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Resumen ejecutivo

Formato accesible

2022
Panorama Social
de América Latina y el Caribe
La transformación de la educación
como base para el desarrollo sostenible
Resumen ejecutivo

Formato accesible

2022
Panorama Social
de América Latina y el Caribe
La transformación de la educación
como base para el desarrollo sostenible
José Manuel Salazar-Xirinachs
Secretario Ejecutivo

Raúl García-Buchaca
Secretario Ejecutivo Adjunto para Administración y Análisis de Programas

Alberto Arenas de Mesa


Director de la División de Desarrollo Social

Rolando Ocampo
Director de la División de Estadísticas

Simone Cecchini
Director del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-
División de Población de la CEPAL

Ana Güezmes García


Directora de la División de Asuntos de Género

Sally Shaw
Directora de la División de Documentos y Publicaciones

El Panorama Social de América Latina y el Caribe es preparado anualmente por la División de


Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dirigida por
Alberto Arenas de Mesa, y la División de Estadísticas de la CEPAL, dirigida por Rolando Ocampo.
En su elaboración participan también el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
(CELADE)-División de Población de la CEPAL, dirigido por Simone Cecchini, y la División de Asuntos
de Género de la CEPAL, dirigida por Ana Güezmes García.

La edición de 2022 fue coordinada por Alberto Arenas de Mesa con el apoyo de Daniela Trucco,
quienes se encargaron de su redacción junto con Marisa Álvarez, Udy Bell, Simone Cecchini,
Antonia Dahuabe, Fabiana Del Popolo, Andrés Espejo, Ernesto Espíndola, Álvaro Fuentes,
Ana Güezmes García, Mariana Huepe, Carlos Kröll, María Teresa Lugo, Carlos Maldonado, Xavier
Mancero, María Luisa Marinho, Jorge Martínez, Rodrigo Martínez, Amalia Palma, Claudia Robles,
Diana Rodríguez, Jorge Rodríguez, Raquel Santos Garcia, Lucía Scuro, Zulma Sosa, Céline Van Herp
y Pablo Villatoro. En la recolección de información y el procesamiento estadístico participaron
Mario Acuña, Florencia Aguilera, Lenin Aguinaga, Haydee Alonzo, Bernardo Atuesta, David Candia,
Miguel Castillo, Andrés Espejo, Ernesto Espíndola, Álvaro Fuentes, Carlos Kröll, Alexandra Martínez,
Vivian Milosavljevic, Rocío Miranda, Hanz Ponce, Florencia Rebolledo y Juan Vila. Se recibieron
valiosos aportes y comentarios a diferentes secciones del documento de Camila Barón, Diego
Collado, Raúl Holz, Daniela Huneeus y Varinia Tromben.

La información empleada para la elaboración de este documento, salvo que se indique otra cosa,
es la disponible hasta noviembre de 2022.

Publicación de las Naciones Unidas


LC/PUB.2023/6
Distribución: G
Copyright © Naciones Unidas, 2023
Todos los derechos reservados
Impreso en Naciones Unidas, Santiago
S.23-00235

Notas explicativas de los elementos gráficos:


• Los tres puntos indican que los datos faltan, no constan por separado o no están disponibles.
• La raya indica que la cantidad es nula o despreciable.
• La coma se usa para separar los decimales.
• La palabra “dólares” se refiere a dólares de los Estados Unidos, salvo cuando se indique lo contrario.
• La barra puesta entre cifras que expresen años (por ejemplo, 2022 (barra) 2023) indica que la
información corresponde a un período de 12 meses que no necesariamente coincide con el
año calendario.
• Debido a que a veces se redondean las cifras, los datos y los porcentajes presentados en los elementos
gráficos no siempre suman el total correspondiente.

Esta publicación debe citarse como: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2022. Resumen ejecutivo: formato accesible
(LC/PUB.2023/6), Santiago, 2023.

La autorización para reproducir total o parcialmente esta obra debe solicitarse a la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), División de Documentos y Publicaciones,
publicaciones.cepal@un.org. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas y sus instituciones
gubernamentales pueden reproducir esta obra sin autorización previa. Solo se les solicita que
mencionen la fuente e informen a la CEPAL de tal reproducción.
Índice

A. La región enfrenta una crisis social prolongada y agudizada por un


contexto de incertidumbre en el tercer año de pandemia....................................... 7

B. Una crisis silenciosa en la educación que afecta a las nuevas


generaciones y profundiza las desigualdades previas.......................................... 10

C. Los niveles de pobreza y pobreza extrema registrados antes de la


pandemia persisten en la región....................................................................... 20

D. Pese al esperado fin de la pandemia, la crisis social continúa y los


desafíos en materia de salud se intensifican....................................................... 29

E. Los desafíos de un mercado laboral que presenta un gran nivel de


informalidad y genera y profundiza desigualdades.............................................. 33

F. Desigualdades de género en las trayectorias educativas y laborales...................... 38

G. La crisis educacional abre oportunidades para abordar los problemas


estructurales de la educación........................................................................... 43

H. El rol de la institucionalidad social frente a la crisis social prolongada................... 47

I. Inversión social para avanzar en un desarrollo social inclusivo............................. 49

J. Invertir en educación es invertir en las personas, en la inclusividad del


desarrollo y en la capacidad de adaptación al cambio............................................. 53

K. Avanzar hacia sistemas de protección social universales, integrales,


sostenibles y resilientes................................................................................... 55

L. Presentación y resumen de los principales mensajes de los capítulos.................... 58

Bibliografía....................................................................................................... 61
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 7

A. La región enfrenta una crisis social prolongada


y agudizada por un contexto de incertidumbre
en el tercer año de pandemia

América Latina y el Caribe atraviesa un complejo escenario de gran incertidumbre.

Esto profundiza los efectos de una crisis social prolongada, con un impacto silencioso

y devastador en la educación. En esta edición del Panorama Social de América Latina y

el Caribe se aborda como tema central la educación y su lugar en el debate de las políticas

para la recuperación en la región.

Si bien desde 2015 se observaba en la región un deterioro en los niveles de bienestar, un

estancamiento en los avances de los logros educativos y una leve alza de la pobreza, la

pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) generó una crisis social significativa

que se ha prolongado por tercer año. Pese a que se espera el fin de la pandemia, la región

no ha logrado avanzar hacia la recuperación tras sus impactos sociales y retornar a los

niveles de 2019, anteriores a su inicio. La región se ha mantenido expuesta a un inestable

escenario geopolítico y económico mundial marcado por una conjunción de crisis sucesivas,
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8 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

en particular, por el conflicto en Ucrania (CEPAL, 2022c y 2022g). Este escenario ha llevado

a una desaceleración del crecimiento económico y a una lenta generación de empleo, sobre

todo de empleo de calidad, junto con fuertes presiones inflacionarias que han decantado en

el incremento del precio de los alimentos y la energía, y caídas importantes en la inversión.

Así, tras la expansión del 6,5% del PIB en la región en 2021, la Comisión Económica para

América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que para 2022 el crecimiento será del 3,2% del

PIB, y se proyecta que en 2023 alcance solo el 1,4% (CEPAL, 2022h). La elevada inflación,

especialmente en el componente alimentario de la canasta de consumo, afecta con mayor

intensidad a los quintiles de menores ingresos y también tiene un impacto en los estratos

de ingreso medio más vulnerables. Estos factores se suman a otros riesgos en curso, como

el incremento en la frecuencia de desastres y los impactos de la emergencia climática

(CEPAL, 2021a). Este contexto puede llevar a la región a un nuevo retroceso en su desarrollo

social y a un escenario de inestabilidad en los planos social, económico y político. Urge,

por tanto, consolidar políticas sociales inclusivas para proteger y garantizar el bienestar

de la población y el ejercicio de sus derechos. En particular, alerta el incremento de la

inseguridad alimentaria y nutricional ante el alza de los precios de los alimentos. Según

información de FAO y otros (2022), en 2021 el hambre afectaba a 56,5 millones de personas

en la región. Esto equivale a 49,4 millones de personas en América Latina y 7,2 millones

de personas en el Caribe. Se prevé que el alza en el precio de los alimentos incremente la

malnutrición, con aumentos de la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad. Cabe destacar

que, en 2020, el 21% de la población de América Latina (117,3 millones de personas) y más

del 50% de la población del Caribe (13,9 millones de personas) no podía costear una dieta

saludable (FAO y otros, 2022). Es previsible que, como resultado del actual contexto, estas

cifras hayan aumentado, afectando en particular a niñas, niños y adolescentes, dados

los graves efectos que la malnutrición tiene en su desarrollo integral y el ejercicio de sus

derechos. Las estimaciones de la CEPAL indican que, en 2022, la pobreza afectaría al


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Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 9

45,4% de las personas menores de 18 años en América Latina, 13,3 puntos porcentuales

por encima del promedio correspondiente a la población total. En particular, la pobreza

extrema afectaría al 18,5% de las personas menores de 18 años, que enfrentan un mayor

riesgo de padecer inseguridad alimentaria al vivir en hogares que no pueden adquirir una

canasta básica de alimentos. Brindar protección social universal y generar las condiciones

para el desarrollo pleno de sus capacidades, deteniendo mayores pérdidas acumuladas en

su bienestar con impactos duraderos en el tiempo, continúa siendo una deuda pendiente

cuya atención es urgente en la región.

Este contexto exige la atención decidida de las necesidades inmediatas de la población

y, simultáneamente, el fortalecimiento de las capacidades humanas en el mediano

plazo. En esta edición del Panorama Social de América Latina y el Caribe se alerta sobre

aspectos clave para el logro de este objetivo. En primer lugar, los impactos sociales que

ha traído aparejada la pandemia no ceden y la región no ha podido retomar la senda

de crecimiento y de reducción de la pobreza y la desigualdad. Lo anterior ocurre en un

escenario de incertidumbre, elevada inflación, creciente informalidad laboral y precaria

recuperación de los empleos. En segundo lugar, se destaca el impacto de la pandemia

en el sector educativo. Se observa una crisis silenciosa como consecuencia de la muy

prolongada interrupción de la educación presencial en la región y sus repercusiones en

la pérdida de aprendizaje. Dicho impacto no fue abordado como parte de la respuesta

inmediata frente a la crisis, lo que profundiza las desigualdades educativas preexistentes.

Esta crisis, junto con las privaciones críticas que enfrenta la infancia y los riesgos de

incremento de la inseguridad alimentaria, pone en riesgo el desarrollo y bienestar de toda

una generación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y produce un “efecto cicatriz” que

mina las oportunidades de desarrollo en la región. Este efecto se refiere a las consecuencias

previstas en las trayectorias educacionales y laborales de las generaciones afectadas por

el cierre prolongado de las escuelas y los efectos económicos de la pandemia. Lo anterior


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10 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

supone mermas en el ingreso, las condiciones de bienestar socioemocional de las personas

y las oportunidades de aprendizaje en el corto y mediano plazo, lo que exige acciones

urgentes (véase el capítulo II).Frente a ello, es imperativo apostar por la recuperación de

los procesos educativos y la transformación de este sector, en sintonía con los procesos

de cambio en el ámbito laboral, y hacer una mayor inversión en el sector educativo desde

la primera infancia, enfocada en el desarrollo sostenible con igualdad. Cabe señalar que la

crisis social prolongada intensifica la urgencia de avanzar en la construcción de Estados

de bienestar en los países de la región, con una institucionalidad social fortalecida capaz

de brindar garantías básicas de bienestar y abordar las desigualdades estructurales. Para

ello es preciso tener en cuenta los desafíos de sostenibilidad financiera que requieren

el debate sobre criterios de progresividad, planificación, voluntad política y amplios

consensos para la construcción de pactos sociales y fiscales en la región a fin de avanzar

hacia el desarrollo social inclusivo.

B. Una crisis silenciosa en la educación que afecta


a las nuevas generaciones y profundiza
las desigualdades previas

Como se analiza en el capítulo II, América Latina y el Caribe es una de las regiones del

mundo que interrumpió las clases presenciales por períodos más prolongados, lo que ha

supuesto la discontinuidad de los estudios o el acceso por vía remota durante dos años

académicos para una generación de estudiantes. Esto, a su vez, ha generado brechas en

el desarrollo de habilidades, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de

aumento del abandono escolar. Asimismo, esta situación ha contribuido al debilitamiento

de la protección de otros derechos esenciales de niñas, niños y adolescentes, incluido el

derecho a una vida libre de violencia (CEPAL/UNICEF/ORESG-VCN, 2020).


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Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 11

Esta crisis silenciosa ha dejado en evidencia que los sistemas educativos no estaban
preparados para enfrentar estos cambios, lo que agudizó las desigualdades educativas
existentes antes de la pandemia. En los países se hicieron importantes esfuerzos para
establecer formas de continuidad educativa desde los hogares vía remota. No obstante,
existían debilidades y desigualdades en las condiciones de infraestructura y equipamiento
digital, y de habilidades para transformar los métodos de enseñanza y mantener el vínculo
educativo con toda la población estudiantil.

En los últimos 20 años, la región ha mostrado un gran avance en la proporción la población


que finaliza los distintos niveles educativos. Este progreso ha promovido la inclusión de
poblaciones históricamente excluidas de la educación y ha reducido la brecha de acceso y
cobertura entre los distintos estratos sociales. Sin embargo, este progreso se desaceleró
a partir de 2015. Los avances han sido dispares: por ejemplo, las brechas en la tasa de
graduación se constatan sobre todo a partir de la educación secundaria. La mayoría de
los países de la región alcanzó niveles prácticamente universales de conclusión de la
educación primaria hacia 2020. Como se señala en el gráfico 1, solo 3 de los 25 países
considerados presentaban tasas de conclusión menores al 85% en 2020.

En relación con la enseñanza secundaria, la tendencia es más heterogénea y los progresos


han sido lentos en los últimos años. Algunos países están muy lejos de alcanzar la meta
4.1 del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4: “De aquí a 2030, asegurar que todas las
niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita,
equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos”, y el
indicador 4.1.2. “Tasa de finalización (educación primaria, educación secundaria inferior
y educación secundaria superior)”. En el gráfico 2 se observa que aproximadamente la
mitad de los países analizados tienen tasas de conclusión de secundaria baja iguales o
superiores al 85%, mientras que, como se aprecia en el gráfico 3, solo cinco países alcanzan
dichos niveles para la conclusión de la educación secundaria alta.
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12 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Gráfico 1
América Latina y el Caribe (25 países): tasa de conclusión de la educación
primaria, alrededor de 2015 y 2020
(En porcentajes)

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura/ Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia/ Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (UNESCO/UNICEF/CEPAL), La encrucijada de la educación en América Latina
y el Caribe Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030, París, 2022.
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Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 13

Gráfico 2
América Latina y el Caribe (25 países): tasa de conclusión de la educación
secundaria baja, alrededor de 2015 y 2020
(En porcentajes)

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura/ Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia/ Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (UNESCO/UNICEF/CEPAL), La encrucijada de la educación en América Latina
y el Caribe Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030, París, 2022.
Resumen
14 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Gráfico 3
América Latina y el Caribe (25 países): tasa de conclusión de la educación
secundaria alta, alrededor de 2015 y 2020
(En porcentajes)

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura/Fondo


de las Naciones Unidas para la Infancia/Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (UNESCO/UNICEF/CEPAL), La encrucijada de la educación en América Latina
y el Caribe Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030, París, 2022.
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Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 15

El mayor acceso, cobertura y progresión de las trayectorias educativas en las últimas

décadas a partir de la apertura y diversificación de la oferta educativa (en particular en

la enseñanza secundaria) ha generado también una mayor segmentación en materia de

logros y de calidad de la oferta. Esta segmentación se refleja en diferentes dimensiones

atravesadas por los ejes de lo que la CEPAL ha denominado “la matriz de la desigualdad

social de la región”, como el nivel socioeconómico del estudiante, su ámbito territorial

(lugar de residencia urbano o rural) y su condición étnico-racial (CEPAL, 2016). El mayor

acceso y cobertura en los últimos años se ha dado en los niveles de enseñanza preprimaria

y educación superior, pero aún se registran grandes desafíos de inclusión.

Antes de la pandemia ya existían preocupantes brechas en la calidad de la educación y

los resultados del aprendizaje obtenidos por los estudiantes. De acuerdo con el análisis

del Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030 (UNESCO/UNICEF/CEPAL, 2022)

de la evolución de los logros de aprendizaje en el nivel primario, la comparación de los

resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) (2013) y el

Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) (2019) muestra desempeños

prácticamente estables o con cambios muy leves. Incluso se observan algunos retrocesos.

Esto contrasta con las tendencias positivas del período anterior que revela la comparación

entre el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) (2006) y el TERCE

(2013). En ese caso, los resultados de los estudiantes mejoraron en todas las áreas y

años de estudio evaluados. El porcentaje de estudiantes que alcanza el nivel mínimo

de competencia, según lo que establece el indicador 4.1.1 del Objetivo 4 de los ODS,

muestra bajos logros de aprendizaje en la región. En 2019, en el promedio de los países

evaluados, el 54,6% de los estudiantes alcanza este nivel en lectura y el 50,9% lo logra

en matemáticas en tercer grado, mientras que el 31,3% lo alcanza en lectura y el 17,2%

lo logra en matemáticas en sexto grado.


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16 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

En 2018, aproximadamente la mitad de los estudiantes de 15 años en la educación secundaria

alcanzó los niveles mínimos de competencia en lectura, en los diez países de América Latina

que participaron en la última edición del Programa para la Evaluación Internacional de

Alumnos (PISA) de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Esta proporción es levemente más baja en ciencias y desciende a una tercera parte de

los estudiantes en matemáticas. Los resultados también muestran que el promedio de

la región no se ha modificado mucho entre 2015 y 2018 en las tres áreas.

A esta desaceleración en el progreso logrado se agregan las brechas de acceso y conclusión

de los ciclos educativos en desmedro de los Pueblos Indígenas y las poblaciones

afrodescendientes. Esto se relaciona con distintos elementos. En primer lugar, con la falta

de pertinencia cultural de los contenidos y metodologías educativas. En segundo lugar,

con los déficits en la formación docente y en la adopción de un enfoque intercultural en

la política educativa, en particular, en relación con el uso de las lenguas indígenas. En

tercer lugar, con la insuficiente dotación de insumos y de infraestructura, incluidos los

servicios básicos de agua, saneamiento y electricidad, así como la falta de conectividad

digital y de equipamiento.

La población más afectada a corto plazo por las carencias en el acceso a la educación a

distancia y su calidad fue la que asistía a los niveles de educación de primera infancia y

preprimaria. A partir de los datos comparados de mediciones previas a la pandemia, en

este período también se estiman cuantiosas pérdidas de aprendizaje en competencias

cognitivas básicas en los países de América Latina. En los países del Caribe hay resultados

que muestran un descenso de la proporción de estudiantes de secundaria que alcanzaron

evaluaciones que los habilitan a acceder a la educación superior, como se señala en el

capítulo II. Estos impactos se comprenden a la luz de las desigualdades que coexistían

desde antes de la pandemia con los riesgos asociados al desarrollo integral de niñas,
niños y adolescentes y el ejercicio de sus derechos.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 17

Desde antes de la pandemia de COVID-19, las niñas, niños y adolescentes en América Latina

y el Caribe ya se veían afectados por profundas desigualdades y privaciones según sus

niveles de ingresos. Como se muestra en el capítulo I, las niñas, niños y adolescentes en

situación de pobreza por ingresos son los más afectados por diversos motivos. En primer

lugar, por la carencia de servicios adecuados y el hacinamiento en la vivienda. En segundo

lugar, por el bajo logro educativo de los adultos responsables y, finalmente, por la falta

de acceso a Internet y de dispositivos para conectarse en el hogar. Esto no significa que

aquellos que no son pobres no hayan sido afectados. Al contrario, las privaciones en el
acceso a bienes y servicios relevantes para el aprendizaje alcanzan incidencias importantes

entre quienes pertenecen a los estratos no pobre de ingreso bajo y de ingreso medio-bajo.

Las privaciones en los servicios y la materialidad de la vivienda afectan los resultados

educativos. Las niñas y los niños necesitan entornos saludables y seguros para el aprendizaje

(Cunningham y MacDonald, 2012). Alrededor de 2021, en el promedio regional, la privación

crítica en la materialidad y los servicios básicos en la vivienda afectaba al 52% de niñas,

niños y adolescentes en situación de pobreza por ingreso. Asimismo, el hacinamiento

en este grupo llegaba a una media regional del 55%. A su vez, los adultos responsables

de un 53% de niñas, niños y adolescentes en situación de pobreza también tenían un


bajo logro educativo y un 62% vivían en hogares sin conexión a Internet. Por su parte, el

hacinamiento y la carencia de Internet afectaron al 40% y el 44%, respectivamente, de

niñas, niños y adolescentes de hogares que no estaban en situación de pobreza, pero tenían

bajos ingresos, y al 26% y el 29% de esta población en el estrato de ingresos medio-bajos.

Abordar la pobreza y las privaciones que sufren niñas, niños y adolescentes de la región

exige un compromiso político firme y de alto nivel para lograr mejoras sustantivas en su

bienestar, como indicó el Secretario General de las Naciones Unidas en la Cumbre sobre la

Transformación de la Educación, celebrada en septiembre de 2022. Un ejemplo importante


de acción es lo que se está llevando adelante en la Unión Europea (véase el recuadro 1).
Resumen
18 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Recuadro 1
Recomendación de la Unión Europea 2021/1004 que establece una
Garantía Infantil Europea
El Pilar europeo de derechos sociales para construir una Europa justa e inclusiva ha

diseñado un plan de acción que incluye el objetivo de reducir en al menos 15 millones

el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social para 2030, de los que al

menos 5 millones deberían ser niñas o niños (Comisión Europea, 2021). Para ello, junto

con la Estrategia de la Unión Europea para los derechos de la infancia (Comisión Europea,

2022), el Consejo de la Unión Europea adoptó en junio de 2021 la Garantía Infantil Europea,

un avance inédito a nivel europeo en políticas públicas dirigidas a niñas y niños, con el

principal objetivo de combatir la pobreza y la exclusión social (Unión Europea, 2021).

La Garantía Infantil Europea proporciona orientación y herramientas para que los países

de la Unión Europea aseguren que todas las niñas y los niños en riesgo de pobreza o

exclusión social en Europa estén protegidos y tengan acceso a los servicios esenciales

para así promover la igualdad de oportunidades. En un contexto en que casi el 20%

(18 millones) de niñas y niños en la Unión Europea están en riesgo de pobreza, con

desigualdades exacerbadas debido a la crisis generada por la pandemia de COVID-19,

esta garantía busca romper el círculo vicioso que se genera a temprana edad y repercute

en la ampliación de desigualdades a lo largo del ciclo de vida.

A partir de su contexto particular, cada Estado miembro debe determinar el marco de

políticas públicas y los servicios que se ofrecerán. Se recomienda garantizar “un acceso

efectivo y gratuito a la educación infantil y atención a la primera infancia de alta calidad,

a la educación y las actividades escolares, a una comida sana, como mínimo cada

día de escuela, y a la asistencia sanitaria”. Asimismo, se plantea asegurar “un acceso


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 19

efectivo a una alimentación sana y a una vivienda adecuada” (Unión Europea, 2021).
Se recomienda también que los Estados miembros establezcan un marco de actuación
integrado para abordar la exclusión social de niñas y niños, lo que permitiría romper los
ciclos intergeneracionales de pobreza y desigualdad, y proponer evaluaciones de los
obstáculos económicos y de otro tipo, así como reformas estructurales e intersectoriales
para que las garantías sean efectivas. Se pone especial atención en niñas y niños con
discapacidad o problemas de salud mental, migrantes o pertenecientes a minorías
étnicas y en estructuras de acogida alternativas.

Los países miembros pueden recurrir a fuentes de financiamiento para los planes de
acción nacionales tendientes a la implementación de esta garantía, más allá de los fondos
de cada país. Con el objetivo de asegurar que ninguna niña o niño se quede atrás, los
países tendrán acceso al Fondo Social Europeo Plus (FSE+), a las iniciativas Ayuda a la
Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa (REACT-UE) e InvestEU, y al
Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. Los países más afectados deben reservar
por lo menos el 5% del presupuesto del Fondo Social Europeo Plus para la lucha contra
la pobreza y la exclusión social infantil.

La Garantía Infantil Europea es un ejemplo de la posibilidad de avanzar en la


concertación de esfuerzos para asegurar una protección social universal e integral,
luchar contra la exclusión social y enfrentar de forma decidida las desigualdades
desde la primera infancia.

Fuente: Comisión Europea, “La Estrategia de la UE sobre los Derechos del Niño
y la Garantía Infantil Europea”, 2022; “Plan de Acción del Pilar Europeo
de Derechos Sociales”, 2021, y Unión Europea, “Recomendación (UE)
2021/1004 del Consejo de 14 de junio de 2021 por la que se establece una
Garantía Infantil Europea”, Diario Oficial de la Unión Europea, Luxemburgo,
14 de junio de 2021.
Resumen
20 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

C. Los niveles de pobreza y pobreza extrema


registrados antes de la pandemia persisten
en la región

En términos agregados, en la región la reducción de la desigualdad, que era constante desde

2002, quedó interrumpida y se ha mantenido prácticamente sin variaciones desde 2017.

Al acelerado ritmo de disminución registrado desde 2002, cuando el promedio regional

del índice de desigualdad de Gini era de 0,532, le siguió una desaceleración a principios

de la década de 2010 y una estabilidad a partir de 2017, año en que el promedio regional

fue de 0,461. Se observa un leve empeoramiento en 2020, con un aumento del índice

a 0,464, revertido en 2021, cuando llegó a 0,452. En suma, puede decirse que, tras casi

dos años desde el inicio de la pandemia, en 2021 la situación de la desigualdad regional

retornó a la observada en 2019, cuando el índice de desigualdad de Gini para la región

era de 0,456, tal como se muestra en el gráfico 4.

El promedio regional esconde variaciones en los países que se apartan de esta aparente

estabilidad. Al analizar las tendencias en nueve países donde es posible comparar la

desigualdad medida a través de los índices de Gini y de Atkinson, se observan tres grupos

de países: un primer grupo donde la desigualdad disminuyó en 2020 y 2021, conformado

por la Argentina, el Paraguay y la República Dominicana; un segundo grupo de países

donde el índice de Gini de 2021 es similar al de 2019, conformado por el Brasil, Colombia

y el Perú, y un tercer grupo de países en los que se registró un aumento de la desigualdad

en dicho período, conformado por Costa Rica, el Ecuador y el Uruguay. Asimismo, en

casi todos los países mencionados, salvo en la República Dominicana, las variaciones

registradas en la desigualdad se manifestaron en el aumento o la caída de los ingresos

de los hogares en los primeros quintiles de la distribución.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 21

Gráfico 4
América Latina (15 países)a: índice de desigualdad de Gini, 2002-2021
(Valores de 0 a 1, donde 0 significa que no hay desigualdad y 1 significa
que hay máxima desigualdad)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
Nota: El índice de Gini se calculó tomando en cuenta los ingresos iguales a 0. Los datos
corresponden al año mencionado o al año anterior más cercano disponible.
La línea horizontal dentro del diagrama de cada caja representa la mediana de
los datos; el marcador X representa la media y los círculos representan los valores
de los países. Los límites superior e inferior de cada caja representan los valores
del índice de Gini que corresponden al primer 25% y al último 25% de los países
ordenados según este indicador.
a Los 15 países considerados son: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú,
República Dominicana y Uruguay.
Resumen
22 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

El año 2020 se caracterizó por un importante retroceso, en el que la pobreza extrema se

elevó a niveles que no se habían visto en dos décadas, y llegó a un 13,1% de la población.

Tal como muestra el gráfico 5, en 2021, la recuperación de la actividad económica permitió

a más hogares generar ingresos suficientes para salir de la pobreza. La tasa de pobreza

de América Latina alcanzó el 32,3% de la población en 2021, lo que significa que fue 0,5

puntos porcentuales más baja que en 2020. Por su parte, la pobreza extrema no presentó

una mejora apreciable, ya que el nivel de 2021 (12,9%) está apenas 0,2 puntos porcentuales

por debajo del de 2020 (13,1%).

Los países con las mayores disminuciones de la pobreza en 2021, como la Argentina,

Colombia y el Perú, también son los que en 2020 habían presentado los mayores aumentos.

El Brasil fue el único país que presentó un apreciable aumento de la pobreza extrema y la

pobreza en 2021, tras haber sido también el único en que ambos indicadores cayeron en

2020. Pese a las disminuciones observadas, en la región la pobreza y la pobreza extrema

siguen siendo más altas que antes de la pandemia.

La caída de ingresos que se presentó en 2020 en prácticamente todos los países de la región

tiene su origen en el marcado descenso de los ingresos laborales, que se vio parcialmente

contrarrestado por un aumento de los ingresos por transferencias monetarias públicas. En

2021 se observa el proceso inverso, con una recuperación de los ingresos laborales como

el principal factor detrás del aumento de los ingresos en los hogares de menores recursos.

Las transferencias recibidas por los hogares desde los Gobiernos tendieron a reducirse

como consecuencia del repliegue de los programas de emergencia implementados para

enfrentar la pérdida de ingresos durante la pandemia.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 23

Gráfico 5
América Latina (18 países)a: tasas de pobreza y pobreza extrema, 1990-2021
y proyecciones para 2022
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
Nota: Las cifras de 2022 son proyecciones.
a Promedio ponderado de los siguientes países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de),
Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela (República
Bolivariana de).
Resumen
24 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Las perspectivas para 2022 combinan dos elementos de tendencia contrapuesta. Por una
parte, el crecimiento económico proyectado, aun cuando es considerablemente inferior al
de 2021, debería traducirse en un incremento del empleo y las remuneraciones que reciben
los hogares. Por otra parte, el año en curso se ha caracterizado por una aceleración de la
inflación, que merma el poder adquisitivo de los ingresos, en especial de los estratos más
bajos. Los datos disponibles hasta el cierre de esta edición muestran que las remuneraciones
reales han caído en varios países, pero que también ha crecido el número de personas
ocupadas. Considerando ambos factores, cabe esperar que en 2022 la pobreza se sitúe en
un 32,1% y la pobreza extrema llegue al 13,1%, lo que supone que se registraría una leve
disminución del nivel de pobreza y un ligero aumento de la pobreza extrema respecto de
2021. Esta evolución debe seguirse con especial atención, pues se da en un contexto marcado
por la inestabilidad económica, la alta informalidad y la débil recuperación de empleos de
calidad. Ello da cuenta de la amplia vulnerabilidad de los hogares, especialmente de aquellos
en situación de pobreza y pobreza extrema en la región. Las políticas de protección social
que puedan incorporar los países frente a la actual coyuntura, en el marco de sistemas
universales, integrales, sostenibles y resilientes, serán clave para atender estos desafíos.
Como se muestra en el capítulo I, hasta octubre de 2022 se observan diversas medidas en
proceso de implementación, aunque aún es temprano para evaluar su potencial para mitigar
futuros incrementos de la pobreza y la pobreza extrema.

También deben atenderse las importantes desigualdades que se producen en América Latina
respecto de la forma en que la pobreza y la pobreza extrema afectan a los distintos grupos
de población en relación con los ejes de la desigualdad social, como se muestra en los
gráficos 6 a 9. En 2021, la pobreza y la pobreza extrema afectaban desproporcionadamente
a niñas, niños y adolescentes, y la incidencia en este grupo casi triplicaba la de la
población de 65 años y más. Ambos fenómenos eran considerablemente mayores entre
las personas integrantes de Pueblos Indígenas, las que habitaban en áreas rurales o
eran afrodescendientes, respecto de quienes no eran indígenas ni afrodescendientes o
habitaban en áreas urbanas. Provenir de un hogar en que la principal persona perceptora
de ingresos y su cónyuge solo han cursado en forma incompleta el nivel de enseñanza
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 25

primaria eleva significativamente la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema, que


llegan al 46,8% y al 20,4%, respectivamente. En cambio, entre quienes viven en hogares
donde la principal persona perceptora de ingresos y su cónyuge tienen educación terciaria
completa, la pobreza llega al 9% y la pobreza extrema alcanza al 4,9%.

Gráfico 6
América Latina (18 países)a: personas en situación de pobreza y pobreza
extrema, según área de residencia (rural y urbana), 2021
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
a Promedio ponderado de los siguientes países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de),

Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela
(República Bolivariana de).
Resumen
26 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Gráfico 7
América Latina (18 países)a: personas en situación de pobreza y pobreza
extrema, según edad, 2021
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
a Promedio ponderado de los siguientes países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de),

Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela
(República Bolivariana de).
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 27

Gráfico 8
América Latina (18 países): personas en situación de pobreza y pobreza
extrema, según condición étnico-racial, 2021
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
Notas: En el caso de los Pueblos Indígenas, se considera el promedio ponderado de los
siguientes países: Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Perú
y Uruguay.
En el caso de las personas afrodescendientes, se considera el promedio ponderado
de los siguientes países: Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay.
Resumen
28 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Gráfico 9
América Latina (18 países)a: personas en situación de pobreza y pobreza
extrema, según nivel educativo del jefe o jefa del hogar y su cónyuge, 2021
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base del
Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
a Promedio ponderado de los siguientes países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de),

Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela
(República Bolivariana de).
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 29

D. Pese al esperado fin de la pandemia, la crisis


social continúa y los desafíos en materia
de salud se intensifican

A casi tres años del inicio de la pandemia de COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS)

ha afirmado que se vislumbra el final, ya que a nivel mundial se observan tasas decrecientes

de muertes por COVID-19, que se acercan a los números registrados en marzo de 2020 (OMS,

2022a). Si bien ello no significa que el virus SARS-CoV-2 desaparecerá, las tasas de mortalidad

por COVID-19 en América Latina y el Caribe y en el mundo revelan que su letalidad ha disminuido

significativamente. Como se observa en el gráfico 10, el promedio móvil de 7 días de muertes

confirmadas por COVID-19 disminuyó significativamente en 2022, en comparación con los niveles

de 2020 y 2021. De este modo, se espera que se convierta en una endemia, es decir, en un virus

que está constantemente presente en un área geográfica o grupo de la población claramente

definidos, como ocurre, por ejemplo, con el virus de la influenza (CDC, 2012).

A pesar de lo positivo de este escenario en términos epidemiológicos, la crisis social que

ha desencadenado la pandemia permanece vigente. América Latina y el Caribe todavía

enfrenta los diversos desafíos de los impactos de la pandemia en dimensiones centrales

para su desarrollo social inclusivo.

Esto también se observa en el impacto que tuvo la pandemia en la salud de la población y

la situación de los sistemas sanitarios de los países. América Latina y el Caribe ha sido una

de las regiones más golpeadas por la pandemia desde su llegada en febrero de 2020, tanto

en términos de contagios como de muertes confirmadas por coronavirus. De acuerdo con

los datos disponibles respecto de las muertes confirmadas por COVID-19 (OMS, 2022b), la

región continúa mostrando una mayor vulnerabilidad a la pandemia. Al 2 de septiembre

de 2022, la región acumula el 26,7% del total de las defunciones informadas por COVID-19,
Resumen
30 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

pese a representar el 8,4% del total de la población mundial (Naciones Unidas, 2019). Esta

sobrerrepresentación se ha mantenido en el tiempo. Al considerar los datos del exceso de

mortalidad durante los dos primeros años de la pandemia, la región representa el 15,2%

del valor acumulado mundial (OMS, 2021).

Gráfico 10
América Latina y el Caribe (33 países) y total mundial: evolución del promedio
móvil de siete días de muertes confirmadas por COVID-19 (1 de febrero de 2020
a 4 de septiembre de 2022)
(En miles de personas)

Fuente: H. Ritchie y otros, “Coronavirus Pandemic (COVID-19)”, Oxford, Universidad


de Oxford,

El alto impacto de la pandemia en términos de exceso de mortalidad ha llevado a que América


Latina y el Caribe haya perdido 3 años de esperanza de vida al nacer. Este indicador bajó
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 31

de 75,1 años en 2019 a 72,1 años en 2021 (CEPAL, 2022f). Ello corresponde a la mayor caída
debido a la pandemia a nivel mundial. Además, el efecto de desplazamiento de la atención de
enfermedades distintas del COVID-19 durante la crisis sanitaria provocada por la pandemia
tuvo un fuerte impacto en los sistemas de salud de la región a raíz de la morbilidad regular
acumulada generada por la postergación de la atención o la interrupción de los tratamientos
médicos (CEPAL, 2022b). Es así como los sistemas de salud se han enfrentado al desafío
de reorganizarse para atender oportunamente las necesidades postergadas de salud de la
población y la demanda de salud insatisfecha como consecuencia de la pandemia.

Otro ámbito en el que aún se constatan grandes retos derivados de la pandemia es el avance
en la vacunación de la población. Esta medida, además del conjunto de medidas de salud
pública y protección social implementadas por los países de la región, ha sido fundamental
para contener la propagación del virus SARS-CoV-2 y mitigar su impacto sanitario y en la
salud de las personas. No obstante, aún se verifican profundas desigualdades con relación
al acceso a las vacunas. Al 10 de noviembre de 2022, en 22 de los 33 países de la región,
el 70% del total de la población aún no se había vacunado con por lo menos dos dosis
y 7 países se encontraban por debajo del umbral del 40% de vacunados. Los países con
menos del 40% de la población vacunada con la pauta completa son: Granada, Guatemala,
Haití, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Suriname. A estos se suman
Antigua y Barbuda, las Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia (Estado Plurinacional de),
Dominica, Guyana, El Salvador, Honduras, México, el Paraguay, la República Dominicana,
Saint Kitts y Nevis, Trinidad y Tabago y Venezuela (República Bolivariana de), países que
aún no alcanzan el 70% de la población vacunada. Dicha desigualdad vulnera el derecho
de la población a la salud y contribuye a la incertidumbre sobre posibles modificaciones
o mutaciones del virus SARS-CoV-2, que podrían ser más agresivas y revertir el escenario
epidemiológico actual.

Las brechas en materia de salud que se registraban antes de la pandemia explican, en


gran medida, la vulnerabilidad de la región a la pandemia y el retroceso en diversas
Resumen
32 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

dimensiones del desarrollo sostenible (CEPAL, 2022b). Las desigualdades en materia de


salud están relacionadas con sus determinantes sociales, los ejes estructurantes de la
matriz de la desigualdad social de la región y las debilidades estructurales de los sistemas
de salud y de protección social.

En este contexto, el impacto que ha tenido la pandemia de COVID-19 muestra tanto


la necesidad como la oportunidad de transformar los sistemas de salud en sistemas
universales, integrales, sostenibles y resilientes. Ello supone garantizar la universalidad
para el acceso efectivo a servicios de salud integrales y de calidad (OPS, 2018), fortalecer
el primer nivel de atención con modelos centrados en las necesidades de las personas,
sus familias y comunidades y asegurar la integralidad y la articulación de los sistemas
de salud con los sistemas de protección social (CEPAL, 2022b; Cid y Marinho, 2022). Para
lograrlo es urgente aumentar el gasto público en salud con sostenibilidad financiera sobre
la base de un nuevo pacto social acompañado de un nuevo contrato fiscal. Esto debe ir
de la mano de una reducción del gasto de bolsillo y de un modelo de financiamiento con
mayores niveles de solidaridad que contribuya a superar la segmentación característica
de los sistemas de salud de la región, reflejada en la existencia de diferentes subsistemas
de salud que se especializan en distintos segmentos de la población y reproducen las
desigualdades en materia de salud. También es prioritario fortalecer la resiliencia de los
sistemas de salud para que estén preparados frente a futuras crisis y posibles pandemias.

Sumado a estas transformaciones urgentes de los sistemas de salud, a corto y mediano


plazo será imperativo avanzar hacia nuevos mecanismos de adaptación ante contextos
de crisis. Esto supone desafíos en múltiples ámbitos de política pública. En materia de
sistemas de educación, por ejemplo, se necesita la preparación continua de la población
para enfrentar nuevos episodios de crisis (ya sea sanitarias o fenómenos asociados
a la crisis climática en curso) y consolidar protocolos preventivos que permitan dar
continuidad a los procesos educativos de los estudiantes y evitar nuevos períodos de
interrupción. La pandemia también tuvo un gran impacto en el bienestar socioemocional
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 33

y en la salud mental tanto de niñas, niños, adolescentes y jóvenes como de docentes


y personal de apoyo que trabajan en las escuelas. En algunos casos, los efectos de la
prolongada ausencia de socialización se han traducido en problemas de convivencia y
violencia escolar. A pesar de que se trata de expresiones de problemáticas sociales más
profundas (en particular la violencia), es importante destacar que se han exacerbado
como consecuencia de la interrupción de las trayectorias educativas. Todo esto exige
una articulación de las políticas de salud con las políticas educativas para asegurar los
apoyos necesarios para una recuperación de la educación y las trayectorias formativas
de esta generación de estudiantes.

E. Los desafíos de un mercado laboral que


presenta un gran nivel de informalidad
y genera y profundiza desigualdades

Los impactos de la pandemia de COVID-19 y las medidas para su contención tuvieron graves

consecuencias en el mercado laboral. Casi tres años después de su inicio, en América Latina y

el Caribe solo se ha constatado una recuperación parcial del empleo y aún se registran

indicadores inferiores a los exhibidos antes de la pandemia. Como ha documentado la

CEPAL (2021c, 2022a y 2022b), dicha recuperación ha sido lenta, incompleta y asimétrica,

al tiempo que ha estado caracterizada por un rezago en los niveles de ocupación en

comparación con la recuperación de la actividad económica y una mantención de las

desigualdades estructurales, en particular entre las mujeres y las personas jóvenes. Las

proyecciones prevén que los mercados laborales de la región seguirán enfrentando un

futuro complejo e incierto, caracterizado por una disminución del ritmo de crecimiento

del número de ocupados, así como por un aumento de la desocupación y la informalidad

laboral (CEPAL, 2022a; Maurizio, 2022).


Resumen
34 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Tras la histórica contracción que registró el número de ocupados en la región durante 2020,

a fines de 2021 se produjo una importante recuperación del empleo, que, no obstante,

resultó insuficiente para retornar a los valores previos a la pandemia (Maurizio, 2022). Con

el término de las medidas de confinamiento y las restricciones a la movilidad impuestas

para frenar el avance de la pandemia, en 2021 la participación en el mercado laboral

aumentó en la mayoría de los países. Este crecimiento estuvo acompañado de un aumento

significativo de la tasa de ocupación y una caída de la tasa de desocupación, aunque con

diferentes intensidades en cada país. Como se indica en el capítulo I, la expansión de la

demanda laboral tuvo un impacto directo en el ingreso de los hogares, y se registraron

tasas de crecimiento del ingreso del empleo superiores al 10% en la Argentina, Costa Rica

y el Perú. No obstante, en un contexto de desaceleración de la creación de empleo en la

mayoría de los países de la región, las cifras del primer trimestre de 2022 de 14 países

de América Latina y el Caribe muestran una tasa de ocupación total del 56,2%, bastante

inferior a la de 2019. Por otra parte, en el primer trimestre de 2022, para el mismo grupo

de países, la tasa de participación total también mostró signos parciales de recuperación

y llegó al 62,4%, alrededor de un punto porcentual por debajo del nivel de 2019. Las

desigualdades de género en este indicador se mantuvieron en la etapa de recuperación de

los mercados laborales. Como se muestra en el gráfico 11, las asimetrías de género también

están presentes en las tasas de desocupación. Entre 2019 y 2020, la tasa de desocupación

femenina aumentó de un 9,5% a un 12,1%, mientras que la masculina subió de un 6,8% a

un 9,1%. A pesar de la mejora registrada en 2021, en que la tasa de desocupación femenina

bajó a un 11,3% y la masculina a un 7,7%, las proyecciones de este indicador para 2022

continúan siendo superiores a las tasas registradas en 2019, ubicándose en un 11,6% para

las mujeres y un 7,8% para los hombres (CEPAL, 2022a y 2022j).


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 35

Gráfico 11
América Latina y el Caribe (24 países)a: evolución de la tasa de participación y
la tasa de desocupación, según sexo, 2018-2022
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de
cifras oficiales de los países y proyecciones.
Notas: Las cifras de 2021 son preliminares.
Las cifras de 2022 son las proyectadas en CEPAL, Estudio Económico de América Latina y
el Caribe, 2022.
a Promedio ponderado de los siguientes países: Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia
(Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Trinidad y Tabago, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de).
Resumen
36 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

La recuperación parcial del empleo se ha producido mayoritariamente en condiciones

de informalidad, ya que esta modalidad de empleo representa alrededor del 70% de la

creación neta de puestos de trabajo en varios países de la región (OIT, 2021). En el gráfico

12 se muestra la evolución de la tasa de empleo informal tomando como referencia 2019, y

se constata una caída inicial entre el primer y el segundo trimestre de 2020, una posterior

recuperación y, hacia fines de 2021, una leve superación de los niveles registrados antes

de la pandemia. La recuperación del empleo desde la informalidad da cuenta, a largo

plazo, de una vulnerabilidad elevada respecto del riesgo a caer en la pobreza o frente a

los embates de la inflación, asociada a la falta de acceso a mecanismos de protección

social y una alta precariedad laboral.

La recuperación y el fortalecimiento de los sistemas educativos tendrá un rol primordial en

la transformación del contexto actual, marcado por profundas desigualdades estructurales

y brechas en el acceso a la protección social. Solo así se podrá avanzar plenamente hacia

una inclusión laboral en condiciones de trabajo decente y hacer frente a los renovados

riesgos derivados de los cambios y las transformaciones en el mundo del trabajo y el

actual escenario de crisis recurrentes.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 37

Gráfico 12
América Latina (10 países)a: evolución del número de trabajadores
(formales e informales), 2020 y 2021 respecto de 2019
(En porcentajes de variación)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Hacia la transformación
del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe: producción, inclusión y
sostenibilidad (LC/SES.39/3-P), Santiago, 2022, sobre la base de Organización
Internacional del Trabajo (OIT), ILOSTAT. Base de datos en línea.
a Los 10 países considerados son: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile,
Costa Rica, Ecuador, México, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Resumen
38 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

F. Desigualdades de género en las trayectorias


educativas y laborales

El incremento del acceso de niñas, jóvenes y mujeres a la educación en América Latina y

el Caribe se ha considerado uno de los grandes avances de la región en materia educativa

en las últimas décadas. De hecho, las mujeres alcanzan tasas de conclusión de la educación

secundaria y de la educación superior mayores que las de los hombres. En promedio, el

67,4% de las mujeres de 20 a 24 años cuenta con estudios completos de nivel secundario,

frente al 60,9% de los hombres en el mismo rango etario (CEPAL, 2022d). De manera similar,

en la educación superior, el porcentaje de mujeres es mayor que el de los hombres en todos

los niveles. Como muestra el índice de paridad de género en la tasa bruta de matrícula

en la educación superior, 12 países de la región han superado el umbral de la paridad a

favor de las mujeres, con un rango que va de 1,05 en México a 1,45 en Cuba (IEU, 2022).

Sin embargo, los avances en el acceso a la educación por parte de las mujeres no se traducen

en condiciones de igualdad en el mercado laboral. La desigualdad de género es un rasgo

histórico y persistente en la región. Sus nudos estructurales se manifiestan en la segregación


ocupacional, en las brechas salariales y, en general, en una menor participación de las mujeres

en el mercado laboral. También se observan en la subrepresentación de las mujeres en

sectores dinamizadores de la economía y de mayor productividad, vinculados, por ejemplo, a

las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. En este contexto, la desigual carga

de trabajo de cuidados no remunerado constituye un nudo estructural crítico que impide la

plena participación de las mujeres e imposibilita el avance hacia su autonomía económica.

Los impactos de la pandemia de COVID-19 han dejado al descubierto estos nudos

estructurales de la desigualdad de género, e incluso los han profundizado. Las mujeres

han amortiguado los efectos de la crisis a través de un aumento de la desocupación, la


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 39

informalidad, la pobreza y el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, así como

de una precarización de sus condiciones de vida. En 2020, durante la pandemia, se registró

una contundente salida de las mujeres de la fuerza laboral, lo que significó un retroceso

de casi dos décadas (CEPAL, 2021b).

Al mismo tiempo, los efectos de la pandemia han acelerado tendencias que ya se

encontraban presentes en la región. Un claro ejemplo son los cambios tecnológicos, que

se han producido a una velocidad exponencial y han transformado sistemas completos


de producción, gestión y gobernanza (CEPAL, 2018). Frente a ello, uno de los principales

desafíos es que la población cuente con las capacidades y habilidades necesarias para

enfrentar un contexto caracterizado por la transformación y la incertidumbre (CEPAL, 2019).

La educación juega un papel fundamental para enfrentar ese reto y los desafíos vinculados

a los posibles efectos negativos de la automatización del empleo y la desigual exposición

de hombres y mujeres a esos efectos.

Una de las brechas más significativas en el ámbito educativo, que repercute en la inserción

laboral de las mujeres, es su baja representación en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería

y matemáticas. Las mujeres registran tasas inferiores de ingreso y permanencia en estas

carreras. Las brechas se manifiestan tempranamente en sus trayectorias educativas, se

amplían en el nivel secundario e inciden en la elección de las carreras y, por consiguiente,

en sus trayectorias laborales y su autonomía económica. En América Latina y el Caribe,

la proporción de personas graduadas de educación terciaria en carreras de ciencia,

tecnología, ingeniería y matemáticas entre 2002 y 2017 era menor al 30% del total de

graduados. Las mujeres estaban subrepresentadas, ya que menos del 40% de las personas

graduadas en dichas carreras eran mujeres, a excepción de cinco países y territorios

(Argentina, Belice, Islas Vírgenes Británicas, Panamá y Uruguay). Entre 2002 y 2017, en

algunos países habría existido una tendencia a la disminución del porcentaje de mujeres
Resumen
40 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

graduadas en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por ejemplo, la

proporción habría disminuido del 22,8% en 2008 al 18,8% en 2017 en Chile, del 34,9% en

2011 al 34,1% en 2017 en Colombia, del 32,3% en 2008 al 29,2% en 2016 en el Ecuador y del

47,8% en 2008 al 44,6% en 2016 en el Uruguay (CEPAL, 2019). De acuerdo con información

proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia

y la Cultura (UNESCO), la representación de las mujeres en los campos vinculados con

las tecnologías de la información y las comunicaciones y la ingeniería, la industria y la

construcción es igual o inferior al 50% en todos los países considerados, como se ve en el

gráfico 13. Estas brechas de género también contribuyen a perpetuar la baja participación

de las mujeres en la investigación y desarrollo, la producción científica, la publicación

de investigaciones académicas, la obtención de patentes y la representación en puestos

de liderazgo académico.

Un desafío similar se observa en la educación técnico-profesional. Esta modalidad puede

ofrecer un gran impulso a las trayectorias laborales y educativas de las mujeres de la región,

especialmente de aquellas que pertenecen a sectores de bajos ingresos. La educación

técnico-profesional de nivel secundario puede posicionarse como un espacio de potencial

desarrollo de competencias en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas

aplicadas, ya que se estima que el 50% de las ocupaciones de la fuerza laboral en estos

campos demandan cualificaciones técnico-profesionales, ya sea de nivel secundario o

postsecundario. No obstante, los programas de educación técnico-profesional están muy

segregados por género, y una serie de aspectos curriculares, organizacionales y culturales

impiden aprovechar el potencial de esta educación para proyectar a niñas y jóvenes en

estas áreas (Sevilla, 2021).


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 41

Gráfico 13
América Latina y el Caribe (16 países): proporción de mujeres en el total de
personas graduadas de la educación terciaria en las áreas de tecnologías de la
información y las comunicaciones e ingeniería, último dato disponible
(En porcentajes)

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura


(UNESCO), Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020. América Latina
y el Caribe. Inclusión y educación: todos y todas sin excepción, París, 2020.
Nota: Los porcentajes de mujeres graduadas de la educación terciaria se basan en las
clasificaciones del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) en TIC y en ingeniería,
industria y construcción.
Resumen
42 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Es necesario avanzar hacia una recuperación económica que fomente la participación de

las mujeres en sectores dinamizadores de la economía, contribuyendo al avance en las

tres dimensiones del desarrollo sostenible (CEPAL, 2020a). Dicha recuperación deberá

también eliminar barreras de ingreso, garantizar derechos laborales y asegurar el desarrollo

igualitario de habilidades necesarias para los trabajos del futuro a través de todo el sistema

educativo. Para ello, se precisan políticas públicas integrales con perspectiva de género,

que sean multidimensionales y que aborden sinérgicamente los nudos estructurales de

la desigualdad de género. Esto implica transversalizar la perspectiva de género en todas

las políticas de empleo y de educación, prestando especial atención al vínculo entre

la educación y el empleo para potenciar las trayectorias educativas y laborales de las

mujeres. Otra área de oportunidad es incluir la educación técnico-profesional como un

ámbito de alto potencial para ampliar oportunidades en el área de ciencia, tecnología,

ingeniería y matemáticas, especialmente para mujeres de bajos ingresos. Por último, en

concordancia con la Agenda Regional de Género, se deben impulsar políticas públicas

para el fortalecimiento de las vocaciones en el área de ciencia, tecnología, ingeniería y

matemáticas que avancen en la eliminación de estereotipos de género y en el desarrollo

de habilidades digitales por parte de las mujeres, sobre todo de aquellas que cuentan

con menores niveles de ingreso. Ello implica avanzar en erradicar la división sexual del

trabajo y la injusta organización social de los cuidados, que es una de las barreras que

más impacto tiene en las trayectorias educativas y laborales de las mujeres. Para esto,

es clave fomentar la corresponsabilidad social de los cuidados, reducir su carga en los

hogares y avanzar hacia sistemas que garanticen los cuidados como un derecho, Asimismo,

es esencial invertir en la economía del cuidado en tanto elemento central del desarrollo

sostenible con igualdad.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 43

G. La crisis educacional abre oportunidades


para abordar los problemas estructurales
de la educación

La crisis educacional presenta una oportunidad inédita para la recuperación y transformación

de los sistemas educativos con el fin de favorecer un mayor desarrollo integral y de capacidades

humanas que puedan repercutir en las estrategias de desarrollo sostenible con igualdad. En

particular, la pandemia ha abierto un espacio para debatir, difundir e identificar los problemas

estructurales que el sector educativo mostraba previo a su ocurrencia y que es necesario

abordar para avanzar en su transformación. Ha quedado claro que diseñar e implementar

estrategias y políticas para la recuperación y transformación de la educación, e invertir en

dichas estrategias y políticas, es imperativo para dar el salto que se necesita a fin de afrontar

las incertidumbres, los nuevos desafíos y los cambios acelerados que caracterizan al siglo XXI

(Huepe, Palma y Trucco, 2022).

El Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2022, en concordancia con el llamado del

Secretario General de las Naciones Unidas para convocar a la Cumbre sobre la Transformación

de la Educación en el marco de la Asamblea General de 2022, propone recomendaciones para

la educación en América Latina y el Caribe, con un sentido de oportunidad. En la Declaración

de Principios del Secretario General sobre la Transformación de la Educación (Naciones Unidas,

2022) se plantea que la crisis educativa hace necesario repensar el propósito y los contenidos

de la educación en el siglo XXI. Esta transformación debería basarse en cuatro áreas clave

para apoyar el desarrollo de los estudiantes: aprender a aprender, aprender a vivir juntos,

aprender a hacer y aprender a ser. En la Cumbre se acordaron cinco vías de acción temáticas

a las que debe prestarse atención para poner en marcha la transformación de la educación,

y en esta edición del Panorama Social se elaboran recomendaciones de políticas educativas

para la región coincidentes con esas vías.


Resumen
44 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

La primera vía de acción plantea la necesidad de contar con escuelas inclusivas, equitativas,

seguras y saludables. Para ello, en América Latina y el Caribe se recomienda:

• Ampliar la cobertura de educación para la primera infancia, que debe ser una prioridad

en la agenda de políticas regionales en pro de la igualdad, ya que las bases del

aprendizaje y los principales impulsores de la desigualdad están presentes desde las

primeras etapas de la niñez.

• Continuar y acelerar los avances hacia la universalización de la enseñanza secundaria,

que, como plantea la CEPAL desde hace más de una década, es el piso mínimo para

favorecer las trayectorias de las personas de modo que puedan salir de la condición de

pobreza y tener mayores oportunidades para su bienestar. En el capítulo II se identifican

las condiciones institucionales para favorecer dicho proceso y retomar el camino hacia

el logro de una de las metas centrales del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4.

• Articular la educación con otros sectores de política pública para abordar las brechas
de inclusión educativas estructuradas por los ejes de la matriz de la desigualdad social
en la región (en términos de género, nivel socioeconómico, condición étnico-racial,
territorio, discapacidad y estatus migratorio).

La segunda vía de acción acordada en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación


aborda los ámbitos del aprendizaje y las competencias para la vida, el trabajo y el desarrollo
sostenible. En el marco de la crisis de aprendizajes que vive la región y los riesgos de
aumento de las brechas, es crucial:

• Retomar los procesos de evaluación para tener mayor claridad respecto del impacto
que el cierre de las instituciones educativas y la educación a distancia han tenido
en los procesos de aprendizaje, y, en consecuencia, diseñar mejores estrategias
de recuperación.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 45

• Aprovechar las lecciones de innovación aprendidas durante la crisis para repensar el


conjunto de competencias y habilidades centrales en las que se debe brindar formación.

• Potenciar el desarrollo de competencias cognitivas y socioemocionales. En estos años, se


ha puesto de relieve la importancia de las competencias transferibles, que permiten tener
una mayor resiliencia y flexibilidad para afrontar los cambios e incertidumbres del siglo XXI.

• Contar con políticas de capacitación y formación a lo largo del ciclo de vida que estén
articuladas con el mundo del trabajo y los sectores productivos, en un contexto de
acelerado cambio tecnológico. El alto dinamismo del contexto actual exige que tanto
jóvenes como adultos tengan múltiples oportunidades de adquirir nuevas habilidades
para complementar las que ya poseen.

• Fomentar el acceso a la educación superior, y en particular su conclusión, como eje


de una política de inclusión. Hay que resaltar el rol estratégico de los programas de
orientación técnico-profesional, que deben fortalecerse en la región.

La tercera vía de acción refiere a los docentes, la enseñanza y su profesionalización. En este


período de crisis social prolongada, los sistemas educativos demostraron una importante
capacidad para innovar y pudieron establecer rápidamente distintas estrategias para
mantener los procesos de enseñanza y aprendizaje (CEPAL/UNESCO, 2020). En este marco, en
el capítulo II de esta edición del Panorama Social de América Latina y el Caribe se recomienda:

• Rescatar las experiencias exitosas e incorporar las estrategias que han servido
para renovar y actualizar las formas de enseñar o las maneras de alcanzar mayores
coberturas educativas.

• Seguir potenciando los espacios de flexibilidad y creatividad para fomentar la innovación


orientada hacia una mayor calidad, inclusividad y pertinencia educativa.

• Revalorizar y profesionalizar el rol de los docentes para llevar a cabo la transformación


educativa que se necesita.
Resumen
46 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

La cuarta vía de acción acordada en el marco de la Cumbre sobre la Transformación de la


Educación se centra en el aprendizaje y la transformación digital. Se ha vuelto evidente
que la educación con medios digitales constituye un cambio que llegó para quedarse y
que se quebraron ciertos paradigmas acerca de las formas de enseñar. El aprendizaje y
la transformación digital son dos elementos que hay que mantener en los procesos de
transformación de la educación. Ya no es posible retornar a los modos en que se estaba
educando y para ello es importante:

• Aprovechar las tecnologías digitales para acelerar la recuperación de los aprendizajes,


mejorar la calidad de la educación y llegar a poblaciones excluidas.

• Asegurar la conectividad efectiva, que incluye la conexión a Internet y electricidad,


así como el acceso a dispositivos digitales adecuados, en coordinación con las
agendas digitales de cada país. Por ejemplo, para lograr esta conectividad, la
CEPAL (2021e) estimó que el costo anual de garantizar una canasta básica digital,
que incluye planes de conectividad mensuales, una computadora portátil, un
teléfono inteligente y una tableta por hogar, alcanzaría al 1,8% del PIB en los países
donde se pudo realizar la estimación.

• Invertir en el desarrollo de las capacidades digitales de la comunidad educativa de


modo de aprovechar los recursos disponibles para el mejoramiento de la inclusión y
los aprendizajes.

• Avanzar en la implementación de formatos pedagógicos híbridos, que combinan


instancias presenciales y virtuales, al tiempo que posibilitan la flexibilización de las
trayectorias educativas de las personas, así como las nuevas formas de enseñanza con
inclusión de herramientas tecnológicas y recursos educativos innovadores.

• Fortalecer la gestión educativa y, con ello, las instancias de inclusión, seguimiento y


monitoreo de los procesos educativos, a partir del uso de medios digitales.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 47

• La pandemia ha demostrado que es necesario contar con un sistema integrado de


información para obtener datos acerca del estado integral de las comunidades educativas
frente a cualquier crisis y así avanzar hacia sistemas más resilientes.

La quinta y última vía de acción acordada en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación,


que es fundamental para la implementación de esta agenda de políticas educativas, se refiere
al financiamiento de la educación y se discute en mayor detalle en la sección J. En conjunto
y a mediano plazo, estas políticas y la transformación del sistema educativo contribuirán
directamente a la recuperación social y económica de la región y al desarrollo sostenible,
sentando las bases para el desarrollo de las capacidades necesarias para la inclusión laboral
en condiciones de trabajo decente en un mundo laboral en transformación.

H. El rol de la institucionalidad social frente


a la crisis social prolongada

Frente a la crisis social prolongada que atraviesa la región, el fortalecimiento de la institucionalidad

social es indispensable para abordar los desafíos identificados y aprovechar la oportunidad para

impulsar estrategias con el fin de avanzar en el desarrollo social inclusivo. El fortalecimiento

de la institucionalidad social es uno de los cuatro ejes de la Agenda Regional de Desarrollo

Social Inclusivo (CEPAL, 2020a), junto con la construcción de sistemas de protección social

universales, integrales, sostenibles y resilientes, las políticas de inclusión social y laboral de

calidad, y la cooperación y la integración regional. Para avanzar en el fortalecimiento de la

institucionalidad social hay cuatro elementos esenciales. El primero, que corresponde a la

dimensión jurídico-normativa, consiste en la articulación entre una normativa adaptada a

los desafíos de la región y a principios esenciales como el enfoque de derechos, el enfoque

de género y un universalismo sensible a las diferencias. El segundo, correspondiente a la


Resumen
48 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

dimensión organizacional, hace referencia a los marcos organizacionales coherentes, con

mandatos claros y efectivos, y las políticas de gestión y de personal. El tercero, que atañe a la

dimensión técnico-operativa, corresponde a las herramientas de gestión e implementación

acompañadas de las tecnologías de la información y las comunicaciones que permitan

el diseño, ejecución y seguimiento de políticas sociales de calidad. Finalmente, el cuarto

elemento, referente a la dimensión financiera, consiste en la sostenibilidad financiera, que

debe ser suficiente, eficiente y transparente.

El fortalecimiento de la institucionalidad social es una tarea estructural y necesaria, pues es

uno de los instrumentos indispensables para generar políticas sociales de calidad, así como

para garantizar un uso eficiente, transparente y legítimo de la inversión social. Sin embargo,

en momentos de crisis es habitual que las urgencias y demandas sociales emergentes se

encuentren con una institucionalidad social débil, frágil, inestable, opaca y poco predecible.

Esta termina constituyendo un cuello de botella que condiciona la implementación efectiva

de políticas públicas que permitan responder a esas crisis y demandas. También obstaculiza

los virajes legítimos a las políticas sociales basados en nuevos programas de gobierno.

En ese sentido, una institucionalidad social fortalecida, más que ser una barrera para el

cambio o la innovación en las políticas sociales, posibilita que ambos ocurran de manera

integral y menos disruptiva. Una institucionalidad social débil, en cambio, tiende a traducirse

en acciones ineficientes, recursos insuficientes o no ejecutados, y altos riesgos de despilfarro,

desvío o malversación. Todo ello, en conjunto, contribuye a mantener altos niveles de opacidad

y desconfianza de la ciudadanía hacia la acción pública.

Más allá del ámbito de las políticas sociales, el papel transformador del Estado en general,

y la construcción de verdaderos Estados de bienestar en particular, descansan sobre una


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 49

institucionalidad social fortalecida. Esto tiene una dimensión financiera para asegurar la

movilización y la sostenibilidad de los recursos necesarios, pero también para garantizar su

implementación de manera eficaz y con amplia legitimidad. A su vez, la eficacia y legitimidad en

el ejercicio de los recursos es una de las condiciones indispensables para construir consensos

de largo aliento en torno a un nuevo pacto social y fiscal.

I. Inversión social para avanzar


en un desarrollo social inclusivo

El financiamiento de las políticas sociales, vale decir, la inversión social, es una de las cuatro

dimensiones interdependientes de la institucionalidad social y es un elemento central que

ha de considerarse de manera articulada con las estrategias de desarrollo de los países.

Desde el punto de vista de la inversión social, esto supone que la calidad del gasto social y

sus impactos se relacionan de forma inseparable con el volumen de recursos, pero también

con la institucionalidad social que posibilita que tales recursos cumplan sus objetivos de

manera sostenible, eficaz, eficiente y transparente, a través de políticas y programas sociales

que ofrezcan confianza y certidumbre a la ciudadanía. Al observar el volumen de recursos

movilizados para la inversión social y su evolución, queda clara la necesidad de asegurar

que estos se ejecuten en un marco de transparencia y rendición de cuentas.

Como se describió en el Panorama Social de América Latina, 2021 (CEPAL, 2022b), durante las

primeras dos décadas del presente siglo, el gasto social promedio del gobierno central en 17

países de América Latina presentó una tendencia de crecimiento relativamente estable en

relación con el PIB. En ese marco hubo dos alzas importantes ante las crisis económicas de

2000 y 2008, seguidas de sendos trienios en que la tendencia se revirtió parcialmente. En 2020,

el primer año de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, se produjo un nuevo hito
Resumen
50 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

en el gasto social del gobierno central, que alcanzó el nivel más alto de la historia al situarse

en el 13,8% del PIB. Esto fue resultado tanto del crecimiento real del gasto social como de la

caída que mostró el PIB en los países de América Latina1. Al igual que en las crisis previas, en

2021 el nivel de gasto social disminuyó, pero continuó siendo muy superior al registrado en

los años anteriores a la pandemia, y alcanzó, en promedio, un 13% del PIB. Esto ocurrió, tal

como se muestra en el gráfico 14, en un año con tasas positivas de crecimiento económico y

comportamientos heterogéneos en la evolución del gasto social de los países.

De manera similar, la tendencia de la participación del gasto social en el gasto público total

del gobierno central en América Latina mostró una disminución de 1,2 puntos porcentuales,

en promedio, respecto de 2020, y se situó en un 54,5% en 2021. Así, mantuvo su posición

como principal componente del gasto público total.

En los cinco países del Caribe de habla inglesa para los que se cuenta con datos comparables

del gasto social del gobierno central entre 2008 y 2021, la tendencia histórica en el promedio

ha sido relativamente similar a la de los latinoamericanos. En 2020, el primer año de la

pandemia de COVID-19, el nivel de gasto social del gobierno central alcanzó un incremento

también significativo, con un alza de 2,4 puntos porcentuales del PIB respecto de 2019. En

2021, a diferencia del promedio latinoamericano, el gasto público social continuó creciendo

y alcanzó un nuevo récord del 14,1% del PIB., como se presenta en el capítulo IV.

1 Según las cifras de 2021 publicadas en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe,
2022 (CEPAL, 2022a), todos los países, a excepción de Haití y la República Bolivariana
de Venezuela, muestran tasas anuales de variación positivas del PIB, y en 29 países de
América Latina y el Caribe el promedio del crecimiento fue del 6,5%.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 51

Gráfico 14
América Latina y el Caribe (22 países): gasto social del gobierno central, 2000-2021
(En porcentajes del PIB y del gasto público total)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de
información oficial de los países.

Nota: Para América Latina, los promedios corresponden a la media aritmética de los valores
de 17 países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,
Perú, República Dominicana y Uruguay. La cobertura de Bolivia (Estado Plurinacional de)
corresponde a la administración central y la del Perú al gobierno general. Los datos
de Bolivia (Estado Plurinacional de), Colombia y Panamá corresponden a 2020. Para
el Caribe, los promedios corresponden a la media aritmética de los valores de cinco
países: Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tabago.
Resumen
52 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

La participación del gasto social en el total del gasto del gobierno central también tuvo un

marcado incremento entre 2020 y 2021 en los cinco países del Caribe de habla inglesa. Esta

creció dos puntos porcentuales, al contrario de la situación de los países latinoamericanos,

aunque en un nivel todavía inferior al de estos en la proporción promedio. En algunos países,

esta situación se explica por el gran peso de los pagos de intereses y no por las iniciativas

relacionadas con la política fiscal. Esta situación resulta particularmente evidente en el caso

de Jamaica. A la inversa, la diferencia en el promedio de gasto público total como porcentaje

del PIB crece a favor de los países caribeños, en cuyo caso es 1,1 puntos porcentuales más

elevada que en el promedio de los países latinoamericanos en 20212.

En términos de crecimiento real del gasto social del gobierno central (en dólares

constantes de 2018), los países mantuvieron un crecimiento positivo en 2021, pero a

tasas significativamente menores que en 2020. En 2021 el crecimiento promedio entre

los países latinoamericanos fue del 1,3%, con un 1,4% en América del Sur y un 1,3% en

Centroamérica. Esta es una de las tasas más bajas de la serie analizada y, al combinarse

con un año de mayor crecimiento económico que el anterior (un 6,5%, en promedio, en

2021), se traduce en una caída del gasto público social respecto del PIB. En el caso de los

cinco países del Caribe de habla inglesa, la tasa de crecimiento de 2% del gasto público

social se ha mantenido por encima del nivel promedio entre 2010 y 2019 y en 2021 fue

del orden del 10,3%.

La distribución de los recursos entre las funciones mantiene el perfil observado en

las últimas dos décadas. Se destaca el gasto en la función de salud que, en promedio,

sostiene el nivel de crecimiento de los últimos dos años marcados por la pandemia.

Por su parte, la heterogeneidad del gasto social del gobierno central se mantiene como

2 Téngase presente que en el gasto total del gobierno central publicado en el Panorama
Fiscal de América Latina y el Caribe, 2022 (CEPAL, 2022i) se consideran 12 países caribeños.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 53

una característica en toda la región. Barbados, el Brasil y Chile superaron el 17% del PIB

y Guatemala, Honduras, México, el Paraguay y la República Dominicana se mantienen por

debajo del 10,5% del PIB. Asimismo, Bahamas, Barbados, Chile y el Uruguay gastaron en

2021 entre 2.730 y 4.045 dólares per cápita al año y el Bolivia (Estado Plurinacional de),

El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y el Paraguay dispusieron de menos de 600

dólares anuales por persona. Aumentar la suficiencia y sostenibilidad del gasto social, de

manera de cerrar las brechas existentes respecto de los países desarrollados, y lograr un

mayor avance en la consolidación de información sobre la inversión social y sus resultados,

siguen siendo desafíos fundamentales para mejorar la efectividad y eficiencia del gasto

público social en la región.

J. Invertir en educación es invertir en las personas,


en la inclusividad del desarrollo y en la capacidad
de adaptación al cambio

El gasto social en educación a nivel del gobierno central ha sido históricamente prioritario

en la región, con valores promedio cercanos al 4% o el 4,5% del PIB en la última década.

Estos niveles se incrementan mucho en algunos de los países que publican datos para

coberturas institucionales más amplias. La mayoría de los recursos se invierten en los

niveles de enseñanza primaria y secundaria, aun cuando el nivel terciario es el que más

recursos recibe por estudiante. La heterogeneidad del gasto también es una característica

en el caso de la educación, particularmente en la distribución en los niveles preprimario

y terciario. A su vez, destaca la significativa brecha que existe respecto de las economías

desarrolladas: los países con mayores niveles de gasto en la región se ubican en la parte

más baja de la distribución respecto de los miembros de la OCDE.


Resumen
54 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

De manera complementaria, en la región es importante considerar el rol del gasto de los

hogares en el financiamiento de la educación. Este gasto muestra una alta heterogeneidad

en los países y entre ellos, particularmente respecto de los niveles educativos a los que

asignan los recursos y los montos que los distintos estratos socioeconómicos destinan

a la educación. Sin embargo, esta asociación disminuye al analizar el peso de estas

erogaciones en el total del gasto del hogar.

Aun cuando los países de la región han priorizado el gasto en educación durante las

últimas décadas, antes de la pandemia ya enfrentaban dificultades para alcanzar las metas

planteadas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 para 2030 (Gajardo, 2020; UNESCO, 2017;

UNESCO/UNICEF/ECLAC, 2022), que en los dos últimos años se han profundizado. Al respecto,

se destacan tres elementos clave. En primer lugar, ante los impactos de la pandemia de

COVID-19 se necesita invertir más en educación para financiar medidas de recuperación

de aprendizajes, estrategias para mitigar el aumento del abandono escolar y nuevos

recursos para el mejoramiento de la infraestructura y el equipamiento de escuelas a fin

de cumplir con los protocolos sanitarios (UNESCO, 2020). En segundo término, al sumarse

la desaceleración económica actual y la consecuente disminución de ingresos en los

hogares, es probable que se registre un aumento de demanda en el sector público por la

migración de estudiantes desde el sector privado. Por último, el impacto de la revolución

tecnológica torna necesario invertir recursos en la adaptación del sistema de manera de

avanzar en efectividad e inclusión y disminuir brechas. Este esfuerzo sobrepasa al sector

educativo y exige una política intersectorial en la que intervengan diversos actores, tanto

del Gobierno como del sector privado, y que esté orientada a garantizar la conectividad

efectiva de toda la población.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 55

K. Avanzar hacia sistemas de protección social


universales, integrales, sostenibles y resilientes

Los diversos desafíos reseñados en esta edición del Panorama Social muestran que es

imprescindible actuar frente a las necesidades a corto y mediano plazo para generar

las condiciones de avance hacia el desarrollo sostenible con igualdad. Por una parte, la

región debe apostar por estrategias para expandir y fortalecer las capacidades humanas

a corto y mediano plazo, objetivo central para la inclusión social y laboral, fortaleciendo

y apoyando transformaciones en las políticas educativas y en los sistemas de salud. Por

otra parte, para avanzar en esa dirección es necesario articular esfuerzos multisectoriales,

como ha quedado demostrado con la pandemia, que ha dejado al descubierto, por

ejemplo, la necesidad de articular cada vez más políticas de salud y de protección social

bajo el enfoque de los determinantes sociales de la salud (Cid y Marinho, 2022). Ante los

graves efectos de la pandemia, en el caso de la educación se necesita cada vez mayor

articulación entre la política educativa y otros sectores. En particular, se deben coordinar

las políticas educativas, de protección social y de salud. El acceso a la protección social

y a sistemas de salud juega un rol clave en la continuidad de los procesos educativos,

aportando condiciones básicas para facilitar que los estudiantes puedan continuar y

finalizar sus trayectorias educativas.

El empeoramiento de las condiciones de vida de la población evidencia los graves déficits de

los sistemas de protección social para asegurar niveles de bienestar adecuados y garantizar

plenamente el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales. La protección

de los ingresos es una dimensión fundamental de estos sistemas y resulta especialmente

relevante en un momento en que los niveles de consumo de los hogares sufren el impacto

de la inflación y del incremento del precio de los alimentos, y las medidas de protección
Resumen
56 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

social de emergencia implementadas en los primeros dos años de la pandemia se reducen

drásticamente. La información disponible muestra una marcada reducción de los niveles

de gasto y cobertura de estas medidas en 2022. Si en 2020 cubrieron al 50,2% de la

población de América Latina y el Caribe y en 2021 llegaron al 47,2%, hasta agosto de 2022

tan solo cubrirían el 15,6%. Asimismo, mientras que en 2020 se estimó un gasto cercano

a 90.000 millones de dólares y en 2021 se estimaron compromisos de gasto anunciados

por 45.271 millones de dólares, entre enero y agosto de 2022 esta estimación se reduce

a menos de 6.200 millones de dólares (Atuesta y Van Hemelryck, 2023).

En un contexto en que la crisis social continúa y se complejiza ante el nuevo escenario

económico, es fundamental asentar mecanismos para garantizar un nivel de bienestar e ingreso.

Para ello, es posible consolidar aprendizajes a partir de la experiencia de expansión de las

medidas de protección social de emergencia y las políticas de protección del empleo durante

la pandemia (Salazar-Xirinachs, 2022)3. Una revisión inicial de las medidas implementadas

para contener el deterioro del bienestar de los hogares más vulnerables ante el alza de

precios muestra que, junto con la expansión de la cobertura de programas preexistentes o

el incremento del monto destinado a dichos programas, e incluso de los que se pusieron en

marcha durante la pandemia, algunos países han optado por realizar nuevas transferencias

monetarias de emergencia. Existe, por tanto, un riesgo de que el déficit institucional de los

sistemas de protección social y sus políticas terminen fragmentando, en vez de aunando,

esfuerzos tendientes a garantizar la protección permanente de los ingresos ante sucesivas

crisis. Para consolidar mecanismos que permitan garantizar niveles de ingreso ante cualquier

3 Véase información sobre las medidas de protección social de emergencia y las medidas
vinculadas al empleo en Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
Observatorio COVID-19 en América Latina y el Caribe y “Medidas de protección social para
enfrentar el COVID-19”, Desarrollo Social y COVID-19 en América Latina y el Caribe.
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 57

acontecimiento, en la coyuntura actual es necesario avanzar hacia la institucionalización

de prestaciones de emergencia, así como articular prestaciones existentes (Holz y Robles,

2023; Robles y Rossel, 2022). También es posible revisar opciones tendientes a profundizar

los vínculos entre programas de transferencias y medidas orientadas a la inclusión laboral

(Salazar-Xirinachs, 2022). La protección de la seguridad alimentaria y nutricional, así como

de los niveles de ingresos, es esencial, especialmente para niñas, niños y adolescentes y

sus hogares. Ante ello, se torna clave reforzar las políticas multisectoriales relativas a la

disponibilidad y el acceso a alimentos de calidad, en vínculo con las políticas educativas,

los programas de alimentación escolar (CEPAL, 2021a), las prestaciones familiares y otras

políticas orientadas a la protección de los ingresos de estos hogares (CEPAL, 2021d).

Para avanzar tanto en una senda de desarrollo sostenible con igualdad como en el logro

de la Agenda 2030 es ineludible fortalecer los sistemas de protección social asegurando

en primer lugar la universalidad, de modo que sean sensibles a las diferencias, sin dejar a

nadie atrás. Luego, debe considerarse la integralidad, de modo que puedan enfrentar los

numerosos y renovados riesgos. A su vez, la sostenibilidad es clave para cumplir con los

compromisos con esta generación y las generaciones futuras. Por último, debería destacarse

la resiliencia, enfrentando las consecutivas crisis con capacidad y flexibilidad. Para eso es

preciso avanzar hacia la construcción de Estados de bienestar basados en derechos sociales

que aseguren servicios públicos de calidad, reduzcan la vulnerabilidad frente a riesgos sociales

y puedan garantizar niveles de ingresos de manera sostenible (Briggs, 1961; CEPAL, 2021d).

La construcción de un Estado de bienestar exige una institucionalidad social sólida basada

en pactos sociales y fiscales, asentados en un amplio consenso social para avanzar en esta

senda, con solidaridad y progresividad, y con miras al fortalecimiento de la democracia, la

estabilidad política, la cohesión social y el desarrollo sostenible con igualdad.


Resumen
58 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

L. Presentación y resumen de los principales


mensajes de los capítulos

Tras esta introducción, el Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2022 se organiza

en cuatro capítulos. El capítulo I, presenta antecedentes macroeconómicos relevantes

en materia de evolución del PIB per cápita, el empleo, la distribución del ingreso de los

hogares y la evolución del índice de precios al consumidor. Asimismo, aborda la evolución

de dos décadas de desigualdad de ingresos y pobreza (2002-2021). Por una parte, los

datos no indican una mejora respecto de la situación previa a la pandemia, y, por otra,

se alerta sobre el mayor impacto del incremento de la tasa de inflación en los hogares de

menores recursos debido, entre otros factores, a la mayor participación de los alimentos

en su canasta de consumo. A su vez, el capítulo aborda los cambios registrados durante

la pandemia en la evolución de la estratificación social. Dado el foco de esta edición en

los impactos de la pandemia en el panorama educativo de la región, también se analizan

factores que influyen directa o indirectamente en las oportunidades y los resultados

educativos de niñas, niños y adolescentes de distintos estratos de ingreso. Para ello se

compara la incidencia de algunas privaciones críticas en el acceso a bienes y servicios que

repercuten en las oportunidades de aprendizaje según los distintos estratos de ingreso.

El capítulo II se refiere a la preocupante crisis silenciosa de la educación como otra de las

grandes consecuencias de la pandemia y a las sucesivas crisis que la han acompañado.

Pese a los avances logrados previamente en el acceso a la educación, la prolongada

interrupción de los servicios educativos presenciales durante la pandemia motivó una

profundización de desigualdades educacionales de larga data. Ello se vio reflejado en

brechas de acceso a alternativas de calidad para la continuación de los estudios y en la

disponibilidad de recursos para el aprendizaje no presencial. Pese a las medidas que los
Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 59

Gobiernos adoptaron para mitigar estas desigualdades, como la entrega de dispositivos

digitales o subvenciones para su adquisición y la provisión de apoyo económico directo

a los hogares de más bajos recursos, se estima que el cierre prolongado de las escuelas y

los efectos económicos de la pandemia tendrán grandes costos en materia de educación.

Dichos costos incidirán de manera indeleble en las trayectorias educativas y laborales

de las generaciones afectadas (“efecto cicatriz”), dañando sus ingresos y condiciones de

bienestar en general a corto y mediano plazo. Las brechas son más grandes en el caso de

los grupos de población que ya encontraban mayores barreras para acceder a servicios

educativos de calidad, como las personas con discapacidad o los migrantes y en el caso

de los desafíos vinculados con la educación intercultural y la promoción de las lenguas

indígenas, los indígenas y los afrodescendientes. No obstante, esta crisis silenciosa en la

educación también constituye una oportunidad de transformación. El capítulo aborda

diversas prioridades, incluida la mantención de condiciones seguras para la reapertura

de las escuelas, la inversión en estrategias para identificar los costos de la interrupción

de la educación presencial en aprendizajes y en el bienestar socioemocional, y el diseño e

implementación de estrategias de recuperación que tengan como objetivo no dejar a nadie

atrás. En este contexto, la educación digital surge como una oportunidad para acelerar

la recuperación de aprendizajes, incluir a estudiantes en situaciones más vulnerables y

prevenir aumentos en las tasas de abandono escolar.

El capítulo III aborda el acceso a la educación y los desiguales impactos laborales de la

pandemia entre hombres y mujeres. Los graves retrocesos experimentados por las mujeres

en el mercado laboral contrastan con sus notables avances en el acceso a la educación,

que, paradójicamente, no se han traducido en mayores condiciones de igualdad en el

mercado de trabajo. En particular, se releva el papel que tiene el desarrollo de sectores más

intensivos en conocimientos, sobre todo los vinculados al campo de ciencia, tecnología,


Resumen
60 ejecutivo Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

ingeniería y matemáticas, para el avance hacia un cambio estructural progresivo. Estos

sectores ofrecen empleos de mayor productividad, mejor remuneración e incremento de

cadenas productivas de alto valor. No obstante, se trata de uno de los ámbitos educativos

con brechas más significativas para las mujeres, lo que repercute, entre otros factores, en

su baja representación en la inserción laboral. Asimismo, se analizan las segregaciones

por género en el acceso a la educación técnico-profesional en la región, que suelen estar

invisibilizadas en la formación en campos y habilidades de ciencia, tecnología, ingeniería

y matemáticas. Por último, se destaca un conjunto de políticas con perspectiva de género

que pueden contribuir al avance hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

4 y 5, así como a la plena igualdad de género y autonomía de las mujeres en la región.

El capítulo IV analiza la institucionalidad social y la evolución del gasto social en

América Latina y el Caribe. La institucionalidad social es fundamental para consolidar

sistemas de protección social universales, integrales, sostenibles y resilientes. Después de

que en 2020 se alcanzaran niveles históricamente altos de gasto público social ante una

contracción sin precedentes de la actividad económica, 2021 se caracterizó, entre otras

cosas, por la reducción del déficit fiscal y por las menores tasas de crecimiento real tanto

del gasto público como del gasto público social. Se aboga, por una mirada centrada no

solo en la evolución, el volumen, el destino y la sostenibilidad financiera de los recursos

públicos que conforman el gasto social, sino también en otras dimensiones institucionales.

De ese modo, dichos recursos cumplirán sus objetivos con eficacia, eficiencia, transparencia

y una adecuada rendición de cuentas mediante la implementación de políticas sociales

de calidad, como se plantea en la Agenda Regional de Desarrollo Social Inclusivo.


Resumen
Panorama Social de América Latina • 2022 ejecutivo 61

Bibliografía

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