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La Enseñanza: Ocasionalidad, Diálogo y Encuentro con el Otro.

Prof. Gloria Tarulli[1] Prof. Susana Sattler[2]

Nos proponemos en este espacio trazar algunas líneas que nos permitan
pensar la enseñanza, reconociendo que este pensamiento no puede dejar de
vincularse con un posicionamiento ético, político, social y educativo. Es por
esto que, el recorrido que realizaremos se asume como “uno posible” entre
otros y pretende abrir un espacio de reflexión para que juntos pensemos en
algunos aspectos que constituyen las situaciones de enseñanza.
En este sentido, partimos de reconocer que la enseñanza, objeto de estudio
de la Didáctica, articula en su constitución múltiples objetos, lo que sin dudas
complejiza no sólo la didáctica como disciplina sino que atraviesa la
enseñanza misma.
Coinciden entonces, y esto complejiza la problemática, el objeto de
estudio con la propia acción –que implica interpretación de significados- en
un campo en permanente construcción. Enseñanza en la cual se articulan y
relacionan diferentes componentes, de manera única, nueva y distinta en cada
situación. Situación que implica encuentro de saberes, al decir de Gadamer,
fusión de horizontes, donde me reconozco en cuanto reconozco los límites que
el otro me impone.
En este trabajo, pretendemos trabajar la enseñanza desde algunos ejes que
convocan nuestras miradas, permiten que nos interroguemos y nos
mantienen en vela. En este sentido abordaremos la enseñanza como
ocasionalidad, como conversación y como encuentro con el otro.

La enseñanza como ocasionalidad

“La experiencia es lo que sucede ‘entre’ y


lo que constituye y transforma a ambos.
Y eso, lo que sucede entre, la relación y la mediación
Que tiene el poder de fabricar lo que relaciona y lo que media...”
Jorge Larrosa[3]

“... la experiencia surge con esto o con lo otro,


de repente, de improviso,
y sin embargo no sin preparación”.
Hans-Georg Gadamer[4]

Jorge Larrosa y Hans-Georg Gadamer nos invitan a pensar la experiencia


desde un espacio de tensión entre lo previsible y lo imprevisible, lo pensado y
lo impensado, lo explícito y lo oculto, lo dicho y lo no dicho. Es, desde este
lugar de tensiones, que pretendemos pensar la enseñanza como experiencia
y como ocasionalidad.
Ocasionalidad que no entendemos como “un mero transcurrir”, sino como
un acontecimiento singular, único e irrepetible en el que se conjuga lo previsto
con la riqueza de lo imprevisto. En esto que sucede “entre” se juegan sentidos
inherentes a los saberes, a los sujetos, a la construcción metodológica, a lo
ideológico, a lo histórico, a lo político, lo curricular, lo institucional, por
nombrar algunos de los atravesamientos que tejen una trama particular en
cada situación de enseñanza.
Esta trama posee colores, formas y dimensiones que son únicas porque
se elabora con “otros”, otorgándole el valor de una pieza original, de un
valioso cuadro o de una melodía inédita, cuya réplica sólo se autocancelaría
en la medida que pretende parecerse a un “original”. En este sentido, la
“copia” transformaría en experimento las experiencias de enseñanza,
quitándole su propia esencia, su riqueza y su particularidad.
Reconocer la ocasionalidad de la enseñanza no implica desconocer la
intencionalidad de la misma, puesto que como práctica humana y social está
marcada por una direccionalidad. Esta direccionalidad, se pone en diálogo con
lo que ocurre en la situación de enseñanza, en este “entre”, en el que se
anudan y aparecen en forma de rizomas la participación de los alumnos, sus
aportes, sus interrogantes, su modo particular de vincularse con el saber, la
relación que se establece entre los sujetos, las intervenciones del docente, la
forma de resignificar cada aporte y hacerlo circular. Es aquí, en lo inédito de
cada experiencia que se produce un saber en situación y es este saber en
situación el que nos hace reconocer la limitación de toda previsión y al mismo
tiempo, su potencialidad.
Pensarla como potencialidad es reconocer su indeterminación, su carácter
incierto y la riqueza que en esto reside. Pensarla como potencialidad es
otorgarle un lugar de posibilidad, de apertura y es asumir el coraje de realizar
una fuerte apuesta a la enseñanza; reconociendo que es posible enseñar, que
tenemos que “volver a enseñar” y que es necesario que nos reconozcamos
como sujetos de la enseñanza.
En este sentido, queremos comentar que nos preocupa que muchas
veces en el nivel superior se supone que enseñar es acercarle la bibliografía a
los alumnos o informarlos, a través de una mera exposición, que en reiteradas
oportunidades es una presentación discursiva en la que el alumno es mero
espectador, con la que no puede construir un vínculo y por lo tanto no lo
interpela, no lo toca, no lo convoca, no puede habilitar la interrogación.
También, por lo general se supone que no es necesario tener en cuenta los
aspectos metodológicos ni los recursos, lo que hace que con frecuencia nos
olvidemos que además de enseñar “un saber” nuestra tarea, en las carreras
docentes, es la de enseñar un saber para quienes van a enseñar. La riqueza de
las experiencias que posibilitemos a nuestros alumnos contribuyen en la
generación de un vínculo con la enseñanza y con el conocimiento, vínculo que
sostendrá su futura tarea.
Este lugar del enseñante, este “nuestro lugar”, es un espacio que
requiere de un profundo compromiso a la hora de diagramar y concretar
instancias de enseñanza. “Nuestro lugar” supone la responsabilidad de,
parafraseando a Yves Chevalard, custodiar el saber que enseñamos y el saber
que se construye en la situación de enseñanza. Esta custodia tiene que ver con
atender especialmente a la legitimidad epistemológica y la pertinencia cultural
del saber.

La enseñanza como conversación


La enseñanza es una situación particular, singular e histórica en la
que el diálogo la atraviesa y le da forma, constituyéndola. Es por esto que
analizar la enseñanza supone pensar y escuchar la voz del otro, en tanto otro
distinto de mí que me interpela desde un lugar diferente ya que aporta otros
modos de comprender la realidad, otros recorridos, otras vivencias, otros
sentidos, otros sentires.
Esto es, habilitar la palabra, reconociendo la dimensión dialógica que
constituye la enseñanza. “... La creación y el mantenimiento de una relación
dialógica con los otros supone la formación de lazos emocionales como el
respecto, la confianza y el interés, y la expresión de rasgos de carácter o
virtudes como la paciencia, la capacidad de escuchar, la tolerancia ante el
desacuerdo”.[5]
Coincidimos con las ideas de este autor, y recuperamos la voz de
Paulo Freire, que platea a lo largo sus obras la importancia de un vínculo
pedagógico sostenido y construido a partir de una relación dialógica. Relación
que no es sólo una característica, sino que es constitutiva del saber que allí se
instala, se trabaja, se formula, se reformula, se apropia, se resignifica, se
construye y, en algunas ocasiones, se deja caer, se diluye.
Es a partir de este diálogo, en este encuentro con el otro, que se
produce una construcción de saberes en situación; en tanto los saberes de
docentes y alumnos se encuentran en este espacio en el que se produce
una “negociación de sentidos”, o en términos de Gadamer “una fusión de
horizontes”, donde me reconozco con limitaciones, saberes y modos de
comprender esos saberes. En esto radica la potencialidad y la posibilidad de la
enseñanza, en tanto apertura y construcción, no puede ser encorsetada en
sentidos fijados de antemano. Los saberes que se gestan en esta situación son
únicos, en tanto los sujetos que intervienen en esta construcción
son históricos, portadores de una cultura e inscriptos en una dimensión social.
Por lo tanto, no podemos dejar de reconocer que quienes intervenimos somos
portadores de marcos teóricos referenciales que sostienen nuestras
intervenciones que se ponen en diálogo con los saberes de los sujetos del
aprendizaje, generándose “un nuevo textos del saber”. En esto reconocemos
la autoría[6] de cada situación de enseñanza, en tanto producción única
construida con otros.
En esta situación dialógica se producen transacciones que supone “un
compartir y un acordar”- que siempre es un proceso- e implica asumir el
riesgo de construir algo nuevo, de embarcarnos en la aventura de conocer y
crear nuevas significaciones. Para esto, es imprescindible habilitar una
escucha abierta a las diferencias, dejarnos llevar por el otro a territorios
desconocidos, permitirnos pensar algunas cuestiones desde otros lugares y
estar dispuesto a abandonar algunas certezas.
En este sentido, recuperamos los aportes de Paulo Freire “El sujeto que
se abre al mundo y a los otros inaugura con su gesto la relación dialógica en
que se confirma como inquietud y curiosidad, como inconclusión en
permanente movimiento en la historia”.[7]

La Enseñanza como encuentro con el otro

Reconocer que la situación se enseñanza se construye a partir del diálogo,


que está mediada y enriquecida por la ocasionalidad, y que estos aspectos la
transforman en única e irrepetible, supone otorgarle “al otro” un lugar
protagónico. El otro que se constituye en tanto de diferencia de mí, pero
también en cuanto se asemeja a mí, y al asemejarse y diferenciarse me permite
construir también mi propia identidad.
En los espacios de enseñanza se concreta este encuentro con el otro, un
encuentro que tiene mucho de misterio si soy capaz de dejarme sorprender por
ese otro, si me permito maravillarme con ese otro, si lo reconozco desde la
riqueza de la diferencia.
Pensar la enseñanza como “encuentro con el otro” supone asumir la
indeterminación de cada acontecimiento, y reconocer la posibilidad de
construir un saber en situación, en el espacio de la clase. Es de un valor
incalculable la riqueza que encierran las relaciones con el otro y con los otros.
Pero este reconocimiento de la alteridad, no implica abandonar el lugar de
la enseñanza, de la explicación, de coordinación de la clase, de la tensión
permanente entre comprensión y explicación, entre lo lógico y lo analógico,
del tratamiento de los contenidos, por nombrar algunos.
Desconocerlos sería abandonar “al otro”, dejándolo a la deriva, a la
intemperie. Reconocerlo supone prepararme para ese encuentro, pensar en él,
diagramar recorridos pedagógicos, reflexionar en torno a las metodologías de
enseñanza. Implica, además, reconocerme a mí mismo como sujeto de la
enseñanza, asumiendo el lugar de responsabilidad en la relación con el saber y
con la construcción que de él se hace en cada situación de enseñanza.
El lugar de la enseñanza se constituye en tanto lugar con otros, pero el
abandono de este espacio supone el desconocimiento del otro, que al decir de
Freire sería el desprotegido.

Reflexionar en torno a la enseñanza desde estos lugares, como


ocasionalidad, como conversación y como encuentro con el otros nos invita a
pensar en la centralidad de la misma como espacio de producción del saber,
un espacio no determinado pero tampoco dejado al azar. Supone reconocer la
potencialidad de la enseñanza en tanto espacio de permanentes
construcciones.
Un espacio en el que como docentes asumimos la responsabilidad de
formación de alumnos universitarios, futuros profesores que tendrán a su
cargo la coordinación de situaciones de enseñanza.
En este sentido, esta producción pretender abrir un espacio de reflexión y
problematización para quienes tenemos a nuestro cargo la tarea de enseñar.
Bibliografía Consultada

 BURBULES, Nicholas: “El diálogo en la enseñanza”. Editorial Amorrortu.


Buenos aires, 1999.
 BRUNER, Jerome: “Realidad mental y mundos posibles”. Editorial Gedisa.
Bercelona, 1988.
 FREIRE, Paulo: “Pedagogía de la Autonomía”. Editorial Siglo XXI, 1996.
 GADAMER, Hans- George: “Verdad y Método I”. Ediciones Sígueme.
Salamanca, 1993
 JACKSON, Philip: “Práctica de la enseñanza”. Editorial Amorrutu. 1986
 LARROSA, Jorge: “Escuela, Poder y Subjetivación”, “Las tecnologías del
yo”. Editorial La Piqueta, 1995.
 MIGUELES, María Amelia: Notas de clases “Didáctica IV”. Facultad de
Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Entre Ríos. Paraná, 2005.
 SKLIAR, Carlos: “¿Y si el otro no estuviera ahí?”. Editorial Minh y Dávila.
Bueno Aires, 2003
 SALEME, María: “Decires”. Editorial Narvaja, 1997

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