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Barroco
Barroco
Siglo XJI
Germain Bazin
LA MAJESTAD REAL
Van Dyck es seducido por el aristocrático porte del «primer gentilhombre del reino»;
Rigaud pinta al rey con todo su pomposo aparato monárquico; mas para la democrática
Holanda no es sino un burgués, envarado en su jubón.
370. - HENDRIJK Por. CARLOS I DE INGLATERRA. DETALLE. PINTADO EN 1632.
CAPÍTULO IX
LA ÉPOCA BARROCA
del estilo Luis XV. Estos dos términos han perdido hoy su acepción pe-
yorativa. El barroco disfruta incluso del favor de los esteticistas contempo-
ráneos, que, por extensión, lo consideran sinónimo de una actitud artística
opuesta al clasicismo, actitud que, en el arte del XVII, no ofrece sino uno de
sus aspectos. Y en cuanto al rococó, se le reconocieron todas sus gracias a
partir del momento en que dejó de ejercerse el dogmático imperio del neo-
clasicismo.
En su contenido estricto, dichas denominaciones sin duda no tienen ma-
yor valor que la mayoría de las designaciones históricas. La palabra (rena-
cimiento» no es más acertada, y la palabra ((gótico» resulta absurda. Si se
quiere resumir el alcance general del arte que ha dado a Europa su fisono-
mía, podría decirse que, al ser sucesor del instinto de libre descubrimiento
del siglo XVI, constituye esencialmente un formalismo. Poco importa el hecho
de que sea clásico o barroco. Existen en el arte del siglo XVII dos liturgias:
una de tendencia clásica y la otra barroca. Pero tanto si se valen de la línea
curva como de la recta, los dogmas son parecidos: tienden a hacer de la
existencia, bajo la mirada de la inteligencia, una representación. Para el
hombre de ese tiempo todo es espectáculo, empezando por su propia vida.
El sentimiento de la dignidad humana engendró aquella filosofía de (ela
eminencia» que convierte al universo entero en teatro suntuosamente prepa-
rado para el monarca de la creación. Luis XIV quiso encarnar el exponente
real de dicho héroe. Amberes, en el siglo XVII, nos ofrece otra variante, más
modesta pero igualmente significativa. Rubens, gran señor, artista de genio,
buen cristiano, aunque epicúreo captador de los goces carnales y espirituales
de la vida, constituye una de las más elevadas expresiones del humanismo.
Del Renacimiento recibió en herencia aquel sentido indulgente ante la na-
turaleza humana, sentido indulgente que tuvo en los jesuitas a sus más ce-
losos propagadores.
La creación esencial de los dos siglos que median entre 1600 y 1800,
apenas podemos juzgarJa en la actualidad: fue la ópera. Pero aquellos má-
gicos espectáculos, óperas fijadas en piedra, en pintura, estuco, mármol y
oro, aparecen todavía bajo nuestros ojos. Dos aparatos escénicos fueron
previstos para los dos monarcas honrados por el "Grand Siecle»: Dios y
el rey; es decir, la iglesia y el palacio. Estaríamos tentados de decir: el
palacio de Dios y el templo del rey.
Para comprender la poesía del barroco es preciso haber asistido antes de
la reciente reforma de la Iglesia -en San Pedro o en c\lalquier iglesia ((jesuita»
de Europa- a un oficio solemne. Por la gracia de la liturgia, en la bruma
olorosa del incienso y la música de los órganos, no existe ya un mundo de
mármol, un mundo pintado y un mundo humano, sino un conjunto en el
cual los gestos de las estatuas, los movimientos de las figuras pintadas y los
ritos de los celebrantes se orquestan en una sinfonía grandiosa. La cadencia
magnífica de los turiferarios repercute sobre las mil volutas de la iglesia y, en
el púlpito, la elocuencia del predicador responde a la apologética apasionada
LA ÉPOCA BARROCA 28/
LA MUERTE
Numerosos son los cuadros que reflejan la angustia de la muerte, angustia muy propia
del siglo XV//. Obsesionada por el vacio, Espmia estigmatiza la miseria de la condición
humana frente a Dios. Para los pintores franceses la consideración de la muerte adquiere
un aspecto de meditación filosófica.
de los apóstoles y de los mártires cuyas esculpidas efigies adornan los pilares.
Allá, al fondo del coro, alguna aparición parece animarse bajo las luces del
altar mayor. Las nubes de incienso, elevándose hacia las bóvedas, se con-
funden con las nubes de mármol, atravesadas por velos de ángeles. Imagínese,
al lado de nuestras tristes libreas, la rica matización de los ropajes de teatro
con los que cubrían sus cuerpos los hombres de ese tiempo. La iglesia ca-
tólica, que ha sabido siempre provocar el fervor de las masas hiriendo los
sentidos, ofreCÍa al cristiano de la Contrarreforma la imagen del más allá
que estaba a su alcance: un espectáculo de ópera.
Diversos rituales existen en la iglesia barroca. El barroco italiano, a
pesar de la exuberancia que es ley de dicho estilo, continúa sometido a las
normas de la arquitectura. Es la propia arquitectura que se presta a aquel
rinforzando, a aquel crescendo, a las mil modulaciones y mímicas que exige
la ordenación del espectáculo. El churrigueresco ahoga la arquitectura bajo
el aderezo, volviendo España a aquella desesperante prodigalidad en el de-
corado cuya tradición le venía del arte musulmán. En ningú" otro lugar la
sed de imágenes conoció tales desbordamientos. No existe aparato escénico
mejor concebido que una capilla mayor. El rocJcó austríaco. suabo y bá-
282 HISTORIA DEL ARTE
LA MUERTE Y LA GLORIA
falta en la escena. Día tras día, María Antonieta viene a representar un pe-
dacito de su papel, en espera de que el teatro se tome un descanso, ame-
nazado por la intrusión del drama.
Una vez más, Italia concebirá la estética de la que Europa estaba desti-
nada a vivir por espacio de dos siglos. Para Italia, el barroco no es un
punto de partida, sino, por el contrario, el esfuerzo supremo acometido por
una escuela que, en una organización doctrinal de sus fuerzas y en una ex-
plotación racional de su pasado, intenta recuperar una larga fecundidad que
se había debilitado. Italia ofrece al mundo dos principios que se contrape-
san: el academicismo y el naturalismo. Operando en la riqueza del arte
italiano una decantación de sus elementos esenciales, los Carraci atenuaron
sus caracteres demasiado autóctonos. Confiriendo a su sabia amalgama la
impersonalidad propia de todo sistema lógico, hicieron transmisibles a las
demás escuelas las conquistas del siglo XVI. En cuanto a Caravaggio, fue el
hombre providencial destinado a regenerar la pintura, algo debilitada por
el idealismo del Renacimiento, con la inyección ·del naturalismo. De ese gi-
gante descienden Zurbarán, Georges de La Tour, los Le Nain, Velázquez,
Rembrandt y el mismo Vermeer, es decir, todos aquellos que, mostrándose
insensibles a las seducciones del siglo, profundizaron en el misterio de la
naturaleza humana. Frente a los actores y a los tenores, estos pocos indivi-
duos encuentran de nuevo la grandeza del hombre auténtico.
A pesar de la disidencia protestante, el arte barroco incorpora el mo-
mento más armónico en el concierto europeo. En un impulso de entusiasmo,
todos los pueblos que habían adquirido la plenitud de la madurez aportan
su concurso a la empresa común. Se intercambian doctrinas y talentos. Fran-
ceses e italianos enjambran por Europa entera sus «especialistas»; flamencos
y holandeses hallan empleo en París. Todo el mundo acude a Roma; los
dos más grandes pintores franceses del siglo XVII pasarán a ser romanos
adoptivos.
De acuerdo con la estética reinante, Europa se divide en dos campos.
España, los países germánicos y Flandes adoptan entusiásticamente una
estética que tan acorde estaba en sus respectivos instintos. Detrás de esta
cortina de parada, Alemania, profundamente conmovida por la guerra de
los Treinta Años, disimula su declive, pero renacerá sin embargo en el si-
glo XVIII.En España, donde es absoluto el predominio de la Iglesia, la ima-
ginería apologética constituye un maravilloso medio para gobernar las almas.
Rubens galvaniza la orquestación barroca mediante aquella energética de la
vida que, en un ritmo eterno, hace que las formas se engendren unas a otras.
Crea una nueva técnica pictórica que, en el siglo XVIII, inspirará dos es-
cuelas: la francesa y la inglesa.
Es natural que los países protestantes hayan rechazado esta apologética.
No teniendo que rendir culto exterior ni a Dios ni al rey, Holanda se orienta
hacia el hombre y la Naturaleza. Durante el siglo XVII,es el único país que
Ve en el mundo real algo más que un espejismo. Inglaterra crea una gran
284 HISTORIA DEL ARTE
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.¡ .·mHf¡§!§~ ESCORIAL, POR JUAN BAUTISTA DE TOLEDo-
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(1561) y JUAN DE HERRERA.
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377. - PLANO DEL PALACIO DE LOS INVÁLIDOS. EN PARÍS, POR LIBÉRAL BRUANT. 1671,
y J. H. 1677.
MANSART,
Según el plano de París llamado plano de Turgot.
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1. LA EUROPA BARROCA
ITALIA
La arquitectura y la escultura
La arquitectura barroca italiana, originada en Miguel Ángel, busca im-
presionar con sus efectos de potencia y magnificencia, obtenidos por medio
de la acentuación de los volúmenes y de la exageración del decorado. Cual-
quiera que sea el grado de recargamiento, la arquitectura jamás se deja
ahogar por la ornamentación como sucede en España; la organización de
las masas se afirma siempre con energía. La creación primordial de dicho
estilo de un nuevo tipo de iglesia, cuyo prototipo fue ejecutado según los
planos de Vignola, de 1568 a 1577, para los jesuitas de Roma: el Gesu. Ins-
pirado por el tipo de iglesia gótica languedociana, que se había divulgado en
España, de donde los jesuitas lo trajeron a Roma. este edificio consagra el
380. - VIGNOLA.
PLANO DE LA IGLESIj¡
DE GESU, EN ROMA,
1567.
381. - VIGNOLA y
GIACOMO DEL LA
PORTA.
IGLESIA DE GESU,
EN ROMA. FACHADA
1568-1577.
LA EPOCA BARROCA 287
retorno al plano basilical simple, sin deambulatorio, con nave única flan-
queada de capillas, y con un crucero coronado por una cúpula. La bóveda
en cañón, con aberturas frente a las ventanas, descansa, sin apuntalamiento,
sobre pilares enormes. La sucesión de los arquitrabes está claramente defi-
383. - IGLESIA
DE SAN IGNACIO, EN ROMA
1626.
POR EL PADRE
ORATIO GRASSI, BASÁNDOSE
EN LOS DIBUJOS DEL
DOMINIQUINO.
nida por grandes pilastras conntIas que se elevan del suelo a las bóvedas.
Unida a las partes inferiores por alerones, una fachada con frontón, cons-
truida por Giacomo della Porta, delimita la nave (fig. 381). Ese tipo de
iglesia fue en principio edificado con estilo sobrio. Desde 1580 a 1625,
aproximadamente, «el arte de la Contrarreforman es un reflejo de las preocu-
paciones de austeridad de la Iglesia. Sus ejemplos son raros en la actua-
lidad, ya que dichas iglesias fueron revestidas de ricos a:derezos durante la
éPoca siguiente. Citemos la catedral de Montepulciano, por AMMANATI (1570),
288 HISTORIA DEL ARTE
Santa María de los Ángeles, de Asís, por ALESSI (1569), y las iglesias cons-
truidas para la orden por el jesuita GIOVANNITRISTANO(t 1575). Dentro de
este espíritu CARLOMADERNA(1556-1621) añade una nave al San Pedro de
Miguel Ángel y construye la fachada (1606-1626). Pero el pontificado de Ur-
La pintura
Mientras los Carraci, por una reforma hábil pero carente de invención,
consolidaban la desfalleciente escuela italiana y le aseguraban en Europa
una situación de oficiosidad, un pintor de genio acometía una revolución
que, en sí misma, contenía el fermento de casi todo aquello que durante el
siglo XVIIse hizo de grande en pintura. Convencido de que la escuela estaba
agotada por tres siglos de intelectualismo, MIGUEL ÁNGEL DE CARAVAGGIO
(hacia 1573-1610) obligó al arte italiano y al arte europeo en general a hacer
una cura de naturalismo. En un país donde no se pintaban sino Venus y
Madonas, Caravaggio busca los modelos para sus santos y sus héroes entre
los tipos más humildes del populacho romano: Vocación de San Mateo, pin-
turas de San Luis de los Franceses y de Santa María del Pueblo. Dormición
de la Virgen, Louvre, Enterramiento de Cristo, Vaticano (fig. 389). Por la
simplicidad grandiosa de sus composiciones, por la oposición violenta de
luces y sombras, obtenida gracias a una iluminación lateral, restituye a la
pintura italiana la franqueza volumétrica poderosa y reintegra la escuela a
las verdaderas tradiciones plásticas que, a partir de Giotto, la habían con-
vertido en tributaria de una concepción escultórica de la forma.
Todo aquello que en Italia cuenta como verdaderamente válido está, en
mayor o menor escala, en deuda con Caravaggio. En Roma, una auténtica
escuela cosmopolita explotó sus efectos de claroscuro y su lirismo popular.
Al lado de ORACIOGENTlLESCHI(1563-1646) encontramos un francés, LE
LA EPOCA BARROCA 293
"s
392.--FRANCESCO
GUARO!. ApUNTE.
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París, Louvre.
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JLi.J)J. .,..
FLANDES
Amberes, Catedral.
296 HISTORIA DEL ARTE
Munich. Pinacoteca.
París, Louvre.
ESPAÑA
La arquitectura
La España del siglo XVIl presenta una lenta recuperación del tempera-
mento autóctono contra el estilo arquitectónico desnudo y austero, inaugu-
rado en El Escorial por Juan Bautista HerreTa (t 1597) Y que desembocó
en la obra fría acompasada de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza,
comenzada en 1681 por JUAN HERRERAEL Mozo. La política de poder y
de fasto de los jesuitas no podía conformarse por la·rgo tiempo con tan
300 HISTORIA DEL ARTE
sombrias apariencias. Sobre el plano romano del Gesu, son edificadas vastas
iglesias en las que, por un decorado grandilocuente, se alteran los cánones
clásicos: Clerecía de Sala manca, iniciada en 1617 según los planos de JUAN
GÓMEZDE MORA; San Isidro el Real de Madrid, comenzada en 1622 por
400. - IGNACIO VERGARA. PUERTA DEL PALACIO DEL MARQUÉS DE Dos AGUAS, EN VALENCIA.
1740-1744.
401. - FERNANDO DE CASAS NOVOA. FACHADA LLAMADA OBRADOIRO, CONSTRUIDA
DE 1738 A 1750, EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA.
402. - GREGaRIO
HERNÁNDEZ.
CRISTO YACENTE.
CABEZA.
Valladolid, Museo.
302 HISTORIA DEL ARTE
La escultura
406. - BARTOLO-
MÉ ESTEBAN Mu-
RILLO. LA VIRGEN
y SANTA ANA.
DETALLE.
POSTERIORMENTE
A 1674.
Madrid. Prado.
407.- DIEGO
VELÁZQUEZ.
RETRATO DE
PABLlLLOS DE VA-
LLADOLID. HACIA
1633.
Madrid. Prado.
La pintura
Madrid. Prado.
LA ÉPOCA BARROCA 305
en pintar el cuerpo humano torturado (fig. 404). Los dos aspectos del l\lma
cristiana española fueron expresados en Sevilla por dos pintores: Zurbarán
y Murillo. FRANCISCOZURRARÁN(1598-1664), que ha sido denominado «el
pintor de los frailes), es un místico que normalmente vive en un plano
sobrenatural; pero, como si fuera un hombre de la Edad Media, no con-
cibe este estado de gracia sino bajo aspectos concretos (fig. 405). Se trata
quiZá del artista que mayormente ha sabido compenetrarse con el espíritu
uniforme del humanismo español, el artista para quien el único plano de
la verdad radica en el diálogo entre Yo y Dios y que no concede realidad
ninguna al mundo exterior. Sus formas de una plasticidad escultórica, cor-
306 HISTORIA DEL ARTE
411. - COLUMNA
SALOMÓNICA. RETABLO
MAYOR DE SAO BENTO
DE OPORTO. HACIA
1705.
412. - IGLESIA DE
SAO ·FRANCISCO DE
OPORTO; MONUMENTO
GÓTICO REVESTIDO DE
UN DECORADO DE
MADERA DORADA, EN
LOS SIGLOS
XVI! Y XVIII.
vero empaque y casi sin accesorios, siguen, aunque en forma más desarro-
llada, la tradición de Sánchez Coello y de Pantoja de la Cruz (fig. 407). La
figura es como una aparición que emergiera de una atmósfera de grisaIla,
en la que se confunde a veces el plano del suelo con el plano del fondo.
Nadie ha expresado mejor que Velázquez el desesperante misterio de la so-
ledad del hombre frente al mundo, que tanto ha atormentado el alma es-
pañola.
JUAN BAUTISTADEL MAZO (hacia 1612-1667) y JUAN CARREÑODE MI-
RANDA(1614-1685) introducen influencias extranjeras en el arte de Velázquez.
La escuela española decae en el siglo XVIII, durante el cual los reyes se ven
obligados a llamar a su lado artistas franceses o italianos. Sin embargo, la Es-
cuela da un formidable destello con FRANCISCO GaYA Y LUCIENTES(1746-1828),
cuyo arte visionario constituye una sátira desesperada de la naturaleza hu-
mana y de la sociedad española. Se trata de una obra que franquea los límites
de la época barroca, precede de una generación a la pintura romántica fran-
cesa y anticipa formulaciones del arte moderno (figs. 410 y 478).
308 HISTORIA DEL ARTE
PORTUGAL
AMÉRICA LATINA
(el pequeño lisiado) (1738-1814), concibió una de las expresiones más no-
tables de la estilística barroca. ¿Es a la presencia de la mano de obra negra
a la que hay que atribuir, en el medio artístico brasileño, una aptitud para
la forma escuItórica que no encontramos en igual medida en la metrópoli?
Esta tendencia culmina en la obra genial del Aleijandinho, que proporciona
un gran impulso lírico y una energía primitiva a la plástica barroca, ago-
tada entonces en Europa a causa del formalismo y el virtuosismo (profetas
de Congonhas do Campo, 1800, fig. 414).
EUROPA CENTRAL
415. - DANIEL
POEPPELMANN. PABELLÓN DEL
ZWINGER, EN DRESDE.
1711-1722.
3i2 HISTORiA DEL ARTE
416. - PÚLPITO DE LA
IGLESIA DEL PEREGRINAJE
DE "DIE WIES»
(ALTA BAVIERA).
CONSTRUIDA DE
1745 A 1754.
417.-EGID QUIRIN
ASAM. LA ASUNCIÓN DE
LA VIRGEN. ALTAR MAYOR
DE LA IGLESIA DE ROHR.
(BAJA BAVIERA).
HACIA 1717-1722.
teatrales (EGm QUIRIN ASAM, 1692-1750); los estucadores del sur de Ale-
mania, tales como JOSEPH ANTON FEUCHTMAYER (1696-1770), atestiguan una
gran fuerza expresiva (figs. 416 y 417). Sin embargo, la influencia francesa
impulsa a ANDREAS SCHLUTER a concebir su estatua del Gran Elector de
Brandeburgo, inspirada en el Luis XIV de Girardon. La pintura decorativa
presenta rasgos de las enseñanzas de Tiepolo: MAULPERTSCH, en Viena
(1724-1796); COSME DAMIÁN ASAM, en Munich (1689-1739). Sin embargo,
el francés ANTOINE PESNE (1683-1757) introdujo en Berlín el retrato de
corte a la moda francesa, cuyo ejemplo imita CHODOW1ECKI (1748-1801).
423. - EL "MAURITSHUIS», EN
LA HAYA, CONSTRUIDO EN 1643-1644,
SEGÚN LOS PLANOS DE
JACOB VAN CAMPEN.
La Haya, Mauritshuis.
LA ÉPOCA BARROCA 317
2. LA RESISTENCIA AL BARROCO
HOLANDA
Tras la tregua de 1609, las siete provincias del norte de los Países Ba-
jos (una de las cuales, Holanda, acabó por dar su nombre al conjunto) ven
sus destinos separados de las doce provincias del sur. A una Europa mo-
nárquica, católica y teocrática, las Provincias Unidas se disponen a darle
un ejemplo de precocidad sorprendente: el de una democracia laica funda-
mentada sobre una sociedad burguesa no jerarquizada. Esta situación en-
traña un trastorno completo de las condiciones en que se desarrollaba la
producción artística en el resto de Europa: renuncia a todo programa sun-
tuario, civil o religioso, disminución de la inspiración religiosa, supresión
casi total de la inocografía mitológica, que interesa en muy poca escala a
los mercaderes de Amsterdam o de Haarlem. Reducido a circunstancias tan
poco favorables para la producción artística, este pequeño país, que suce-
sivamente hizo frente a los dos más poderosos Estados de Europa, consiguió
crear, a lo largo de sesenta años, un arte admirable, utilizando el único
recurso que le quedaba: el realismo.
La arquitectura holandesa no ocupa en la historia del arte el lugar que
merecería. Casi enteramente limitada a los programas domésticos, no ha
producido sino pequeños edificios, aunque dotados de un gusto exquisito
(fig. 423). A partir de principios del siglo XVII es, en Europa, la única en
rechazar la retórica barroca y, desde 1650, establece una arquitectura muy
pura, fundamentada en la justeza de las proporciones y que, interpretada
por Inglaterra, contribuyó a la formación del Neoclasicismo. La construcción
en ladrillo es realzada sólo con algunas molduras en piedra que subrayan
puertas, ventanas o cornisas; a veces, en las más notables moradas, grandes
pilastras muy chatas resiguen el muro en toda su altura. Los edificios des-
tinados al culto son también muy simples. La escultura cayó de tal modo
LA ÉPOCA BARROCA 319
en desuso, que para las escasas obras plásticas (sepulcros) de alguna impor-
tancia se tuvo que apelar a artistas extranjeros.
La pintura es, pues, el medio de expresión por excelencia en los Países
Bajos. La calidad de la Juz. fluida y difusa, que constituye una de Jas be-
Amsterdam. Rijksmuseum.
320 HISTORIA DEL ARTE
cuyo problema resolverán con virtuosismo Frans Hals o Rembrandt (fig. 427).
Los más grandes paisajistas SALOMÓNVAN RUISDAEL (1600-1670) y JACOB
VAN RUISDAEL(1628/29-1682, fig. 428), VAN GOYEN y DE KONINCK,deben
su superioridad al arte con que supieron componer sus cuadros por planos
sintéticos y valores equilibrados, en tanto que HOBBEMAacumula los detalles
observados uno a uno. Los italianizantes (AsSELIJN, POELENBURG, VAN BER-
CHEM) siguen invariablemente fieles a los tipos de composición paisajista
traídos por ellos de Roma. Otros se consagran a las vistas de ciudades
(BERCKHEYDE, VAN DER HEYDEN); entre los pintores de iglesias, SAENREDAM
(1597-1665) es un exquisito luminista (fig. 426).
Holanda no quedó cerrada al arte europeo. El italianismo llegó allí por
conducto de los «romanizantes», que residieron en Roma y casi todos los
cuales pertenecen a la escuela de Utrecht: PIETERLAsTMAN,ABRAHAMBLOE-
MAERT,GERARDHONTHORST,HENDRICKTER BRUGGHEN(1588-1629) y THEo-
DOR VAN BABUREN.Retuvieron del caravaggismo la ciencia de destacar los
volúmenes por una iluminación lateral, el arte de la composición con di-
versos personajes y el gusto del realismo trivial: bebedores, jugadores de
cartas y músicos de taberna, escenas de garito s o de cuerpos de guardia.
Frans Hals y Rembrandt salen directamente de este movimiento. Frans Hals
retuvo una marcada predilección por los ambientes intérlopes y truéulentos;
Rembrandt, el sentido de la pintura de historia y de las composiciones mo-
numentales. Ambos rompen con la composición monográfica y objetiva de
la pintura holandesa incluso en la factura. La factura de FRANSHALS (1580-
1666), retratista y pintor de costumbres de Haarlem, revela siempre valentía;
su pincel, de trazos visibles, parece obedecer al arrebato de .la improvisa-
ción; más que del parecido del objeto, el artista se preocupa del efecto de
la pintura (fig. 429).
REMBRANDT VAN RUN (1606-1669) es el más grande pintor de Holanda;
Berlín, Museo.
322 HISTORIA DEL ARTE
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París. Louvre.
433.-JAN VERMEER.
LA DAMA DEL CLAVICÉMBALO. HACIA 1658.
PAíSES ANGLOSAJONES
La arquitectura
Inglaterra pasó casi sin transición del gótico al clásico, sin conocer ape-
nas las indecisiones de la crisis manierista que caracteriza el Renacimiento
en los demás países nórdicos. Sólo unos pocos decorados a la antigua ha-
bíanse utilizado en los castillos Tudor de la época isabelina cuando, a
principios del siglo XVII,el arquitecto IÑIGO JONES (1573-1652) trae de Italia,
donde residió desde 1604 a 1607, la pasión por Palladio. Edifica en un estilo
palladiano muy puro la sala de fiestas de Whitehall, en Londres (1619-1622),
y preconiza una gran simplicidad en las fachadas de las construcciones do-
mésticas. Tras la Restauración (1660), sir CHRISTOPHERWREN es encargado
de la reconstrucción de Londres, destruida por el incendio de 1666; reedifica
la catedral de San Pablo de Londres, en un estilo romano imitado de San
Pedro de Roma, y una cincuentena de iglesias más. Influencias holandesas
se dejan sentir en el tipo muy sobrio de construcción doméstica, en ladrillo,
con v'entanas de guillotina simples de molduras, y como único ornamento
una puerta perfilada en un estilo clásico muy elegante. Dicho estilo se pro-
longa hasta la época de la reina Ana (fallecida en 1714). En tiempos de los
Jorges (1714-1760), una renovación de las especulaciones arquitectónicas trae
consigo un recrudecimiento del gusto del estilo palladiano de Iñigo Jones
(publicación del tratado de Palladio anotado por Jones, en 1715). El «palla-
dianism» se convierte en el estilo nacional inglés. WILLIAMKENT (1684-1748)
es el animador de esta época; fue, hacia 1720, el iniciador de los jardines
«anglochinos» de trazado irregular y poblados de pabellones palladianos,
góticos o chinos. Edificios palla,dianos y jardines anglochinos no tardarían
en atravesar el canal de la Mancha para s,er imitados en Francia. La ciudad
de Bath, especie de Vicenza inglesa, es construida enteramente en ese estilo.
Una fase nueva da principio en 1758, momento en que ROBERTAoAM (1728-
1792) al regreso de un viaje a Pompeya y Spalato, aporta los elementos de
un estilo neogriego de exquisita elegancia, estilo que afectará a la vez a las
fachadas (fig. 434) y al decorado interior (fig. 469), en el cual el artista in-
troduée los arabescos. Tal cosa será también imitada en Francia, por el
estilo conocido con el nombre de (,Directorio)). La arquitectura inglesa mues-
tra, pues, una destacable continuidad, en el camino de un clasicismo muy
puro que no utiliza el ornamento sino en función valoradora de las propor-
ciones. No deja de construir una paradoja el hecho de que, al margen de
dicha evolución, se conserve el estilo gótico en las construcciones religiosas
y universitarias hasta el siglo XVIII.
La pintura
La pintura inglesa nace de la escuela flamenca; fue fundada por Anto-
nio Van Dyck y el mejor discípulo de éste: SIR PETER LELY (1618-1680),
holandés de origen. La influencia frencesa, particularmente la de Watteau,
contribuyó también a la formación de la escuela inglesa. WILLIAMHOGARTH
(1697-1764) pintó series de cuadros que se suceden como los capítulos de
una novela: La carrera del Taimado (1735); El matrimonio a la moda
(1744) (fig. 435), lo que viene a denotar la influencia del teatro. Sus me-
jores obras, retratos pintorescos (La vendedora de camarones) están reali-
zados con mayor brío. La pintura de la época de los Jorges está casi Ínte-
Jl6 HISTORIA DEL ARTE
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438. - LA CASA DE LA
FAMILIA WASHINGTON
EN MOUNT VERNON
(VIRGINIA, EsTADOS
UNIDOS).
ANTERIORMENTE
A 1743.
328 HISTORIA DEL ARTE
París, Jefferson consulta a Clérisseau acerca del plano del Capitolio de Wash-
ington (1785); e! mismo plano de la ciudad de Washington fue trazado por
un oficial del ejército de Lafayette: el mayor LENFANT(1790). El estilo co-
lonial prolongó se en los Estados Unidos de América hasta 1830, aproxima-
damente; dejó paso al eclecticismo arquitectónico.
FRANCIA
La arquitectura
El esplendor religioso (órdenes de! Oratorio, de los Jesuitas, de las Vi-
sitandinas, etc.), e! orgullo de la nobleza, el desarrollo de la burguesía par-
lamentaria, las iniciativas monárquicas o privadas, los planes urbanísticos,
traen consigo una enorme demanda arquitectónica en la Francia del si-
glo XVII. Desde principios del siglo, los jesuitas introducen el nuevo plano
de la iglesia con nave única y el PADRE MARTELLANGE (1569-1641) cons-
truye en ese estilo diversos edificios (Le Puyo 1605; La Fleche, 1607;
A vignon, 1617; París, Saint-Paltl, Saint-Louis, 1627). Dicho plano será el
empleado con mayor frecuencia (Val de Grace, iglesia de la Sorbona, etc.),
sin que por ello se renuncie del todo al tipo gótico con naves laterales y
deambulatorio (París, Saint-Sulpice). En todas estas iglesias, el decorado,
muy sobrio, es la estricta expresión de la función arquitectónica; los re-
ves timientas de mármol se localizan en algunas partes; tales edificios con-
servan hasta e! siglo XVIII e! espíritu de sobriedad de! primer estilo romano
de la Contrarreforma. La demanda civil, extremadamente abundante, se
dispersa por un igual entre las quintas, residencias campestres, y los pa-
lacios, residencias urbanas. La quinta, que hasta 1640, aproximadamente,
LA ÉPOCA BARROCA 329
La escultura
448. - ANTOINE
COYSEVOX. BUSTO
DEL GRAN CONDÉ.
BRONCE. 1688.
449.-J. A. HOUDON.
BUSTO DE ALEJANDRO
BRONGNIART NIÑO.
TERRACOTA FECHADA
EN 1777.
París, Louvre.
La pintura
A partir del siglo XVII surge en la pintura francesa aquella particular
situación según la cual los creadores pasarían a ser unos aislados, frente
a un arte oficial con tendencias decorativas y académicas, que es el que
propiamente constituye "la escuela)). El estilo oficial fue creado por SIMON
VOUET (1590-1647); al regreso en 1627 de una dilatada estancia en Roma,
aporta a la pintura francesa, que había quedado rezagada en el manieris-
mo, los principios de la gran composición mitológica o religiosa o la bo-
10ñesa. IACQUESBLANCHARD y LAURENTDE LA HIRE asimilan pronto dicho
estilo, en tanto que FRANt;:OlSPERRIER y CLAUOEVIGNONcontinúan vincu-
lados al manierismo. EUSTACHELE SUEUR (1617-1655) se inspira directa-
mente en Rafael y Corregio. Bajo el reinado de Luis XIV, el sentido
del orden y de la jerarquía contribuye a hacer concebir la pintura como
si ésta estuviera regida por un conjunto de dogmas y preceptos, definidos
y divulgados por la Academia de Pintura y Escultura (fundada en 1648 y
elevada a categoría oficial en 1663). En esta época, por supuesto, la arqui-
tectura tiende a doblegarlo todo bajo su despotismo y la pintura se contenta
con el papel decorativo que le es asignado. Discípulo de Vouet, CHARLESLE
BRUN (1619-1690), que estuvo en Roma de 1642 a 1645, ejerce bajo
Luis XIV una verdadera regencia artística (figs. 464 y 465). Valor de una
336 HISTORIA DEL ARTE
Leningrado.
Museo del Ermitage.
Madrid, Prado.
Paris, Louvre.
333 HISTORIA DEL ARTE
París, Louvre.
suntuosas sirven de peristilo al mar, coloreado por las luces del alba o del
crepúsculo (fig. 451).
Otros artistas hacen renacer en el siglo XVII la tradición autóctona de la
realidad interpretada como fuente de emoción humana. La revolución aco-
París, LOllvre.
LA ÉPOCA BARROCA 34/
460. - J. B. OUDRY.
LA CAZA DEL LOBO. 1748.
Nanfes. Museo.
lombina, Gilles, Louvre). Pero sobre todo se hizo célebre por sus Fiestas
galantes, cuadros sin asunto definido que presentan coloquios amorosos en
un paisaje, temática sentimental que había sido esbozada por Rubens a
finales de su vida.
En el curso del siglo XVIII resulta más difícil seguir las dos corrientes
definidas más arriba, puesto que la pintura toda tiende en mayor o menor
escala a la decoración. Abdicando de la misión intelectual que el siglo XVII
le había asignado, la pintura del XVIII no desempeña sino un papel de ador-
no. Debe presentar amable el marco de la vida. Dos tradiciones se siguen
en la pintura decorativa: una que deriva de Watteau y la otra del italianis-
IDO. En tanto que los discípulos directos de Watteau, JEAN BAPTISTE PATER
(1696-1736) Y NICOLAS LANCRET (1690-1745), convierten las fiestas galantes
en motivos decorativos encajados en madera, la tradición de la pintura
ilustrativa de algún tema de la Mitología o de la Historia, según la manera
italiana, se prosigue en JEAN FRANCOIS DE TROY (1679-1752), FRAN<;:OISLE-
MOYNE (1688-1737). CHARLES COYPEL (1694-1752) y sobre todo en FRAN-
París. Louvre.
342 HISTORIA DEL ARTE
Allliens. Museo.
Amsterdam, Rijksmuseu/1/.
467. - SILLÓN
CABRIOLÉ
ESTILO LUIS XV
París, Museo de
Artes decorativas.
468. - SILLÓN
VENECIANO DEL
SIGLO XVIII, POR
ANDREA BRUS-
TOLON.
Venecia,
Academia
de Bellas Artes.
ligeras y graciosas de la época de los Adam. Estos dos estilos tienen una
repercusión profunda en Portugal, nación Íntimamente ligada a Inglaterra
por el tratado comercial de 1701.
La orfebrería francesa adquiere celebridad en Europa entera, aunque
hoy, en Francia, apenas se conserven unos pocos ejemplares de época. Es
en el Museo de Lisboa donde existe el único conjunto de orfebrería del
siglo XVIII; había sido encargado por Don José de Portugal. El conjunto
de orfebrería reunido por Catalina 11 de Rusia, intacto durante mucho tiem-
po, se dispersó hace veinte años.
La cerámica debe su gran desarrollo a la aplicación que de la misma
se hacía, de una manera creciente, a la vajilla utilitaria. Las fábricas ita-
lianas inician su decadencia en el siglo XVII,pero, a partir de este siglo, las
Manufacturas de Delft, en Holanda, inundan Europa de lozas en camafeo
azul o de diversos colores, muchas de las cuales imitan la porcelana china
(fig. 472). Francia presenta un gran desarrollo de la lacería a través de
diversas manufacturas provinciales (Ruán, Nevers, Moustiers, Marsella, Es-
trasburgo). En Inglaterra, las más bellas cerámicas son debidas a JOSIAH
WEDGWOOD,quien, en la fábrica denominada "Etruriall, fundada en 1768,
ejecuta piezas de un gusto neoclásico, y hasta serviles imitaciones del estilo
griego. Se descubrió en Sajonia, en 1709, el procedimiento de fabricación
de porcelana dura a la manera china, mediante caolín. La Manufactura de
Meissen, fundada seguidamente por el elector Federico Augusto 1, fabrica
suntuosas piezas de vajilla y motivos de gusto rococó. En Alemania se fun-
daron diversas manufacturas con el obj.eto de explotar el procedimiento.
Francia no pudo fabricar porcelana dura antes de 1769, fecha en que se
descubrió el caolín en Saint-Yriex, Limousin. La Manufactura de cerámica
de Sevres data de 1753. Portugal utiliza la cerámica para la decoración
mural; policroma primero, dicha cerámica se reduce al tono azul en el si-
glo XVIII; estas baldosas constituyen los azulejos.
Los estilos del arte decorativo francés, bajo el Antiguo Régimen, han
sido clasificados siguiendo la nomenclatura de los reinados, desde Luis XIII
hasta la Revolución, mas esta discriminación somera tiene un valor crono-
lógico muy aleatorio. El estilo Regencia se remonta a 1700, el Luis XVI da
principio hacia 1755, mucho antes de la muerte de Luis XV (1774). Sobrios
y sombríos, los muebles de Luis XIII son todavía concebidos dentro del es-
píritu arquitectónico del siglo XVI. El mueble Luis XIV se enriquece con
un decorado barroco realzado en oro, pero conserva todavía formas rígidas.
El estilo Regencia, que no es otra cosa que la segunda fase del estilo
Luis XIV, adopta el ornato en forma de concha llamada rocaille y los trazos
curvilíneos. La sinuosidad de las líneas y el empleo de la rocalla asimétrica
se exageran en el estilo llamado Luis XV. Tal estilo concibió un asiento:
el sillón cabriolé, admirablemente adaptado a todas las condiciones psicoló-
gicas y materiales que un mueble de este tipo debe reunir; constituye una
obra maestra de refinamiento y civilización (fig. 467). Esa época, la de la
LA ÉPOCA BARROCA 349
París. Museo
de Artes Decorativas.