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TÍTULO VII

HOSPEDAJE

DEFINICIÓN ARTICULO 1713

Por el hospedaje. el hospedarte se obliga a prestar al huésped albergue, adicionalmente,


alimentación y otros servicios que contemplan Ia ley y los usos, cambio de una retribución. Esta
podrá ser fijada en torna de tarifa por la autoridad competente si se trata de hoteles. Posadas
otros establecimientos similares.

Comentario:

Manuel Muro Rojo

1. Antecedentes El contrato hospedaje es regulado por primera vez. como contrato típico en
el Derecho peruano, en el Código Civil de 1984. Esto no quiere decir que sea una figura
contractual de reciente formación: muy por el contra., sus antecedentes se remontan
hasta tiempos antiquísimos, pues como señala Arias Schreber (p. 665), -el desplazamiento
de las personas y el requerimiento vital de recuperarse de la fatiga de los viajes determinó
que desde antiguo surgiera la necesidad del albergue u hospedaje". Los orígenes de este
contrato se pierden, pues. en el tempo. Inclusive se dice que históricamente el concepto
de "hospitium¨. no es una creación del pueblo romano (ZAR, citado por ARIAS SCHREIBER,
p. 665), sin embargo, como actividad económica si se organiza recién en Roma como una
forma primitiva de prestación de servicios.
En todo caso, se puede hallar en las Siete Partidas alguna referencia al hospedaje con
motivo de los bienes que se dan en depósito al contratar albergue; diciéndose más o
menos así: mandamos que todos las cosas que los hombres que van camino por tierra o
por mar. metieron en las casas de los hostaleros, o de los taberneros, o en los navíos que
andan por mar o por los ríos; aquellas que fueron y metidas, con sabiduría de los señores
de los hostales, o de las tabernas, o de las naves, o de aquellos que estuvieron en lugar de
ellos. que las guarden de guisa que se pierdan, ni se menoscaben por su negligencia, por
engaño que ellos hiciesen. o por otra culpa, o si las hurtasen algunos de los hombres que
vienen con ellos; entonces ellos serían tenidos de pechar todo cuanto perdiesen. o
menoscabasen (Ley 26, tit. part. 5., cfr. LEON BARANDIARAN, p. 155). Más adelante, el
negocio de hospedaje y la consecuente relación contractual que de este se origina, se
acrecienta en la Edad Media y se convierte en una actividad masiva y habitual con el paso
del tiempo hasta llegar a nuestros días; sin embargo, en el Perú la figura contractual, si
bien es reconocida como contrato nominado, no adquiere tipicidad propia si no recién con
el Código Civil vigente, es decir, antes de ello no se régulos en los códigos de 1852 ni de
1936.
Los primeros vestigios normativos en relación con esta figura se dan a Partir del decreto
supremo sobre casas de hospedaje (20 de abril de 1946) del decreto supremo
reglamentario de la industria hotelera (6 de agosto de 1949) y el reglamento de
establecimiento de Hospedaje (D.S. N° 006-73-1C/DS de 29 de marzo de 1973).
Posteriormente se dictaron tres Reglamentos de Establecimientos de Hospeda derogando
el de fecha más reciente al inmediato anterior; así tenemos el aprobado por D.S. N° 012-
94-ITINCI de 22 de junio de 1994; el aprobado por D.S. N° 023-2001-1T1NCI del 13 de julio
de 2001; y el aprobado por D.S. N° 029-2004-MINCETUR de 27 de noviembre del 2004, en
actual vigencia. Cabe precisar que las disposiciones contenidas en estos reglamentos son
de orden administrativo, de manera que regulan la clasificación, categorización, requisitos,
condiciones mínimas, supervisión, infracciones y sanciones, entre otros: aspectos, de los
establecimientos dedicados a la actividad de hospedaje. Salvo la definición de "contrato
de hospedaje" que se puede hallar en ellos, no están normadas las relaciones jurídico-
contractuales entre el hospedante y el huésped; esto recién se da, como ya se dijo, en los
artículos 1713 al 1727 del Código Civil de 1984.

2. Definición
El contrato de hospedaje es definido legalmente en el Código Civil por el artículo 1713, en
los siguientes términos: "Por el hospedaje, el hospedante se obliga a prestar al huésped
albergue y, adicionalmente, alimentación y otros servicios que contemplan la ley y los
usos, a cambio de una retribución. Esta podrá ser fijada en forma de tarifa por la autoridad
competente si se trata de hoteles, posadas u otros establecimientos similares".
Para nosotros esta definición, que data desde 1984, es la que realmente describe la figura
y determina sus elementos; pues si bien el actual Reglamento de Establecimientos de
Hospedaje también contiene aparentemente una definición de este contrato, según se
podría desprender de su artículo 3 literal o), en realidad lo que allí se señala no es propia-
mente una definición de la figura; pues se dice que: "Es la relación jurídica que se genera
entre el huésped y el establecimiento de hospedaje, por la sola inscripción y firma en el
Registro de Huéspedes, se regula por el Derecho común, las normas del propio estable-
cimiento de hospedaje y las disposiciones contenidas en el presente reglamento / Las
agencias de viajes y turismo u otras personas naturales y jurídicas que pudieran
intermediar en la contratación de los servicios de alojamiento, no son parte del contrato
de hospedaje referido en el párrafo precedente".
Como se puede observar, en el reglamento se alude a otras cuestiones: la forma, la
normativa aplicable y la aclaración, obvia e innecesaria, de quienes no son parte del
contrato.
3. Elementos del contrato
De la definición legal del contrato de hospedaje se desprenden sus principales elementos,
que ahora vamos a detallar. En cuanto al elemento subjetivo, en este contrato las partes
son el hospedante y el huésped. El hospedante puede estar organizado como persona
natural, negocio unipersonal o persona jurídica, en este último caso bajo cualquiera de las
modalidades reguladas en la Ley General de Sociedades, o como empresa individual de
responsabilidad limitada, conforme al D.L. N° 21621. De acuerdo al Reglamento de
Establecimientos de Hospedaje estos se clasifican y/o categorizan en la siguiente forma:
Hotel (1 a 5 estrellas); Apart - Hotel (3 a 5 estrellas); Hostal (1 a 3 estrellas); Resort (3 a 5
estrellas); Ecolodge y Albergue, estos últimos sin rango de estrellas.
Es pertinente agregar que para que el hospedante pueda operar como tal, sea como fuere
que esté organizado o constituido legalmente, debe cumplir los requerimientos y
exigencias formales que señala el Reglamento de Establecimientos de Hospedaje vigente.
Tales exigencias son, por ejemplo, que para el inicio de actividades deberán: i) estar
inscritos en el Registro Único de Contribuyentes (RUC); ii) contar con licencia municipal de
funcionamiento, y iii) cumplir con las demás disposiciones municipales correspondientes.
Así-mismo, las condiciones mínimas que deben cumplir los establecimientos de hospedaje
son: i) seis habitaciones o más; ii) ingreso para la circulación de los huéspedes y personal
de servicio; iii) área de recepción; iv) botiquín de primeros auxilios; v) área de las
habitaciones (incluyendo el área de clóset y guardarropa) con 6 m2 o más; vi) área total de
los servicios higiénicos privados o comunes con 2 m2 o más; vii) servicios higiénicos
revestidos con material impermeable y área de ducha con revestimiento de 1.80 m; viii)
ascensor, en caso de establecimiento de cinco o más plantas; entre otros requerimientos.
Con relación al huésped, este necesariamente por razones obvias debe ser persona
natural. Por otro lado, en lo que concierne a los elementos objetivos, es decir, a las
prestaciones que se derivan de las obligaciones de las partes, el hospedante está obligado
a prestar alojamiento o albergue en las habitaciones de su local y, adicionalmente,
alimentación y otros servicios que pudieran haberse convenido (lavandería, por ejemplo).
Además, el hospedante asume una obligación subsidiaria y consecuente responsabilidad
respecto de la custodia o eventual depósito de los bienes del huésped, a lo cual nos
referiremos al comentar los artículos 1718 al 1724. A su turno, el huésped está obligado a
pagar la respectiva retribución, la misma que normalmente está fijada a modo de tarifa, y
aunque la norma dice que esta puede ser aprobada por la autoridad administrativa
competente, esto en la realidad no ocurre, rigiéndose por las reglas del mercado de oferta
y demanda.
4. Caracteres del contrato
Entre los principales caracteres de este contrato tenemos los siguientes:
 Se trata de un contrato nominado y típico.
 Es un contrato que se puede presentar como simple o complejo, dependiendo de
si la prestación se reduce al alojamiento o se extiende a otros servicios
(alimentación, lavandería, estacionamiento).
 Es un contrato de naturaleza civil o mercantil, pues puede ser celebrado por
particulares que no ejercen la actividad habitualmente, como por hospedantes
organizados empresarialmente.
 El hospedaje es un contrato principal, pues no depende jurídicamente de otro
contrato.
 Es un contrato consensual, pues se forma con el solo consentimiento de las partes,
aun cuando el Reglamento de Establecimientos de Hospedaje señale que se forma
por la sola inscripción y firma en el Registro de Huéspedes.
 Es un contrato de duración, por el tiempo que dure el alojamiento del huésped.
 No es un contrato de negociación previa, cláusulas predispuestas aprobadas o no
por la autoridad administrativa.
 Es un contrato de prestaciones recíprocas, oneroso y conmutativo.

NORMAS REGLAMENTARIAS Y CLÁUSULAS GENERALES 11

ARTÍCULO 1714

El hospedaje se sujeta además a las normas reglamentarias y a las cláusulas generales de


contratación aprobadas por la autoridad competente.
Comentario:

Manuel Muro Rojo

Por lo general la normativa correspondiente a los contratos nominados y típicos de naturaleza civil
se halla, como es obvio, en el Código Civil, sin perjuicio de ciertas disposiciones de diverso orden
relacionadas con aquellos, que se pueden encontrar en otra clase de normas; tal el caso, por
ejemplo, de disposiciones tributarias, administrativas regístrales o municipales vinculadas con
determinados contratos.

Al respecto, señala Castillo Freyre (p. 64) que, en efecto, la mayoría de contratos limitan su
tratamiento legal a las normas contenidas en el Código Civil, pero ello no sucede en el caso del
hospedaje, debido a que se trata de "un contrato cuya importancia va más allá de las propias
partes que lo celebran, pues estamos hablando de una actividad en donde los establecimientos
brindan un servicio al público usuario o consumidor"; debiendo considerarse, además, que dicho
contrato tiene un rol preponderante en una de las actividades de mayor relevancia que en
tiempos actuales viene promoviendo el Estado, que es la actividad turística.

En esa misma línea, Arias Schreiber (p. 676) expresa que, por su naturaleza, y por razones de
control y seguridad, así como para beneficio de los huéspedes, el contrato de hospedaje -o mejor
dicho, las prestaciones derivadas del servicio que brindan los establecimientos dedicados a ese
negocio- es supervisado por la autoridad administrativa, que en este caso es el Ministerio de
Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR). Al comentar el artículo 1713 del Código, ya nos hemos
referido a grosso modo a los antecedentes legislativos y a la normatividad complementaria sobre
esta materia, por lo que en esta parte conviene referirnos a dos de las normas reglamentarias de
mayor relevancia que se conectan directamente con el artículo 1714:

a) El Reglamento de Establecimientos de Hospedaje (D.S. N° 029-2004-MINCETUR de 27-11-


2004), que consta de 7 capítulos, 31 artículos, 7 disposiciones transitorias,
complementarias y finales, y 8 anexos.

El primer capítulo, referido a las disposiciones generales, regula el objeto del reglamento, el
ámbito de aplicación para todos los establecimientos que prestan el servicio de hospedaje, la
clasificación y categorización de los mismos, y las definiciones de la terminología corriente
relacionada con el negocio y actividad de hospedaje. El capítulo segundo tiene contenido
meramente administrativo, pues se refiere a la competencia y funciones de los órganos regionales
para la aplicación del reglamento. El capítulo tercero es de suma importancia porque regula todo
lo concerniente a la autorización y funcionamiento de los establecimientos de hospedaje
(requisitos para iniciar actividades y condiciones mínimas que deben cumplir, así como la
verificación de las mismas). El cuarto capítulo se ocupa del régimen de clasificación y
categorización, incluyendo la solicitud, el certificado, el procedimiento, el uso de la placa indicativa
y el directorio de establecimientos. El quinto capítulo concierne a las visitas de supervisión a
efectos de verificar el cumplimiento de la normatividad administrativa por parte de los
establecimientos de hospedaje. El sexto capítulo establece brevemente el régimen sobre el
cambio del titular de los establecimientos de hospedaje; y en el último capítulo se desarrolla el
régimen de atención y registro de huéspedes. En suma, se trata mayormente de disposiciones
reglamentarías de carácter predominantemente administrativo para el correcto funcionamiento y
desarrollo de la actividad de hospedaje; por lo que no se halla en este reglamento norma alguna
sobre la relación contractual entre hospedante y huésped.

b) La escala de infracciones y sanciones aplicable a los establecimientos de hospedaje


clasificados y categorizados (R.M. N° 147-2001-1TINCI-DM de 26-07-2001), que cons-ta
solo de 4 artículos y que básicamente distingue las infracciones leves sancionables con
amonestación escrita y las infracciones graves sancionables con multa; así como las
sanciones de cambio de clase o categoría, cancelación de las mismas y cancela-ción de la
acreditación como establecimiento turístico.

DERECHOS DEL. HUÉSPED

ARTÍCULO 1715

El huésped tiene derecho a exigir del hospedante que la habitación presente las condiciones de
aseo y funcionamiento de servicios normales y que los alimentos, en su caso, respondan a los
requisitos de calidad e higiene adecuados.

Comentario:

Manuel Muro Rojo

Este artículo se refiere a los más elementales derechos del huésped. Bien vistas las cosas, la norma
aparece regulando una exigencia de Perogrullo, pues es un valor entendido que un
establecimiento dedicado habitualmente al negocio de hospedaje no puede soslayar las
condiciones básicas a las que alude la presente disposición; en ese sentido, la norma parecería
simplista e innecesaria, tal como revela Arias Schreiber (p. 677). No obstante, este autor expresa
que se consideró conveniente incorporar esta norma al Código Civil para salvaguardar los
derechos fundamentales de todo huésped, teniendo en cuenta "la realidad en que vivimos y el
hecho de que en gran parte de los lugares donde se presta hospedaje las instalaciones no reúnen
las más elementales condiciones vitales" (ARIAS SCHREIBER, ibídem). Del mismo parecer es Castillo
Freyre (p. 65), quien manifiesta que hace bien el Código Civil en precisar que las condiciones que
debe presentar la habitación en cuanto a aseo y a funcionamiento de servicios deben ser las
"normales", empero aclara que esto debe entenderse como que deben ir de la mano con lo que a
su turno significa "situación de normalidad" de acuerdo a la categoría del establecimiento.

Al respecto, es pertinente mencionar que de acuerdo a los artículos 2 y 3 del Reglamento de


Establecimientos de Hospedaje (D.S. N° 029-2004-MINCETUR), estos se encuentran legalmente
clasificados y categorizados bajo un sistema de rango de "estrellas", así como debidamente
establecidas (en el anexo de dicho reglamento) las condiciones de funcionamiento y servicios que
deben ofrecer de acuerdo a su clase y categoría; además, el artículo 29 del reglamento señala,
como regla general, que las instalaciones de los establecimientos de hospedaje deben estar en
óptimas condiciones de conservación, presentación, funcionamiento, limpieza y seguridad, de
modo que permitan su uso inmediato y la prestación adecuada de los servicios ofrecidos desde el
día que inicia sus operaciones.
Así, pues, el tema del funcionamiento de los servicios inherentes a la habitación aparece con
meridiana claridad, pues tal funcionamiento en condiciones "normales" se aprecia en base a un
mero dato objetivo, teniendo en consideración la categoría del establecimiento y los requisitos
que para ella deben cumplirse. Esto no significa que mientras más baja sea la categoría se permita
la disminución de los estándares de calidad y de funcionamiento óptimo o normal de los servicios;
sino que todos los servicios deben funcionar siempre en forma normal y adecuada,
independientemente de la categoría del establecimiento, solo que en unos el hospedante podrá
ofrecer mayores servicios o comodidades, mientras que en otros se limitará a los más básicos,
precisa-mente en función a la categorización.

En cuanto al tema del aseo e higiene de la habitación, Castillo Freyre (p. 65) expresa que el asunto
no se manifiesta con similar claridad; al parecer este autor reconoce cierto grado de subjetividad
con relación a este aspecto, lo cual se entiende dada la divergencia de criterios que pueden tener
las personas respecto a los niveles de aseo e higiene de las cosas. En todo caso el Reglamento de
Establecimientos de Hospedaje solo contiene dos disposiciones sobre el particular: i) el cambio
regular de sábanas (artículo 7 inc. j), y ii) la limpieza diaria (artículo 7 inc. k); lo cual, como es obvio,
no puede entenderse limitadamente a estas dos prestaciones.

Cabe agregar que, como bien dice Castillo Freyre (p. 65), las exigencias del numeral 1715 del
Código no deben circunscribirse a la habitación del huésped, es decir al ambiente privado del
hospedaje, sino a todas las instalaciones del establecimiento, tal como fluye de las normas del
citado reglamento. En cualquier caso, si el establecimiento no observara las reglas sobre las
condiciones de conservación, funcionamiento, higiene y seguridad, podrá ser multado
administrativamente, puesto que ello constituye infracción grave, según la R.M. N° 147-2001-
1TINCI-DM (escala de infracciones y sanciones aplicables a los establecimientos de hospedaje
clasificados y categorizados).

EXHIBICIÓN DE TARIFAS Y CLAUSULAS GENERALES

Articulo 1716

Los establecimientos destinados a hospedaje exhibirán en un lugar visible las tarifas y clausulas
generales de contratación que rigen este contrato.

Comentario:

la prestación principal del huésped en un contrato de hospedaje es, obviamente, el pago de la


retribución por el alojamiento brindado en el establecimiento; sin embargo para poder cumplir
con esta obligación- y en realidad para poder decidir la propia celebración del contrato y asumir la
responsabilidad en cuanto a dicha prestación-el huésped debe estar debidamente informado
sobre las respectivas tarifas y, adicionalmente, sobre las condiciones generales de contratación
que impone el hospedante.

Si el contrato de hospedaje fuera paritario, la norma contenida en este artículo no hubiera sido
necesaria, puesto que las partes bien podrían negociar precio y condiciones previamente a la
celebración del contrato; empero ocurre que los contratos de hospedaje que se celebran por
adhesión sobre la base de cláusulas generales predispuestas, de modo que el huésped
prácticamente no negocia tales cuestiones y ordinariamente, solo tiene la posibilidad de aceptar o
rechazar las tarifas y condiciones que ofrece el hospedante.

En esa línea, la disposición del artículo 1716 tiene por finalidad proteger los derechos e intereses
de los huéspedes (ARIAS SCHREIBER, p. 677), siendo pues una norma necesaria, máxime si "la
tarifa es uno de los elementos esenciales-especiales del contrato de hospedaje oneroso. Mal
podría entenderse celebrado un contrato de estas características, si el huésped desconociera la
tarifa que va a regir durante su estadía en dicho establecimiento" (CASTILLO FREYRE, p. 66).
Asimismo, aclara este autor que la exhibición de las cláusulas generales de contratación resulta
indispensable para que las mismas se incorporen al contrato de hospedaje en caso de no haber
sido aprobadas por la autoridad administrativa, en aplicación de lo señalado en el artículo 1397 del
Código Civil; o, si tales cláusulas generales estuvieran aprobadas, se incorporarían
automáticamente a todos los contratos de hospedaje que celebre el establecimiento que obtuvo
dicha aprobación, conforme al artículo 1393 del mismo Código. Sobre este tema, el artículo 30 del
Reglamento de Establecimientos de Hospedaje vigente, aprobado por D.S. N° 029-2004-
MINCETUR, reitera la disposición a que se contrae el artículo bajo comentario, señalando que en el
establecimiento debe mostrarse en forma visible, tanto en la recepción como en las habitaciones,
las tarifas, la hora de inicio y el término del día hotelero y demás condiciones del contrato de
hospedaje. Como puede apreciarse, en este caso la regulación es más precisa en cuanto al tema de
la exhibición, ya que no solo se limita a decir que debe ser en un lugar "visible", como dispone un
poco vagamente el Código Civil, sino que dicho lugar visible es, conforme al citado reglamento, el
ambiente de recepción del local y las habitaciones donde se brinda el hospedaje, con lo que no
cabe duda de que los huéspedes tendrán a su alcance la mencionada información en ubicaciones
que les son perfectamente accesibles. Finalmente, conviene mencionar que no obstante lo
expresado, en la escala de infracciones y sanciones aplicables a los establecimientos de hospedaje,
aprobada por R.M. NI 147-2001-ITINCI-DM, no aparece como infracción sancionable la no
exhibición de las tarifas, como si se sanciona (tanto en la recepción como en las habitaciones) la
hora de inicio y termino del día hotelero, lo cual constituye una infracción leve que da lugar a una
amonestación escrita. Se advierte, pues una deficiencia en el régimen sancionador, la cual debe
ser corregida para incorporar como sanciones la no exhibición de tarifas y de las clausulas
generales de contratación, es decir, no solo lo relativo al día hotelero.

DERECHO DE RETENCIÓN EN EL HOSPEDAJE

Articulo 1717

Los equipajes y demás bienes entregados o introducidos por el huésped responden


preferencialmente por el pago de la retribución del hospedaje y por Ios daños y perjuicios que
aquel hubiese causado al establecimiento, pudiendo eI hospedante retenerlos hasta su
cancelación.

Como se sabe. el derecho de retención es un mecanismo jurídico que puede emplear el acreedor
para lograr que su crédito sea satisfecho, encontrándose reconocido y legislado en los artículos
1123 a 1131 del Código Civil.
La figura opera como un procedimiento válido para que los acreedores consigan, con auxilio de
este medio, un pago que normalmente les sería muy difícil de obtener, siendo una herramienta
útil, aunque solo procede en ciertos casos y en determinadas circunstancias; uno de estos casos es
en el contrato de hospedaje, según Io previsto en el artículo 1717 bajo comentario.

Así, pues, el derecho de retención consiste en la facultad otorgada al acreedor titular de un


derecho de crédito, de mantener en su poder un bien de su deudor, hasta que dicho crédito sea
pagado o suficientemente garantizado (artículo 1123 del C.C.). Se trata de un derecho real de
garantía, aunque con caracteres especiales que difieren de las garantías reales clásicas.

Conforme al artículo 1123 del Código Civil, para la procedencia y ejercicio del derecho de
retención debe estar dicho derecho reconocido expresamente en la ley o cuando haya conexión
entre el crédito debido y el bien que se retiene. Complementariamente, deben cumplirse algunas
premisas obvias: i) la existencia de una relación jurídica y de un crédito exigible; ii) la posesión por
parte del acreedor de un bien adquirido legítimamente; iii) la insuficiencia de garantía del crédito;
iv) que el bien sea susceptible de ser retenido.

Así, pues, lo señalado en el artículo 1123 alude a dos supuestos excluyentes entre sí, atendiendo a
la disyuntiva "o" que se emplea en el texto de la norma. Cuando decimos que son excluyentes nos
estamos refiriendo a que la retención procede en casos específicos y puntuales señalados en la
ley, sean cuales fueren las condiciones en que dicho derecho esté regulado, es decir, aun cuando
no se cumpla el requisito de la conexión (que es el otro supuesto excluyente).

Esto ocurre, precisamente, en el caso del artículo 1717 del Código Civil, en lo que concierne a los
equipajes y bienes "introducidos" por el huésped a un establecimiento de hospedaje (se entiende
a su habitación), los mismos que responden por la retribución de hospedaje no pagada y por los
daños y perjuicios causados. Se observa que no hay conexidad directa entre los bienes retenidos
(equipaje introducido) y el crédito adeudado, habida cuenta que este tiene relación con el
alojamiento o albergue brindado y no con el equipaje. Distinto es el caso de los bienes
"entregados" (por ejemplo, dinero o joyas) en calidad de custodia o depósito, puesto que en este
caso el hospedante responde como depositario, de manera que el crédito a su favor si guardaría
conexidad con los bienes que mantiene en su poder.

Así, pues, estando reconocido el derecho de retención a favor del hospedante, hay que interpretar
con cuidado la norma del artículo 1717, pues conforme a su texto literal podría pensarse que el
hospedante esté autorizado para hacerse pago de la deuda del huésped directamente con los
bienes que fueron introducidos al establecimiento o que le fueron entregados en custodia o
deposito; es decir, que podría apropiarse de ellos.

Sin embargo, esto no es así; pues, si bien el hospedante puede retener los bienes del huésped,
sucede que, para hacerse cobro del crédito, en caso que finalmente este no fuera cancelado, debe
seguir el procedimiento ordinario de ejecución de la garantía, dado que el derecho de retención
tiene carácter de garantía real según ya hemos mencionado'
En tal sentido, sería aplicable lo dispuesto en los artículos 720 y siguientes del Código Procesal Civil
que regulan el proceso de ejecución de garantías, de manera que el hospedante satisfará su
acreencia con el producto del remate.

RESPONSABILIDAD DEL HOSPEDANTE COMO DEPOSITARIO

Articulo 1718

EI hospedante responde como depositario por el dinero, joyas, documentos y otros bienes
recibidos en custodia del huésped y debe poner en su cuidado Ia diligencia ordinaria exigida por la
naturaleza de la obligación y que corresponda a Ias circunstancias de Ias personas, del tiempo y
del lugar.

Comentario:

Además de la obligación principal. en el contrato de hospedaje tiene importante protagonismo


una obligación secundaria del hospedante que se genera a consecuencia de la prestación del
alojamiento y que consiste en custodiar o responder por los bienes del huésped a pesar de ser
técnicamente una obligación subsidiaria. en la realidad parece tener más relevancia que la
prestación de alojamiento.

Es usual que el huésped lleve consigo equipaje, pertenencias y bienes en general inclusive
automóvil. los cuales son de distinta naturaleza, uso y valor. Es también usual que los bienes del
huésped permanecen dentro del local de hospedaje mientras este no necesariamente esté en su
habitación. es decir, cuando se halla lejos del ámbito de vigilancia de dichos bienes y muchas veces
sin adoptar medidas de seguridad. Por ello. y considerando además que es inherente a este
contrato que personal a cargo del hospedante ingrese a les habitaciones a realizar servicios de
limpieza, existe entonces un cierto riesgo de que los bienes, al estar relativamente expuestos,
puedan ser sustraídos, extraviarse o deteriorarse; por ese motivo se considera pertinente regular
la responsabilidad del hospedante en relación con estos eventos.

Sobre el particular, León Barandarián (pp. 155-156), comentando el Código de 1936, expresa que
el depósito aquí -o sea dentro del marco de un contrato de hospedaje viene a ser una operación
jurídica subsidiaria, y como el hotelero y el posadero ejercen una actividad lucrativa, un oficio, una
actividad permanente y remunerada, se les exige que asuman la responsabilidad como
depositarios, con relación a los efectos (bienes) cuando, como actividad profesional u oficio
permanente y notorio, brinden hospedaje a cualquiera que lo solicite.

Ahora bien, siguiendo al maestro, la responsabilidad se manifiesta de dos maneras: cuando los
bienes han sido en verdad introducidos, y cuando estos han sido realmente entregados al
hospedante. Los artículos 1719 y 1720 del Código Civil vigente se refieren a los bienes
“introducidos”, mientras que los artículos 1718 y 1721 aluden a los bienes “entregados”.

En el caso del artículo 1718, que ahora se comenta, la norma se refiere, pues, a los bienes que han
sido “entregados” al hospedante a efectos de custodia, por lo que se indica que en tal caso dicho
hospedante responde como depositario, lo cual es lógico porque en realidad este ha quedado
constituido en depositario al haber recibido los bienes bajo dicho título y no para otros fines.

Explica León Barandarián (pp. 156-157) que en la hipótesis comentada se ha realizado un depósito
por parte del huésped, quien ha “entregado realmente” ciertos objetos al hotelero u hospedante.
Y no podría ser de otra manera, porque ha habido entrega real, física, tradición en la propia
acepción de la palabra, con cargo obviamente a que los bienes sean posteriormente devueltos.

El dispositivo que se analiza no limita, en realidad, la posibilidad de custodia o depósito a


determinados objetos; pues si bien da preponderancia al dinero, joyas y documentos, o sea a
bienes de importante valor, luego agrega Ia expresión “y otros bienes”, con lo que en realidad
pueden ser estos de cualquier clase, a diferencia de lo previsto en el artículo 1626 del Código
derogado. que circunscribía este tipo de depósito solo a determinadas especies de objetos (dinero,
valores u objetos preciosos). En cualquier caso, Io relevante en la norma es que los bienes se
entregan físicamente bajo tal título (custodia o deposito) y, por tal motivo. deben aplicarse Ias
normas sobre el contrato de depósito (artículos 1814 a 1856) en cuanto sea posible.

Dos atingencias finales con relación a este artículo: i) que el hospedante debe actuar con la
diligencia ordinaria en los términos que enuncia la norma, lo que en opinión de Castillo Freyre (p.
79) significa que se esté aludiendo a Ias diferentes categorías de establecimientos de hospedaje y
a las medidas de seguridad con que deben contar estos según Ia categoría a la que pertenezcan; y
ii) que la responsabilidad del hospedante no esté limitada cuantitativamente, según expresa Arias
Schreiber (p. 679), dada la calidad de depositario que le asigna la Ley.

RESPONSABILIDAD DEL HOSPEDANTE POR OBJETOS DE USO CORRIENTE

Articulo 1719

El hospedante responde igualmente de los objetos de uso corriente introducidos por el huésped,
siempre que éste cumpla Ias prescripciones del aviso que estaré fijado en Lugar visible de Ias
habitaciones. La autoridad competente fijará el Limite de la responsabilidad.

CONCORDANCIAS: C.C. art. 1720. 1721

Comentario:

Manuel Muro Rojo

A diferencia del artículo anterior, el artículo 1719 se refiere a los bienes meramente “introducidos”
por el huésped, Io cual supone no solo la ausencia de entrega de los mismos al hospedante para
fines de custodia, sino inclusive la eventual ausencia de declaración sobre el ingreso de tales
bienes y, por consiguiente, eI desconocimiento por parte del hospedante de que estos se hallan al
interior del establecimiento (salvo que se ejerza el derecho previsto en el numeral 1720). En este
escenario no puede hablarse de depósito y menos aplicar Ias normas de este contrato, en la
medida en que no ha habido entrega directa.

Así, pues, debe recordarse que, como afirmamos al comentar el artículo 1718, la responsabilidad
del hospedante se manifiesta de dos maneras: cuando Ios bienes han sido en verdad introducidos,
y cuando estos Ie han sido realmente entregados. Ahora estamos tratando del caso de Ios bienes
“introducidos", debiendo precisar, adicionalmente, que Ios bienes de que trata la norma son solo
los de uso corriente, y ya no Ios bienes de valor, como dinero o joyas.

Sobre este tema León Barandarián (p. 156) comenta que “el viajero (léase huésped) al ocupar el
hotel o posada, para permanecer allí por cierto tiempo, mayor o menor, introduce Ios efectos
materiales que lleva consigo, y aunque no Ios entregue realmente al hotelero o posadero, es decir,
aunque no entregue especialmente tales objetos, es considerado frente al hotelero como
depositante; hay una especie de depositum ficto. Basta que hayan sido introducidos dentro del
hotel, de modo que hay aquí un elemento de juicio de orden especial: el depósito se reputa
constituido, y hay la correspondiente responsabilidad del hotelero por el simple factum de que las
cosas estén in situ dentro del hotel, y mientras estén en él. No se necesita que haya efectivamente
entrega de Ios efectos. De este modo existe aquí un especial depósito, por falta de entrega real
(...)”.

Arias Schreiber (p. 680), opinando en contra, señala que la hipótesis del numeral 1719, consistente
en que el huésped introduce a la habitación sus pertenencias de uso corriente, no constituye un
caso específico de depósito, según veníamos también afirmando antes de transcribir Ia postura de
León Barandarián; sin embargo, la obligación y responsabilidad de custodia esté igualmente
implícita, siempre que el huésped cumpla con las prescripciones fijadas en lugar visible de las
habitaciones y destinadas a que adopte ciertas precauciones de seguridad.

Castillo Freyre (p. 80) es también participe de esta opinión, pues expresa que la norma se refiere a
las pertenencias que el huésped lleva siempre consigo y que al tratarse de bienes de uso corriente
es claro que no Ios da en custodia al hospedante, independientemente de su valor; pero ello no
implica que el establecimiento de hospedaje se desentienda del tema y permita que queden en
situación vulnerable frente a terceros o frente a su propio personal.

Concluyen ambos autores que la responsabilidad del establecimiento de hospedaje en estos casos,
por sustracción, pérdida o deterioro de los bienes “introducidos”, es obviamente limitada y, por
tanto, diferente a la que asume el hospedante cuando efectivamente recibe Ios bienes en
custodia, como ya hemos visto. En este punto dice la norma que el tope de la responsabilidad
debe ser fijado por la autoridad competente, empero no existe norma al respecto.

Por Ultimo, hace notar León Barandarián (p. 157) que, en cuanto a los objetos meramente
introducidos, desaparece Ia responsabilidad del hospedante si el huésped no observa, por su
parte, las prevenciones que Ios hoteleros y posaderos, o sus sustitutos, les hubiesen hecho sobre
el cuidado y vigilancia de los efectos. Agrega que se trataría, pues, de una falta contractual en la
que incurriría el huésped; lo que explica y justifica la irresponsabilidad del hospedante en tal
supuesto.
DECLARACION DE OBJETOS DE USO COMUN

Articulo 1720

El hospedante tiene derecho a solicitar del huésped, dentro de las veinticuatro horas de su
ingreso. una declaración escrita de los objetos de uso común introducidos, así como a comprobar
su exactitud.

Comentario:

La norma de este artículo se refiere a un asunto de exclusivo interés del hospedante, y esté en
directa relación con el numeral 1719 del Código Civil, que se refiere a Ios bienes de uso corriente o
común del huésped que han sido introducidos al establecimiento de hospedaje.

Se trata, pues, de un derecho del hospedante de conocer con certeza y exactitud los bienes
realmente introducidos por el huésped; en tal sentido, la norma faculta al primero a solicitar al
segundo una declaración escrita de dichos bienes (los de uso común o corriente), declaración o
listado que en la práctica puede ser elaborado por el propio huésped o por ambas partes teniendo
a la vista Ios bienes en cuestión, ya que el otro aspecto de la mencionada facultad es la
comprobación física in situ de la identidad de los mismos, lo que implica por tanto examinarlos; sin
embargo nada impide que tales actos -declaración y comprobación realicen en momentos
diferentes.

Sobre el asunto tratado, Ia norma establece un plazo de 24 horas, respecto del cual hay que hacer
dos atingencias: i) que el cómputo de tal plazo, según la norma, es a partir del ingreso del huésped
al establecimiento, lo que resulta lógico, y no desde la celebración del contrato de hospedaje, que
en los hechos puede ocurrir en fecha anterior al ingreso y no necesariamente en forma coetánea;
y ii) que el mencionado plazo que la ley otorga es para el hospedante, a fin de que este solicite la
declaración de bienes de uso común ingresados por el huésped, es decir, que el derecho se ejerce
con el solo pedido según fluye del tenor expreso de la norma, aun cuando la declaración del
huésped y la comprobación se efectúen fuera de dicho plazo; en tal sentido, el hospedante pierde
el derecho que le confiere Ia ley solo cuando no hace Ia solicitud dentro de las 24 horas, en cuyo
caso entendemos se produce la caducidad del derecho; pero este no se pierde si tal solicitud se
formula en tiempo oportuno a pesar de que, reiteramos, la declaración y comprobación se
realicen vencido el plazo.

El objeto de la disposición no es solo limitar Ia responsabilidad del hospedante respecto de los


bienes declarados y debidamente comprobados, sino que como manifiesta Castillo Freyre (p. 82)
la norma también apunta a que con motivo de este procedimiento el hospedante tome
conocimiento del Ingreso de ciertos bienes que por su valor aumente el ofrecimiento del servicio
de custodia, es decir. que se conviertan de bienes meramente ‘introducidos" a bienes realmente
entregados en deposito

En cuanto a la limitación de responsabilidad del hospedante, es claro que esta no operaré si dicho
sujeto no formula Ia solicitud al huésped o si lo hace vencido el plazo de24 horas señalado en el
artículo 1720 del código civil en cuyo caso rige el numeral 1719 con todos sus alcances y efectos.
Empero. el artículo que ahora se comenta no se ha puesto en la circunstancia de que formulado el
pedido por el hospedante para la declaración y comprobación de los bienes ingresados por el
huésped. este se niegue, oponga u obstaculice tal requerimiento o simplemente no cumpla con
hacerlo, de modo que no haya posibilidad de saber cuáles son Ios bienes efectivamente
ingresados. En nuestra opinión. el hospedante ya no debería responder por la eventual
sustracción, pérdida o deterioro. puesto que ha trasladado una carga al huésped y este no ha
permitido ha frustrado injustificadamente la verificación, por lo que el hospedante no tendría por
qué responder de la misma forma señalada en el artículo 1719; de lo contrario se estaría
procediendo como si el hospedante no hubiera efectuado solicitud alguna al huésped, o sea como
si no se hubiera comportado diligentemente.

Asimismo, el articulo 1720 no se ha puesto tampoco en la situación de que los bienes que se
pretende declarar y examinar para comprobar su exactitud, sean bienes sellados o embalados,
reservados o secretos, y que el huésped no tenga autorización para descubrirlos, mostrarlos o
revelarlos a terceros. En este caso, la solución si debería ser la aplicación del numeral 1719, pues el
huésped no esté negando, oponiéndose u obstaculizando Ia comprobación, solo que esté
justificadamente imposibilitado de permitirlo.

NEGATIVA A LA CUSTODIA DE BIENES

ARTICULO 1721

El hospedante no puede negarse a recibir en custodia o a que se introduzcan Ios bienes a que se
refiere el artículo 1718, sin justos motivos. Se consideran tales, el excesivo valor de Ios bienes en
relación con la importancia del establecimiento, así coma su naturaleza en cuanto constituya
obstáculo respecto a la capacidad de local.

Comentario:

A diferencia del artículo anterior, esta cautela intereses de Ios huéspedes, pues el hecho que se
prohíba la negativa del hospedante de aceptar en custodia o permitir el Ingreso de los bienes de
aquellos, es una medida que “obedece a razones propias de seguridad del propio huésped, en la
medida que, si ello no fuese así, este Ultimo se encontraría en una situación de incertidumbre con
respecto a sus pertenencias; y, en tal supuesto. su estadía no revestiría las comodidades del caso"
(CASTILLO FREYRE, p. 83).

La presente disposición aparentemente estaría conectada con el articulo 1718 por la mención o
referencia expresa que se hace a este, sin embargo el articulo 1721 alude a los bienes en custodia
(o deposito, o sea bienes que se “entregan”) y también a los bienes que se “introducen” al
establecimiento de hospedaje, por lo que en realidad Ia norma bajo comentario se relaciona
también con el numeral 1719; lo que significa, pues, que en cualquier caso el hospedante no
puede negarse a aceptar Ios bienes del huésped.

Ahora bien, en cuanto a Ios bienes respecto de Ios cuales no cabe negativa de recepción por el
hospedante, son en realidad cualquier clase de bienes, o sea todos, ya que el numeral 1718 al cual
se remite el artículo 1721, se refiere al dinero, joyas, documentos y “otros bienes"; mientras que el
articulo 1719 alude a Ios bienes de uso corriente o común, con lo cual no hay ningún bien que
escape a los alcances de la norma bajo comentario.
Por otro lado, Ia parte más relevante de la disposición del artículo 1721 es la referida a la
excepción o salvedad que se contempla a favor del hospedante, en el sentido de que este si podría
negarse a recibir bienes del huésped en su establecimiento de hospedaje cuando existan justos
motivos, habida cuenta que podrá asumir responsabilidad ilimitada; empero, y siempre pensando
en la cautela de Ios intereses del huésped, la propia Ley ha parametrado el significado de la
expresión “justos motivos”, reduciéndola a una enumeración taxativa de supuestos:

a) El excesivo valor de Ios bienes en relación con la importancia del establecimiento,


lo que en buena cuenta se refiere a la categoría del mismo y a la posibilidad de
que en función, precisamente, de la categorización que corresponda, el local
cuente con instalaciones, zonas, bóvedas, medidas de seguridad, estacionamiento,
etc. que haga posible Ia recepción en custodia o el simple ingreso de
determinados bienes de importante valor sin grave peligro o riesgo de sustracción,
pérdida o deterioro.
b) b) La naturaleza de los bienes en cuanto constituyan obstáculo respecto a la
capacidad del local, lo que significa que no obstante contar el establecimiento con
las instalaciones y demás condiciones conforme a su categoría, puede ser que el
bien, ya no por su valor sino por su naturaleza (tamaño, volumen, material, grado
de perecimiento, etc.) amerite una negativa de custodia o ingreso sustentada en el
propio perjuicio del 1109 pedante.

El tema que venimos tratando estuvo regulado en el Código Civil de 1936, dentro de las escasas
disposiciones sobre la materia que se hallaban en el titulo concerniente al contrato de depósito;
sin embargo, dicha regulación era en sentido inverso, es decir que el hospedante (hotelero o
posadero, según Ia terminología anterior) si podía, como regla general, rehusar Ia custodia del
dinero, valores y objetos preciosos del huésped cuando su valor era excesivo en relación a la
importancia del establecimiento (artículo 1626). 59 advierten dos diferencias con el texto vigente:
una, que solo se limitaba a objetos de Valor y no a cualquier clase de bien como es ahora; y dos,
que el justo motivo de la eventual negativa solo podía estar basado en el valor excesivo del bien y
no en su naturaleza como también es ahora.

EXTENSICN DE LA RESPONSABILIDAD DEL HOSPEDANTE

ARTICULO 1722

La responsabilidad del hospedante por la custodia de los bienes depositados o introducidos se


extiende a los actos u omisiones de los familiares que trabajan con él y a sus dependientes.

Comentario:

Aunque no tiene una redacción acertada, esta es una norma que se justifica plenamente, en la
medida en que el negocio de hospedaje constituye una actividad de carácter empresarial y, como
tal, se desarrolla sobre la base de una organización que involucra el concurso de diversas personas
con determinadas funciones y labores, que hacen posible Ia prestación de un servicio adecuado en
beneficio de los huéspedes y clientes en general.

Conforme a las normas legales de la materia, el hospedante puede operar como persona natural o
negocio unipersonal sin constituir una persona jurídica, o constituyendo una persona jurídica bajo
cualquier modalidad societaria permitida por la ley general de sociedades, Ley N° 26887 (sociedad
anónima sociedad comercial de responsabilidad limitada, etc.) o como empresa individual de
responsabilidad limitada (D.L. N° 21621).

Tratándose de persona jurídica formal y legalmente constituida bajo una cierta forma societaria de
las antes mencionadas, es claro que la responsabilidad contractual por os daños y perjuicios
causados por sus dependiente y empleados- en este caso por afectación de los bienes del huésped
será atribuida a dicha persona jurídica, sin perjuicio de que eventualmente les pueda alcanzar tal
responsabilidad a los administradores y encargados de la dirección social (gerente y directores) si
se dan los supuestos señalados en los artículos 177 y 190 de la Ley General de sociedades; o al
gerente de la empresa individual de responsabilidad limitada, conforme al artículo 52 del D.L. N°
21621.

Esta es la forma como las personas jurídicas responden contractualmente, en este caso frente a Ia
contraparte del contrato de hospedaje (el huésped); de modo que poca trascendencia tiene frente
a este último el hecho de que haya sido tal o cual dependiente o empleado de la persona jurídica
(hospedante) el que haya causado directamente daño (afectación a Ios bienes del huésped), ya
que la acción de responsabilidad deberá ser dirigida contra la persona jurídica, salvo en el caso de
sustracción de bienes que tiene connotaciones penales (huno, robo) y que, por tanto, responde
personalmente el dependiente o empleado que cometió el hecho delictuoso.

De otro lado, cuando el hospedante no esté organizado como persona jurídica, Sino que actúa
como persona natural o negocio unipersonal, se aplica lo dispuesto en el numeral 1722. que
aparece redactado como si hubiera sido pensado solo para este supuesto; en tal sentido, la
responsabilidad por afectación a los bienes del huésped no solo le es imputable al hospedante por
sus hechos propios y directamente ejecutados, sino que se hace extensiva, y por tanto responde
también. por los actos u omisiones de los familiares que trabajan con él y de sus dependientes
(empleados), lo que se entiende plenamente porque estos obran por cuenta y según las
instrucciones de aquel.

Al respecto. debe aclararse que en este caso la Ley no ha establecido que esa responsabilidad sea
solidaria, con lo que en realidad no se trata de un régimen diferente al ya regulado por el artículo
1325 del Código Civil, según el cual el deudor que se vale de terceros para ejecutar su prestación
responde por Ios hechos dolosos o culposos de estos (salvo pacto en contrario), por lo que se ha
sostenido con fundamento que la norma del artículo 1722 es una demasía (CASTILLO FREYRE, p.
84), ya que la cuestión esté resuelta por el citado numeral 1325, al cual hubiera bastado remitirse,
y aun sin remisión se aplicaría igualmente.

Por Ultimo, y como ya hemos visto antes, aquí también se exceptúa el caso de sustracción de
bienes por Ios familiares o dependientes, supuesto en el cual, debido al carácter penal de la
conducta (hurto, robo), responden estos personalmente.
COMUNICAQION DE SUSTRACCION, PERDIDA O DETERIORO DE BIENES

ARTICULO 1723

El huésped esté obligado a comunicar aI hospedante Ia sustracción, pérdida o deterioro de los


bienes introducidos en el establecimiento tan pronto tenga conocimiento de ello. De no hacerla,
quedaré excluida Ia responsabilidad del hospedante, salvo cuando tales hechos se produzcan por
dolo o culpa inexcusable de este ultimo

Comentario:

La norma materia de este comentario, según fluye de su texto, esté destinada a activar el
mecanismo del régimen de responsabilidad imputable al hospedante que establecen los artículos
anteriores. Obviamente nos referimos a los artículos 1719 y 1720 que aluden a los bienes
“introducidos” por el huésped; no así a los bienes “entregados” en custodia o depósito, ya que en
este caso los bienes estén precisamente bajo la esfera de vigilancia del hospedante.

En principio, se debe cuestionar que el hecho de tener que comunicar al hospedante la eventual
sustracción, pérdida o deterioro de bienes, sea realmente una obligación del huésped, pues según
el tenor del artículo “El huésped esté obligado a comunicar…”

A nuestro juicio no se trata indudablemente de una obligación ni de un deber, y ni siquiera de una


carga, sino que más bien la referida prescripción legal para hacer operativo el mecanismo de
responsabilidad, no es otra cosa que la plasmación del derecho que tiene el huésped para
reclamar por tales eventos que le perjudican, pero la razón de ser de la norma no es para
reconocer este derecho, puesto que se entiende de por si reconocido, sino que apunta a regular la
forma Como debe ser ejercido el mismo, así como Ias consecuencias de su no ejercicio.

No es, pues, una obligación ni deber contractual porque la conducta del huésped no esté
encaminada a satisfacer un interés de su contraparte, el hospedante; no tiene nada que ver con
Ias prestaciones que recíprocamente se deben como consecuencia derivada del contrato de
hospedaje. No es una carga contractual porque la conducta del huésped no esté dirigida a hacer
viable o posible Ia ejecución de una prestación del hospedante. Es solo un derecho cuyo ejercicio
satisfaré un interés propio del huésped perjudicado por la sustracción, pérdida o deterioro de sus
bienes, es decir para obtener Ia respectiva indemnización.

En ese sentido, la norma dispone que, para hacer responsable al hospedante, el huésped debe
denunciar el hecho de la sustracción, pérdida o deterioro de sus bienes, ponerlo en conocimiento
de aquel empleando cualquier forma, dado que la Ley no señala una específica, siendo
recomendable obviamente la forma escrita para que quede constancia del reclamo.

TaI denuncia o comunicación debe ser hecha tan pronto como se tenga conocimiento de la
sustracción. pérdida o deterioro; no hay pues un plazo legal especifico, sino que rigen aquí Ias
circunstancias del caso. Esto es claro mientras cualquiera de tales hechos se produzca cuando el
huésped aún se halle en el establecimiento de hospedaje. esto es, mientras se esté ejecutando el
contrato.

Lo que no queda claro es el supuesto de que el huésped advierta Ia sustracción, pérdida o


deterioro de alguno de sus bienes cuando ya abandono el establecimiento de hospedaje sin
verificar el estado y completitud de sus pertenencias antes de salir. En una situación ordinaria y
dado que el daño contractual genera una acción personal, podría decirse que el huésped tendría
entonces diez años para reclamar Ia respectiva indemnización, según el articulo 2001 inc. 1) del
Código Civil; empero ello sería un contrasentido ya que no solo esta postura iría en contra de la
brevedad o inmediatez que el articulo 1723 exige para la comunicación del hecho, sino que haría
inviable la liberación de responsabilidad del hospedante a que se contrae la segunda parte de la
norma. Por consiguiente, opinamos que el tiempo límite para realizar la comunicación por
cualquier sustracción, pérdida o deterioro de bienes del huésped es a la salida del establecimiento
de hospedaje, es decir, hasta el momento de conclusión del contrato. lo que supone un deber de
diligencia del huésped de revisar el estado y completitud de sus pertenencias antes de retirarse
del local.

En caso contrario, la norma culmina señalando que el hospedante queda liberado de


responsabilidad. salvo que haya mediado dolo o culpa inexcusable de este.

LIBERACIÓN DE RESPONSABILIDAD DEL HOSPEDANTE

Articulo 1724

El hospedante no tiene responsabilidad si prueba que la sustracción, pérdida o deterioro de Ios


bienes introducidos por el huésped se debe a su culpa exclusiva a de quienes Ie visiten,
acompañen o sean dependientes suyos o si tiene como causa Ia naturaleza o vicio de eIIos.

CONCORDANCIAS: C.C. art. 1823

£5 Comentario Manuel Muro ROI”

La norma de este articulo regula otros dos supuestos de liberacién de responsabilidad del
hospedante, distintos al previsto en el numeral 1723, pues en este caso se trata de que la eventual
sustraccién, pérdida o deterioro de los bienes del huésped se deba a:

a) Acciones u omisiones no del hospedante, sus familiares o dependientes, sino a accio' nes u
omisiones culposas del propio huésped, de Ias personas que lo visiten, acompa'

flen 0 sean dependientes suyos.


b) La naturaleza o vicio de Ios bienes del huésped.

El articulo esté relacionado con Ios numerales 1719 y 1720 del mismo Cédigo, Rues se refiere a los
bienes “introducidos” por el huésped, 0 sea a Ios bienes de uso comun 0

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