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TEMA 8: TRANSICIÓN Y CAMBIO POLÍTICO.

8. 1. La transición española: de la muerte de Franco a las elecciones


de 1977.
Se denomina “transición” al proceso político que se inició en España con la
muerte de Franco y que llevó de un sistema dictatorial a otro democrático. Tuvo
varias etapas: la primera hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas
es la que se explica aquí.
(La situación)
Franco murió el 20 de noviembre de 1975 y, según las leyes Fundamentales
aprobadas bajo su mandato, su régimen debería continuar bajo la forma de una
monarquía. En ella, el rey tendría amplios poderes, pero controlados por las
instituciones franquistas. Sin embargo, la sociedad española había cambiado
profundamente en los años sesenta. Era una sociedad predominantemente urbana,
habían aumentado las clases medias, y los medios de comunicación y el turismo
daban a conocer modelos sociales y políticos muy distintos del franquista. Habían
aparecido diversos movimientos opositores y dentro del propio franquismo había
diversas posturas sobre la continuidad del sistema.
Todo esto hizo que cuando murió Franco hubiera diversos proyectos políticos.
 Un sector del franquismo, los inmovilistas, defendían la estricta
CONTINUIDAD del régimen y contaban con apoyos en el ejército y
en los aparatos del Estado.
 Los reformistas procedían del franquismo y también de algunos
sectores de la oposición moderada y proponían una REFORMA que,
desde las leyes e instituciones del régimen, llevara a una democracia
plena.
 La mayoría de los partidos y grupos de la oposición antifranquista
defendía la RUPTURA con el franquismo y el inicio de un proceso
constituyente.
 Finalmente, existían grupos minoritarios que aspiraban a cambios
revolucionarios algunos con el uso de las armas y el terror.

(El gobierno de Arias Navarro)


Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey y se convirtió en
el impulsor inicial del cambio. Confirmó en su puesto de presidente del gobierno a
Arias Navarro que había sido presidente hasta la muerte de Franco, pero le
obligó a nombrar a algunos ministros aperturistas (Fraga, Areilza) o reformistas. Este
gobierno presentó un plan de reforma que consistía en cambiar poco a poco
algunas leyes, pero de este modo la democracia tardaría mucho en llegar y no sería
plena, por lo que encontró muchas oposiciones.
Todos los grupos de la oposición democrática antifranquista (en parte en el
exilio) se unieron en una Coordinadora Democrática que pedía la ruptura
democrática, es decir, acabar con el gobierno franquista, formar un gobierno
provisional y convocar elecciones a Cortes Constituyentes. Además, por todo el país
surgieron movilizaciones de distinto tipo para pedir amnistía o libertades políticas, o
para exigir mejoras laborales en una situación de crisis económica. Algunas
acabaron trágicamente por la fuerte represión policial (Vitoria, 5 muertos) o por el
enfrentamiento entre grupos de distinta ideología, algunos apoyados por el gobierno
(Montejurra, mayo 1976).
Ante esta situación, el rey decidió forzar la dimisión de Arias Navarro
(julio de 1976) y nombró como nuevo presidente a Adolfo Suárez
(El gobierno de Adolfo Suárez)
Suárez era un joven político formado en el Movimiento (el partido único
franquista) pero que había dado pruebas de su reformismo. Recibido con
desconfianza por la oposición democrática, pronto demostró su intención de acelerar
los cambios: promulgó una amnistía (parcial) e inicio contactos con la oposición
democrática.
Su proyecto de reforma se concretó en la Ley para la Reforma Política . Era
una norma breve, que se presentaba como una nueva Ley Fundamental del régimen,
pero que reconocía la soberanía nacional y las libertades. Además, establecía que se
debían formar unas Cortes bicamerales, que serían elegidas democráticamente,
y que tendrían el poder de reformar o hacer nuevas leyes. Suárez consiguió que
las Cortes franquistas aprobaran esta ley, que luego fue aprobada en referéndum. La
oposición de izquierdas pidió la abstención en el referéndum, pero terminó aceptando
el resultado.
Una vez aprobada la Ley para la Reforma Política, había que elegir las
Cortes establecidas en la ley. Para que las elecciones fueran realmente democráticas, el
gobierno aprobó diferentes medidas que establecían las libertades básicas, legalizaban
los partidos y desmantelaban la organización sindical y política del franquismo.
A lo largo del periodo se sucedieron también las acciones terroristas de grupos
izquierdistas (GRAPO) o nacionalistas (ETA). Pero también hubo atentados de la
extrema derecha, el más importante el asesinato de cinco abogados del Partido
Comunista (matanza de Atocha). La reacción de los comunistas, serena y con una
manifestación masiva, convenció al gobierno de que era necesario legalizar al PCE,
aunque era una operación arriesgada, pues los sectores inmovilistas del franquismo
(entre los que estaban la mayor parte de los mandos militares) se oponían. Pese al
temor a una reacción de fuerza de estos sectores, Suárez decidió legalizar también el
Partido Comunista para dar así legitimidad democrática a su proyecto.
Finalmente, las elecciones se celebraron en junio de 1977.
(Las primeras elecciones democráticas)
En las elecciones hubo una alta participación (78%). El grupo más votado –
aunque sin mayoría absoluta- fue la UCD (165 diputados), una coalición “centrista”
liderada por el presidente Suárez que unía a grupos reformistas procedentes del
franquismo y de la oposición democrática. En segundo lugar, quedaba el PSOE (118), y
muy por detrás el PCE (20) y Alianza Popular (16) (un grupo de derechas en el que se
incluían antiguos franquistas más o menos aperturistas). También tenían diputados los
nacionalismos vasco y catalán. En cambio, la extrema izquierda y la extrema derecha –
muy activas en la calle- no obtenían ningún escaño.
Se formó un gobierno de la UCD y se iniciaba una etapa constituyente.

UCD Unión de Centro Democrático PSP-US Partido Socialista Popular


PSOE Partido Socialista Obrero Español UC-DCC Unió de Centre de Cataluña
PCE Partido Comunista de España EC-FED Esquerra de Cataluña
AP Alianza Popular EE Euskadiko Ezkerra
PDC Pacto Democrático por Cataluña CAIC Candidatura Aragonesa Independiente
PNV Partido Nacionalista Vasco INDEP Independiente

8. 2. La consolidación democrática: la Constitución de 1978. Del 23-F


a las elecciones de 1982.

Tras la celebración de las primeras elecciones democráticas (junio 1977), se


iniciaba en España el proceso de construcción de un régimen democrático.
(Las primeras Cortes democráticas; elaboración de la Constitución)
En esas elecciones a Cortes el partido más votado fue la UCD de Suárez que
siguió al frente del gobierno. Los primeros pasos del Gobierno y las Cortes fueron:
 Las nuevas Cortes aprobaron -casi por unanimidad- una AMNISTÍA
GENERAL (1977) para los delitos políticos que incluía también los delitos
de terrorismo y que afectaba a los luchadores antifranquistas y a los
autores de la represión. Su objetivo era conseguir la reconciliación de los
españoles e iniciar una etapa nueva.
 Realizaron un gran pacto entre todos los partidos, sindicatos y patronal
para afrontar los graves problemas del paro y la inflación. (PACTOS DE LA
MONCLOA).
 Pero la labor principal de las nuevas Cortes era la redacción de una
CONSTITUCIÓN. Se intentó conseguir un texto negociado que contase
con el “consenso” de todos los partidos políticos. Finalmente se logró una
Constitución aprobada por casi todos los diputados y senadores y que fue
ratificada en referéndum en diciembre de 1978.

(Características de la Constitución)
 La Constitución dice que el Estado español es una monarquía parlamentaria
que se fundamenta en la soberanía del pueblo.
 El texto desarrolla una amplia declaración de derechos (derecho a la vida,
garantías jurídicas, igualdad, derechos políticos, sociales...) Igualmente
reconoce la libertad religiosa dentro de un Estado no confesional.
 En lo referente a los poderes, el rey es jefe de Estado, pero solo tiene
funciones representativas y moderadoras, sin poder efectivo. El poder
legislativo está en unas Cortes bicamerales, compuestas por Congreso y
Senado. El ejecutivo lo tienen el presidente del gobierno -elegido por el
Congreso- y los ministros. El poder judicial es independiente y hay un
Consejo general que lo dirige. Finalmente, se establece un Tribunal
Constitucional que interpreta la Constitución y vela por que se cumplan los
derechos reconocidos en ella.
 Establece un Estado unitario, pero reconoce el derecho a la autonomía de
las “nacionalidades” y regiones. Las comunidades autónomas, pueden
tener distintos grados de autonomía. Navarra –donde una parte de sus
habitantes aspiraba a integrarse en el País Vasco- tenía un procedimiento
especial de acceso a la autonomía (el “Amejoramiento”) y además se
establecía un procedimiento para su posible incorporación al País Vasco.

(Nuevas elecciones y problemas)


Una vez aprobada la Constitución, se volvieron a celebrar elecciones (1979) y
volvió a ganar la UCD, mientras el PSOE repetía como segundo en número de escaños.
Se volvió a formar un gobierno de la UCD presidio por Suárez. En esta nueva etapa el
gobierno de Suárez inició el desarrollo democrático y se enfrentó a varios
problemas:
 El desarrollo de las autonomías fue complejo y creo muchas tensiones,
aunque se aprobaron los estatutos de Cataluña y Euskadi.
 Su partido, la UCD, se dividió ante los nuevos proyectos de reforma de la
enseñanza o de introducción del divorcio.
 El terrorismo (sobre todo de ETA) seguía golpeando a la sociedad con
multitud de atentados principalmente contra el ejército y las fuerzas del orden.
 Los sectores inmovilistas del franquismo manifestaban su oposición a la
transición y aspiraban a una intervención del ejército que cortase el camino
hacia la democracia.
 El PSOE presentó una moción de censura contra Suárez, que no tuvo éxito.
Todas esas circunstancias llevaron a Suárez a presentar su dimisión (1981) y a
proponer como nuevo presidente a Leopoldo Calvo Sotelo.
(Del 23 F a las elecciones de 1982)
Cuando se celebraba en el Congreso la votación para elegir al nuevo presidente,
se produjo el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. Probablemente había
varias tramas golpistas con objetivos diferentes: para algunos se trataba de volver a un
régimen dictatorial, para otros, quizás, establecer una “democracia tutelada” por los
militares. Las distintas tramas se unieron en el golpe que protagonizó el teniente coronel
Tejero que asaltó el Congreso y secuestró a Gobierno y diputados y diputadas. El golpe
fracasó a las pocas horas por la falta de apoyo del rey y de la mayoría del ejército.
El gobierno de Calvo Sotelo adoptó algunas medidas importantes. Consiguió
que se procesara y condenara a los principales autores del golpe. Logró la entrada de
España en la OTAN; aprobó la ley del divorcio y pactó con el PSOE una ordenación
de las autonomías.
Ante la división de la UCD, Calvo Sotelo optó por disolver las Cortes y
convocar nuevas elecciones en octubre de 1982 que dieron la victoria por mayoría
absoluta al PSOE.

ELECCIONES DEL 11 DE MARZO DE 1979


8. 3. La España de las autonomías: desarrollo, conflictos territoriales,
terrorismo y violencia de Estado.

La Constitución de 1978 reconoce el derecho a la autonomía de las


nacionalidades y regiones dentro de la unidad del Estado. Por ello, una vez aprobada la
Constitución se inició un proceso de desarrollo autonómico largo y complejo.

A) Desarrollo de las autonomías.


La Constitución establece una vía rápida para conseguir la autonomía
(artículo 151) que permite conseguir en poco tiempo más competencias. Es el
procedimiento que se reservaba para País Vasco, Cataluña y Galicia, consideradas
“regiones históricas” cuyos estatutos se aprobaron a finales de 1979 (País Vasco y
Cataluña) y en 1981 (Galicia). También Andalucía, tras un referéndum, accedió a la
autonomía por esta vía (1982). El mismo año de 1982 se aprobó el “Amejoramiento”
que otorgaba competencias a Navarra por una vía especial, puesto que se
consideraba que, desde la Ley Paccionada ya tenía cierta autonomía que solo había que
“mejorar” mediante un acuerdo entre Navarra y el Estado.
A lo largo de 1982 y 1983 (ya bajo el gobierno del PSOE) se fueron aprobando
los estatutos de otras doce comunidades autónomas por la vía del artículo 143 que
otorgaba menos competencias y obligaba a esperar cinco años para ampliarlas.
El proceso autonómico originó algunos conflictos acerca de las provincias que
debían formar cada comunidad, (por ejemplo, si Navarra debería estar en el País Vasco
o no), sobre las competencias que debían recibir y sobre el modo de financiarse. Por
ello, los dos partidos mayoritarios, UCD y PSOE, firmaron unos pactos autonómicos
(1981) que establecieron el actual mapa autonómico y que todas las autonomías tuvieran
un parlamento y un gobierno. Posteriormente, PSOE y PP establecieron nuevos
pactos que daban las mismas competencias a casi todas las autonomías y otorgaban
un estatus especial a Ceuta y Melilla (1992).

B) Conflictos territoriales
Sin embargo, en el País Vasco y en Cataluña, donde existía una mayor
tradición nacionalista e identitaria, muchos sectores no consideraban suficiente la
autonomía otorgada por los estatutos y, además de más competencias, ponían su meta
en la autodeterminación o la independencia.

(País Vasco. Terrorismo y “violencia de Estado”)


En el caso del País Vasco las peticiones nacionalistas se mezclaban con el
problema del terrorismo. Desde la etapa final del franquismo, la organización terrorista
ETA reivindicaba la independencia de Euskadi, incluyendo a Navarra, por medio del
terror. Durante la etapa de la transición, la violencia de ETA fue en aumento y se
extendió por toda España llegando a matar a 93 personas en 1980 principalmente
militares y policías
La violencia de ETA continuó tras la aprobación del Estatuto de autonomía
y bajo los gobiernos de PSOE y PP. En ocasiones recurrió a asesinatos masivos
(incluidos niños y niñas) o fijo su objetivo en los políticos. Hasta su disolución asesinó
a más de 850 personas. Igualmente recurrió a secuestros, amenazas y chantajes a
empresarios
La banda terrorista contaba con el apoyo de una parte significativa de la
población a través de sindicatos, asociaciones y partidos nacionalistas de izquierda,
algunos, como Herri Batasuna, con una significativa representación en los parlamentos
del País Vasco, Navarra y España.
El terrorismo se convirtió en el principal problema político de la España
democrática.
Para solucionarlo se recurrió, en primer lugar, a la acción policial que se fue
perfeccionando, aunque en los primeros años se produjeron algunos casos de violencia
policial que terminaron con muertes de miembros de ETA o de otros ciudadanos.
Ocasionalmente, sobre todo en los inicios del gobierno del PSOE, se recurrió a la
“guerra sucia” (que habían iniciado los aparatos policiales franquistas), es decir al
asesinato de miembros de ETA por grupos parapoliciales o de mercenarios.
También se intentó aislar a la banda y a quienes les apoyaban mediante pactos y
acuerdos entre todas las fuerzas democráticas (Pacto de Ajuria Enea, 1988; Pacto
antiterrorista, 2001). Finalmente, en los comienzos del siglo XXI, la acción policial y el
rechazo de la sociedad civil hacia los atentados fue debilitando a ETA. Se abrieron
diversas negociaciones y en 2011 la banda anunció el fin de la lucha armada y en
2018 su disolución.
Paralelamente las fuerzas nacionalistas vascas habían planteado una reforma del
Estatuto de autonomía que establecía el derecho de autodeterminación y una situación
de casi independencia (Plan Ibarretxe, 2005) pero el proyecto fue rechazado por el
Parlamento español.

(Cataluña)
En Cataluña la opción independentista parecía tener menos apoyos, aunque las
peticiones de mayor autonomía fueron constantes. Pero en 2006 se aprobó una
reforma del Estatuto que reconocía a Cataluña como nación y ampliaba sus
competencias. El Tribunal Constitucional suprimió algunos de sus artículos y
modificó otros, lo que provocó un gran descontento en Cataluña. A partir de ahí se
inició el llamado “proceso soberanista de Cataluña” que culminó con la
celebración de un referéndum de autodeterminación (declarado ilegal por el
Tribunal Constitucional) y con la declaración unilateral de independencia aprobada
por el Parlamento catalán poco después (2017).
Estos hechos llevaron a la intervención del Gobierno de España, y al
procesamiento y condena de los políticos que habían llevado a cabo el referéndum y la
declaración de independencia, (posteriormente serían indultados y en la actualidad se
tramita una ley de amnistía para todos los implicados).

8. 4. Relaciones internacionales e integración europea (CEE, UE,


OTAN, Guerras del Golfo y Guerra de los Balcanes).

La transición de España hacia la democracia supuso también su integración


plena en diversos organismos internacionales. Desde la época de Franco, España
participaba en la ONU y en esta nueva etapa se integró en la CEE y en la OTAN.

La Comunidad Económica Europea (CEE) había surgido en los años


cincuenta con la pretensión de terminar el largo ciclo de enfrentamientos entre
europeos. Para ello, se constituyó un mercado común en el que se suprimían las
barreras aduaneras entre los seis países fundadores (Francia, Alemania, Italia,
Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) como primer paso hacia la integración
económica y política. Los gobiernos franquistas habían solicitado el ingreso de España
en la CEE, pero la falta de democracia en el país impidió su admisión.
Desde el inicio de la transición, la mayor parte de las fuerzas políticas
aspiraban a que España entrase en la CEE que ya se había ampliado con tres
miembros más (Reino Unido, Irlanda y Dinamarca).
Tras un largo proceso de negociaciones, iniciado por el gobierno de la UCD,
el tratado de ingreso en la CEE se firmó en 1985, bajo el gobierno socialista de
Felipe González.
La entrada en la CEE obligó a España a reacomodar su economía para
cumplir las normas de la Comunidad; tuvo que controlar la inflación y el déficit público
y establecer el IVA (un impuesto común a toda la Comunidad). También tuvo que
reconvertir sus sectores productivos. A cambio, desde su ingreso, España se
benefició de importantes cantidades procedentes de los “fondos” europeos que
permitieron desarrollar infraestructuras, subvencionar la agricultura e invertir en
tecnología.
Desde 1993, por el tratado de Maastricht, la CEE pasó a llamarse Unión
Europea, al tiempo que se buscaba una mayor unidad no solo económica sino
también política y cultural. Se inició la unidad monetaria (2002) con la implantación
el euro en la mayoría de los países de la Unión (España entre ellos). Paralelamente la
UE se ha ido ampliando con la entrada de nuevos países hasta llegar a los 28 miembros
(27 en la actualidad tras la salida de Reino Unido).

Si la entrada de España en la CEE tuvo el apoyo de casi todas las fuerzas


políticas, no fue así en el caso de la OTAN, pese a que para algunos políticos y países
los dos ingresos estaban relacionados.
La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) es una alianza
militar que se fundó en 1949, en plena guerra fría, y agrupaba a Estados Unidos y
Canadá y a sus aliados europeos del bloque occidental. La España de Franco se había
incorporado al bloque defensivo occidental mediante los acuerdos con Estados Unidos
de 1953, pero no fue admitida en la OTAN por ser un Estado no democrático. Durante
la transición, tanto la propia OTAN, como algunos sectores políticos españoles
volvieron a plantearse el ingreso de España en la organización. Sin embargo, los
partidos de izquierdas y gran parte de la sociedad española se mostraban contrarios al
ingreso y defendían la neutralidad de España.
Tras el intento de golpe de Estado de 1981, el gobierno de UCD, presidido por
Calvo Sotelo, solicitó el ingreso de España en la OTAN, que fue rápidamente
aceptado por la organización y aprobado en el parlamento español con el apoyo de la
UCD, Alianza Popular y los nacionalistas catalanes y vascos. El PSOE se manifestó
contrario y anunció que si llegaba al poder haría una consulta para sacar a España de la
OTAN. En mayo de 1982 España ingresaba en la OTAN.
Tras su victoria electoral en 1982, el gobierno socialista fue cambiando de
opinión y en 1986 convocó el anunciado referéndum, pero ahora pedía mantener a
España en la OTAN con algunas limitaciones (por ejemplo, no entrar en la estructura
militar). El 52 % de los votantes apoyó esta opción, por lo que España siguió en la
OTAN. Años más tarde, en 1999, bajo el gobierno del PP y con un amplio consenso
parlamentario, España se integraba también en la estructura militar de la OTAN.

La pertenencia de España a la ONU (desde 1955) y su integración en la UE y la


OTAN marcaron su política internacional e hicieron que el país participara en
algunos de los conflictos internacionales.
Así, entre 1990 y 1991, España, con un gobierno del PSOE, participó en una
coalición internacional, liderada por EEUU y autorizada por la ONU, para obligar a
Irak a salir de Kuwait país que acababa de invadir.
Años más tarde, en 2003, con un gobierno del Partido Popular, España volvió a
participar en una coalición contra Irak liderada también por EEUU, pero en este
caso sin autorización de la ONU. Cuando al año siguiente (2004) el PSOE ganó las
elecciones en España puso fin a la participación española en esta guerra.
España había participado también en las llamadas “guerras de Yugoslavia
o de los Balcanes que se iniciaron en 1991 y provocaron la división de Yugoslavia en
varios países. Estas intervenciones se hicieron tanto con gobiernos del PSOE como del
partido Popular. En 1992, por primera vez, soldados españoles participaron como
“cascos azules” (tropas de la ONU) para proteger Bosnia de los ataques serbios.
Posteriormente tropas españolas, dentro de las fuerzas de la OTAN, participaron
en los bombardeos contra posiciones serbias (1995), y en otras acciones de guerra
hasta 1999.

8. 5. La lenta irrupción de la memoria democrática: de las primeras


exhumaciones a las leyes de memoria.

En los últimos años se ha generalizado el uso de los nuevos conceptos de


“memoria histórica” y “memoria democrática”. Con estas expresiones se quiere
designar el conjunto de acciones para conocer los crímenes colectivos y reparar y
compensar a sus víctimas con el objetivo de mantener su recuerdo y evitar su
repetición.
Así, después de la II Guerra Mundial, los países vencedores establecieron un
sistema de juicios y penas para reparar los graves crímenes cometidos por
Alemania y Japón.
Particular significación tiene la memoria histórica o democrática cuando los
hechos se han producido dentro del país y han enfrentado a los habitantes del mismo
Estado. Fue el caso de los colaboracionistas en Francia durante la II Guerra
Mundial y de los crímenes de las dictaduras o de las guerrillas en América Latina
en los años setenta y ochenta En esos casos se han aplicado distintas medidas que
tienden, por una parte, a reparar a las víctimas y por otra, intentan mantener unos
valores comunes a todo el país.
Es también el caso de España, tras la guerra civil que enfrentó a la población
española y que tuvo su prolongación en el franquismo que no buscó la reconciliación
sino la exaltación de un bando y la imposición y represión sobre el otro.

La Transición española, tras la muerte de Franco, supuso un intento de


reconciliación de los españoles y también -con limitaciones- de reconocimiento de las
víctimas del bando hasta entonces postergado:
 Hubo historiadores y periodistas que investigaron y dieron a conocer los
distintos actos de represión.
 El Estado inició una política de reparación hacia las víctimas: diferentes
normas establecieron compensaciones económicas a las víctimas de la
Guerra Civil y del franquismo.
 En el aspecto conmemorativo, se realizaron diversos cambios, pero la
supresión de los recuerdos franquistas (monumentos, nombres de calles…)
no fue sistemática ni total.
 Finalmente, en el terreno de los juicios y sanciones a los autores de los
distintos crímenes, se optó por la amnistía (ley de 1977): para lograr la
reconciliación, las primeras Cortes democráticas, con el apoyo casi unánime
de todas las fuerzas políticas, decidieron no exigir responsabilidades a nadie.

Un aspecto de gran importancia, que apenas se inició en la Transición, y quedó


pendiente, ha sido la búsqueda, identificación y enterramiento de las personas
asesinadas o desaparecidas del bando republicano durante la guerra y en la dictadura.
En los primeros años tras la muerte de Franco, se hicieron algunas exhumaciones desde
grupos o colectivos particulares. Por ejemplo, en Navarra, desde la Iglesia católica y
asociaciones civiles se promovieron estas actuaciones con un sentido de reconciliación
(1978-81). Sin embargo, no hubo un plan general, ni recursos suficientes.
En el año 2000, la búsqueda de las víctimas recibió un nuevo impulso con la
fundación de la primera “Asociación para la recuperación de la Memoria
Histórica”, en León, que iniciaba, además, un proceso de revisión crítica de la
Transición que, para algunas personas y colectivos, habría sido un proceso basado en el
olvido.
En esa línea, el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero aprobó la ley de
Memoria Histórica (2007) que fue criticada desde sectores conservadores y fue
considerada demasiado vaga por otros sectores.
En 2022, se aprobó la ley de Memoria Democrática que completaba y
especificaba la anterior. Paralelamente, en Navarra se habían aprobado otras normas en
un sentido parecido; la más importante la de 2013 de reparación de las víctimas del
franquismo.
Con diversos matices, todas estas normas establecen:

 Para reparar a las víctimas, el Estado o el Gobierno de Navarra se comprometen


a impulsar la búsqueda y exhumación de represaliados y a formar un banco
de ADN para facilitar su identificación
 Declaran la ilegalidad de los tribunales franquistas de excepción y la nulidad
de sus sentencias y proponen investigar los bienes incautados y las sanciones
económicas impuestas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.
 También establecen la obligación de retirar vestigios franquistas, y prohíben
actividades que supongan menosprecio y humillación de las víctimas con
sanciones para garantizar el cumplimiento de la ley.
 Se establecen también días de memoria (31 de octubre y 8 de mayo), y se
regulan los lugares de memoria para recuerdo y homenaje de las víctimas.
 Proponen fomentar la investigación en materia de memoria democrática y
para ello establecen Centros especiales (como el Centro Documental de la
Memoria Histórica de Navarra). Además, para difundir sus contenidos se
incluyen en las enseñanzas de ESO y Bachillerato.

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