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HISTORIA DE ESPAÑA

(Dpto. de Geografía e Historia - Borja Muñoz)

TEMA 12. La Transición (1975-1982)

12.2. La Constitución de 1978. El Estado de las autonomías.

La elaboración de la Constitución

Siete diputados —tres designados por la UCD y los cuatro restantes por el
PSOE, PCE-PSUC, AP y Convergència i Unió (CiU)— elaboraron un
anteproyecto de Constitución que presentaron a la Comisión Constitucional
del Congreso. Pese a tratarse de un texto previamente consensuado, al
debatirse sus enmiendas en la Comisión, UCD y AP —con 19 diputados—
impusieron sus criterios en los asuntos más importantes, con su mayoría
ponderada sobre los 17 diputados de izquierda y nacionalistas.

Para conseguir una Constitución que fuese aceptada por todos, las dos
formaciones mayoritarias —UCD y PSOE— negociaron sobre los puntos más
delicados y, con mutuas concesiones, alcanzaron un consenso. Los restantes
grupos parlamentarios, a excepción de AP, aceptaron los acuerdos.

Tras los debates celebrados en el Congreso y el Senado, el 31 de octubre de


1978 ambas Cámaras aprobaron el texto definitivo. Votaron a favor UCD,
PSOE, PCE y Minoría Catalana, excepto uno de sus diputados, que se
abstuvo, al igual que los del PNV y Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC). AP dividió su voto entre el «sí», el «no» y la abstención.

El 6 de diciembre de 1978, el texto constitucional fue sometido a referéndum


y aprobado por una amplia mayoría. Sobre una participación del 67 %, el
88 % votó a favor, y el 8 %, en contra. El día 29 del mismo mes se promulgó
ante las Cortes Generales.

La Constitución de 1978

La vigente Constitución consta de 169 artículos más las Disposiciones


Adicionales, Transitorias, Derogatoria y Final. En su contenido destacan los
siguientes puntos:

● La soberanía popular y los principios de libertad, justicia, igualdad y


pluralismo político como valores superiores del ordenamiento
constitucional español.

● El establecimiento de la monarquía constitucional.


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● Un amplio reconocimiento de libertades y derechos sociales.

● El establecimiento de un régimen político parlamentario en el que el


Gobierno requiere la confianza del Congreso de los Diputados. Esta
Cámara y el Senado constituyen las Cortes Generales, en las que
reside el poder legislativo. El judicial, ejercido por jueces y
magistrados, se establece bajo el principio de la unidad jurisdiccional,
principio esencial de un Estado democrático por el cual existe una
única instancia jurídica. Supone la desaparición de los tribunales
especiales.

● La definición de España como un Estado descentralizado, cuya unidad


es compatible con el reconocimiento de la autonomía de las regiones y
nacionalidades que la integran.

● La fijación de un sistema de garantías para el cumplimiento de la


Constitución y para el ejercicio de las libertades, mediante un Tribunal
Constitucional y la figura del Defensor del Pueblo.

La política autonómica

Las comunidades autónomas son regiones administrativas surgidas en


España a raíz de los diferentes estatutos de autonomía contemplados en la
Constitución española de 1978.

Con la Constitución de 1978 se fue conformando un nuevo tipo de


regionalización, basado en el concepto de las llamadas autonomías, y que ha
derivado en una progresiva descentralización administrativa en todos los
ámbitos.

De acuerdo con el Título VIII de la Constitución, el desarrollo del proceso


autonómico comenzó con las llamadas «comunidades históricas»
—denominación dada a Cataluña, el País Vasco y Galicia, comunidades que
tuvieron plebiscitados estatutos de autonomía durante la Segunda
República—. El 18 de diciembre de 1979, el Congreso de los Diputados
aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que previamente fue
plebiscitado en dicha comunidad.

Más complejo fue el caso del País Vasco por la permanente amenaza del
terrorismo de ETA y por los deseos de los nacionalistas de formar una única
comunidad junto con Navarra. Sin embargo, se consensuó un Estatuto de
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Autonomía para el País Vasco con el apoyo del PNV, que se aprobó al mismo
tiempo que el catalán. Las posteriores elecciones autonómicas catalanas y
vascas dieron la mayoría a los nacionalistas y reflejaron el ascenso electoral
del PSOE y la pérdida de votos de la UCD.

Resueltas las autonomías catalana y vasca y aprobado también el Estatuto


de Galicia, para el resto de las comunidades se plantearon dos posibilidades:
la del artículo 143 de la Constitución, la llamada «vía lenta», que permitía
asumir competencias mínimas, ampliables una vez transcurridos cinco años;
y la del artículo 151, o «vía rápida», que concedía el mismo grado de
autonomía de las comunidades históricas.

La adopción de la vía rápida requería un referéndum de «iniciativa


autonómica» que debía ser aprobado por mayoría absoluta en cada una de
las provincias de la futura comunidad autónoma. En un principio, la mayoría
de las comunidades propusieron la vía rápida con los apoyos de la UCD y el
PSOE. Sin embargo, el partido del Gobierno rectificó y planteó seguir la vía
del artículo 143, presionado por sectores involucionistas —incluido el
Ejército— que veían en las autonomías un grave riesgo para la unidad de
España.

En Andalucía, la Junta preautonómica (órgano de Gobierno regional formado


por parlamentarios de las Cortes Generales para poner en marcha el proceso
autonómico), con mayoría socialista, había iniciado la vía rápida y la
mantuvo, pese a la oposición del Gobierno. Convocado el preceptivo
referéndum de iniciativa para el 28 de febrero de 1980, el Gobierno solicitó la
abstención o el voto en blanco a los andaluces. El voto afirmativo superó la
mayoría absoluta en todas las provincias salvo en Almería, en la que se
alcanzó una mayoría relativa.

La actitud del Gobierno ante las aspiraciones autonomistas andaluzas


propició la falta de apoyos en la comunidad y el inicio del declive político de
Suárez, y potenció las aspiraciones socialistas como alternativa de Gobierno.
Ante el bloqueo de la situación, un posterior acuerdo entre socialistas y
centristas permitió una salida al caso andaluz, y el 20 de octubre de 1981 se
aprobó el Estatuto de Andalucía con las máximas competencias.

El Gobierno de la UCD trató de frenar iniciativas similares en otras futuras


autonomías, que se vieron obligadas a acogerse al artículo 143 o de la vía
lenta. Estas comunidades tuvieron las mismas instituciones, con Gobiernos y
Parlamentos, pero menos competencias.

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