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EL HUMANISMO EN MARX

Paula Constanza Díaz Omen

Economía política ll

Profesor: Fernando Salazar Silva

Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

Facultad, ciencias humanas y económicas

2023
ANTECEDENTES

La pérdida de la conexión del ser humano con su pensamiento es consecuencia de la construcción de


vínculos sociales enajenantes, es decir, las interacciones que se tienen en una sociedad en la que su
pensamiento está limitado por meramente las labores a las que se debe dedicar (convirtiéndose en una
máquina productora) y por la influencia de los gustos, pensamientos y preferencias de la sociedad burguesa;
esto crea una desconexión de la conciencia, los pensamiento ya se ven corrompidos y limitados, muy lejos de
ser libres y autónomos. El pensamiento es del ser mismo, pero al estar enajenado deja de serlo,
convirtiéndose ahora en algo contaminado y reducido a una fuerza de trabajo, esto se traduce como una
contradicción. ¿Cuál es la contradicción? El pensamiento enajenado.

El humanismo en Marx se basa en la filosofía de Hegel, sin embargo, Marx tiene un enfoque más
materialista, él plantea que la humanidad es el sujeto activo de la historia y la enajenación de la conciencia
impide la liberación de los trabajadores lo cual es fundamental para la creación de una sociedad justa y
equitativa.

Dicha enajenación es un limitante para que el ser humano se desarrolle plenamente. Estas limitaciones
pueden combatirse mediante el humanismo teórico y práctico. El humanismo es lo que se necesita para
lograr la emancipación humana (proceso de liberación).

Mediante el proceso de desarrollo del capitalismo surgió “La cultura del pensamiento positivo”, se originó en
el siglo XX principalmente gracias a la influencia del movimiento del Nuevo Pensamiento. Promueve la idea
de que el pensamiento positivo puede influir en los eventos de la vida, y que mantener una actitud positiva
lleva al éxito y la felicidad. Se enfoca en la posibilidad en lugar de los obstáculos. Estas ideas son
características de un enajenante de conciencia. Dicha cultura promueve la importancia de tener consigo
siempre una actitud mental positiva olvidando los pensamiento negativos que hacen parte de la realidad
social, con la ilusión de ser la herramienta que lleva al éxito y la felicidad en la vida. Una única idea de
felicidad: el éxito, el poder, el dinero y el consumo masivo; la sociedad en búsqueda de la misma felicidad, o
mejor aún, en búsqueda de un conjunto de deseos que alguien con poder impuso y llamó felicidad es un
perfecto ejemplo de la enajenación.

Esta búsqueda de felicidad (ajena) crea una distorsión de la realidad social, ya que la realidad no siempre es
sinónimo de felicidad y para alcanzar el éxito, según esta cultura, hay que vivir con la sonrisa siempre puesta
ignorando los problemas, esto incluye las problemáticas sociales que existan. Entonces:

¿De qué manera la promoción de la cultura del pensamiento positivo y la felicidad como un objetivo en la
sociedad, en lugar de abordar las desigualdades sociales, las oculta y perpetúa?
La promoción de esta cultura ha envuelto a tantas masas hasta el punto de crear revistas, periódicos y
noticieros que solo impartan noticias positivas con la “única finalidad” de que las personas no se agobien
más con noticas tristes y estremecedoras, entonces uno de los pasos a seguir para tener una mente positiva y,
por ende, alcanzar la felicidad, es ver la buena cara del mundo,

“Hombre que no sabía leer ni escribir hasta su adolescencia se convierte en el profesor negro más joven de
la universidad de Cambridge” (Good News Network)

Esto es un claro ejemplo sobre las buenas noticias que llevan a tener un pensamiento positivo, pero ¿qué
sucedería si todas las personas evaden las noticias del mundo real y se sumergen en su sitio web y su mente
programada para captar lo meramente positivo? ¿Quién puede concientizarse entonces de la realidad social?
Marx claramente señala:

"La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el
espíritu de una época sin espíritu. Es el opio del pueblo" (Marx, Crítica a la filosofía del derecho de Hegel).

El positivismo es el suspiro de una sociedad oprimida que no problematiza las desigualdades sociales, sino
que en cambio las naturaliza, a lo que similarmente Bárbara Ehrenreich expresa:

"El pensamiento positivo se ha convertido en una forma de culto, una religión sin iglesia, donde los fieles
son animados a ignorar la realidad y centrarse en sus pensamientos y emociones internas" (Barbara
Ehrenreich, 2010, p. 12).

Si la felicidad, agradecimiento y optimismo deben primar, sobre todo, el trabajador se convierte en una
máquina que se obliga a estar feliz, con su conciencia enajenada y también la noción de sus sentimientos, en
palabras de Marx:

"La producción capitalista, por tanto, sólo desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de
producción despojando al trabajador de todo derecho sobre el proceso de producción" (Marx, El Capital,
Tomo I).

En el contexto de la cultura positivista, es importante considerar cómo esta ideología puede influir en la
manera en que las personas ven su propia relación con el trabajo y la producción. El enfoque marxista ayuda
a comprender cómo esta cultura positivista puede reforzar la idea de que la sociedad es responsable de su
propia felicidad y éxito, lo que puede ocultar las condiciones sociales y económicas subyacentes que afectan
su situación. El objetivo principal es tener una comprensión de las relaciones entre los trabajadores, los
medios de producción y la cultura del pensamiento positivo mediante el uso de categorías. De esta manera,
podemos entender cómo esta ideología puede contribuir a la explotación del proletariado y cómo el
humanismo puede ser utilizado para luchar contra estas condiciones injustas y construir una sociedad más
justa y equitativa.

OBJETIVO

POSTURA

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