im ient os y las experiencias descrit os arriba son fáciles de reconocer.
Ot ros no son t an claros. Las m uj eres reconocen que solían sent irse así, después de un t iem po
de est ar alej adas de la relación con el abusador.
El abuso verbal es agresión host il. El abusador no es provocado por su parej a; puede
negar, conscient e o inconscient em ent e, lo que est á haciendo. En cualquier caso, no es
probable que un día se despiert e diciendo: " ¡Dios! ¡Qué he est ado haciendo! Lo sient o m ucho.
No lo volveré a hacer m ás" . Sólo su parej a lo sufre. Generalm ent e, sólo su parej a puede
reconocer el abuso. " La agresión puede ser reconocida porque el im pact o de la conduct a sobre
la víct im a es dañina."
Generalm ent e la responsabilidad de reconocer el abuso verbal recae sobre la com pañera
del abusador, porque ést e no est á m ot ivado para cam biar. Sin em bargo, las m uj eres pueden
t ener dificult ad para reconocer el abuso porque han sido inducidas a dudar de sus
sent im ient os. Por ej em plo, si una m uj er se sient e herida o m olest a por algo que él ha
m anifest ado y expresa sus sent im ient os diciendo: " Me sent í m al cuando dij ist e eso" , el
agresor, en lugar de reconocer sus sent im ient os y reaccionar de m anera apropiada, la
rechazará e invalidará con una frase com o: " No sé de qué est ás hablando. Eres dem asiado
suscept ible" . Así logra que su parej a dude de su propia percepción. ¿Por qué? Porque a
m uchas m uj eres, se les enseñó durant e la niñez que sus sent im ient os podían ser ignorados. Si
una m uj er reconoce y valida sus sent im ient os, podrá com enzar a reconocer el abuso verbal y
expresarlo con palabras com o

· m e sient o herida/ est oy siendo herida


· m e sient o dism inuida/ est oy siendo dism inuida
· sient o que no soy reconocida/ no est oy siendo reconocida
· m e sient o ignorada/ est oy siendo ignorada
· sient o que se burlan de m í/ se est án burlando de m í
· m e sient o m enospreciada/ est oy siendo m enospreciada
· m e sient o dej ada de lado/ est oy siendo dej ada de lado

Al int ent ar com part ir sus sent im ient os con su agresor, él los invalidará. Por ej em plo, él
puede m ofarse con un com ent ario sarcást ico y después, si ella prot est a, decirle que se t rat aba
de una brom a y provocar que su parej a dude de su propia percepción. Sin em bargo, " la
im presión real de la verdad probablem ent e sea percibida, no desde la visión de ot ro, sino
desde la propia" .4

II
DOS TIPOS DE PODER
Hay dos t ipos de poder. Uno m at a el espírit u. El ot ro, lo alim ent a. El prim ero es el Poder
Sobre; el ot ro es el Poder Personal.
El Poder Sobre se expresa en form a de cont rol y dom inación. El Poder Personal, com o
reciprocidad y creación conj unt a. La reciprocidad es una form a de est ar j unt o a ot ra persona
que perm it e el crecim ient o y el bienest ar de am bos m ediant e una com unicación clara y una
com prensión em pát ica. La creación conj unt a es la part icipación en una vida conscient em ent e
com part ida que ayuda a cada uno a alcanzar sus m et as. ( Est a idea se t rat a m ás ext ensam ent e
en Capít ulos I I I y I V.)
Dado que el abuso verbal es sint om át ico de problem as personales, cult urales y globales
que se originan en el abuso del poder, com enzaré con una am plia perspect iva y una m irada
abarcadora del Poder Sobre.

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El Poder Sobre es un m odelo de concepción del m undo. La creencia en el Poder Sobre es


com o una lent e a t ravés de la cual el creyent e m ira el m undo. Quien cree en el Poder Sobre
espera obt ener, m ediant e su uso, el Poder Sobre el ot ro. Nuest ra civilización occident al se
basó en el Poder Sobre. Ahora, com o civilización, t enem os un enorm e Poder Sobre la t ierra,
sus habit ant es y sus recursos. Tenem os el poder de borrar nuest ro m undo. Tenem os el poder
de dest rucción t ot al. Creo que el m odelo de Poder Sobre ya no es sost enible. Algunos de los
sínt om as de vivir y act uar a part ir de ese paradigm a son la cont am inación, la pot encial
aniquilación del planet a, el ham bre y el desam paro, el prej uicio y la t iranía.
Est as inquiet udes nos llevan a acent uar seriam ent e nuest ra consideración por la dignidad
hum ana y la calidad de vida. El paradigm a del Poder Sobre m ant iene el Poder sobre la vida.
El m odelo de cont rol y dom inación del Poder Sobre ha penet rado en las conciencias
individuales durant e m iles de años y nos ha llevado al borde del caos global. La ciencia nos
enseña que del caos surge un nuevo orden. ¿De dónde vendrá el nuevo orden? Evident em ent e
no puede ser legislado, ni est ablecido m ediant e m ás guerras y m ás Poder Sobre. Creo que est e
nuevo orden sólo puede surgir de nuest ra conciencia individual. Por est a razón, el
reconocim ient o del abuso verbal cono m edio de cont rolar, dom inar y t ener Poder Sobre ot ra
persona, debe ser una preocupación real para t odos nosot ros.
Com o el m icrocosm o de las relaciones personales influye sobre el m acrocosm o de la
civilización, así com o el de la civilización - sus cost um bres y su cult ura- influye sobre las
relaciones personales, ese cam bio debería com enzar a realizarse a part ir de nuest ras
relaciones. Si así lo hacem os, nuest ra vida cot idiana nos ofrecerá m ayores oport unidades,
t endrem os la posibilidad de valorarnos a nosot ros m ism os y de ser conscient es de la form a en
que expresam os y prot egem os ese valor en nuest ras relaciones.
Si reconocem os la influencia del m odelo de Poder Sobre y nos liberam os de ella,
podrem os oírnos a nosot ros m ism os, las palabras que decim os y cóm o las decim os. Del m ism o
m odo, debem os escuchar las palabras que nos dicen y la m anera en que nos las dicen. Est e
conocim ient o nos llevará a t ener conciencia de lo que hacem os o dej arlos de hacer para
dignificarnos, respet arnos, prot egernos y est im arnos a nosot ros m ism os y, en últ im a inst ancia,
a la vida. Podem os com enzar t eniendo fe en nuest ra propia valía y confiando en nuest ras
propias percepciones. Est o puede ser m uy difícil para quien padece abuso verbal porque est a
form a de violencia encubiert a, por su propia nat uraleza, socava y dism inuye las percepciones
de la víct im a. Pocas de las m uj eres que ent revist é eran conscient es de lo que est aba pasando
en sus relaciones; por ciert o, no se veían a sí m ism as com o víct im as. Sólo sabían que algo
est aba m al. Cuando una de ellas decidía rom per su relación, la razón para hacerlo involucraba
con frecuencia ot ros problem as.

En est e t ipo de relaciones la m uj er aprende a t olerar el abuso sin darse cuent a de él y,


t am bién sin darse cuent a de ello, pierde su aut oest im a. Es acusada por el abusador y se
conviert e en un chivo expiat orio. Es así com o pasa a ser una víct im a. Result a int eresant e
señalar que según el pensam ient o crist iano, Crist o fue la últ im a víct im a y el últ im o chivo
expiat orio. Él m urió para t oda la hum anidad. Pero est e m ensaj e parece haber sido oscurecido
por la filosofía del Poder Sobre, que es la que produce víct im as y chivos expiat orios. Com o
verem os, las víct im as del abuso verbal deben encont rar el sent ido de su propia valía y de su
aut oest im a en circunst ancias que les hacen perder poder y sent irse confundidas. Pueden
hacerlo si reconocen el abuso verbal t al cual es.
¿Cuál es el origen del m odelo del Poder Sobre? Es el result ado y la perpet uación de la
" pedagogía venenosa" que se m enciona en el libro de Alice Miller For Your Own Good ( Por su
propio bien) y en las obras de John Bradshaw. La pedagogía venenosa es un m ét odo t óxico de
enseñanza o crianza del niño. Es un m ét odo que cont rola la conduct a del niño m ediant e el
abuso del Poder Sobre él. Est e abuso de poder causa al niño un dolor, ext rem o. Si el niño se
conviert e en adult o sin haber elaborado el daño y el dolor de la experiencia, perpet uará el
abuso del poder en la edad adult a. De esa m anera, el adult o puede convert irse en t óxico o
venenoso para los dem ás. Est a t oxicidad es la que encont ram os en las relaciones abusivas.
Hem os exam inado el m odelo del Poder Sobre y el hecho de que los individuos, com o las
naciones, est án m ot ivados para cont rolar y dom inar a los dem as. Su ilusión de poder se
m ant iene sólo m ient ras t ienen a " ot ro" sobre quien ej ercer su poder. Trágicam ent e, m uchos se

11
Patricia Evans Abuso verbal

desesperan por m ant ener est a post ura, porque es el único poder que conocen. Si no exist e ese
" ot ro" hay que crearlo.
El Poder Personal es ot ra form a de experim ent ar el poder, un poder que no necesit a
ganadores y perdedores, dom inadores y subordinados, y que no requiere ej ercer Poder Sobre
" ot ro" . El Poder Personal funciona por m edio de la reciprocidad y la creación conj unt a, y puede
ser considerado com o una nueva form a de ser y de percibir el m undo. Explorem os esas ideas
en el cont ext o de una relación, porque es allí donde con frecuencia encont rarem os a dos
personas que viven y perciben desde dos concepciones diferent es: una vive según el m odelo
del Poder Sobre y la ot ra en base al m odelo del Poder Personal. Mirando a t ravés de est as
dist int as lent es, esas dos personas no pueden verse uno a ot ro ni apreciar las realidades
recíprocas.
El descubrim ient o m ás significat ivo y sorprendent e que hice a m edida que invest igaba las
relaciones de abuso verbal fue que el abusador y su com pañera parecían vivir en dos
realidades diferent es. El abusador est aba orient ado hacia el cont rol y la dom inación. Su parej a
est aba orient ada hacia la reciprocidad y la creación conj unt a. En m uchos sent idos, ellos vivían
dos realidades diferent es, que llam arem os Realidad I ( Poder Sobre) y Realidad I I ( Poder
Personal) . Parecería que vivim os en un m undo que t odavía no puede acept ar la Realidad I I ,
m ient ras que los peligros de perm anecer en la Realidad I se hacen cada vez m ás evident es.
I ncapaces de com enzar a pensar según el nuevo m odelo, vivim os baj o la am enaza de la
aniquilación, at rapados ent re las realidades en conflict o. Si com prendem os qué sucede cuando
dos personas que viven est as dist int as realidades inician una relación, podrem os reconocer ese
conflict o e int ent ar resolverlo. Por ej em plo, " Todo vale en la guerra y en el am or" es una
percepción de la Realidad I .
Si la com pañera del abusador creció baj o la influencia de la Realidad I y después pasó a
la Realidad I I , puede que le result e ext rem adam ent e difícil dist inguir ent re las dos realidades.
Puede est ar viviendo en la Realidad I I y buscar reciprocidad sin haber alcanzado aún la
aut oest im a, sint iéndose com o un pez fuera del agua pero aún no un anfibio.Pude descubrir
ent onces un hecho significat ivo: m uchas m uj eres que vivían en la Realidad I I acept aban y
respondían a com unicaciones de la Realidad I , com o si ést as fueran válidas. El siguient e
ej em plo m uest ra cóm o puede suceder est o e ilust ra un problem a esencial en las relaciones.
Ann est á en la Realidad I I y cree que Zee est á allí con ella. Pero no es así. A m edida que
sigam os su conversación, verem os cóm o en un m om ent o Ann se desliza desde un lugar en la
Realidad I I donde ella vive, a la Realidad I donde vive Zee. Adem ás, not arem os que Ann
asum e t odo el t iem po que Zee est á en su realidad.
Zee ent ra en la habit ación, se desplom a sobre un asient o cerca de Ann y dice com o al
pasar: " ¡Qué poco cooperat iva eres! " . Ann lo m ira ligeram ent e sorprendida y dice: " ¿Por qué
dices eso?" . ( Cont est a com o si el com ent ario de Zee fuera válido. Piensa que Zee est á en su
realidad de reciprocidad y que alguna razón t endrá para decir que ella es una persona poco
cooperat iva.)
Zee ya est á list o para com enzar la bat alla por el dom inio y el Poder Sobre. Para él, Ann
parece dispuest a a oír por qué es una persona poco cooperat iva. Él cont est a a su pregunt a con
un t oque de ira y un t ono de t riunfo apenas percept ible: " Porque no m e ayudast e a recoger la
frut a" .
Ann sient e ent onces que debe defenderse. Dice: " Zee; yo no sabía que ibas a recogerla" .
Zee la int errum pe rápidam ent e: " ¡Pues sí, t enías que hacerlo! " .
Él sient e que ha ganado. Ha act uado de acuerdo con el m odelo del Poder Sobre. Ha
at acado la percepción básica de Ann y ella le dio crédit o al pregunt ar " ¿por qué?" .
Zee no es conscient e de la realidad de Ann y se sient e m uy sat isfecho.
En est e punt o Ann se sient e herida y frust rada. No puede lograr que Zee com prenda que
ella es cooperat iva. Se sient e im pot ent e y confusa, pues no com prende qué esperaba él y por
qué no le pidió que lo ayudara a recoger la frut a. No se da cuent a de que t oda est a int eracción
no t iene nada que ver con recoger la frut a. No percibe en absolut o la realidad de Zee porque él
le dice a m enudo que la am a y para ella el am or significa un don recíproco de poder, no Poder
Sobre. Si Ann hubiera dicho: " Me sient o herida porque m e dices que no he sido cooperat iva" ,
Zee, com o cabal abusador verbal que es, habría int errum pido su razonam ient o diciendo, por

12
Patricia Evans Abuso verbal

ej em plo: " ¡Ya est ás exagerando! " o, sarcást icam ent e: " ¡Bueno, si lo t om as así, lo sient o
m uuucho! " . Y Ann se sent iría herida y confundida.
Si Zee est uviera en la Realidad I I ( la realidad de Ann) , habría dicho: " Oh, lo lam ent o.
Creo que sólo quería que supieras que yo est aba recogiendo la frut a para no t ener que pedirt e
que m e ayudaras" . Ent onces podríam os haber dicho que Zee era un gruñón, de acuerdo, pero
que evident em ent e lam ent aba su irrit ación. Si Ann hubiese crecido en un am bient e de
Realidad I I , habría reconocido que nunca podría haber " alguna razón" para que Zee dij era " No
eres cooperat iva" . Habría reconocido que Zee no est aba en su realidad, no habría acept ado ser
m enospreciada y no habría sufrido la frust ración de no saber por qué no podía hacerle
com prender. Habría sabido que él no se preocupaba por com prender, que est aba m ás
concent rado en pensar " ¡Yo gané; t ú perdist e! " porque, después de t odo, así es com o en la
Realidad I se sient e el poder.
El Poder Sobre es un poder robado. En la Realidad I , si ust ed no t iene a alguien sobre
quien ej ercer el Poder Sobre, no hay poder en absolut o.La necesidad de Zee de t ener el Poder
Sobre, es t am bién " el m iedo a ser asfixiado" . Est e t em or es, de hecho, el de que alguien t enga
m ás poder que uno. En la Realidad I Zee pasa de t ener m ucho poder a t em er que alguien
t enga m ás poder que él, pues en su realidad no hay reciprocidad.
Algunas m uj eres pueden vivir con los puyazos verbales del t ipo que pract ica Zee y
acept arlos, olvidando sus efect os. Pero ninguna podría vivir con su host ilidad, porque el Poder
Sobre es host il. Él no cam biará a m enos que lo quiera. Si la m uj er obj et a su agresión verbal, si
la reconoce, si le pide que cam bie y él se niega, y su act it ud es, com o dij o un abusador: " ¡Yo
digo lo que m e da la gana! " , ella deberá darse cuent a de que él realm ent e puede decir lo que
quiera, pero que no hay nada m erit orio ni heroico en que ella se quede a su lado para oírlo.

III
EL PODER PERSONAL
Est e capít ulo explora la Realidad I I y exam ina cóm o se percibe la vida y cóm o se
desarrollan las relaciones am orosas en ella. En cont rast e, en el siguient e capít ulo
exam inarem os la Realidad I , donde la lucha del abusador por adquirir el Poder Sobre, el
dom inio y el cont rol, dificult a las relaciones.
El Poder Personal se origina en nuest ra conexión con los sent im ient os de los dem ás y
aum ent a a t ravés de la cooperación y la participación con la vida. La cooperación y la
part icipación con ot ra persona que t am bién se base en sus propios sent im ient os, crean una
realidad com part ida. Est a creación es la relación en sí m ism a. Ést a es una relación de la
Realidad I I , porque am bas part es conocen su Poder Personal. Am bos se apoyan y em pat izan
m ut uam ent e. Am bos viven la Realidad I I .
Una relación de la Realidad I I es por ciert o m uy deseable. Es im port ant e que se sepa que
no es posible const ruir unilat eralm ent e est e t ipo de relación. La relación de la Realidad I I es
una realidad com part ida: una persona sola no puede crearla. Hacen falt a dos. A la inversa,
com o es una realidad com part ida, una persona sola puede im pedirla. Para eso sólo hace falt a
uno. La cooperación y la part icipación en la vida suponen que cada uno se involucre en el
poder creat ivo de la vida, que genere una realidad personal fundada en la relación que t iene
consigo m ism o. Mediant e la relación con nuest ra part e creat iva experim ent am os nuest ro Poder
Personal. No podem os acceder a nuest ro Poder Personal si no som os conscient es de nuest ros
sent im ient os.
El Poder Personal es la capacidad para conocer, elegir y crear a part ir de nuest ro ser
básico, allí donde se originan nuest ros sent im ient os. Nuest ros sent im ient os nos ayudan a
saber qué querem os y qué nos procura una m ayor sat isfacción.
Cuando t enem os est a relación con nosot ros m ism os y con el m undo que nos rodea,
experim ent am os no sólo nuest ra propia creat ividad y nuest ro Poder Personal; adem ás
percibim os que el m undo es un lugar de ayuda m ut ua y de creat ividad. Por eso describim os la

13
Patricia Evans Abuso verbal

realidad de m anera diferent e que aquellos que la describirían com o una est ruct ura j erárquica
de Poder Sobre, donde cada nivel dom ina al inferior y los seres hum anos perm anecen en la
cúspide.
Gracias a nuest ra experiencia con el Poder Personal se genera un nuevo m undo de
reciprocidad y cooperación. Los que viven en est e paradigm a est án en la Realidad I I y m iran la
vida a t ravés de esas lent es.
La vida em erge en form a de m ist erio, esplendor y diversidad infinit a. Lo viej o m uere y lo
nuevo nace. Crecem os y aprendem os de la m ism a m anera. Hacem os el duelo por pérdidas que
se renuevan en el proceso. El proceso de la vida sust ent a nat uralm ent e a la vida, la genera, la
equilibra, la alim ent a y la prot ege m ediant e un sist em a infinit am ent e delicado y com plej o.
Es posible aproxim arse al proceso de la vida y al proceso ele vivir una relación, de la
m ism a m anera en que la t ierra const ruye un hábit at para sus criat uras y a cam bio sus
criat uras const ruyen la t ierra; com o en un ecosist em a que florece cuando t odos son
int erdependient es, se fort alecen unos a ot ros y obt ienen su fuerza de la conexión con el poder
de la vida m ut uam ent e sust ent ado en sus aspect os creat ivos y nut ricios.
Vivir en est a realidad requiere una gran aut oest im a y una gran confianza en el proceso
de la vida en sí m ism o. Requiere especialm ent e que se t enga conciencia de la m anera y los
m edios con que act úan dest ruct ivam ent e cont ra nosot ros quienes no com part en esa realidad.
Si crecem os en est a realidad nos dam os cuent a que no podem os acept ar ni t olerar el
desm erecim ient o de ot ra persona, porque nos desm erece a nosot ros m ism os.
En las relaciones de la Realidad I I am bas part es se encuent ran en la relación com o una
unidad, y t am bién com o personas separadas. Se sient en seguras en esa relación. A causa de
esa seguridad, nadie t iene necesidad de ej ercer el Poder Sobre el ot ro. En esa relación cada
persona se hace cargo de:

· Aport ar sus ideas y prest ar at ención a las del ot ro.


· Expresar ent usiasm o y com placerse por el ent usiasm o del ot ro.
· Revelarse a sí m ism o y reflej ar al ot ro.
· Valorarse y est im ar al ot ro.
· Disfrut ar con la propia creat ividad y confiar en la del ot ro.
· Perseguir el crecim ient o propio y fom ent ar el del ot ro.
· Gozar con la propia soledad y respet ar la del ot ro.
· Perseverar en los propios int ereses y alent ar al ot ro.
· Act uar al propio rit m o y acept ar el del ot ro.
· Ser indulgent e con uno m ism o y con el ot ro.
· I nvolucrarse uno m ism o y ayudar al ot ro.
· Prot egerse uno m ism o y consolar al ot ro.
· Verse a sí m ism o y observar al ot ro.
· Ser uno m ism o y dej ar que el ot ro lo sea.
· Am arse a sí m ism o y am ar al ot ro.

Est o es lo ideal. Sin em bargo, en las relaciones personales el radio de acción ent re las
relaciones m ut uam ent e sust ent adas, las creat ivas y las dest ruct ivas, abarca un vast o espect ro
de las int eracciones posibles y cada int eracción es de gran com plej idad. No obst ant e, dent ro
ele ese radio podem os t ener una am plia visión y m arcar el punt o de inflexión o la post ura
precisa que indique que se ha cruzado el um bral desde una com unicación corrient e al abuso
verbal definido. Est e crit erio es la int ención del com unicador de inform ar o alim ent ar al ot ro
frent e a la int ención de no inform ar ni alim ent ar al ot ro. Si las palabras o las act it udes
desm erecen, falt an el respet o o desvalorizan al ot ro, son abusivas. Aquí uso los t érm inos
inform ar y alim ent ar en un sent ido am plio. Por ej em plo, cuando pregunt o algo est oy

14
Patricia Evans Abuso verbal

inform ando a la ot ra persona de un deseo o necesidad. Cuando agasaj o a alguien, lo saludo o


le doy acept ación en el m ás am plio de los sent idos, lo est oy alim ent ando.
Para poder reconocer si est am os siendo desvalorizados, debem os t ener una
ext raordinaria aut oest im a. Una persona con la aut oest im a de la Realidad I I sabe que en su
relación t iene derecho al respet o, la dignidad, la est im a, la acept ación, la cort esía, la
com unicación franca, el cuidado, la igualdad, los sent im ient os com part idos.
Si una m uj er no t iene la aut oest im a de la Realidad I I , piensa: " Cuando Zee m e grit a es
porque no se da cuent a de que yo no m e proponía decir o hacer lo que él dice que lo irrit a. Así
que t an pront o com o le explique eso se sent irá aliviado y yo t am bién m e sent iré m ej or" .
Si la m uj er t iene la aut oest im a de la Realidad I I , piensa: " Cuando Zee m e grit a est á
volcando su ira venenosa sobre m í. Le diré que dej e de hacerlo de inm ediat o porque su
conduct a no t iene j ust ificación" . Est a persona t iene la suficient e aut oest im a com o para saber
que no puede acept ar que se le grit e.
En una relación de la Realidad I I am bas personas pueden com et er errores. De hecho,
deben esperar que así sea. No obst ant e, los dos se sient en seguros con su Poder Personal; por
eso pueden acept ar sus errores y resolver sus desacuerdos brindándose m ut uo apoyo.
Las com pañeras de los abusadores pueden evaluar m ás fácilm ent e sus relaciones usando
est e m odelo com o piedra de t oque, com o algo con lo cual pueden com parar sus propias
relaciones y com o recordat orio de lo que es posible en una relación. En el próxim o capít ulo
seguiré refiriéndom e a la prem isa de que el abusador y su parej a viven en realidades
separadas y describiré la Realidad I , que es la realidad del abusador y de las relaciones de
abuso verbal.

IV
EL PODER SOBRE
En est e capít ulo explorarem os la realidad del abusador, la act it ud que adopt a con su
parej a, las reglas del j uego y la form a en que se legit im a el abuso verbal. Esa exploración
revelará caract eríst icas ident ificat orias com unes a m uchos abusadores y condiciones com unes
a la m ayoría de las relaciones con ellos.
El abusador verbal creció en la Realidad I , del m ism o m odo que su parej a. Pero nunca
pasó a la Realidad I I . Para poder pasar a la Realidad I I debería haber reconocido e int egrado
las experiencias de la niñez que hicieron de esa persona alguien t an inseguro y t an necesit ado
de ej ercer el cont rol.
El abusador vive en la Realidad I y se aut ovalora de acuerdo con la Realidad I . Vivir en la
Realidad I es vivir con el m odelo del Poder Sobre. El abusador no conoce el Poder Personal ni
sient e la seguridad y la aut oacept ación del Poder Personal. En consecuencia, esquiva el
sent im ient o de falt a de poder dom inando y cont rolando a su parej a. El abusador t iene la
det erm inación de no adm it ir sus m anipulaciones y su cont rol. Si lo hiciera, t endría que
enfrent arse cara a cara con sus propios sent im ient os.
El abusador rechaza la calidez y la franqueza de su parej a, porque ésas son precisam ent e
las cualidades que t em e t ener. En la Realidad I esas cualidades significan vulnerabilidad y la
vulnerabilidad es sinónim o de m uert e.
Generalm ent e el abusador no piensa en el dolor que est á causando con el abuso. Él
puede " ganar" una bat alla con una m anipulación o con un m odo convincent e de
desm erecim ient o, sin que su parej a llegue siquiera a darse cuent a de que se ha librado una
bat alla. Si ella se da cuent a de que ha sido despreciada y lo dice, él negará el abuso. Podría
decir, por ej em plo, que no sabe de qué est á hablando ella. Y ella, ¿lo sabe? Al m enos, no est á
dem asiado segura.
Por el cont rario, el abusador físico suele confundir a su parej a al adm it ir su agresión,
pidiendo disculpas y diciendo que no lo volverá a hacer, aunque lo hará nuevam ent e. En est e
caso la m uj er sabe que lo que sucedió es real. Puede ver las cicat rices. Sin em bargo, ést e no
es siem pre el caso.
15
Patricia Evans Abuso verbal

Com o señala Susan Haraki, asesora de Alt ernat ivas para las Muj eres Agredidas, de
Concord, California, en algunos casos la negación del abusador es t an profunda que puede
m inim izar los daños físicos com o si fueran casi nada.
Est a int ensa negación puede confundir y dist orsionar la percepción de la víct im a.
La parej a de un abusador verbal en proceso de reconocer su sit uación, declaró " Si ust ed
no ha t enido nunca una relación de abuso verbal, le cost ará m ucho reconocerla. Si la t iene,
podría no reconocerla nunca" .
Las declaraciones de am or del abusador est án en direct o cont rast e con las cosas
hirient es que dice. Com o t odos quieren ser am ados, la m uj er se sient e inclinada a creer al
abusador cuando dice: " Te am o" . Después de t odo, ¿por qué lo diría si no lo sint iera?
Posiblem ent e en la Realidad I " t e am o" signifique algo com plet am ent e diferent e de lo que
significa en la Realidad I I .
Todas las m uj eres a quienes ent revist é han oído por lo m enos dos de las siguient es
declaraciones am orosas:
- Te am o.
- Nadie podría am art e t ant o com o yo. Nunca t e dej aré.
- Nunca haría nada que t e hiriera. Sólo quiero que seas feliz.

Es im port ant e recordar que cada persona es diferent e y cada abusador es diferent e.
Algunos suelen ser ext rem adam ent e aut orit arios y exigent es y ot ros pueden ser el ext rem o
opuest o: dist ant es, sólo ocasionalm ent e exigent es, pero m uy m anipuladores. Ot ros parecen
est ar enfadados t odo el t iem po. Algunos suelen t ener m uchos am igos varones y cazan, pescan
o pract ican ot ros deport es con ellos. Ot ros son solit arios.
El abusador verbal puede m ost rar algunas, m uchas o t odas las caract eríst icas siguient es.
Algunas de est as caract eríst icas, por su nat uraleza, son m uy difíciles de reconocer. Adem ás, el
abusador puede describirse a sí m ism o en form a t ot alm ent e opuest a a com o lo ve su parej a.
Por ej em plo, él puede cubrirla de agrias acusaciones y sin em bargo describirse com o un t ipo
t ranquilo. El abusador verbal puede ser:
· irrit able
· proclive a culpar a su parej a por sus defect os o acciones
· im predecible ( nunca se sabe qué le enfadará)
· airado
· violent o
· despreciat ivo de los sent im ient os y punt os de vist a de su parej a
· inexpresivo, sin calidez ni em pat ía
· cont rolador
· silencioso e int rovert ido o exigent e y discut idor

· un " buen t ipo" para los dem ás


· com pet it ivo con su parej a
· huraño
· celoso
· rápido para replicar m ordazm ent e o para desm erecer a su parej a
· crít ico
· m anipulador
· explosivo
· host il
· incapaz de expresar sus sent im ient os

16
Patricia Evans Abuso verbal

Habit ualm ent e la com pañera del abusador verbal encuent ra dificult ad en verlo obj et iva o
claram ent e. Ella no se da cuent a que él est á en una realidad diferent e.No busca una relación
de reciprocidad; est á buscando cont rolar y dom inar. Su conduct a puede ser t an variable que
hace dudar a su parej a, que se sient e confundida sin saberlo.
En una relación en la que hay abuso verbal, sólo exist e la ilusión de una relación. Falt an
ciert as condiciones posit ivas que son int rínsecas de una aut ént ica relación. Por el cont rario, se
hacen present es ciert as condiciones negat ivas. Si analizam os una relación de la Realidad I
encont rarem os:

Desigualdad
Com pet it ividad
Manipulación
Host ilidad
Cont rol
Negación

Considerem os cada una de est as condiciones.

Desigualdad
Dado que el abusador verbal necesit a t ener el Poder Sobre su parej a, no puede acept arla
com o su igual, aunque diga que lo hace. ¿Por qué no puede acept arla com o su igual? Porque
sent iría que la igualdad de ella es su inferioridad. Él t endría que pedir lo que quiere. Est aría
expuest o al rechazo. Tendría que renunciar al cont rol y al dom inio que le ot organ un
sent im ient o de poder, seguridad e ident idad com o hom bre.
Una m anera de ident ificar una relación de desigualdad es det erm inar si una parej a puede
est ablecer m et as com unes y discut irlas j unt os. En una relación abusiva, la m uj er no planifica
realm ent e j unt o al hom bre. La planificación conj unt a requiere reciprocidad e igualdad,
condiciones que no se verifican en la Realidad I . En una relación abusiva, la m uj er descubrirá
que su com pañero no est á dispuest o a discut ir con ella las m et as a cort o o a largo plazo; en
algunos casos, ni siquiera planificará con ella el fin de sem ana. Ni las m et as personales ni los
planes para un fut uro com ún se discut en y conciert an de m anera m ut uam ent e sust ent adora.
Las siguient es sit uaciones, t om adas de relaciones de la vida real, ilust ran la falt a de
volunt ad del abusador para planificar con su parej a.
Bella pensó que sería divert ido ir a un lago cercano la t arde de un sábado. Esa m añana
pregunt ó:
- Bert , m e pregunt aba si t ienes algún plan para hoy.
Bert se volvió enfadado hacia ella. - ¿Tengo que t ener planes? - pregunt ó de m ala m anera.
- Bueno, no - dij o ella- , sólo pensaba que podríam os hacer algo est a t arde.
- No veo por qué t endría que t ener planes - cont est ó él aún m ás enfadado.
- ¿Por qué t e enfadas? Nunca dij e que t uvieras que t ener planes - respondió Bella.
- ¡No est oy enfadado! - - dij o Bert enfurecido- . Tú hablast e de planes y ahora lo quieres
negar.
Bella se quedó confusa, frust rada y m olest a. Se pregunt aba cóm o podía sent irse t an m al
y al m ism o t iem po no ser capaz de hablar de sus sent im ient os. Por su experiencia sabía que
Bert seguiría diciendo que ella " est aba t rat ando de negarlo" . Bella cont ó que se sint ió m al y
que pasó algún t iem po pregunt ándose qué había hecho para m olest ar a Bert . ¿Había dado la
im presión de que ella esperaba que él hubiera hecho planes? O, de alguna m anera, le hizo
sent ir que debería haber hecho planes, a pesar de que ella esperaba que no los t uviera y que
est uviera libre para poder ir al lago?
Cada vez que t enía lugar una conversación de est e t ipo, no había nadie cerca para
ayudar a Bella a salir del apuro. En ot ra ocasión Bert ent ró en la casa desde el j ardín y dij o:
- Hay que cam biar el cobert izo. Nos cost ará X dólares.

17
Patricia Evans Abuso verbal

Bella, quien habit ualm ent e paga las cuent as con los fondos de la cuent a bancaria
conj unt a, cont est ó com placida:
- Oh, sería m uy bueno. Es posible que no t engam os t odo ese dinero ahora, pero
podríam os com prar enseguida la m it ad de la m adera necesaria y la ot ra m it ad m ás t arde.
- ¡Si no lo t enem os, no lo t enem os! - grit ó Bert enfadado.
- Pero est oy segura de que nos lo podem os perm it ir. ¿Quieres que hagam os j unt os un
presupuest o?
- ¡No vam os a hacer ningún presupuest o! –replicó Bert m ás enfadado aún.
- ¿Y qué pasará con el cobert izo? - pregunt ó Bella.
- ¡No pienso discut irlo! - cont inuó Bert - . Tú gast as dinero en t odo lo que quieres.
- ¡No, no es así! Adem ás m e gust aría m ucho hacer un presupuest o cont igo.
Bert grit ó con rabia: - ¡Y t ú sigues insist iendo! ¡Siem pre quieres t ener la últ im a palabra!
Bella reconoció que en ese punt o ya se sent ía m uy m al. Me cont ó que se pregunt aba
cóm o había hecho para que Bert pensara que ella quería quedarse con la últ im a palabra. No
ent endía por qué Bert sugería que ella gast aba m ucho dinero si no era así y ella siem pre
est aba dispuest a a que exam inaran j unt os los gast os ext raordinarios. Si est aba preocupado
por los gast os, ¿por qué no le agradaba que ella quisiera preparar j unt o con él un
presupuest o? ¿Todavía pensaba en cam biar el cobert izo? ¿Por qué no era capaz de
com unicarse de m anera que él no sint iera que est aba insist iendo cargosam ent e? ¿Cóm o podía
explicarle que ella quería ayudarlo en sus planes y que est aba t rat ando de cooperar?
Sabía que de cualquier m odo si ella int ent aba volver a t ocar el t em a, Bert la acusaría
nuevam ent e de querer t ener la últ im a palabra. Ésa era una frase que repet ía const ant em ent e.
Bella sent ía verdadera angust ia. Bert nunca hacía acusaciones de esa índole en presencia de
t erceros.
Las m uj eres de los abusadores verbales pasan buena part e del t iem po t rat ando de
com prender sit uaciones sim ilares a la de Bella y Bert . Cuando la m uj er no sabe que el
problem a es la desigualdad, queda sum ida en la confusión.
Cora cont ó ot ra hist oria sobre cóm o ella y Curt no parecían capaces de hacer planes
j unt os. La m ayor part e de los ingresos de Curt provenía de com isiones, part icipaciones y
bonificaciones. Ese dinero era de propiedad com ún. Sin em bargo, Cora nunca sabía a cuánt o
ascendía el dinero que él ganaba y sólo veía una pequeña part e de él.
Cora nunca había podido hacer planes para el fut uro con Curt . Cuando firm ó la
declaración conj unt a de im puest os y le pregunt ó por qué se habían usado cuarent a m il dólares
en gast os em presariales, él bloqueó t odos sus int ent os de com unicación con am enazas y
acusaciones. ( Véase el Capít ulo VI I I con ot ros ej em plos de bloqueo.) Curt no profería esas
acusaciones cuando había alguien cerca.
Las hist orias de Bella y Cora ilust ran la frust ración causada por la desigualdad en una
relación abusiva. Los abusadores verbales bloquean las discusiones porque no desean hablar
con sus parej as sobre una base de igualdad. El abusador im pide la posibilidad de apoyo m ut uo
y planificación conj unt a; así se priva a sí m ism o y a su parej a de los m uchos beneficios que
eso report a.
Gran part e de la confusión que las dos m uj eres experim ent aron t rat ando de com prender
esas int eracciones, se habría disipado si hubieran sabido que el problem a real consist ía en que
sus com pañeros no las querían acept ar com o iguales.

Com pet it ividad


La com pet it ividad es int rínseca de la Relación I . Por el cont rario, en el cont ext o de esa
realidad, las cont ribuciones son inacept ables. El abusador ve com o una am enaza cualquier
logro de su parej a. El valor del abusador deriva del sent ido de superioridad y de la necesidad
de prevalecer. Si su parej a alcanza una m et a, el abusador ve ese éxit o en t érm inos de
com pet encia. Dora cont ó su hist oria.
Mient ras Dean est aba en viaj e de negocios y yo est aba en casa con los niños, pint é de
nuevo el cuart o de baño; realm ent e hacía falt a. Cuando Dean volvió a casa, yo est aba
cont ent a por haber t erm inado a t iem po para darle una pequeña sorpresa. Hubiera querido
18
Patricia Evans Abuso verbal

decírselo enseguida pero preferí esperar hast a después de la cena. Ent onces se lo m ost ré
diciendo:
- ¡Mira! ¿No quedó bonit o?
Dean se enfadó m ucho y grit ó: - ¿Acaso crees que t ú eres la única que t rabaj a? ¡Pues yo
t am bién t rabaj o!
Le dij e que no pensaba eso en absolut o. Parecía est ar enfadado y m olest o. No logre que
ent endiera m i int ención.
Me sent í defraudada y experim ent é m ucho dolor y frust ración. ¿Cóm o pude dar la
im presión de que yo pensaba que era la única que hacía algo? ¿Cóm o?
Dean nunca se habría enfadado t ant o si hubiera habido alguien cerca.
Si la m uj er no reconoce que su com pañero est á enfadado a causa de su enfoque
com pet it ivo de la relación, puede llegar a creer, com o le pasó a Dora, que había dicho o hecho
algo que produj o una im presión errónea e hirient e. Una explosión de ira t al com o " ¡Crees que
t ú eres la única que t rabaj a! " es acusat oria y crea confusión, especialm ent e porque fueron sus
sent im ient os de reciprocidad y su deseo de cont ribución los que realm ent e m ot ivaron a Dora.
Sus sent im ient os y m ot ivaciones eran lo opuest o de lo que él dio a ent ender que eran. Con el
t iem po est e t ipo de abuso es let al para el espírit u.

Manipulación
El abusador verbal obt iene su sent ido de poder del Poder Sobre; sin él, se sient e
im pot ent e y cuando est o ocurre, t rat a de obt ener lo que quiere ut ilizando m edios indirect os y
t ort uosos. Eso es m anipulación. Una m anera de m anipular y cerrar la com unicación es
responder a los int ent os de su parej a de discut ir un problem a con " ¡Parece que nunca est á
bien lo que yo digo! "
Ést a es una form a encubiert a de decir: " No puedo cam biar y no voy a discut ir el t em a" .

En ot ras ocasiones el abusador verbal finge que no com prende o que ha olvidado de qué
est á hablando su parej a cuando ella t rae a colación un t em a que la preocupa m ucho.
Hay m uchas m aneras de m anipular a ot ra persona. Se puede ser " am ist oso" sólo cuando
se espera obt ener algo del ot ro. Sugerir result ados desast rosos para sus planes o act uar t om o
si algo que ha sido decidido y acordado no hubiera sido decidido y acordado.

A cont inuación, un ej em plo del abuso verbal m anipulador:


Ellen ha reanudado sus est udios para graduarse. Se dio cuent a de que siem pre que
est udiaba para los exám enes finales, Ernie parecía necesit ar que ella hiciera cosas m uy
im port ant es. Adem ás not ó que con m ucha frecuencia se aproxim aba y decía de m anera
solícit a, com o m anifest ando gran preocupación: " ¿Est ás bien, querida?" . Ellen respondía: " Sí,
est oy m uy bien. ¿Por qué?" .
Ernie cont est aba: " Sólo m e pregunt aba si est abas bien" . Est o ocurrió m uchas veces a lo
largo de varios m eses, ant es que Ellen se diera cuent a de lo incóm oda que com enzaba a
sent irse con respect o al est udio y de cóm o su det erm inación est aba siendo m inada por las
inferencias de Ernie de que algo m alo le ocurría cuando est udiaba. Ernie nunca habría hecho
ese com ent ario si hubiera habido ot ra persona cerca.

Host ilidad
Todo abuso verbal es host il. Las m uj eres de los abusadores est án t an desalent adas que
no pueden darse cuent a de est o." ¿Por qué razón debería ser host il conm igo?" ,se pregunt an
angust iadas.Aclararem os est o m ás adelant e; en principio es im port ant e que se den cuent a de
que no han hecho nada para alent ar esa host ilidad.
La host ilidad del abusador puede expresarse de m anera franca o encubiert a. Él puede
desahogar su ira con frecuencia o no revelarla j am ás, prefiriendo en cam bio m anipular a su
parej a y cont rolarla sut ilm ent e.

19
Patricia Evans Abuso verbal

Una m uj er que ent revist é, que había dej ado a un m anipulador, observó que después de
haber rot o varias cit aciones de un j uzgado y haberse dedicado a hacerle la vida lo m ás
desgraciada posible, la llam ó y le dij o que si volvía con él t odos sus problem as t erm inarían. De
hecho, él seguía negando ser la fuent e de sus problem as.
Una de las últ im as cosas que t al vez com prenda la m uj er de un abusador verbal es que
su com pañero es host il hacia ella. Por ej em plo, una expresión de preocupación que parece t an
solícit a, com o " ¿Est ás bien, querida?" , puede ser, com o hem os vist o m ás arriba, un int ent o de
im pedir que su com pañera se em peñe en una búsqueda personal, lo que por ciert o es una
act it ud m uy host il.
La host ilidad se expresa direct am ent e cuando el abusador est alla ant e su parej a. Y en
cada ocasión, la explosión puede est ar t an preñada de acusaciones que la m uj er puede creer
que la ira de su com pañero es culpa suya. Si acept a ser culpable de lo que se le acusa, com o
hizo Dora, con t oda probabilidad se sent iría m uy chocada si se diera cuent a de que su parej a
es realm ent e host il. Ella pensaba que en la relación reinaba la benevolencia y que lo que
sucedía era sólo que no lograba hacerse com prender por él.

Cuando en una relación reina la benevolencia, hay una m ano t endida, una preocupación
const ant e por el bienest ar del ot ro. Mient ras la m uj er pregunt a: " ¿Por qué est ás enfadado?" ,
su com pañero pregunt a: " Qué es lo que t e preocupa? "

Cont rol
Cuando el abusador verbal se niega a discut ir un problem a, anula t oda posibilidad de
resolverlo. De est e m odo ej erce cont rol sobre la realidad int erpersonal. Las m uj eres sueI en
sent ir la m olest a e hirient e sensación de que hay cosas que nunca se resuelven. No hay un
sent im ient o de conclusión. Los incident es que causan m alest ar pueden volver com o confusas
escenas ret rospect ivas, porque no han sido int erpret ados o resuelt os.Todo abuso verbal es
dom inant e y cont rolador. El cont rol ej ercido de m anera encubiert a es, com o ya dij im os,
‘product or de locura'. Uno de los fact ores clave para est a conduct a es la necesidad y el deseo
de poder que el abusador niega t ener. El abuso verbal cierra la puert a a la verdadera
com unicación y a la int im idad.La int im idad en una reladón requiere reciprocidad, benevolencia,
franqueza y la volunt ad de com part ir.
El abusador no puede cont rolar a su parej a e int im ar con ella al m ism o t iem po. La
int im idad no exist e si no hay igualdad, acción conj unt a y benevolencia. " El am or ínt im o es
divert ido, sensual, rom ánt ico, inspirador. Que ust ed lo t enga en su relación t iene poco que ver
con los años que lleve j unt o a su parej a; depende en cam bio de la asiduidad y la int ensidad de
las experiencias com part idas.

Negación
Debido a su necesidad de dom inio y a su falt a de volunt ad para acept ar a su parej a com o
a una igual, el abusador verbal se ve obligado a negar las percepciones, experiencias, valores,
logros y planes de su com pañera. En consecuencia, ella puede no saber siquiera qué significa
sent irse apoyada y validada en su relación. Puede t om ar la negación com o una falt a de int erés
o com o un m alent endido. En rigor, la relación de abuso verbal es una const ant e invalidación
de la realidad de la m uj er.
La validación es una afirm ación posit iva del ot ro, algo así com o " Sí, com prendo cóm o t e
sient es" , " ¿Est o es lo que quieres decir?" o " Te escucho" .
La angust ia y la - confusión que la m uj er experim ent a a raíz del abuso, est án com puest as
por la negación y la invalidación que hace el abusador t ant o del abuso com o de sus efect os. En
el capít ulo siguient e se exploran esos efect os que son consecuencia del abuso verbal.

20
Patricia Evans Abuso verbal

V
LAS CONSECUENCIAS
Una de nuest ras m ás grandes necesidades es la de com prender y ser com prendidos. La
necesidad de la m uj er de com prender y ser com prendida no est á cubiert a en una relación de
abuso verbal. Por ot ra part e, la creencia de que su com pañero es racional y de que la
com prensión puede ser alcanzada, m ant ienen a la m uj er suj et a a la relación.
El hecho de que ella no pueda ent enderse con su com pañero sim plem ent e porque él la
derrot ará m ediant e j uegos de poder, le result a t ot alm ent e incom prensible. Pero al no darse
cuent a de ello vive en una realidad que no ent iende, en la que es culpada de la agresión a su
propio espírit u.
Muj eres com o Bella, Cora y Dora, a quienes conocim os en el capít ulo ant erior, pierden
gradualm ent e su confianza y aut oest im a, con frecuencia sin darse cuent a. Si perciben cam bios
en la percepción de sí m ism as - la pérdida de confianza, por ej em plo- no son conscient es de la
causa.
Est e capít ulo analiza las consecuencias del abuso verbal, part icularm ent e las que t ienen
que ver con la percepción de si m ism a y la vit alidad espirit ual de la m uj er. Las consecuencias
em ocionales se est udian en el siguient e capit ulo, ‘Los Sent im ient os’ .
A cont inuacion aparece una list a de las principales consecuencias del abuso verbal:
· Dism inución de la espont aneidad
· Pérdida del ent usiasm o
· Act it ud defensiva.
· Sensación de incert idum bre sobre lo que va a encont rar
· Preocupación porque hay algo que est á m al en ella.
· I nclinación a cavilar y revivir los incident es con la esperanza de descubrir qué fue lo que
est uvo m al.
· Pérdida de confianza en sí m ism a.
· Crecient e duda sobre sí m ism a.
· " Voz crít ica" int erior.
· Preocupación por no ser feliz cuando debería serlo.
· Ansiedad o t em or a enloquecer.
· Sensación de que el t iem po pasa y ella est á perdiendo algo.
· Deseo de no ser com o es; " dem asiado suscept ible" , et cét era.
· Vacilación para acept ar sus percepciones.
· Renuencia para llegar a conclusiones.
· Deseo de huir.
· Creencia de que lo que m ej or hace puede ser lo que peor est é haciendo
· Tendencia a vivir en el fut uro: " Todo est ará bien cuando/ después..." .
· Desconfianza frent e a la posibilidad de fut uras relaciones.

El abuso verbal es dañino para el espírit u. Quit a la alegria y la vit alidad. Dist orsiona
realidad porque la respuest a del abusador no se com padece con la com unicación de su parej a.
La m uj er suele creer que el abusador est á siendo honest o y sincero con ella y que t iene alguna
razón para decir lo que dice: si ella sólo pudiera saber de qué se t rat a. Cuando la respuest a del
abusador no t iene correlación con la com unicación de la m uj er, habit ualm ent e ella t rat a de
volver a expresarse m ás adecuadam ent e para que él pueda com prenderla.
Com o la m uj er no puede com prender los m ot ivos de su com pañero, vive de esperanzas.
Se aferra a esos m om ent os en que t odo parece norm al y cree que, con el t iem po, ya no Habrá
t ant os desacuerdos. Y t endrá m ás esperanzas si su com pañero dice que la am a o act úa com o
si de verdad fuera así.
21
Patricia Evans Abuso verbal

Muchas m uj eres han cont ado que sus com pañeros les hacían ocasionales regalos,
com part ían algunas de sus preocupaciones personales o les hacían cum plidos por cosas com o
su apariencia o una com ida bien preparada. En esas ocasiones sus expect at ivas crecían;
olvidaban el pasado y renovaban sus esperanzas para el fut uro. La esperanza solía
m ant enerlas en la relación. Y la relación aum ent aba su confusión.

A cont inuación aparecen t res sit uaciones que ilust ran las discrepancias ent re la
com unicación y la respuest a que confunden a la m uj er. He recreado est os incident es t al com o
m e fueron relat ados, cam biando sólo los nom bres y las circunst ancias ident ificat orias. Los
pensam ient os de la m uj er ilust ran los efect os o consecuencias del abuso verbal.
Cora est aba casada con Curt hacía veint icuat ro años y t enía dos hij os ya grandes. Est e
incident e es t ípico de los m uchos que había padecido.
Me sent í un poco preocupada cuando percibí que el t iem po iba a cam biar. Curt acababa
de salir de la casa y est aba a m i lado. Yo había vist o que las nubes se m ovían y not aba que
había una hum edad fría en el aire.
Me dij e: " Tendrem os t orm ent a. Quizá llueva" . Pensé en el frent e frío que avanzaba y m e
volví hacia Curt diciendo:
- Creo que cuando el t iem po cam bia rápidam ent e de calor a frío es m uy probable que...
Él m e int errum pió diciendo agriam ent e: - ¡No hace frio! ¡Est á FRESCO!
- Bueno - dij e- , no quise decir que hacía frío aquí...
- ¡Dij ist e frío! - replicó Curt echando fuego por los oj os.
Trat é de explicar: - Ya sé que no hace frío. Me refería al t iem po en general y a los
cam bios en la at m ósfera.
- ¡Pero t ú no dij ist e at m ósfera! - dij o con rabia. I nt ent é nuevam ent e:
- Yo quería decir...
- No sigas - int errum pió ot ra vez- . ¡Es im posible hablar cont igo!
Yo sent ía ya un dolor en la boca del est óm ago. Me pregunt aba: " ¿Cóm o puede ser que
no consiga que Curt com prenda lo que digo? ¿Por qué es t an difícil? Quizá si sólo hubiera dicho
que era probable que viniera una t orm ent a eléct rica, habría com prendido" .
Est e t ipo de sit uación no habría ocurrido si alguien hubie ra est ado cerca.
Si Cora hubiese sabido que est a sit uación t enía que ver con el Poder Sobre, hubiera
dicho: " ¡Dej a ya de int errum pirm e! " . Sin em bargo, Cora creía que Curt la int erpret aba
equivocadam ent e, aunque en realidad t rat aba de com prender lo que ella decía, así que ella
insist ía int ent ando explicar qué quería decir.
Echem os una m irada a los efect os de est e abuso verbal, con el que, de diferent es
m aneras y en dist int os grados, Cora había convivido durant e m uchos años.
· Cora había descubiert o que si era espont ánea y franca se exponía a ser herida. El abuso
verbal es cíclico. La víct im a acaba de recuperarse y olvida una sit uación dolorosa, cuando
inm ediat am ent e se produce ot ra.
· Ella perdía su ent usiasm o.
· La inesperada ira de Curt la condicionaba a est ar siem pre en guardia.
· Sent ía incert idum bre acerca de lo que podía suceder.
· Cuando ella lo oía decir: " ¡Es im posible hablar cont igo! " , se pregunt aba qué est aba
haciendo m al.
· Revivía el incident e buscando respuest as.
· La confianza de Cora est aba m inada y aum ent aban las dudas sobre sí m ism a.

Lea lleva doce años casada con Luke.Tienen un niño de seis m eses.Ella es art ist a y ha
ganado prem ios. Él es un próspero hom bre de negocios.Luke va a em prender un viaj e de
negocios y sugiere a Lea:
- Puedo dej art e el Dodge ( el coche nuevo) y llevar el Ford ( el coche viej o) cuando voy al
aeropuert o. No vale la pena dej ar el Dodge allí, en el parking; podría ser dañado.
22
Patricia Evans Abuso verbal

Lea est á de acuerdo. Lim pia el vehículo viej o e int ercam bian las llaves. Esa sem ana ella
conducirá el coche nuevo.
Un par de sem anas después, Luke est á a punt o de em prender un nuevo viaj e de
negocios.
Lea piensa en volver a lim piar ot ra vez el viej o Ford y le pregunt a: - ¿Llevas el Ford?
Luke se vuelve hacia ella con expresión de gran asom bro y pregunt a incrédulo: - ¿Qué t e
hace pensar que voy a llevar el Ford?
Lea se sorprende pero t rat a de cont est ar: - La vez pasada...
Luke la int errum pe de inm ediat o y le dice subrayando bien las palabras: - Si quieres...
conducir... el Dodge... t odo... lo que t ienes... que hacer... es pedirlo.
La int errupción hace que Lea vacile. I nt ent a explicar y, m ient ras una part e suya est á
recordando la conversación y el acuerdo ant eriores, ot ra part e suya est á esforzándose por
responder a la pregunt a de Luke sobre por qué pensaba que él llevaría el Ford.

Ent onces dice: - Luke, est oy t rat ando de decirt e...


- Si quieres... vuelve a int errum pir con la m ism a let anía, com o si ella no lo hubiera oído.
Lea sient e com o si ent re los dos se levant ara un m uro. Com ienza a pensar nuevam ent e y
se da cuent a de
que ella nunca quiso conducir el Dodge nuevo. Luke le había dado inst rucciones precisas
sobre cóm o cuidarlo, dónde aparcarlo y ot ras cosas m as. Com o no quiere ser responsable de
ot ra discusión, dice:
- Yo conduciré m i coche si t ú crees que est á bien dej ar el Dodge en el parking del
aeropuert o.
Luke la m ira con t ot al incredulidad y dice: - ¡Claro, allí est ará m uy seguro! Com o sabes,
el parking t iene vigilancia policial.
Aquí Lea habría querido recordar a Luke que en principio él había dicho que era peligroso
dej ar el coche en el parking durant e una sem ana, pero calló. Él no parecía recordar la
conversación ant erior y ella se pregunt aba si de verdad habría oído lo que creía haber oído.
Lea est aba afligida, aunque pensaba que t al vez no debería est arlo. Después de t odo, si
Luke no se acordaba de su prim era conversación sobre el coche, t endría que acept ar que
" quizá soy dem asiado suscept ible" .
Después se vio invadida por un fuert e deseo de huir. La vida parecía dem asiado dura.
Est e t ipo de sit uaciones no ocurrían cuando había alguien cerca.
Lea sufrió m ucho por los efect os del abuso verbal.Se sent ía preocupada por no ser t an
feliz com o creía
m erecerlo.Había llegado a creer ( int ernalizar) aquello que el abusador le había dicho con
frecuencia: que era dem asiado suscept ible. Dudaba de sus propias percepciones, no est aba
segura de recordar bien la prim era conversación.Sent ía deseos de huir.
Todas las m uj eres que ent revist é se esforzaban por com prender por qué result aba t an
difícil est ablecer una buena
com unicación en su relación.
May y Mel t ienen t res hij os. Dos de ellos est án en la universidad. Según las apariencias,
el suyo es un buen m at rim onio.May describió lo siguient e:
Mel llam ó y dij o que quería hablar con nuest ra hij a. Le dij e que est aba en la ducha y le
pregunt é si quería que ella lo llam ara.
- Sí - dij o. Y agregó- : Ella m e llam ó por la radio del coche. Dile que no sé cual es el
problem a.
- Est á bien - dij e- , se lo diré.
- No, puedo volver a llam arla m ás t arde o que ella m e llam e - respondió él.
- Bueno - dij e, m ient ras t om aba el lápiz- , aquí t engo papel y lápiz. ¿Qué m ensaj e quieres
que le dé?
- ¡Nunca t e pedí que escribieras ningún m ensaj e! - est alló airadam ent e.
23
Patricia Evans Abuso verbal

Me sent í t am balear, m uy dolida. Al m ism o t iem po, t rat aba de com prender por que él
había pensado que yo pensaba que él había pedido que escribiera un m ensaj e. Todos en la
casa acost um brarnos a dej ar m ensaj es escrit os para los dem ás. Todos esos sent im ient os y
pensam ient os pasaron por m i m ent e a la vez. Apenas podía hablar. - Le diré que t e llam e.
Hast a luego - le dij e, y colgué.
Seguí pensando: " Si t an sólo no le hubiera pregunt ado qué m ensaj e quería que
escribiera, no m e sent iría t an m al. De algún m odo debo haber dado a ent ender que él est aba
obligado a dict arm e un m ensaj e. Me expresé m al. Me quiero m orir. Si no puedo ent enderm e
con m i m arido, ¿cóm o podré hacerlo con el rest o de la gent e? ¡Y yo que est aba pensando en
volver a t rabaj ar! " .
Est e t ipo de sit uación nunca ocurría cuando había alguien cerca.
Aunque Cora, Lea y May t rat aron de conversar sobre est os y ot ros dolorosos incident es
con su m arido, ellos siem pre rehusaron hacerlo negando, desm ereciendo, acusando o
dist orsionando.( Véase Part e I del Cap. VI I I .)
El rechazo del abusador a discut ir el t em a y su inferencia de que la m uj er habría dicho
" algo que est aba m al" para causar el incident e, son elem ent os com unes a t odas las
sit uaciones. Mient ras la m uj er cont inúe creyendo que el abusador es honest o y sincero,
seguirá siendo víct im a del abuso verbal. Mient ras no haya alguien que valide su realidad, ella
seguirá dudando de sí m ism a, t em iendo siem pre decir o hacer cosas erradas, t it ubeando,
t em iendo ser espont ánea y preocupándose porque algo m alo le est é pasando.
La m uj er que no reconoce la host ilidad de su com pañero t iende sim plem ent e a asum ir
que lo único que sucede es que él ve las cosas de m anera diferent e.
Las creencias m ás frecuent es
Las consecuencias del abuso verbal que se det allan al principio de est e capít ulo
t ienen efect os sobre el int elect o y la act it ud.
Dan com o result ado ciert as creencias que la m uj er puede aplicar a sí m ism a y a su
relación. Aunque las m uj eres que ent revist é no siem pre eran capaces de art icularlas, est as
creencias eran con frecuencia t an profundas que llegaban a considerarlas com o la realidad y
no com o creencias sobre la realidad.

La m uj er cree que si ella fuera capaz de expresarse m ej or y de explicar- qué quiere


decir, su com pañero no se enfadaría por sus pregunt as o pensam ient os.

La m uj er cree que si ella no t uviera algún inexplicable problem a de percepción, no


t om aría las cosas " del m odo equivocado" , com o se le dice que hace.

La m uj er cree que si ella no act uara de m anera inadecuada ( " t om ando t odo de la
m anera equivocada y haciendo un dram a por cualquier cosa" ) , no se sent iría t an dolida y
herida.

La m uj er cree que com o ella es sincera y solícit a, el hom bre que dice am arla t am bién
lo es.

La m uj er cree que su com pañero se com port a igual en el t rabaj o y/ o con los am igos,
pero que ellos no lo hacen enfadar ni se quej an de él; ent onces, quien t iene problem as es ella.

La m uj er cree que ella sufre sin necesidad a causa de alguna falla o defect o suyo.
Est a falla o defect o indefinido es en cam bio una sensación general de inadecuación que t iene
su origen en las incont ables acusaciones que recibe.
Result a int eresant e observar que cuando un hom bre est á regañando a su parej a,
puede est ar realm ent e describiéndose a sí m ism o. Una m uj er cont ó que las acusaciones de su

24
Patricia Evans Abuso verbal

m arido eran del t ipo: " Tom as las cosas dem asiado en serio. Llegas a conclusiones
apresuradas. Y ves t odo de la peor m anera posible" .
En realidad, las com pañeras de los abusadores verbales parecen pasar por alt o la
seriedad de su sufrim ient o, t it ubean ant es de llegar a conclusiones y, en su gran m ayoría, son
opt im ist as y ven t odo de la m ej or m anera posible.
La m uj er cree que t an pront o com o su com pañero com prenda que sus explosiones
de ira o sus com ent arios sarcást icos la hieren, dej ará de hacerlo. Ella supone que t odavía no
había encont rado la m anera de explicarle cuánt o la m olest aban algunas de las cosas que él
decía.
La m uj er cree que su com pañero es com o son t odos los hom bres y que ella no es
capaz de com prenderlo com o ot ras m uj eres com prenden a los suyos.
Mient ras la m uj er no com prenda la dinám ica de la relación, no sabrá qué hacer ni
qué le est á sucediendo.
Muchas m uj eres t rat an de m ej orar la com unicación. Pero sus int ent os por aum ent ar
la relación, sus esfuerzos por m ej orar la com unicación y por encont rar algo de felicidad, sólo
crean m ayores dificult ades.
Cuant o m ás com part e la m uj er sus esperanzas y t em ores con el abusador,
esperando su acept ación, t ant o m ás ve el abusador su franqueza com o debilidad, m ás superior
se sient e, m ás frío se m uest ra y m ás sient e el Poder Sobre.
Cuant o m ás com part e la m uj er sus int ereses y obj et ivos, t ant o m ás int roduce el
abusador una sit uación o j uicio que la hace vacilar, la desvía de ellos y perm it e que él recupere
el cont rol.
Cuant o m ás se refiere la m uj er a ciert os t em as e int ent a t ener una conversación con
el abusador, t ant o m ás se cont iene ést e, com placido por la at ención que ella le da y
regodeandose con el poder que obt iene de la sit uación.
Cuant os m ás logros alcanza la m uj er, creyendo que el abusador se sent irá feliz con
ella, t ant o m ás el abusador t rivializa y m inim iza sus esfuerzos, para seguir prevaleciendo y
dom inando.
Cuant o m ás abandone la m uj er su esperanza de acept ación e int im idad con el
abusador y recurra a sus am igos en busca de com pañía y com prensión, t ant o m ás enfadado y
host il se sent irá el abusador.

Est as paradoj as dem uest ran que los int ent os de la m uj er para hacer crecer, int egrar y
m ej orar la relación, sólo le aport an dolor y confusión.
En resum en, est e capít ulo ha explicado los efect os del abuso verbal sobre la int egrant e
fem enina de la parej a desde el punt o de vist a de su percepción, sus creencias y sus int ent os
por com unicarse con el abusador. El siguient e capít ulo explora los sent im ient os de la m uj er.

VI
LOS SENTIMIENTOS
Est e capít ulo explora los sent im ient os de la part e fem enina de la parej a. Si ella reconoce
sus sent im ient os y sabe qué le est án diciendo, podrá reconocer el abuso verbal cuando ést e se
produzca.
Las m uj eres son conscient es de sus sent im ient os. Sin em bargo, est án m ás inclinadas a
creer lo que sus com pañeros les dicen de sí m ism as y de sus relaciones que lo que les dicen
sus propios sent im ient os.
Hem os explorado la realidad del abusador; ahora podem os asum ir que ya que él vive en
una realidad diferent e( Realidad l) ,es la persona m enos confiable para definir la realidad de su
com pañera ( Realidad I I ) De hecho, sólo la m uj er puede definir su realidad. Sus sent im ient os
son su m ej or guía.

25
Patricia Evans Abuso verbal

Por ej em plo, si cuando ella est á m olest a oye que se le dice: " Est ás haciendo un dram a
por nada' o " Tom as t odo de la m anera equivocada', est á oyendo a su com pañero definir la
experiencia de ella. Si ella le cree, sent irá una confusión cada vez m ayor. Ést a es la esencia de
los hechos " product ores de locura" y del abuso psicológico.
Reconocer y respet ar nuest ros sent im ient os es la form a de reconocernos y respet arnos a
nosot ras m ism as y al espírit u de vida que alient a dent ro de nosot ras. Por ej em plo, " Me sient o
herida, est oy siendo herida" es una form a de reconocim ient o. ¿Pero qué significa respet ar
nuest ros sent im ient os?
Est o es t enerlos t an en consideración que seam os capaces de act uar de m anera
conscient e y creat iva de acuerdo con ellos, para prot egernos. A veces, nuest ros sent im ient os
son m uy com plej os. No siem pre son fáciles de reconocer y de art icular. Est án conform ados por
nuest ras creencias sobre nosot ras m ism as y sobre la realidad; adem ás pueden ser reprim idos
o suprim idos. La energía que acom paña a nuest ros sent im ient os puede ser orient ada
dest ruct ivam ent e o liberada conscient e y const ruct ivam ent e.
Los sent im ient os pueden surgir a raíz de un acont ecim ient o que se produce ahora
m ism o, cuando recordam os un hecho pasado o cuando esperam os o ant icipam os hechos
fut uros. Miedo, esperanza, deleit e, frust ración, excit ación, paz, éxt asis, ira, indignación, son
sólo algunos de los sent im ient os posibles, con diversos grados de int ensidad y en diferent es
com binaciones. Para sim plificar el exam en de los sent im ient os de la part e fem enina de la
parej a, he seleccionado los que se experim ent an m ás frecuent em ent e; he est udiado esos
sent im ient os desde una visión o perspect iva part icular: su significado y función.
I m aginem os que exist e un est ado en el que el ser sient e claridad, serenidad, int egridad y
aut onom ía. Est e est ado nos aport a seguridad int erior, obj et ivos y un significado para nuest ra
vida. Es el est ado del Poder Personal y la conciencia de vivir ese est ado es denom inada
conocim ient o de est ar cent rado.
Cuando dos personas est án en ese est ado y t ienen una relación ent re sí, el est ado se
pot encia en am bos. Ést a es la relación de la Realidad I I que he descrit o ant eriorm ent e. Por el
cont rario, si uno de los int egrant es de la relación no est á en el est ado del Poder Personal,
buscará la experiencia de poder m ediant e el Poder Sobre el ot ro. Al hacerlo, puede dañar la
conexión de la ot ra part e con su propio Poder Personal. En est a relación se pierde algo. El
espírit u queda dism inuido.
Desde est e punt o de vist a, est ar en el est ado de Poder Personal es t ant o una necesidad
com o un derecho. Cuando est am os en ese est ado, est am os cent rados. Cuando est am os
cent rados, sent im os serenidad. La pot enciación de ese est ado evoca sent im ient os de
adm iración, alegría y ent usiasm o. La dism inución de ese est ado evoca sent im ient os de
t rist eza, frust ración y desesperanza.
Cuando vivim os el est ado de Poder Personal est am os seguros. Est a seguridad nos viene
de adent ro, de nuest ra conexión con el espírit u de vida que est á en nuest ro cent ro. Desde esa
perspect iva, los diversos sent im ient os que som os capaces de experim ent ar nos dicen algo
acerca de nuest ro est ado de Poder Personal y el espírit u de vida en nuest ro cent ro.
Algunos sent im ient os indican que el espírit u ha sido dañado, así com o las m agulladuras
indican que el cuerpo ha sido dañado. Algunos sent im ient os indican las necesidades del
espírit u, así com o el ham bre y la sed indican las necesidades del cuerpo. Algunos sent im ient os
indican la act ividad del espírit u, así com o los m ovim ient os indican la act ividad del cuerpo. Es
decir que los sent im ient os son indicadores. Est os indicadores crean conciencia y nos perm it en
reconocer el est ado, las necesidades y las act ividades del espírit u de vida en nuest ro cent ro.
Son m uchos los sent im ient os que al alt ernarse y m ezclarse provocan confusión en las m uj eres.
Suelen present arse en pares de opuest os y les im piden ident ificarse com o víct im as de
abuso verbal.

Responsabilidad - I ncapacidad
Det erm inación Frust racion
Afect o - Rechazo
Esperanza - Decepcion
Felicidad - Trist eza
26
Patricia Evans Abuso verbal

Seguridad - Miedo
Serenidad - Sorpresa o Sobresalt o

A ést os se sum a la vergüenza, especialm ent e si el abuso ocurre en presencia de t erceros.


Exam inem os qué indican esos sent im ient os en relación al est ado de Poder Personal de la
part e fem enina de la parej a y al espírit u de vida en su cent ro. En est e exam en, al decir " el
est ado deseable" , m e refiero al est ado de Poder Personal.

Responsabilidad e incapacidad
El sent im ient o de responsabilidad crea la conciencia de la propia capacidad para alcanzar
el est ado deseable. El espírit u se alim ent a
El sent im ient o de incapacidad crea la conciencia de la propia carencia de t alent o para
alcanzar el est ado deseable. El espírit u result a dism inuido.
En general, las m uj eres de los abusadores verbales se sient en responsables de sí
m ism as. Trat an de desarrollarse, de aprender y de crecer. Suelen alcanzar grandes logros, ya
sea en el hogar, en el t rabaj o o en sus est udios. Tam bién pueden sent ir, sin darse cuent a, que
son responsables de la calidad de la relación.
Por ej em plo, la m uj er puede sent irse responsable por la falt a de com prensión de su
com pañero o por haberlo hecho enfadar sin advert irlo. Puede creer que es responsable de la
calidad de su com unicación o de la form a en que ést a es ent endida. Si el abusador parece
irrit ado, ella int ent ará descubrir qué cosas le m olest an y t rat ará de evit arlas. Se sient e
responsable de su ira porque él la expresa con explosiones acusat orias. El sent im ient o de
responsabilidad por la conduct a de ot ros puede ser m uy difícil de reconocer. A cont inuación
hay una anécdot a personal que ilust ra est o.
Poco t iem po ant es de que yo t erm inara m i invest igación para est e libro, asist í a una
reunión social y m e encont ré conversando con un conocido, un cordial hom bre de negocios de
unos sesent a años. Discut im os cordialm ent e sobre los equipos de debat e.
- Yo no m e sent iría inclinada a unirm e a un equipo de debat e hast a que viera cóm o est á
conducido, porque no quisiera verm e expuest a a una sit uación que podría t erm inar en at aques
personales - dij e, y expliqué- Una vez part icipé en un grupo de discusión que no había sido
adecuadam ent e preparado y oí que un hom bre decía: " Vosot ras las m uj eres queréis est o y
aquello..." , et cét era. Aquello que podría haber sido una int eresant e discusión degeneró en
generalizaciones denigrat orias.
- Ah sí, he vist o que eso sucede a las m uj eres - respondió m i int erlocut or.
Est uve de acuerdo con él y agregué que m uchas m uj eres que t ienen una relación no se
dan cuent a de que son víct im as de abuso porque se sient en responsables por el abusador.
- ¿Es así realm ent e? - pregunt ó int eresado.
Busqué una form a de ilust rar m i punt o de vist a. En ese m om ent o él echó una m irada a
la m esa donde se había servido el refrigerio. Aproveché la ocasión.
- Puedo darle un ej em plo. ¿Por qué m ira la m esa cuando est oy hablando con ust ed?
Dij e est o con el t ono agrio, irrit ado y acusat orio que usa el abusador verbal. En m i deseo
de present ar un ej em plo apropiado, debo haber usado un t alent o art íst ico lat ent e, porque él se
volvió hacia m í y, para m i const ernación, dij o disculpándose: - ¡Oh, oh, lo sient o, sólo est aba,
bueno... m irando los bocadillos!
Me excusé por no haber aclarado que se t rat aba sólo de un ej em plo y t odo est uvo bien.
Él por su part e se sint ió m uy sorprendido por haber sido t an fácilm ent e obligado a acept ar una
responsabilidad y disculparse al ser regañado.
A la m añana siguient e, m ient ras cam inaba reflexionando sobre esa sit uación, m e di
cuent a de im proviso que m uchos de nosot ros nos hacem os responsables de la ira de ot ra
persona, especialm ent e si es inesperada y com plet am ent e inj ust ificada.
27
Patricia Evans Abuso verbal

Tam bién m e di cuent a de que la parej a del abusador verbal dice a m enudo: " Yo sólo
est aba..." . Y si han sido regañadas de m anera const ant e, pueden prologar sus acciones,
aunque no haya nadie a su alrededor para oírlas, con " Sólo iba a..." ; por ej em plo, " Sólo iba a
pasar la aspiradora por el cuart o porque m e queda un poco de t iem po ant es de salir a recoger
a los niños" . El hábit o fem enino de decir " Yo sólo iba a..." , así com o el hom bre de negocios
dij o " Yo sólo est aba..." puede ser una form a de decir: " Espero que no m olest e a nadie ni m e
regañe ni m e haga obj et o de su ira ni piense que soy negligent e o m alévola por lo que hago
La m uj er no sólo puede sent irse responsable de la ira de su com pañero, sino t am bién de
su felicidad. Est e sent im ient o de responsabilidad puede ser m uy difícil de erradicar si el
abusador m anipula a su parej a con una act it ud de desvalim ient o y desam paro. Si ella est á
coercionada de m anera encubiert a, puede sent ir que es preciso que se avenga a lo que él
quiera para dem ost rar su am or.
Los sent im ient os de responsabilidad de la m uj er se alt ernan con sent im ient os de
incapacidad cuando no puede lograr que el abusador la ent ienda o cuando ella no puede
com prenderlo a él y lo que realm ent e quiere, o cuando no puede im aginarse por qué él se
enfada t an frecuent em ent e con ella.
Cuando la m uj er reconoce la agresión, ya no acept a ser responsable de la conduct a de su
com pañero. Ent onces, cuando exige cam bios y elige librem ent e el t ipo de vida que de sea,
cuando se hace responsable sólo por ella m ism a y cuando procede sólo según su m ej or
int erés, alivia sus sent im ient os de incapacidad y recupera su nat ural est ado de Poder Personal.
Su espírit u se alim ent a.

Det erm inación y frust ración


El sent ido de det erm inación crea la conciencia de nuest ra int ención de alcanzar el est ado
deseable. El espírit u se alim ent a.
El sent ido de frust ración crea la conciencia de que se le im pidió alcanzar el est ado
deseable. El espírit u result a dism inuido.
Con frecuencia las m uj eres de los abusadores verbales t ienen la det erm inación de
com prender y de expresarse de la m anera m ás adecuada a fin de conseguir una m ej ora en su
relación. En consecuencia, t rat an de explicar al abusador que, por ej em plo, ellas no est án
pensando lo que él dice que piensan, diciendo lo que él dice que dicen o act uando del m odo en
que él dice que act úan; que no querían decir lo que él dice que querían decir o que no se
proponían lo que él dice que se proponían. Y cada vez que explican lo que realm ent e piensan,
hacen o dicen, lo que quieren decir o lo que se proponen, el abusador las anula de alguna
m anera. Las m uj eres experim ent an ent onces un profundo sent im ient o de frust ración.
Habit ualm ent e las com pañeras de los abusadores verbales no saben qué est á pasando en
su relación. No reconocen el abuso verbal. Aunque t rat en de ser com plet am ent e ellas m ism as
o sean com o creen que les gust aría a sus com pañeros, siem pre se sent irán frust radas. Sus
sent im ient os de frust ración pueden ser m uy difíciles de ident ificar. Ellas no se enfadan, grit an,
chillan ni serm onean, porque su frust ración no se m anifiest a com o ira. Sim plem ent e renuevan
su det erm inación de com prender y de ser com prendidas.
Cuando la m uj er reconoce que su com pañero no t iene la det erm inación de com prenderla,
es porque ha com enzado verdaderam ent e a com prenderlo. Y aunque él est é enfadado, ella ya
no se sient e frust rada. Aliviada de su frust ración, la m uj er t iene m ás energía para el espírit u
de vida que est á en su cent ro.

Afect o y rechazo
El sent im ient o de afect o crea la conciencia de una inclinación a com part ir el est ado
deseable. El espírit u se alim ent a.
El sent im ient o de rechazo crea la conciencia de haber sido rechazado. El espírit u result a
dism inuido.
Una de las form as en que la m uj er expresa su afect o y su am or es com part ir sus alegrías
y placeres. En una relación con un abusador est as propuest as raram ent e t ienen éxit o. De
hecho, él puede sent irse enfadado cuando su parej a piensa que debería est ar com placido. En
consecuencia, las m uj eres se quedan siem pre con la sensación de haber dicho algo que fue
28
Patricia Evans Abuso verbal

m al int erpret ado o de haber hecho algo inacept able o que no valía la pena. La indiferencia, la
crít ica y el desprecio del abusador, son vist os por su parej a com o una form a de rechazo, com o
si ella no est uviera a la alt ura de las expect at ivas de él. Est e rechazo significa que ella carece
de valor.
El rechazo int erm it ent e crea confusión e incert idum bre. Cuando la m uj er finalm ent e
reconoce el rechazo de su com pañero, se da cuent a de que su alegría y su vit alidad no deben
ser com part idas con alguien que las dism inuye.

Esperanza y decepción
El sent im ient o de esperanza crea la conciencia de que es posible alcanzar el est ado
deseable. El espírit u se alim ent a.
El sent im ient o de decepción crea la conciencia de que no se ha alcanzado el est ado
deseable. El espírit u result a dism inuido.
La parej a del abusador t iene la esperanza de que su relación m ej orará con el t iem po.
Puede darse cuent a de que la com unicación con su com pañero es difícil, pero t am bién espera
que una vez que ella com prenda a su com pañero y él a ella, am bos serán m ás felices. Con la
esperanza de prevenir fut uros abusos, ella puede pedir, por ej em plo, que ant es de enfadarse
él le pregunt e qué quiere decir ella realm ent e.
Tam bién puede t ener la esperanza de que una vez que él com prenda que para ella es
im port ant e alcanzar ciert as m et as o t ener t iem po para ella m ism a, él ofrezca su apoyo; que
una vez que su com pañero sepa que algunos de sus com ent arios o de su conduct a la hieren o
la int im idan, se disculpe y dej e de hacerlo. Después de t odo, él dice que la am a. A la m uj er
siem pre le parece que será m uy fácil y que una vez que él ent ienda, t endrán una relación m ás
feliz y com plet a.
Com o la m uj er alient a esperanzas de conexión, com prensión e int im idad, a m enudo sufre
decepciones. Puede que reciba dem ost raciones de solicit ud, com o regalos, o que disfrut e
yendo a com er a los elegant es lugares que frecuent an los abusadores opulent os. Puede que
t am bién oiga acerca de lo m ucho que la am an. Pero la incapacidad del abusador para
acept arla, su indiferencia o su caráct er errát ico, la llevarán m uy pront o de la esperanza a la
decepción.

Felicidad y t rist eza


El sent im ient o de felicidad crea la conciencia de que el est ado deseable es accesible. El
espírit u se alim ent a.
El sent im ient o de t rist eza crea la conciencia de que se ha perdido el est ado deseable. El
espírit u result a dism inuido.
La m uj er se sient e feliz cuando persigue sus propios obj et ivos y t iene sus propias
ocupaciones. Tam bién se sient e feliz cuando su com pañero parece com prenderla, le habla o la
escucha. Su felicidad se conviert e en t rist eza cuando se da cuent a de que él no la ha ent endido
en absolut o, la desm erece, se niega a hablarle, le grit a o la acusa.

La t rist eza suele causar a la m uj er un profundo dolor em ocional. Las m uj eres de los
abusadores verbales describen la t rist eza com o " una sensación desagradable en la boca del
est óm ago" , " un nudo en la gargant a" o " una puñalada en el corazón" .
Est os sent im ient os de t rist eza indican que el espírit u int erior ha sufrido un daño
profundo. Si la m uj er se da cuent a de est o, podrá reconocer que sus propios sent im ient os le
est án diciendo algo t ot alm ent e real y t ot alm ent e diferent e de lo que dice el abusador. Tam bién
podrá reconocer que declaraciones com o " Est ás haciendo un dram a por nada" no sólo son
m ent iras sino que son en sí m ism as expresión del abuso verbal. Cuando reconozca la validez
de sus propios sent im ient os se dará cuent a de que su felicidad se encuent ra en su m ism o
cent ro, donde su espírit u busca relaciones que lo alim ent en y no aquellas que lo desprecian.

Seguridad y m iedo

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Patricia Evans Abuso verbal

El sent im ient o de seguridad crea la conciencia de que el est ado deseable no est á
am enazado. El espírit u se alim ent a.
El sent im ient o de m iedo crea la conciencia de que el est ado deseable est á am enazado. El
espírit u est á en peligro.
En una relación de abuso verbal la m uj er puede reconocer algunos problem as, y cree que
es posible solucionarlos. Sin em bargo, con el t iem po, com o el abuso se int ensifica o cam bia, la
m uj er com enzará a t em er al abusador. Si lo enfrent a y él no quiere cam biar, si él se enfada
m ás o se vuelve m ás m anipulador y desconcert ant e, si ella le pide que no lo vuelva a hacer y
él rehusa o niega el abuso, ella llegará a t em er su enfado y su im predecibilidad. Al m ism o
t iem po t em erá la pérdida del am or y la seguridad que creía t ener en su relación.
Cuando la m uj er reconoce el abuso, se disipa en ella la ilusión de seguridad en la relación
que t enía. Cuando la m uj er est á en peligro psicológico o físico a causa del abusador, su t em or
es m uy real. Aprendiendo a prot egerse a sí m ism a, la m uj er prot ege su propio espírit u y
recupera la seguridad de su nat ural est ado de Poder Personal.

Serenidad y sorpresa o sobresalt o


El sent im ient o de serenidad crea la conciencia de est ar en el est ado deseable. El espírit u
se alim ent a.
El sent im ient o de sorpresa/ sobresalt o crea la conciencia de que el est ado deseable se ha
perdido. El espírit u result a dism inuido.
La parej a de un abusador verbal suele sent irse sorprendida o sobresalt ada cuando su
com pañero se irrit a o enfada súbit am ent e, la desm erece o la hace obj et o de su sarcasm o.
Com o el abuso verbal es en esencia inesperado o im predecible, la m uj er puede encont rarse
relaj ada, serena, feliz o ent usiasm ada por algo, cuando de pront o su com pañero la sacude o
sobresalt a.
Si el abusador no expresa su ira abiert am ent e, la m uj er se sient e at urdida porque él no
la com prende, no la ve com o realm ent e es ni ent iende lo que dice. Cuando ella piensa que
finalm ent e él ha com prendido, expresará de pront o un concept o com plet am ent e diferent e. Lo
inesperado del abuso verbal parece aislar cada incident e en la m ent e de la m uj er, com o si no
t uviera relación con ot ros incident es ant eriores. Cada sit uación parece t ener una causa
diferent e y las m uj eres suelen recuperar la serenidad ent re un incident e y ot ro. Y com o cada
inst ancia de abuso puede ser un acont ecim ient o único y separado, la m uj er no sólo puede
olvidar la inst ancia ant erior sino que t am bién se le hará m uy difícil reconocer cualquier paut a
de abuso

Confusión
El sent im ient o de confusión crea la conciencia de que t odavía se ignora la form a de
solucionar los conflict os int ernos. Com o no puede resolverlos de ninguna m anera, los
sent im ient os conflict ivos que experim ent a la m uj er la confunden.
Cuando la m uj er reconoce la sit uación de abuso verbal, alcanza la solución de sus
conflict os int ernos.Para com prender el dilem a de la m uj er, echem os ot ra m irada a su realidad.
La com pañera del abusador verbal est á viviendo en la Realidad I I . Ella ve el m undo a t ravés de
la reciprocidad y la creación conj unt a. Sin em bargo, no t iene la ext raordinaria aut oest im a que
se requiere para vivir en la Realidad I I . Precisam ent e, lo que hace falt a para reconocer que el
com pañero est á en ot ra realidad y ve el m undo a t ravés del m odelo del Poder Sobre, es una
ext raordinaria aut oest im a.
Lam ent ablem ent e, m ient ras vive con un abusador verbal la aut oest im a de la m uj er es
socavada progresivam ent e; est o hace que el reconocim ient o sea cada vez m ás dificult oso. Se
necesit a una t rem enda aut oest im a para validar la propia realidad cuando aparent em ent e no
hay nadie que lo haga. A veces bast a que un libro nos esclarezca o que conozcam os " por ahí"
a una persona que com prenda, para que t odo parezca diferent e. Nuest ros sueños t am bién
pueden a veces esclarecernos o validarnos. En el siguient e capít ulo est udiarem os los
obst áculos que im piden el reconocim ient o del abuso verbal, así com o sus indicadores. Est os
indicadores incluyen las paut as de abuso, los sueños y ot ras señales

30
Patricia Evans Abuso verbal

VII
OBSTACULOS E INDICADORES
Muchos fact ores cont ribuyen a que result e m uy dificult oso reconocer el abuso verbal y la
realidad del abusador. Una vez que est os obst áculos son reconocidos, pierden su poder de
evit ar la conciencia del abuso y en cam bio se conviert en en peldaños que llevan hacia esa
conciencia, sugiriendo cada uno de ellos una acción o un cam bio necesario en la form a de
pensar. He aquí algunos de los obst áculos que se encuent ran m ás frecuent em ent e:

· La m uj er ha aprendido a pasar por alt o la descort esía, la falt a de respet o, el desdén y la


indiferencia, porque cree que no son lo suficient em ent e im port ant es para considerarlos.
· Los incident es enoj osos son negados por el abusador, y su parej a piensa que ella est á
equivocada.
· El abuso verbal, el cont rol y la m anipulación no han sido art iculados o definidos por su
com pañero, así que se sient e confundida.
· La m uj er piensa que sus sent im ient os est án equivocados.
· Cada t ant o, el abusador se m uest ra am ist oso y la m uj er olvida sus sent im ient os de
disgust o.
· El abuso verbal puede ser m uy sut il, y el cont rol va aum ent ando gradualm ent e con el
t iem po, de m odo que poco a poco la m uj er se adapt a a él.
· El abusador cont rola la com unicación int erpersonal y, por lo t ant o, la realidad
int erpersonal. Se rehúsa a discut ir sit uaciones enoj osas.
· El abusador culpa a su parej a por los episodios enoj osos, ella le cree y piensa que
suceden por su culpa.
· La m uj er no t iene base de com paración pues no ha t enido experiencia ant erior de
relaciones saludables con ot ros hom bres.
· El abusador y su parej a pueden funcionar m uy bien j unt os en sus respect ivos papeles,
form ando un hogar, criando hij os y yendo hacia adelant e, ent onces la nat uraleza de la relación
es pasada por alt o.
· La m uj er puede est ar t an absorbida por su fam ilia o por su carrera que ignora los
problem as de la relación, y piensa que, de t odos m odos, nada es perfect o.
· Puede que la m uj er no haya vist o nunca un m odelo de relación saludable,con buena
com unicación.
· La m uj er est á t an at ónit a y pert urbada que no puede ver claram ent e qué le est á
sucediendo.
· La m uj er no t iene el nivel necesario de aut oest im a para exigir ser siem pre t rat ada con
cort esía y dignidad.
· La realidad de la m uj er no ha sido nunca validada. Nadie es t est igo del abuso, así que a
ella no le parece algo real.
· La m uj er cree que la conduct a de su com pañero es racional, así que supone que debe
de haber " alguna razón" para que diga lo que dice.
· La conduct a del abusador no es const ant e de m odo que la m uj er nunca est á segura de
si la relación funciona o no.
· La m uj er cree que sus percepciones est án equivocadas.
· La m uj er puede no saber de la exist encia del abuso verbal ni conocer m odelos de
m ej ores relaciones con los cuales pueda com parar su propia relación.

31
Patricia Evans Abuso verbal

· La m uj er cree que su com pañero es com o son t odos los hom bres, salvo cont adas
excepciones.
· La m uj er puede creer que si su com pañero la m ant iene es porque realm ent e la am a.
· La m uj er cree que pasa algo m alo con ella.
· La m uj er cree que cuando su com pañero est á enfadado es porque ella ha hecho algo
que lo ha herido.

En resum en, la m uj er no se da cuent a de que una personalidad que busca el Poder Sobre
ot ro no es capaz de asegurar la com prensión em pát ica requerida por el am or y la relación.
Adem ás, no reconoce el abuso verbal hast a que ést e cam bia de calidad o de int ensidad.
Si lo hace y enfrent a a su com pañero, el abusador, que no desea cam biar, él suele int ensificar
su agresión en un int ent o por recuperar el cont rol. Puede t rat ar de int im idarla con explosiones
de ira o m anipular sus sent im ient os diciéndole, por ej em plo, que ella est á " arruinando la
relación" .
Para poder descubrir las paut as del abuso verbal las m uj eres deberán ser conscient es de
sus propias experiencias y sent im ient os.

A cont inuación aparecen diez paut as de abuso. Algunas, o t odas ellas, pueden est ar
present es en una relación verbalm ent e abusiva.

Paut as que indican el abuso verbal

Paut a No 1
La prim era paut a que la m uj er puede reconocer en el abuso verbal es qué las sit uaciones
que la
enfadan, hieren o confunden, raram ent e ocurren en público.
El abuso verbal, com o el abuso físico, se perpet ra generalm ent e a puert as cerradas. Aun
cuando est é en una casa llena de gent e, el abuso verbal se produce cuando los dem ás se
ret iran de la habit ación y la m uj er queda sola con el abusador. El secret o es clave para el
Poder Sobre del abusador. La confusión de la m uj er t am bién se int ensifica con el secret o. El
abuso t am bién puede ocurrir en presencia de un niño. Si ocurre en público, se disfraza de
m odo que los dem ás piensen que est á j ust ificado de alguna m anera, o sólo la m uj er conoce su
significado. Cuando se hace público suele ser la señal de que se avecina una escalada y/ o
exist e la am enaza de abuso físico.
Nan, casada con Ned, un próspero ej ecut ivo, com part e est a opinión. " Me pregunt aba por
qué m e sent ía desdichada con Ned, porque los am igos decían que era un t ipo est upendo y que
yo era m uy afort unada por est ar casada con él. Después, reflexionando, m e di cuent a de que
Ned nunca act uaba igual cuando ellos est aban cerca. Me quedé realm ent e at ónit a cuando
deduj e que él debía saber m uy bien qué est aba haciendo ya que de ot ra m anera no lo habría
m ant enido en secret o."
A m uchas de las m uj eres que ent revist é, sus am igos o parient es les decían que sus
com pañeros eran t ipos verdaderam ent e agradables. En un caso, la agresión fue t an fuert e y
am enazant e que los t erapeut as dij eron después a la m uj er que su experiencia era sim ilar a la
de un prisionero de guerra.Aun después de su divorcio, la fam ilia de la m uj er no podía acept ar
la realidad de su experiencia. Para ellos el abusador era " un t ipo verdaderam ent e agradable" .
El abusador nunca act uaba cuando ellos est aban cerca del m odo com o lo hacía cuando est aba
solo con su parej a

Paut a No 2
La segunda paut a del abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que la sit uación que
le disgust a, hiere o confunde es inesperada.
El incident e ocurre cuando ella piensa que t odo est á bien. No ha habido discusiones ni
ninguna ot ra indicación de que la relación no es arm oniosa. Present am os com o ej em plo el
32
Patricia Evans Abuso verbal

incident e que Cora denom inó " Algo est á m uy m al" . Com encé a not ar que cuando est ábam os
j unt os, disfrut ando de lo que yo consideraba un m om ent o placent ero, siem pre surgía algo que
m e hacía sent ir int eriorm ent e m al. Recuerdo una vez que est acioné el coche en los t errenos de
una feria de art esanías cam pest res. Curt m e pregunt ó: - ¿Vas a dej ar el resguardo del
est acionam ient o en el t ablero del coche?
Est ábam os fuera del coche. Miré a m i alrededor: - Bueno, creo que no - le dij e- , parece
que nadie ld hace.
Curt se puso furioso y grit ó: - ¡Dej a de decir t ont erías!
Me sent í m uy sacudida. Se puso inesperadam ent e violent o. Yo est aba t an at ónit a y
sent ía t ant o dolor que apenas pude recuperar el alient o para cont est arle. Tuve m iedo. Pensé:
" Algo est á m uy m al" .

Paut a No 3
La t ercera paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que la sit uación que le
disgust a, hiere o confunde, ocurre cuando ella se sient e feliz, est usiasm ada o afort unada.
Ellen describió su esfuerzo para descubrir por qué solía sent irse disgust ada cuando Ernie
est aba en casa. Su voz t em blaba cuando m e cont ó lo siguient e: Al principio no podía decir qué
est aba pasando. Después descubrí que los incident es enoj osos se producían en det erm inadas
ocasiones. Me di cuent a de que cada vez que m e sent ía feliz o de buen ánim o, Ernie decía algo
que m e hería o m e dism inuía; después decía que se t rat aba de una brom a. Cuando ident ifiqué
est e proceso - cuando yo m e sent ía bien m e ofendía de algún m odo- , m e sent í t rast ornada y
desint egrada. Tuve que esforzarm e para recuperarm e sin alcanzar a com prender cóm o podía
est ar sucediendo eso. Llegué a t em er que se diera cuent a cuando m e sent ía feliz. Ent onces, t al
vez, en el fondo, llegué a t em er ser feliz

Paut a No 4
La cuart a paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que la sit uación que le
disgust a, hiere o confunde, se vuelve fam iliar.
El abuso puede parecer un incident e recurrente que se m anifiest a de dist int as m aneras.
En su esencia, la com unicación del abusador verbal expresa una suposición sobre la part e
fem enina de la parej a que no se
com padece con la concepción que ella t iene de sí m ism a. Le cuest a ident ificarla. No
obst ant e, m uchas com pañeras y ex com pañeras de abusadores verbales lo han hecho. " Haga
lo que haga, dicen, m e t rat a
com o si yo fuera su enem iga."
- Com o dij o Bella: Me di cuent a de que cuando expresaba un pensam ient o, Bert m e
cont radecía. Si yo est aba esperando un m ensaj e im port ant e, se olvidaba de dárm elo. Si le
decía que algo m e disgust aba, se enfadaba. Parecía que él pensaba que yo era su enem iga.

Paut a No 5
La quint a paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que la sit uación que le
disgust a, hiere o confunde, generalm ent e t ransm it e desprecio por sus int ereses.
Dora lo explicó de est a m anera: Cuando est ábam os j unt os, por ej em plo a la hora de
cenar, si yo m e refería a algo que m e int eresaba realm ent e, com o un curso nuevo en la
universidad, Dean ponía los oj os en blanco, hacía cara larga, suspiraba y m e m iraba con
infinit o fast idio. Si yo le pregunt aba: " Qué pasa?" , él decía " Nada" . Yo insist ía: " Me pareció que
est ás fast idiado o algo así" . Su respuest a era: " ¿Quieres dej arm e en paz?" . Est e t ipo de

33
Patricia Evans Abuso verbal

conversación t enía cient os de variant es, t odas m uy desagradables. Después vi que él sólo
quería despreciar m is int ereses. Me hizo sent ir m uy m al que él m e hiciera eso.

Paut a No 6
La sext a paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que después de las
sit uaciones que le disgust an, hieren o confunden, su com pañero no parece buscar la
reconciliación y ni siquiera parece m olest o por el incident e.
Escuchem os a Cora: Cuando m e sent ía realm ent e disgust ada porque Curt m e había
grit ado o t rat ado con sarcasm o, yo quería conversar sobre el t em a. Pero cuando m e acercaba
a él, m e decía que no había nada que conversar, que no había ningún problem a y que no
est aba enfadado. Por su part e él nunca se aproxim ó a m í en busca de ent endim ient o.

Paut a No 7
La sépt im a paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que, después de que
se producen las sit uaciones que le disgust an, hieren o confunden, su relación t iene m om ent os
en que t odo parece funcionar bien.
Muchas m uj eres m anifiest an que podían salir a divert irse, hacer com pras o dedicarse a
las t areas hogareñas, sin que ocurriera ninguna sit uación desagradable. En consecuencia, se
olvidaban de lo sucedido previam ent e aunque hubiera sido pocos días at rás. Algunas m uj eres
im aginaban que su relación era realm ent e m ej or de lo que era, especialm ent e si la ocupación
de sus com pañeros los m ant enían m ucho t iem po fuera del hogar.

Paut a No 8
La oct ava paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que, de alguna
m anera, ella est á aislada.
Muchas m uj eres experim ent an una crecient e sensación de aislam ient o, especialm ent e de
sus fam ilias y de los am igos con quienes t ienen afinidad.

Paut a N° 9
La novena paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que su com pañero
acost um bra a definirla a ella, a la relación, a sí m ism o y, con m ucha frecuencia, a las
sit uaciones enoj osas.
El abusador verbal suele definir a su parej a, a la relación, a sí m ism o y las sit uaciones
enoj osas, de m anera diferent e a la que, por su experiencia, la m uj er considera j ust a. Por
ej em plo, un abusador explosivo puede describirse a sí m ism o com o una persona t ranquila. Un
abusador frío e indiferent e puede decir que él y su parej a t ienen una relación m uy buena. Un
abusador discut idor y com bat ivo puede decir que su parej a est á siem pre t rat ando de iniciar
una disput a.

Paut a No 10
La décim a paut a de abuso verbal que la m uj er puede reconocer es que ella nunca le
reprocha al abusador lo que oye que él dice de ella.
Las declaraciones del abusador se det allan en el Capít ulo VI I I . Puede que la lect ora
pregunt e: " ¿Yo he dicho est o?" o " ¿Eso m e has dicho?" . Muchas m uj eres const ant em ent e
acusadas y confundidas por el abuso verbal, se sorprenden al darse cuent a de que nunca
dij eron, ni siquiera pensaron decir lo que con frecuencia se les at ribuye.

Sueños que indican abuso verbal

Algunas m uj eres se han vuelt o m ás conscient es de sus propios sent im ient os y del est ado
de sus relaciones a part ir de lo que vieron en sus sueños. Aunque algunos sueños son m uy

34
Patricia Evans Abuso verbal

sim bólicos y parecen confusos, ot ros son m uy direct os y pueden aport ar claridad a la
confusión.

El sueño de Dora: Cuando despert é de m i sueño m e sent ía asust ada. En el sueño, cada
vez que quería m overm e, Dean m e lo im pedía. Yo m e sent ía t erriblem ent e oprim ida. Si m e
m ovía hacia la derecha, él m e volvía a m i posición inicial. Si m ovía el brazo, él lo volvía a
poner en su lugar. Si m e m ovía hacia la izquierda, él m e volvía a m i posición ant erior. Me
sent ía cada vez m ás frust rada y t enía cada vez m ás m iedo. Tuve que resignarm e a m ant ener
la posición original.

El sueño de Bella: Est aba sent ada en el coche con Bert . Él conducía. Salió del cam ino y
enfiló hacia un acant ilado. Me volví hacia él y le pregunt é: " ¿Hem os t enido una buena vida?" .

El sueño de Cora: Vi a cont raluz una m uj er oscura de pie frent e a m í. Curt est aba
hablando con ella. Sabía que él pensaba que est aba hablando conm igo. Oí que una voz decía:
" Deben separarse" . En el sueño supe que ella era una part e de él m ism o y dij e: " Oh, es su
som bra" .

El sueño de Ellen: Est aba con m i coche aparcado en una colina donde, en m i sueño, yo
sabía que se habían com et ido t res asesinat os. De pront o m e di cuent a de que el asesino
est aba cerca. Después m e sent í est rangulada desde at rás. Pensé: " Soy la cuart a" . Conseguí
librarm e del est rangulador; m e pareció que lo arañaba en los brazos. " ¡Oh! , exclam é, ¡Es
Ernie! " Me sent í m uy sacudida cuando descubrí quien era el asesino pero aun en el sueño no
quise hacerle daño. ( Varias m uj eres han soñado que sus com pañeros las est rangulaban.)

El sueño de Ann: Me encont raba en una habit ación. Era una pequeña celda. De pront o se
abrió la puert a. Me di cuent a de que podía m archarm e. Salí por la puert a y corrí por el cam po
hacia el m ar. Salt é y m e encont ré en una barca donde había un cuart o y una cam a preparada
para m í.

El sueño de Dora: A un cost ado de una m ont aña había un cam ino de cornisa sobre el que
est aba yo. Vi que el cam ino se desm oronaba det rás de m í y que la cornisa se volvía m ás
est recha. No podía dar un paso, ni hacia delant e ni hacia at rás. Me sent ía realm ent e asust ada,
porque sabía que t endría que salt ar o perm anecería allí para siem pre. Lo hice. Una ráfaga de
vient o pasó a t ravés de m í. De pront o m e encont ré de pie sobre el t erreno. Dij e: " ¡Oh, he
at errizado sobre m is pies! " .

El sueño de Lea: La m adre osa baj ó desde la colina hast a m i j ardín. Yo la oí, así que salí
a verla. Después vi caer un árbol alt o y fino, com o si no t uviera raíces. Después vi que la osa
yacía en el suelo. El árbol había caído sobre ella y le había rot o el cráneo. Observé cóm o corría
la sangre.

I m ágenes que indican abuso verbal


Algunas m uj eres con experiencia de abuso verbal sim bolizan su experiencia con una
im agen visual espont ánea. Pueden encont rar m ás fácil im aginar un cuadro que poner en
palabras lo que sient en.

Una m uj er se ve a sí m ism a com o una criat ura que es derribada cada vez que se
incorpora o da un paso vacilant e.
Dos m uj eres que experim ent aron abuso verbal visualizaban su relación com o un gat o
j ugando con un rat ón ant es de m at arlo.

35
Patricia Evans Abuso verbal

Cuando pensaba en su relación, una m uj er veía un m uro de crist al grueso e


im penet rable ent re ella y su com pañero.

Señales físicas del abuso verbal


El est rés de vivir con un abusador verbal aparece en una variedad de sínt om as físicos. A
cont inuación aparecen com ent arios de algunas de las m uj eres que ent revist é:
" Me sient o dem asiado agot ada. Es abrum ador ser yo m ism a."
" Me duele la espalda, la sient o rígida pero no puedo relaj arla."
" No logro com prender a m i com pañero. Por eso m e sient o m al y cuando despiert o est oy
cansada."
" A veces sient o dolores en t odo el cuerpo, com o si est uviera encerrada en una caj a."
" Después de est ar j unt os t odo el fin de sem ana, sient o j aquecas que m e part en la
cabeza.

36
Patricia Evans Abuso verbal

SEGUNDA PARTE
En la prim era part e de est e libro com param os dos clases de poder, el Poder Sobre y
el Poder Personal, y explorarem os las dos realidades que generan, es decir, la Realidad I ,en la
que la m uj er se ve com o una adversaria a la que hay que dom inar y cont rolar, y la Realidad I I ,
en la cual el ot ro, el com pañero, es vist o com o alguien que colabora en la creacion conj unt a de
una vida m ut uam ent e sat isfact oria.
En la Segunda Part e exam inarem os m as especificam ent e el abuso verbal.
Explorarem os algunas de las dinam icas fundam ent ales de las relaciones de abuso verbal,
plant earem os im port ant es int errogant es sobre el apoyo t erapeut ico y observarem os de cerca
algunos de los problem as con que se enfrent an padres e hij os.

VIII
CARACTERÍSTICAS Y CATEGORÍAS
Las caract eríst icas del abuso verbal
El abuso verbal es un act o de violencia psicológica que se m anifiest a por m edio de
palabras que at acan o inj urian, que nos llevan a creer lo falso o que hablan falsam ent e de una
persona.

· El abuso verbal es especialm ent e dañino cuando es negado. Cuando la percepción de la


part e fem enina de la parej a es m enospreciada y no hay validación de su realidad, la confusión
que así se genera es part e del daño.
· El abuso verbal at aca la nat uraleza y las capacidades de la m uj er. Ella puede com enzar
a creer que pasa algo m alo con ella y que sus capacidades fallan. Com o señaló Bella:
Había oído con t ant a frecuencia que yo era una pésim a conduct ora, que com encé a
pensar que realm ent e t enía un problem a frent e al volant e. Creo que m e habían lavado el
cerebro. ¿Y sabéis qué?, hace veint isiet e años que conduzco sin haber t enido j am ás un
accident e o una denuncia.
· El abuso verbal puede ser abiert o ( explosiones de ira y epít et os insult ant es) o
encubiert o ( m uy, m uy sut il, com o un lavado de cerebro) . El abuso verbal abiert o es
usualm ent e inculpat orio y acusador; en consecuencia confunde a la m uj er. El abuso verbal
encubiert o, que es una agresión ocult a, aport a confusión. Apunt a a cont rolar a la m uj er sin
que ella se dé cuent a.
· El m enosprecio puede ser expresado con palabras que parecen ext rem adam ent e
sinceras y consideradas. Ellen nos aport a est e ej em plo: Cuando él dij o t ranquila y
consideradam ent e: " La verdadera razón por la que nunca ha sido posible que discut iéram os un
libro es porque hay frases com unes cuyo significado t ú no ent iendes, m ient ras que el
nort eam ericano prom edio las com prende" , pensé: " Quizá sea por eso que t enem os t ant os
problem as en nuest ra com unicación" . Sent í un t rem endo dolor y gran desesperación; quería
decir que, al fin y al cabo, t odo m i dolor era por m i culpa.
· El abuso verbal es m anipulador y cont rolador. Habit ualm ent e la m uj er no sabe que est á
siendo m anipulada y cont rolada. Puede not ar, sin em bargo, que est á viviendo una vida m uy
diferent e de la que había im aginado y, por ciert o, m ucho m enos feliz.
· El abuso verbal es insidioso.
· El abuso verbal es desconsiderado, irrespet uoso y desvaloriza a la m uj er de t al m odo
que:

37
Patricia Evans Abuso verbal

a. Su aut oest im a dism inuye poco a poco, generalm ent e sin que ella se dé cuent a.
b. Sin percibirlo, pierde la confianza en sí m ism a.
c. Puede que conscient e o inconscient em ent e t rat e de cam biar su conduct a
para no disgust ar al abusador y no volver a ser last im ada.
d. Puede que haya sufrido un sut il lavado de cerebro sin haber caído
siquiera en la cuent a.

Com o aconsej ó Dora: El m alt rat o puede ser m uy vago, sut il e insidioso. Una se va
acost um brando a él y llega a un punt o en que ya no sabe qué est á pasando.
Ust ed nunca será capaz de reconocerlo si sólo t iene en cuent a lo que sus am igos creen y
le dicen o lo que su m arido dice sobre sí m ism o y sobre la relación.
· El abuso verbal es im predecible. Com o hem os vist o m ás arriba, la m uj er se sient e
at ónit a, sacudida, vacilant e ant e el sarcasm o de su com pañero, sus indirect as y sus
com ent arios hirient es. A pesar de lo int eligent e, crit eriosa y considerada que ella sea, nunca
sabe cuándo se producirá y, en la m ayoría de los casos, no com prende las razones por las que
ocurren los incident es enoj osos ni conoce la m anera de evit arlos.
· El abuso verbal es el m ayor problem a en la relación. Cuando una parej a t iene una
discusión real sobre un problem a real, por ej em plo, cóm o educar a sus hij os y cuánt o t iem po
deben pasar j unt os o separados, am bas part es pueden enfadarse pero siem pre est án en
condiciones de decir: " Me m olest a est o" o " Quiero est o" . Post eriorm ent e, si hay buena
volunt ad de am bas part es, el problem a se resuelve. En las relaciones est ablecidas desde la
perspect iva del Poder Sobre no hay un conflict o específico. El problem a es el abuso en sí
m ism o y ese t em a nunca se resuelve.
· El abuso verbal expresa un doble m ensaj e. Hay incongruencia ent re la form a en que el
abusador habla y sus sent im ient os reales. Por ej em plo, puede sonar m uy sincero y honest o
m ient ras dice a su parej a qué t iene de m alo, o puede decir " No est oy enfadado" cuando se
not a realm ent e lo cont rario o t am bién puede invit arla a cenar y después, durant e la cena,
m ant ener una fría act it ud de dist ancia e indiferencia. Las int egrant es fem eninas de la parej a
dicen:

" Dice que m e am a y t am bién que puede decir lo que le dé la gana."


" Dice que acept a a t odo el m undo, pero no cesa de crit icarm e y rechazar m is punt os de
vist a."
" Dice que est á relaj ado y t ranquilo, pero t odos los días parece irrit ado y enfadado."
" Dice que m e apoya, pero yo m e sient o cada vez m ás aislada y sola."

Generalm ent e el abuso verbal experim ent a una escalada, aum ent ando su int ensidad,
frecuencia y variedad. Por ej em plo, al principio de la relación, el abusador puede desm erecer a
su parej a y hacerle creer que se t rat a de una brom a; después, gradualm ent e, va agregando
ot ras form as, que describirem os m ás abaj o, com o cat egorías del abuso verbal.
En m uchos casos, el abuso verbal desem boca en el abuso físico, que t am bién puede
iniciarse sut ilm ent e com o em puj ones o choques " accident ales" que después se conviert en en
ot ras agresiones físicas. Una m uj er dij o que cada vez que ella y su com pañero est aban de pie
el uno j unt o al ot ro, por ej em plo m irando un m apa, él la pisaba. Cuando ella se quej aba, él se
m ost raba sorprendido, com o si no se hubiera dado cuent a.
Cuando el abuso verbal desem boca en violencia física, el abusador com ienza a ocupar el
espacio de su parej a. Una m uj er cont ó que cada vez que se sent aba en una silla a t om ar café,
cuando salía un m om ent o del cuart o y volvía, descubría que su com pañero había ocupado su
asient o sin im port ar cuál fuera y siem pre rehusaba devolverlo. Más t arde se dio cuent a de que
él com enzaba a avanzar hacia ella, com o para int erponerse, cuando est aba acercándose a la
nevera o al fregadero de la cocina. Es im port ant e not ar est a t ransición del abuso verbal al
físico porque la experiencia clínica de los t erapeut as que t rat an a las m uj eres agredidas
m uest ra que t odas las m uj eres agredidas han sufrido ant es abuso verbal.

38
Patricia Evans Abuso verbal

El abuso verbal y el Poder Sobre


El abuso verbal es un m edio para m ant ener el cont rol y el Poder Sobre. I m pide que se
desarrollen las relaciones reales. Est o parece obvio y sin em bargo, la m uj er de un abusador
puede vivir con la ilusión de que t iene una relación real. Est o es posible por un sinnúm ero de
razones, la m ás im port ant e de las cuales es que, en cuant o parej a, ella y el abusador pueden
funcionar adecuadam ent e en sus respect ivos papeles.
Una form a del abuso verbal es la ira. El abusador verbal se enfada inst ant áneam ent e si
se sient e inseguro y ansioso; m uy posiblem ent e se enfade por sent irse inseguro y ansioso.
Lam ent ablem ent e, est á incapacit ado para acept ar sus sent im ient os y no desea revelarlos a su
parej a. Levant a un m uro ent re am bos y m ant iene dist ancia. ¿Por qué hace est o? Porque en la
Realidad I se necesit an m uros. Tam bién se requiere dist ancia. Tant o los m uros com o la
dist ancia im piden que el " enem igo" se acerque dem asiado. El abusador verbal, conscient e o
inconscient em ent e, ve a su parej a com o un enem igo o com o una am enaza que debe ser
cont rolada. En consecuencia, el abusador declara una especie de guerra con sus palabras, algo
que su parej a suele desconocer y no com prender. Sus palabras son sus arm as y esas arm as
son las cat egorías del abuso verbal.

Las cat egorías del abuso verbal


· No com part ir
· Cont radecir
· Hum illar
· Hacer brom as que encubren el abuso verbal
· Bloquear y desviar
· Acusar y culpar Juzgar y crit icar
· Trivializar
· Socavar
· Am enazar
· I nsult ar
· Olvidar
· Ordenar
· Negar
· Act uar con ira

No Com part ir
En una relación debe haber m ás que un int ercam bio de inform ación. Una relación
requiere int im idad. La int im idad exige em pat ía. Escuchar y ent ender los sent im ient os y la
experiencia del ot ro, es com prensión em pát ica. La int im idad de una relación no puede
alcanzarse si una de las part es no desea com part irse y es incapaz de apoyar em pát icam ent e a
su parej a. Aunque puede ser que dos personas no siem pre se ent iendan o t engan dificult ades
para expresar sus sent im ient os, la int ención de ent ender exist e si am bas part es son capaces
de decir, por ej em plo: " ¿Est o es lo que quieres decir?" o " Es así com o t e sient es?" o " Creo
que..." o " Sient o que..." . Una persona sola no puede crear la int im idad en una parej a.
El abusador se niega a escuchar a su parej a, niega su experiencia, est á violando el
acuerdo prim ario de una relación: el de com part ir.
La incapacidad de com part ir es una cat egoría del abuso verbal, a veces m uy not oria.
Quien no desea com part ir elige conservar t odos sus pensam ient os, sent im ient os, esperanzas y
sueños para sí m ism o, perm anece callado y dist ant e con su parej a, y m ant iene una act it ud de
fría indiferencia. Puede pasar m eses o años sin hacer siquiera el int ent o de ent regarse a su
parej a o sin responderle em pát icam ent e.
Est a conduct a puede cont inuar durant e años pues la m uj er, después de t rat ar de que su
com pañero se ent regue en una relación, se resigna a suponer que, después de t odo, él es una

39
Patricia Evans Abuso verbal

persona t ranquila o t ot alm ent e cont enida o quizás ext rem adam ent e t ím ida o, t al vez,
ligeram ent e aut ist a. Puede hacer est e t ipo de conj et uras buscando razones para la conduct a
del abusador verbal, pues es m ás fácil que concebir cuál es su realidad.
Aunque la m uj er desee m ás com pañía y conversación, es posible que se decida a no
esperar m ás que lo que su com pañero puede darle. Lo disculpará diciendo " Es t ím ido" .
Una vez oí que Mel decía a su herm ano que le habría gust ado saber en qué pensaba
ciert o act or durant e una escena dram át ica de la película que habíam os vist o recient em ent e.
( En realidad yo no podía recordar que alguna vez Mel hubiera dem ost rado int erés por algo
así.) Esa noche le dij e que había oído su com ent ario, que m e parecía m aravilloso que
expresara sus pensam ient os de ese m odo y que m e habría encant ado que com part iera ese
t ipo de cosas conm igo.
Me dij e que, finalm ent e, él com prendería. Cont aba con un ej em plo concret o para
esperarlo. Y no sólo eso; adem ás pensé que el hecho de que com part iera su int erés por algo
represent aría un gran avance para él. Siem pre había sido t an silencioso, except o alguna brom a
y com ent ario ocasional, que yo había llegado a pensar que él era una especie de aut ist a. Le
dij e que quizá no se había dado cuent a, pero que m e int eresaba realm ent e lo que pensaba.
Creía que si le decía que lo que él había dicho a su herm ano era lo que yo quería que
com part iera conm igo, él com prendería y conversaría conm igo. Pero nunca lo hizo.
Lo que m ás m e confundió fue que m e dij o: " ¡Est á bien, est á bien! Nunca pensé que t e
int eresara" , com o si hubiera com prendido, pero en realidad nunca pareció com prender.

Cora t uvo una experiencia sim ilar: " Yo no sabía qué hacer. Por m om ent os pensaba que si
yo hubiera sido m ás int eresant e y ent ret enida, m ás int eligent e e ilust rada o m ás educada u
ot ra cosa, a él le habría gust ado conversar conm igo de vez en cuando. Creo que realm ent e
com encé a pensar que algo andaba m al un día que est aba en la casa de una am iga. Su m arido
llegó en ese m om ent o y com enzó a cont arle sobre alguien a quien había conocido en el club de
t enis. No pude recordar una ocasión en la que Curt se hubiera com port ado así. Est ar con Curt
era una experiencia solit aria'.
El abusador verbal que elige no com part ir puede añadir una variedad de recursos o de
cam uflaj es para enm ascarar su act it ud, com o fingir que no oye, t om ar algo y exam inarlo
m ient ras su parej a est á hablando, o m irar t elevisión m ient ras dice: " Sigue hablando, t e
escucho" .
El abusador verbal que elige no com part ir responderá al pedido de com unicación:
" No hay nada de qué conversar." "
¿Qué quieres que diga?"
" ¿De qué t e quej as? ¡Yo converso cont igo! "
" Nunca m e dej as hablar."
" ¿Para qué quieres que t e diga si m e gust a?De t odos m odos harás lo que quieras."
" No t e int eresaría."

Por supuest o, est as respuest as aum ent an la confusión de la m uj er. Ella puede creer que
la relación es funcional porque el abusador com unica inform ación funcional. Sin em bargo, la
relación es disfuncional porque no hay int im idad. La inform ación funcional es, desde luego,
im port ant e, pero no puede ser la única form a de com unicación si se espera que haya una
verdadera relación. Hay ot ros dos t ipos de com unicación que t am bién son im port ant es. Son las
com unicaciones que involucran a ot ro y las que responden a ot ro.

Com unicacion de inform ación funcional

Est a noche llegaré t arde. La list a est á sobre la m esa.


¿Necesit as ayuda para eso? ¿Quién dej ó est o afuera?
¿Dónde est á el m art illo? Por favor, dej a m i correspondencia aquí.
Ya em pezó el program a. La lám para est á rot a.
40
Patricia Evans Abuso verbal

El coche casi no t iene gasolina

Com unicación que involucra a ot ro

Diez cent avos por t us pensam ient os. Adivina lo que sucedió cuando iba...
Est aba pensando... ¿Alguna vez pensast e...?
¿Te gust ó...? Lo que m e gust a m ás de... es...
Sient o que... Qué t e gust aría est ar haciendo de aquí a un
año?
¿Qué piensas de...?Cuando est és libre, ¿t e gust aría que habláram os de est o?

Com unicacion que responde a ot ro

Ah; ent iendo qué quieres decir. Sí, com prendo.


Eso es m uy int eresant e. No había pensado en eso.
Ahá ¡Oh! Siem pre lo había vist o de ese m odo.
Suena com o si quisieras decir... Lo pensaré; ya t e diré algo.
¿En qué est abas pensando? ¿Ent onces, dices que...?
¡Oh! ¿Quieres decir que...?

Cont radecir
Cont radecir, ot ra cat egoría del abuso verbal; es la respuest a dom inant e de algunos
abusadores verbales. Com o el abusador est á en la Realidad I , ve a su parej a com o un
adversario. ¿Cóm o se at reve a t ener una opinión diferent e a la suya? Si él t uviera que ver las
cosas de m anera diferent e, sent iría que est á perdiendo el cont rol y el dom inio sobre ella.
En consecuencia, elige discut ir sus pensam ient os, sus percepciones o su m ism a
experiencia de vida. Com o cat egoría del abuso verbal, cont radecir es una de las m ás
dest ruct ivas para la relación porque im pide t oda posibilidad de discusión, niega la realidad de
la víct im a y evit a que la m uj er sepa qué piensa su com pañero sobre cualquier cosa. Un
abusador que cont radice const ant em ent e sólo parece pensar lo opuest o de su parej a. Ella
nunca puede saber qué piensa realm ent e. Por lo t ant o no puede conocerlo.
En el ej em plo del Capít ulo V, cuando Cora dij o: " Creo que cuando el t iem po cam bie
rápidam ent e de calor a frío..." , Curt cont radij o diciendo: " ¡No hace frío! ¡Est á fresco! " , com o si
ella hubiera dicho realm ent e que hacía frío. El abusador verbal es t an rápido para cont radecir a
su parej a, que no alcanza a oírla o a perm it ir que com plet e su frase y, desde luego, no puede
discernir el t ono de su voz.
Cuando Cora dij o: " Creo que cuando..." , Curt no pudo perm it ir que ella t uviera su propia
m anera de pensar y su propio punt o de vist a. Cuando un abusador verbal cont radice a su
parej a, no prologa su respuest a con expresiones com o: " Me parece que..." o " Creo que..." o
" Sient o que.." . Sólo dice que lo que dij o su parej a es incorrect o. Cora explicó su experiencia
con respect o a la oposición de Curt .
Si digo algo francam ent e o expreso m i opinión sobre algo, Curt dice que lo correct o es
j ust am ent e lo cont rario. Sient o que no puedo decir nada sin que él m e cont radiga. No creo que
haya nada que pueda decir sin que él m e cont radiga. A t odo dice " No, no es así" , aunque se
t rat e de la m ás personal de m is experiencias.
Veam os ot ras sit uaciones.

EI . ABUSADOR: El cam bio de escena dem oró m ucho.


LA MUJER: ¡Oh! . No lo not é.
EL ABUSADOR: Est ás equivocada.
41
Patricia Evans Abuso verbal

LA MUJER: Bueno; quiero decir que para m í est uvo bien; supongo que para t i, no.
El ABUSADOR ( enfadado) : ¡No sabes de qué hablas! Hay una realidad obj et iva, sabes?
Cualquier crít ico est aría de acuerdo conm igo.

La m uj er t rat ó de explicar a su com pañero que ella sim plem ent e había t enido una
experiencia diferent e de la de él. Él le dij o que t ant o su experiencia com o sus sent im ient os
est aban equivocados. Al verlo t an furioso, ella pensó que realm ent e est aba equivocada.

LA MUJER: Me parece que est am os gast ando dem asiado en arm am ent os y no lo
suficient e en educación.
EL ABUSADOR: No es así; no t ienes ninguna est adíst ica que lo dem uest re.
* * *
NED: El t ono de est a pant alla no va con la lám para.
NAN: Es verdad, el t ono de la pant alla no va con la lám para.
NED: No, en realidad va con la lám para.
NAN: Oh, sí, el t ono va con la lám para.
NED: No puedes decir si va o no va cuando la lám para est á apagada.
NAN: Oh, ya veo; est á apagada.
NED: Pero no es eso lo que est á m al.
NAN: Est oy t rat ando de ent ender lo que quieres decir.
NED: ¡No, no lo est ás! ¡Est ás t ergiversando m is palabras!
Por m ás ext raña que parezca est a sit uación, no es infrecuent e. Cuando se cont radice
hast a ese punt o se bloquea por com plet o la com unicación y la posibilidad de int im idad

Hum illar
Cuando se degrada a la m uj er, se la subest im a y de est a m anera se niega y dist orsiona
su percepción real del abuso, ej erciendo una de las form as m ás insidiosas del abuso verbal. El
abusador rebaj a la experiencia y los sent im ient os de su parej a com o si no valieran nada. Ella
puede pasar años t rat ando de im aginar qué hay de m alo en su persona o qué falla en su
capacidad de com unicación.
Si la m uj er dice, por ej em plo,
" Me sent í herida cuando t e oí decir que..." o
" No creo que sea gracioso, es hum illant e" o
" Me sient o m al cuando m e grit as así" ,
el abusador m enospreciará los sent im ient os de su parej a diciendo algo que le t ransm it a
el m ensaj e: " Tus sent im ient os y t u experiencia est án equivocados, no valen nada" , con
diferent es com ent arios desm erecedores:
Eres dem asiado suscept ible. Sacas conclusiones
apresuradas.
No eres capaz de acept ar una brom a. Exageras t odo.
Haces un dram a por cualquier cosa. No t ienes sent ido del hum or.
Ves las cosas de la peor m anera posible. Te t om as las cosas dem asiado en
serio.
Siem pre t om as las cosas de la m anera equivocada Tu im aginación t rabaj a
dem asiado.
No sabes de qué est ás hablando. Crees saberlo t odo.
Siem pre t ienes algo de qué quej art e. Est ás t rat ando de em pezar una
discusión.
42
Patricia Evans Abuso verbal

Si no t e quej as no t e sient es feliz. . Sient es dem asiado


Haces una m ont aña de un grano de arena. Tergiversas m is palabras.
Dist orsionas t odo.Est ás buscando una pelea.

La m uj er confía en el abusador y cree que hay algo int rínsecam ent e m alo en ella, en su
sent ido del hum or o en sus percepciones. Est as creencias pueden llevarla a t ener sent im ient os
de frust ración y de inut ilidad. Puede pasar horas t rat ando de descubrir por qué act úa en la
form a en que él le señala, sin darse cuent a de que él dice sus palabras de desprecio para
esquivar la responsabilidad de su propia conduct a.
Hacer brom as que encubren el abuso verbal
El abuso disfrazado de brom a es una cat egoría de abuso verbal que vivieron t odas las
m uj eres que ent revist é. Es preciso t ener una m ent e rápida para m enospreciar a una m uj er, ya
sea en form a grosera o de m anera ingeniosa y con est ilo. Est e t ipo de abuso no se com et e en
brom a. Es rápido y direct o, t oca los punt os m ás sensibles y dej a al abusador con una m irada
de t riunfo.
Los com ent arios de m enosprecio disfrazados de brom as se refieren a m enudo a la
nat uraleza fem enina de la parej a, a sus capacidades int elect uales o a su com pet encia.
Si la m uj er dice: " No m e pareció gracioso" , el abusador puede, por ej em plo, rebaj ar su
experiencia diciendo airadam ent e: " Tú no- t ienes sent ido del hum or" o " No sabes acept ar una
brom a" o acusarla de ant agonism o diciendo agriam ent e " Est ás t rat ando de iniciar una
discusión" . En sí m ism os, t odos est os com ent arios son abusivos.
Al lect or puede result arle obvio que las respuest as de los abusadores no dem uest ran
benevolencia o int erés en la relación. Lam ent ablem ent e, a la m uj er del abusador no le parece
t an claro.
Est os son algunos de los com ent arios desm erecedores que un abusador describiría com o
brom as:

¡Necesit arías un guardián!


¡Vaya! Te diviert es m uy fácil.
¿Qué ot ra cosa se puede esperar de una m uj er?
No pierdes la cabeza porque la t ienes pegada.

Ot ro recurso del abusador es sobresalt ar o asust ar a su parej a, después de lo cual se


reirá com o si se t rat ara de una brom a.

Bloquear y desviar
Bloquear y desviar es una cat egoría del abuso verbal que cont rola específicam ent e la
com unicación int erpersonal. El abusador verbal rehúsa com unicarse, det erm ina qué se puede
discut ir o ret iene inform ación. El bloqueo puede ej ercerse com o una franca exigencia o
cam biando de argum ent o; t am bién puede ser acusat orio, aunque su propósit o prim ario es el
de evit ar la discusión, t erm inar la com unicación o ret ener la inform ación. Ést os son ej em plos
de bloqueo:

¡Siem pre quieres t ener la últ im a palabra! ¡ Ya sabes lo que quiero decir!
¡Crees que lo sabes t odo! ¡Ya m e has oído! ¡No quiero t ener que
repet irlo!
¡No veo adónde nos lleva est o! ¡No quiero discut ir m ás! ¡Eso es un
m ont ón de basura!
¡Dej a de decir est upideces! ¡Sal, déj am e en paz!
¡Tú siem pre t ienes razón! ¡Pareces una cot orra!
43
Patricia Evans Abuso verbal

¿Alguien t e pregunt ó? ¿Quién t e pidió opinión?


¡Dej a ya de quej art e! ¿De dónde sacast e una idea t an
loca/ est úpida/ absurda com o ésa?

El bloqueo puede t am bién cum plirse a t ravés de t áct icas de desviación. Por ej em plo, en
el Capít ulo I V, cuando la m uj er pregunt a cóm o se gast aron cuarent a m il dólares, el abusador
bloquea los int ent os de obt ener inform ación desviándola del problem a con acusaciones y
com ent arios irrelevant es. De est a m anera la m uj er no se da cuent a de que el argum ent o
original ha dej ado de ser el argum ent o.
A cont inuación aparecen algunos ej em plos del bloqueo por desviación. Todos pueden ser
usados para desviar a la parej a de la pregunt a legít im a, en el caso cit ado: " ¿Qué pasó con los
cuarent a m il dólares?" .

¿Por qué t e preocupas? ¡No t e falt a dinero para gast ar!


¡No hay form a de aclararse ent re t ant os papeles!
¡Es m uy caro t ener una em presa; dej a de acosarm e!
¡No podría explicart e cóm o funcionan los program as de ret iro de la corporación!
¡No t e quej es conm igo hast a que est és ganando doscient os m il al año!
¡Ya t e lo he explicado t odo; no pienso hacerlo de nuevo!
¡Te casast e conm igo sólo por m i dinero!
¡Acaso t engo que llevar la cuent a de cada cent avo!
¿Qué t al si t ú llevas la cuent a de cada cent avo que gast as?
¡Siem pre est ás t rat ando de iniciar una discusión!
¡Tus quej as m e t ienen hart o!
Si t e parece que es t an sencillo, encárgat e t ú de los im puest os y yo dej o de t rabaj ar.
Dej ém oslo ahí. No necesit o est e t ipo de disput a.
Es dem asiado com plicado para que t ú lo com prendas.

La desviación invit a a una respuest a por part e de la m uj er, por ej em plo: " No m e est oy
quej ando, sólo hacía una pregunt a" o " No sé de qué papeles est ás hablando" . Mediant e la
desviación, el t em a ha cam biado.

Acusar y culpar
El abusador verbal acusará a su parej a de algo m al hecho o de haber rot o algunos de los
acuerdos básicos de la relación, haciéndola responsable de su ira, irrit ación o inseguridad.
Veam os algunos ej em plos:
LA MUJER: De alguna m anera, sient o que no t engo cont act o
cont igo.
EL ABUSADOR ( furioso) : ¡No necesit o que m e at aques de esa
form a!
El abusador verbal acusa a su parej a de at acarlo. De ese m odo im pide t oda int im idad y
t oda posibilidad de explorar los sent im ient os de su parej a
.
EL ABUSADOR: ¿Dónde est ará m i llave inglesa?
LA MUJER: Creo que los niños la dej aron en el coche.
EL ABUSADOR ( enfadado) : ¡No t e he pregunt ado nada!
LA MUJER: ¿Por qué t e enfadas, ent onces?
EL ABUSADOR ( con ira) : ¡Sabes que es una pregunt a ret órica!

44
Patricia Evans Abuso verbal

Aquí la m uj er es acusada de responder a una expresión " form ulada com o una pregunt a
sólo para lograr efect o dram át ico y no para t ener una respuest a" ( Diccionario Am ericano
Oxford) . Adem ás el abusador culpa a su parej a de su enfado diciéndole que ella debería saber
que no esperaba su respuest a.

LA MUJER: Querido, est oy m uy cansada est a noche.


EL ABUSADOR: Conm igo no t e has cansado; dim e con quién ha
sido.

La com unicación de la m uj er no es acept ada y adem ás se la acusa de infidelidad y se la


culpa de la inseguridad del abusador. La consecuencia de est e dicho es em puj ar a la m uj er a
acept ar la sum isión.
Ést as son algunas declaraciones ut ilizadas para acusar y culpar.

Siem pre quieres t ener la últ im a palabra. Sólo est ás t rat ando de em pezar una
pelea.
Est ás buscando problem as. Me est ás at acando.
No se t e puede dej ar sola. Ya est oy hart o de t us
at aques/ lam ent os/ quej as.

Juzgar y crit icar


El abusador verbal j uzga a su parej a y después expresa su j uicio de m anera crít ica. Si
ella lo obj et a, él puede decirle que sólo est aba señalando algo con la int ención de ser út il, pero
en realidad est á expresando su falt a de acept ación de ella. Los com ent arios que niegan los
sent im ient os de la m uj er, com o " Eres dem asiado suscept ible" , son enj uiciat orios, así com o las
" brom as" son abusivas. He aquí ot ros ej em plos de crít ica enj uiciat oria:
Las declaraciones que com ienzan con " El problem a cont igo es..."
Las declaraciones que com ienzan con " Tu problem a es que..
La m ayoria de las crit icas que em piezan con ‘t u’:
Tu eres falsa Tu nunca est as sat isfecha
Tu eres una pesim a ganadora Tu eres im becil
Tu eres incapaz de acept ar una brom a Tu est as loca
Tu no sabes valert e sola Que t ont a eres! - t u-
Que im becil eres! - t u-
Las declaraciones crít icas pueden com unicarse a t erceros, al igual que el relat o de
errores o de hechos falsos. En ese caso, " t ú" pasa a ser " ella" :
Ella t iene m iedo hast a de su propia som bra. Ella no puede hacer nada
bueno.
Ella es incapaz de acabar nada. Ella nunca dej a de regañar.
Ella no sabe si va o viene. Ella barre t odo debaj o de la alfom bra.
Cada vez que va al superm ercado, [ ella] olvida la billet era.

Las declaraciones que crit ican palabras específicas fuera de cont ext o son abusivas; por
ej em plo:

Cora y Curt est án por salir a pasar unos días esquiando.


Cora exclam a con ansiedad: " ¡Apenas puedo esperar para conducir hast a allí arriba! " .
Curt responde secam ent e: " Tú no conducirás. ¡Yo lo haré! " .
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Patricia Evans Abuso verbal

Dora ent ra en la sala m ient ras en el t elevisor se ve un anuncio; pregunt a a Dean:


" ¿Term inó el program a?" . Dean cont est a airadam ent e: " ¡No es un program a! ¡Est án j ugando el
desem pat e! " .
En am bos ej em plos la m uj er se sient e frust rada y se encuent ra pensando: " Est o no es lo
que yo quería decir" . Pero el abusador sí sabe qué quería decir. Sucede que él est á en la
Realidad I y en est a realidad hacer sent ir a su parej a que est á equivocada, da el sent ido del
Poder Sobre ella. Est e t ipo de abusador es el que suele decir a su m uj er que ella siem pre
quiere t ener la razón
La crít ica disfrazada de ayuda o consej o es abusiva. He aquí algunos ej em plos:

¿No hubiera sido m ej or que...? Si hubieras... habría salido m ej or


Ést a hubiera sido la m ej or m anera Si yo fuera t ú, no lo haría de
ese m odo.
La próxim a vez deberías... Deberías haber usado...
Mira qué t e olvidast e.

Trivializar
Trivializar significa decir con m uchas palabras que lo que ust ed ha hecho o dicho es
insignificant e. Cuando la t rivialización se perpet ra con un t ono de voz franco y sincero, puede
ser difícil de det ect ar. Si la m uj er es m uy confiada, escuchará los com ent arios del abusador
con m ent e am plia y t erm inará sint iéndose perplej a porque él no la ent ienda a ella, ni su
t rabaj o ni sus int ereses.
La t rivialización puede ser m uy sut il, de m odo que la m uj er acaba sint iéndose deprim ida
y frust rada pero sin est ar dem asiado segura del porqué. A cont inuación vem os un ej em plo de
t rivialización en la relación de Ellen y Ernie:
Pasé varias sem anas ordenando papeles viej os que Ernie y yo habíam os acum ulado
durant e m ás de veint e años. Después de un t rabaj o exhaust ivo, separé t odo en carpet as
codificadas por color: Negocios, Medicina, Seguros, Personal, et c. El result ado fue t res
anaqueles con carpet as en un archivador nuevo. Fue un t rabaj o largo y t edioso.
Cada t ant o cont aba a Ernie cóm o progresaba el t rabaj o. Finalm ent e, después de un par
de sem anas, t uve el placer de t erm inarlo.

- Ernie - le dij e- , t erm iné de ordenar los papeles. Fue un t rabaj o bast ant e com plicado.-
¡Vaya! - m e dij o- . ¡Est oy im presionado!
Yo no recordaba que alguna vez él se hubiera m ost rado t an ent usiasm ado con algo que
yo había hecho.
- ¿De veras? - le pregunt é con una sonrisa.
Cont est ó con un ext raño t ono de voz:
- Sí, m e im presiona ver cóm o hicist e para colocar los nom bres en esas et iquet as t an
pequeñas.
- Oh, Ernie - le dij e- , sim plem ent e las escribí a m áquina. Ésa fue la part e m ás fácil del
t rabaj o
Me m iró seriam ent e y dij o: - Yo creo que ésa es la m ás difícil
Me sent í t rist e y frust rada. Me pregunt aba por qué m e cost aba t ant o conversar con él.
¿Por qué no podía hacerle ent ender el esfuerzo que había represent ado hacer el t rabaj o?
Est e abuso verbal causó en la m uj er un dolor suplem ent ario. Ella esperaba una
m anifest ación de alegría de su com pañero y el reconocim ient o por su t rabaj o. En cam bio se
sint ió m uy dolorida cuando él lo t rivializó.
Lea describió ot ra experiencia de t rivialización:

46
Patricia Evans Abuso verbal

Hace unos días logré un efect o en el cuadro que est aba pint ando que hacía m ucho
que buscaba. Esa t arde m encioné a Luke que finalm ent e m i cuadro est aba com o yo quería, y
él m e dij o con un t ono de voz m uy sarcást ico: " Bueno, siem pre es bueno t ener algo para hacer
durant e el día" . Me sent í m uy frust rada. Parece que nunca conseguiré que com prenda lo
im port ant e que m i t rabaj o es para m í y que, desde luego, no es sólo un pasat iem po.
La t rivialización confunde a la m uj er, cree que de alguna m anera no ha sido capaz de
explicar a su com pañero lo im port ant e que son para ella ciert as cosas. El abusador anot a un
t ant o a su favor cuando desm erece a su parej a; ella es m ant enida en una m ont aña rusa
em ocional.
Socavar
Cuando se socava no sólo se ret ira el apoyo em ocional; adem ás se erosiona la confianza
y la det erm inación. El abusador que socava a su m uj er por lo general la ha agredido
verbalm ent e en m uchas ot ras form as. En consecuencia, su aut oest im a y su confianza ya est án
baj as, y est o la vuelve m ás vulnerable. Com ent arios com o los que reproducim os abaj o, que
desalient an el int erés y el ent usiasm o, son ej em plos de est a act it ud:

LA MUJER: ¡Qué flor t an herm osa!


EL ABUSADOR, con fast idio: Una flor es una flor.
LA MUJER: Me gust aría saber si hay...
El. ABUSADOR: ¿Para qué?
O: ¿Para qué preocuparse?
O: No veo que con eso llegues a ninguna part e.
O: ¿A quién le im port a?

Hay ot ras expresiones que desconciert an y socavan, com o las siguient es:

¿Quién t e lo pidió? Nadie t e pidió opinion.


Tú no ent enderías. Eso t e supera.
Nunca lo lograrás. Si t uvieras las m anos at adas no podrías
hablar.
¿Qué t e hace pensar que eres t an int eligent e? ¿A quién quieres im presionar?

Sabot ear es t am bién una form a de socavar. A cont inuación hay algunos ej em plos
ext raídos de ent revist as con Dora y May.
Me sent ía realm ent e bien cuando dij e a Dean que había pensando en el argum ent o de un
cuent o que t enía la int ención de escribir. Escuchó y después dij o: " Realm ent e no conozco a
nadie a quien pudiera int eresarle leer eso" . Perdí de inm ediat o m i ent usiasm o.
Pensaba en la conveniencia de hacer una diet a y de anot arm e en un t aller sobre t em as
de salud. El día después que le cont é est o a Mel él m e t raj o un art ículo que había recort ado y
dij o: " Creo que est o aclara t odas las dudas" . El art ículo describía t odas las cosas en las que yo
est aba int eresada com o si fueran chifladuras y hablaba de la gent e que se preocupaba por las
diet as y los t em as relacionados con la salud diciendo que eran fañát icos. Me sent í m uy
ext raña. No pude m ant ener m i m ot ivación ni persist ir en m i propósit o.
En el Capít ulo I V hem os leído acerca de la experiencia de Ellen, a quien se le pregunt aba
si se sent ía bien cada vez que se ponía a est udiar. A raíz de ello, com enzó a sent ir que algo
est aba m al, una especie de ansiedad relacionada con el est udio. Sólo con ayuda ext erior pudo
reconocer la fuent e de su ansiedad. Est e t ipo de sabot aj e socava la det erm inación de la m uj er
y su bienest ar.
Ot ra form a de sabot aj e es la int errupción. Por ej em plo, el abusador puede sabot ear la
conversación de su parej a con t erceros m ediant e alguna pert urbación, t al vez ruidosas
carcaj adas, ent rando al cuart o y poniéndose a aporrear el piano, t erm inando el relat o que ella
est aba haciendo, llevándole la cont raria o desm int iéndola.

47
Patricia Evans Abuso verbal

Así, la m uj er puede llegar a sent irse incapaz. Sigue un ej em plo que nos proporcionó
Bella:
Yo dij e: " Necesit o leer est o ant es de firm arlo" .
Bert se enfadó y dij o: " Vam os, para m í eso es m uy sencillo" .
Aquí Bert pret ende decir: " Yo puedo pensar por t i. Eso es dem asiado com plej o para t i" .

Am enazar
La am enaza m anipula a la m uj er haciendo que sient a grandes t em ores. Generalm ent e las
am enazas involucran el peligro de sufrir pérdida o dolor.
He aquí algunos ej em plos:
Haz lo que quiero o t e dej aré. Haz lo que quiero o m e buscaré una
am ant e.
Haz lo que quiero o pediré el divorcio. Haz lo que quiero o m e enfadaré m ucho.
Haz lo que quiero o t e golpearé. O: .........Si t ú..., yo t e...

I nsult ar
El insult o es una cat egoría t an clara de abuso verbal que no es necesario abundar en
ej em plos. Los t érm inos cariñosos, com o " querida" , t am bién pueden serlo si son dichos en t ono
de sarcasm o.
Olvidar
El olvido im plica negación y m anipulación encubiert as, Todo el m undo olvida a veces lo
sucedido. Pero la declaración del abusador de que lo que ocurrió no ocurrió, las sit uaciones en
las que el olvido es una const ant e, t ienen un gran im pact o sobre la ot ra persona.
A m enudo, después de que la m uj er se repone del disgust o sufrido porque su com pañero
le ha grit ado o hum illado, es posible que t rat e de hablar con él sobre el incident e.
Seguram ent e él lo habrá " olvidado" convenient em ent e, y dirá, por ej em plo: " No sé de qué
est ás hablando. No pienso escuchart e" .
Algunos abusadores parecen olvidar las prom esas hechas a sus parej as, prom esas que
para ellas son m uy im port ant es. A m enudo la m uj er cuent a con que su com pañero cum plirá lo
acordado. Pero él habrá " olvidado" el acuerdo. " No sé de, dónde has sacado eso" o " Yo nunca
prom et í nada" son for m as frecuent es de negación.
Ordenar
La orden niega la igualdad y aut onom ía de la m uj er. Cuando el abusador da órdenes en
lugar de pedir respet uosam ent e, est á t rat ando a su parej a com o si ella fuera una aut óm at a
siem pre disponible para cum plir sus deseos. A cont inuación hay algunos ej em plos de órdenes:

Quit a eso. Ven aquí y lim pia est o.


No saldrás ahora. Quit a eso de aquí.
No t e vas a poner eso. No discut irem os eso.
Tú calla. Ahora vam os a hacer est o.

Negar
Un hom bre puede usar con regularidad t odas las form as de abuso verbal. Podría leer est a
sección sobre las cat egorías del abuso verbal y decir que el nunca fue abusivo, que am a a su
parej a y que nunca haría nada para ofenderla. Niega insidiosam ent e la realidad.

Algunos ej em plos de negación:

48
Patricia Evans Abuso verbal

Yo nunca dij e eso. Tú est ás invent ando t odo.


Nunca t uvim os esa conversación. Te est ás disgust ando por nada.
No sé de dónde has sacado eso. Tú debes de est ar loca.

Cuando la m uj er del abusador se da cuent a claram ent e de que:

Él efect ivam ent e dij o eso Ella no est á invent ando nada
Ellos t uvieron esa conversación Ella est á disgust ada por algo
Su experiencia es real Ella no est á loca

adquiere la aut oest im a y el conocim ient o suficient es para reconocer el abuso verbal.

Act uar con ira


Est a cat egoría de abuso es el t em a t rat ado en el Capít ulo I X.

IX
EL ADICTO A LA IRA
La ira es una cat egoría del abuso verbal y a la vez la conduct a que la sust ent a, m ot iva y
perpet ua. Es esencial que la m uj er asum a que ella no es de ninguna m anera responsable de
que se le grit e, se le agreda, se la t rat e con rabia o se la m ire echando fuego por los oj os, se le
exij a, se la acuse, o se la culpe, Si lo com prende, sabra que no debe defenderse ni explicarse.
Debe en cam bio prot egerse, com o describirem os en el Capit ulo XI .
Las m uj eres saben, por experiencia, que explicando lo que realm ent e quisieron decir o
hacer nunca obt uvieron una disculpa, pero confían en no t ener que renunciar a la esperanza de
que alguna vez él com prenda. Esa esperanza es difícil de abandonar.
Com o vim os en el Capít ulo I , cuando la m uj er se defiende o explica, ret rocede a la
realidad del abusador. Él cree ent onces que ella est á en su realidad, ahí donde las bat allas son
la norm a; así em pieza a luchar con ella. Pedir disculpas es lo últ im o que se le ocurriría.
No im port a si ella habla m ás am ablem ent e, escucha m ás at ent am ent e, es m ás
cooperat iva, m ás int eresant e, m ás ilust rada, m ás divert ida, m ás esbelt a, m ás bonit a o t iene
m ás clase: nada de eso dará result ado. No exist e una form a de evit ar que el abusador la elij a
com o dest inat aria de su ira. Al hacer de ella su víct im a propiciat oria, él niega la causa real de
su conduct a y se convence a sí m ism o, y habit ualm ent e a su parej a, de que ella ha dicho o
hecho algo que j ust ifica el abuso.
Cuando el abusador vuelca su ira sobre su parej a, libera la t ensión fundam ent al
producida por su falt a de Poder Personal. Com o result ado de ello, la m uj er se sient e m al y el
abusador se sient e bien.
Los int ent os que hace la m uj er para descubrir qué est á m al, sim plem ent e no funcionan.
El abusador negará direct am ent e su ira o dirá que su conduct a es culpa de la m uj er. Si el
abusador t uviera que adm it ir que su parej a no es la causa de su ira, t endría que enfrent arse a
sí m ism o y a sus propios sent im ient os, algo que en la m ayoría de los casos los abusadores no
quieren hacer.
Mediant e explosiones de furia dirigidas cont ra su parej a los hom bres liberan periódica e
im predeciblem ent e su t ensión int erior; es una paut a cíclica de su conduct a. Tan pront o com o
la t ensión es liberada, com ienza a crearse de nuevo. He denom inado a est e fenóm eno " ciclo de
adicción a la ira" .

49
Patricia Evans Abuso verbal

El ciclo no es regular, no es predecible ni en su frecuencia ni en su int ensidad. El


abusador no vuelca su ira sobre su parej a cada m añana, o cada t arde o cada sábado por la
noche. Los fact ores que lo afect an incluyen: oport unidad, cam bios en el t rabaj o o en el hogar,
los pensam ient os del abusador, su act ual sent ido de poder, sus m iedos, sus sent im ient os de
dependencia y de inadecuación. Si bebe, el alcohol puede influir; no aum ent a su ira, pero lo
hace sent ir m ás libre para m anifest arla.
Est e ciclo conlleva una doble vent aj a para el abusador.
La prim era vent aj a es que sient e una sensación de alivio, un alt o grado de euforia, pues
después de haber t enido una explosión con su parej a ha liberado la t ensión que crecía desde la
últ im a vez. La segunda vent aj a es que ha reafirm ado su dom inación y el Poder Sobre su
parej a. No hay nada que ella pueda hacer ni t iene m anera de prevenir el siguient e at aque.
La ira puede com enzar con est ados de irrit ación y después convert irse en at aques de
furia. La int ensidad y la frecuencia crecient es van desarrollándose m uy, m uy gradualm ent e con
los años, pero en algunos casos t am bién pueden hacerlo rápidam ent e en el prim er año o los
prim eros m eses de la relación. Dos de las m uj eres que ent revist é describieron que
inm ediat am ent e después del casam ient o se produj o un dram át ico cam bio en la conduct a de
sus com pañeros.
Las m uj eres de los adict os a la ira int ent an m uchas m aneras de enfrent ar las explosiones
inesperadas. Com o los abusadores culpan y acusan, ellas llegan a creer que de alguna m anera
son culpables. Más
adelant e, sin siquiera darse cuent a, t erm inan viviendo const ant em ent e a la defensiva.
Hacer frent e a esa incert idum bre puede convert irse en un m odo de vida, sin que la m uj er sea
conscient e de ello. No sólo las m uj eres result an afect adas por el abuso; la ira afect a a t odos
los m iem bros de la fam ilia.
May m e dij o que en su caso eso era m uy ciert o. Al hablar de su fam ilia, cont ó: " Mi hij o
m e vio llorando y m e pregunt ó qué pasaba. Le dij e que su padre m e había grit ado. Él m e dij o:
Mam á, en cuant o oigas la voz de papá en el t eléfono, t ienes que t ener el dedo preparado para
cort ar. No pierdas t iem po t rat ando de ent ender lo que est á diciendo. Después de eso, en lugar
de llorar, reirás'."
Los grit os, la rabia o la agresión sum en a las m uj eres en el dolor y la confusión; la ira las
afect a profundam ent e; pierden el equilibrio em ocional y agreden su espírit u. La host ilidad
cont ra un ser hum ano, sea física o em ocional, siem pre es dolorosa.
Algunas m uj eres han t rat ado de ignorar las explosiones de enfado de sus com pañeros,
pensando:
" Soy fuert e. Él no quiere hacerlo. No dej aré que él m e desm oralice. Tarde o t em prano lo
com prenderé m ej or o
ent enderá que ciert as cosas que dice m e m olest an, incluso quizás aprenda a
pregunt arm e qué hice o dij e ant es de enfadarse" .
¿Cuál es el result ado de esa act it ud? La m uj er usa su fuerza cont ra sí m ism a. Se
esfuerza por m ant enerse equilibrada y serena m ient ras usa su fuerza para soport ar y t rat ar de
com prender el abuso. Puede llegar a t ener choques m uy t raum át icos. Y, por ciert o, se sient e
m ás confundida. Com o dij o Ann: " Él m e am a; sólo que yo no le gust o" .
Adem ás, si la m uj er soport a t ranquilam ent e la conduct a del abusador, él se sient e
frust rado porque espera una reacción. Necesit a liberar t ensión y su sent ido del Poder Sobre su
parej a. Si no ha logrado dom inar a su parej a, si ella no m uest ra señales de perder ent usiasm o,
él reforzará su conduct a. Probablem ent e ést a no sea una decisión conscient e. Pero est á m ás
enfadado, m ás t enso y m ás dependient e del Poder Sobre. Ést a es la razón por la cual el abuso
verbal aum ent a con el t iem po. Com o la m uj er se adapt a t rat a de ignorar la conduct a, espera
que él se det enga o t rat a de no provocarlo inadvert idam ent e o de descubrir lo que " est á
haciendo m al" , o por qué " est á sint iendo m al" , el abusador aum ent a la int ensidad y/ o la
frecuencia del abuso.
Así com o la m uj er usa su fort aleza para ignorar las explosiones o para encont rar un
sent ido a la relación o para esperar que las cosas m ej oren, el abusador usa la suya para
increm ent ar el abuso. Si la m uj er dice a su com pañero que sus explosiones la disgust an
m ucho, seguram ent e será agriam ent e desm ent ida, y ella oirá que est á exagerando.

50
Patricia Evans Abuso verbal

Una de las razones por la cual los adict os a la ira no se disculpan, es que si lo hicieran
sinceram ent e deberían renunciar al ciclo de explosión y liberación de t ensión que les perm it e
m ant ener su equilibrio y que adem ás les da un m ayor sent ido de Poder Sobre. Mient ras pueda
negar la responsabilidad de su ira y acusar a su parej a de provocarla, el abusador puede
cont inuar m ant eniendo su equilibrio y sent irse bien a cost a de su parej a.
Las m uj eres de los adict os a la ira est án dem asiado pert urbadas para darse cuent a de
que sus com pañeros se sient en bien cuando ellas est án heridas. La experiencia de Cora lo
dem uest ra:
Dij e a Curt que m e había sent ido m al t odo el día a raíz de la discusión que habíam os
t enido esa m añana. ( Él t uvo una explosión sin razón alguna. Trat é de razonar con él pero se
negó y se fue a t rabaj ar.)
- ¿Qué discusión? - m e dij o- . No sé de qué hablas.
Le recordé qué enfadado parecía est ar esa m añana , m e grit ó por la form a en que había
preparado los huevos.
- ¿No t e sient es m al por lo que sucedió est a m añana? - le pregunt é.
- Est ás loca - m e dij o- . Est oy m uy bien. ¿Est ás t rat ando de iniciar una discusión?
- No - le dij e.
En general, la act it ud de] adict o a la ira es: " ¿Cóm o puedo est ar haciendo algo m alo
cuando m e sient o t an bien?" . Bella nos cuent a cóm o funciona ese razonam ient o.
Bert convino en ir conm igo a un consej ero m at rim onial. Est ando en el consult orio, m e
oyó decir que cuando él m e grit aba yo m e sent ía herida y at em orizada. Cuando nos fuim os,
m e volvió a grit ar, diciendo que yo lo había at acado. Me sent í confundida. No podía ent ender
qué quería decir ni cóm o podía pensar que yo lo había at acado.
La nat uraleza acusat oria de las explosiones de ira del abusador suelen dej ar a la m uj er
pregunt ándose " qué dij e de m alo" . No es infrecuent e que la com pañera de un adict o a la ira
viva rum iando los acont ecim ient os, luchando por descubrir qué hace o qué dice para enfurecer
a su com pañero. Si él vuelca su rabia sobre ella y a la vez la culpa por eso, si los am igos
com unes le dicen lo afort unada que es por t ener un com pañero t an est upendo, si el abuso no
se produce en público, si el abusador le dice que la am a, si no ha t enido en su casa de solt era
un m odelo adecuado de fam ilia bien avenida, ella puede no t ener idea de que est á sufriendo
abuso. Así seguirá buscando m ot ivos racionales que j ust ifiquen la conduct a de su com pañero.
La ira dism inuye el deseo de int im idad sexual de la m uj er. Cuando est o ocurre, el
abusador la acusa de ser fría y no t ener sent im ient os, y ella puede llegar a pensar que le
ocurre algo m alo. Sent irá dolor em ocional aunque no reconozca que su com pañero es host il
hacia ella y aunque piense que por alguna razón que t odavía debe descubrir ella es culpable de
su ira. Trat ará de expresarse de m anera clara y respet uosa y la persist encia de su com pañero
en su conduct a generara en ella la sensación de haber fracasado.
No hay frases que ident ifiquen la ira. Algunas señales son la falt a de calidez del
com pañero y, al igual que en t odo el abuso verbal, las explosiones de irrit ación, los gest os de
desprecio, el gust o por la discusión, los berrinches, los grit os, la rabia y el sarcasm o: el
sarcasm o es la punt a del iceberg quc esconde una m ont aña de ira.Las señales físicas de la ira
incluyen el lenguaj e corporal, los dient es apret ados, los puños levant ados, at aques físicos o
dest rucción de obj et os.
Algunos abusadores no expresan su ira francam ent e, sino de m anera encubiert a, aunque
son t am bién seres furibundos y host iles. Sin em bargo, no expresan su ira con las paut as del
adict o a la ira. Parece com o si fueran m ás proclives a desarrollar planes de largo alcance para
cont rolar y m anipular a su parej a.
Muchas m uj eres no se dan cuent a de que su com pañero es presa de est ados de ira;
creen que es m uy sensible a ciert as cosas, aunque ellas no pueden ident ificar exact am ent e
cuáles son. El adict o a la ira se apoderará de cualquier cosa que oiga y que pueda convert ir en
la " razón" de que él vuelque su ira sobre su parej a. Com o May descubrió, la ira en sí m ism a es
irracional:
Al principio t em ía haberle hecho enfadar inadvert idam ent e. Más adelant e, cuando m e di
cuent a de que no había una razón real para su enoj o, t uve m iedo de su irracionalidad.

51
Patricia Evans Abuso verbal

X
EL CONDICIONAMIENTO
Condicionarse es una form a de adapt arse. Las condiciones pueden cam biar a nuest ro
alrededor y podem os adapt arnos a ellas m uy gradualm ent e. Los cam bios graduales son
difíciles de percibir. Es por eso que m uchas m uj eres se adapt an al abuso verbal, lent am ent e,
hast a que t erm inan viviendo en un am bient e que es m ort al para su espírit u.
Com o se han escrit o libros ent eros sobre el condicionam ient o lent o cult ural y las
desigualdades en nuest ra sociedad, est e capít ulo servirá sólo com o una breve revisión,
enfocando principalm ent e los fact ores que m ás condicionan a la m uj er para no reconocer el
abuso.
En principio, la m uj er est á condicionada para creer que su com pañero act úa
racionalm ent e con ella. Est e condicionam ient o com ienza en la niñez t em prana. ¿Quién no ha
oído la frase " No t ienes por qué llorar" dirigida a ella m ism a o a ot ra m uj er? Aunque un padre
niegue a su niña ot ra golosina y la niña llore, se la puede consolar diciéndole: " Sé que la
quieres, pero no puedo dárt ela'. Así la niña aprende en los brazos de su padre a hacer el duelo
por sus pérdidas m ás que creer que la expresión irracional " No t ienes por qué llorar" sea
racional, real y lógica.
La m uj er est á condicionada desde la niñez t em prana para no confiar en sus sent im ient os
y a no reconocer la irracionalidad del abuso verbal.
La creencia de la m uj er en la racionalidad de su com pañero es un sent im ient o prim ario
que surge de fact ores com plej os y diversos y es m ant enido por ellos; uno de ellos es el
conj unt o de las m ás t em pranas experiencias infant iles.
En lo profundo cíe su psiquis hay un condicionam ient o generacional. C. G. Jung describe
un principio m odélico que organiza nuest ro pensam ient o o nuest ra m anera de percibir a la
m anera de un arquet ipo. El arquet ipo o im agen prim aria de lo m asculino ha sido asim ilado al
Logos, la razón o lógica. La irracionalidad ha sido proyect ada sobre la m uj er e ident ificada con
ella; form a el arquet ipo fem enino. En consecuencia, la m uj er puede creer que su com pañero
es la part e racional y que ella es la part e irracional de la relación.
Cuando cree que su com pañero es lógico la m uj er espera racionalidad. Puede pensar:
" Debe de haber alguna razón para que est é enoj ado conm igo" o " Debe de haber alguna razón
para que él piense que m i t rabaj o no es im port ant e" o " Debe de haber alguna razón para que
él crea que est oy t rat ando de iniciar una discusión" .
La creencia de que su com pañero se est á conduciendo lógicam ent e es una de las causas
prim arias de la confusión que sufre la m uj er. En un m om ent o él puede sost ener la puert a para
que ella pase y en ot ro grit arle cuando ella responde a una pregunt a. Est os súbit os cam bios de
conduct a racional a conduct a irracional no sólo aum ent an su confusión; adem ás pueden
increm ent ar su det erm inación de encont rarles algún sent ido racional.
Las m uj eres est án condicionadas no sólo por quienes la criaron y por la cult ura, sino
t am bién por el abuso cot idiano de su com pañero. En consecuencia, no sólo no pueden
reconocer el abuso, sino que nunca en su vida se han pregunt ado si t al abuso exist e. Cuando
algo no t iene nom bre y no es vist o por nadie m ás, ese algo innom inado t iene un aura de
irrealidad. Mucha gent e no sabe realm ent e qué es el abuso verbal. Por lo general, es un
concept o t ot alm ent e nuevo para la m uj er.
El abusador verbal socava especialm ent e la percepción que la m uj er t iene de sí m ism a.
Si ella recibe el m ensaj e - con una frecuencia cada vez m ayor- de que es ilógica, dem asiado
suscept ible, que est á siem pre t rat ando de iniciar una disc usión, que es com pet it iva, que
siem pre quiere t ener la razón, et c., puede condicionarse y acept ar m ás abuso, al m ism o
t iem po que sient e m ás dudas sobre sí m ism a. Est e condicionam ient o es com o un lavado de

52
Patricia Evans Abuso verbal

cerebro. Puede ext enderse m ás allá de ella y alcanzar a su fam ilia, sus int ereses y sus ideales
m ás apreciados. Considerem os el caso de Lea:
Luke se refería a m i fam ilia en t érm inos const ant em ent e despect ivos. Lo hacía de
m uchas m aneras sut iles. Poco a poco em pecé a pensar que quizás en m i fam ilia había algo
m alo que él percibía m ej or que yo. Me sent ía confundida. Sin em bargo, m e const aba que m is
parient es eran m uy respet ados y que habían hecho reales cont ribuciones a la sociedad. Pero
de t odos m odos sent ía que había algo m alo en m i herencia y que la fam ilia de él era m ás
sólida. Ahora sé que nada de eso era verdad.
Com o explica Denise Winn, las víct im as de m anipulación t ienen experiencias en com ún:
" Su seguridad est aba: socavada... Su conduct a est aba influida por el uso de recom pensas y
ot ros procesos condicionadores... Creían que nadie en su hogar se preocupaba por lo que les
pasaba... Se sent ían fuera de cont rol y desvalidas... Las hum illaciones públicas m inaban su
ego... La necesidad de am ist ad y aprobación las llevaban a obedecer... La ansiedad, la culpa,
el m iedo y la inseguridad inducidos las llevaban a la sugest ionabilidad... La im predecibilidad de
la conduct a de sus capt ores confundía sus expect at ivas y presunciones... Com o carecían de
una norm a a la cual adapt arse, se sent ían com plet am ent e sin cont rol" ... " Cada uno de los
fact ores sociales y psicológicos y las condiciones inconscient es que se com binan para crearlos
son en sí m ism os poderosas fuerzas influyent es" .'
Winn describe t am bién la invest igación de Robert Lift on. Nos dice que " Lift on señaló los
rasgos que consideraba caract eríst icos del t ot alit arism o ideológico, rasgos necesarios para
m ant ener su poder sobre los individuos" . Es int eresant e not ar que el prim ero que se m enciona
es " el cont rol sobre t odas las form as de com unicación" .8
Por ciert o, dent ro de la relación el abusador puede cont rolar t odas las com unicaciones
int erpersonales negando el abuso y rehusando conversar con su parej a acerca de su dolor y su
angust ia.
En t odas las cult uras, .las palabras de la sabiduría y las t radiciones pasan de una
generación a ot ra. Est o es part e de nuest ra herencia cult ural. Lam ent ablem ent e, t am bién
heredam os conduct as dest ruct ivas y m edias verdades. Muchas de ellas se han convert ido en
t ópicos a t ravés de los cuales la m uj er puede int erpret ar su experiencia.
Hay concept os acept ados socialm ent e y t ransm it idos cult uralm ent e que condicionan la
respuest a de la m uj er a la agresión.

" Para pelear hacen falt a dos." La m uj er que cree est o, supone que es t an culpable del
incident e com o su parej a.
" Puedes superarlo." Si una m uj er cree est o, puede pensar que si fuera m ás fuert e sería
capaz de superar su dolor.
" Confórm at e con t ener un t echo sobre t u cabeza." Si una m uj er cree est o, puede pensar
que espera dem asiado y debería conform arse con lo que t iene.
" Si no puedes decir algo bueno sobre alguien, m ej or no digas nada." Si una m uj er cree
est o, puede pensar que es desleal o que est á j uzgando a su com pañero cuando com ent a su
conduct a con los dem ás.
" El am or t odo lo puede." La m uj er que cree est o, puede pensar que si es m ás cariñosa y
t olerant e con su com pañero, él se com port ará de m anera recíproca.
" La m uj er t iene que dar un poco m ás que el hom bre." Si una m uj er cree est o, puede
pensar que debe hacer un esfuerzo m ayor para com prender a su com pañero y darse m ás a él
para que la com prenda m ej or.
" Sé buena con la gent e y la gent e será buena cont igo." Si una m uj er cree est o significa
que su com pañero le grit a porque no ha sido buena con él y que puede rem ediarlo si le explica
que no quería decir lo que él creyó oír.
" Tóm alo con t ranquilidad." Si una m uj er cree est o, puede pensar que si t om ara m ás a la
ligera los grit os de él, no se sent iría t an m al.
" Si t ú t e abres a él, él se abrirá a t i." Si una m uj er cree est o, puede pensar que si ella se
brinda a él, él t am bién lo hará.

53
Patricia Evans Abuso verbal

" Sigue int ent ando." Si una m uj er cree est o, puede pensar que debe de haber algo que
t odavía no ha int ent ado para com prender a su com pañero y conseguir que él la ent ienda a
ella.
“ Nunca renuncies” Si una m uj er cree est o, puede sent irse fracasada si renuncia a la
esperanza de alcanzar la com prensión de su com pañero.
" Perro que ladra no m uerde." Si una m uj er cree est o, puede pensar que las palabras no
deberían m olest arle.
" No puedes esperar dem asiado." Si una m uj er cree est o, puede pensar que debería baj ar
sus expect at ivas.
" La gent e no siem pre quiere decir lo que dice." Si una m uj er cree est o, puede pensar
que, aunque ella se sient a m uy m al, él no quiso decir lo que dij o, por lo que no hay razón para
sent irse m al.
" No dej es de sonreír." Si una m uj er cree est o, puede pensar que si conserva su
opt im ism o descubrirá la m anera de ent ender a su com pañero.
" Lo único que sucede es que no sabe cóm o com port arse." Si una m uj er cree est o, puede
pensar que si explica a su com pañero qué la last im a, él se com port ará m ej or y dej ará de
hacerle daño.
" Es apenas una et apa." Si una m uj er cree est o, puede pensar que si espera, m uy pront o
él cam biará su m anera de ser.
" Los palos y las piedras pueden rom pert e los huesos, pero las palabras nunca t e harán
daño." Si una m uj er cree est o, puede pensar que debe acept ar y com prender la conduct a de
su com pañero.
" No j uzgues y no serás j uzgado." La m uj er puede obligarse a no discrim inar la conduct a
acept able de la no acept able, pensando que si lo hace est á j uzgando a su com pañero.
" Cada uno crea su propia realidad." La m uj er puede creer que est á haciendo algo que
est á m al, creando dificult ades en la relación y experim ent ando los sent im ient os equivocados.
" Nadie dij o que la vida fuera fácil." La m uj er puede pensar que si t iene dificult ades en su
relación es porque la vida es así y que su relación no es m ás difícil que cualquier ot ra.
" Para bien o para m al." Si una m uj er cree est o, puede pensar que lo bueno sigue a lo
m alo y que las cosas van a m ej orar.
Las m uj eres que ent revist é, parej as y ex parej as de abusadores verbales, provenían
principalm ent e de los sect ores socioeconóm icos m edio y m edio- alt o. Sus niveles de educación
iban desde la escuela secundaria com plet a al doct orado universit ario. Sus ocupaciones eran
diversas; ent re ellas había art ist as, profesoras, am as de casa, encargadas de t iendas, et c.
Todas ellas t enían caract eríst icas en com ún: esperanza, em pat ía, com pasión, ingenuidad,
confianza, opt im ism o, t olerancia. Todas ellas habían sido responsabilizadas, culpadas,
frust radas, incom prendidas y confundidas.

XI
EL CAMBIO DE ACTITUD
Cuando las m uj eres com ienzan a acept ar que algo est á m al en su relación, suelen relat ar
alguna sit uación con su com pañero a un profesional o pregunt ar a sus am igas si alguna vez
han t enido una experiencia
sim ilar. La et apa de reconocim ient o es el com ienzo del cam bio. En lugar de dudar de sí
m ism a la m uj er com enzará a dudar de su com pañero. Es el m om ent o en que ella com ienza a
pregunt arse si t odas las relaciones cont ienen est a clase de incident es dolorosos que ella
padece, cuando com ienza a com prender que, en una relación saludable, una persona no grit a,
desm oraliza u ofende a la ot ra; que si est a violación a la dignidad personal ocurre, es un
acont ecim ient o inusual y sin precedent es y alguien la ocasiona se esfuerza por enm endarlo.

54
Patricia Evans Abuso verbal

Cuando la m uj er com ienza a reconocer el abuso verbal, se disipa la ilusión de que su


com pañero com part e su realidad; em pieza a ent rever la realidad de su com pañero, donde el
dom inio y el Poder Sobre sust it uyen al Poder Personal y puede encont rar sus m ot ivaciones
com plet am ent e incom prensibles: es m uy duro creer que él la haya t rat ado com o lo ha hecho
para dom inarla y cont rolarla, y no porque algo fallara en ella, sus percepciones, sus
sent im ient os, sus pensam ient os, sus act os o su capacidad, Finalm ent e se da cuent a de que
ella y su com pañero est án viviendo y act uando en realidades diferent es. Est e reconocim ient o
es profundam ent e t raum át ico, aún m as si su com pañero es un hom bre de éxit o y
aparent em ent e, poderoso.
Por m ás doloroso que sea, est e reconocim ient o de la realidad del abusador es necesario.
Si no fuera así, la m uj er podría cont inuar en la relación durant e años, esperando que su
com pañero com prenda qué la hiere, ilusionada con que, en cuant o com prenda, dej ara de
hacerlo.
¿Qué sucede si la m uj er no puede validar su propia realidad y reconocer la realidad de su
com pañero? Trat ará de adapt ar la conduct a de él al cont ext o de su realidad, la de reciprocidad
y poder conj unt o. A cont inuación hay un análisis de un incident e abusivo que m uest ra los
enfoques de la m uj er y del abusador e ilust ra la diferencia ent re las realidades de am bos. Sus
elem ent os son com unes a m uchas sit uaciones ent re el acosador y su víct im a.
A la hora de com er, el abusador ent ra en la cocina. - ¿Hay algo para com er? - pregunt a.
- Dej é una ensalada de cam arones en el refrigerador. - ¿Qué t e hace pensar que quiero
com er ensalada? - grit a con ira el abusador.
La m uj er se sient e t urbada. La ira y la suposición de que ella piensa que él quiere
ensalada provocan su respuest a. - ¿Por qué t e enfadas? Yo no dij e eso.
- ¡Quít at e de m i vist a! ¡Siem pre quieres t ener la razón!
Ellos est án en dos realidades diferent es. El abusador est á furioso porque su parej a ha
prot est ado diciendo: " ¿Por qué t e enfadas?" . Sin em bargo, la m uj er piensa que él est á
enfadado porque de alguna m anera ella lo m olest ó por la form a rn que m enciono la ensalada.
Después de t odo, ella " sabe" que él la am a. Ella cree que él debe de haber sent ido que ella
insist ía en que com iera la ensalada cuando la realidad era que la había guardado para com erla
ella m ism a, algo que él no sabe. Ella piensa: " Quizá podam os hablar para que sepa que nunca
quise decir que él t enía que com er la ensalada'. Ent onces explica:
- " Quiero que sepas que yo quería decir que..."
Ella se est á refiriendo, por supuest o, a su prim era declaración de que había ensalada en
el refrigerador. El abusador lu int errum pe porque est á luchando cont ra su pregunt a: " ¿Por qué
t e enfadas?" . Él t om ará cualquier act it ud com o adversa horque no quiere reconocer que su ira
es irracional; supone que la m uj er est á en su m ism a realidad de Poder Sobre y piensa: " ¡Ahá!
¡Me est ás cuest ionando, t rat ando de hacerm e quedar m al y t rat ando de t ener la razón! " .
El int ent o de reconciliación de ella ( " Quiero que sepas que yo quería decir que..." ) es
int errum pido, con un t ono de fast idio y hart azgo en la voz del abusador. Parece echar llant as
cuando dice:
- Si sigues dando vuelt as y vuelt as al asunt o, m e la com eré.
A m edida que el enfado de él aum ent a, ella se esfuerza por com prender por qué decir
que la ensalada est á en el refrigerador puede hacer que el piense que ella creía que él la
quería com er. Él, por supuest o, no est á enfadado por la ensalada. Lo est á porque quiere
desahogar su ira con t ot al im punidad. Est a im punidad fue am enazada cuando ella dij o: " ¿Por
qué t e enfadas?" . En ese m om ent o sint ió que ella se oponía a él y que quizás él est aba
perdiendo su Poder Sobre ella.
Los esfuerzos de la m uj er para lograr la reconciliación, la com prensión m ut ua y la
int im idad, son rechazados por el abusador. Si él no ej erce el Poder Sobre su parej a, sient e que
ella debe de est ar t rat ando de dom inarlo.
Cuando su com pañero t rivializa su t rabaj o, la m uj er puede creer que él en realidad
quiere apoyarla, sólo que no se da cuent a de lo im port ant e que es para ella, y t an pront o com o
com prenda cam biará su act it ud. Aquí la m uj er adapt a lo que est á oyendo a su creencia de que
exist e una realidad com part ida por ella y su com pañero. Result a int eresant e señalar que los

55
Patricia Evans Abuso verbal

abusadores que t rivializan a sus parej as, a m enudo se j act an de ellas ant e los dem ás, del
m ism o m odo en que se j act arían de una propiedad.
Cuando él cont radice sus opiniones, ella puede creer que él realm ent e respet a sus punt os
de vist a; es sólo que no puede acept arlos porque piensa diferent e y no puede com prenderla.
Cuando él le grit a, ella puede creer que se sient e herido por algo que ella dij o o hizo.
Tam bién puede creer que él quiere saber qué dij o o hizo realm ent e, y que cuando sepa que
ella lo am a de verdad su disgust o desaparecerá. De est e m odo la m uj er adapt a lo que est á
oyendo a su realidad de preocupación em pát ica.
Cuando él dice que no sabe de qué est á hablando, ella puede creer que él quiere conocer
el significado de sus palabras y com prender de qué est á hablando, así que se esfuerza por
explicarse m ás claram ent e. Est á segura de que él est á haciendo un esfuerzo por com prenderla
y de que él com part e su realidad de pot enciam ient o m ut uo.
Cuando él le dice que no debería sent ir lo que sient e, ella puede pensar que com o
sus int enciones son buenas, ella debe de haber int erpret ado m al lo que la m olest ó o,
posiblem ent e, que sus sent im ient os est án equivocados. Si adapt a la respuest a de él a su
propia realidad, no puede ver que exist a una razón por la que él le pueda decir que sus
sent im ient os est án equivocados.
Cuando el crit ica palabras suyas sacadas de cont ext o, ella puede adapt ar sus crít icas
a su realidad y suponer que est á disgust ado porque se est á esforzando por seguir sus
pensam ient os, pero que no podrá hacerlo hast a que ella se exprese con m ayor precisión o
aprenda a com prender lo que él piensa.
Cuando él no responde o no habla con ella, ella puede pensar que es t ím ido o
ligeram ent e aut ist a, aunque en realidad quiere com unicarse con ella.
Cuando él dice que no recuerda una conversación que ella t iene la cert eza de que
debería recordar porque fue part icularm ent e pert urbadora, ella puede llegar a la conclusión de
que, por t errible que parezca, él t iene una personalidad escindida. Es decir, a veces él est á en
su realidad y a veces sale de ella y una voz poco am ist osa t om a su lugar y afirm a que no
puede recordar. Una m uj er m ant uvo durant e varios m eses el t em or a la " personalidad
escindida" de su com pañero hast a que habló del t em a con un profesional. Cuando expresó su
t em or, dij o que su com pañero parecía t ener una voz aut ónom a que decía cosas que después él
no recordaba. Si cree que él ve el m undo del m ism o m odo que ella y que com part e su
realidad, le result ará m ás fácil pensar que su com pañero est á loco que reconocer que es un
abusador.
La m uj er adapt a la conduct a de su com pañero a su realidad de reciprocidad, porque est á
condicionada, com o m uchas ot ras m uj eres, a ver el m undo en t érm inos de causa y efect o
inm ediat o. Por ej em plo, puede creer que: " Si él est á enfadado conm igo, yo debo de ser la
causa" . Sin em bargo, la psiquis hum ana opera de m anera m uy diferent e. La causa de un
hecho que ocurre hoy puede ser algo que ocurrió hace m uchos años, en la infancia. Si su
com pañero se sint iera realm ent e disgust ado con algo, discut iría el problem a con su parej a. Por
ej em plo, podría decir: " Vi que en la reunión charlast e largo rat o con Joe. Pensé que preferías
est ar con él y no conm igo y m e sent í abandonado y celoso, m e gust aría saber qué sient es por
él y si en las reuniones puedo pasar m ás t iem po a t u lado" . Aunque le cost ara definir sus
sent im ient os, sabría que se sient e desdichado y necesit a hablar con su parej a.
Reconocer la realidad del abusador ayuda a la m uj er a reconocer el abuso en sí m ism o.
Cuando ya no ve la conduct a de su com pañero desde el punt o de vist a de causa y efect o
inm ediat o, puede darse cuent a de que su com pañero le grit ó porque quiere cont rolarla o
int im idarla, no por algo que haya dicho o hecho.
Saber que no pasa nada m alo con ella y que el com port am ient o de su com pañero es
irracional, no dism inuye necesariam ent e su sufrim ient o. Por el cont rario, el abuso verbal no
sólo sigue siendo doloroso, puede ser m ás at em orizador porque se evidencia su irracionalidad,
porque es una señal de advert encia de que event ualm ent e puede producirse el abuso físico.

Los derechos básicos en una relación


Adem ás de com prender las diversas cat egorías del abuso vrrbal y reconocer la realidad
del abusador, es im port ant e rrt onocer derechos básicos en una relación:

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Patricia Evans Abuso verbal

El derecho a ser escuchado.


El derecho a recibir respuest as claras y exhaust ivas a pregunt as que t engan que ver con
sus legít im os int ereses.
El derecho a t ener opinion propia.
El derecho a que se acept en com o reales sus sent im ient os y experiencias.
El derecho a recibir disculpas por cualquier act it ud que considere ofensiva.
El derecho a vivir libre de acusación y culpa.
El derecho a que se hable con respet o de su t rabaj o y de sus int ereses.
El derecho a ser alent ada.
El derecho a vivir libre de am enazas em ocionales y físicas.
El derecho a vivir libre de explosiones de enfado e ira.
El derecho a no ser inj uriada.

Personas que viven dos realidades diferent es no pueden desarrollar una relación, aunque
t engan la ilusión de vivirla plenam ent e. Trat ar de que el abusador acept e su conduct a com o
una m uest ra de debilidad expondría a la m uj er a sufrir m ás abuso porque él vería su
razonam ient o com o una defensa, a la que se debe oponer un at aque m ayor. La única vía de
solución para recom poner la relacion es que él t am bién reconozca su propia realidad, su propia
conduct a y su propio sent ido de carencia de Poder Personal.
Para m odificar una relación en la que se verifica abuso verbal hay una cant idad de
circunst ancias a considerar. Es necesario evaluar qué funciona y qué no funciona en la
relación, así com o la dependencia em ocional y financiera de las m uj eres, t ener plena
conciencia de que sus necesidades de com unicación e int im idad nunca fueron cubiert as, que su
derecho a ser t rat adas con cort esía, respet o, dignidad em pat ía, no fue respet ado. Hay pasos
que las m uj eres pueden dar para prot egerse y det erm inar si su com pañero desea cam biar y es
capaz de hacerlo, y si la relación ofrece posibilidades de conexión e int im idad. Si la relación es
nueva, es m ás sencillo t om ar la decisión de int errum pirla de inm ediat o. Muj eres sin t rabaj o,
con hij os pequeños, que carecen de confianza en sí m ism as y sient en m iedo, pueden necesit ar
t iem po para resolver qué hacer. Mient ras t ant o pueden decidir, confiando en sus propios
sent im ient os y su propio j uicio - los m ism os sent im ient os y el m ism o j uicio de las que se
acost um braron a dudar condicionadas por el abuso- qué act it udes de su com pañero no est án
dispuest as a acept ar y decirlo. Es oport uno consult ar para est o a un profesional, part icipar de
un grupo de apoyo o pedir ayuda a los am igos.
Fij ar lím it es y plant ear cam bios es una t area difícil, un desafío. Una vez reconocidos
necesidades y derechos se enfrent a la posibilidad de que los cam bios pedidos no se produzcan.
Sin em bargo sólo así se descubrirá si exist e o no la posibilidad de t ener una relación saludable.
Es posible que, frent e a los lím it es, el abusador aum ent e la int ensidad de la agresión en un
int ent o de increm ent ar el cont rol sobre su parej a.
Así com o a las m uj eres les t om a t iem po reconocer el abuso y la realidad del abusador, es
probable que a sus com pañeros les lleve t am bién bast ant e t iem po reconocer la realidad de la
m uj er que est á a su lado y adm it ir su conduct a. No t odos los abusadores est án dispuest os a
cam biar; ellos no sufren com o sus parej as y por esa razón no est án m ot ivados con la m ism a
int ensidad que ellas. Sólo si el abusador renuncia a negar el abuso podrá com enzar o cam biar.
Para poder cam biar, desarrollar em pat ía y com prensión, él necesit ará elaborar t odo lo que han
engendrado dent ro de sí sus profundos sent im ient os de falt a de Poder Personal.
l,a violencia verbal se m anifiest a en un rango de variada int ensidad. Las m uj eres que han
est ado expuest as a t odas las cat egorías del abuso verbal han sido dañadas gravem ent e. La
int ensidad de la angust ia que sufre la víct im a det erm ina el alcance del daño, la calidad de la
experiencia de la víct im a define el grado de abuso.
El abuso verbal afect a la valoración que la m uj er hace de sí m ism a sin que ella pueda
siquiera reconocerlo. Por lo t ant o, com o es de esperar, el proceso de reconocer el abuso verbal
incluye el proceso de recuperación del daño sufrido al que nos referirem os en el próxim o
capít ulo.

57
Patricia Evans Abuso verbal

Ést os son algunos de los prim eros pasos para reconocer y enfrent ar la violencia verbal en
una relación:

· Conseguir apoyo de un profesional experim ent ado en el t em a del abuso verbal. Para
llegar a él pueden ser út iles las referencias de t erapeut as que act úan en ot ros cam pos, de
inst it uciones de servicio social y de am igos
· Ea deseable que los dos int egrant es de la parej a acudan a la consult a con el
profesional, cuando las m uj eres est én en condiciones de plant ear a su parej a la necesidad de
hacerlo.
· Es necesario que las m uj eres fij en lím it es, señalen qué est án dispuest as a acept ar, o
no, aunque las reacciones pueden ser posit ivas, es decir, que el abusador acept e su conduct a;
o negat ivas, es decir, que refuerce su act it ud.
· Para poder fij ar lím it es, es necesario conocer los propios lím it es y para ello se requiere
desarrollar confianza en sí m ism a. Para la m uj er de un abusador verbal no es fácil fij ar lím it es
porque debe renunciar a t odas las m aneras de buscar resolución y reconciliación que int ent ó
frent e a las experiencias enoj osas que t uvo con su com pañero: explicar, t rat ar de com prender,
esforzarse por ser com prendida, t rat ar de descubrir qué est uvo m al, ent re ot ras.
· Cuando una m uj er puede fij ar lím it es sabe que ya no acept ará el argum ent o de que su
com pañero sólo brom ea, no com prende, se sient e herido ni ninguna ot ra j ust ificación para el
abuso verbal. Ya no acept ará ser t rat ada con grosería o con rabia aunque realm ent e haya
com et ido un error.
· Se debe evit ar volver al pasado o ant icipar preocupaciones fut uras y ser conscient e en
el present e, m om ent o a m om ent o, de cualquier explosión de enfado o de m enosprecio, para
responder al abuso de una m anera nueva: reclam ar al abusador por cada ofensa, t an pront o
com o perciba el t ono de su voz. No corresponde t rat ar de razonar frent e al disgust o, la herida
o la frust ración. Cualquier respuest a del t ipo " Yo quise decir que..." sugiere al abusador que su
realidad es válida, que su m uj er es su adversario y que él puede cont inuar sus at aques,
aunque se quej e de ser at acado. I nj ust ificadam ent e, él t om ará cualquier explicación com o
adversat iva y defensiva.

· Se deben t om ar recaudos para salir de cualquier sit uación de abuso. Cuat ro de las
cuarent a m uj eres que ent revist é fueron golpeadas por sus com pañeros. A m uchas se les grit ó
repet idam ent e y ot ras t ant as pensaron en algún m om ent o que est aban a punt o de ser
golpeadas. La m ayoría ha dicho: " Nunca llego a pegarm e, pero siem pre t uve m ucho m iedo de
su ira" .

Tener siem pre suficient e dinero para pagar un t axi, llevar la agenda t elefónica con los
núm eros de am igos si fuera necesario llam arlos, t ener un bolso con ropa preparado, planificar
con ant icipación cóm o y adónde ir si fuera preciso abandonar el lugar de residencia. Est os
preparat ivos dan un sent ido de cont rol de la propia vida y ayudan a aliviar el t em or a ser
dañada una vez m ás.

Algunas dificult ades


Las m uj eres, acost um bradas a recibir el reproche de ser las culpables del abuso, se
sient en en falt a, com o si est uvieran t raicionando a sus com pañeros por hablar con t erceros de
sus preocupaciones acerca de la relación. Hast a leer m at erial sobre abuso verbal puede
hacerlas sent ir que est án dañando su relación. Tam bién est án condicionadas para sent ir que
est á m al fij ar lím it es y negarse a acept ar el abuso.
Una vez que deciden fij ar lím it es, encuent ran una int ensa negación. El abusador verbal
define a su parej a y a la realidad int erpersonal. Tam bién se define a sí m ism o, aseguran do en
part icular que lo que hace es correct o. Cuando las m uj eres pueden definir su propia realidad
com o separada y diferent e de la de sus com pañeros, ganan en claridad, aut oest im a y
aut onom ía.

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Patricia Evans Abuso verbal

Saben, ent onces, que lo que el abusador ha dicho no es en absolut o verdad y pueden
reconocer que su parej a int ent ó definirlas en t érm inos de su realidad.
Es im port ant e recordar que m uchos crím enes se com et en en sit ios cerrados,
exact am ent e igual que el abuso verbal. Así com o el violador sabe qué est á haciendo en su
act ividad clandest ina, t am bién el abusador sabe qué est á haciendo en la suya. Puede que no
sepa qué lo im pulsa a ello. Puede t enerse la seguridad de que el abusador verbal negará
vehem ent em ent e el abuso y dirá furioso a su parej a que sus percepciones est án equivocadas.
Su negación lo encierra en una posición psicológica perm anent e; no desea discut ir el
t em a, es host il, no quiere cam biar. Para poder cam biar debería dej ar de lado su negación,
adm it ir el abuso y exam inar las razones por las que t iene una necesidad t an grande de
dom inio y de Poder Sobre.
Ot ra dificult ad que la m uj er puede encont rar es la de darse cuent a dolorosam ent e que
ella es la principal y a m enudo la única persona de la que él abusa. " ¿Por qué m e hace est o?" ,
se pregunt a. Las razones psicológicas por las que est e abuso ocurre con m ayor frecuencia en
las relaciones de parej a, se est udian en el Capít ulo XV; t ienen que ver con el fenóm eno
psicológico de la proyección. El conocim ient o de la realidad del abusador da a la m uj er la
oport unidad de real crecim ient o y paz int erior. Puede descubrir m ediant e la confront ación y el
asesoram ient o si el abusador quiere cam biar o no. Puede apreciarse y acept art e sí m ism a y
const ruir la aut oest im a de la Realidad I I . Puede elegir un am bient e m ás saludable.
Reconocer el abuso verbal t al com o es result a em ocionalm ent e doloroso. I m plica una
pérdida - la pérdida de una ilusion- y el duelo por esa pérdida. Pero no es un dolor insidioso ni
perj udicial com o lo es el abuso: sigue su curso y dej a después el espacio para que se produzca
el nat ural proceso de curación.
Com o dij o Cora:
Mediant e el conocim ient o, la conciencia y la acción, podem os curar el espírit u. Al hacerlo
debem os enfrent ar el hecho de que las libert ades psicológicas se ganan habit ualm ent e a t ravés
del dolor em ocional y el sent im ient o de pérdida. En ningún lugar y en ningún m om ent o se ha
ganado algo sin esfuerzo ni acción. Hast a una plant a busca la luz y el am bient e m ás nut rit ivo
para crecer. La supervivient e del abuso no puede hacer m enos.
Por últ im o, es necesario ser conscient e de que no hay nada que pueda decir o hacer para
cam biar a ot ra persona. Sólo puede fij ar los lím it es y plant ear cam bios.
Si la m uj er reconoce que su com pañero est á viviendo en la Realidad I y no quiere o no
puede cam biar, t endrá que enfrent ar la pérdida de su esperanza de com pañerism o,
part icipación, am or y acept ación. Ella debe decidir si quiere apart arse de la relación abusiva y
cóm o puede prot egerse m ej or y alim ent arse a sí m ism a y al espírit u vit al que anida en su
cent ro.
Sólo una de las m uj eres que ent revist é, una m uj er m uy at ract iva de sesent a y t res años,
eligió conscient em ent e cont inuar una relación de abuso verbal. Transcribo a cont inuación un
ext ract o de esa ent revist a:
- Est óy casada con un abusador verbal.
- ¿Cuánt o hace que est ás casada con él? - Cuarent a y dos años.
- ¿Cuándo reconocist e que él era un abusador verbal
- Después de unos t reint a años.
- ¿Y decidist e cont inuar la relación?
- Sí. Pero creo que elegí el cam ino m ás duro.

XII
LA RESPUESTA

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Patricia Evans Abuso verbal

Est e capít ulo sugiere respuest as específicas a cada una de las cat egorías de abuso verbal
que se describieron en el capit ulo VI I .
Fij ar lím it es, est ablecer front eras ayuda a prot eger la int egridad individual, a definirse.
Todo abuso verbal viola de alguna m anera esas front eras. Responder adecuadam ent e refuerza
los lím it es y rest ablece o confirm a las front eras que el abuso verbal ha violado.
Cuando una m uj er es ignorada com plet am ent e por su com pañero, cuando él m ira a
t ravés de ella com o si no exist iera, la violación de esos lím it es es t angible.
Lo m ism o ocurre si es insult ada, si es definida por el abusador en los t érm inos que él
define. Est o t am bién es una violación.
Cuando un abusador ordena a su m uj er hacer algo, no la considera com o un individuo
que debe ser consult ado o solicit ado. Es t rat ada com o si fuera su ext ensión, un inst rum enro de
su volunt ad, eso es una grave invasion, un violación de su personalidad.
La negación es ot ra form a de violación de los lím it es de la persona. Cuando el abusador
niega o desm erece, cuand califica de irreales las percepciones de su m uj er, con palabras com o
" No sabes de qué est ás hablando" , pret ende ingresar en su m ent e.
Est os ej em plos sugieren la im port ancia de responder al abuso verbal de m anera que los
lím it es de cada int egrant e de la parej a se rest ablezcan y confirm en.
El abuso verbal es una violación, no un conflict o. En un conflict o cada uno de los
part icipant es quiere algo diferent e y para resolverlo, discut en sus deseos, necesidades, y
razones m ient ras buscan j unt os una solución creat iva Aunque no la encuent ren, las fuerzas de
uno no dom inar o cont rolan al ot ro.
Por el cont rario, el abuso verbal es m uy diferent e de un conflict o. Es una int rusión por
part e de una persona que ignora los lím it es y que persigue im placablem ent e el Poder Sobre, la
superioridad y el dom inio por m edios m anifiest os, o encubiert os.
Quienes sufren abuso verbal y quieren responder a él deben evaluar sus posibilidades de
m ej orar la relación.Pregunt arse, por ej em plo, si su com pañero enriquece su vida, le da alegría,
si sient e verdadera conexión con él, si piensan de la m ism a m anera y com part en los m ism os
sueños.
Aunque ust ed pueda experim ent ar algún grado de abuso verba1, si su com pañero
dem uest ra buena volunt ad - preocupacion por el bienest ar del ot ro, la int ención de alcanzar la
com prensión y el respet o m ut uos- exist e alguna posibilidad de que él ent re en la cat egoría de
los que sólo " no se com port an dem asiado bien" , act it ud que puede cam biar cuando ust ed
refuerce sus lím it es.
Si en las prim eras et apas de una nueva relación se adviert en señales de abuso verbal,
sería int eligent e dej ar de inm ediat o la relación. No es probable que un hom bre que necesit a
dom inar y cont rolar o encont rar una víct im a propiciat oria para su ira cam bie fácilm ent e, si
alguna vez lo hace. Tam bién es probable que cuando se acabe la novedad, él refuerce su
act it ud. Por el cont rario, si él est á t rat ando de abandonar algún m al com port am ient o que t uvo
en el pasado, puede que cam bie rápidam ent e cuando sepa que ust ed lo ha det ect ado y no est á
dispuest a a t olerarlo.
Si la relación lleva bast ant e t iem po, si es im port ant e para la m uj er y ella decide
responder al abuso com o se sugiere en est e capít ulo, pront o descubrirá por sí m ism a si su
com pañero abandonará o no su conduct a. En ese proceso ella t am bién adquirirá conciencia y
aut oest im a.
Explicar y t rat ar de com prender no m ej oran la sit uación. Responder de m anera dist int a,
una m anera que produzca un im pact o em ocional, psicológico e int elect ual en el abusador
puede m ot ivar un cam bio. Si el im pact o no se produce, no será responsabilidad de las
m uj eres. En ese caso, sólo es aconsej able t erm inar la relación.
Aunque él niegue o finj a no ver el abuso, un cam bio de ac t it ud por part e de su m uj er
puede producir un im pact o sobre él, obligarlo a t om ar conciencia de que su conduct a es
inapropiada e inacept able.
Si no fuera así, si la relación es ext rem adam ent e t óxica m alsana, será necesario buscar
ayuda, com o se sugirió en Capít ulo XI I I .

60
Patricia Evans Abuso verbal

El abuso verbal es señal de inm adurez em ocional, frent e a la cual no se puede reaccionar
com o si proviniera de un adult o racional. Tant o el insult o infant il ( ¡boba! ) com o insult o adult o
( ¡put a! ) se originan en el m ism o nivel de desarrollo em ocional. Com o ent endem os que el niño
no ha t enido t iem po de m adurar, su insult o no nos m olest a pero un adult o que t odavía insult a
no sólo m olest a; adem ás puede ser peligroso.
Ot ro ej em plo de inm adurez es llevar la cont raria. Un niño de cuat ro años que est á
haciendo su aprendizaj e de vida, sut il afirm ar cat egóricam ent e: " ¡No es así! " o " ¡Est ás
equivocada! " . Para él, su punt o de vist a es el único posible. El niño quiere que su m undo sea
est able y seguro. El adult o m aduro reconoce que no lo es y que en el m undo hay t ant os punt o
de vist a com o individuos.

En el proceso de m aduración aprendem os no sólo respet ar las opiniones y los punt os de


vist a de las personas, sino t am bién a expresar nuest ro enoj o de m anera apropiada. En la
m ayoría de los casos, im it am os la form a en que nuest ros padres m anifest aban su disgust o. Sin
saberlo o int encionadam ent e, los padres enseñan con el ej em plo, de m odo que cuando
llegam os a la edad adult a ya hem os aprendido una det erm inada form a de expresar esas
em ociones negat ivas.

Una palabra de advert encia


Si una m uj er se sient e dem asiado at urdida, sacudida o dolorida para hablar; si t em e a su
com pañero, descont rolado por la ira; si la ha golpeado o am enazado con golpearla, no est a en
condiciones de m anej ar sola la sit uación y t endría que plant earse si le conviene o no
perm anecer a su lado.
Responder al abuso verbal significa hacerlo con la fuerza necesaria para causar un
im pact o. No es fácil, cada persona deberá encont rar su m anera. Convivir con el abuso no es
un j uego de palabras. Es una lucha en la que se pone en peligro la salud m ent al.
Frent e a la sorpresa, es difícil saber qué decir. Es m ás fácil perm anecer t ranquila ant e un
ext raño - com o el conduct or que le suelt a un im properio cuando la adelant a en la carret era-
que hacer lo m ism o con un com pañero. Y lo es por m uchas razones; una de ellas es que su
corazón est á abiert o a su com pañero y que, por ello, él t iene el poder de rechazarla. El abuso
es rechazo. Es doloroso y t óxico.
Las m uj eres deben evit ar engañarse a sí m ism as pensando que t endrán la capacidad de
perm anecer serenas al m argen de cóm o las t rat en. La serenidad debe ser consecuencia del
reconocim ient o del derecho fundam ent al de vivir en un clim a de respet o.
Cont ar con la m ayor cant idad de inform ación sobre el abuso verbal y la personalidad del
abusador, aum ent a las posibilidades de responder con fuerza y de provocar im pact o.
Aprender a reconocer y a responder al abuso verbal exige t iem po, energía, esfuerzo,
det erm inación y dedicación. Aun después de que cese la conduct a del abusador, hay fact ores
en la relación que necesit an ser corregidos. Si él est á de acuerdo en t rabaj ar para cam biar, si
dem uest ra buena volunt ad, si ha sido capaz de reconocer su conduct a y de pregunt arse que
quieren y necesit an los dos en la relación, est arán en condiciones de const ruir una parej a
sana.
¿Cuánt o t iem po t om a obt ener buenos result ados y no t ener que sufrir m ás abuso? Mucho
depende de la predisposición del abusador. Si él no puede dej ar de grit ar, si sigue insist iendo
en que su m uj er es la causant e de su ira, no pueden esperarse buenos result ados. En general,
en uno o dos m eses puede verse un cam bio o, por el cont rario, la persist encia en el m alt rat o.

Respuest as a cat egorías específicas de abuso

Respuest a al rechazo a com part ir


Cuando el com pañero no quiere com part ir ej erce un m alt rat o silencioso. Si una m uj er
perm anece sent ada durant e varias horas de silencio int errum pidas sólo por sus pregunt as
ocasionales, sus com ent arios sobre las novedades del día y sus expresiones de int erés
61
Patricia Evans Abuso verbal

personal, sin obt ener respuest a de su com pañero, si sale a com er, est á en su hogar o pasa sus
vacaciones en la playa, y t iene que vivir horas, días o cualquiera que sea su lím it e, frent e al
silencio cerrado de su com pañero, deberá m archarse diciendo de m anera clara y firm e: " Me
sient o m uy aburrida en t u com pañía" .
Su ausencia puede producir im pact o o no, pero al m enos no se aburrirá. Leer un libro o
llevar los niños a t om ar un helado es m enos aburrido y m enos doloroso que est ar esperando
una respuest a y recibir el " t rat am ient o silencioso" .
Com o alt ernat iva, una m uj er se ponía los audífonos y se sent aba a com er oyendo su
m úsica favorit a Hacía gest os y t arareaba una canción que sólo ella podía oír.
Su conduct a inusual produj o un im pact o sobre su com pañero que m uy pront o hizo
avances para at raerla a una conversación

Respuest a a la cost um bre de cont radecir


Frent e a un com pañero que cont radice sus ideas, sent im ient os y percepciones, o llega
t an lej os que refut a la t ergirsación que él m ism o hizo, su m uj er debe decir con decision “ Para" ,
" Escúcham e por favor" y repet ir ent onces sus palabras iniciales hablando lent a y claram ent e.
No debe explicar lo que dij o o quiso decir, para no dar lugar a que él cont radiga sus
explicaciones. Puede que est a act it ud afect e la conduct a de su com pañero hast a el punt o de
que cese de cont radecirla y pueda expresarse diciendo " Yo no lo veo de esa m anera" , con lo
cual sólo est á señalando que t iene una opinión diferent e.
Ot ra form a de responder a esa conduct a que funciona en m uchas sit uaciones, es decir
" Si t ú lo dices" , de m anera m uy t ranquila, lent a y em pát ica. Eso es indiscut ible.
A veces el abusador cont radice para desafiar. Si la respuest a a una opinión personal
com o " Creo que la obra fue m uy buena" es " No puedes dem ost rarlo" , la m anera de responder
es sim plem ent e decir " Es ciert o; no puedo."
Después, es convenient e apart arse, dar un paseo, visit ar una am iga, ir a com er, a una
librería, a m irar los escaparat es de las t iendas o llevar a los niños al parque.
Cada persona t iene derecho a sus propios punt os de vist a, a sus propias opiniones y sus
propias perspect ivas; los hay t ant os com o seres hum anos en el planet a. Cuando alguien
descalifica el punt o de vist a de ot ra persona es com o si s hubiera int roducido en su cuerpo y
en su m ent e y negara después su experiencia.

Respuest a a la cost um bre de hum illar


La hum illación produce una herida que el abusador niega diciendo que la experiencia no
es digna de ser t enida e cuent a con frases com o " Te apresuras a sacar conclusiones o " ¡Todo
lo exageras! " . De est a m anera el abusador pret ende inst alarse y barrer sus experiencias,
reem plazándolas por sus propias ideas.
Es inút il t rat ar de com prender por qué puede pensar o decir eso. Es m ej or int ent ar
producir un im pact o diciendo " ¡Dej a de hablar así ahora m ism o! " , o " ¡Para! ¡No quiero volver a
oírt e decir eso! " , o " ¡Calla! " . Puede ser que un abusador cabal obj et e est as respuest as. Sin
em bargo, no pueden ser fácilm ent e desest im adas.
El abusador verbal siem pre int ent a no hacerse responsable de lo que dice. Est a respuest a
le hará ver su responsabilidad.

Respuest a a las brom as que encubren abuso verbal


Cuando frent e al reclam o por el m enosprecio la respuest a es " Sólo era una brom a" o una
risa est repit osa, el abuso int ent a disfrazarse de brom a. En algunos casos, cuando la m uj er dice
a su com pañero que no le gust a lo que dij o, él puede pensar que est a afirm ación es un at aque
y, en vez de disculparse y m anifest ar sim pat ía por sus sent im ient os, puede volver a
desm oralizarla diciendo " No t ienes sent ido del hum or" , una cualidad que él valora y cree
poseer.
Es inút il t rat ar de explicar por qué sus brom as no son com icas, t rat ar de com prender qué
quería decir o por qué lo dij o, perder t iem po pregunt ándose si él com prendió com o se podía
int erpret ar el chist e. En cam bio, es aconsej able responder: " Me pregunt o si ahora que has
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Patricia Evans Abuso verbal

dicho eso ( despreciándom e) ( int errum piéndom e) ( riéndot e de m i) t e sient es m ás im port ant e"
y después abandonar la habit ación. Est o produce un m ayor im pact o que el hecho de iniciar
una discusión.

Respuest a al bloqueo y la desviación


Si una pregunt a es bloqueada y desviada, es absurdo responder a acusaciones o
evasivas. Por ej em plo:
- ¿Dónde est án los cinco m il dólares?
- Tú crees que est oy dispuest o a soport ar est o cuando ni siquiera eres capaz de saber el
saldo de t u chequera? - ¡Míram e! ¿Dónde est án los cinco m il dólares?
- Si no t e gust a com o llevo las cuent as de la casa, desde ahora t e encargarás t ú, bonit a.
Est oy hart o de t i.
- ¡Míram e! ¿Dónde est án los cinco m il dólares?
Es nat ural t rat ar de defenderse, pero es la m anera de perm it ir que la pregunt a sea
desviada. En cam bio, se debe repet ir la pregunt a hast a que él responda, sin dej arse at rapar
por sus palabras. La respuest a debe corresponder a la pregunt a o ser una declaración clara de
que no 1a cont est ará.

Respuest a a la acusación y la culpa


Si la m uj er desea vivir libre de abuso, es crucial que responda con plena conciencia a la
acusación y la culpa. Si es conscient e de la acusación y de la culpa y de que son una form a de
violencia cont ra ella, se sent irá libre de abandonar al abusador si él no int errum pe el abuso.
Una m uj er puede perm anecer en una relación abusiva porque cree que será capaz de
explicar a su com pañero que ella no est á haciendo aquello de lo que se le acusa y que no es
responsable de aquello de que se la culpa. Quiere que su com pañero la com prenda y se dé
cuent a de que ella no es su enem iga.
Cuando se dé cuent a cabal de que los abusadores verbales culpan y acusan a la gent e de
la cual abusan, podrá responder m ás eficazm ent e al t rat o grosero y descalificador sin perder
un solo segundo t rat ando de explicar que no est aba haciendo lo que se le acusó de hacer y
que no era culpable de lo que se le at ribuyó. Sólo bast a con decir: " ¡Para ya! " . Las
declaraciones del abusador son m ent iras que violan la individualidad. El abusador invade la
m ent e de su m uj er, invent a una “ hist oria” sobre sus m ot ivos, y después se la cuent a.
Ningun ser hum ano t iene el derecho de hacer eso a ot ro.
Generalm ent e la acusación y la culpa involucran m ent ir sobre las int enciones, act it udes y
m ot ivos de la m uj er. La hacen sent ir frust rada e incom prendida; por lo t ant o, especialm ent e
deseosa de explicarse. Si t rat a de explicarse, el abuso se perpet úa.

El abuso verbal es com o una piedra arroj ada cont ra una vent ana.
Es im perioso det ener a la persona que arroj a la piedra ant es que explicarle por qué
no debe hacerlo.

Respuest a al j uicio y la crít ica


Generalm ent e los j uicios y las crít icas son m ent iras acerca de las cualidades y el
desem peño de alguien. Frent e a j uicios y crít icas com o " Conduces pésim am ent e" seria bueno
pregunt arse " ¿Quién
se at ribuye el derecho o la aut oridad para j uzgarm e y crit icarm e? ¿Quién es el crít ico?
¿Quién em it e el j uicio?" No es un t ribunal, ni un j uez, ni un dios, apenas alguien que podría
est ar m et iéndose en sus propios asunt os.
La respuest a puede ser " ¡Ahórrat e t us com ent arios! " , " ¡Ocúpat e de t us asunt os, por
favor! " , o " ¡Eso no t e concierne! " en el t ono m ás cat egórico, sost enida por la energía de la ira.

63
Patricia Evans Abuso verbal

La respuest a pierde su im pact o si adm it e una discusión post erior. Lo m ej or es abandonar el


lugar y dar por t erm inado el t em a.

Respuest a a la t rivialización
La t rivialización es una conduct a abusiva que se burla del t rabaj o, los esfuerzos, los
int ereses o las preocupacion de una persona. Se perpet ra de m anera encubiert a, a m enudo
con fingida inocencia. El abusador se arroga la facult ad de saber que lo que para su parej a
significa m ucho no t iene ningún valor. Así int ent a quit ar significado y valor a su vida
Cualquiera de est as respuest as pueden servir en ese caso " ¡Ahórrat e t us
com ent arios! " , " ¡Ocúpat e de t us asunt os, po favor! o " ¡Eso no t e concierne! " .
Respuest a a la am enaza
La am enaza física ( incluida la agresión sexual) o las señales que la anuncian im ponen la
necesidad urgent e de encont rar apoyo y ayuda t an pront o com o sea posible.
La am enaza de cast igo - en form a de abandono o infidelidad, por ej em plo- es
m anipulación que dest ruye t ant o la est abilidad em ocional de la m uj er y viola su int egridad.
Es aconsej able responder t an clara y t ranquilam ent e com o sea posible: " Por favor, no m e
m olest es con esas am enazas" o " ¡Dej a de am enazarm e ! ’’ o " ¡No quiero escuchar eso! " o
" ¡Déj am e en paz! " .

Respuest a al insult o
Com o el insult o es sum am ent e ult raj ant e, debe ser respondido de m anera enérgica: " ¡No
vuelvas a insult arm e! " , " ¡No quiero volver a oír un insult o en est a casa! " .
No hay j ust ificación para el insult o. Es m uy posible que quien insult a no t enga el
desarrollo em ocional que le perm it a am ar al ot ro en una relación saludable, pero es posible
vivir una vida libre de est e t ipo de abuso, relacionarse de ot ra m anera, con ot ra clase de
personas.

Respuest a a la cost um bre de dar órdenes


Quien da órdenes, ha olvidado que su parej a es una persona con derecho a la vida, la
libert ad y la búsqueda de la felicidad, a la que debe pedir cort ésm ent e lo que desea o necesit a
recibir de ella. Para recordarle sus lím it es se puede I I am ar la at ención diciendo: " ¿A quién
est ás dando órdenes?" o “ Te oyes a t i m ism o?" o " ¿Puedes pedirlo de buena m anera?" o " ¡Yo
no recibo órdenes! " .
Si él da órdenes en prim era persona del plural, com o por ej em plo " Nos vam os ahora
m ism o" , responder " Yo no quiero hacer eso" es la form a de m arcar el lím it e.

Respuest a al olvido y la negación


Creer en la negación del abusador es quedar at rapado en el int erm inable círculo de t ener
que explicar una y ot ra vez que su conduct a hiere, asust a y pert urba.
Com o los abusadores se quej an de que sus parej as les hacen enfadar, la m uj er cree a
m enudo que de alguna m anera ella ha provocado la ira de su com pañero y sólo porque él la ha
int erpret ado equivocadam ent e o porque ella dij o algo m alo. Ent onces puede suponer que
cuando consiga que él ent ienda lo que quería decir, dej ará de rabiar y por fin sent irá feliz con
ella.
Si la m uj er cree en la negación del abusador, t am bié puede quedarse at ascada de ot ra
m anera. En efect o, podria suceder que t rat ando de superar o t rascender el daño recibido,
decida que no debe sent irse m olest a porque, después de t odo, dice " que [ ella] se t om a t odo
de la m anera equivocada" .
La form a m ás t ram posa de la negación es el olvido. El olvido es una form a de negación
que quit a la responsabilidad al abusador para deposit arla sobre una supuest a " debilidad
m ent al" . La frase " No recuerdo haber dicho eso" hace que la m uj er desee haber t enido un
t est igo.

64
Patricia Evans Abuso verbal

¿Cóm o hablar del disgust o por algo que él dij o, si él dice que es un invent o y que no lo
dij o?
Las respuest as m ás efect ivas a la negación son " ¡Bast a! " " ¡Dej a de volverm e loca! " .
Para no ser confundida por la negación, es necesario m ant ener la at ención cent rada en
los propios sent im ient os en las sensaciones corporales, sin pensar ni siquiera un m inut o qué
est á pensando o sint iendo su com pañero, si él corm prenderá por qué ust ed le dice que pare, si
a él le agradará su respuest a.
Si el abusador dice que no recuerda un incident e no es saludable acept ar su negación
sino decir, sim plem ent e: " No t e creo. Y no quiero que vuelva a pasar" .

Respuest a a la ira abusiva


En una relación con un adict o a la ira, las respuest as sugeridas son difíciles de
pronunciar. Ese m iedo debe ser respet ado, t om ando en cuent a la advert encia que aparece al
I nicio de est e capít ulo.
La ira es un fact or m uy significat ivo en el abuso verbal; parece est ar est recham ent e
vinculada con la necesidad de dom inar, cont rolar, prevalecer y desm oralizar.
¿Cóm o responder a la ira? Todas aquellas m uj eres con las que hablé t enían m iedo de
est a m anifest ación de furia; no sin razón, por supuest o.
La regla general para t rat ar con un hom bre furioso es m ant enerse lej os de él. Si no
es posible, hay algunas est rat egias de respuest a que producen un im pact o en el abusador, que
m ot ivan cam bios en él o dan t iem po para int errum pir la relación si fuera necesario.
EI grit o o el t rat o grosero hacen que las m uj eres se sient an dem asiado at urdidas para
responder. No obst ant e, deberían ser capaces de dist anciarse un poco y no pensar m ás en él
com o su m arido, el padre de sus hij os, o un am igo o su idolo o un parient e, sino com o un niño
pet ulant e, chillón, berrinchudo, recalcit rant e y discut idor. Así, podrán responder: " No m e
levant es la voz" o " No m e gust a ese t ono de voz" . O puede ser lo suficient em ent e rápida com o
para decirle: " ¡Para ya! ¡Respira hondo y habla am ablem ent e! " .
Un hom bre enfadado puede m alt rat ar a su m uj er frent e a sus am igos, de m anera t al que
ella sea la única persona que percibe qué quiere decir. En est a sit uación, si ella reacciona,
puede parecer que es una despist ada o que est á invent ando cosas. La m ej or respuest a es:
" Aunque aquí nadie sabe de qué se t rat a, yo m e sient o m uy disgust ada cont igo" .
Muchas m uj eres encuent ran part icularm ent e difícil responder a la ira. Est a ira no sólo es
inesperada sino que se expresa con palabras que las t om an por sorpresa. " ¿En qué est ará
pensando? ¿Qué quiere decir? Su m ent e est á buscando, analizando, t rat ando de com prender
qué est á grit ando él y que significa eso para ella.
La clave para responder a la ira es no prest ar at encion a las palabras.
Para m uchas m uj eres es excesivam ent e difícil responde a la ira, pero pueden est ar alert a
a las señales que la preceden. En el m om ent o en que perciban ira en el t ono de voz de su
com pañero, o esa expresión rígida, t ensa, a punt o de est allar, podrán decir " ¡Det ent e! " y
dej arlo solo o, si est án hablando por t eléfono, cort ar la com unicación. En el m om ent o en que
crece la t ensión, lo m ás aconsej able es t om ar dist ancia.
Est as respuest as pueden ayudar a producir un im pact o y a evit ar el abuso. Si es
conscient e del at aque de ira en el m ism o m om ent o en que com ienza, de m anera que pueda
det enerlo y m archarse de inm ediat o, evit ará ser at rapada por las palabras del abusador, en
lugar de perder t iem po t rat ando de com prenderlas.
Las m uj eres no pueden hacer que sus com pañeros cam bien. Si un hom bre es abusador y
no elige cam biar, ella t endrá que enfrent ar la realidad de que no es posible vivir una vida
saludable en un am bient e m alsano, que no se espera que viva t eniendo que m ant enerse en
guardia, siem pre preparada para responder al abuso. Adem ás, la ausencia de abuso no
garant iza necesariam ent e una relación cálida, prot ect ora y feliz.
La m ej or m anera de evit ar el abuso verbal en una relación es, en prim er lugar, ident ificar
al hom bre pot encialm ent e peligroso y evit ar relacionarse con él.

65
Patricia Evans Abuso verbal

Cuando se considera la posibilidad de una nueva relación, es necesario aprender a


discrim inar, not ar la diferencia ent re lo que se quiere, lo que se im agina y lo que se recibe
realm ent e.
Lo m ás im port ant e de t odo son los sent im ient os. El m as ligero sent im ient o de que algo
est a m al significa que algo est a realm ent e m al.

XIII
LA RECUPERACION
Cuando las m uj eres reconocen el abuso y dan los pasos necesarios para asegurarse de
que no volverán a som et erse a el, ya est án en el proceso de recuperación. La recuperación es
un proceso de curación y reorient ación sin calendario fij o; cada persona la lleva a cabo según
su propia m edida del t iem po.
El reconocim ient o de la violencia, ya sea em ocional, física o sexual, que haya ocurrido en
la niñez o en la edad adult a, provoca dolor y conm oción. El espírit u se sacude desde sus
fundam ent os cuando la m ent e y el cuerpo deben enfrent ar lo inconcebible, lo que al final
deberá ser acept ado com o una realidad, reconocido e int egrado. Cuant o m ás haya durado y
m ás int enso haya sido el abuso, t ant o m ás largo será el proceso de recuperación.
En su libro St opping Wife Abuse ( Cóm o det ener el abuso m arit al) , Jennifer Baker Flem ing
da una list a de afirm aciones que ayuda a las m uj eres a pensar acerca de sí m ism as de m anera
m ás fuert e y posit iva, a confiar en sus sent im ient os y percepciones, a dej ar de creer que es la
causant e y culpable de las agresiones que recibe, a aprender a pedir ayuda y a afirm ar su
derecho de ser respet ada.
La recuperación del abuso verbal es la posibilidad de acept ar y reconocer la pert inencia y
la validez de los propios sent im ient os.
El prim er paso es la búsqueda de un profesional que orient e el proceso de recuperación.
Con el apoyo de un t erapeut a es posible revisar los hechos de la niñez - experiencias propias,
de fam iliares o de personas cercanas- que t uvieron por result ado la acept ación del abuso
verbal en la edad adult a. Padres, m aest ros o am igos, pueden haber puest o en duda los propios
sent im ient os. Aun los padres m ej or inspirados a veces son incapaces de com prender y acept ar
los sent im ient os de sus hij os.
El asesoram ient o, adem ás de bien int encionado, deberá ser expert o.Frases com o: " Ust ed
est ará siem pre en relación con él a t ravés de sus hij os" dicha por un profesional a una m uj er,
separada y a punt o de iniciar los t rám it es para divorciarse, provocan sent im ient os com o los
que ella describió: " Lo oí y m e pareció ent ender que nunca podría escapar y que siem pre sería
com o un blanco frent e a una am et ralladora" .
Del m ism o m odo, es beneficioso buscar un grupo de apoyo para la recuperación de los
efect os del abuso verbal. El grupo de apoyo es especialm ent e valioso para quienes han sufrido
agresiones negadas sist em át icam ent e por el abusador. Est ar con ot ros que com prenden y han
t enido la m ism a experiencia, es un alim ent o para el espírit u, aport a una honest a
realim ent ación y un sent ido de com unidad y desarrolla sent im ient os de confianza que perm it en
fij ar m et as iniciales.
Mient ras ocurran est os cam bios, es aconsej able m ant ener est able la est ruct ura y las
const ant es de la vida cot idiana, conservar las rut inas habit uales, t rabaj o, com idas, act ividad
física y sueño, es decir, dedicar t oda la energía posible a cuidarse y vivir el present e.
Reconozca que t odo cam bio, aun el m ás ansiado, es m ot ivo de angust ia y produce
m elancolía: abandonam os una part e nuest ra y, com o bien dij o Anat ole France, " para ent rar en
ot ra vida debem os m orir en la que dej am os at rás" .

El cam ino hacia la recuperación se inicia cuando la víct im a reconoce que lo ha sido. Las
m uj eres que han sido dom inadas y cont roladas por sus com pañeros, de m anera m anifiest a o
encubiert a, form an part e de una t radición m ilenaria. Es algo m uy penoso, pero si alguien t iene

66
Patricia Evans Abuso verbal

que sent irse avergonzado, es el abusador. Cuando reconozcan la realidad del abusador com o
algo separado les será m ás fácil ver quién debe avergonzarse. El reconocim ient o del abuso y
los pasos iniciados para liberarse de él, guían hacia una nueva aut oest im a, la de la Realidad I I ,
y conducen a la efect iva liberación del abuso.
Adopt ar una act it ud aut oprot ect ora es saludable y genera confianza. Una act it ud pat ernal
incluye el espírit u de exploración y avent ura y el valor para act uar. Una act it ud m at ernal
incluye el espírit u de am orosa acept ación de la propia individualidad, de los sent im ient os,
ideas, creat ividad, y de la niña que hay dent ro de la m uj er adult a.

Ahora, al dar prioridad a los sent im ient os y percepciones, los dobles m ensaj es del
abusador - " ¡No est oy enfadado! ¡No sé de qué est ás hablando! " , cuando él sabe m uy bien de
qué est á hablando- no crearán confusión. Las m uj eres confiarán en su percepción y ella
prevalecerá sobre las palabras de él.
Durant e la recuperación se com prende el sufrim ient o a causa del abuso; pueden
evocarse escenas ret rospect ivas de experiencias t raum át icas que superaban la capacidad de
com prenderlas e int egrarlas en ese m om ent o. En el recuerdo de una escena súbit am ent e se
reconocen y se vuelven a sent ir el dolor y la realidad de una experiencia del pasado. Por
t errible que sea, perm it e reconocer qué est á pasando, exam inar los sent im ient os que se
experim ent aron en ese m om ent o y concent rarse e involucrarse en el present e.
Es necesario que el t iem po t ranscurra para poder desprenderse de los m ensaj es confusos
acerca de la propia persona. Cuando t odas las percepciones y punt os de vist a han sido
cont radichos, no es posible recuperar inm ediat am ent e, sin int erferencias, la correspondencia
ent re las percepciones y la realidad.
Después de haber avanzado un buen t recho en el cam ino de la recuperación, de haber
reconocido el abuso verbal, de haber aprendido a diferenciar la realidad propia y la del
abusador, es posible iniciar una nueva relación. El m ás ligero indicio de una personalidad de la
Realidad I será inm ediat am ent e percibido. Al m ism o t iem po, se descubren nuevos t alent os,
nuevas capacidades - lo que se señalaba com o una falla es en realidad un don- y una nueva
percepción de la propia persona. El espírit u florece cuando goza de salud y libert ad.
El reconocim ient o cabal del abuso sufrido m ot iva sent im ient os inesperados. El duelo por
la pérdida form a part e de la recuperación espirit ual. Com ienza el duelo por la pérdida de la
ilusión de una relación, de un sueño, de lo que en realidad siem pre falt ó. En la vida m uchas
veces llorarnos por lo que nunca t uvim os. Una m uj er puede darse cuent a de que nunca fue
acept ada por su com pañero, a causa de su abrum adora necesidad de cont rolarla y dom inarla.
Ent onces el duelo es el reconocim ient o de que una legít im a necesidad hum ana nunca fue
cubiert a. En est e sent ido, el duelo es el reconocim ient o conscient e de lo que el espírit u ya
sabe. Mediant e el duelo nos dam os cuent a conscient em ent e del valor del espírit u; haciendo
el duelo por la pérdida nos recuperam os de t al form a que int egram os ese valor. Así nos
sent im os m ás com plet os.
Cuando la víct im a del abuso verbal se da cuent a de que sólo fue cont rolada en lugar
de ser am ada, t iene que hacer el duelo por la falt a de am or, pues sabe que ella es una
persona que m erece ser am ada. A t ravés de ese proceso adquiere la aut oest im a de la Realidad
I I . Ahora sabe que es digna de ser am ada y respet ada.

XIV
MIRAR HACIA ATRAS
Lo prim ero que not é en Olivia fueron sus oj os grandes y oscuros que brillaban com o el
crist al. Me había prom et ido una ent revist a y, después de varias post ergaciones, nos
encont rábam os en un pequeño rest aurant e bebiendo café. De inm ediat o pasam os al m eollo del
asunt o.- No siem pre he sido t an feliz - dij o- . Nunca olvidaré el día que m i m arido se convirt ió en
un ext raño para m í - vaciló un inst ant e- . Pero lo ciert o es que gran part e del t iem po no pienso
en eso.

67
Patricia Evans Abuso verbal

- Realm ent e, pareces m uy feliz - le dij e.


- Oh, sí, a pesar de t odo la vida es dulce. Hace m ucho que nadie m e grit a ni m e t rat a
m al. Cuando encuent ro a alguien de ese t ipo m e apart o de inm ediat o. No t ardo ni dos
segundos en ident ificarlos - el doloroso recuerdo del pasado se pint ó en su rost ro- . Casi cada
día m e sent ía herida y t rat ando de com prender por qué.
- ¿Y t u vida com enzó a cam biar después de t ener esa ext raña experiencia? - le pregunt é- .
¿Podrías cont árm ela?
Se encogió de hom bros y m iró alrededor, com o para asegurarse de que nadie escuchaba.
Pero no había nadie; est ábam os solas.
- ¡Todo lo he hecho sola, com plet am ent e sola! - repet ía.
Asent í para anim arla m ient ras pensaba: " ¿Habrá encont rado a su m arido con ot ra m uj er?
¿Qué puede haber pasado?" .
- Un día caí en la cuent a de que Dick ( m i ex) en realidad vivía en un m undo diferent e.
Hacía dieciséis años que est ábam os casados cuando de pront o supe, es así, supe que lo que
habíam os est ado haciendo t odo ese t iem po era un inm enso error. ¿Ent iende qué quiero decir?
- Sí - asent í, not ando que su aspect o delgado y frágil no se correspondía con la fuerza de
su voz.
- Durant e m ucho t iem po no lo supe. Fue m uy ext raño. Si le hubiera sucedido a ot ra
persona yo habría dicho: " ¡Eh, eso est á m al! " , pero hicieron falt a m uchos años; bueno,
dieciséis años - sonrió- , para que pudiera darm e cuent a.
- ¿Quieres decir que no t e parecía que él hiciera nada realm ent e m alo cuando t e grit aba y
t e t rat aba m al? - pregunt é.
- Bueno; sí, es así. Durant e m ucho t iem po supe que no era feliz por la form a en que
m archaban las cosas, pero de algún m odo pensaba que debía soport arlo, com o si est uviera
m al que yo m e sint iera herida, o quizá t om arlo de ot ro m odo. ¿Cóm o podía sent irm e t an m al
cuando él decía que no pasaba nada? Adem ás, yo m e creía capaz de hacerle com prender lo
que fuera para que él no volviera a enfadarse.
Nos t raj eron m ás café.
- Suena com o si dij eras que pensabas que era incorrect o sent irt e herida cuando él t e
grit aba. ¿Cóm o es est o? ¿Qué crees que t e hacía pensar de esa form a? - pregunt é.
Cerró los oj os y ladeó la cabeza, com o para recordar una viej a escena. Después m e m iró
direct am ent e a la cara con los oj os bien abiert os:
- Siem pre t enía una razón ( para est ar enfadado) , una razón que parecía t ener sent ido
sólo para él. Es por eso. Pero después del día en que se convirt ió en un ext raño dej é de pensar
que la equivocada era yo.
Di vuelt a la cint a del grabador. Ella hizo una pausa.
- Puedes cont arm e t odo lo que pasó y cóm o t e sent ist e? - pregunt é- . Quisiera com prender
est e t ipo de cosas.
- Sí, t e lo cont aré. Creo que lo que cam bió m i vida no fue t ant o lo que pasó; el cam bio se
produj o porque finalm ent e com prendí.

Y com enzó su relat o diciendo:


- Una vez, una parej a de am igos se quedó a pasar la noche en casa. Por la t arde, ant es
de que llegara Dick, ellos conversaban sobre cóm o iba a preparar ella los huevos pasados por
agua y las t ost adas para el desayuno de la m añana siguient e y m e pregunt aron si t enía
bast ant es huevos y pan. Les dij e: " Sí, m ucho" y les pregunt é si necesit aban algo m ás. Dij eron
que no.
A la m añana siguient e, m ient ras yo est aba en el j ardín y ellos se est aban levant ando,
Dick apareció de pront o frent e a m í y m e dij o: " Voy a com prar un past el de café ( com o hacía
t odos los dom ingos) . ¿Necesit as algo?" . Me agradó m ucho que m e lo pregunt ara porque m e
pareció m uy considerado de su part e. Pensé un m om ent o en lo que podría necesit ar, en
cuánt o past el de café haría falt a y en los huevos y las t ost adas que ellos iban a com er . Casi
inst ant áneam ent e llegué a la conclusión de que no necesit aba nada. Quiere decir que no lo

68
Patricia Evans Abuso verbal

dem oré ni nada de eso. Le dij e: " Gracias, pero no necesit o nada. Probablem ent e ellos no
com an past el de café" .

Dick se puso furioso. Tenía la cara roj a y echaba fuego por los oj os. Tenía las m andíbulas
apret adas. Me arroj aba las palabras com o si fueran balas. " ¿Qué m e im port a? ¡No la com pro
para ellos! ¡La com pro para m í! " Y se m archó; desapareció t an súbit am ent e com o había
aparecido.
Olivia parecía est ar en su propio m undo, m irando el espacio m ient ras hablaba. Me echó
una m irada, levant ando las cej as ligeram ent e, com o si recordara lo ext raño de la sit uación
- Ahora parece im posible que él se enfadara t ant o por eso, pero así fue. Ahora veo que a
él no le cost aba nada enfadarse. En ese m om ent o no sent í nada. Creo que sufrí un choque. Si
fue un choque, fue un choque que ya result aba fam iliar. Me quedé com o anest esiada y los
páj aros dej aron de cant ar o yo no los oí. No sé. Y después sent í que en un lugar ent re m i
corazón y m i est óm ago t odo est aba revuelt o. Recuerdo que m e est aba esforzando por
encont rar sent ido a la sit uación. ¿Qué dij e, qué dij o él?
Vaciló y respiró profundam ent e. Yo le pregunt é:
- En ese m om ent o, m ient ras t rat abas de encont rar el sent ido de lo ocurrido, ¿t am bién t e
sent ías " t oda revuelt a" por dent ro?
- Sí - dij o con suavidad- ; quizá, com o m e sent ía de esa m anera, m e cost aba pensar.
Finalm ent e, cuando hice el descubrim ient o, m i vida cam bió. Pero m e est oy alej ando de lo que
cont aba. Ahora sé que si t e cast igan con un puño o t e cast igan con palabras, no est á bien,
pero ent onces est aba t rat ando de encont rar el sent ido de lo que había ocurrido. Así que
com encé a pensar qué había dicho para enfadarlo t ant o y que m e grit ara de ese m odo. No
t enía conciencia de que yo era la única last im ada. Pensaba: " ¿Acaso se enfadó porque yo sabía
que ellos no com erían past el de café y él no?" .
- ¿Ent onces piensas que él puede haber sent ido que era dej ado de lado y eso hirió sus
sent im ient os? - pregunt é.
- Sí - respondió- , pensé que quizá yo no debería haberle com ent ado los planes de nuest ros
am igos. Pensé: " Si sólo le hubiera dicho por qué pero, ¿cóm o podía im aginar que en casos
sim ilares era preciso dar explicaciones? ¿Cóm o podía saberlo? O, ¿acaso se enfadó porque yo
supuse que él com praría suficient e para t odos cuando él no t enía int ención de com part ir?" .
- ¿Ent onces pensast e que ot ra razón por la que él podría est ar enfadado era que t ú
supusieras que él com part iría su past el de café sin pregunt arle ant es si le im port aba hacerlo? -
pregunt é.
- Sí - cont est ó- , y pensaba " Si t an sólo no hubiera supuest o" . ¿Pero había supuest o
realm ent e? ¿O se enfadó porque quería com part ir la t ort a de café y se sint ió desilusionado
cuando vio que no iba a poder hacerlo?
Me encont ré analizando las diversas posibilidades que ella había explorado m ient ras
t rat aba de com prender.
- ¿Así que pensast e que quizás él no se enfadó por t u suposición sino porque no podía
com part ir su past el? - pregunt é. - Sí; eso era lo que est aba t rat ando de descubrir. ¿Lo habré
desilusionado? Pero yo no había querido hacerlo. ¿Se habrá enfadado porque había pensado en
com prar dos past eles y t uvo que cam biar de idea? Todo por culpa m ía.
- ¿Ent onces pensast e que él se había enfadado por haber t enido que cam biar sus planes?
Olivia asint ió:
- Pensé que quizás él iba a com prar un past el m ás para crear una at m ósfera de fest ej o y
se sint ió t an desilusionado que se puso furioso y grit ó que no le im port aba y que com praría
sólo para él. O quizá m e grit ó porque creyó que yo sabía que est aba desilusionado y no
dem ost ré que eso m e preocupara. O quizá se enfadó porque yo est aba ahí, disfrut ando en el
j ardín en lugar de ir a la past elería. ¿Cóm o podía saberlo?
Sacudí la cabeza.

69
Patricia Evans Abuso verbal

- No sé. No sé cóm o podías saberlo. Creo que puedes haber sent ido que si com prendías
qué había pasado nunca volverías a com et er el m ism o error, cualquiera que fuese, y nunca
volverías a pasar por ot ra de esas experiencias dest ruct oras. ¿Crees que es así?
- Sí, est oy segura de eso - cont est ó- . Creo que en ese m om ent o el esfuerzo por
com prender est aba anulando cualquier ot ra cosa en m i vida. ¿Ent iendes qué quiero decir?
- Sí, t e ent iendo - dij e. Después le pregunt é- . ¿Quieres decir que t e concent rabas cada vez
m ás en t rat ar de com prender?
Los oj os de Olivia brillaron y se inclinó hacia delant e. - Sí, así es - cont est ó. Y cont inuó- :
Est aba equivocada en t odo; m e refiero a por qué se había puest o furioso.
Más t arde reuní el valor suficient e para pregunt arle por qué se había enfadado t ant o. ( Me
había preparado para cualquier reacción negat iva; él no volvería a encont rarm e con la guardia
baj a.) Pero m e dij o " ¿Qué quieres decir con que m e enfadé t ant o?" y algunas cosas m ás por el
est ilo, com o hacía siem pre. Yo no le cont est é. Seguí esperando. ¡Acabó diciendo que yo no
había querido que él com prara past el de café! Eso dij o. Y pude percibir que, al decir eso, volvía
a enfadarse. Me sent í m uy confundida de que pensara eso, con t odo el dinero que ganaba y
com prando past el de café casi cada dom ingo.
Esa noche pensé en lo ilusa que había sido siem pre. Una vez t uve lo que después
consideré una buena idea. Le pedí que ant es de enfadarse m e pregunt ara qué había querido
decir yo. Creí que eso resolvería una cant idad de problem as pues est aba segura de que, ant es
que nada, él quería com prenderm e. Pero m e dij o que de un grano de arena yo est aba
haciendo una m ont aña.
En ese t iem po yo t odavía no había renunciado a que él m e com prendiera; creía que si él
hacía sólo ese pequeño esfuerzo el result ado sería m uy beneficioso para am bos. De ese m odo
él habría descubiert o que yo no había dicho nada que provocara su ira y yo habría podido
explicarm e ant es de que él se disgust ara.
Pero, de alguna m anera, yo no lograba hacerle com prender que esos incident es - que
según él yo exageraba- eran para m í m ucho m ás dolorosos de lo que nunca habría podido
llegar a explicar.
- Ya veo - repliqué- . Me pregunt o si t u reconocim ient o de que él no era com o t ú siem pre
habías pensado cont ribuyó a que t e sint ieras int eriorm ent e revuelt a.
- Sí - respondió Olivia rápidam ent e- . Ahora est oy segura de ello. Me doy cuent a de que
est aba m uy confundida porque nada encaj aba. No t enía de dónde asirm e para descubrir qué
había pasado durant e t odos esos años. Todo seguía result ando m uy ext raño. Lo sucedido no
se com padecía con la im agen que yo t enía de él, la de un hom bre m aduro, esposo, padre y
profesional respet ado.
- ¿Así que él nunca t e pregunt ó qué querías decir ant es de ponerse furioso? - pregunt é.
- Así es. Nunca lo hizo - cont est ó- . A la larga, conseguí que viera a un consej ero conm igo.
Se quej ó de que él est aba t rat ando de m ej orar las cosas de verdad y yo no. Así que m e
esforcé aún m ás. Ahora com prendo que yo est aba m uy confundida pero no lo sabía. Él decía
que m e am aba, pero si el am or significa am abilidad y consideración, no parecía que eso fuera
ciert o.
- Ent iendo que no lo pareciera y que t e sint ieras confundida. Pero, ¿t e lo im aginabas?
- Sí. Después de ese dom ingo decidí que nadie volvería a grit arm e. Si yo no podía
descubrir por qué m e grit aba después de int ent arlo un día ent ero, quería decir que no había
ninguna razón para ello. ¿Y quién era el que m e grit aba? Bueno, desde luego no era el hom bre
que m e am aba. Ese hom bre no habría hecho ese t ipo de cosas. Había desaparecido hacía
m ucho t iem po, en algún m om ent o que yo no est aba m irando, y había sido reem plazado por un
ext raño. Y día t ras día yo había est ado pensando que él era el hom bre con quien m e había
casado.
- ¡Qué experiencia! - com ent é- . Tu m arido convert ido en un ext raño. Olivia sonrió:
- Sí, m i vida ent era com enzó a cam biar ahí m ism o. Ahora com prendo que aunque yo
hubiera dicho.
- " No quiero que com pres past el de café est e dom ingo" ( algo que nunca habría dicho, ni
siquiera im aginado decir) no habría habido ninguna razón para que él m e at acara com o lo

70
Patricia Evans Abuso verbal

hizo. Aquello est aba m al; no era yo quien est aba m al. Hast a ahí llegué. Ahora sient o eso en m i
int erior.
- Ent onces - dij e- , independient e ni ent e de lo que él pensara, no t enía derecho.
- ¡Seguro! - Olivia rió- . Ahora sé cóm o debería haber sido. Si m i m arido no se hubiera
convert ido en un ext raño y yo hubiera dicho " No quiero que com pres past el" , él habría debido
cont est ar: " Oh, ¿por qué no?" . Se habría sorprendido.
Hizo una pausa y m e m iró com o pregunt ándom e si había ent endido qué quería decir.
Volví a su relat o:
- ¿Y ent onces habrían conversado sobre el t em a?
- ¡Por supuest o! - dij o con gran seguridad- . Le habría int eresado saber por qué.
- Eso sería lo que norm alm ent e cabe esperar - convine- .Dim e, ¿alguna vez dij o que lo
lam ent aba?
- No, no puedo decir que alguna vez se hubiera disculpado, ni una sola vez en los
dieciséis años que pasam os j unt os. Ahora m e doy cuent a de que él m e había convencido de
que yo lo enfadaba. Teniendo eso en la m ent e, nunca est aba segura de quién t enía que
disculparse.
- ¿Y después? - pregunt é.
- Después de descubrir lo que él est aba haciendo, dej é de int ent ar com prender y de t rat ar
de explicar. Com encé a int ent ar det enerlo. Eso fue m uy difícil porque cuando yo le decía que
parara, él se enfadaba t odavía m ás o se reía.Y era part icularm ent e difícil porque yo siem pre
había sido una sent im ent al. Sabes, cuando era pequeña acost um braba pedir a Dios que m e
hiciera crecer rápido para no t ener sent im ient os, com o pasaba con los adult os a m i alrededor -
sus oj os brillaron- . Él nunca dio señales de t ener sent im ient os, eso es seguro.
- Pero t ú seguist e t eniendo sent im ient os - señalé.
- Sí, especialm ent e sent im ient o de t rist eza. Ahora puedo decir que al final fueron m is
sent im ient os los que m e salvaron - sus oj os se agrandaron- . Todo m i dolor est aba ahí porque
m i alm a supo ant es que yo que las cosas no est aban bien. Pero m is sent im ient os siem pre
fueron los adecuados. Est á m al quedart e donde t e t rat an m al y t e grit an, a pesar de t odo lo
que pueda decir la ot ra persona de que no t e t rat a m al ni t e grit a. ¿No es verdad que a veces
grit an para decir que nunca t e grit an?
- Es verdad - convine- . Lo hacen.
- Por últ im o quiero decirt e que, analizando t oda la relación, m e di cuent a de que él
desm erecía lo que yo hacía m ej or porque est aba celoso. De t odos m odos, t erm iné por no
saber qué era lo que yo hacía m ej or; por fin result ó que lo que yo hacía peor era lo que hacía
m ej or, y viceversa. Después de un t iem po llegué a pensar que era incapaz de hacer cualquier
cosa.
- Bueno - le aseguré- , no est ás sola. Eso le sucede a la gent e dom inada y cont rolada. Es
una señal.
- Tuve la suert e de poder liberarm e - dij o sonriendo- . Ahora m e sient o m ucho m ás feliz.
Me alegro. Tu relat o ha sido m uy ilust rat ivo. Gracias.
- Bueno, yo t am bién m e alegro de haber podido sacar eso de dent ro de m í. Porque es
aquí donde est á el dolor: en el corazón, ¿no es así?

Las siguient es son declaraciones que hicieron algunas ex parej as de abusadores


verbales.
" Ant es pensaba: ¿Si m e am a, com o puede ser host il? Ahora pienso: ¿Si es host il, cóm o
puede am arm e?"

" Ant es pensaba que le cost aba hablar. Ahora sé que se m ant enía apart ado."

71
Patricia Evans Abuso verbal

" Ant es creía que él t rat aba de com prenderm e t ant o com o yo t rat aba de com prenderlo.
Ahora sé que ni se le ocurría hacerlo."

" Ant es no podía com prender por qué m e t rat aba m al y después negaba lo que había
dicho. Pensé que t enía una personalidad escindida. Ahora sé que no era así."

" Ant es creía que lo que yo pensaba est aba m al. Ahora sé que es porque él aseguraba
que t odo era al revés de lo que yo pensaba."

" Ant es yo creía que él era una especie de incapacit ado para hablar. Yo t raía a colación
t odo t ipo de argum ent os, pero él no hablaba conm igo. Me esforcé por ser divert ida. Ahora veo
que él t rat aba de m ant ener dist ancia y cont rolarm e."

" Ant es t enía el ext raño t em or de que si expresaba una opinión personal él diría que yo
est aba equivocada. Sencillam ent e, él no podía acept ar m is punt os de vist a, y yo m e sent ía
confundida y vencida. Ahora sé que lo que él hacía era cont radecirm e."

" Ant es pensaba que él no sabía que m uchas de las cosas que decía m e disgust aban, y
que t an pront o lo supiera se disculparía. Ahora sé que nunca se disculpaba porque eso habría
sido renunciar a su dom inio."

" Ant es creía en él cuando decía ` Te am o', por lo que no podía darm e cuent a cuándo se
ponía cont ra m í."

" Ant es pensaba que si m e esforzaba lo suficient e, sería capaz de com prender por qué se
enfadaba. Ahora sé que él era irracional, por eso yo no podía ent enderlo."

" Ant es creía que t odos los hom bres piensan dist int o que las m uj eres, pero que por
alguna razón yo era la única m uj er en el m undo que no había encont rado la m anera de hablar
con un hom bre sin que se pusiera furioso."

" Ant es pensaba que com o est ábam os casados, él debía est ar de m i lado y t om ar en
cuent a m is int ereses. Ahora m e doy cuent a que él pensaba que t enía derecho a cont rolarm e
precisam ent e porque est ábam os casados."

" Ant es yo pensaba que él no diría cosas que no fueran ciert as. Ahora sé que no piensa de
esa m anera."

" Ahora que t odo t erm inó, m e doy cuent a de que m e gust aba t ant o est ar cerca de los
árboles y las plant as porque sent ía la seguridad de que ellos no m e harían daño."

XV
LA DINAMICA FUNDAMENTAL
Aunque dos relaciones de abuso verbal nunca son exact am ent e iguales, parecen
com part ir algunas dinám icas fundam ent ales. La siguient e exploración de esas dinám icas se
inspira en la invest igación de Alice Miller sobre los efect os de las experiencias infant iles en la
conduct a adult a, y en el desarrollo del concept o de la im agen ideal de Karen Horney. Si dam os
por sent ado que t ant o el abusador com o su parej a crecieron en la Realidad.I , nos enfrent am os
a una serie de pregunt as. Por ej em plo, ¿por qué la m uj er se conviert e en víct im a? ¿Por qué la
m uj er apareció en la Realidad I I sin t ener la aut oest im a de esa realidad? ¿Y por qué el
72
Patricia Evans Abuso verbal

abusador perm aneció en la Realidad I buscando el Poder Sobre y la dom inación en lugar de la
reciprocidad? Creo que para com enzar a cont est ar esas pregunt as habría que com prender
t ant o las experiencias infant iles de la m uj er com o las del abusador. Em pecem os est a
exploración con la infancia de la m uj er.

Las experiencias infant iles de la m uj er


En su niñez la m uj er t ípica vivía en la Realidad I ; en esa realidad el poder que los adult os
t enían sobre los niños est aba m al em pleado, con frecuencia debido a la ignorancia y a m enudo
con la m ej or de las int enciones. El dom inio y el Poder Sobre prevalecían; por eso predom ino
t am bién el abuso verbal. En est a realidad, m uchos de los sent im ient os de las m uj eres no
podían ser validados ni acept ados. En algunos casos, ellas t enían un padre indiferent e,
ausent e, despreocupado o siem pre enfadado. En ot ros casos, quienes est aban a cargo de las
niñas, sus parient es o m aest ros, eran verbalm ent e agresivos.
A pesar de t odo eso, parece que hubiera habido una circunst ancia decisiva que perm it ió
que la m uj er accediera a la Realidad I I . Est o se debió a que en su niñez t uvo algunos t est igos
que com prendieron su experiencia, com o si hubiera un hilo que la m ant uviera conect ada al
conocim ient o de que sufría y de que algo est aba m al. ¿Pero cóm o era eso? Para ella, los
adult os t odopoderosos no est aban equivocados. ¿Cóm o podían est arlo? A sus oj os infant iles
ellos eran com o dioses. Su única alt ernat iva era creer que había algo m alo en su propia form a
de ser: quizás en su m anera de expresarse, de act uar, o posiblem ent e en sus sent im ient os y
su experiencia de la realidad en sí m ism a. En consecuencia, la m uj er llegó a la Realidad I I sin
la aut oest im a propia de esa Realidad. Sabía que había sufrido. Por eso podía sent ir em pat ía y
com prensión por los dem ás. Buscaba reciprocidad y ent endim ient o. Sólo que no sabía por qué
había sufrido.
Por supuest o, el hom bre que decía am arla no se habría enoj ado con ella, no le habría
grit ado ni le habría dicho que había algo m alo en ella, a m enos que hubiera algo m alo en su
m anera de ser o en su form a de act uar. Le result ó fácil creer que había dicho o hecho,
inadvert ida o inconscient em ent e, algo que había herido a su com pañero t ant o com o ella
m ism a se sent ía herida. Buscó respuest as dent ro de su alm a y pensó que con seguridad él
t am bién lo hacía. Lo últ im o que podría im aginar era que él no podía buscar respuest as
porque era incapaz de com part ir la realidad de ella. Sabem os que, hast a ciert o punt o, el
abuso verbal puede aparecer t am bién en una niñez de caract eríst icas casi ideales, y que
quienes lo han sufrido experim ent an después t oda clase de dudas e incert idum bre. Esas dudas
se acrecient an cuando se t iene una relación con un abusador en la adult ez. Cuando por
ej em plo la m uj er oye decir " Est ás t rat ando de t ener la razón" o " Tom as t odo
equivocadam ent e" , est á oyendo repet ir en la edad adult a lo que se le dij o en la niñez, pero
est a vez sin la presencia de un t est igo com prensivo. Est a vez t odo sucede a puert as cerradas.
Est á claro que cuando no hay t est igos de nuest ra experiencia ni cont am os con la
validación de nuest ra realidad, t enem os que confiar únicam ent e en nuest ros propios
sent im ient os y j uicios. Est o es difícil para cualquiera y es doblem ent e difícil para la m uj er,
porque el abuso por sí m ism o dism inuye su capacidad de confiar en sus propios sent im ient os y
j uicios y porque ellos est án desvalorizados por el abuso.
A la víct im a del abuso se le enseña a creer que no debe sent irse herida, aunque lo est é y
que, de alguna m anera, ella es responsable de lo que le pasa. Ha sido condicionada desde la
niñez para no com prender sus sent im ient os por lo que t am poco puede reconocer la verdad. Y
esa verdad es que est á siendo m alt rat ada y culpada de ese m alt rat o - corno si así pudiera est ar
j ust ificado- y de sent irse m al por ello, com o si sus sent im ient os est uvieran equivocados. La
t ípica int egrant e fem enina de la parej a cree en la negación del abusador; así, por m ás que
busque respuest as, siem pre se sent irá frust rada y confundida. I ncapaz de alcanzar claridad y
com prensión, la m uj er experim ent a sent im ient os de inadecuación y de confusión. Si su
com pañero no est aba equivocado, si no est aba m int iendo, si es ciert o que ella se t om a a m al
t odas las cosas, ent onces sólo es posible creer que " hay algo m alo en su m anera de ser - en
cóm o se expresa, com o act úa- , o en sus sent im ient os y su experiencia de la realidad m ism a" .
De est e m odo, las dudas de la niñez surgen una vez m ás. Ent onces ella m ant iene su m ent e
abiert a a t odo lo que pueda oír, a t odo lo que le revele qué est á m al y la hace sufrir. Así se
conviert e en la víct im a perfect a.

73
Patricia Evans Abuso verbal

El espírit u de la m uj er ha sufrido m ucho daño pero ella no conoce el significado de su


dolor. Sin em bargo, si se at iene a sus sent im ient os se conect a con el espírit u de vida en su
cent ro, su fuent e de Poder Personal.

El poder de sus sent im ient os y el conocim ient o de su espírit u le perm it irán reconocer el
abuso y, al hacerlo, ganar la aut oest im a de la Realidad I I .

Las experiencias infant iles del abusador


Echem os ahora una m irada al origen de la conduct a del abusador. El abusador t ípico
t am bién creció en la Realidad I ; en esa realidad el Poder Sobre y el dom inio prevalecían j unt o
al abuso verbal. Tam bién, com o le sucedió a la part e fem enina de la parej a, m uchos de sus
sent im ient os no fueron validados ni acept ados. Pero cont rariam ent e a lo que pasó con la
m uj er, él no t uvo un t est igo com prensivo de su experiencia. Al no t ener un t est igo
com prensivo, llegó a la conclusión de que nada est aba m al. Si nada est aba m al, sus
sent im ient os dolorosos no debían exist ir. Aut om át icam ent e dej ó de experim ent ar esos
sent im ient os dolorosos. Los expulsó de su conciencia, les cerró la puert a e ignoró lo que había
sufrido.
Al act uar así, t am bién cerró la puert a a una part e de sí m ism o. Se convirt ió en un
encarnizado adept o de la Realidad I y, así com o Hit ler m oldeó su conduct a en base a la de su
brut al padre, el abusador m oldeó su conduct a en base a la de los abusadores de su infancia.
Se convirt ió en un adept o al abuso verbal.Al no t ener conocim ient o de sus sent im ient os - y de
lo que sufrió- , él no pudo experim ent ar em pat ía y com pasión, por lo que no pudo cruzar el
um bral y pasar a la Realidad I I , porque esa realidad est aba ahora det rás de la puert a cerrada.
La ausencia o la presencia de un t est igo solidario en la niñez det erm ina que un niño
m alt rat ado se conviert a en un déspot a que vuelve cont ra los dem ás sus reprim idos
sent im ient os de desam paro o t al vez en un art ist a que puede revelarnos sus sufrim ient os por
m edio de su obra.
Com o el abusador sient e que su conduct a est á j ust ificada y parece no alcanzar a
com prender sus efect os, sólo podem os suponer que él est á represent ando sus sent im ient os
reprim idos y que, por lo t ant o, est á act uando de m anera com pulsiva. Los abusadores buscan
el Poder Sobre porque se sient en desam parados. Los sent im ient os de dolor y desam paro que
" no deben exist ir" y " no deben ser sent idos" , en realidad exist en; si no son sent idos, son
represent ados.
Hace m ucho t iem po, en su niñez, el abusador cerró la puert a a esos sent im ient os. No
podía hacer ot ra cosa para sobrevivir. La part e suya que alent aba ot ros sent im ient os quedó
viviendo det rás de la puert a cerrada. El niño sensible que perm anecía adent ro est aba,
psicológicam ent e hablando, encerrado en una t um ba de profundo dolor.
Cuant o m ás t iem po pasa sin que el niño que est á adent ro sea reconocido, m ás se
encoleriza; en consecuencia, el abusador t iene que m ost rar m ás ira. Alice Miller nos dice:
Aunque la m uj er t rat e de explicar a su com pañero aquello que la m olest a, el abuso cont inúa.
Las apelaciones a la com pasión del abusador no son fruct íferas porque el abusador no es
em pát ico.
Com o señala Alice Miller, la exist encia de un t est igo com prensivo del sufrim ient o de un
niño es un prerrequisit o decisivo para el desarrollo de la em pat ía en la edad adult a. Sin
em pat ía el abusador no puede ser sensible a la angust ia de la m uj er.
Él represent a sus sent im ient os reprim idos haciendo a alguien lo m ism o que a él le
hicieron en la niñez. Com o no puede expresar sus sent im ient os, debe represent arlos. Eso lo
obliga a perpet uar el abuso. Aun así, los sent im ient os de dolor y desam paro que alberga desde
la niñez nunca se desvanecen. Solam ent e aum ent an, com o t am bién lo hace su conduct a
agresiva.
Sin em bargo, cada inst ancia específica de agresión alivia m om ent áneam ent e los
escondidos sent im ient os de dolor y desam paro del abusador, que ent onces son reem plazados
por un sent ido de Poder Sobre. Su necesidad de m ant ener a raya el dolor abrum ador que " no

74
Patricia Evans Abuso verbal

debe exist ir" es una fuerza dinám ica fundam ent al que lo obliga a buscar el Poder Sobre, el
cont rol, el dom inio y la superioridad.
Adem ás del sent im ient o de desam paro, m uchos abusadores t ienen profundam ent e
sepult ado un sent im ient o de culpa por haberse separado de su m adre. Generalm ent e se
reconoce que los pequeños, niño o niña, se ident ifican en prim er lugar con su m adre. Pero sólo
el niño debe rom per com plet am ent e con est a ident ificación para convert irse en un ser de ot ro
sexo. La rupt ura de est e vínculo puede producir sent im ient os de culpa, que se agravan si la
relación m adre- hij o no es psicológicam ent e sana. Si est os sent im ient os no son resuelt os, el
hom bre puede considerarse superior a lo que rechaza y aprender a desdeñar t odo lo que t iene
relación con la fem ineidad. De ese m odo él int ent a " j ust ificar" la separación de su m adre y
m it igar su culpa.En general podem os suponer que el abusador rechaza y niega un com plej o
conj unt o de sent im ient os. Cuando niega esos sent im ient os, se niega a sí m ism o. ¿Ent onces
quién es el abusador? Para los dem ás, puede ser alguien " realm ent e difícil de conocer" . Para sí
m ism o es quien él cree que es, una im agen ideal que t iene de sí m ism o.Mient ras no se perm it a
que el niño int erior sea conscient e de lo que le sucedió, una part e de su vida em ocional
perm anecerá congelada y su sensibilidad a las hum illaciones de la niñez est ará
consecuent em ent e em bot ada. Todas las apelaciones al am or, la solidaridad y la com pasión
serán inút iles si falt a est e crucial prerrequisit o de sim pat ía y com prensión. " El sent ido que
t iene el abusador de sí m ism o no est á basado en los sent im ient os que alient a su ser, sino en
una frágil const rucción m ent al desprovist a de Poder Personal. El Poder Personal es reconocido
com o la capacidad de saber, de elegir y de crear desde los cim ient os de nuest ro ser, es decir,
desde la conciencia de nuest ros sent im ient os verdaderos. Al no t ener el Poder Personal, el
abusador busca const ant em ent e el Poder Sobre. Necesit a sent irse dom inant e y superior a su
parej a. Algunos abusadores anhelan sent ir la euforia que les produce el Poder Sobre.

El abusador no sólo se esconde a sí m ism o sus sent im ient os, sino que hace lo m ism o con
su conduct a. Su im agen ideal niega la realidad de sus m ot ivaciones, sus com pulsiones y sus
act os. Por ej em plo, un abusador ext rem adam ent e t enso, airado y explosivo, puede describirse
a sí m ism o com o una persona t ranquila y relaj ada.
Un abusador crít ico y enj uiciador puede describirse a sí m ism o com o alguien que acept a
a t odos y que t om a a la gent e t al cual es. Un abusador que acost um bra a socavar y t rivializar
a su parej a o que es fríam ent e indiferent e, puede describirse com o alguien que apoya a su
parej a en t odos los sent idos. Y un abusador que cont radice, y hum illa, puede describirse com o
una persona abiert a a los m ás dist int os punt os de vist a. Muchos abusadores verbales se
describen a la luz posit iva de t odo lo que ant ecede, m ient ras incurren en t odas las cat egorías
de abuso.
El abusador cabal puede definirse a sí m ism o y a la realidad int erpersonal de m anera t an
convicent e que la m uj er llega a acept ar sus definiciones. Cuando acept a y confía, su confusión
se increm ent a.
Muchas m uj eres han m anifest ado que la im agen de su com pañero, en cuant o persona del
Poder Sobre, variaba a lo largo del t iem po y según las diferent es circunst ancias. Una m uj er
dij o de su com pañero: " A veces es el Señor Hosco. A veces es el Señor Jovialidad. A veces es
el Señor Serm oneo. A veces es el Señor Aut óm at a. A veces es el Señor Savoir Faire. A veces
es el Señor Furioso. Pero, para la m ayoría de las personas es el Señor Buen Muchacho" . La
pérdida del sent ido de sí m ism o del abusador con los sent im ient os de desam paro que eso
conlleva, lo com pelen habit ualm ent e a aum ent ar su aut oexalt ación y a sent ir m ás m enosprecio
por su parej a. Sin em bargo, él no puede volver a la vida el sofocado sent im ient o de sí m ism o
m ediant e el abuso. Com o confunde excit ación con vit alidad y t riunfo con fuerza, sufre la
const ant e necesidad de reforzar su im agen ideal.
En general los abusadores verbales que se pasan a la agresión física no reconocen su
grado de violencia, aun en el m om ent o m ism o de ser arrest ados. La negación del abusador
surge del conflict o ent re la persona que él cree que es y su com pulsión de act uar
agresivam ent e. Est a negación es una defensa cont ra la dest rucción de su im agen ideal y una
inm inent e crisis de ident idad. Su ident idad verdadera est aría en peligro si t uviera que adm it ir
lo que est á haciendo. Es por eso que los abusadores verbales nunca se disculpan
sinceram ent e. Una persona fuert e puede reconocer que ha act uado con debilidad; una persona
segura de sí m ism a puede reconocer que ha com et ido un error. Pero quien realm ent e se sient e
75
Patricia Evans Abuso verbal

débil e inferior no puede hacerlo... Com o los hom bres abusivos secret am ent e se sient en m uy
débiles, se esfuerzan m ucho m ás para negar sus sent im ient os y proyect arlos sobre los dem ás;
para cum plir ese propósit o, el ser m ás disponible es su esposa.13
El abusador verbal se ident ifica con ( cree que es) su im agen ideal. En consecuencia,
encubre su conduct a con una negación aparent em ent e j ust a. Podem os com parar al abusador
con el Mago de Oz. Cuando es desenm ascarado, ya no parece ser la horrenda fuerza del Poder
Sobre ot ros, sino una persona insegura y asust ada. Sin em bargo, est o no quiere decir que su
parej a pueda " ayudarlo" . Tam bién Hit ler fue un niño abusado y cuando fue adult o expresó sus
sent im ient os reprim idos, com o dem uest ra claram ent e Alice Miller en su libro For Your Own
Good.
El abusador suele obt ener apoyo para su im agen ideal por m edio de la acept ación de los
dem ás. En el curso nat ural de una conversación, él puede deslizar un com ent ario sobre cóm o
apoya y aprecia a su parej a. Est o explica por qué a t ant as m uj eres verbalm ent e m alt rat adas la
gent e les dice lo afort unadas que son por t ener un com pañero t an est upendo.
Hast a aquí hem os considerado la pérdida del sent ido de sí m ism o del abusador y su
consiguient e necesidad de const ruir un cuadro m ent al o una im agen ideal de sí m ism o. ¿Qué
sucede ent onces con t odos esos sent im ient os dolorosos que no deben exist ir? Com o verem os
m ás adelant e, se proyect an sobre la m uj er. A m edida que pasa el t iem po, el abusador t ípico se
sient e cada vez m enos inclinado a enfrent arse consigo m ism o. Su dolor, su m iedo y su odio
hacia su persona crecen en una part e escondida, y com o él se ocult a a sí m ism o esa secret a
part e, est á incapacit ado para reconocer la fuent e de esos sent im ient os. Cuando afloran, para
él la fuent e de su desgracia es su parej a. Est o es una proyección.
Mediant e esa proyección acusará a su m uj er de t odo lo que él hace y la culpará por t odo
el m alt rat o que él le inflige. Ent onces ella se sent irá last im ada com o lo est uvo una vez,
last im ada y sin un t est igo de su sufrim ient o. Para el abusador, su parej a es una ext ensión de
sí m ism o. Cuando la ve, recuerda sus propios sent im ient os oscuros, su propia vulnerabilidad,
los sent im ient os " que no deben exist ir" , los sent im ient os que deben ser cont rolados. En
consecuencia la m uj er se conviert e en el obj et o de su cont rol y est e cont rol se t ransform a en
dom inación.Parafraseando a Mat t hew Fox en la película The Burning Tim es, donde hay
dom inación hay proyección, y de la proyección surge la negación.
En lo m ás profundo de su ser, el abusador t em e al niño abandonado que vive en su
int erior, com o si fuera dem asiado m alo para pensar siquiera en acept arlo. Sin em bargo est e
sent im ient o no proviene de él sino de su parej a. Muchas m uj eres m e han dicho que cuando
decían a sus com pañeros que se
sent ían heridas, ellos reaccionaban con acusaciones com o " Ahora est ás diciendo que soy
una m ala persona " o " Ahora m e est ás at acando" . Est o es proyección; de ot ro m odo,
expresaría su profunda preocupación y pediría disculpas, o volvería a t ocar el t em a con
em pat ía y com prensión.
I m agine, si quiere, a alguien cuya orient ación psicológica est é fundada en el desahogo de
una ira producida por el sent ido de sí m ism o, alguien que est ablece un sent ido de Poder Sobre
que refuerza su
im agen ideal - la const rucción m ent al. de quién es- y se defiende de ser conscient e de lo
que est á haciendo
proyect ando sus sent im ient os sobre su parej a. Est e cuadro describe al abusador verbal.

Su vida se conviert e en una bat alla cont ra la deposit aria de su proyección. Desde esa
posición ella, al igual que el sent ido de sí m ism o, no debe exist ir. Él no puede verla t al com o es
ni puede ver su realidad.
Considerem os el abuso verbal a la luz de lo que sabem os sobre el rechazo que el
abusador hace del sent ido de sí m ism o, su im agen ideal, su proyección y su negación.
Result a evident e que t odo abuso es un int ent o del abusador de defenderse de los
sent im ient os infant iles de ira, m iedo y desam paro que est án dent ro de el y de prot egerse
cont ra el conocim ient o de lo que est á haciendo. Teniendo est o present e, repasem os
76
Patricia Evans Abuso verbal

brevem ent e las cat egorías del abuso verbal y, desde esa perspect iva, veam os la form a en que
t odos los que buscan el Poder Sobre lo hacen para defenderse y prot egerse de sus propios
sent im ient os reprim idos y su carencia de Poder Personal.

El abuso verbal com o defensa y prot ección


Cuando se niega a com part ir, el abusador queda capacit ado para dom inar a su parej a;
m ient ras t ant o conserva su im agen ideal. Por ciert o, revelar sus pensam ient os daría vent aj as a
su enem igo o perm it iría som et erlo a exam en. Su im agen ideal es dem asiado frágil para
exponerla de t al m odo. Responder a su parej a dem ost rando int erés sería igualm ent e
am enazador. Una respuest a de ese t ipo sugeriría igualdad y afect aría la im agen de
superioridad del abusador. Sin una prot ect ora posición de superioridad, el abusador podría
t ener los sent im ient os de im pot encia que deben ser reprim idos.
El abusador que elige no com part ir se sient e con m ás cont rol y m ás poderoso si puede
perm anecer dist ant e; en consecuencia, m ant iene a raya y anhelant e a su com pañera. Tam bién
sient e que su poder aum ent a cuando con su frialdad apaga el ent usiasm o de su parej a. Busca
el Poder Sobre para poder prot egerse y defenderse de sus propios sent im ient os de
inadecuación. Del m ism o m odo, el abusador se defiende de sus abrum adores sent im ient os de
im pot encia cont radiciendo a su parej a. Cuando declara que él t iene razón y que ella est á
equivocada, cree ser el vencedor, el que t iene m ás poder y m ayor cont rol. Si dij era " Pienso
que..." o " Creo que..." u " Opino que..." dism inuirían sus posibilidades de vencer y adm it iría
que dos punt os de vist a o experiencias diferent es podrían ser correct os. El abusador no puede
t olerar est o porque si la m uj er t iene un punt o de vist a diferent e al de él, pierde el cont rol. Y él
t iene una abrum adora necesidad de cont rolar a su parej a porque ella es la deposit aria de su
proyección. Si él sient e que no t iene el cont rol, t oda su realidad se desm orona.
El abusador se perm it e a sí m ism o act uar sus sent im ient os reprim idos y, al m ism o
t iem po, prot eger su im agen ideal, m inim izando los efect os de su conduct a abusiva. Una de sus
defensas prim arias consist e en hum illar y dism inuir a su parej a.
El bloqueo y la desviación son ot ras defensas con las que el abusador cont rola la realidad
int erpersonal. Cuando esquiva el t em a que se est á t rat ando, evit a la exploración de la realidad
de su conduct a. De ese m odo m ant iene su im agen ideal y alivia su ocult o sent im ient o de
im pot encia. La necesidad de cont rolar la conversación y su result ado puede ser t an int ensa
que algunos abusadores suelen decir con airada aprensión: " ¡No sé por qué est am os hablando
est o! ¡Así que cam biem os de t em a! " .
La acusación y la culpabilización son defensas con sínt om as significat ivos de proyección.
El abusador rehúye la responsabilidad de su conduct a y m ant iene su im agen ideal declarando
que la m uj er es culpable y responsable de sus sent im ient os. Por ej em plo, cuando la at aca, " Es
por su culpa" . De est e m odo " j ust ifica" el abuso.
Ot ra form a en que el abusador int ent a defenderse cont ra sus ocult os sent im ient os de
inferioridad e im pot encia es por m edio de la crít ica y el enj uiciam ient o. Declarando su
superioridad y " corrección" , refuerza t ant o su im agen ideal com o t odo su sist em a de defensa.
El abuso disfrazado de brom a es una form a de t riunfo que produce en el abusador un
sent im ient o de Poder Sobre. Es un at aque host il encubiert o, negado con la socorrida acusación
" No sabes acept ar una brom a" . Est a acusación culpa a la víct im a, y el abusador se anot a un
t ant o a su favor; por lo t ant o, ést e adquiere m ás poder. Es com o disparar un t iro al azar sin
correr riesgos. El daño est á hecho ant es de que la m uj er lo perciba. La " vict oria" est á
asegurada y el enem igo- la proyección- es derribado una vez m ás.
Las cost um bres de t rivializar, socavar, am enazar e insult ar son defensas cont ra los
sent im ient os reprim idos de inadecuación e im pot encia. Son j uegos de poder concebidos por el
abusador para denigrar y dism inuir a la m uj er, es decir, su proyección. Si la proyección del
abusador es penet rant e, él t rat ará a su parej a com o si fuera una ext ensión de sí m ism o - com o
el guant e en la m ano- , com o si est uviera baj o su cont rol, dispuest a a cum plir órdenes.
Mient ras m ant enga el cont rol de su proyección, se sent irá defendido y prot egido de sus
propios sent im ient os.
Cuando finge olvidar, el abusador niega hacerse responsable de su conduct a host il. La
negación del abusador perpet úa la ident ificación con su im agen ideal, m ant iene su proyección

77
Patricia Evans Abuso verbal

sobre la m uj er y es un m edio para esquivar la responsabilidad de su conduct a y de sus


consecuencias.
A m enos que se avenga a m irar dent ro de sí m ism o, el no percibirá su carencia. Si
m irara en su int erior, podría encont rarse con su propia " best ia de la j ungla" ; una vida usada
no para vivir sino para m ant ener a raya sus sent im ient os. A m enos que busque act ivam ent e el
cam bio personal por m edio del doloroso t rabaj o de la t erapia, en ciert o m odo el habrá vivido
una no- vida, en ciert o m odo habrá sido sólo una idea de sí m ism o. Ést a es su gran t ragedia
personal

XVI
SOBRE LA TERAPIA
Apoyo t erapéut ico
La experiencia es una valiosa form a de conocim ient o. Yo no creo en un conocim ient o
privilegiado, en expert os que puedan decir a las personas cóm o deberían ser o qué deberían
considerar verdadero. Creo que un t erapeut a puede ayudar y apoyar para despert ar una nueva
conciencia y una nueva fuerza. Un t erapeut a apoya el proceso de " ver la diferencia" , es decir,
discrim inar ent re los j uicios de t erceros y la propia verdad. Adem ás, un buen t erapeut a puede
ayudar en el descubrim ient o y fort alecim ient o de los recursos int ernos para lograr que la vida
real se parezca a la deseada.
Est e capít ulo exam ina la t erapia en el cont ext o de la experiencia fem enina del abuso, no
porque no haya m uj eres que sean agresivas con los hom bres con quienes t ienen una relación,
sino porque casi t odos los casos que he est udiado - y he est udiado m iles- se referían a
relaciones de parej as het erosexuales en las que los hom bres int ent aban cont rolar a su m uj er
m ediant e el abuso verbal. En aquellos casos en que los hom bres sufrían est e m alt rat o, su
confusión y sus int ent os por resolver el problem a eran m uy sim ilares a las experiencias
fem eninas que aparecen en est e libro. Ellos t am bién se sint ieron aliviados cuando supieron que
no est aban " locos" . El hecho de que est uvieran leyendo sobre experiencias fem eninas no t enía
im port ancia para ellos.

La t erapia
Durant e los últ im os cien años, los m ét odos t erapéut icos se han desarrollado en el
cont ext o de los supuest os pat riarcales y j erárquicos de la cult ura occident al. Teniendo est o
present e, y dando por sent ado que la práct ica t erapéut ica es un proceso en evolución,
present o algunas ideas y punt os de vist a t endient es a apoyar t ant o a los t erapeut as com o a los
lect ores que deben enfrent ar los problem as causados por el abuso verbal.
Mi perspect iva t iene origen en m i conocim ient o de m iles de casos de abuso verbal, de
num erosos inform es y descripciones de encuent ros t erapéut icos relacionados con el abuso
verbal, de t rabaj os de t erapeut as y conversaciones con aquellos que pract ican la t erapia desde
la así llam ada perspect iva narrat iva.
Yo no creo que el t erapeut a deba asum ir una posición neut ral en la int eracción
t erapéut ica. Tam poco sugiero que t om e part ido por una persona o cont ra ot ra. Sugiero en
cam bio que el t erapeut a t om e part ido por el cam bio Recom iendo la t erapia narrat iva porque es
ant ij erárquica y t om a en cuent a la nat uraleza de los sist em as vivos. Adem ás, se basa en la
t eoría const ruct ivist a, t eoría que opina que nuest ra ident idad, la descripción que hace cada
uno de sí m ism o se desarrolla, al m enos en part e, a part ir de las " hist orias" que oím os acerca
de nosot ros. De est e m odo " const ruim os" nuest ra ident idad fuera de nuest ro m edio social.
La perspect iva const ruct ivist a puede ser em pleada eficazm ent e por los t erapeut as para
alent ar el cam bio posit ivo de quienes han sufrido abuso verbal. Las parej as y ex parej as de los
abusadores verbales que buscan esclarecim ient o y apoyo t erapéut ico, se benefician con est e
acercam ient o respet uoso. Com prender la nat uraleza de la violencia verbal puede ayudar a
reconocer ot ras conduct as agresivas. Por ej em plo, en general un niño del que se abusa
sexualm ent e t am bién será forzado verbalm ent e. Una persona que sient a dolor em ocional o
78
Patricia Evans Abuso verbal

angust ia m ent al por incident es con su com pañero, podrá ser capaz de ident ificar y describir lo
ocurrido, si previam ent e reconoce que aquello que se le dij o o la form a en que fue t rat ada, es
de hecho inj ust a y agresiva.
Un t erapeut a que at iende a personas que han t enido o t ienen relaciones donde se verifica
abuso verbal, debe preservar su seguridad em ocional y física. Por est a razón, así com o por la
valiosa inform ación que puede obt enerse de ese m odo, es recom endable part icipar en una
sesión de capacit ación para volunt arios que dan cont ención em ocional a víct im as de abuso
verbal.
Los program as de capacit ación de volunt arios cont ra la violencia dom ést ica brindan
inform ación valiosa. Tam bién sirven com o int roducción a las dificult ades práct icas y cult urales
que la gent e enfrent a en sus esfuerzos por escapar al abuso. Adem ás, a m enudo ponen de
m anifiest o la dificult ad que m ucha gent e encuent ra para asum ir la responsabilidad de
m ant ener y abandonar sus relaciones.
Tant o el abuso verbal com o la agresión física son t áct icas del Poder Sobre. La
com prensión de la agresión física cont ribuye al reconocim ient o del abuso verbal. A la inversa,
y m uy im port ant e, la com prensión del abuso verbal perm it e que las m uj eres golpeadas
reconozcan que ellas no son la causa de la agresión. Por supuest o, " com prender" no significa
de ninguna m anera no sancionar los abusos.
Para decirlo sencillam ent e, la violencia verbal y la física son la m ism a baj o diferent es
form as. Son t áct icas del Poder Sobre. Por est a razón creo que el abusador verbal se beneficia
si part icipa en un program a de recuperación.
Est o puede ser un poderoso agregado a la t erapia aunque la agresión física no est é
involucrada.Adem ás, aunque el abuso sea sólo una posibilidad, es im port ant e que el t erapeut a
ent revist e por separado al abusador y a su parej a.

La gent e que conduce los program as suele saber m ucho acerca del abuso verbal. Por
ej em plo, el program a de Hom bres Unidos cont ra los Am bient es Violent os en Napa, California,
j unt o con el Servicio de Muj eres Abusadas de San Rafael, California, cont ribuyeron con copiosa
inform ación, describiendo m uchas conduct as relacionadas con las cat egorías de abuso verbal
que aparecen en est e libro.

La influencia del Pat riarcado


Todavía vivim os en una cult ura pat riarcal; est a cult ura det erm ina que las m uj eres est én
subordinadas a los hom bres. Cuando yo era m uy j oven solía pensar que pat riarcado era un
t érm ino que se refería a las ideas de los hom bres viej os, por ej em plo " las m uj eres no deberían
vot ar" . ( ¿No era eso abuso verbal?) Creía que pat riarcado se refería a " las cosas com o eran
ant es" . Ahora sé que el pat riarcado - un sist em a de creencias erróneas e inhum anas acerca de
los hom bres y las m uj eres- t odavía t iene una t rem enda influencia en nuest ra cult ura y en el
m undo. Est o no quiere decir que un abusador verbal no sufra ot ras influencias ( paranoia, por
ej em plo) .
El t erapeut a puede ayudar a que una persona vea cóm o ha influido el pat riarcado en su
vida. Para ayudar a que el abusador vea que el pat riarcado lo llevó a la dom inación, es m uy
bueno que se discut an con él las creencias sobre el poder y los derechos, así com o la
necesidad de decir la últ im a palabra, la de ser la aut oridad en la vida de ot ro en lugar de dej ar
que cada uno sea su propia aut oridad y la de ordenar la vida de ot ra persona, et cét era.
De m anera m uy general, el siguient e ej em plo explica cóm o puede influir el pat riarcado
en una relación y hast a crear una " no- relación baj o el disfraz de una " relación" . Cada vez que
una m uj er dice " no" al abuso verbal de su com pañero - diciendo por ej em plo " No quiero que
m e des órdenes" o " No quiero que m e digan cóm o hacer lo que hago" - , desafía al pat riarcado.
Si el abusador en la int eracción est á baj o la influencia del pat riarcado, oirá la declaración com o
si fuera un desafío a él m ism o ( no al pat riarcado) y puede creer que debe luchar con ella ( no
con el pat riarcado) . I ncluso puede pensar: " Ella est á buscando pelea" . Por supuest o, la m uj er
sólo pide que no se abuse de ella, que no se le den órdenes ni se la crit ique. La m uj er est á
buscando una relación m ej or y m ás est recha. Su com pañero, en est e ej em plo, est á buscando

79
Patricia Evans Abuso verbal

una " vict oria" . Se ha ent regado a las ideas pat riarcales, convirt iéndose m ás en un am igo del
pat riarcado que en un am igo de su parej a.
Alan Jenkins14 señala: " Muchos hom bres no consideran que t engan act it udes sexist as o
est ereot ipadas respect o de las m uj eres y los niños. Se ven a sí m ism os com o equit at ivos y
j ust os en su m anera de t rat ar a su fam ilia y a m enudo califican a su parej a de opresiva,
cont roladora e inj ust a" .
Cuando el abusador se ve a sí m ism o com o " la víct im a" , invit a a su parej a a verse com o
el crim inal. " Si yo lo hubiera dicho de ot ra m anera él no m e habría hum illado, grit ado o dado
órdenes." La invit a a unirse a él en una visión pat riarcal de las cosas, una visión carent e de
sent ido que exonera al hom bre y hace responsable a la m uj er de la conduct a.
Jenkins señala t am bién: " Los abusadores pueden ser t ant o hom bres t ranquilos y pasivos
que t ienden a evit ar los conflict os, hast a pat riarcas dom inant es que hacen const ant e exhibición
de poder y de posición social. Sin em bargo, en am bos ext rem os aparecen exageradas paut as
de prescripción e invalidación con respect o al género, sect ores sociales, cuest iones
em ocionales y ot ros" .

La ident ificación del " problem a."


Los t erapeut as pueden t ener dificult ad para ident ificar la dinám ica de la dom inación
cuando una parej a se present a ant e ellos buscando asesoram ient o para " profundizar la
relación" o " t ener una m ej or relación" porque " no se est án llevando bien" o porque
" últ im am ent e est án riñendo" . La m ism a dificult ad puede present arse cuando la m uj er llega
sola a hacer una consult a porque " se sient e deprim ida" , no est á " cont ent a con su relación" o
t iene " problem as para com prender" a su com pañero.
No es infrecuent e que un t erapeut a t rat e a una parej a cada sem ana durant e varios
m eses sin que se ent ere del verdadero problem a. A veces nadie reconoce el problem a; ot ras,
aunque lleguen a reconocerlo, lo m inim izan; y ot ras la m uj er t em e m encionarlo por t em or a
ser aún m ás m alt rat ada.
Del m ism o m odo, puede que algunos t erapeut as no sepan que est án ant e una relación
agresiva. A veces la m uj er agredida t em e revelar los incident es. Muchas m uj eres m e cont aron
que " sabían" que si hubieran dicho algo sobre las agresiones sufridas, su com pañero las habría
golpeado cuando llegaran a su casa o m ient ras iban cam ino a ella. Ot ras, por el cont rario, no
reconocieron que el hecho de que su com pañero la golpeara significaba que t enían una
relación agresiva. Pensaban que cuando obt uvieran asesoram ient o descubrirían " lo que est aba
m al" y, al int roducir cam bios en la relación, no volverían a ser golpeadas.
Por supuest o, " Lo que est á m al" es la violencia, verbal o física.
Muchos t erapeut as t radicionales t ienen t endencia a m irar a la persona com o el problem a
y verse ellos com o expert os en el problem a ( que se localiza en la persona) . Algunos creen
t ener un conocim ient o obj et ivo de la persona y que lo que ellos consideran que est á bien para
él o para ella est á bien, al m argen de qué piensa o sient e el pacient e.
Algunos t erapeut as creen saber qué debería hacer o cóm o debería ser su pacient e, sin
com prender que la percepción que el pacient e t iene de su propia nat uraleza es m ás
significat iva que la de cualquier ot ra persona. Los cam bios que se dirigen hacia el int erior y
que se basan en la percepción que las personas t ienen de sí m ism as, son los m ás duraderos.
La t erapia que dirige y pat ologiza es una post ura de predom inio. En efect o, nos dice: " Tengo
un conocim ient o expert o que ust ed no t iene así que t engo poder sobre ust ed y puedo dirigirla
y decirle qué debe hacer" . El abuso de poder en una relación " t erapéut ica" es el result ado de
una t erapia basada en la Realidad I .
Un hom bre que confesó haber abusado verbalm ent e de su esposa m e escribió para
decirm e: " Hicim os t erapia de parej a durant e años y nuest ro t erapeut a nunca ident ificó el
abuso verbal" . Muchas m uj eres escribieron que las agresiones t uvieron lugar aun frent e a su
t erapeut a y que ést e no dij o una palabra al respect o. Ciert o núm ero de m uj eres afirm aron que
fueron agredidas por el m ism o t erapeut a. Aunque est os relat os no se refieren a t odos los
t rat am ient o t erapéut icos, son lo suficient em ent e com unes para j ust ificar que se eche una
m irada a la dinám ica de las relaciones agresivas. Si el t erapeut a es ciego a los efect os que la
cult ura y el pat riarcado ej ercen sobre algunas relaciones, puede creer que una m uj er agredida

80
Patricia Evans Abuso verbal

verbalm ent e ya no lo será m ás sólo con que se vuelva m ás independient e y t enga m ás


seguridad en sí m ism a. Esos t erapeut as que creen que " si ust ed cam bia, el cam biará" no
reconocen la aut onom ía personal. Usan un " m odelo" que ya no sirve para la relación. Por
ej em plo, los t erapeut as ent renados en sist em as fam iliares, a veces ven la relación com o si
fuera un sist em a biológico. " Si un m iem bro ( una part e) del sist em a cam bia, el ot ro t am bién
cam biará." Ést a no es una descripción út il ni precisa de una relación en la que una persona
pret ende vencer y predom inar sobre ot ra. Por el cont rario, en una relación basada en la
reciprocidad ese m odelo podría servir, dado que am bas part es est arían inclinadas a adapt arse
a los requerim ient os del ot ro.
Un enfoque sist ém ico de la t erapia com o el enfoque narrat ivo, reconoce la aut onom ía. La
t eoría de los sist em as dej a bien en claro que los seres hum anos son sist em as vivient es
aut ónom os e int erdependient es, t al com o ocurre con un ecosist em a.
Expresam os nuest ra aut onom ía cuando ej ercem os nuest ra libert ad de elección. Una
persona puede elegir escuchar al ot ro y responderle, o no escuchar al ot ro y no responderle.
Es decir que aunque una part e cam bia, su com pañero puede elegir no cam biar.
Alt ernat ivam ent e, el abusador puede elegir responder, pero la m anera de hacerlo volverá a ser
su elección. Puede responder aum ent ando la agresión o cam biando el t ipo de agresión; puede
elegir cesar en su conduct a.
Generalm ent e, una t erapia narrat iva o de la Realidad I I sit úa el problem a del abuso
verbal en las práct icas cult urales ( int ernalizadas por el individuo) que t oleran el Poder Sobre,
la adj udicación discrecional de derechos y la supuest a superioridad de una persona sobre ot ra.
Est as práct icas son t ransm it idas sublim inalm ent e en la fam ilia.
Un t erapeut a narrat ivo ve la vida de la persona com e enm arcada en una hist oria cult ural,
y ve los problem as que encuent ra la gent e cuando se esfuerza por adecuarse a un precept o
cult ural preform ulado. El t erapeut a invit a a la gent e a ej ercer un nuevo discernim ient o y a
considerar m anera de ser alt ernat ivas. La t erapia narrat iva no im plica el predom inio que
conllevan algunos enfoques t radicionales; en cam bio es una posición t erapéut ica de
colaboración y reciprocidad ent re el pacient e y el t erapeut a.
La ent revist a t erapéut ica
Cuando hace pregunt as, el t erapeut a ext rae de cada individuo inform ación sobre la
nat uraleza de su problem a y de su ent orno. Describir el problem a, darle un nom bre y definir
su sust ent ación en descripciones cult uralm ent e prescript as perm it irá que el problem a sea vist o
com o t al, en lugar de ver a la persona o las personas com o " el problem a" .
A cont inuación hay un breve ej em plo de algunos t ipos de pregunt as que invit an a la
gent e a ver la diferencia ent r las conduct as del Poder Sobre que im piden la " relación"
verdadera y la conduct a solidaria que desarrolla esa " relación" .
Una m uj er puede ir a ver a su t erapeut a y decir algo así: " No soy feliz. Últ im am ent e m e
sient o deprim ida. No m e llevo bien con m i m arido" .
El t erapeut a puede est im ular la obt ención de m ás inform ación haciendo las siguient es
pregunt as:
Qué sucede cuando ust ed sient e que no se llevan bien?
Hubo un t iem po en que le pareció que se llevaban bien?
Qué diferencia not a ahora?
Puede decirm e algo m ás sobre eso?
Puede decirm e cóm o expresa él su int erés por ust ed; sus pensam ient os, opiniones,
planes, et cét era?
Cóm o fue su últ im a sem ana?
Si el abuso verbal ha sido ident ificado com o el problem a puede pedir a la m uj er, no al
abusador, que cont est e las siguient es pregunt as:
Cóm o ha afect ado su vida el abuso verbal?
El abuso verbal ocupa buena part e de su t iem po?
Con cuánt a frecuencia ocurre el abuso verbal?
El abuso verbal afect aba su vida hace cinco o diez anos?

81
Patricia Evans Abuso verbal

Si el abuso verbal cont inúa en la dirección que va ( apareciendo m ás a m enudo o


causando m ayor pert urbación) , ¿cóm o cree que será su vida de aquí a cinco o diez años?
Si ust ed cont inúa t rat ando de que no se produzca, siendo m ás cuidadosa en el fut uro con
lo que diga, - - qué t ipo de cosas cree que sería m ás seguro decir?
Not a lo sorprendido que est oy de que a ust ed le haya ido t an bien a pesar de est as
circunst ancias?

El t erapeut a puede apoyar al abusador para que llegue a una m ayor percepción de su
propia conduct a, invit ándolo a explorar sus creencias sobre sí m ism o y la relación, en el
conj unt o de los precept os cult urales sobre la " m asculinidad" y sobre cóm o esas ideas ent ran
en conflict o con la realidad de su relación.
Para un t erapeut a narrat ivo, hay pocas sit uaciones que no est én influidas por el
pat riarcado. Si en una relación hay abuso de poder, un t erapeut a narrat ivo vería que la
responsabilidad corresponde a la persona que abusa del poder.
El enfoque narrat ivo invit aría al abusador a:

· Reconocer la violencia com o t al.


· Ponerse en cont ra de esa práct ica.
· Acept ar la t ot al responsabilidad de det enerla.

El t erapeut a invit aría al abusador a considerar las creencias e ideas que sust ent an su
conduct a, y el efect o que t ienen sobre su m uj er y sobre la relación. Si el problem a ha sido
ident ificado com o ahuso verbal, el t erapeut a form ularía pregunt as que pondrían de m anifiest o
ideas pat riarcales de dom inación m asculina. He aquí algunos ej em plos:
¿Cóm o ha reaccionado ant e la resist encia de su parej a a seguir sus direct ivas?
¿Cóm o ha afect ado su relación su deseo de dirigirla?
¿Qué sucede cuando su parej a expresa una opinión que ust ed no com part e?
¿La idea de que ust ed debe est ar al m ando en su parej a, la ha acercado m ás a ust ed?
¿Cuando de pront o surge el deseo de " ganar" a su m uj er, cóm o lo dom ina?
¿Qué prevalece; ust ed o su deseo de dom inación?
¿Cóm o se sient e con ust ed m ism o cuando logra prevalecer?
¿Cóm o se las arregla para m ant ener a raya la dom inación?

Est as pregunt as hacen que la responsabilidad de la agresión recaiga sobre el abusador y


lo invit an a asum ir la responsabilidad de su conduct a.
Es út il invit ar a un abusador a recordar un t iem po en el que no ej ercía el poder sobre su
parej a aunque hubiera podido hacerlo y discut ir el significado de esa excepción.

¿Cuál era su conduct a en ot ros cont ext os; por ej em plo, en la et apa inicial del cort ej o a
su parej a o en la oficina con su j efe? De est e m odo él podrá " ver" la diferencia ent re sus
conduct as, y quizá la propia percepción de su nat uraleza le perm it a com prender que la
conduct a que t iene con su parej a no puede ser excusada por un supuest o déficit afect ivo
debido a su hist orial fam iliar.
Un t erapeut a narrat ivo haría que el abusador diferenciara sus int enciones ( t rat ar de
m ant ener la relación con su m uj er) de sus act os ( agresión para m ant ener el cont rol de la
relación) . El propósit o de est o sería ayudar al abusador a const ruir una noción saludable de su
persona que no se base en el Poder Sobre, la coerción, la prevalencia o la superioridad.
El t erapeut a puede invit ar al abusador a discut ir qué ent iende por reciprocidad " ¿Qué
significa para ust ed la reciprocidad? ¿Cree que significa lo m ism o para su parej a?"
Cuando el abusador reconoce la nociva influencia del pat riarcado en la relación y quiere
elim inarlo, puede ser invit ado a declararse en cont ra de él, a est ar alert a y vigilant e y a t rat ar
de com bat irlo cuando insinúe su presencia. Se le puede invit ar adem ás a explorar
82
Patricia Evans Abuso verbal

abiert am ent e las form as en las que el pat riarcado lo desafía por haber elegido ahora una
m anera de ser no pat riarcal.
Est os pasos llevan t iem po y no pueden com enzar a darse hast a que la agresión haya sido
reconocida y el abusador, quizá con el apoyo de un program a m asculino, acept e la
responsabilidad de su conduct a.
Si el abusador niega su conduct a o su responsabilidad ( ¡Sucedió por culpa de ella! ¡Ella
m e obligó a hacerlo! ) puede que la m uj er se m arche y que él pase a una nueva relación en la
que reproducirá su com port am ient o.
Algunos hom bres, aun cuando est én cort ej ando a una nueva m uj er, siguen persiguiendo
" a la que se fue" .
En ese caso pueden ser invit ados a ver que esos int ent os de volverla a " pescar" no
t ienen nada que ver con una relación. Tienen que ver con las ideas pat riarcales de posesión y
propiedad.
Aunque el abusador haya reconocido su conduct a, verá que lleva m ucho t iem po y
esfuerzo t erm inar definit ivam ent e con ella. Y aun cuando parezca que lo ha hecho, puede que
la m uj er verbalm ent e agredida est é dem asiado t raum at izada para abrigar siquiera la idea de
reanudar la relación con él.
El t erapeut a debería invit arlo a que acept ara que el pat riarcado dest ruyó la relación y
que debe darla por t erm inada sin culpar por ello a la m uj er.

La negación
La negación puede bloquear t odos los esfuerzos para det ener el abuso verbal en una
relación. La negación es com o un m ecanism o aut om át ico de defensa; ha sido m uy bien
definido en la lit erat ura psicológica. Para nuest ros propósit os, una m anera sencilla de
describirla es decir que el abusador piensa " Yo no he hecho nada m alo " y est á convencido de
que es así, a pesar de las pruebas en cont rario.
El siguient e ej em plo ilust ra cuán int ensa puede ser una negación. Un t erapeut a que
ej ercía desde hacía m uchos años est aba at endiendo a hom bres que lo consult aban para
m anej ar la cuest ión de la violencia cont ra su m uj er. El t erapeut a decidió ir a un program a de
recuperación. Quería observar cóm o funcionaba; esperaba aprender algunas t écnicas para
aplicar con los hom bres que lo consult aban. Quería ayudarlos para que se hicieran
responsables de su conduct a agresiva y pudieran superarla. Mient ras asist ía al program a se
dio cuent a con est upor de que él m ism o era un agresor.
Est e hom bre t uvo el valor de cont ar su hist oria al m undo en un program a de t elevisión.
Present ó un cuadro m uy claro de lo que es una negación t ot al y de cóm o la im agen de alguien
puede engañar no sólo al m undo, sino t am bién a él m ism o.
La negación del abuso crea una ext rem ada confusión en la m uj er. Ella es agredida dos
veces: una vez por el abuso y ot ra por la negación. No hace falt a decir que los t erapeut as
necesit an ser m uy conscient es de est o. Muchas personas que han sufrido abuso verbal t ienen
una necesidad abrum adora de que el abusador reconozca que nunca est uvo j ust ificado. Pero
eso no sucede siem pre. Sin em bargo, algunos abusadores consiguen rom per su negación
cuando leen una t ranscripción de lo que han dicho. Por prim era vez se dan cuent a de que
efect ivam ent e dij eron " esas cosas" .
Generalm ent e el abusador se sient e sacudido cuando reconoce su conduct a. Y a m enudo
lo prim ero que dice es: " Soy una m ala persona" . ( ¡Siem pre m e sorprende descubrir que t ant os
abusadores digan exact am ent e lo m ism o! ) Al haber ext ernalizado los precept os pat riarcales de
superioridad, dom inio y falt a de responsabilidad, com o hem os vist o m ás arriba, el abusador
puede darse cuent a de que es una persona y que su conduct a es una elección. Si persist e en
su idea de que algo dent ro de el - su " m aldad" o su " pasado" - es la causa de su conduct a,
puede escapar a su responsabilidad y en lugar de culpar de su conduct a a su parej a, puede
ahora culpar a su " m aldad"; ¡su verdadera nat uraleza!
Aunque el " pasado" o la " cult ura" nos ayudan a com prender aquello que sust ent a la
conduct a agresiva, la responsabilidad del abuso recae sobre el abusador.
John St olt enberg dice: " Est a búsqueda de explicación de la violencia m asculina a veces
corre el riesgo de convert irse en la búsqueda de una disculpa: ‘Cóm o podría ser diferent e,
83
Patricia Evans Abuso verbal

pobrecillo? ¡Mirad com o creció! '. De ese m odo los hom bres eluden la responsabilidad ét ica y
obt ienen validez t erapéut ica y respet abilidad académ ica'."

Un Encuent ro Terapeut ico


Jill, casada con Jack, m e envio la siguient e cart a, despues de leer la prim era edicion de
est e libro:
Todo com enzó cuando leí su libro. Allí est aba, con t odas las let ras y definido
claram ent e por prim era vez, el problem a que yo est aba enfrent ando. Respiré con alivio. Había
encont rado la confirm ación de lo que int eriorm ent e sabía que era ciert o pero que nunca m e
había at revido a expresar.
En m uchas fuent es a las que recurrí en busca de inform ación m e sugerían que los
problem as en una relación desdichada eran causados generalm ent e porque la m uj er era
dem asiado solícit a o se involucraba dem asiado. Creí en t odo eso casi sin darm e cuent a. Tom é
la responsabilidad por la relación y por la conduct a de m i m arido, que era lo que " se suponía
que t enía que hacer una m uj er" .
Cuando Jack com enzara a culparm e y acusarm e, yo debía t rat ar de explicarle
pacient em ent e: " No, no es eso lo que dij e ni lo que hice" . Pensé que conseguiría que él viera lo
que est aba haciendo. Pensé que t odo era debido a su ignorancia y a que en su niñez había sido
víct im a de abuso. Pensé que si yo era una m uj er " cabal" podría hacer que él viera la luz, que
quisiera dej ar de ser abusivo. ( Pero a pesar de m is int ent os, él siguió. Sent í que est aba
fracasando com o m uj er y com o persona.)
Pero ahora t odo era diferent e. Me di cuent a de que el problem a no era que yo no fuera lo
suficient em ent e com prensiva ni que no fuera capaz de explicar las cosas lo suficient em ent e
bien ni que no fuera lo bast ant e t olerant e ni los ant ecedent es de su fam ilia t ort urada ni la
relación m ism a.
Por prim era vez supe que yo no t enía que ser culpada por la agresión. Yo no era en
absolut o responsable de ese m alt rat o. Él era el perpet rador. El problem a era suyo. Con est a
validación vino el principio de m i fort alecim ient o. Cuando, com o de cost um bre, ent ró en m i
cuart o culpando y acusando, yo, arm ada con el nuevo conocim ient o y la m ayor confianza que
eso m e daba, le dij e sim plem ent e: - " Bast a, Jack. Déj am e sola" .
Una m irada de est upefacción lo det uvo en la puert a. Por prim era vez algo hizo que se
det uviera.Abandonó el cuart o sólo para volver m ás t arde y decirm e de m anera ext raña:
" Cuando m e dij ist e eso, sent í com o si m e llam aran a m i j uego" .
No dem ost ré lo que pensaba aunque m e sent ía conm ocionada. Pensé: " ¡Vaya! ¿Est am os
casados hace once años y durant e t odo ese t iem po has est ado j ugando conm igo? ¡Todo
nuest ro m at rim onio no ha sido m ás que un j uego de poder para t i! ¡Tú no eras la víct im a
inocent e que t ransm it ía el m ism o abuso que había sufrido, sino que est abas t rat ando
deliberadam ent e de cont rolarm e! " . Él siguió: " No quiero vivir así. Quiero buscar ayuda" .
En ese m om ent o se abrió la posibilidad de un cam bio. Era m uy im port ant e encont rar
rápidam ent e un buen t erapeut a. Convinim os en que am bos haríam os t erapia. Yo conocía un
renom brado t erapeut a para pacient es individuales pero com o t erapeut a para parej as no fue
una gran elección. No t enía dem asiada visión sobre los problem as referidos a los dist int os
sexos y al abuso de poder. No ent endía la dinám ica de las relaciones agresivas y consideraba
que la violencia verbal era un problem a m ucho m enor que la violencia física. Y para em peorar
las cosas, t erm inó vict im izándom e, sin int encion, est oy segura.
I nicialm ent e Jack había acept ado la t ot al responsabilidad de haberm e agredido, pero
nuest ro t erapeut a siguió invest igando nuest ras debilidades para encont rarle un m ayor
" sent ido" al problem a. Tam poco quiso ent erarse de m i experiencia leyendo el libro que yo le
ent regué y que en su m om ent o había subrayado casi por com plet o. En cam bio su act it ud fue
algo así com o decir: " ¡Cóm o podem os at revernos, nosot ros, que a sus oj os som os gent e
enferm a, a hacerle a él, el fam oso profesional en salud m ent al, alguna sugerencia sobre
nuest ro problem a! ¡Ése es su t rabaj o, no el nuest ro! " .
Elaboró un plan de conduct a para m i m arido, del cual yo debía t om ar la m it ad de la
responsabilidad. I nm ediat am ent e lo cuest ioné. ¿Por qué se esperaba que m e hiciera cargo de
los problem as de m i m arido? ¿Qué hacía él en el caso de un m at rim onio en que el hom bre

84
Patricia Evans Abuso verbal

est uviera golpeando a su parej a? ¿Esperaría t am bién que la m uj er se hiciera parcialm ent e
responsable de un problem a que no era suyo?
- No - m e dij o- , en ese caso la parej a debería separarse, le daría apoyo a la m uj er y el
hom bre recibiría t erapia que enfocara su violencia.
- Pero est a dinám ica - le cont est é- no es diferent e.Ent onces, ¿por qué m e est á
obligando a hacerm e parcialm ent e responsable de un problem a que no es m ío? Est o t iene que
ver con preconcept os sexist as.
Jill - dij o- , ust ed est á hablando de violencia física. Est o es sólo verbal. No es la m ism a
cosa. Ust ed es dem asiado suscept ible. Lo norm al sería que ust ed aprendiera a ignorar algunas
de las cosas que él hace.
Seguim os disint iendo pero por desgracia m i m arido, que había acept ado inicialm ent e su
t ot al responsabilidad, cam bió de idea m uy cont ent o. Había encont rado un nuevo aliado en sus
esfuerzos por endilgarm e la responsabilidad a m í. No hace falt a decir que la agresión creció de
m anera t errorífica. Parecía que m i m arido se sent ía j ust ificado, y hast a anim ado, por la
com unidad t erapéut ica. Nunca hubiera esperado est o del psicólogo que yo había buscado para
que nos ayudara, pero eso fue exact am ent e lo que pasó.

La búsqueda de un t erapeut a
Cuando consult o con la gent e sobre la dinám ica de su com unicación int erpersonal y la
nat uraleza del abuso verbal, los ayudo para que t engan una percepción m ás clara de lo que
oyen y lo que dicen. Después, si necesit an un apoyo t erapéut ico regular, los envío a un
t erapeut a que com prenda la t em át ica del abuso verbal.Sugiero a quienes est án buscando
ayuda t erapéut ica que conversen con t ant os t erapeut as com o puedan hast a que encuent ren al
que consideran adecuado.

Yo rechazaría:
· A t erapeut as que no vean abuso verbal igual a abuso físico- act os de violencia- ( Les
falt a capacit ación)
· A t erapeut as que no com prendan los problem as relacionados con el pat riarcado, el
poder y la diferencia de género. ( Serán ciegos al abuso.)
· A t erapeut as que consideren a la m uj er responsable de cualquier m odo por la conduct a
del abusador. ( Su orient ación t erapéut ica t erm inará agrediendo a la m uj er.)
· A t erapeut as que no valoren la experiencia de la m uj er. ( Tenderán a privilegiar su
conocim ient o " expert o" sobre la valiosa experiencia de la m uj er.)
· A t erapeut as cuya posición t erapéut ica no abra espacio a nuevas form as de ser, de
m anera respet uosa y colaboradora.

La eleccion es, por supuest o, subj et iva e individual.

XVIII
LOS NIÑOS Y EL ABUSO VERBAL
Muchas pregunt as rodean el t em a de los niños y el abuso verbal. Por ej em plo:

¿Cóm o puedo alent ar una alt a aut oest im a en m i hij o? ¿Qué debo decir a un niño que ha
sufrido el abuso verbal de ot ro niño o de un adult o?
¿Qué debo decir a m i hij o cuando m e dice palabras ofensivas?
¿Cóm o puede m i hij o m anej ar m ej or el abuso verbal de sus pares?

85
Patricia Evans Abuso verbal

¿Qué puedo decir a m i hij o cuando he dej ado una relación en la que la violencia verbal
era m oneda corrient e?
¿Cóm o puedo m ant enerm e lej os de m i ex m arido cuando com part o la educación de m i
hij o con él?

No hay respuest as perfect as para est as pregunt as. Las respuest as que aquí se present an
son sugerencias, m odelos de form as efect ivas de com unicación dest inadas a ayudar en el
proceso de honrar, respet ar y prot eger a los hij os del daño em ocional y m ent al del abuso
verbal.

Cóm o alent ar la aut oest im a de sus hij os


Cuando un progenit or se enfrent a con una sit uación de m ucho est rés, y su hij o necesit a
at ención, la urgencia del m om ent o invit a a una respuest a apresurada. Aun cuando t enga
t iem po para pensar, un progenit or puede pasar por alt o soluciones o acciones obvias si su
m ent e no est á serena.
Por est a razón, es im port ant e que los progenit ores recuerden la necesidad de t rat ar a sus
hij os con benevolencia y respet o, aunque est én est resados.
Cuando el respet o es el cont ext o de lo que se dice, es m ás probable que las palabras
t ransm it an respet o.
En m uchas ciudades se dan cursos para progenit ores y hay m uchos libros disponibles
sobre la crianza de niños. A veces es difícil elegir ent re t ant as filosofías diferent es; creo que el
crit erio esencial a t ener en cuent a es que recom ienden el respet o a los niños. Si dam os am or y
at ención a nuest ros hij os, som os em pát icos con sus sent im ient os, honest os con ellos y
alent am os su independencia, en la m ayoría de los casos los verem os crecer com o adult os
cariñosos, at ent os, em pát icos, honest os e independient es.
A veces la presión de sus pares o una agresión sufrida fuera del hogar pueden influir
para que el niño act úe de m anera indeseable. En lugar de apresurarse a culparlo, será m ej or
buscar ayuda ext erna a t ravés de clases para adult os, asesoram ient o y/ o conversaciones con
ot ros progenit ores.

Com unicar confianza


Creo que una de las m aneras m ás efect ivas de infundir confianza es perm it ir que el niño
cubra sus propias necesidades en cuant o dem uest re capacidad para hacerlo.

Com unicar aprecio


Los niños responden al aprecio. Ellos nacen buenos, curiosos y espont áneos. Cada niño
t iene t alent os e int ereses únicos. El t rabaj o de los progenit ores es dar a sus hij os la at ención
que necesit an. Prest ando at ención a lo que le gust a al niño - la m úsica, la danza, las carreras,
los colores brillant es, la t ranquilidad, los deport es, et cét era- e int roduciendo y est im ulando sus
int ereses, logrará que perciba su calidad de ser único.

Com unicar cuáles son los lím it es


La buena com unicación incluye expresar a los hij os cuáles son sus lím it es. Los niños se
sient en m ás seguros y bien cuidados cuando sus padres les fij an lím it es. Serán m ucho m ás
capaces de est ablecer sus propios lím it es cuando sean adult os, si lo han aprendido en la niñez.

Com unicar elecciones


Se debe dar al niño la posibilidad de elegir siem pre que sea posible. Para los
progenit ores, est o represent a un esfuerzo ext ra, porque es m ás fácil decir: " Te pondrás est o,

86
Patricia Evans Abuso verbal

t e gust e o no" . Pero si su hij o aprende t em prano que puede hacer elecciones y ser
responsables por ellas, est ará m ej or equipado para hacer buenas elecciones en su vida.

Cuando los ninos son t est igos del abuso verbal


A veces, aunque est é t rat ando de prot eger a un niño, un progenit or puede perder la
noción de cóm o respet ar sus sent im ient os. Por ej em plo, una m uj er escribió: " Tuve un abuelo
que solía grit arm e y regañarm e. Mis padres m e dij eron que eso no m e t enía que m olest ar, que
lo ignorara. Me sent í m uy feliz cuando se m urió" .

En una sit uación com o ést a, el niño necesit a oír: " Lo que acaba de hacer ( o decir) no
est á bien. Ven conm igo; hablaré con él" . El abusador necesit a oír: " Eso que dij ist e a Mary ( o
John) no est á bien. Realm ent e no quiero que vuelva a oír algo parecido" .
Si a un niño le grit an o lo desm erecen de alguna m anera, necesit ará apoyo. Si no se da
cuent a de ello, un progenit or puede enseñar a su hij o a t olerar la agresión.
Si un padre dice a su hij o: " Ella no quiso decir eso" , la experiencia del niño es invalidada
y su dolor es ignorado. El abuso es m inim izado y el niño aprende a t olerarlo.
A m ucha gent e se le enseña a m inim izar la agresión. Al decir: " Olvídalo. Sim plem ent e
t uvo un m al día" , parece que se hace desaparecer el dolor, pero la herida queda adent ro. Y es
algo " product or de locura" . ( ¿Acaso t ener un m al día j ust ifica la agresión a ot ro?)
Cuando se reconocen los sent im ient os de los hij os y se responde al abuso verbal, se
valora la experiencia y el adult o se conviert e en t est igo solidario. De est a form a enseña a su
hij o las respuest as adecuadas para el abuso verbal y le ayuda a respet ar sus propios
sent im ient os.
Por el cont rario, si se les enseña a fingir que las palabras no hieren ( est o se enseña en
part icular a los varones) se los llevará a dudar de sí m ism os.
El niño necesit ará aprender las respuest as apropiadas según su edad y la persona a
quien deba responder, pero a cualquier edad un niño necesit a apoyo em ocional para responder
a un adult o que lo agrede.
Los niños aprenden a agredir a los adult os y t am bién lo hacen ent re sí. Una de las
respuest as m ás efect ivas que un niño puede dar a un par que lo dism inuye, es decir: " ¡Eso es
lo que TÚ dices! " , con un fuert e énfasis sobre el " t ú" .
Usualm ent e est a respuest a asust a al ot ro niño; significa: " No m e lo creo. Tú lo dices. Tú
eres responsable de lo que dices" .
A veces un niño es agredido cuando visit a a su padre o a su m adre después de una
separación o divorcio. Hace poco hablé con una m uj er cuyo hij o parecía apesadum brado cada
vez que volvía de visit ar a su padre. Cuando pregunt aba qué pasaba, la respuest a que se
repet ía era: " Si t e lo digo, aunque digas que no lo vas a decir, él lo descubrirá" .
Evident em ent e, ést e es un serio problem a. El niño est á sufriendo y se sient e dem asiado
am enazado para confiar su experiencia.
Si el padre no puede obt ener la confianza de su hij o, una int ervención ext erna - un am igo
de la fam ilia, un parient e o un consej ero que se conviert a en el confident e del niñopuede
result ar m uy valiosa.

Cuando los padres se separan


Si un niño es agredido o es t est igo de un abuso, sufre. Una m uj er m e dij o: " Cont inuar así
puede dañar al niño. Es erróneo pensar que cont inuar con un m at rim onio ` para bien de los
chicos' t enga m érit o alguno. Por el cont rario, es ext rem adam ent e perj udicial. Si el abuso se
vuelve hacia el niño o si el niño inconscient em ent e absorbe la m ecánica de una relación
agresiva, a la larga t odo result a sum am ent e doloroso" . Est a m uj er hablaba por su propia
experiencia.
Cuando los niños crecen en m edio de la agresión, pueden expresar su frust ración, dolor y
confusión, o t rat ar de borrar la experiencia con drogas u ot ros m edios aut odest ruct ivos.
I ncluso pueden int ent ar suicidarse. Las chicas pueden inclinarse m ás a apart arse, y los

87
Patricia Evans Abuso verbal

m uchachos a volverse m ás agresivos. Si los niños no se crían en un hogar pacífico y afect uoso,
aunque sus progenit ores est én en la casa, no vivirán en un m edio saludable.
Aunque los niños necesit an que am bos progenit ores los t rat en con respet o y dignidad y
at iendan de igual m anera sus necesidades, est o no siem pre es posible. Es im port ant e saber
que los niños pueden encont rarse m ej or en un hogar con un solo progenit or no agresivo que
en ot ro en el cual est á present e el abuso aunque est én los dos progenit ores.
Es im port ant e que los niños puedan expresar sus sent im ient os respect o de la separación
de sus padres. Un niño puede decir " Te odio" , a su padre o m adre, queriendo decir que odia lo
sucedido. Decir " Te odio" no es abuso verbal. Es una int ensa expresión de sent im ient os.
Sin em bargo, dej ar una relación agresiva puede ser m uy difícil si los j ueces no se t om an
el t iem po necesario para escuchar a los niños. Una m uj er m e hizo un resum en de su
experiencia:
Nunca olvidaré la voz de m i supervisora. " Los j uzgados t ienen prej uicios cont ra las
m uj eres" dij o, cuando le com ent é que había com enzado los t rám it es de divorcio. Pensé que
podría t ener problem as financieros pero est aba segura que m is hij os est arían prot egidos, que
el j uzgado sería razonable con respect o al bienest ar de esas preciosas vidas. Para m i horror,
m e equivoqué. Com plet am ent e. Decir que la peor pesadilla de una m adre podría volverse real,
sería poco. Lo que m e sucedió en el j uzgado es im pensable. Mis dos pequeñas hij as ahora
duerm en en m i cam a, pues t ienen m iedo de alej arse de m í. Todas las sem anas lloran durant e
horas cuando las obligan a m archarse. Mi hij o m enor vuelve a casa en un est ado de depresión
y profunda ansiedad. Casi t odas las noches t iene pesadillas sobre un m onst ruo que viene a
llevárselo. Todo est o por el m andat o de un j uez. Todo con la aquiescencia de quienes t ienen la
voz dom inant e en el sist em a.
Mi hij a llora: " Mam á, no m e dej es con papá... Él es m alo conm igo. Me pega. No es
bueno. Es un m al papá. ¡Mam á, no m e dej es! " .

Cuando pedí a su padre que considerara su t em or y su dolor, m e am enazó frent e a ella:


" No hagas que recurra al j uzgado para que t e quit en los niños" .
Est oy am edrent ada y at errorizada. No es sorprendent e que los chicos t am bién lo est én.
Aun exist iendo pruebas de abuso a su esposa e hij os, el j uez decidió que m is hij os
pasaran con su padre la m it ad de su t iem po. Hicieron oídos sordos a m is ruegos de com pasión
con los niños. Sus voces no fueron ni siquiera escuchadas.
El padre se había j act ado con los am igos de cóm o m e haría pagar por haberlo dej ado,
decía que su sueño era verm e t an ahorcada financieram ent e que no t uviera m ás rem edio que
dorm ir en el coche m ient ras él t om aba el cont rol de t odo. Est o lo sé porque m e lo cont aron,
advirt iéndom e de su " locura" .
Cuando los chicos volvieron hoy a casa, uno dij o: " Mam á, papá nos va a quit ar la casa.
Est á enfadado cont igo. Es m alo cont igo" . Pero yo no les hablo m al del padre.
Los niños se han convert ido en sus rehenes. A él no le preocupa en absolut o su
desarrollo em ocional. Tam poco al j uzgado le preocupa la conduct a agresiva y hast a crim inal de
él.
Para com placer al j uez yo propuse que nuest ros hij os vieran diariam ent e al padre pero
que su lugar de residencia fuera m i casa. Aunque él nunca había pasado dem asiado t iem po
con los niños, se opuso. Pidió que se sacara a los niños de su casa para vivir con él la m it ad
del t iem po. " Así no t endré que pagarle un cent avo a ella" , alcancé a oír que decía.
En el j uzgado dij o que yo hacía que los niños " hicieran t eat ro" . I nsist ió en que yo est aba
loca y escribió m uchas páginas con m ent iras sobre m í. Se vengaba de que yo lo había dej ado.
La t ragedia es que el j uzgado dé a un hom bre com o ést e exact am ent e lo que quiere. Y es
m uy probable que él después abandone t ot alm ent e a los niños. El sist em a perm it e est o. Todos
los días ent rega niños a violadores, drogadict os y abusadores. Aquí no hay j ust icia. ¡Es una
locura!
Mi única esperanza es que cuando t enga que enfrent arse con querellas crim inales de ot ra
gent e, ya no t enga energía para seguir cast igándom e.

88
Patricia Evans Abuso verbal

Un problem a práct ico de la separación


Muchas m uj eres que abandonan relaciones agresivas vuelven a t raum at izarse cuando
ven a su ex com pañero. Cada vez que recoge o t rae de vuelt a a su hij o, ellas ven a la persona
que las acosó. Ent onces pueden ser violent adas de nuevo. No saben si quien vendrá es el Dr.
Jekyll o Mr. Hyde.
Una solución es fij ar un lugar neut ral: la casa de una am iga u ot ro lugar seguro donde
dej ar al niño sin que los padres t engan que encont rarse.

El acecho a t ravés del niño


Algunas m uj eres que han dej ado una relación verbal y a veces físicam ent e agresiva,
refieren un fenóm eno ext raño y t rist e.Tant as m uj eres m e han inform ado de ello que m erece
que sea m encionadoaquí.
Cuando un abusador no es capaz de cum plir su com prom iso de dar prioridad a las
necesidades de su hij o, aunque pregone que ésa es su int ención, puede t rat ar de ganar poder
sobre su ex parej a a t ravés del niño. Si est á inm erso en la Realidad I , est á cerrado a t oda
experiencia de reciprocidad, y si no se ha enfrent ado con su necesidad de Poder Sobre, esa
necesidad est ará ahí t odavía. Si no ha t ransferido su necesidad de cont rolar a una nueva
parej a, su ant erior com pañera puede servir para eso.
El acecho a la m adre a t ravés del hij o se lleva a cabo diciendo al niño algo así: " Yo am o a
t u m adre. Quiero que est em os t odos j unt os de nuevo. Si t enem os que volver a est ar j unt os,
necesit o saber qué hace ella, adónde va, qué se pone, con quién habla, qué dice. Tú sólo
puedes confiar en m í" .
El niño quiere que t odo est é bien. Él desea am or y no sabe que est á siendo m anipulado.
Pero cuando los chicos crecen, a veces saben y dicen. Cuent an cóm o fueron m anipulados
para que se convirt ieran en espías e inform aran. Hablan de su confusión. Se refieren a sus
sent im ient os com o una m ezcla de lealt ad, culpa y t rist eza.
Las ex m uj eres de est os abusadores dicen que el acecho en su vida es una const ant e
pesadilla para ella y sus hij os

Cuando los padres viven separados


Los concept os que siguen pueden ser út iles para m uj eres que necesit en reafirm ar su
separación de un esposo ant erior, para sus hij os, para educadores, t erapeut as o t rabaj adores
sociales.
· La relación de los hij os con cada uno de sus progenit ores es separada y especial.
· Est á bien decir " No quiero hablar sobre eso" si alguno de ellos hace pregunt as sobre el
ot ro.
· Es im port ant e que los niños digan a su progenit or, consej ero o a un adult o en quien
confíen, t odo lo que los hiera, confunda o m olest e, aun si para ello t ienen que hablar de papá
o de m am á.
· Cuando ya no viven j unt os, no incum be a ninguno de ellos nada referent e a la vida del
ot ro.
· No est á bien que un progenit or pida det alles a su hij o sobre la vida del ot ro.

XVIII
PREGUNTAS FRECUENTES
1. El abuso verbal en una relación, ¿es part e de una lucha por el poder?
En est e libro yo no uso los t érm inos " lucha por el poder" pero la idea de que el abuso
form a part e de una lucha de ese t ipo aparece m ucho en la lit erat ura popular de aut oayuda. El

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Patricia Evans Abuso verbal

t em a m erece ser est udiado porque el concept o crea confusión. Una lucha por el poder
involucra a dos personas o grupos que t rat an de " vencer" o t ener poder uno sobre el ot ro. En
el cam po de j uego dos equipos de fút bol t ienen una lucha de poder. En el cuadrilát ero, dos
boxeadores t ienen una lucha de poder. Una relación no es una cancha de fút bol ni un
cuadrilát ero de boxeo.
Por ej em plo, cuando una m uj er que sufre una relación agresiva pide a su com pañero que
no le diga qué t iene que hacer o que no la crit ique, el puede considerar inst ant áneam ent e su
pedido com o una lucha por el poder, un desafío a su " aut oridad" y una disput a en la que t iene
que vencer.
Por el cont rario, la m uj er suele considerar ese pedido com o un ruego para ser acept ada,
am ada y liberada del dolor, com o una posibilidad de t ener una m ej or relación. Piensa que una
vez que su pedido sea at endido, su com pañero cam biará su conduct a, querrá saber qué la
m olest a y hast a se sent irá sum am ent e apenado por el dolor que ha infligido.

2. ¿Debo considerarm e una víct im a o una sobrevivient e del abuso verbal?


Muchos libros cont em poráneos se refieren al t em a de la ident ificación de la gent e con
su calidad de víct im a o de sobrevivient e. ¿Qué significa est o en el cont ext o de las relaciones de
abuso verbal, en t érm inos de real vict im ización o de real supervivencia?
Las t áct icas del Poder Sobre ej ercen influencia en la cult ura y en las relaciones, pero si
som os conscient es de ellas lograrem os dism inuirlas. Una vez que se produce est a t om a de
conciencia es m ucho m enos probable que nos sint am os víct im as de esas t áct icas y es posible
dar pasos hacia la const rucción de una vida que est é de acuerdo con lo que querem os.
Habit ualm ent e, cuando una m uj er reconoce la nat uraleza del abuso verbal y su influencia
sobre su vida, puede em pezar a buscar una form a de liberarse de él. A m edida que lo hace, el
sent im ient o de ser vict im izada se desvanece. Creo que cuando una persona sufre un " lavado
de cerebro" debido al abuso const ant e, es vict im izada. Pero si se da cuent a de que, com o en
t odos los casos de abuso verbal, se le est á m int iendo, las declaraciones negat ivas com ienzan a
perder su im pact o. Un niño que crece desconociendo com plet am ent e las t áct icas del Poder
Sobre, y que oye que " El lugar de una m uj er es el hogar" o que " Los m uchachos no lloran" e
int ernaliza esas declaraciones com o si fueran verdades, es vict im izado. Pero si reconocem os la
opresión que conllevan est as declaraciones, si nos abst enem os de t ener una relación con una
persona que busca el Poder Sobre nosot ros, y encont ram os nuest ra propia verdad, nos
liberarem os de la experiencia de vict im ización.
Cuando una persona se libera de la influencia del abuso en su vida, ha sobrevivido a él.
Sobrevivir a algo - un incendio de bosque, un naufragio o una relación abusiva- no significa
edificar la ident idad alrededor de la circunst ancia de haber sido vict im izado o de haber
sobrevivido. Sólo significa que sobreviviendo a una sit uación dificil se puede descubrir cóm o
hacerlo y se puede enseñar algo a los dem ás, por ej em plo, cóm o evit ar un incendio en un
bosque, cóm o salt ar de un barco o cóm o evit ar una relación pot encialm ent e desast rosa.

3. La int errogación, ¿es una cat egoría del abuso verbal?


La int errogación es una form a de desvío. Si una respuest a es int errum pida con ot ra
pregunt a y después, t an pront o com o se int ent a responder la últ im a pregunt a se recibe ot ra, y
cada pregunt a es expresada con urgencia, se desvía el curso de los pensam ient os una y ot ra
vez. Una m uj er que experim ent ó est o dij o: " Yo sent ía com o si m i cerebro se hubiera
convert ido en una rosquilla. No pensaba que fuera un abuso. Creía que yo debía esforzarm e
por cont est ar o descubrir cuál era la pregunt a. Quería responderla pero ya recibía una nueva.
Sent í que había fracasado. Me llevó una sem ana recuperarm e y volver a sent irm e norm al" .

4. ¿Qué es un doble m ensaj e y cóm o puede afect arm e?


Gran part e de la confusión exist ent e en las relaciones de violencia verbal se origina en
los " dobles m ensaj es" . El doble m ensaj e básico en una relación de abuso verbal es " Te am o" y
" No t e am o" . Uno de los cont ext os m ás com unes en los que se produce el abuso verbal es en
un m at rim onio o en una parej a est able. Se supone que los m at rim onios o las relaciones
est ables est án basados en el am or m ut uo. El abuso en est e cont ext o es " product or de locura"
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Patricia Evans Abuso verbal

porque present a un doble m ensaj e. Ést e es el hogar ( un lugar seguro) . Aquí se lleva a cabo el
abuso ( un " lugar" no seguro) .
Cuando se t ransm it en dos m ensaj es al m ism o t iem po, la persona que los recibe se
encuent ra ent re dos inform aciones cont radict orias. Había un hom bre m uy violent o que cuando
hablaba de su relación con una m uj er a la que golpeaba periódicam ent e, decía: " Si t enem os
problem as es porque la am o dem asiado" . Est a declaración es " product ora de locura" . El am or
no crea problem as. El dom inio sí.
5. Si debo acept ar a m i com pañero, ¿significa eso que debo acept ar las cosas que m e
dice o la form a en que m e t rat a?
Lo m ás duro de acept ar es la realidad del abuso, lo que la propia experiencia est á
diciendo. Una m uj er puede dudar de sí m ism a y de t oda su experiencia. Si adem ás cree que
debe acept ar la conduct a de su com pañero, le result ará aún m ás difícil acept ar su propia
verdad.
Algunas m uj eres creen que la acept ación de la conduct a violent a de su com pañero es
una prueba de su am or. Por ej em plo, Nicole Brown sost enía la confusa creencia de que debería
haber acept ado m ucho m ás aún. La acept ación del abuso expresa confusión o m iedo al daño
físico, t ant o a la m uj er com o a los niños.

6 ¿Exist e el abuso espirit ual?


Sí, exist e. A veces el Poder Sobre la gente se disfraza de Dios. En esos casos se dice
a unas personas ( las m uj eres) que t endrán que som et erse a la volunt ad de ot ras personas ( los
hom bres) . A est a m aléfica dom inación se le da el nom bre rim bom bant e de " la volunt ad de
Dios" . Ést e es ot ro ej em plo de cóm o se t om a el nom bre de Dios en vano. A veces t oda una
com unidad es adoct rinada de est e m odo, t ant o m uj eres com o hom bres. Una m uj er puede
llegar a creer que la volunt ad de Dios es la volunt ad de su m arido o de ot ro hom bre. Est a
m ism a m uj er, que no se at revería a decir a un hom bre que siguiera sus direct ivas, puede no
cuest ionar el hecho de que alguien le diga cóm o debe vivir su vida.
Cuando las m uj eres que han aprendido a acept ar est a form a de dom inación despiert an a
la realidad de su propia espirit ualidad y hast a descubren la hist oria de la espirit ualidad
fem enina, dicen que se sient en liberadas y al m ism o t iem po profundam ent e t raicionadas. Hay
algo m uy perverso en el uso de la idea de " Dios" , que para m ucha gent e represent a " Am or" ,
para enseñar la dom inación; m ucha gent e se sient e afect ada por ella.

7. Mi m arido dice que se sient e agredido cuando no obedezco sus órdenes. ¿Se puede
considerar que es así sólo porque él lo sient a?
El abuso es la dom inación de una persona por ot ra. El dom inador se sient e agredido
si no t iene éxit o en el ej ercicio de la dom inación sobre su parej a o quizá porque ella se resist a.
Por eso él puede sent irse dism inuido ant e sus propios oj os, especialm ent e si piensa que ser
hom bre es dom inar. De m anera sim ilar, y si llevam os el caso al ext rem o, podem os presum ir
que un violador se sient e m ás hom bre si consigue violar ( usar) a una m uj er, y m ucho m enos
hom bre si no t iene éxit o en su int ent o. Est o guarda relación con la idea int ernalizada y
equivocada de que una m uj er es un obj et o que se puede usar y que un hom bre verdadero
debería usarla. Est o da la im presión de que el m arido confunde a su m uj er con una sirvient e o
con una esclava. Posiblem ent e él sient e com o un fracaso que ella no act úe com o t al y no
puede renunciar a la creencia de que ella " debe" obedecerlo.

8. ¿Sería convenient e escribir sobre las experiencias m asculinas de abuso verbal en una
relación?
La m ej or aut oridad en experiencia m asculina de abuso verbal en una relación son los
m ism os hom bres; ellos deberían ser los m ás capaces para describirla. Yo t engo m uy poca
inform ación sobre est e t em a. Sin em bargo, por lo que he oído, parecería que los hom bres
t ienen m ás experiencia de abuso verbal en la cult ura en general, especialm ent e en lo que se
refiere a que una persona prevalezca sobre ot ra, o a que se les diga que t ienen que act uar de
ciert a form a, o a que deban avenirse a las ideas de ot ros sobre lo que debe ser una persona,
para ser acept ados com o hom bres por los ot ros hom bres.
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9. ¿Cóm o puedo reconocer al abusador verbal encubiert o que m e dice lo que quiero oír
para pescarm e? Yo quiero m ant ener m i opt im ism o, est ar abiert a pero prot egida, ser posit iva
pero realist a.
El m om ent o de reconocer el abuso es, por supuest o, aquel en que se produce, pero el
abuso encubiert o puede desafiar hast a el ext rem o la capacidad discrim inat oria de una m uj er.
Sin em bargo, si él hace com ent arios que last im an pero asegura que se t rat a de una brom a, es
un abusador. La relación agresiva es m ás una act it ud perm anent e, no un m om ent o aislado de
ira o irrit ación por una diferencia de opinión.
Un hom bre m e cont ó que un día, cuando él y su novia volvían en coche a casa después
de haber ido al cine, ella expresó una opinión dist int a de la suya sobre la película que
acababan de ver. Por alguna razón, m e dij o, él se enfadó y com enzó a levant arle la voz
( Todavía no se explica por qué lo hizo.)
La luz del sem áforo cam bió y el coche t uvo que det enerse. La m uj er dij o: " ¡Tus palabras
son insult ant es! " , baj ó del coche y se m archó. Él la llam ó repet idas veces por su nom bre pero
ella ya no est aba. " Desapareció en la noche" , dij o.Se sint ió m uy sacudido. El t ránsit o im pidió
que él la siguiera. Se fue a casa. Ella no había llam ado. Finalm ent e, apareció dos días
después.Él nunca volvió a hacerlo.

10. ¿No es m ás apropiado que nos concent rem os en no acept ar la agresión en lugar de
hacer del problem a una cuest ión de género?
Cuando nos referim os a las relaciones de parej a ent re adult os, no podem os hacer del
abuso verbal una cuest ión de género porque ya lo es.

11. Las m uj eres, ¿eligen inconscient em ent e a los abusadores para vérselas con sus
problem as no resuelt os?
Las m uj eres eligen a un com pañero ent re los hom bres que las cort ej an. Los sient en
com o si fueran personas at ent as y cariñosas porque m ient ras las est án cort ej ando su t rat o es
conciliat orio. Sin em bargo, una vez que él la ha " pescado" , si cree que ahora que t iene
derechos y prerrogat ivas es superior, que si dem uest ra vulnerabilidad y calidez es inferior, que
si revela sus sent im ient os dem uest ra debilidad, que ha nacido para m andar a una m uj er, que
no t iene la responsabilidad de edificar y m ant ener la relación, que él debería ser el cent ro de
su at ención y que ella debería hacer lo que él le exij a, su act it ud y su t rat o hacia ella
cam biarán.

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Patricia Evans Abuso verbal

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Pat ricia Evans conduce t alleres de ent renam ient o profesional en los Est ados Unidos.
Consult ora y Conferenciant e de reconocida t rayect oria, es fundadora del I nst it ut o de
Com unicaciones I nt erpersonales.

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