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Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 211

Transgresiones normalizadas: consumo, mercado y


sexualidad en México1

Rodrigo Parrini y Ana Amuchástegui

Del amor romántico al sexo instrumental: el consumo sexual como


rt evkec"ukipkÞecpvg
Las investigaciones sobre sexualidad en México se han preocupado fun-
damentalmente de tres instituciones: la familia, la Iglesia y el Estado. Gran
parte del conocimiento que tenemos sobre las regulaciones y los discursos
en torno a la sexualidad está circunscrito a esa trinidad institucional. Si bien
su importancia es irrefutable, creemos que al menos hay otras dos que son
centrales para la producción y regulación de la sexualidad hoy en día en
México: el mercado y los medios de comunicación. Consideramos que, a la
inversa de la Iglesia, cuyo poder político y simbólico se desmorona paula-
tinamente, esas dos instituciones o campos de la vida social no sabrán sino
cobrar importancia en lo venidero. En este texto nos hemos centrado en el
mercado y en particular en una de las prácticas que permite: el consumo. Tal
vez uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación ha sido iden-
vkÞect"wp"vkrq"gurge Þeq"fg"eqpuwoq."gn"ewcn"nncoctgoqu"eqpuwoq"ugzwcn0
El consumo sexual lo entenderemos como una rt evkec"ukipkÞecpvg que
oqvkxc"wpc"rtqfweek„p"gurge Þec"fg"nc"uwdlgvkxkfcf."xkpewncfc"eqp"ekgtvcu"
prácticas discursivas, que permite una articulación entre el mercado y la
ugzwcnkfcf0"Tqncpf"Dctvjgu"ug‚cnc"swg"wpc"rt evkec"ukipkÞecpvg"gu"$wp"uku-
vgoc"ukipkÞecpvg"fkhgtgpekcfq$."swg"uwrqpg"wp"uwlgvq"rnwtcn"{"fguegpvtcfq."
{"ug"rtqfweg"ogfkcpvg"wp"vtcdclq"q"wpc"qrgtcek„p"gp"fqpfg"ug"$eqnqecp."
c"nc"xg|"{"eqp"wp"uqnq"oqxkokgpvq."gn"fgdcvg"gpvtg"gn"uwlgvq"{"gn"Qvtq"{"gn"
eqpvgzvq"uqekcn$"*Dctvjgu"4229<"364+0"Eqpukfgtcoqu"swg"gn"eqpuwoq"ugzwcn"

3
"Guvg"vtcdclq"hwg"qtkikpcnogpvg"rwdnkecfq"gp"Fkuewukqpgu"uqdtg"ifipgtq."ugzwcnkfcf"{"fgtgejq0"Vcnngt"
2010."eqqtfkpcfq"rqt"Cnglcpftq"Ocftc|q."Guvghcp c"Xgnc"{"Egeknkc"Ictkdk."Hqpvcoctc."42350"
Agradecemos a los coordinadores y a la editorial su autorización para reproducirlo.

© 2014 Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género.


Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND
(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/)
212 desde la investigación

eqpuvkvw{g"wp"ukuvgoc"ukipkÞecpvg"fkhgtgpekcfq"*pqxgfquq"fgpvtq"fgn"eco-
rq"ukipkÞecpvg"fg"nc"ugzwcnkfcf+."swg"rgtokvg"gzrnqtct"nc"rnwtcnkfcf"{"gn"
fguegpvtcokgpvq"fgn"uwlgvq"eqp"tgurgevq"c"uw"rtqrkc"rtqfweek„p"uwdlgvkxc."
imaginaria y discursiva, e investigar los contextos sociales en los que se
realiza dicha práctica.
La novedad de esta práctica será más clara si consideramos que parte de
los discursos sobre la sexualidad en México han estado marcados por el amor
tqo pvkeq."nc"xcnqtcek„p"fg"ncu"tgncekqpgu"fg"rctglc"guvcdngu"{"oqp„icocu."
nc"itcvwkfcf"{"nc"kpvkokfcf0"Guvg"ugt c"gn"ukuvgoc"ukipkÞecpvg"fqokpcpvg."fgn"
ewcn"gn"eqpuwoq"ugzwcn"vqoc"cniwpqu"gngogpvqu."rgtq"nqu"oqfkÞec0"Ecfc"wpc"
fg"gucu"ukipkÞecekqpgu"ug"xgt "chgevcfc"rqt"guvc"pwgxc"ctvkewncek„p<"uk"dkgp"
el amor romántico continúa marcando el imaginario sexual, será matizado
rqt" wpc" crtqzkocek„p" kpuvtwogpvcn" cn" ugzq=" nc" rctglc" ug" xgt " kpvgtecncfc"
con aventuras, se abrirá a otras relaciones o dependerá del monto de satis-
hceek„p"swg"gpvtgiwg="gn"rqukekqpcokgpvq"uwdlgvkxq"fg"nqu"kphqtocpvgu"cpvg"
ncu"tgncekqpgu"fg"rctglc"ugt "kpfkxkfwcnk|cfq."fg"oqfq"swg"nqu"rtq{gevqu"{"
aspiraciones personales tendrán mayor peso que los planes compartidos. Del
mismo modo, la gratuidad será una posibilidad para las relaciones sexuales
o afectivas, mas no un requisito, ni el dinero será un impedimento. Por últi-
mo, la intimidad, que se vinculaba tanto con una topología de los espacios
ugzwcngu"*nc"cneqdc."rqt"glgornq+"eqoq"eqp"nc"gzenwukxkfcf"ugzwcn"*nc"rctglc"
coqtquc+."ug"xgt "kpvgttworkfc"rqt"qvtqu"nwictgu"*enwdgu."ugz"ujqru+"{"rqt"
rt evkecu"ugzwcngu"itwrcngu"q"eqngevkxcu"*uykpigtu."qti cu+0"
Guvcu"tgàgzkqpgu"uwtigp"fgn"cp nkuku"fg"wp"rtqeguq"fg"vtcdclq"fg"ecorq"tgcnk|cfq"gp"nc"
ekwfcf"fg"Ofizkeq"gp"42320"Eqp"gn"Þp"fg"gzrnqtct"ekgtvcu"rt evkecu"fg"eqpuwoq"ugzwcn."
ug"nngxctqp"c"ecdq"52"gpvtgxkuvcu"gp"rtqhwpfkfcf"eqp"jqodtgu"jqoq"{"dkugzwcngu."{"eqp"
owlgtgu"jgvgtqugzwcngu."vtcpu"{"ngudkcpcu0"Cukokuoq."ug"tgcnk|ctqp"vtgu"itwrqu"fg"fkuew-
sión, dos con hombres ngcvjgt y otro con hombres heterosexuales. También recurrimos a
la observación participante en tiendas donde se venden productos sexuales, incluyendo
ugz"ujqru y tiendas y mercados naturistas. Por último, se monitoreó la publicidad de
productos sexuales en televisión abierta, internet y en materiales impresos. De todos
guvqu"ocvgtkcngu."gp"gn"ctv ewnq"wvknk|coqu"44"gpvtgxkuvcu"gp"rtqhwpfkfcf"*xficug"Ewcftq"3+0

Asimismo, estos consumidores tienen algunas características que los


distinguen de casi cualquier otro informante que esté registrado en las inves-
tigaciones sobre sexualidad en México. Primero, constituyen la sexualidad
eqoq"wp"ecorq"fkhgtgpekcfq"{"gurge Þeq"fg"uw"gzrgtkgpekc"{"uw"uwdlgvkxk-
dad; hablan de mi sexualidad o de nc sexualidad. Segundo, reconocen en
este campo un ámbito de exploración y experimentación central para sus
vidas personales, emocionales y afectivas. Tercero, consumen y utilizan un
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vocabulario técnico que los hace gzrgtvqu silvestres en sexualidad: ven o


escuchan programas dedicados al tema, leen literatura al respecto, buscan
información en internet. Cuarto, al describir su propia experiencia, hablar de
sus afectos y de sus relaciones, y al representar su experiencia sexual interior
o íntima recurren a un vocabulario técnico que tiene una fuerte impronta
fg"nqu"ngpiwclgu"fgn"ocpcigogpv, la psicología laboral y organizacional, y de
lo que se conoce como cwvqc{wfc, etgekokgpvq"rgtuqpcn o fgucttqnnq"rgtuqpcn.
Quinto, si bien son capaces de describir con detalle ciertas prácticas o estados
anímicos, proyectan en el cuerpo un mandato biológico que los compele
c"vgpgt"ugzq0"Nc"uqÞuvkecek„p"fg"uwu"xgtdcnk|cekqpgu"ug"eqpvtcrqpg"eqp"guc"
tgfweek„p"c"nq"kpuvkpvkxq"fg"uwu"fgugqu0"Ugzvq."ug"xgp"eqoq"uwlgvqu"cwv„pq-
oqu"cpvg"uw"ugzwcnkfcf"{"tgkxkpfkecp"{"glgtegp"wpc"ecrcekfcf"fg"fgekuk„p"
uqdtg"uwu"rt evkecu."rctglcu"ugzwcngu."ctvghcevqu"g"kpenwuq"hcpvcu cu."nc"ewcn"
los convierte en individuos electivos y selectivos en el plano sexual. Eligen lo
que hacen y lo que no, seleccionan con quién, cuándo y cómo.
Guvqu"uwlgvqu"jcp"cdcpfqpcfq"gn"cpvkiwq"ngpiwclg"tgnkikquq"{"hcoknkc-
rista, que era eminentemente elusivo, y pueden realizar, como lo hemos
mencionado, descripciones muy precisas de sus prácticas sexuales, de sus
emociones y de los vínculos que establecen. Su interioridad y su sexualidad,
cumpliendo una rtqhge c foucaultiana, parecen ser del todo transparentes
*Hqwecwnv"3;:;+0"Gp"guvqu"kphqtocpvgu."nc"ugzwcnkfcf"uwtig"eqoq"wp"ecorq"
de realización personal que se vincula de cerca con la capacidad de hablar
sobre ella. De este modo, enuncian una ruptura con respecto a las formas
anteriores, en las que fueron socializados por sus familias, las cuales evi-
taban hablar sobre el sexo. Se ven a sí mismos como liberales, abiertos,
aventureros y disruptores de un orden social que imponía el silencio. Esta
tgncek„p"rtqfwevkxc"gpvtg"ugzwcnkfcf"{"ngpiwclg"eworng"qvtc"fg"ncu"rtqhge cu
foucaultianas: cuando la sexualidad se convierte en el gran motivo para una
rtqnkhgtcek„p"fkuewtukxc"kpegucpvg"{"etgekgpvg."eqp"ghgevqu"uwdlgvkxqu"pqvcdngu"
gp"ekgtvqu"kpfkxkfwqu"swg"eqokgp|cp"c"gurgtct"fgn"ngpiwclg."rgtq"uqdtg"vqfq"
de la comunicación."wpc"uqnwek„p"c"vqfqu"nqu"eqpàkevqu."vgoqtgu"{"cpukgfcfgu"
que podrían sentir. La comunicación"gu"nc"pwgxc"kfgqnqi c"uwdlgvkxkuvc"swg"
ofrece una respuesta a todas las dudas, claridad para la opacidad de las
experiencias y un develamiento seguro y efectivo de cualquier secreto.
De manera más radical, creemos que no solo estamos ante nuevos
discursos sobre la sexualidad y otras prácticas, sino ante un nuevo tipo de
uwlgvq0"Pq"gu"rqukdng"gzrnqtct"guvc"jkr„vguku"gp"guvg"ctv ewnq."rgtq"gu"korqt-
tante plantearla, porque no podremos entender a cabalidad los procesos
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uqekcngu."ukod„nkequ"{"uwdlgvkxqu"swg"ce "cpcnk|coqu"uk"pq"ug"eqpukfgtc"gn"
jqtk|qpvg"fg"wpc"owvcek„p"uwdlgvkxc"swg"jcdt "fg"rtqhwpfk|ctug"gp"nq"
xgpkfgtq0" Pwguvtqu" kphqtocpvgu" uqp" gp" ekgtvq" ugpvkfq" tguwnvcfq" fg" wpc"
sociedad que ha experimentado enormes cambios económicos, políticos
{"ewnvwtcngu"{"swg."cfgo u."{c"pq"rwgfg"fgÞpkt"uwu"htqpvgtcu"ukod„nkecu"
pk"kocikpctkcu"fg"ocpgtc"guvtkevc"q"vclcpvg."fgdkfq"c"nqu"rtqeguqu"fg"inq-
dcnk|cek„p"{"vtcupcekqpcnk|cek„p0"Uqp"uwlgvqu"gfwecfqu."nqu"ewcngu"ug"jcp"
socializado en una cultura mediática en expansión, tienen contacto con
otras sociedades y culturas de modo sistemático y constante, y asumen
una crisis de las instituciones clásicas en el campo de la sexualidad, pero
también en la sociabilidad, la movilidad social y la política. A su vez, son
personas que han sido entrenadas y han vivido con algunas de las herra-
okgpvcu"swg"gn"ukuvgoc"geqp„okeq"{"gn"ogtecfq"qhtgegp<"vctlgvcu"fg"etfifkvq."
rqt"glgornq0"Hqtocp"rctvg"fg"nq"swg"cniwpqu"nncocp"gn"pwgxq"rtqngvctkcfq"
o eqipkvctkcfq"*Nc||ctcvq"4232="Dgtctfk"4232="Xktpq"4225+."fgfkecfq"gugpekcn-
ogpvg"c"vtcdclqu"kpocvgtkcngu"q"c"ncdqtgu"ukod„nkeq/chgevkxcu."swg"wvknk|cp"
de manera intensa sus capacidades cognitivas, afectivas y creativas para
vtcdclct0"Cequvwodtcfqu"c"nc"kpegtvkfwodtg."jcegp"fg"nc"àgzkdknkfcf"fg"nqu"
mercados laborales una cualidad personal. Educados en contextos de cambio
{"fg"àwevwcek„p"eqngevkxc."jcegp"fgn"tkguiq"wp"e„fkiq"fg"e newnqu"uwdlgvkxqu"{"
fg"gewcekqpgu"goqekqpcngu"{"xkpewnctgu"swg"tggornc|cp"gn"ngpiwclg"fg"ncu"
certezas por el de las probabilidades.
Estas nuevas Þiwtcu" fg" nc" uwdlgvkxkfcf —para usar una expresión de
Jctfv"{"Pgitk"*4227+Ð"rwgfgp"wdkectug"gp"gn"vt pukvq"fg"ncu"uqekgfcfgu"
disciplinarias a las que Deleuze bautizó como sociedades de control. En la
uqekgfcf"fg"eqpvtqn."guetkdgp"Jctfv"{"Pgitk."$nqu"ogecpkuoqu"fg"fqokpkq"
se vuelven aún más ‘democráticos’, aún más inmanentes al campo social y se
distribuyen completamente por los cerebros y los cuerpos de los ciudadanos,
fg"oqfq"vcn"swg"nqu"uwlgvqu"okuoqu"kpvgtkqtk|cp"ecfc"xg|"o u"eqpfwevcu"fg"
kpvgitcek„p"{"gzenwuk„p"uqekcn"cfgewcfqu"rctc"guvg"fqokpkq$"*Jctfv"{"Pgitk"
4227<"66+0"Nc"uqekgfcf"fg"eqpvtqn."c‚cfgp."$rqft c"ectcevgtk|ctug"rqt"wpc"
kpvgpukÞecek„p" {" wpc" igpgtcnk|cek„p" fg" nqu" crctcvqu" pqtocnk|cfqtgu" fgn"
rqfgt"fkuekrnkpctkq"]È_"c"vtcxfiu"fg"tgfgu"àgzkdngu"{"àwevwcpvgu$"*Jctfv"{"
Pgitk"4227<"66+0"Fgngw|g"ug‚cnc"swg"nqu"eqpvtqngu"gp"guvc"uqekgfcf"eqpuvkvw{gp"
wpc"oqfwncek„p"swg"ug"oqfkÞec"fg"ocpgtc"eqpuvcpvg."gn"eqpvtqn"ug"glgteg"
c"eqtvq"rnc|q"${"ogfkcpvg"wpc"tqvcek„p"t rkfc."cwpswg"vcodkfip"fg"hqtoc"
eqpvkpwc"g"knkokvcfc$."{"gn"uwlgvq"fg"eqpvtqn"gu"qpfwncvqtkq"{"rgtocpgeg"gp"
„tdkvc."$uwurgpfkfq"uqdtg"wpc"qpfc"eqpvkpwc$"*Fgngw|g"3;;;<"473+0
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Nc"rctcfqlc"uwdlgvkxc"swg"ug"kpvgpukÞec."uk"pq"gu"swg"uwtig."gp"guvcu"uq-
ekgfcfgu"gu"swg"gn"eqpvtqn"swg"ug"glgteg"fg"ocpgtc"o u"fkhwuc."rgtq"vcodkfip"
más intensa, se lee a partir de discursos de autonomía, elección y libertad. Y
un dispositivo central en la producción de esos discursos será el mercado.
Xgtgoqu"swg"gn"eqpuwoq"ugzwcn"ugt "ukipkÞecfq"eqoq"wpc"rt evkec"gocp-
cipadora en muchos sentidos, que permite destrabar a la sexualidad de sus
últimas cvcfwtcu"kocikpctkcu"{"gzrgtkgpekcngu0"Nqu"uwlgvqu"swg"tgcnk|cp"cni¿p"
tipo de consumo sexual sienten y creen que eligen, de un repertorio amplio
de posibilidades, aquellas que les otorgan mayor placer y goce. Consumen
eligiendo y, por lo tanto, la capacidad de elección, sostenida en una cierta
capacidad de compra, será el rasgo central de este tipo de consumo. Pero
eligen porque saben, porque buscan experimentar y porque ya no están
atados por las antiguas convenciones del sexo monógamo, penetrativo o
conyugal. Son consumidores expertos con ansias de libertad; exploradores
de sí mismos, de sus cuerpos y de los de otros. Pero el control —incisivo,
uwvkn"{"vgpwgÐ"ug"rtqfweg"lwuvq"ewcpfq"nqu"kpfkxkfwqu"etggp"fgekfkt"rqt"
u "okuoqu, cuando consideran que desafían algún tipo de poder macizo y
contundente, como las prohibiciones que impiden la libertad sexual.
Lo que alcanzamos a ver en nuestros informantes es que dicho desafío
se articula en la interiorización de las conductas de integración y exclusión
uqekcn."fg"ncu"ewcngu"jcdncp"Jctfv"{"Pgitk."fg"oqfq"swg"ncu"vtcpuitgukqpgu"
que creen realizar son siempre vtcpuitgukqpgu"pqtocnk|cfcu que impugnan
cierta representación o determinada norma en torno a la sexualidad,
rgtq" pwpec" cogpc|cp" uw" guvcvwu" fg" uwlgvqu" kpvgitcfqu" cn" qtfgp" uqekcn0"
El consumo, en última instancia, asegura esa integraci„p0" Hgcvjgtuvqpg"
apunta que el fguqtfgp"ewnvwtcn puede no ser el resultado de una ausencia
fg" eqpvtqngu." $ukpq" ogtcogpvg" crwpvct" c" wp" rtkpekrkq" kpvgitcfqt" o u"
rtqhwpfcogpvg"kpugtvcfq$."{"jcdnc"fg"$tgincu"fg"fguqtfgp$"swg"rgtokvgp"
$eqpvtqnct"o u"h eknogpvg"ncu"quekncekqpgu"Ðgpvtg"gn"qtfgp"{"gn"fguqtfgp."
nc"eqpekgpekc"fgn"guvcvwu"{"gn"lwgiq"fgn"fgugq"{"fg"nc"hcpvcu c."gn"eqpvtqn"{"
el descontrol emocionales, el cálculo instrumental y el hedonismo— que
anteriormente amenazaban el imperativo de mantener una estructura
kfgpvkvctkc"eqjgtgpvg"{"tgjwuctug"c"ncu"vtcpuitgukqpgu$"*Hgcvjgtuvqpg"4222<"
72+0" Jq{" guc" guvtwevwtc" kfgpvkvctkc" eqjgtgpvg" cfokvg" ncu" vtcpuitgukqpgu"
porque el control ha sido kpvtq{gevcfq por los individuos. El consumo
ugzwcn"ugt "wpc"rt evkec"swg"rgtokvc"lwict"eqp"gn"qtfgp"{"gn"fguqtfgp."nc"
fantasía y el estatus, el control y el descontrol emocionales, el hedonismo
y el control instrumental.
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Trabajo – masturbación – trabajo: nuevos lenguajes y tiempos para


el sexo
Wp"tcuiq"egpvtcn"fg"ncu"uqekgfcfgu"fg"eqpvtqn"gu"nc"egpvtcnkfcf"fgn"vtcdclq"gp"
nc"xkfc"eqvkfkcpc"fg"ncu"rgtuqpcu"{"gp"nc"qticpk|cek„p"fg"nc"uwdlgvkxkfcf0"Gn"
vtcdclq"qewrc"itcp"rctvg"fgn"vkgorq"xkvcn."fg"fin"ug"gurgtc"wpc"rctvg"korqt-
tante de los satisfactores personales y es fundamental para la construcción
de un estatus y un proyecto de vida. En este sentido, el consumo sexual se
ceqrnc"c"nc"rgthgeek„p"c"ncu"lqtpcfcu"ncdqtcngu"{"c"ncu"gzrgevcvkxcu"rtqhgukq-
pcngu0"Gu"wp"eqpuwoq"fgn"fizkvq"rgtuqpcn0"Rgtq"guvc"kodtkecek„p"gpvtg"vtcdclq"
y consumo sexual supone una reorganización de las esferas personales y de
ncu"fgocpfcu"ru swkecu0"Rtkogtq."kornkec"swg"gn"vtcdclq"octswg"nc"rcwvc"
de la cotidianeidad y vuelva periférico todas las otras temporalidades y
cevkxkfcfgu"*gn"qekq."nc"hcoknkc."gn"uwg‚q."gn"gpvtgvgpkokgpvq+0"Ugiwpfq."gn"
vtcdclq"kpeqtrqtc"fgpvtq"fg"uw"rtqrkc"vgorqtcnkfcf"{"qticpk|cek„p"cn"ugzq="
gu"gn"ukpvcioc"swg"wpc"fg"pwguvtcu"kphqtocpvgu"gncdqtc<"wp"tcvq"fg"vtcdclq"
q"guvwfkq."ocuvwtdcek„p."ugiwkt"vtcdclcpfq"q"guvwfkcpfq0
]È_"jc{"owejcu"xgegu"swg"guvq{"vcp"ecpucfc"swg"og"xq{"fktgevq"fg"vtcdclct"c"nc"ecoc0"
El sábado es el día donde tengo todo el día para mí, gpvqpegu"ukgortg"rqt"cj "fg"ncu"6"
q"7"fg"nc"vctfg"¡vgpic."jq{"vqec"rncegt#"Uq{"owejq"fg"nc"Þnquqh c"fg"swg"ocuvwtdctvg"vg"
fguguvtguc."gpvqpegu"gp"firqec"fg"gz ogpgu"q"ewcpfqÈ"cjqtkvc"vgpiq"swg"kt"c"nc"qÞekpc."
rgtq"jcuvc"jceg"wpqu"ogugu"vtcdclcdc"owejq"csw "gp"ok"ecuc."eqoq"swg"gpvqpegu"gp"guqu"
dtgcmu"fqpfg"vg"fc"jwgxc"ugiwkt"vtcdclcpfq"{"vg"pgegukvcu"fguguvtguct<"¾rqtpq#"Pq sé, de
ley una vez a la semana"*Cpftgc."47"c‚qu."ngudkcpc."rtqhgukqpcn."eqp"rctglc+0"

La separación de las esferas vitales —entre el mundo del hogar y del


vtcdclq." gpvtg" gn" vkgorq" ncdqtcn" {" gn" tguvq" fgn" f c." gpvtg" ncu" oqvkxcekqpgu"
profesionales y pragmáticas y las sexuales y emotivas— se ve colapsada en
guvc"hciqvk|cek„p"rqt"rctvg"fgn"vtcdclq"fg"ewcnswkgt"qvtq"vgorq"uwdlgvkxq."fg"
los espacios de intimidad no laboral o no productiva. El sexo ya no es un
icuvq."ukpq"wpc"kpxgtuk„p0"Hqtoc"rctvg"fg"nc"rgthqtocpeg"fgn"fgugorg‚q"
ncdqtcn" gp" quekncekqpgu" fg" vgpuk„p/fkuvgpek„p" fguguvtgucpvgu" {" tgnclcpvgu0"
Og"ocuvwtdq"rctc"ugiwkt"vtcdclcpfq."vtcdclq"rctc"ocuvwtdctog"fg"rtqp-
vq0"Guvc"vgorqtcnkfcf"kpuvcnc"cn"ugzq"fgpvtq"fg"nqu"tkvoqu"fgn"vtcdclq0"Gp"
cniwpc"ogfkfc."gn"vtcdclq"qewrc"vqfq"gn"vkgorq"xkvcn"{"rgtokvg"guvqu"guecrgu
momentáneos.
Lceqdq"ug"cdwttg"gp"gn"vtcdclq"{"gpvtc"c"nqu"ejcvu"fg"nkiwg."rgtq"cfgo u"
gncdqtc"wp"rgtÞn"enctq"fg"u "okuoq"swg"ng"rgtokvc"eqpqegt"igpvg"{"ugngeekqpct"
nqu"eqpvcevqu0"Ug"fguetkdg"h ukecogpvg"{"nwgiq"gnkig"gn" tgc"igqit Þec"swg"
ng"kpvgtguc0"Vtcdclc"gp"gn"pqtvg"fg"nc"ekwfcf"fg"Ofizkeq"{"pq"guv "fkurwguvq"
c"fgurnc|ctug"c"|qpcu"nglcpcu0
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[q"jg"gpvtcfq."eqoq"ewcpfq"guvq{"cdwttkfq"gp"nc"qÞekpc"{"pq"jc{"pcfkg"fkiq"$c{."xcoqu"
c"xgt$0"{"gu"fkxgtvkfq0"Fkiq."jc{"owejc"igpvg"swg"vg"eqpvcevc0"Q"ugc."fkegu."dwgpq."½pqA"
Rgtq"u ."uqp"equcu"vcp"kpxgtqu okngu"swg"fg"gpvtcfc"{q"ukgortg"fkiq<"$pq"iwcrq."wp"quq."
oqfgnq"fg"tgxkuvc"pq"uq{."q"ugc."pq"pk"ng"dwuswgu$0"["vqfqu"cu <"$pq."pq"jc{"rtqdngoc$."{"
pq"ufi"swfi0"Pq"xkxq"gp"gn"egpvtq"fg"nc"ekwfcf."pq"og"rwgfq"fgurnc|ct."rqtswg"pq"vtckiq"
cwvq."q"ugc."vtcdclq"gp"Ucpvc"Hg"*Lceqdq."4;"c‚qu."ic{."eqowpke„nqiq."uqnvgtq+0

Guc"kpvgtecncek„p"fgn"vtcdclq"eqp"gn"ugzq"gu"ng fc"eqoq"wpc"guvtcvgikc"
de moderación de los contactos sexuales.
Mencionamos antes que una vulgata psicoterapéutica, de origen in-
fgÞpkfq."rgtogcdc"gn"ngpiwclg"fg"nqu"gpvtgxkuvcfqu0"Vgocu"en ukequ"fg"nc"
autoayuda como el autocontrol emocional o imágenes del funcionamiento de
ekgtvcu"o swkpcu"swg"ug"gorcvc"eqp"gn"fg"nc"ugzwcnkfcf"*x nxwncu"{"htgpqu+"
uktxgp"rctc"fguetkdkt"ncu"gzrgtkgpekcu"{"ncu"tgiwncekqpgu"swg"guvqu"uwlgvqu"
crean para su propio deseo.
Gu"eqoq."c"nq"oglqt."wp"rqeq"fg"cwvqeqpvtqn0"Wuq"fg"cwvqeqpvtqn"wp"rqeq"gn"rqtpq."fkctkq"
wp"tcvq"gp"nc"pqejg"xgq0"Jc{"xgegu"swg"uk"pq"vgpiq"vtcdclq"cn"qvtq"f c"q"cniq."rwgfq"guvct"
jcuvc"ncu"fqu"fg"nc"oc‚cpc"xkgpfq"rqtpq."½pqA"["jc{"xgegu"swg"pq."vgpiq"ogfkc"jqtc"{"
media hora pongo película rica y ¡tan tan! Pero lo uso mucho de eso, como válvula de
escape y como freno"*Iwknngtoq."48"cños, químico, estudiante de positcfq."ic{."eqp"rctglc+0

Es interesante notar que el consumo en este caso es una forma de elusión.


En vez de los contactos que Guillermo desearía tener, ve porno. Antepone
gn"eqpvtqn"c"uw"fgugq0"Ewcpfq"rwgfg"ktug"c"fqtokt"vctfg."rqtswg"pq"vtcdclc"
al otro día, entonces madruga viendo porno. Vtcdclq"Ï"rqtpq"Ï"ocuvwtdcek„p.
Ugt c"wp"ektewkvq"fg"cwvqeqpvtqn"fg"dclc"kpvgpukfcf."fcfq"swg"gpvtgic"rnc-
cer, pero de modo vicario: lo veo, luego me masturbo. Es autoproducción
uqnkvctkc" fgn" rncegt." gp" nc" swg" nc" ocuvwtdcek„p" uqnq" gu" wp" glgtekekq" h ukeq"
desestresante.
Se producen acoplamientos técnicos entre los discursos sexuales y los
ncdqtcngu0"Nknkcpc"gu"fkug‚cfqtc"it Þec"{"fkeg"swg"cpvgu"fg"vgpgt"wpc"tgnc-
ek„p"ugzwcn"$jceg"wp"dqegvq$"gp"uw"ecdg|c<"fkug‚c"uwu"eqkvqu0"Ug"fgÞpg"c"u "
misma como kocikpcvkxc y le gusta ver por anticipado lo que hará. Dice que
maquina en su cabeza sus deseos, así como Guillermo regulaba sus impulsos
mediantes frenos y válvulas.
[…] yo tengo así como mucha imaginación; o sea, siempre antes como de hacer algo
primero lo maquino en mi cabeza *ug"t g+"{"rqpiq"cu 0"C"nq"oglqt"rqt"guq"vcodkfip"
vgpiq" vcpvqu" rtqdngocu." ½xgtfcfA" Rqtswg" eqoq" swg" vgpiq" owejc" kocikpcek„p" {"
todo lo llevo así al cuento de hadas, pero antes de hacer algo yo siempre me hago el
dqegvq"gp"ok"ecdg|c"*Nknkcpc."57"c‚qu."jgvgtqugzwcn."fkug‚cfqtc"it Þec."eqp"rctglc+0

Gn"ngpiwclg"fgn"ugzq"{"uwu"rt evkecu"ug"gpvtgetw|c"eqp"gn"ngpiwclg"fg"nc"
rapidez del consumo y de los servicios. Algunos informantes hablan de
218 desde la investigación

ugzq"gzrtfiu."eqoq"nqu"ugtxkekqu"fg"ogpuclgt c"swg"qhtgegp"egngtkfcf"gp"uwu"
entregas o las tiendas de comida rápida. Augusto habla de evitar los trámi-
vgu."pwgxcogpvg"gp"vfitokpqu"qticpk|cekqpcngu"q"dwtqet vkequ0"RtgÞgtg"kt"
a los cuartos oscuros o ligar por el chat, porque así se evitan los tqfgqu,
vqfqu"nqu"tkvwcngu"fgn"eqtvglq0"Gpvtg"wp"fgugq"{"uw"ewornkokgpvq"ug"ceqtvc"
gn"vkgorq"{"ug"ukornkÞecp"nqu"rtqegfkokgpvqu0"Gpvtg"gn"fgugq"{"uw"ucvkuhce-
ción se extiende una línea recta que evita las complicaciones y los desvíos.
Rctcf„lkecogpvg." guc" tcrkfg|" {" gzrgfkek„p" gp" gn" eqpvcevq" tgrtgugpvcp" wp"
rtqeguq"fg"fguwdlgvkxcek„p0"Cwiwuvq"fkeg"swg"gn"ugzq"ug"fgurgtuqpcnk|c"gp"gn"
cpqpkocvq"{"ug‚cnc"swg"Þpcnogpvg"uqnq"ug"gu"wp"ewgtrq0"Nc"jkuvqtkc"rgtuqpcn"
swg"gn"kphqtocpvg"ogpekqpc"ug"ukipkÞec"eqoq"wpc"tqrc"swg"wpq"ug"ucec"{"ug"
pone según lo desee. En la rapidez del contacto de algún modo desaparece
gn"uwlgvq."jc{"wp"ncruwu"uwdlgvkxq="nc"uwdlgvkxkfcf"gp"nc"vqrqnqi c"fg"Cwiwuvq"
ugt c"lwuvcogpvg"gn"tqfgq."gn"vt okvg."gn"pqodtg"{"nc"jkuvqtkc0"Nc"uwdlgvkxkfcf"
es una línea curva. Esta desaparece y queda el cuerpo, anónimo y expuesto.
Pq"vkgpgu"swg"jcegt"vcpvq"vt okvg"rctc"vgpgt"wp"gpewgpvtq"ugzwcn"rqtswg"nc"igpvg"swg"guv "
cj "xc"c"guq"½pqA"Gpvqpegu"vqfq"ug"nkokvc"c"uk"swkgtq"q"pq"swkgtq0"Rgtq"vg"vkgpgu"swg"ucnvct"
todo lo previo. Digamos que, en otro tipo de encuentro que tú quieras planear, pues no
sé un café o qué sé yo, una plática, acá ½pqA."vg"gxkvcu"eqoq"vqfq0"Vcodkfip"gu"nq"okuoq"
que te comentaba en el chat. Toda esta idea de hacerlo anónimo, de… despersonalizado
½pqA"Cn"Þpcn"cj "gtgu"wp"ewgtrq."vg"swkvcu"eqoq"vw"jkuvqtkc"rgtuqpcn"rctc"gpvtct"cj ."{"
ya después te la pones ¾lclclc#"*Cwiwuvq."56"c‚qu."ic{."fkug‚cfqt"it Þeq."eqp"rctglc+0

El cuerpo, que aparece, en alguna medida, como el último reducto para


swg"gn"uwlgvq"fgurnkgiwg"uwu"hcpvcu cu."cwugpv pfqug"{"fgurql pfqug"fg"u "
okuoq."uwtig"eqoq"wpc"uwrgtÞekg"swg"rgtokvg"oqogpvqu"fkhgtgpekcfqu"fg"
satisfacción0"Wp"wuq"fgn"ucdgt"ekgpv Þeq"rgtokvg"fguetkdkt"gn"ewgtrq"eqoq"
qdlgvq"{"fkuvkpiwkt"uwu"hwpekqpgu0"Nc"ugzwcnkfcf"ug"kpenw{g"fgpvtq"fg"gnncu0"
Pkpq" ug" rtgiwpvc<" $½swfi" gu" ok" ewgtrqA$." {" fgurnkgic" uw" vgqt c" rgtuqpcn"
uqdtg" gn" vgoc0" Tgurqpfg" ogfkcpvg" wpc" fguetkrek„p" ewcuk" ekgpv Þec" fg" u "
okuoq<"xkpewnc"pgegukfcfgu"Þukqn„ikecu."etgc"wpc"fgitcffi de interacciones
rqukdngu0"Ecfc"equc"vkgpg"wp"nwict"fgpvtq"fg"guvc"eqtrqtcnkfcf"vgepkÞecfc0"
El sexo ocupa uno, de mayor intensidad, pero contiguo a otras necesidades
y demandas corporales: comer, bañarse, ir al baño.
½Swfi"gu"ok"ewgtrqA"Pq"nq"xgq"eqoq"cniq"ckuncfq"fg"nq"h ukeq"{"vgttgpcn0"Vkgpg"ocvgtkc"
[…] y lo pienso también en la interacción sexual que es la más fuerte. Ahí es donde veo
swg"xc"vgpkgpfq"uwu"oqogpvqu"fkhgtgpekcfqu"fg"ucvkuhceek„p"]È_"Jciq"glgtekekq"vqfcu"
ncu"oc‚cpcu"{"nwgiq"ncu"ucvkuhceekqpgu"Þukqn„ikecu."xq{"cn"dc‚q."og"dc‚q."pq"ufi."equcu"cu 0"
Luego repito las interacciones con otras personas que pueden ser un abrazo, un beso, una
caricia, tener relaciones sexuales, hay como muchas cosas, las satisfacciones del cuerpo
*Pkpq."49"c‚qu."dkugzwcn."uqek„nqiq."uqnvgtq+0
Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 219

Nc" rgpgvtcek„p" fg" nqu" ngpiwclgu" qticpk|cekqpcngu" {" fgn" fgucttqnnq"


personal permite leer la propia identidad sexual como un factor de éxito o
fracaso. David, quien ocupa un alto cargo en una empresa multinacional,
dice que ser gay es un hándicap ante los otros. Lo considera un defecto o
una discapacidad que lo pone a él, de algún modo, fuera del eqpxgpkq"uqekcn.
El informante tiene claro que ese convenio es heteronormativo, pero no lo
cuestiona, sino que lee su diferencia como un defecto personal que debe
considerar para relacionarse con los demás y actuar en el mundo. En los
ogtecfqu"ncdqtcngu"eqorgvkvkxqu"{"àgzkdngu."Fcxkf"vkgpg"wp"hcevqt"gp"eqpvtc"
swg"fgdg"eqorgpuct0"Cdcpfqpcpfq"gn"ngpiwclg"{"nqu"kocikpctkqu"fg"nc"gphgt-
medad, las diferencias se transforman en cualidades o defectos personales.
Gn"ugt"ic{"pq"vg"jceg"dwgpq0"Pq"gu"swg"ugc"wpc"gphgtogfcf."rgtq"u "gu"wp"j pfkecr"swg"
tienes ante los demás. Es un extra en contra que tienes en la vida […] Simplemente es
algo que te hace diferente y que en la sociedad, en la norma, tú no entras o no estás en
esa norma. Y si tú pouggu"vcn"fghgevq"q"fkuecrcekfcf"*È+"ukorngogpvg"guv u"chwgtc"fgn"
eqpxgpkq"uqekcn"*Fcxkf."58"c‚qu."ic{."eqowpke„nqiq."eqp"rctglc+0

El consumo, los discursos y prácticas sociales que articula forman parte,


en nuestra opinión, de un tfiikogp"fg"ukipkÞecek„p"rquoqfgtpq, en términos
fg" Ncuj" *4229+0" Gn" rquoqfgtpkuoq." guetkdg" Hgcvjgtuvqpg." $eqortgpfg"
cambios en las prácticas y experiencias cotidianas de distintos grupos que
]È_"eqokgp|cp"c"gorngct"tgi ogpgu"fg"ukipkÞecek„p"fg"fkuvkpvcu"hqtocu"{"
c"etgct"pwgxqu"ogfkqu"fg"qtkgpvcek„p"{"pwgxcu"guvtwevwtcu"fg"kfgpvkfcf$"
*Hgcvjgtuvqpg" 4222<" 335+0" Ncuj" fguetkdg" gn" tfiikogp" fg" ukipkÞecek„p" rqu-
moderno como Þiwtcn: privilegia lo visual, desvaloriza los formalismos y
{wzvcrqpg"ukipkÞecpvgu"swg"rtqxkgpgp"fg"fkuvkpvqu"eqpvgzvqu."gphcvk|c"gn"
jcegt."{"qrgtc"$c"vtcxfiu"fg"nc"kpogtuk„p"fgn"gurgevcfqt"*eqpuwokfqt+."fg"nc"
kpxguvkfwtc"tgncvkxcogpvg"kpogfkcvc"fg"uw"fgugq"gp"gn"qdlgvq"ewnvwtcn"*fg"
eqpuwoq+$"*Ncuj"4229<"442+0"Nc"fgutgiwncek„p"crctgpvg"fg"nc"xkfc"uqekcn."nc"
cual hemos leído como un rasgo de las sociedades de control, y la diver-
ukÞecek„p"fg"ncu"tgncekqpgu"uqekcngu"qdnkicp"c"ecfc"uwlgvq"c"eqpuvtwkt"wpc"
narrativa para su deseo y su sexualidad. El mercado y el consumo operan
eqoq"pcttcvkxcu"oqfwnctgu<"gpvtgicp"ncu"rkg|cu"rctc"swg"ecfc"uwlgvq"ncu"
arme como quiera. Ante la pesada y obligatoria gramática de la religión, por
glgornq."guvcu"pcttcvkxcu"uqp"àgzkdngu."fkxgtucu"{"ceqoqfcdngu"gp"fkuvkpvqu"
contextos. Cada cual debe hacer su propio dqegvq."eqoq"pqu"fklq"Nknkcpc."q"
regular sus máquinas psíquicas y corporales, como lo hace Guillermo. En
el campo de la sexualidad no parece haber otra regulación que la que cada
quien se pone a sí mismo.
220 desde la investigación

¿Qué es un vibrador? Objetos, sexualidad y deseo


Consumir, escribe Lazzarato, no se reduce a comprar y fguvtwkt un servicio o
wp"rtqfwevq"$ukpq"swg"ukipkÞec"gp"rtkpekrkq"rgtvgpgegt"c"wp"owpfq."cfjgtkt"
a un universo […] [L]o expresado no es una evaluación ideológica, sino una
kpekvcek„p."wpc"uqnkekvcek„p"rctc"cfqrvct"wpc"hqtoc"fg"xkfc$"*Nc||ctcvq"4232<"
32;/332+0"Gn"eqpuwoq"ugzwcn."citgictgoqu"pquqvtqu."gu"wpc"hqtoc"fg"cfjgtkt
a una sexualidad y de producirla. Pero será una forma particular de hacerlo.
Primero, porque es un tipo especial de consumo que no cumple con algunos
fg" nqu" tcuiqu" swg" fkxgtuqu" cwvqtgu" tgÞgtgp" rctc" gn" eqpuwoq" gp" igpgtcn0"
Dcwftknnctf"gpwpekc"nq"swg"nncoc"$gn"vgqtgoc"hwpfcogpvcn"fgn"eqpuwoq$."{"
fkeg"swg"guvg"$pq"vkgpg"pcfc"swg"xgt"eqp"gn"iqeg"rgtuqpcn"]È_"ukpq"swg"gu"wpc"
institución social coactiva, que determina los comportamientos aun antes de
ugt"tgàgzkqpcfcu"rqt"nc"eqpekgpekc"fg"nqu"cevqtgu"uqekcngu$"*Dcwftknnctf"422;<"
6+0"Rwgfg"jcdgt"xctkcekqpgu"ukipkÞecvkxcu"gpvtg"nqu"cwvqtgu."rgtq"cn"rctgegt"
hay acuerdo en el carácter social del consumo y en su lógica diferenciante.
Pero, en el caso del consumo sexual, gn"iqeg"rgtuqpcn será su motivo central, y
la lógica social que lo subyace o determina no está plenamente constituida.
Es decir, como vimos, el consumo sexual representa un desplazamiento
ukipkÞecvkxq"fg"ncu"n„ikecu"{"fkuewtuqu"uqekcngu"uqdtg"nc"ugzwcnkfcf"g"kornk-
ec"nc"gogtigpekc"fg"wp"pwgxq"vkrq"fg"uwdlgvkxkfcf"swg"crgpcu"ug"fgnkpgc"
en México. Por otra parte, es un consumo intensamente individualizado e
íntimo; no es un consumo exhibitorio y no se fundamenta, ante todo, en
una lógica de diferenciación social. Diremos que el consumo sexual es un
consumo para sí, wp"fkuewtuq"rctc"u ."gp"rcncdtcu"fg"Dcwftknnctf"*4232<"342+0"
Guvg" fkuewtuq" rctc" u " rgtokvg" wp" wuq" rctvkewnct" fg" nqu" qdlgvqu" gp" gn"
eqpuwoq"ugzwcn0"Rqt"wpc"rctvg."gn"ogtecfq"rtqxgg"fg"fkuvkpvqu"qdlgvqu"c"
nqu"eqpuwokfqtgu="rqt"qvtc."gn"eqpuwoq"ugzwcn"ugzwcnk|c"ekgtvqu"qdlgvqu"swg"
pq"jcp"ukfq"fkug‚cfqu"rctc"Þpgu"gt„vkequ0"Gp"guvg"rwpvq."pq"guvcoqu"o u"
cnn "fg"nc"ugzwcnkfcf"htgwfkcpc"eqp"uwu"fgurnc|cokgpvqu"qdlgvwcngu"{"uwu"
kpxguvkogpvqu" nkdkfkpcngu" rqnkoqthqu0" Nqu" qdlgvqu" uquvkgpgp" wpc" tgv„tkec"
goqekqpcn"{"uwdlgvkxc."{"rgtokvgp"eqpuvtwkt"wpc"itco vkec"fgn"rncegt"swg"
ukgortg"gzegfg"gn"ewgtrq"fg"nqu"uwlgvqu"{"swg"c"nc"xg|"nq"eqorngogpvc0
Cftkcpc."owlgt"fg"58"c‚qu."rtqhgukqpkuvc"{"uqnvgtc."jcdnc"gzvgpucogpvg"
fg"nqu"xkdtcfqtgu0"Eqp"cniwpc"fg"uwu"rctglcu"eqogp|„"c"wvknk|ct"guvqu"qdlgvqu"
y luego los compró sistemáticamente en ugz"ujqru. Conoce diversos tipos y
eqp"fkuvkpvqu"Þpgu"*xkdtcfqtgu"fg"gpqtog"vcoc‚q."oketqxkdtcfqtgu"swg"nc"
rwgfgp"guvkownct"okgpvtcu"vtcdclc+0"Fkeg"swg"vkgpg"xctkqu"fg"guqu"qdlgvqu"{"
que decidió contárselo a su mamá, para que si cniq"ng uwegfkgtc"no se encon-
Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 221

vtctc"eqp"nc"uqtrtguc"fg"swg"uw"jklc"vkgpg"wpc"eqngeek„p de vibradores en su
fgrctvcogpvq0"$Ok"oco "ucdg"swg"vkgpg"wpc"jklc"swg"vkgpg"icpcu"fg"vgpgt"
ugzq$."fkeg0"C"uw"xkdtcfqt"hcxqtkvq"ng"rwuq"pqodtg"Ðnq"nncoc"Dcd{"DnwgÐ."{"
eqp"fin"tggornc|„"qvtq"swg"ng"jcd c"eqortcfq"wpc"fg"uwu"cpvgtkqtgu"rctglcu0
Jcuvc"cn"o q"{c"ng"rwug"pqodtg="ug"nncoc"$Dcd{"Dnwg$0"Gu"swg"gu"c|wn"{"gu"swg"gu"o u"
pequeño. Es que antes, yo antes tenía… Duré mucho tiempo con una persona y, bueno, con
él sí tuve una relación sexualmente muy abierta. De hecho el primer día que lo conocí le
pedí un vibrador y me lo compró y todo muy bien y experimentamos con él y él siempre
hwg"ow{"ceegukdng"*Cftkcpc."57"c‚qu."jgvgtqugzwcn."fkug‚cfqtc."uqnvgtc+0

Gp"ncu"tgncekqpgu"jgvgtqugzwcngu"nqu"qdlgvqu"ug"eqortcp"rctc"wuctnqu"
gp"gn"ewgtrq"fg"ncu"owlgtgu0"Nqu"jqodtgu"glgewvcp"cevqu"eqp"gnnqu."rgtq"pq"
los usan de modo estricto. Adriana tiene una fantasía que no logra cumplir:
Es que ½ucdgu"swfiA"[o siempre he querido saber qué se siente, o sea, qué sienten ellos,
q"ugc."eqoq"v¿"vgpgt"gn"rcrgn"cevkxq0"Q"ugc."u ."u "rwgfgu"vgpgt"cniq"gp"gn"curgevq"fg"swg"
tú puedes llevar la relación y puedes estar arriba y todo, pero pues no es lo mismo si no
tienes pene. Entonces yo siempre mi fantasía ha sido comprarme uno de esos cinturones
swg"vkgpgp"gn"rgpg"{"swg"vg"nqu"rqpgu"*Cftkcpc."57"c‚qu."jgvgtqugzwcn."fkug‚cfqtc."uqnvgtc+0

Rgtq"pkpiwpc"fg"uwu"rctglcu"nq"jc"cegrvcfq0"Tgncvc"swg"kpenwuq"ewcpfq"
acerca un vibrador a sus cuerpos, ellos lo rechazan. Le dicen que pq"uqp"ic{.
El uso del vibrador se organiza en torno al sistema sexo-género imperante en
Ofizkeq."gn"ewcn"wdkec"c"ncu"owlgtgu"gp"wpc"rqukek„p"rcukxc"{"c"nqu"jqodtgu"
en otra activa. Pero, más intensamente, el orden sexual heteronormativo
transforma al vibrador en un falo, el cual genera placer, pero también se
evita porque puede producir identidad: pq"uq{"ic{. La misma prohibición
opera sobre el ano de los hombres. La retórica del vibrador, en este caso, es
claramente heterosexual, y su gramática solo permite que el cuerpo de la
owlgt"ugc"rgpgvtcfq0"Guetkdg"Dcwftknnctf"swg"nqu"qdlgvqu"pq"ciqvcp"lco u"
uwu"rqukdknkfcfgu"gp"cswgnnq"rctc"nq"swg"uktxgp"${"gu"gp"guvg"gzeguq"fg"rtg-
ugpekc"fqpfg"cfswkgtgp"uw"ukipkÞecek„p"fg"rtguvkikq."fqpfg"fgukipcp"pq"
{c"gn"ÓowpfqÔ."ukpq"gn"ugt"{"nc"ecvgiqt c"uqekcn"fg"uw"rquggfqt$"*Dcwftknnctf"
422;<"7+0
Ucnqo„p" gu" wp" jqodtg" ic{." fg" 67" c‚qu." gorngcfq" gp" wpc" gortguc"
telefónica, y pertenece a un grupo de ngcvjgtu de la ciudad de México. Dice
que recibió entrenamiento como o uvgt o amo. Este grupo se caracteriza
rqt"wp"wuq"kpvgpuq"fg"fkxgtuqu"qdlgvqu"{"rqt"wpc"kpfwogpvctkc"gurge Þec0"
Ucnqo„p"fkeg"swg"c"guvg"itwrq"ng"$gtqvk|c"owejq"nc"rkgn"]È_"vqfqu"nqu"ce-
cesorios en piel: pantalones, botas, chamarras, chalecos, camisas, gorras,
rgtq"vqfq"gp"rkgn$0"Gp"guvg"ecuq."gn"qdlgvq"etgc"nc"kfgpvkfcf"{"rgtokvg"wpc"
uqekcdknkfcf"gurge Þec0"Eqoq"nqu"pkejqu"fgn"ogtecfq."nc"ugzwcnkfcf"ug"gu-
222 desde la investigación

pecializa según los gustos de los practicantes. Para Salomón hay una ewnvwtc"
ngcvjgt que se diferencia de cualquier otra manifestación de identidad gay
u homosexual. Incluso alega que los lugares que frecuentan, como bares y
ecpvkpcu."eqokgp|cp"c"ugt"eqpewttkfqu"rqt"kpfkxkfwqu"swg"pq"ug"kfgpvkÞecp"
como ngcvjgtu y que no visten como tales, así que al poco tiempo los tienen
swg"cdcpfqpct"{"dwuect"qvtqu0"Htgpvg"c"guvc"kpxcuk„p"tgewttgpvg"fg"uwlgvqu"
eqp"qvtcu"kfgpvkfcfgu"q"iwuvqu."gnnqu"rtgÞgtgp"etgct"itwrqu"egttcfqu"swg"
ngu"rgtokvcp"fkxgtvktug"ugi¿p"uwu"e„fkiqu0"Ucnqo„p"fguetkdg"gn"clwct"d ukeq"
de un ngcvjgt original y verdadero:
Un arnés, que son esas especie de cinturones que van en el tórax partiendo del centro del
tórax. Eso y unos guantes y una chamarra; una chamarra de piel es básica para cualquier
ngcvjgt0"Xcoqu."gu"eqoq"swg"gn"cvwgpfq"d ukeq0"Fg"cj "rwgu"{c"xkgpgp"ncu"xctkcpvgu"fg"
ncu"ecokucu."ncu"iqttcu."nqu"uwurgpuqtkqu."ncu"vcpicu."gj."½swfi"o uA"Nqu"ngpvgu"vcodkfip"
uqp"d ukequ."rtkpekrcnogpvg"fg"iqvc0"Ngpvgu"fg"iqvc="uqp"nqu"Tc{"Dcp"½qmA"Guq."eqoq"
cvwgpfq"guq0"½Nqu"ceeguqtkquA"Rwgu"xgpft cp"ukgpfq"fknfqu, vendrían siendo esposas,
n vkiqu."rkp|cu"*Ucnqo„p."67"c‚qu."gorngcfq."ic{."uqnvgtq+0

De nuevo encontramos una retórica y una gramática que exigen adhe-


uk„p"{"fkuvkpek„p0"Gn"okuoq"Dcwftknnctf"fkeg"swg"gn"qdlgvq"$pq"gu"pcfc."]È_"
pcfc" o u" swg" nqu" fkhgtgpvgu" vkrqu" fg" tgncekqpgu" {" fg" ukipkÞecekqpgu" swg"
xkgpgp"c"eqpxgtigt."c"eqpvtcfgektug0"C"cpwfctug"uqdtg"fin"gp"vcpvq"vcn$"*Dcw-
ftknnctf"422;<"78+0"Guvqu"pwfqu"fg"tgncekqpgu"uqp"nkvgtcngu"gpvtg"nqu"ngcvjgtu:
tgekdgp"encugu"fg"cocttg"q"fg"oqokÞecek„p."swg"hqtocp"rctvg"fg"uwu"rqukdngu"
gzrgtkgpekcu"gt„vkecu0"Gn"qdlgvq."guetkdg"gn"okuoq"Dcwftknnctf."cduvtc fq"fg"uw"
hwpek„p."cfswkgtg"wp"guvcvwu"guvtkevcogpvg"uwdlgvkxq"*Dcwftknnctf"422;<"7:+0"
Guvg" x pewnq" gpvtg" qdlgvqu" {" ugzwcnkfcf" vkgpg" wpc" xgtuk„p" rctvkewnct"
cuando se trata de otras personas. Adriana lo formula de manera explícita:
$vg"fkiq"swg"vcodkfip"ncu"rgtuqpcu"rwgfgp"ugt"qdlgvqu."¾lclclc#."ug"q{g"ow{"
hgq."{q"nq"ufi."rgtq"c"owejqu"jqodtgu"cu "nquÈ$"*Cftkcpc."57"c‚qu."jgvgtq-
ugzwcn."fkug‚cfqtc."uqnvgtc+0"½Swfi"korgfkt c"swg"wp"uwlgvq"ug"vtcpuhqtoctc"
gp"qdlgvq."swg"vwxkgtc"uw"okuoc"ocvgtkcnkfcf"{"uw"hwpekqpcnkfcf"rctc"gn"
rncegt"ugzwcnA"Ncu"fkuvkpekqpgu"uqp"fivkecu"g"kocikpctkcu."rgtq"quekncpvgu0"Ug"
rwgfg"eqpuwokt"vtcdclq"ugzwcn."ukp"fwfc0"Fcxkf"tgncvc"wpc"xg|"swg"eqpvtcv„"
vtcdclq"ugzwcn<"$Rwgu"vgp c"icpcu"{"gp"gug"oqogpvq"pq"jcd c"eqp"swkgp"{"
fklg")uk"ng"rwgfq"rcict."½rqt"swfi"pqA)0"["pq"gu"swg"pq"rwgfc"eqp"pcfkg."rgtq"
era la comodidad de que no quería salir, quería en mi casa, rápido, así sin
rtqdngocu."{"fkicoqu"swg"gtc"nq"o u"h ekn$"*Fcxkf."58"c‚qu."ic{."eqowpk-
e„nqiq."eqp"rctglc+0"Eqoq"nc"eqokfc"rtgrctcfc"swg"ug"rwgfg"gpectict."fin"
pide sexo y le llega su casa: rápido, fácil, sin problemas. Tenía ganas, no
había con quién y podía pagar. Si bien pagar por sexo ha sido una práctica
Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 223

bastante antigua, lo que nos interesa en este caso es la lógica comercial que
qrgtc."swg"jceg"ugoglcpvg"gug"ugtxkekq"c"ewcnswkgt"qvtq"swg"ug"qhtg|ec"gp"
el mercado.
Nqu" qdlgvqu" pqu" fgxwgnxgp" ko igpgu" fg" pquqvtqu" okuoqu." uquvkgpg"
Dcwftknnctf."{"gp"guvg"ugpvkfq"$gn"eqpuwoq"gu"wp"ogfkq"fg"kfgpvkÞecek„p$"
*Htkgfocp"4223<"387+0"Gn"eqpuwoq"ugzwcn"ug"vtcpuhqtoc"gp"wpc"rt evkec"fg"
rtqfweek„p"{"eqpugtxcek„p"fg"nc"kpfkxkfwcnkfcf."{"nqu"qdlgvqu"uqp"wp"uquvfip"
rctc"ncu"kfgpvkÞecekqpgu"rqukdngu."eqoq"nc"rqtpqitch c0"$Gn"qdlgvq"gu"gp"ugp-
vkfq"guvtkevq"wp"gurglq<"ncu"ko igpgu"swg"pqu"tgokvgp"pq"rwgfgp"ogpqu"swg"
uwegfgtug"ukp"eqpvtcfgektug"{"gu"wp"gurglq"rgthgevq."rwguvq"swg"pq"pqu"gpx c"
ncu"ko igpgu"tgcngu."ukpq"ncu"ko igpgu"fgugcfcu$"*Dcwftknnctf"422;<"324+0"
Guvg"fkuewtuq"uqdtg"u "swg"rgtokvg"gn"eqpuwoq"kpvgitc"nqu"qdlgvqu"eqoq"
hqtocu"fg"tgncekqpctug"eqp"gn"qvtq"{"eqpukiq"okuoq0"Uk"nqu"qdlgvqu"hwgtcp"
gurglqu."eqoq"nq"rquvwnc"Dcwftknnctf."fgdgoqu"rtgiwpvctpqu"ew n"gu"nc"koc-
gen que les devuelven a sus usuarios. A Adriana le devuelven una imagen
tgrgvkfc<"gn"hcnq"gu"rctc"ncu"owlgtgu"{"uqnq"nq"portan los hombres. A Salomón,
una imagen identitaria, pero colectiva; a David, una imagen comercial de fast
hqqf"{"ugtxkekq"gzrtfiu0"Xkdtcfqtgu."eqpuqncfqtgu."ctpgugu."dqvcu."rgtuqpcuÈ"
el sintagma del uso funcional y placentero permite combinaciones diversas.
Gp"¿nvkoc"kpuvcpekc."nqu"qdlgvqu"uqp"àgzkdngu"{"guv p"xce qu"gp"guvg"fkuewtuq"
rctc"u que elaboran nuestros consumidores.

Transgresiones normalizadas
$Nq"swg"ectcevgtk|c"c"nc"ugzwcnkfcf"oqfgtpc"]È_"pq"gu"jcdgt"gpeqpvtcfq"
gn"ngpiwclg"fg"uw"tc|„p"q"fg"uw"pcvwtcng|c"ukpq"jcdgt"ukfq")fgupcvwtcnk-
|cfc)"]È_"cttqlcfc"c"wp"gurcekq"xce q"gp"gn"swg"pq"gpewgpvtc"o u"swg"nc"
forma estrecha del límite y donde no tiene más allá y prolongación sino
gp"gn"htgpgu "swg"nc"tqorg$"*Hqwecwnv"3;;;<"385+0"Gn"eqpuwoq"swk| "gu"nc"
culminación de la fgupcvwtcnk|cek„p" swg" Hqwecwnv" ogpekqpc." {" nímite y
frenesí caracterizan bien lcu" rt evkecu" swg" jgoqu" cpcnk|cfq0" Pwguvtqu"
kphqtocpvgu"jcp"fgurnc|cfq"nqu"n okvgu"swg"eqpÞpcdcp"nc"ugzwcnkfcf"gp"
las instituciones clásicas, como la familia o la religión, pero lo han hecho
wvknk|cpfq"ncu"jgttcokgpvcu"swg"ngu"gpvtgic"gn"ogtecfq0"Pq"gu"wpc"twrvwtc"
radical del campo sexual y de sus regulaciones, si es que esto fuera esa
rqukdng0" Gn" eqpuwoq" Ðpwvtkfq" fg" nqu" ngpiwclgu" vgtcrfiwvkequ." fgn" fg" nc"
autoayuda, de los discursos del éxito y del desarrollo personal— crea una
pwgxc"icoc"fg"ukipkÞecekqpgu"rctc"nc"ugzwcnkfcf"{"rgtokvg"wpc"cornkcek„p"
de las prácticas. Pero también establece nuevas regulaciones, quizás más
224 desde la investigación

individualizadas y locales que las anteriores, pero capaces de organizar


hqtocu"fg"kpenwuk„p"{"gzenwuk„p"vcp"gÞecegu"eqoq"ncu"rtgxkcu0"C"guvq"nq"
hemos llamado vtcpuitguk„p"pqtocnk|cfc, una transgresión localizada que
rgtokvg"wp"e newnq"fg"equvqu"{"dgpgÞekqu0"Eqoq"fkeg"Hqwecwnv."nc"vtcpuitg-
uk„p"oqfgtpc"$cwvqtk|c"wpc"rtqhcpcek„p"ukp"qdlgvq."wpc"rtqhcpcek„p"xceía,
replegada sobre sí misma$"*Hqwecwnv"3;;;<"386+0"["nncoct "vtcpuitguk„p"
lwuvcogpvg"c"wpc"rtqhcpcek„p"gp"wp"owpfq"swg"pq"tgeqpqeg"pkpi¿p"ugp-
tido positivo a lo sagrado. La religión, que necesitaba ese sentido positivo,
pierde su capacidad de interpelación y regulación cuando desaparecen las
oposiciones que sostenían sus fkuewtuqu0"Ncu"rtqhcpcekqpgu"ukp"qdlgvq"ug"
tgrnkgicp"uqdtg"u "okuocu."eqoq"pwguvtqu"uwlgvqu."swg"uqnq"jcdncp"fg"u 0"
Si la transgresión es un iguvq"swg"eqpekgtpg"cn"n okvg, nuestros informantes
glgewvcp"fkejq"iguvq."rgtq"tgvtqegfgp"cn"okuoq"vkgorq0"Ucnqo„p."vcn"xg|"
el informante más disruptivo de los entrevistados, pide que los ngcvjgtu
sean vistos como jqodtgu" pqtocngu que exploran aspectos nuevos o dis-
vkpvqu"fg"uw"ugzwcnkfcf<"$Pq"swgtgoqu"swg"ug"pqu"xgc"eqoq"wp"itwrq"fg"
hombres que nos gusta golpear a otros hombres […] sino simplemente es
wpc"hqtoc"fg"gzrnqtct"wpc"tcoc"fg"pwguvtc"ugzwcnkfcf"½qmA"Pq"ocvcoqu."
pq"iqnrgcÈ"gj."pq."guvg."u "iqnrgcoqu."rgtq"¾lc#$"*Ucnqo„p."67"c‚qu."go-
rngcfq."ic{."uqnvgtq+0"Gpctdqnc"wp"rgswg‚q"ocpkÞguvq"ngcvjgt que pide una
mirada social no condenatoria sobre sus prácticas eróticas, que valore sus
gzrnqtcekqpgu"ugzwcngu"{"swg"pqu"ncu"eqphwpfc"eqp"gn"rwtq"glgtekekq"fg"nc"
violencia. Salomón, quien se ubica en uno de los límites más polémicos en
el campo del erotismo, en un mismo gesto lo expone y retrocede hacia los
vtcpswknqu"vgttkvqtkqu"fg"nc"pqtocnkfcf0"Eqpvkp¿c"gpctdqncpfq"uw"ocpkÞguvq"
y dice que lo único que él y su grupo desean es que la gente los conozca
${"ugrcp"swg"uqoqu"rgtuqpcu"pqtocngu"swg"vtcdclcoqu."vgpgoqu"tgurqp-
sabilidades, tenemos obligaciones, y que en el momento en el que se nos
rtgugpvc"nc"qrqtvwpkfcf"gzrnqtcoqu"pwguvtc"ugzwcnkfcf"fg"guc"ocpgtc$0"
Nc"vtcpuitguk„p."guetkdg"Hqwecwnv."gu"wp"lwgiq"eqp"nqu"n okvgu."swg"htcpswgc"
{"xwgnxg"c"htcpswgct"*Hqwecwnv"3;;;<"389+0"Gn"okuoq"Ucnqo„p"fguetkdg"uwu"
actividades como un lwgiq"eqpugpuwcfq.
Cu "eqoq"nqu"eqpvtqngu"uqp"oqfwnctgu."nqecngu."kpvgtkqtgu"{"gurge Þequ."
según Deleuze, las transgresiones funcionan en una espiral que distribuye
nuevas prohibiciones y crea otros límites. Bruno, otro de nuestros informan-
tes, consume ávidamente pornografía de todo tipo, pero dice que la porno-
itch c"kphcpvkn"ng"rctgeg"cdgttcpvg0"Ewcpfq"gpctdqnc"gug"lwkekq"oqtcn"etgc"wp"
nuevo límite que debe ser impugnado. Bataille señala que la prohibición y la
Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 225

vtcpuitguk„p"$tgurqpfgp"c"fqu"oqxkokgpvqu"eqpvtcfkevqtkqu<"nc"rtqjkdkek„p"
tgejc|c" nc" vtcpuitguk„p" {" nc" hcuekpcek„p" nc" kpvtqfweg$" *Dcvcknng" 4229<" 72+0"
Fascinación"gu"nc"rcncdtc"rtgekuc"rctc"fguetkdkt"gn"oqxkokgpvq"uwdlgvkxq"swg"
hemos explorado en este artículo. Los límites fascinan y, como las sirenas de
nc"Qfkugc."encocp"rqt"ugt"vtcpuitgfkfqu0"Cwiwuvq."swkgp"xkxk„"owejqu"c‚qu"
gp"rctglc"eqp"qvtq"jqodtg."ug‚cnc"swg"ug"cdwttk„"fgn"oqfgnq"jgvgtqugzwcnk|cfq
{"rtgÞtk„"cdtktnq<"$½Ror qué limitar a tu cuerpo a tener sexo solamente con
cniwkgp"ewcpfq"jc{"okngu"{"rwgfgu"vgpgtnq"eqp"vqfquA$"*Cwiwuvq."56"c‚qu."
ic{."fkug‚cfqt"it Þeq."eqp"rctglc+0"Okngu"gp"xg|"fg"wpq="nc"vtcpuitguk„p"fg"
las cantidades, multiplicación del placer mediante la suma de encuentros. La
monogamia, que suponía una exclusividad monótona, es derrotada por esa
qhgtvc"kpÞpkvc"fg"ewgtrqu"{"fg"gpewgpvtqu"ceegukdngu="guq"u ."fgrgpfkgpfq"
de su precio ̋
226 desde la investigación

Cuadro 1: Descripción de entrevistados/as


Rodrigo Parrini y Ana Amuschástegui 227

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