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Laurann Dohner
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SI NO P S I S
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Drogado y secuestrado por Vampiros, casi declarado muerto por
su clan, el poderoso VampLycan1 Veso, debe confiar en una criatura
que le disgusta casi tanto como estos ‘chupasangres’ que le atraparían si
intentara escapar… una humana.
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P O R T A D A O R I G I N AL
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STAFF
T R ADU C CIÓ N & CORRECCION & D I S E Ñ O
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PRO L . O G O
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Veso gruñó bajo, evitando la cabaña. Odiaba las ceremonias de
emparejamiento. Tomar una compañera nunca sería para él. Un olor
llamó su atención y su cólera aumentó mientras giraba, viendo
movimiento por el camino.
Brista se apresuró hacia él, con una sonrisa en sus labios.
“Sabía que usarías el camino más alejado del evento para evitar
correr con la gente.”
Ella no le gustaba, pero trató de ocultar su desagrado. Siempre le
molestaba.
“¿Qué necesitas?”
Se detuvo, su expresión cambió a una de frustración.
“Pensé que podríamos ir juntos, ¿por favor?”
“Sabes que odio esas cosas. No.”
“Entonces ven conmigo a casa.”
“No voy a probar un emparejamiento contigo, nunca. No es nada
personal.” se volvió.
“Haríamos buena pareja.”
Veso se dio la vuelta.
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Kira dejó de seguir a los cazadores, pero él siguió con ellos hasta
que subieron por la valla. Permaneció allí un rato, observando, hasta
que quedaron totalmente fuera de la vista.
Suspiró, sentándose en una rama. No importaba cuantas veces le
había enseñado a Kira cómo manejar a los intrusos, no tenía corazón
para matar.
Los humanos inocentes no ignoraban las señales de violación de
su territorio. Siempre traían armas. Eso significaba que eran
cazadores furtivos, asesinos de unos animales que no deberían cazar.
Algunos del Clan sentían que ella era demasiado peligrosa para
que viviera.
<Idiotas.>
Se recostó, apoyando la cabeza en el tronco y viendo cómo se
ponía el sol. Kira estaría limpiando cualquier evidencia de la invasión
en su territorio. No tenía ganas de gritarle, diciéndole una vez más
que debería haberlos matado en su lugar. Ella solo le miraba y
esperaba hasta que terminaba, luego rodaba los ojos. Había oído sus
excusas muchas veces, ella simplemente diría que eran idiotas pero no
merecían morir.
También tendría que informar del a transgresión si hacía saber a
Kira que él lo sabía. Lo que solo conseguiría poner a algunos del Clan
más irritados sobre Kira. Nabby se había nombrado reemplazo de
Decker, ya que su líder y sus Ejecutores de más confianza habían
huido para evitar la cólera de Lord Aveoth.
No confiaba en que ese estúpido hijo de puta no intentara
matarla. Descubriría su tapadera si arrancara la cabeza a Nabby.
Todo el mundo tenía que creer que era leal a Decker.
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UNO
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El ruido alertó a Glen de que algo importante había ocurrido. El
misterioso silencio habitual fue interrumpido por siseos excitados.
Ella se estremeció, sabiendo que no era un buen augurio para quien
fuera o lo que fuera que excitaba a las sanguijuelas.
Caminó hasta la puerta y se asomó por el pasillo a través de las
barras de varios centímetros en la pequeña ventada de la puerta.
Antes, las velas habían sido un símbolo romántico, pero ver las
llamas parpadeantes de los apliques en la pared del túnel de roca se
había convertido para ella solo en una fuerte de luz.
Su mente se quedó en blanco cuando trató de recordar cuanto
tiempo había pasado desde que había visto la luz del día. Todo se
había desdibujado, hasta que perdió su sentido del tiempo. Podrían
haber pasado días o semanas desde aquella horrible noche en la que
había sido secuestrada de su apartamento.
El siseo se hizo más fuerte, el ruido más aterrador que de
costumbre, con una cualidad amenazante. Casi retrocedió lejos de la
puerta, pero luchó contra el impulso de su curiosidad.
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“¿Cuánto tarda?”
Vlad se asomó sobre ellos.
“Unos minutos.”
El Maestro siguió sentado sobre ella mientras los dos pálidos
sanguijuelas le sostenían los brazos.
“¿Me presenté apropiadamente, querida mía? Soy el Rey Charles
Borrow, a tu servicio.”
El apellido de soltera de su abuela materna había sido Borrow,
una indicación de que debía venir de ese lado de la familia.
“¡Estás loco! Ahora moriré. ¿Alguna vez has oído hablar de
personas que entran en shock por el tipo de sangre equivocado?”
“Con sangre humana, no VampLycan.”
Él usó una mano para sacar de su bolsillo un reloj antiguo y
levantar con su pulgar la tapa.
“Ahora mismo su sangre se mezcla con la tuya.”
Se inclinó lo suficiente para que ella sintiera el olor de su aliento,
nada agradable.
“¿Cómo se siente?”
Estaba petrificada y un poco mareada, pero eso era por el miedo.
Aquellos horribles sanguijuelas eran demasiado espantosos para
mirarlos, sus frías manos en las muñecas supuso que sería como si
estuvieran sujetas por cadáveres. Sin embargo estaban animados,
monstruos de circo reales. Su pariente no era mucho mejor.
Una parte de ella esperaba que esa sangre la matara. Eso sería
mejor que la pesadilla infernal en la que se había convertido su vida.
“Te he hecho una pregunta. ¿Cómo se siente?”
Glen respiró profundamente y trató de ignorar todo excepto su
cuerpo. Su corazón se aceleró y el aturdimiento fue más pronunciado.
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DO S
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Las velas encendidas de las linternas enjauladas colgaban en las
paredes, haciendo que la habitación fuera más brillante que cualquier
cosa que había visto desde que la habían secuestrado. Y Glen no pudo
evitar mirar al enorme hombre encadenado en la camilla.
Era el mismo hombre que había sido arrojado por el pasillo fuera
de su celda. La manta que había visto envuelta en su parte central
había sido retirada y no estaba a la vista. Le cortaron el cabello largo
y le dieron un baño de algún tipo. Ahora mismo, yacía desnudo,
asegurado por los tobillos y las muñecas. Los gruñidos y los rabiosos
sonidos que emitía la mantuvieron junto a la puerta.
Los músculos se hincharon en abundancia mientras se esforzaba.
Había visto culturistas antes, pero nunca tan musculados. Su mirada
evitó su sección media, ya que ella odiaría ser mirada si estuviera en
su situación de vulnerabilidad. Su pecho aún le dolía por los dos
agujeros que la aguja le había marcado. El mareo se había
desvanecido, pero estaba empezando a tener dolor de cabeza.
“¿Podrías parar por favor?”
Los ruidos que él soltaba estaban empeorando. Él la ignoró.
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“¿Por favor?”
Un aullido ensordecedor casi la hizo estrellarse de rodillas
mientras se tapaba los oídos.
“¡DETENTE!” le gritó.
El tipo se calló y ella bajó las manos.
“Gracias.”
Glen lanzó una mirada hacia él. Quienquiera que le hubiera
cortado el cabello al menos había hecho un trabajo decente. Era de
color negro azabache, pero sus ojos la asustaron un poco. No
parecían humanos; eran de color dorado, pero mostraban muchos
toques de amarillo. Una vez había tenido un gato con los ojos de un
color similar.
Todavía luchaba contra sus ataduras, y vio sangre cerca de un
tobillo.
“Escucha.” trató de usar la razón. “Ambos somos prisioneros
aquí. Mi nombre es Glen.”
“¡Aléjate de mí!”
Su voz era más profunda que la de cualquier hombre que hubiera
escuchado, y deseaba obedecer ese mandato.
“No hay problema.”
“Yo sé lo que quieren. Te mataré si me montas a horcajadas.”
Se sentó en la tierra apisonada, poniéndose de espaldas a él
mientras estudiaba la puerta de metal. Estaba cerrada con llave; ya
había intentado darle un tirón. No había otras salidas en esta
habitación que, como la otra, parecía tallada en piedra.
“No hay preocupaciones allí. Nunca he violado a un tipo antes y
no pienso empezar ahora.”
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“¿Enjambrarte?”
“Todos atacarían de inmediato para morderme y arañarme. La
pérdida de sangre masiva me debilitaría lo suficiente como para que el
Maestro tuviera la oportunidad de ganarme.”
Glen echó una mirada a su entorno, echándole una rápida
ojeada. Parecía muy grande, incluso tumbado. También era muy
musculoso. Podría tratar de liberarle, pero entonces podría convertirse
en una amenaza para ella. Volvió a sentarse en el suelo de tierra,
tratando de sopesar sus opciones.
“¿Qué estás haciendo?”
“Pensando.” murmuró él “Voy a matarlos a todos, tendrán que
dejarme en algún momento.”
“¿Qué te hace pensar eso?”
“Tengo que mear, y voy a empezar a oler después de una semana
o así, si no puedo bañarme.”
Glen arrugó la nariz al pensar en eso, luego sintió simpatía.
“¿Tienes que orinar ahora mismo?”
“Sí.”
Odiaría estar encadenada, en sus circunstancias. Ese pobre
hombre tendría que orinar donde estaba. Miró a su alrededor y sólo
vió un cubo en la esquina. Era la versión de un hombre pobre de un
inodoro para acampar.
<Mierda.>
Se puso de pie y dudó, tratando de formar un plan.
“¿Que estás haciendo ahora? Aléjate de mí. No te voy a
fecundar.”
“Deja de ser paranoico. No voy a saltar sobre tus huesos. Estoy
tratando de encontrar una manera de ayudarte.”
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“No tienes llaves para estas cadenas. No hay nada que puedas
hacer.”
Tenía razón en eso de no tener las llaves. Sin embargo, estaba
sujeto a una camilla con ruedas. Ella chasqueó los dedos.
“Voy a ir debajo de ti. No te asustes.”
“¿Qué?”
“Voy a investigar esa camilla en la que estás. Apuesto a que tiene
tornillos o algo así. Tal vez podría separarlos lo suficiente como para
liberarte. Al menos eso significa que estarías fuera de la camilla y
capaz de moverte.”
“Adelante.”
Glen vaciló y entonces se volvió hacia él, manteniendo la mirada
fija en su rostro.
“¿Cómo sé que no me matarás? Obviamente no te gusto, pero yo
también soy una prisionera. Sólo quiero sobrevivir y volver a casa.”
Sus labios se torcieron hacia abajo cuando él frunció el ceño.
“Trata de ponerme en libertad.”
“¿Vas a hacerme daño o matarme si logro hacer esto?”
Su torso la distrajo cuando aspiró una profunda respiración,
viendo cómo se expandía. Glen lanzó su mirada hacia su rostro. Él la
miraba fijamente.
“Te doy mi palabra. No te voy a hacer daño.”
“¿Cómo sé que no eres un mentiroso?”
La ira brillaba en sus ojos.
“Soy honorable. Soy un VampLycan.”
“Y eso… ¿qué significa exactamente? No sé una mierda sobre ti,
excepto que estás súper cabreado, que no parece gustarte lo que soy, y
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“Mierda.”
“¿Qué?”
“No van a moverse.”
Veso suspiró con fuerza.
“Supongo que ahora no tendré que preocuparme de que me
montes. Eres demasiado débil para voltearme hacia atrás.”
“Silencio. Estoy pensando.”
Echó un vistazo a la poca ropa que le quedaba e hizo una mueca.
“Tengo una idea. ¿Puedes verme en absoluto?”
“No. Mi cara está en la otra dirección y tendría que levantar esto
un poco para dar la vuelta a mi cabeza.”
“Bien.”
Glenda extendió la mano y empujó su camisa para alcanzar su
sostén.
“Tenemos suerte, creo. Estos son tornillos antiguos de cabeza
plana. Simplemente significa que necesito algo recto y rígido para
girarlos.”
“¿Qué hay de bueno en eso? No tienes un destornillador.”
“No, pero tengo aros en mi sujetador.”
Se quitó la prenda y se bajó la camisa, estudiando el material de
encaje.
“Vlad no me lo quitó.”
Encontró donde reposaba el alambre y usó sus dientes para
morder el delgado material.
“Estas malditas cosas tienden a romperse en algún momento, así
que siempre termino eliminándolas. Es molesto cómo eso sucede
siempre... pero esta vez no. Va a funcionar a nuestro favor.”
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Pero su rabia ardía cada vez más al pensar en por qué había
sucedido. El Vampiro que había contratado a otros para drogarle
planeaba forzarle a criar con una humana. Era como añadir el insulto
a la agresión. Incluso le habían cortado el pelo, como si fuera un
perro desaliñado que necesitara arreglarse. Sus dedos húmedos habían
tocado su cuero cabelludo cuando le habían cortado el pelo hasta que
lo notó muy corto. La degradación había aumentado cuando uno de
ellos había suministrado maquinillas de afeitar desechables para
eliminar el vello de su torso.
Su posición actual de estar boca abajo sobre el suelo de tierra con
una camilla sujeta a su espalda no hizo nada para calmar sus nervios.
Estaba a merced de esta humana para ayudarle a escapar.
Iba a matar a cada maldito Vampiro con el que se topara, una vez
fuese liberado.
Sin embargo, mantendría su trato con Glenda. No le haría daño y
la llevaría a la superficie. Incluso la ayudaría a llegar a un lugar
seguro, pero después tendría que limpiarle la mente. Ella también
había sido capturada y traída a la mina contra su voluntad. Era una
víctima inocente.
“¡Sí!”
Glenda sonó exaltada.
Un segundo después, se liberó uno de sus brazos. Lo bajó. Las
esposas todavía estaban unidas a su muñeca, pero el otro lado ya no
estaba enganchado al metal. Miró con furia la ofensiva restricción.
Una vez que llegara a casa, sería capaz de sacársela, o tal vez podría
encontrar herramientas en la casa donde llevase a Glenda para que
pudiera pedir ayuda. Tendría que pensar en una historia que
implantar en su mente para contar a las autoridades humanas.
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“Sí.”
“Casi lo tengo.”
Glen dejó caer otro tornillo en la tierra.
“Este último está muy duro. La parte superior está casi
totalmente pelada.”
Pasaron largos minutos, con Glenda gruñendo unas cuantas
veces, pero su pierna finalmente cayó al suelo. Se levantó un poco y
giró la cabeza, viéndola todavía de rodillas. Se dio la vuelta, lanzando
la camilla en la dirección opuesta. La falda que ella había remetido
antes encima de él ahora yacía en el suelo, así que la agarró y se puso
de pie, apretándola contra su ingle.
Glenda se sentó sobre sus piernas y le miró fijamente. Vió su
miedo cuando vislumbró su altura completa. Echó un vistazo al
material negro y sedoso que tenía en la mano. Era tentador echarlo a
un lado, ya que la desnudez no le molestaba, pero ella era una mujer
que no era de su especie. Probablemente eso la enviaría a un ataque
de histeria. Eso era lo último que necesitaba.
Respiró por la nariz y captó el olor de la sangre. Bajó la mirada
hacia sus manos, acurrucadas junto a sus rodillas. Una pequeña
mancha roja apareció en la punta de su dedo.
“Estás sangrando.”
Glen levantó una mano, revelando su dedo índice.
“Me corté. No es un gran problema a menos que estés pensando
que soy la cena. Y no lo soy.”
“Yo no bebo sangre. Soy principalmente Lycan.”
“Gracias a Dios.”
Glen pareció recobrarse, pero su mirada seguía arrastrándose
hacia su torso y sus brazos.
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TRE S
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Glen trató de no mirar a aquel gigante musculoso. Había roto la
parte inferior de su falda para que los extremos irregulares cubrieran
la zona de la ingle y sus muslos. Se había burlado de él por no parecer
varonil, pero teniendo ese cuerpo, podría haber usado uno de sus
vestidos sin perder su atractivo. Su color de ojos inhumano ayudaba a
esa imagen masculina, de una extraña manera. Le gritaba
‘sobrenatural’, a su entender.
“Los atraeremos hasta la puerta para que la abran.”
Parecía estar evaluándola.
“¿Cómo?”
“No te haré daño. Recuerda eso.”
<¿Qué se supone que significa eso?>
De repente se abalanzó hacia ella, gruñendo. Sus manos se
abrieron y sus uñas se convirtieron en afiladas garras.
El grito se desgarró de su garganta mientras trataba de correr.
Glen se estrelló contra la pared de roca, con su terror olvidando que
estaba allí.
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Eso le dio una visión clara de las bragas negras de seda que
llevaba. Tenía un buen culo, ambos cachetes se revelaban claramente
con el corte escaso del material.
Tuvo el impulso de inclinarse y meter la nariz entre sus piernas
para captar un olfato de su coño. Cerró los ojos después de que ella
movió su culo, casi provocándolo con él. Su polla sufrió las
consecuencias. Quería follarla. Ya no podía verla, pero el recuerdo
parecía impreso en su cerebro.
Gruñó cuando Glenda levantó un pie de su muslo y tuvo que
mirarla para asegurarse de que no se cayera y aterrizara sobre él. Casi
le dio una patada en el pecho mientras se movía de nuevo, logrando
poner más de la parte superior de su cuerpo sobre terreno sólido.
Se quedó mirando a su culo, sufriendo.
Glen llegó a la cima y se arrastró lejos. Entonces Veso utilizó su
furia para arrancar su cuerpo por encima del borde... y se congeló
cuando hizo todo el camino hacia arriba.
Glenda estaba a pocos metros de él. Su culo estaba en el aire, su
pecho contra la hierba. La mujer parecía estar besando el suelo.
Arqueó las cejas pero no pudo apartar la mirada de su parte
trasera. Veso se movió antes de poder detenerse, arrastrándose hacia
adelante hasta que estuvo encima de ella, con las piernas
apuntalándola en su posición.
Ella jadeó y torció la cabeza, con los ojos muy abiertos.
Veso se congeló otra vez, dándose cuenta de lo que estaba
haciendo. El impulso de arrancar la ropa entre ellos y simplemente
tomarla era muy fuerte, aunque luchó contra ello.
“¿Qué estás haciendo?”
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CUATRO
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“Piensa que soy idiota” murmuró Glen.
Estaba usando el jabón para limpiar su piel, donde se había
resecado la sangre procedente de Veso matando a Vlad y a esas otras
criaturas. El agua caliente se sintió celestial, cuando se puso de pie
bajo la ducha.
Veso no quería que ella escuchara su conversación cuando
llamase a alguien. Podría habérselo dicho, en lugar de tratarla como a
una niña.
Se enjuagó el acondicionador de su pelo y apagó el agua cuando
terminó. Las toallas eran baratas, de esas ásperas que ella nunca
habría comprado, pero eran más agradables que cualquier cosa que
había podido usar desde su secuestro. Los pocos baños que había sido
autorizada a tomar habían sido miserables.
Algo se registró mientras terminaba de secarse. El corte en su
dedo no le había dolido cuando había usado jabón.
Miró fijamente el punto donde una vez había estado el corte,
notando por primera vez que se había curado completamente. Se
quedó aturdida mientras se tocaba la piel intacta.
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CI NC O
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Veso paseó por el salón y apretó los puños. Estaba furioso con el
Maestro Vampiro que le había puesto en este lío. No dejaba de mirar
hacia la puerta cerrada de la habitación y luchar contra el impulso de
ir detrás de Glenda. Todavía la deseaba. Su polla se sentía dura como
una roca y su olor le estaba volviendo loco.
El teléfono no funcionaba, así que no habría ayuda. Tendría que
llevarla con él para mantenerla a salvo hasta que encontrase un
teléfono o algún vehículo para robar que pudiera llevarle de nuevo a
su territorio.
Estaba medio tentado de esperar a que oscureciera y establecer
una trampa para el Maestro. Nada le gustaría más que desgarrar a ese
hijo de puta en mil pedazos.
Rápidamente descartó la idea. No tenía ni idea de con cuántos de
ellos se enfrentaría. Dejaría vulnerable a Glenda si hubiera
demasiados y el Nido podría raptarla mientras él luchaba. Tampoco
podía olvidar cómo le habían capturado la primera vez. Los muy
cobardes usaban dardos con sedantes.
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“No.”
“Bueno, acabo de hacerlo yo. Me estás volviendo loca.”
“Estoy siendo sincero. Estás en peligro. Ese Maestro no va a
renunciar a su plan hasta que se vea obligado a hacerlo. Parecía
bastante loco. Tendrás que ocultarte cuando vuelvas a casa o él
vendrá detrás de ti otra vez.”
Cuanto más pensaba en sus propias palabras, mas se daba cuenta
de que no iba a poder borrar la mente de Glenda de forma efectiva.
Ella no sería capaz de mantenerse fuera de peligro por su cuenta
si no podía recordar de lo que tenía que esconderse. Veso estudió su
triste expresión. Eso simplemente reafirmó que tendría que
mantenerla a salvo hasta que el Maestro estuviera muerto.
Pero un poco de miedo podría impedir que intentara huir de él.
Glenda se mordió el labio inferior.
“He oído lo que quiere de ti. Podría hacerte engendrar con un
Lycan, luego usar a tu hija para criar con un Vampiro para conseguir
lo que soy. Querrá recuperarte. Romper el Tratado y entrar en el
territorio VampLycan para drogarme demuestra que está loco”
“¿Qué Tratado?”
“Los Vampiros han jurado permanecer lejos de nosotros.”
“¿Por qué?”
Veso sostuvo su mirada.
“Somos malas noticias para cualquiera que nos jode. Pocos son
lo bastante estúpidos como para intentarlo.”
“Oh.”
Glenda tomó algunos mordiscos.
“Y… ¿por qué sois ‘malas-noticias’?”
Sus preguntas comenzaron a irritarle.
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Glen no creía que hubiera alguna parte de su cuerpo que no le
doliera. Le dolían los hombros por el peso de la mochila clavándose
en ellos todo el día. Su espalda se sentía demasiado tensa y sus
pantorrillas palpitaban. Los calcetines en sus pies no la habían
protegido de sentirse como si hubiera ganado unos cuantos moretones
después de viajar varios kilómetros por terrenos difíciles. Dolores
agudos irradiaban desde su estómago, ya que su desayuno había sido
la única cosa que habían comido durante todo el día.
Veso se había negado a tomar un descanso, empujándola
constantemente para mantenerse en movimiento. Los únicos tiempos
de descanso que habían tenido fueron solo para dar unos tragos de
agua y hacer sus necesidades… y no duraron más de unos pocos
minutos.
“Este es un buen lugar.”
Finalmente, Veso se detuvo en lo alto de un barranco, mirando
hacia abajo.
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No tenía mucho sentido para ella. Veso se puso de pie con la pala
y se acercó a unas cuantas grandes rocas acurrucadas. Hizo algo que
extendió el mango de la pala, luego se agachó y comenzó a cavar.
“¿Qué estás haciendo?”
“Está frente al barranco. Las rocas esconderán nuestros cuerpos
de cualquier persona que se acerque desde la misma dirección de
dónde venimos, y excavaré un poco para escondernos por si algún
Vampiro nos acecha desde el otro lado. Pueden detectar el calor
corporal, así que cavaré lo suficientemente como para hacernos
invisibles para ellos.”
Glenda desabrochó la mochila y sacó una lata de carne picada.
“Mierda. Me olvidé de empacar un abrelatas.”
“No es un problema. Tráela aquí.”
Ella se puso de pie y se acercó a él.
“Vas a meter la suciedad en la comida si usas la parte aguda de la
pala, ahora que has estado cavando con ella.”
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“Voy a pasar.”
Veso se acercó, acurrucó los dedos alrededor de su muñeca, y se
volvió para mirarla más cerca. Ella no pudo evitar que levantara la
mano a su boca o que chupara su piel.
Él la miró a los ojos mientras limpiaba el rasguño con su lengua.
Claramente, eso la horrorizaba, pero no le importó.
“Esto es muy antihigiénico.”
Veso siguió sosteniendo su mano cerca y permitió que sus
colmillos crecieran. Sus ojos se abrieron y palideció.
“Tranquila. Voy a morder mi lengua, no a ti. Mi sangre cubrirá tu
rasguño y la curará.”
Glenda parecía estar sin palabras y asustada. Le dolió un poco
morderse, pero no le hizo mucho daño, sólo mordisqueó su lengua
con un colmillo para causar un sangrado mínimo. Volvió a poner su
mano contra su boca, asegurándose de que su sangre cubriera su
rasguño.
Glenda trató de tirar de su mano un par de veces, pero no era lo
suficientemente fuerte como para liberar su muñeca. Veso esperó un
minuto antes de retirarse.
Luego volvió la cabeza, escupiendo para asegurarse de que no
tragaba nada de la sangre de ella.
“¿Ves? No te mordí.”
“Realmente tienes unos colmillos grandes.”
Su mirada se clavó en su boca.
“Soy un hombre grande.”
Ella bajó su atención a su pecho, luego movió su cabeza en otra
dirección para mirar a cualquier cosa menos a él.
“¿Puedes dejarme ir ahora?”
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SI E TE
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Glen siguió repitiendo sus palabras en su cabeza. Veso tenía
razón. Si alguien se enterara de su capacidad de curar con su sangre,
dudaba que a la mayoría de la gente le importase si estaban dispuestos
a donarla o no. Querrían capturarles y simplemente sacársela.
Glenda le observó ocultar la cuerda y los otros suministros que
habían traído entre los arbustos alrededor de la zona, colocándolos
fuera de la vista.
“¿Qué estás haciendo?”
Veso no miró hacia ella.
“¿Qué crees tú?”
Era una pregunta tonta, pero Glenda sólo quería que él hablara
con ella.
“Lo siento. No quise decir que tu vida significara menos que
otras. Sólo fue una sorpresa y esa es la primera cosa a la que se dirigió
mi mente.”
Veso se encaró con ella.
“Hay miles de millones de humanos en este planeta y tan solo
unos pocos de nosotros. Mantenemos nuestros números bajos para
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“Yo no soy.”
Su mano se detuvo. Podía imaginarse sus malos pensamientos
acerca de él por decir eso. No le gustaba que pensara lo peor de él.
“Ella perdió a su verdadero compañero cuando era un
adolescente, antes de que madurara. Su nombre era Parma y fue
criada en el Clan en el que yo nací.”
Tragó saliva, sin saber por qué compartía la historia con ella, pero
quería que le entendiera.
“Ella persiguió a mi padre, que era de otro Clan. Mi padre me
dijo que era hermosa. Ella fue muy dinámica al respecto y mi padre se
sintió halagado.”
Las palabras se hicieron más fáciles de decir.
“Ella le sedujo.”
Probablemente su enfado sonaba en su voz, pero mantuvo su
tono suave.
“Mi especie no concibe a menos que estén acoplados, pero mi
madre era en su mayor parte Lycan. No lo entenderías, siendo
humana, pero una hembra Lycan puede controlar su cuerpo y sus
ciclos de ovulación. Mi madre hizo eso y engañó a mi padre para
quedar embarazada.”
“¿Por qué?”
“Decker, que era su líder, pidió a todas las mujeres del Clan que
criaran hijos fuertes para ayudar a fortalecer su posición. Más
combatientes aseguran la supervivencia de un Clan. En realidad no
quería un compañero, ya que había perdido al verdadero, y ninguno
de los hombres de su Clan confiaba en ella con su semilla.”
La amargura sonaba en su voz, pero no la ocultó.
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“Me dijo que la ignorara. Pero, por supuesto, no podía. Dijo que
amar a alguien no era un error, pero podía ser muy doloroso cuando
no te devolvían la misma emoción. Él lo sabía. Creo que al principio
trató de amar a mi madre. Los años cambiaron eso. Luego empezó a
advertirme que no podía permitir que nadie se acercara, porque podía
causarme un dolor profundo y abrirme a la traición.”
“¿Tu padre era cariñoso?”
“Él es leal a mí. Me apoyó cuando me negué a convertirme en un
Ejecutor. En cambio, acepté ser guardia.”
“¿Cual es la diferencia?”
“Es complicado, pero se reduce a que Decker no podía enviarme
a matar a sus enemigos. Me vengué de mi madre al negarme a aceptar
la posición en el Clan para la que me dio a luz.”
“Bueno, supongo que eso es bueno.”
“¿Tienes un fuerte vínculo con tus padres? ¿Hermanos?”
No sabía nada de ella excepto que era pariente de sangre lejana
de un Maestro Vampiro, que vivía en un apartamento en Oregón, y
que en una ocasión unos chicos molestos de su vecindario le habían
roto una ventana.
“Mis padres se divorciaron cuando yo tenía cuatro años. Mi
padre biológico no quería pagar la manutención de los hijos, así que
se mudó. Supimos que se casó con otra persona y comenzó una nueva
familia. Intentó ponerse en contacto conmigo en mi adolescencia,
pero yo no quería tener en mi vida a alguien que simplemente se
había alejado de la manera en que lo hizo. No, gracias. Mi madre se
casó con mi padrastro dos años después del divorcio. No era
exactamente material de padre, pero estaba bien. Tuvieron a mi
hermano cuando yo tenía catorce años. Somos como la noche y el
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OC HO
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“Es hora de moverse.”
Glen se despertó con el sonido de una voz profunda y ronca.
Abrió los ojos y miró a Veso. Estaba de pie por encima de ella, en el
borde del agujero en el que habían dormido. La mañana había llegado
y habían sobrevivido a la noche sin ser hallados.
“Ve al baño.”
Se inclinó hacia delante, ofreciendo su mano.
“No hay tiempo que perder, Glenda. Estuve explorando con la
primera luz del día y encontré pruebas de que los soldados se
encontraban como a un par de kilómetros de nosotros.”
Ella se aferró a su mano y él la levantó, ayudándola a salir del
agujero. El dolor se elevó por todo su cuerpo, sus doloridos músculos
se hicieron notar.
“¿Qué tipo de pruebas?”
“Cuerpos muertos.”
Su respuesta la enfermó.
“¿Mataron más gente?”
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Veso sintió un gran orgullo. Glenda había sido muy valiente para
ser solo una humana. No había gritado ni había perdido la
compostura. La atrajo hacia el otro lado del barranco, la puso sobre el
borde y sonrió.
Bajar y luego subir les había llevado más tiempo del que
esperaba, pero lo habían logrado. La ayudó a ponerse de pie,
cepillando la suciedad de ella.
“Necesito darme un baño con urgencia.”
Parecía atractiva incluso con el cabello desordenado.
“Los dos lo necesitamos, pero ya nos preocuparemos de eso más
tarde. Es muy posible que esta tarde lleguemos al primer río que
debemos cruzar.”
Desató la cuerda de su cintura. Ella le sorprendió agarrando su
camisa con su puño y dando un paso adelante, mirándole fijamente a
los ojos.
“Dime que es una broma. Estás tratando de ser gracioso, pero
fallando en el gran momento, ¿verdad? Me imagino que el humor es
un nuevo concepto para ti, por lo que simplemente no te sale.”
“¿Qué dije?”
“¿Cruzar ríos?”
“Debe haber por lo menos tres de ellos entre nosotros y el
territorio VampLycan.”
“¿Habrá barcos? ¿Ferris? ¿Puentes? Eso sería bueno. Incluso si
son esas horribles cuerdas que se balancean.”
“Tenemos que nadar a través.”
Ella palideció.
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“¿Qué pasa?”
“No sé nadar.”
Eso le sorprendió.
“Dijiste que vivías en California.”
“Lo hice, pero éramos pobres. Mi madre no podía pagar las
lecciones. No teníamos piscina, tampoco acceso a una. Fui a la playa
a veces con amigos, pero estaba aterrorizada de los tiburones. De esos
que se comen a la gente y arrancan sus extremidades. Me tumbé en la
playa, pero nunca entré en el agua más alto que mis rodillas.”
Tenía la peor suerte, y el Maestro Vampiro no podría haber
elegido una compañera peor adaptada para él. Era suya, al menos
durante el tiempo que sus instintos así se lo indicaran. Veso extendió
la mano y agarró sus caderas, inclinándose para mirarla
profundamente a los ojos.
“No tenemos tiempo para discutir. Te haré cruzar aunque sea
subida en mi espalda.”
Ella se mordió el labio, dubitativa.
“Puedo hacer eso. Podría nadar contigo agarrándome. Vamos,
Glenda. Tenemos mucha distancia para recorrer antes del anochecer.
Al menos quiero estar más allá de un río para poder limpiarnos.”
“Vale.” aceptó ella.
Glenda le impresionó por no discutir y se encontró sonriendo.
“Bien.” le respondió Veso.
Entonces la soltó y comenzó a empaquetar la cuerda en la lona
que había logrado lanzar al fondo del barranco.
Sus músculos estaban un poco doloridos después de todo ese
ascenso y subida, pero ignoró el dolor. Las prioridades exigían que los
mantuviera a ambos en movimiento y recuperar el tiempo perdido.
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N U E VE
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Cuando llegaron al río Glen tenía lo que sentía que era un
calambre permanente en su costado y sus pies dolían. Veso se volvió,
mirándola fijamente. Le molestaba que él no estuviera jadeando
demasiado o cubierto de sudor. Si alguna vez había dudado de que él
no era humano, ya no dudaba más. La había hecho ir a un ritmo
extenuante entre el claro y esta enorme masa de agua.
“Te cruzaré primero, y luego regresaré para buscar nuestros
suministros.”
Ella se inclinó, agarró sus rodillas y cerró los ojos.
“Necesito recuperar el aliento. Haz eso primero y vuelve por mí.”
Veso gruñó.
“Prefiero arriesgarme a perder nuestros suministros que a ti. Te
cruzaré primero.”
Ella alzó la cabeza, mirándole fijamente.
“Dame dos minutos. Apuesto a que podrías nadar hasta allí y
volver en ese tiempo. Eres un monstruo de la naturaleza.”
Él frunció el ceño.
“¿Quieres que vomite?” alegó ella.
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“Eres un idiota. ¿Has visto esas cosas tipo sanguijuelas? Deja las
drogas si piensas que eso es cualquier tipo de futuro.”
Miró hacia atrás, deseando saber si el segundo tipo había llegado
hasta donde estaban y se preguntó dónde estaba Veso. No se atrevía a
mirar al agua por si el joven seguía su mirada. Glen le lanzó una
mirada furiosa.
“¿Por qué no tomas esa barra de chocolate y te atragantas con
ella? Esa es una forma mucho mejor para morir que ser el títere de
algún idiota loco.”
El chico se abalanzó y Glen le arrojó la roca, clavándosela en el
pecho. Eso debió de dolerle, porque dejó caer el dulce y agarró su
pecho mientras se tambaleaba hacia atrás.
En lugar de correr, Glen se lanzó hacia adelante, empujando el
codo hacia fuera y chocando contra él tan fuerte como pudo. El joven
gruñó mientras ambos se caían. Ella aterrizó sobre él y utilizó su otra
mano para arañar su cara. Él gritó cuando sus uñas rasgaron sus
párpados cerrados.
Glen se sentó sobre él, hincándole el codo con fuerza suficiente
como para hacerse daño ella misma, pero ignoró el dolor mientras
buscaba otra roca. Se las arregló para agarrar una y comenzó a
golpearle, usando sus muslos para afianzarse cuando él intentó
corcovear fuera de ella.
Glenda le golpeó fuerte en la cabeza. El muchacho trató de
proteger su rostro, así que dejó de usar las uñas en sus ojos y en su
lugar se dirigió a su garganta, todavía martillándole con la roca.
Alguien la agarró de la muñeca y fue arrancada del hombre que
estaba debajo de ella.
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DI E Z
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Glen estaba cabalgando sobre el perro más grande que había
visto nunca. Aunque, para ser justos, Veso no se asemejaba a ningún
lobo o pastor alemán. Cualquier canino le echaría una mirada en su
forma de bestia, se mearía encima y correría para salvar su vida.
Podía identificarse con eso.
Había sido muy tentador regresar a esa cueva para acobardarse
cuando le había visto por primera vez, con sus ojos negros y
terroríficos, el hocico largo, cuatro patas, pezuñas enormes con garras
afiladas y una cola.
Pero él la mantuvo muy caliente. El cuerpo de Veso emitía
mucho calor, y su suave pelaje amortiguó su cuerpo mientras corría.
Probablemente podría moverse mucho más rápido, pero no lo hizo.
Glen lo atribuyó a que le preocupaba que ella se cayera, o tal vez
estaba tan agotado como ella. Era tentador dormitar, pero cada vez
que casi se quedaba dormida, Veso saltaba sobre algo, haciéndola
aferrarse un poco más a él.
Sin embargo estaban cubriendo mucho terreno. Tenía razón al
respecto, y sus pies no la estaban matando.
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Montar resultó ser mucho más fácil que correr para mantenerse al
paso con él. Deseaba no llevar puesta esa ropa mojada. Su piel le
dolía en lugares en los que prefería no pensar frotándose entre su
enorme cuerpo y el suyo propio.
Trató de concentrarse en otras cosas, como imaginarse tomando
un baño caliente o teniendo una verdadera comida bien cocinada.
Una vez que llegaran a la seguridad, esas cosas eran una posibilidad.
Finalmente se detuvo y ella levantó la cabeza, buscando la causa.
Veso hizo descender su cuerpo, giró la cabeza y la golpeó con el
hocico. Glen miró fijamente sus afilados dientes, tragó saliva y miró a
esos puros ojos negros. Sus iris y sus pupilas se desdibujaban los unos
en los otros. Veso echó un vistazo al suelo y ella soltó su agarre,
desmontando de su lomo.
Empezó a enderezarse, pero él le agarró la muñeca con los
dientes. Se congeló, esperando dolor. Veso la soltó rápidamente y se
encorvó hacia abajo. Ella captó la indirecta y se sentó.
Él gruñó, le lanzó un tipo de mirada que no supo descifrar, y
luego se fue, dejándola. Se quedó quieta y en silencio. Podría haber
sentido que estaban en peligro o quizás estaba buscando un lugar para
que se acostaran. Glenda estudió el cielo, dándose cuenta de que
pronto estaría oscuro.
Veso regresó unos diez minutos más tarde. Se acercó hasta ella,
enfocando su mirada en su cintura.
“¿Qué quieres?”
Se agachó frente a ella y empezó a cambiar. La asombró y la
aterrorizó al mismo tiempo ver como su pelaje retrocedía hasta
convertirse en una piel suave y dorada. Sin embargo, se mantuvo
agachado cuando terminó, ocultando su regazo.
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“Pantalones cortos.”
“Oh.”
Ella los sacó de su cintura y los sostuvo hacia él, girando su
cabeza intentando darle algo de privacidad para que pudiera vestirse.
Veso tomó los pantalones y luego habló.
“Estoy decente.”
Ella le miró mientras se sentaba en el suelo a unos cuantos metros
de distancia. Fue agradable poder hablar con él de nuevo.
“¿Estamos bien aquí?”
“Por ahora.”
“Necesito orinar. Tuve demasiado miedo de moverme mientras
estabas fuera, así que me quedé quieta.”
Él levantó una mano, apuntando hacia unos arbustos.
“Por ahí. No te vayas lejos ni tardes mucho tiempo.”
Glen se levantó y se apresuró. Veso no había cambiado de
posición cuando ella regresó. Se sentó, cientos de preguntas llenaron
su mente. Se decidió por las más apremiantes.
“¿Cómo de cerca estamos ahora de tu casa?”
“Todavía tenemos camino por recorrer. Decidí que era hora de
descansar. Estuve explorando y encontré un lugar para que podamos
dormir y pasar la noche.”
“¿No vamos a mantenernos en movimiento?”
“Nos acomodaremos para pasar la noche. Los humanos son
mucho más fáciles de evitar que los soldados y los Vampiros.”
“¿Por qué?”
“Los humanos no ven las firmas de calor, ni tienen súper
audición o súper visión.”
“Gracias por responderme. Tengo mucho que aprender.”
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Veso sintió lástima por aquellos humanos. No era culpa suya que
estuvieran ayudando a los Vampiros, ya que estaban siendo
controlados mentalmente. El hecho de que la mujer estuviera
embarazada lo empeoraba. El Maestro podría decidir deshacerse de
ellos cuando ya no sirvieran a sus propósitos.
“Vuelve a dormir y mantente así hasta que yo te diga lo
contrario. Estás agotado.”
El humano cerró sus ojos y su cuerpo se relajó. Veso le agarró, le
levantó y se acercó al armario. Abrió bruscamente la puerta, depositó
suavemente al hombre en aquel pequeño espacio cerrado y le dejó allí
dentro. Cerró la puerta y la bloqueó para que el humano no pudiera
salir. Luego se acercó a la puerta de la cabaña.
Glenda la había cerrado con llave, pero no había notado el
sistema secundario que tenía para asegurarlas. Veso alzó las dos
robustas barras y las encajó en los dos soportes situados a cada lado
del marco de la puerta.
Probablemente este humano había tenido algunos osos
intentando entrar en su cabaña y había añadido este sistema de barras
de refuerzo para ayudar a mantenerlos fuera.
Había sólidas persianas en el interior de las ventanas. Las cerró y
puso más barras en las dos de la planta baja. Luego comprobó el
desván. No tenía ninguna ventana. Los osos debían ser un gran
problema en éste área para que el humano hubiera tomado tales
medidas. Eso era una buena cosa ahora. Sería más difícil para
cualquier Vampiro irrumpir en la cabaña, ya que tendrían que poner
cierto esfuerzo en ello.
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ONC E
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Glen se puso una camiseta de gran tamaño y un par de bóxers.
El resto de las opciones de pantalones que había encontrado estaban
sucias o eran jeans en los que no podía encajar. El dueño de la cabaña
parecía tener una elección limitada sobre qué ponerse. Bajó la escalera
y encontró a Veso colocando dos cuencos en la pequeña mesa. Sólo
había una silla, pero le indicó que la usara ella.
“Gracias.”
“Sólo tiene agua y licor para beber.” Veso frunció los labios.
“Voy a ducharme. Grita si oyes al humano moviéndose en el armario,
¿entiendes? No intentes enfrentarte a él tú misma, ni mover la silla
que usé para encerrarlo allí. Estoy seguro de que permanecerá
dormido, pero prefiero prevenir que curar. Sus manos están
aseguradas detrás de su espalda, pero eso no lo hace menos amenaza
para ti.”
“¿Qué pasa con tu comida?”
“Voy a darme prisa y no cerraré la puerta del todo, para poder
escucharte si me necesitas.”
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“No.”
“El sol ya debe haber caído lo suficiente como para que los
Vampiros y los soldados estén al acecho.”
Eso fue una cosa desalentadora para escuchar.
“Que guay.”
Veso frunció el ceño, sus labios se torcieron hacia abajo.
“El sarcasmo nunca es atractivo, Glenda.”
“¿Cómo te gustaría que reaccionara a que me digas eso?
¿Estrujarme las manos y encogerme? ¿Llorar? Ya entiendo que se
hace de noche.”
“Fue una advertencia. Y tienen muy buena audición. No se
supone que debe haber una mujer aquí. Probablemente sea mejor si
no hablamos en absoluto.”
Glen levantó la mano y le hizo un saludo. Era tentador doblar
tres de sus dedos y el pulgar para darle un tipo diferente de saludo,
pero se resistió. Todavía le valió un gruñido y Veso se acercó,
deteniéndose a menos de un palmo de distancia. Tuvo que inclinar la
cabeza hacia atrás para seguir mirándole a los ojos.
“No estoy del mejor humor.”
“No tenía ni idea.”
Un brillante color dorado se extendió a través de su iris,
asumiendo el control del marrón. La forma en que podía hacer eso
todavía la asombraba. Sus emociones causaban una reacción física en
sus ojos.
“¿Qué te acabo de decir?”
“Que no estás del mejor humor.” repitió ella.
“¿Del sarcasmo?” insistió Veso.
“Que no es atractivo.”
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Gelnda sabía a menta fresca, acorde con lo que había dicho sobre
usar la pasta de dientes que después había dejado en el cuarto de baño
para que él también la usara.
Glenda se aferró a sus brazos y Veso se esperaba que le arañase,
que luchara, pero ella se aferró más a él... y le devolvió el beso. Luego
sus piernas se levantaron y se envolvieron alrededor de sus caderas.
Veso presionó su pelvis hacia adelante, frotando su rígido eje a lo
largo de la costura de su coño.
Sus gemidos le incitaban, aunque no es que lo necesitara. Glen
puso su sexo contra el suyo y él gruñó, apartando su cara para poder
mirarla a los ojos.
“Di que sí.”
“Yo…”
“No sé cuánto tiempo más tenemos juntos. Esta podría ser
nuestra última noche.”
Glen se humedeció los labios y asintió.
“Quítate la ropa.”
Se levantó y retrocedió cuando ella le soltó. Veso empujó hacia
abajo sus pantalones cortos y observó la lucha de Glenda para
quitarse la camiseta. Sus pechos eran perfectos para él. No demasiado
grandes o pequeños. Sus pezones estaban erizados y tensos.
Quería jugar con ellos, pero en cambio enganchó sus dedos en la
cinturilla de sus bóxers, tirando de ellos. Glen le ayudó levantando
sus caderas. Luego los arrojó a través de la habitación. Navegaron por
el borde del desván y desaparecieron en la planta de abajo.
Se abalanzó sobre ella, sujetándola contra la cama y tomando
posesión de su boca.
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DO C E
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Glen no podía pensar. El cuerpo de Veso la apretaba contra el
colchón, su piel caliente y firme. Pasó sus manos por sus brazos y las
envolvió alrededor de su cuello, agarrándose a su espalda. Tenía
colmillos. Su lengua se rascó contra ellos, pero no le importó. Su
cuerpo se sentía en llamas y estaba dolorida por todas partes. Nada le
importaba excepto él. Ni siquiera el hecho de que él no fuera humano
o que probablemente rompería su corazón más tarde.
Veso alcanzó entre ellos, frotando su pulgar contra su clítoris.
Glenda apartó la cabeza de su boca para gemir más fuerte. Veso se
detuvo, bajó el pulgar y pudo sentir lo húmeda que se había puesto.
Se levantó y apartó la mano. Ella subió sus piernas más arriba
alrededor de su cintura, instándole más cerca. Sus caderas avanzaron
y Glen se movió frenéticamente cuando su polla presionó contra la
apertura de su coño. Le sentía grande y lo deseaba dentro de ella.
Veso gruñó, un sonido animal, y usó una de sus manos para
empuñar su pelo, sacudiéndolo fuera de su camino. Su boca encontró
su garganta y ella se arqueó, dándole acceso.
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<Sigue diciendo eso. Tal vez algún día también yo me lo creeré si sigo
diciéndome eso.>
Veso sonrió con suficiencia.
“Pequeña humana mentirosa.”
Glenda tenía orgullo. Tal vez el orgullo de Veso estaba herido
porque ella no estallaba en lágrimas, rogándole que se emparejara con
alguien que él pensaba que era defectuoso y débil. Este tipo tenía un
complejo de superioridad. Y se negaba a alimentarlo.
“Todo lo que he dicho es la verdad. ¿Qué parte no lo es?”
“Nunca habría follado con cualquier humana. Significas algo
para mí, Glenda. Y estás tan atraída por mí como lo estoy por ti.”
<Maldita sea, Veso. Deja de decir cosas así. Sólo duele más. ¿Estás
intentando romperme? ¿Ver si me puedes hacer llorar? Me niego.>
“Era sólo sexo. No significó nada.”
Veso se rió entre dientes.
“Mentirosa.”
Miró por su cuerpo. Realmente tenía uno muy grande. Muchas
mujeres se iban a la cama con hombres por su apariencia, sólo para
tener sexo casual.
“Eres musculoso y muy atractivo. Pareces un tipo normal. Eso es
todo. Olvidé lo que eres.”
“Otra mentira. Montaste en mi espalda después de que cambié.
Eso no es algo que se olvide, incluso en la pasión. Sin embargo,
todavía te desnudaste para mí y me aceptaste dentro de tu cuerpo.”
Levantó la parte superior de su cuerpo todo el camino hacia
arriba, pero no soltó su culo, manteniéndola en su lugar con sus
caderas, firmemente presionado entre sus muslos. Puso su mano libre
sobre su estómago.
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Ella sabía que era un VampLycan pero era posible que necesitara
más tiempo para acostumbrarse a sus diferencias antes de que
estuviera de acuerdo en beber su sangre.
Había planeado cambiar, tenerla montando sobre su espalda de
nuevo, pero cambió de opinión. Podía protegerla en dos patas tan
bien como en cuatro. Se moverían más despacio, pero era importante
que hablaran.
“Sabes que no soy como tú.” le recordó suavemente.
Caminó alrededor de ella y sacó la ropa que pensó que podría
adaptarse a él, entonces se giró.
“Nos vamos. Busca un juego de ropa de repuesto por si
tuviéramos que nadar de nuevo.”
Hizo lo mismo por sí mismo, empuñando una camisa extra y un
pantalón de chándal, luego descendió del desván con otro salto.
Localizó una bolsa grande, metió la ropa dentro y extendió la
mano mientras Glenda bajaba por la escalera. Se había puesto la
camisa de un hombre. Los pantalones cargo17 que llevaba eran
holgados pero había utilizado cordones de zapatos para enlazarlos en
las trabillas de la cinturilla y atárselos en el frente, formando un
extraño cinturón. Las zapatillas que llevaba le impresionaron. Ella
había envuelto más cordones alrededor de sus tobillos para hacerlas
permanecer ajustadas en sus pies. La protegerían de posibles lesiones
mejor que las capas de calcetines.
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“Buen trabajo.”
“Gracias.” le sonrió. “Todavía estoy usando dos capas de
calcetines pero estas zapatillas tienen suelas en el fondo.”
“Dame las ropas de repuesto. Las sellaré por si se moja la bolsa.”
Glenda no vaciló.
“¿Crees que vienen a por nosotros ahora mismo? Intentarán
dispararte con un sedante, ¿verdad?”
“Sí.”
Veso cerró la mochila y se la puso, luego levantó la escopeta. Los
cartuchos para el arma fueron a los bolsillos de su chándal.
“Permanece detrás de mí y quédate en silencio.”
“¿No vas a probarte los zapatos? Hay un montón de ellos en el
desván, sé que ninguno de los de la última cabaña te valía, pero estos
parecen más grandes.”
Miró sus pies descalzos.
“No los necesito.”
Glenda abrió la boca, probablemente para discutir. Veso se alejó
rápidamente. Necesitaban irse.
Quitó las barras de seguridad de la puerta y la abrió, inhalando.
Los únicos humanos que olía eran aquel que él había enviado fuera y
la propia Glenda. Veso salió, su mirada vagando por el bosque.
Ningún movimiento o sonido extraño le alertó de los intrusos. Los
pájaros cantaban.
“¿Qué pasa?”
Glenda se apretó contra su espalda, apoyando su mano justo
encima de su culo.
“Shsh.”
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TRE C E
*
Glenda agarró con su puño la camisa de Veso y éste se detuvo,
afortunadamente. Ella jadeó, deseando caer de rodillas.
“Necesito descansar.”
“Maldición.”
Veso se quitó la mochila y se volvió para mirarla.
“Como te gusta señalar, soy simplemente humana.”
“Siéntate.”
Glenda se sentó en la hierba a la sombra, pero no fue un gesto
elegante de ningún modo. Veso se agachó a su lado y abrió la
mochila, dándole una botella de agua. Ella se recordó que debía beber
a sorbitos. Vomitar sólo la haría sentirse peor. Le dolían ambos
costados, los músculos desde el culo hasta los tobillos querían ir a la
huelga, y estaba dispuesta a creer que cuando se quitase las ruinosas
zapatillas que había robado de la cabaña, sus pies se verían como
muñones sangrientos.
“No nos estamos moviendo lo suficientemente rápido.” se
lamentó Veso.
Glenda le estudió mientras tomaba otro sorbo de agua.
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“¿Qué?”
Él siguió caminando.
“Um, ¿estás viendo a alguien?”
Veso se detuvo de nuevo y se volvió hacia ella.
“No. Los bosques están despejados.”
“Quiero decir, como una novia.”
“No habría follado contigo si estuviera comprometido con
alguien más. Los VampLycans emparejados no engañan.”
Se dio la vuelta para continuar.
“Sigue moviéndote.”
“No te pregunté si tenías compañera. Ya sabía que no. Quiero
saber si hay alguna mujer con la que estás durmiendo.”
Glenda aceleró su paso, viendo que Veso se puso a caminar más
rápido.
“No.”
“Entonces… ¿con quién fantaseas?”
Veso gruñó y volvió a girarse una vez más.
“¿Qué?”
“¿Con quién imaginas tener sexo? ¿Estás enamorado de alguien?”
Sus ojos se estrecharon con suspicacia. Glenda bajó la mirada y sintió
que el calor le subía por las mejillas. No era la conversación más
cómoda para tener, ya que ella no les consideraba exactamente una
pareja. Sin embargo, había surgido el tema, y realmente quería saber
más sobre Veso. Le había pedido que fuera su compañera.
Tenía derecho a preguntar por su vida personal.
Veso le agarró la barbilla y se acercó más.
“Este no es el momento de tener esta discusión. Lo haremos
cuando estés a salvo.”
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C A T O RC E
*
Glen levantó la cabeza y miró a los ojos de Veso. La miraba con
el ceño fruncido. Tendía a ser más gruñón que ella, incluso cuando
estaba agotada y se sentía como una mierda.
“Están fuera de la vista. Necesitamos movernos de nuevo. Este es
todo el descanso lo que puedes tener ahora mismo. Lo siento.”
susurró. “Mantén la calma, no hables, y prepárate para dejarte caer al
suelo si te lo ordeno.”
“Está bien.”
Glen se empujó hasta sus manos y rodillas, poniéndose de pie.
Veso también lo hizo, no perdiendo el tiempo cepillándose el polvo de
la ropa. Sólo se puso la mochila y bajó por la pendiente. Glenda se
arrastró tras él, luchando con su cuerpo cansado y tratando de no caer
de cabeza.
Llegaron al arroyo y Veso la recogió en sus brazos. Ella no
protestó mientras se deslizaba a través del agua y la colocó de regreso
sobre sus pies secos en el otro lado. Luego la soltó y siguió adelante.
“Gracias. Eso fue muy caballeroso. Te lo agradezco.”
Veso no miró hacia atrás.
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“¿Una trampa?”
No le gustaba esa idea en absoluto, pero Veso tiró con fuerza,
haciendo que le siguiera o continuara viaje. Ella siguió adelante. Él
olfateó mucho, haciendo otra vez esa cosa suya, y mirando alrededor.
“¿Puedes ver a través de los arbustos? ¿Es eso lo que dijiste?”
“Soy parte Vampiro, Glenda. El metal se calienta en el sol y
aparece casi como brillando ante mí.”
Recordó entonces que antes le había mencionado que los
Vampiros tenían la extraña habilidad de ver el calor por la noche. Es
por eso que nunca habían viajado durante la noche y había excavado
ese agujero para que durmieran. Realmente esperaba que él tuviera
razón. Una moto de cross significaba ruedas.
“¿Qué pasa si el dueño no dejó las llaves?”
Veso resopló, continuando hacia adelante.
“¿Qué significa eso?”
“Las motos de cross viejas no tienen llaves, Glenda. Silencio.”
Ella cerró los labios y se apresuró a seguirle. Estaba caminando
aún más rápido, concentrado en aquel grupo de arbustos. A medida
que se acercaban, pudo ver más parte de la moto. Estaba escondida
detrás de unos arbustos, entre dos árboles.
Veso soltó su brazo y puso su dedo en sus labios, luego le indicó
que se quedara allí con un gesto. A continuación, avanzando con
cautela, se colocó detrás de los arbustos.
Glenda echó un vistazo alrededor, con el corazón latiendo. ¿Qué
pasa si el que había dejado esa la moto estaba al acecho? Miró al
suelo y encontró un palo. Mejor eso que no tener nada con lo que
golpear a alguien, en caso de que fueran atacados.
“Ven aquí.” susurró Veso lo bastante alto para que le escuchase.
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“No me digas. Mis ojos están cerrados y estoy fingiendo que esto
es un paseo en un parque de atracciones.”
“Es sólo un arroyo poco profundo. Nos vamos a mojar un poco.”
“Al menos no es una montaña.”
Veso se echó a reír y avanzó lentamente, bajando por un pequeño
terraplén hacia la parte más estrecha de la corriente de agua.
Un movimiento llamó su atención a la izquierda y divisó a un
humano corriendo. Todavía estaba lejos, pero ganaba terreno. Era
uno de los hombres que había visto antes. Gruñó, acelerando más.
Alcanzaron el agua y Glenda jadeó, pero se aferró a él. La rueda
trasera patinó un poco en el otro lado, pero lograron pasar. Giró el
puño, acelerando la velocidad.
Algo pasó junto al rabillo de su ojo. Era un dardo. Ese bastardo
estaba disparando contra ellos. El humano podría acertar a Glenda en
la parte posterior de la moto. Probablemente eso la mataría si usaban
drogas suficientes como para derribar a un VampLycan. Vió una gran
roca y se dirigió hacia ella. Se detuvo con brusquedad una vez que
estaban en el otro lado, dejando el motor en marcha.
“Suéltame y quédate aquí.”
Trató de ponerse de pie, pero Glenda todavía estaba envuelta
alrededor de él, apretándole. Veso maldijo, ajustando sus pies hasta
que quedó sentada a horcajadas en el asiento.
“Aprieta las piernas.” le dijo. “Sostén la moto.”
Veso desmontó, manteniendo a Glenda en posición vertical con
su agarre.
“No puedo conducir una de estas.”
“Sólo debes sostenerla. Agarra el manillar, pero nada más.”
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Q UI NC E
*
De repente, Veso se detuvo y Glen se estrelló contra su espalda.
Era irritante con qué frecuencia hacía eso y cómo ella nunca podía
detenerse con la suficiente rapidez. No tenía sus reflejos súper
rápidos.
“¿Qué pasa ahora?” susurró para que no se quejara de ella.
Esa lección había quedado aprendida.
“¿El viento? ¿Se tiró un pedo algún animal? Al menos has parado
cincuenta veces en la última hora.”
“Shshsh.”
Veso inclinó su cabeza.
“Alguien viene.”
Se acercó a su espalda y le dio un empujón, no demasiado suave,
escondiéndola tras un árbol. Glen no necesitó que la motivara para
hacerlo. Se aplastó detrás del grueso tronco, inmediatamente se
preguntó dónde habría ido Veso, cuando él no la siguió. Miró a su
alrededor y su boca se abrió por la sorpresa.
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“Entendido.”
“Vamos a enfrentar esto. Quiero que termine. ¿Apoyará Lorn que
vaya a por ese Nido? Necesito ayuda, y quiero que mi padre se quede
para proteger a Glenda. El Maestro es una amenaza para ella. Tiene
que morir.”
“Este Maestro envió su Nido para invadir nuestro territorio y
también atacaron a Kira. Puedes apostar tu culo a que iremos detrás
de esos hijos de puta.”
“Bien.”
Veso hizo una pausa, mirando hacia abajo a Glenda. Debería
despertarla antes de que se enfrentaran a quien les esperaba dentro.
“¿Glenda?”
No se movió entre sus brazos. Veso habló más alto.
“¿Glenda? Despierta.”
Sus ojos se abrieron y al instante el miedo contorsionó sus rasgos.
“Está bien. Te estoy sosteniendo. Estás a salvo.”
Glen se agarró más fuerte alrededor de su cuello.
“Está oscuro.” susurró ella.
“Lo está, pero estamos en medio del territorio VampLycan.
Estamos casi en el albergue. Mira.”
Veso la giró en sus brazos para que ella pudiera ver las luces en lo
alto de la colina. Su cuerpo tenso se relajó.
“¿Es un hotel?”
“No. Es el lugar de reunión de nuestro Clan.”
La puso suavemente sobre sus pies.
“Sé valiente.”
Veso le cogió la mano.
“No demuestres miedo. Nadie va a hacerte daño.”
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Su ánimo se desvaneció.
“Eso no significa lo mismo que implicó una vez bajo el gobierno
de Decker. No busco verdugos ni asesinos. Sólo mataremos si no
queda otra opción. Me gustaría que finalmente viviéramos en paz con
los otros Clanes.”
“¿Me dejarías mantener a Glenda?”
Veso quería que quedara claro que eran un paquete. También le
gustó que le pidiera que se convirtiera en un Ejecutor. Sabía que
Lavos había soñado con la paz entre los Clanes, y era agradable
comprobar que su hermano mayor tenía los mismos objetivos. Todos
estaban de acuerdo.
Lorn asintió con la cabeza.
“Es posible que desees mantenerla alejada del Clan al principio.
Pero con el tiempo, van a entrar en razón. Esa es mi esperanza. El
cambio será lento de aceptar, pero como ya te he dicho... tengo
esperanzas. Me sentiría honrado si estuvieras con nosotros, en lugar
de estar contra nosotros, Veso.”
Él asintió con la cabeza.
“Hecho. Tienes mi lealtad. ¿Quieres un juramento de sangre? Te
lo daré.”
“Tu palabra es lo suficientemente buena para mí. El albergue es
el lugar más seguro en este momento. Cuando nos vayamos, Davis
defenderá a tu futura compañera y a mi Kira. Vamos arriba. Tenemos
un mapa en mi oficina. Muéstrame dónde está escondido este Nido.
Tenemos ‘chupasangres’ para cazar.”
Veso esperó a que todos subieran las escaleras, luego se encontró
con la mirada de Glenda. Ella le fruncía el ceño.
“¿Qué pasa?”
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DI E C I SE I S
*
“Gracias, Perri.”
Glen se sentó en el sofá, agarrando la bandeja que una silenciosa
mujer le había dado. Tenía un plato con un gran sándwich de pavo,
patatas fritas y una soda fría.
“De nada. Estaré abajo con mis hijos. Llama si necesitas algo.”
Glen asintió con la cabeza. Su mirada se dirigió hacia Kira. La
otra mujer se sentó cerca, observando cada movimiento suyo.
Glen estaba hambrienta pero no se lanzó sobre la comida, en
lugar de eso posó la bandeja en su regazo.
“No muerdo.” dijo Glen.
Kira le sonrió.
“Yo sí, pero estás a salvo. Sólo hundo mis colmillos en mi
compañero.”
Glen no estaba segura de sí debería consolarse por eso o debería
asustarse. Kira se rió entre dientes.
“Fue un chiste. Quiero decir, es la verdad, pero tu cuello está a
salvo de mí.”
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demasiado Lycan estaba bien con él, pero ser demasiado Vampiro era
una ofensa de muerte.”
Kira levantó la mano, haciendo rodar su dedo junto a su sien.
“Chiflado.”
“¿Supongo que también odiaba a los humanos?”
Kira asintió.
“Mi madre era humana. Mi padre la conoció y se emparejó con
ella cuando él no estaba viviendo aquí. No creo que tuviese planeado
regresar, excepto que mi madre murió. Entonces me trajo aquí, de
vuelta a casa, para mantenerme a salvo. No podía confiar en dejarme
con una niñera humana por si veía algo que no debía. Temía que me
hiciera daño si de repente me crecían las garras o el pelaje. Resultó
que yo no podía cambiar. Fui ‘persona non grata’24 aquí durante mucho
tiempo. Una marginada que Decker sólo toleró por culpa de mi
padre. Él sí es un VampLycan completo.”
“Davis.”
Glen se había encontrado con él y había sido amable, mirándola
con una mirada cálida que no la había asustado. Kira asintió.
“Mi padre es genial. Se enamoró de mi madre, tal como Veso se
ha enamorado de ti.”
“No creo que Veso esté enamorado de mí.” admitió Glen con
suavidad “Creo que en su mayoría trata de irritarme y asustarme.
Parece que le gusta hacer que me vuelva loca.”
Kira sonrió de nuevo.
“No. Te reclamó verbalmente. Eso es serio para nuestra especie.
Así que habéis pasado por el infierno, ¿eh?”
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“Cierto.”
Su mirada se dirigió a la puerta abierta cuando las voces de los
hombres se elevaron.
“¿Qué están haciendo ahí?”
“Trazando un ataque contra el Nido. Necesitan ser exterminados.
Ni siquiera deberían estar en esta área.”
“¿Vas a ir con ellos?”
Kira sacudió la cabeza.
“No. Lorn no me lo permitirá. Quiere que me quede aquí para
mantenerme a salvo.”
La preocupación surgió en Glenda.
“Podrían morir, ¿no es así?”
Kira sacudió la cabeza.
“Los VampLycans pueden patear el culo de cualquier Vamp, a lo
grande. También conozco a mi compañero. Llamará pidiendo ayuda.
Los otros Clanes se la han ofrecido. Está tratando de demostrarles lo
diferente que es de Decker, el cual nunca querría ayuda, pero Lorn no
es nada parecido a él. Nuestros hombres regresarán a casa cuando
esto termine.”
Kira se recostó en su asiento.
“Simplemente no seas escrupulosa si están sangrientos y
cubiertos de polvo.”
“He visto a Veso masacrarlos. Sólo que algunos de ellos no se
volvieron polvo.”
“¿Soldados?”
“Yo los llamo ‘sanguijuelas’.”
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“Lo tengo.”
Chaz extendió la mano y presionó su dedo contra su oreja.
“Seres humanos controlados mentalmente podrían estar en
nuestro ‘patio de recreo’. Si veis alguno, tomadlos y retenedlos hasta
que algún VampLycan pueda enderezarlos.”
Dejó caer la mano.
“Nos actualizamos para tener mejores comunicaciones. Os
traeremos a todos los humanos que atrapemos y vosotros veréis si
podéis borrar sus recuerdos.”
“El nuevo sistema de comunicadores es impresionante. Es mejor
que gritarnos el uno al otro.” agregó Fray, su piel volviendo a una
textura y color normales. “Uno de nuestros exploradores lleva un
amplificador de señal en la espalda. Os trajimos algunos, chicos.
¡Adelante Equipo Barre-Vampiros!”27
Metió la mano en una bolsa que llevaba atada a su cinturón y se
acercó a Lorn.
“Simplemente introduce uno en tu oreja y presiona para hablar.
Escucharás a cualquiera que hable.”
Les entregó comunicadores a los otros hombres, incluyendo a
Veso. Le echó un vistazo, descubrió cómo funcionaba, y lo puso en su
oreja. Instantáneamente, una voz profunda se difundió a través del
pequeño altavoz.
“¿Nos adelantamos volando hasta ese lugar o quieres que os
sigamos desde arriba, Chaz?”
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DI E C I SI E TE
*
Un movimiento atrapó la atención de Veso desde el lado
derecho de la carretera mientras conducía. Miró hacia esa zona,
viendo la causa. Uno de los GarLycans se había abalanzado hacia el
suelo y había agarrado a alguien. A juzgar por los agudos gritos, era
un Vampiro o un soldado. Agitaba los brazos y las piernas, mientras
volaba más alto en el cielo y por encima de las copas de los árboles
llevado por el explorador. Un segundo explorador se acercó más y, al
pasar junto al primero, las tres formas se convirtieron en dos. Habían
convertido en polvo a esa ‘cosa’ en el aire.
Tenía que apreciar la forma en que los GarLycans trabajaban
como un equipo. Ya habían localizado al menos cuatro enemigos,
despachándolos de esa misma manera. Puede que no quedaran vivos
demasiados Vamps o soldados para pelear cuando llegasen a la mina
si esos bastardos seguían viniendo hacia ellos mientras se dirigían en
esa dirección.
La voz de Lorn sonó en el auricular.
“Buen trabajo.”
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Veso tuvo que hacer unos ajustes con la mano, pero decapitó a
aquel bastardo, convirtiendo su cuerpo en polvo. Entonces retrocedió,
limpiándose la sangre de ambas manos sobre sus pantalones.
“Apuesto a que eso se sintió bien.” dijo Fray, luego se giró.
“Vamos de caza. Estoy seguro de que hay más de ellos aquí abajo.”
“Jodido Decker.” espetó Lorn con voz ronca, la furia
marcándose en el tono de su voz. “Estoy seguro de que los envió para
castigarnos por no pelear para mantenerle como líder aquí y por no
aceptar matar a los otros Clanes.”
“No importa, mis amigos ‘a-veces-peludos’. Vamos a matarlos a
todos.” gritó Fray mientras salía de la habitación.
Veso les siguió. No se detendrían hasta que todos los bastardos en
aquel Nido hubieran sido descabezados.
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“No.”
Ya sabía a dónde iba.
“No puedo quedarme con Veso solo por miedo, y porque sé que
me mantendrá a salvo de ellos.”
“¿Sientes algo por mi hijo?”
Glen se mordió el labio, sin saber cómo responder a eso.
“¿Estas confusa?”
Ella asintió.
“Está en tu naturaleza humana cuestionar las cosas, tener
cuidado para no ser lastimada. ¿Has tenido el corazón roto por
alguien en el pasado?”
“Todo el mundo lo tiene.”
“No todo el mundo, pero conozco el dolor que viene con tratar
de amar a alguien que es incapaz de devolvernos esos sentimientos.
Quería emparejarme con la madre de Veso. Ella dio a luz a mi hijo.
Era justo que nos uniéramos y nos convirtiéramos en una familia.
Pero ella no estaba de acuerdo. Eso me dolió profundamente durante
un tiempo. No es natural tener un hijo de la manera que nosotros lo
hicimos. Me engañó.”
“Veso me lo contó.”
Bran colocó los brazos en los costados de la silla, rizando sus
dedos en puños.
“Veso nunca quiso una compañera. Lo hemos discutido muchas
veces. Su madre le hizo creer que no era digno de ser amado por una
mujer. Siempre esperé que conociera a alguna hembra VampLycan
que le hiciera cambiar de opinión. En cambio, él te trajo a casa. No
me importa que seas humana, Glen. Ni siquiera me importaría si
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en ese pasado y piensa en tu futuro. Podrías tener uno muy bueno con
mi hijo.”
Glen le observó cerrar la puerta y suspiró, buscando el café. Tiró
de la tapa y sopló, tomando un sorbo. Bran le había puesto azúcar y
leche, así que no era amargo.
Bran le había dado mucho en qué pensar. No era así como había
imaginado que se desarrollaría su conversación. Estaba segura de que
querría que abandonara el territorio lo antes posible. Veso tenía un
problema con ella siendo humana, pero su padre no. Sólo quería que
su hijo fuera feliz.
<¿Qué pasa si Veso nunca regresa?>
Ese pensamiento le dolió en el pecho.
“Maldita sea.”
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DI E C I O C HO
*
Veso sólo quería ir a buscar a Glenda, pero tuvo que quedarse en
la reunión. Lorn había insistido en que todos los que habían
participado durante la misión estuviesen en su oficina para el
interrogatorio, en caso de que hubiera más preguntas. Su nuevo líder
del Clan les tuvo a todos reunidos en una conferencia telefónica con
los otros tres líderes de los Clanes VampLycan y GarLycan.
“Eliminamos un total de diecisiete soldados, contando los que
Veso nos contó que abatió cuando escapó por primera vez del Nido.
Encontramos la ubicación secundaria donde el Maestro estaba
durmiendo durante el día. Era una caseta donde la mina solía
almacenar los explosivos. Tres sacos de dormir estaban allí.”
Lorn hizo una pausa.
“El Maestro nos confirmó que Decker Filmore estaba trabajando
con el Consejo Vampiro en Chicago.”
“Voy a enviar exploradores a esa zona.”
Lord Aveoth sonaba furioso.
“¿Por qué crees que había tantos soldados? ¿Esperaban que les
atacarais?”
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“Dudoso.” habló Veso. “El Maestro quería ser llamado rey. Era
un bastardo pretencioso y probablemente adoraba tener esas ‘cosas’ a
su entera disposición.”
La voz de Velder salió del altavoz.
“¿Estás seguro de que acabasteis con todos ellos?”
“Bastante seguro.” intervino Chaz mirando a su alrededor. “Los
nuevos soldados estaban resguardados dentro de la mina y la mayoría
de los que estaban de caza por los bosques estaban condenadamente
cerca de considerarse rabiosos. Aquellos corrieron hacia cualquier
cosa que hiciese algún sonido o se moviese. Las motos funcionaron
como un hechizo para atraer su atención. Podríamos patrullar el cielo
alrededor de esa zona por la noche durante la próxima semana, si
crees que es necesario.”
“Haced eso.” gruñó Aveoth. “Esos bastardos Vampiros han
perjudicado suficientes humanos en esa zona. Están a punto de llamar
la atención, ya que alguien está obligado a informar como personas
desaparecidas sobre los que se convirtieron o fueron asesinados. ¿Qué
hay de los Vampiros?”
“Maté a uno cuando escapé con Glenda. Maté al Maestro
Vampiro esta noche.”
Veso le había matado más rápido de lo que había deseado, pero
ya estaba hecho.
“Maté a un tercero.” dijo Lorn ajustándose en su asiento. “Se
estaba escondiendo con los cadáveres de las víctimas que habían
sangrado, probablemente esperando que la decadencia pudiera ocultar
su olor. No lo hizo.”
“Gran operación conjunta.” elogió Velder. “Gracias.”
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DI E C I N UE VE
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“No sabía que eras tan malo.”
Veso arqueó las cejas, parecía confuso. Glen cortó otro bocado
del filete y lo masticó lentamente. Veso ya se había duchado, después
descongeló algunos filetes de su congelador y luego procedió a freírlos
en una sartén de hierro fundido. También había hecho platos de
acompañamiento. Ahora estaban sentados frente a frente en la mesa
de su comedor, justo al lado de la cocina.
“Eres un excelente cocinero. Fue una broma.” explicó.
“No veo el humor en esa clase de acusación.”
“No vas a jugar limpio para obtener tu meta, ¿verdad?”
Él no dijo nada, sólo cortó un bocado de su propio bistec y lo
metió en su boca.
“Este es el mejor bistec que he comido nunca.” admitió Glenda.
Veso tragó, tomando un sorbo de soda.
“Gracias. Soy mejor en el dormitorio que en la cocina.”
Ella se quedó boquiabierta, sorprendida de que se hubiera jactado
de eso. ¡Era tan arrogante!
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Veso sólo sonrió, luego bajó la cabeza. Ella gimió cuando su boca
caliente y húmeda se clavó en el pecho donde no estaba usando sus
dedos para atormentarla.
Y le entendió. Planeaba volverla loca.
Se agarró a sus amplios hombros, cerró los ojos y echó la cabeza
hacia atrás. No era suave, pero no le dolió cuando él chupó con
fuerza su pezón, utilizando sus dientes para pellizcar suavemente la
punta. Simplemente la hizo temblar y surgió un anhelo de tenerlo
dentro de ella.
“¡Veso!”
Soltó sus pechos con la mano y la boca. La cama se movió
cuando él cambió su peso. Glen pensó que él subiría de nuevo hacia
ella, pero Veso nunca hacía nada de lo que ella suponía que haría.
Deslizó sus grandes manos debajo de sus muslos y los empujó
hacia arriba, bien separados. Glen abrió los ojos y levantó la cabeza,
justo a tiempo de verle enterrar su rostro.
Esa boca se clavó en su clítoris. Ella gimió, luego perdió la
cabeza cuando el placer la inundó.
“Eso no es justo.” soltó ella.
Veso empezó a gruñir, agregando vibraciones a su lengua
atormentando su clítoris. Glen se aferró a la ropa de cama. No pasó
mucho tiempo antes de que el orgasmo la atravesara y gritó su
nombre. Entonces jadeó, con los ojos aun cerrados.
Veso se levantó y le cerró las piernas. A continuación, le dio la
vuelta sobre su estómago. Glen abrió los ojos cuando dejó escapar sus
piernas, deslizándole las manos por debajo de las caderas.
La levantó hasta ponerla sobre sus rodillas, la sostuvo ahí, y ella
apartó su cabello del camino para mirarle por encima del hombro.
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VESO
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Veso se movió detrás de ella y abrió las piernas para alinear sus
caderas.
“Eres mía.” gruñó.
Glen gimió cuando la penetró por detrás. Se aferró a sus brazos,
disfrutando de la sensación de que él la tomara. Su polla era muy
dura y gruesa, rompiéndola lentamente. Se sentía increíble.
“Mi compañera.” su voz se profundizó. “Nunca te dejaré ir.”
No estaba dispuesta a discutir con él cuando empezó a retirarse, y
luego empujó hacia adelante. Eso habría implicado que ella podría
hablar. Veso se movió más rápido, ajustó un poco las caderas y Glen
gimió más fuerte.
“Mi Glen.” gruñó.
Veso descendió sobre ella, envolviendo su torso a lo largo de su
espalda. Aflojó el agarre de su cintura para apartar su pelo del
camino, y luego su boca estaba en su cuello. Entonces mordisqueó,
lamió y mordió su piel.
“¡Oh, Dios!”
La folló más fuerte, más rápido. El segundo clímax se construyó,
luego se estrelló a través de ella. Esa vez no gritó, demasiado sin
aliento por su pesada respiración. Veso gimió y apoyó sus caderas
contra su culo, ralentizando sus movimientos. Glen juró que podía
sentirlo entrando dentro de ella.
Cuando realmente la mordió, el dolor se sintió bien, la dejó con
sus brazos temblorosos, casi colapsando.
Veso deslizó su brazo por debajo de ella antes de que se posara
sobre la ropa de cama y la sostuvo. Era muy difícil pensar, pero sabía
lo que Veso estaba haciendo. Kira le había contado todo acerca de los
hábitos de emparejamiento de los VampLycans.
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VESO
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VESO
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<Sangre.>
No podía mirar. Veso ajustó su cuerpo en la cama, presionando
su brazo más firmemente contra su boca abierta.
“Bebe.” jadeó, empezando a follarla lentamente de nuevo.
Su voz se profundizó hasta un tono inhumano y sopló sobre su
garganta.
“Traga por mí.”
Veso fue genial distrayéndola del hecho de que tenía la boca llena
de sangre. Casi esperaba sentir nauseas mientras bebía un poco, pero
no lo hizo. Veso levantó una pierna, fijándola mejor en su costado, y
condujo su polla dentro de ella más profundamente.
La mordió otra vez, en el mismo lugar. Esa vez se sintió incluso
mejor, y una nueva sensación la llenó. El calor comenzó en su
garganta, extendiéndose hasta su estómago y rápidamente hasta su
sexo. Su clítoris latía y ella gimió, chupando su piel para obtener más
sangre. Fuera lo que fuera esto tan extraño que le estaba sucediendo a
su cuerpo, de repente quería más.
Veso empujó lentamente, dentro y fuera, y ella rodó sus caderas,
deseando desesperadamente correrse. Él la entendió y la folló más
rápido. Un tercer clímax golpeó tan de repente que Glen se sacudió en
su agarre. Apartó el brazo de su boca y Veso la abrazó mientras
gruñía. Su cuerpo se tensó a lo largo de su espalda y soltó su hombro.
“¡Mía!”
Sus brazos alrededor de ella se relajaron un poco, pero no mucho.
Ella abrió los ojos, mirando la pared a través de la habitación. Sus
labios estaban cubiertos con su sangre, con ese sabor metálico en su
boca, mientras trataba de recuperar el aliento. Su cuerpo se sentía
demasiado caliente, como si tuviera fiebre.
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VESO
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“Respira.”
“Lo hago.”
“Demasiado rápido. Baja la velocidad, Glen. No hay necesidad
de entrar en pánico.”
Lo estaba. Su corazón estaba acelerado y sus pulmones estaban
trabajando demasiado rápido. Tragó saliva, recordó la sangre que
había bebido, ya que todavía podía saborearla. Estaba manchada en
sus labios, probablemente también en su cara. Como estaba la suya en
la cara de Veso.
Él se inclinó, sosteniendo su mirada.
“Te amo.”
Rebuscó en sus ojos, aturdida. Parecía sincero. De hecho, había
lanzado la ‘bomba-A’ sobre ella.
“Es la verdad. Eres fuerte, Glenda. Deja de parecer que estás a
punto de desmayarte.”
“Glen. Dijiste que me llamarías así.”
Tuvo el descaro de sonreír.
“¿Quieres discutir ahora? Te acabo de decir que eres la dueña de
mi corazón y siempre lo serás. Estoy desnudándome contigo. Aquí es
donde se supone que tienes que decirme que tu también me amas.”
“Yo...”
“Te amo. No es tan difícil compartir tus sentimientos, Glen. Esa
fue mi segunda vez pronunciando estas palabras. Tú también puedes
decirlas.”
<Por favor, no rompas mi corazón un día.>
“Te amo, Veso. Solo que todavía estoy un poco asustada.”
admitió ella.
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VE I NT E
*
Veso se rió entre dientes, observando a Glen limpiar el polvo del
mantel. Ella giró su cabeza, lanzándole una mirada sucia.
Glenda le divertía. Estaba muy agradecido de que no estuviera
tratando de escabullirse fuera de la cabaña para escaparse. Le
preocupaba que cambiara de opinión acerca de ser su compañera. Sus
músculos probablemente estaban doloridos, ya que habían celebrado
su emparejamiento con mucho sexo.
“El polvo no es algo gracioso. Hay capas de eso. ¿No estornudas
mucho?”
“Es una tarea que odio. La casa está limpia.”
“Excepto por las estanterías y las superficies sobre el suelo y los
mostradores.”
“Querías un trabajo, ¿no?”
Veso sonrió, disfrutando de irritarla. Estaba muy atractiva
cuando se enfadaba.
“Jajaja. Muérdeme.”
Él rodeó el mostrador, acechando hacia ella. Glen se giró
completamente y levantó el trapo de polvo, señalándole con el dedo.
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“Vale.”
No aparecer sería irrespetuoso con Lorn. No quería tener que
mudarse a otro Clan y construir un nuevo hogar para su compañera.
Se necesitaría mucho tiempo, y ella no estaba hecha para la vida al
aire libre. El invierno vendría antes de que pudiera terminarlo.
“Sólo espero que Lorn comprenda que desgarraré a cualquiera
que vaya tras mi Glen.”
“Lo sabe.”
Veso extendió la mano y colocó su mano en la parte baja de la
espalda de Glen.
“Ponte zapatos. Vamos al albergue.”
“Genial.”
Se dio la vuelta y volvió a entrar en su cabaña.
“También me cambiaré de ropa, ya que en este momento estoy
vestida solo para estar cómoda, pero me daré prisa.”
Veso no estaba seguro de lo que eso significaba. Se había puesto
una de sus camisas y un par de leggings de Kira. Su atuendo parecía
estar bien para él.
“Va a estar bien, hijo.”
“Más vale que así sea. Ya ha tenido que verme matar suficientes
veces esta semana.”
“Ella necesita aprender que la vida aquí puede ser más dura.”
“Estoy tratando de minimizar eso un poco. Aún se está
adaptando a mí.”
“¿Recibiste su permiso para vincularte con ella? No parece muy
agitada.”
“No forcé el emparejamiento.”
“Bien. Estoy orgulloso de ti.”
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VE I NT I U NO
*
Glen paseó por el salón mientras esperaba a que Veso saliera.
Había tenido que ducharse de nuevo. En otro tiempo habría gritado si
un hombre en su vida hubiera tenido una inclinación por manchar de
sangre su ropa de la manera que él lo hacía. Por supuesto, sus ex eran
humanos.
Un movimiento en el pasillo la obligó a detenerse y mirarle
fijamente.
Solo llevaba una toalla alrededor de la cintura, el cabello mojado
y las gotas de agua atraían su atención hacia su musculoso pecho. Su
chico era súper-sexy, aunque un poco descontento a juzgar por el
ceño fruncido en su hermoso rostro.
“¿Qué pasa?” se acercó más a él.
“Estoy tratando de mostrarte mi lado menos violento, pero sigo
teniendo que matar idiotas. ¿Estás planeando huir de mí?”
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EPI L O G O
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FIN
35 ‘Pick’ significa ‘Recogida’ o ‘Pico’, se mantiene en original por
tratarse de una ubicación.
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PE R S O N A J E S
*
Listado relacionando todos los nombres mencionados en este
libro (aunque solo hayan sido mencionados sin intervenir realmente
en la acción), con una breve anotación de sus interrelaciones para
facilitar su identificación. Se muestran en orden alfabetico.
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CLAN DE LORN
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GARLYCANS
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VAMPIROS
HUMANOS
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OTROS CLANES
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SO B R E L A A U T O R A
Laurann Dohner
Soy “supervisora de hogar” a tiempo completo (suena mucho mejor que ama
de casa normal), madre y escritora. Soy adicta al café helado con caramelo, una
barra de chocolate de vez en cuando (o dos) y trato de conseguir por lo menos
cinco horas de sueño por la noche.
Me encanta escribir todo tipo de historias. Creo que la mejor parte acerca de
la escritura es el hecho de que la vida real es siempre incierta, siempre lanzando
cosas contra nosotros sobre las que no tenemos ningún control, pero cuando
escribes, puedes asegurarte de que siempre hay un final feliz. Me encanta eso de
escribir. Me encanta sentarme en mi escritorio de ordenador, ponerme los
auriculares y escuchar música a todo volumen para bloquear el mundo que me
rodea, para así poder crear mundos frente a mí.
Laurann Dohner
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SERIE VL G
*
1. DRA NT O S
2. KRAVEN
3. LOR N
4. VESO
5. L A V O S (próximamente)
6. W E N (próximamente)
7. L O R D A V E O T H (próximamente)
8. C R E E D (próximamente)
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1.- D R A N T O S
Portada Original Para la mayoría, un accidente aéreo significa el fin de
la vida. Para Dusti Dawson, es sólo el principio...
Dusti y su hermana Batina sobrevivieron al accidente,
gracias a un par de hermanos que son a partes iguales
amenazantes y musculosos. Ella estaría agradecida... si no
hubieran resultado ser unos secuestradores delirantes, que
creen que el abuelo de Dusti es alguna monstruosa criatura
mestiza inclinada por el asesinato.
Resulta que los Vampiros, licántropos y Gárgolas sí
existen y que han sido cruzados para formar dos razas
híbridas.
Drantos, el hombre que Dusti no puede dejar de
desear, es uno de los más peligrosos de todos
.
Los VampLycans Drantos y Kraven fueron enviados Portada Exclusiva
para eliminar una amenaza para su Clan. Pero cuando esa
amenaza resulta ser en su mayoría mujeres humanas,
ignorantes de su linaje, los planes deben cambiar, sobre
todo después de que Drantos obtiene una muestra de sangre
de Dusti.
Ahora, morirá para protegerla. Incluso si eso
significa alejarse de todo lo que conoce para mantenerla a
su lado.
¿Es su fuerte deseo por Drantos suficiente razón
como para soportar el peligro proveniente de todos lados?
¿O debería Dusti cortar y escapar en la primera oportunidad
que se le presente?
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2.- K R A V E N
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3.- L O RN
Portada Original Ser criada por una raza de mestizos Vampiros y
Lycans había estado lejos de ser fácil para Kira. Los
VampLycans desprecian a los seres humanos y la sangre
humana de su madre es muy fuerte en las venas de Kira.
Incapaz de cambiar, tiene escasos rasgos VampLycan en
absoluto. Por ello, a Kira se le niega la aceptación del Clan...
y el amor del hombre al que ha querido desde la infancia. El
enamoramiento de una niña, que floreció en un deseo tan
fuerte, que amenazaba con consumirla. Sufrir el dolor de
Lorn por encontrar algún día una compañera no es una
opción.
Con el malvado líder de su Clan, Decker Filmore,
actualmente en plena huida, es el momento perfecto para
que Kira pueda escapar, dejar Alaska atrás e intentar la
felicidad en otro lugar.
Sólo un día más, y se habrá ido para siempre.
Portada Exclusiva
Lorn tiene una decisión difícil que tomar, una que
va a cambiar no sólo su vida, sino la vida de todo el
mundo que conoce. Le han pedido que asuma el control
de su Clan. Con Decker desaparecido, el tiempo para un
drástico juego de poder es ahora. Es una responsabilidad
que Lorn nunca ha querido, pero la elección se hace por
él cuando Kira es atacada de forma inesperada,
cambiando de una manera que podría significar su
muerte. Ahora, él hará lo que sea necesario, matará a
quien tenga que matar, para evitar que ella sea ejecutada
bajo la ley de su Clan.
Si es capaz de derrotar a sus enemigos y conseguir
el liderazgo, Lorn va a cambiar todas las reglas para
Kira... o morirá intentándolo.
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HO T PA S S I O N BO O K S
económicos o materiales de ningún tipo por ello y con el único objetivo de dar
a conocer los libros de nuestras autoras favoritas ante las lectoras de habla
hispana.
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V E SO
SONRISA DE VE S O
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