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La Teoría Del Apego Proporciona Una Explicación
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John Bowlby
Attachment and Loss, Bowlby J. 1973
Mary Ainsworth
Este descubrimiento condujo a la clasificacion de los
estilos de apego en la infancia y adultez, que se considera
un aspecto central de la aportación de la teoría del apego a
la psicoterapia. Además, Ainsworth contribuyó a la
definición del concepto de “base segura” y jugó un papel
central en la evolución del concepto de apego mas allá de
la proximidad, incluyendo la influencia de las expectativas
del niño sobre el cuidador.
Ainsworth identificó, de manera preliminar, el tipo de
interacciones padres-hijo que tenían mayor probabilidad
de generar un estilo de apego seguro, asi como también los
distintos tipos de apego inseguro. La clave de esta
diferencia se encontraba en los patrones de
comunicación entre el niño y el cuidador (Wallin,
2007).
En las díadas seguras, el niño expresa claramente su
necesidad de consuelo tras la separación, su alivio tras ser
consolado cuando se reúne con la madre, y el estar
preparado para continuar con el juego. Las madres
observadas en sus estudios podían leer las claves no
verbales de sus hijos de forma cuidadosa, respondiendo de
manera acorde a la necesidad del niño. Esta secuencia
refleja una comunicación coordinada, que se ha descrito
como colaborativa o contingente.
En las díadas inseguras, los niños fracasaban en expresar
su malestar, que se revelaba solo indirectamente a través
de su elevada tasa cardiaca y niveles de cortisol. Cuando
se reunían con las madre también fallaban en la expresión
de su necesidad de consuelo. Los niños evitativos inhibían
la comunicación que invitaba a la conexión. Casi el caso
contrario se producía en los niños ambivalentes, que
parecían amplificar las expresiones de apego. Estos niños
transmitían su preocupación por la disponibilidad de la
madre, su malestar por la separación era extremadamente
severo, y su alivio al reunirse con la madre era poco
significativo. La comunicación de las necesidades de
apego en los niños con apego ambivalente parecía
mantenerse en un nivel elevado a pesar de los esfuerzos
maternos (Ainsworth, 1969; Main, 1990, 1995; Slade,
1999).
Durante su investigación a través del procedimiento de
la Strange Situation, observó diferencias en los
comportamientos de los niños: mientras la mayoría se
encontraban inequívocamente apegados a sus madres, una
minoría no lograba ser consolado por sus madres y
fracasaban en la exploración, mientras que otros no
demostraba evidencia de apego en ningún sentido.
Apego El niño no
inseguro
evitativo abandona la
exploración y no
parece afectado
por la separación
y retorno de la
madre, su
aparente falta de
malestar puede
ser
malinterpretada
como calma. La
indiferencia
superficial del niño
evitativo, así como
la posible
ausencia de
comportamiento
de apego, puede
reflejar una
acomodación
defensiva
parecida al
desapego que
Bowlby había
observado en
niños de 2 y 3
años que habían
sufrido
separaciones
forzosas de los
padres. Ainsworth
indicó que las
madres de los
niños evitativos
habían rechazado
activamente sus
intentos de
conexión
(Ainsworth et al.,
1978), mientras
que otros
observadores
observarían
posteriormente
que estas madres
se aislaban
cuando sus hijos
parecían tristes
(Grossman &
Grossmann,
1991). La
inhibición de la
expresión
emocional, la
aversión al
contacto físico y a
la búsqueda
cuando se
produce son
signos del tipo de
maternidad que
produce niños
evitativos (Main &
Weston, 1982).
Apego Ainsworth
inseguro
ambivale identificó dos tipos
nte estilos dentro de
la categoría de
apego
ambivalente: los
niños que se
muestran enfadad
os y los que se
muestran pasivos
. En ambos casos,
los niños se
manifiestan
demasiado
preocupados por
el paradero de la
madre como para
explorar
libremente y
ambos reaccionan
a su partida con
estrés intenso.
Según las
observaciones de
Ainsworth, los
bebés
ambivalentes son
hijos de madres
más impredecibles
o disponibles solo
ocasionalmente y,
aunque las
madres no
rechazan verbal ni
físicamente a los
niños, su
responsividad a
las señales del
niño se considera
menos sensible.
Las madres de
bebés
ambivalentes
paren desalentar
la autonomía de
los niños de forma
sutil o no sutil.
– En el
rencuentro, los
niños
considerados
enfadados oscila
n entre aperturas
activas para la
conexión con la
madre y
expresiones de
rechazo.
– Por otro
lado, los niños
considerados
pasivos parecen
capaces sólo de
acercamientos
débiles o
implícitos de
consuelo, como si
estuvieran
demasiado
abrumados para
acercarse
directamente a la
madre. Incluso en
su presencia,
estos niños
buscan a una
madre que no se
encuentra allí.
Descripción de los estilos de apego Ainsworth et al., 1978 (Adaptado de
Gillah et al., 2016; Wallin, 2007)
Referencias
Ainsworth, M. D., Blehar, M., Waters, E., & Wall, S.
(1978). Patterns of attachment. A psychological study
of the Strange Situation. Classic edition published
2015 by Psychology Press. New York & London:
Routledge.
Ainsworth, M. D. S. (1969). Object relations,
dependency, and attachment: A theoretical review of
the infant-mother relationship. Child development,
969-1025.
Ainsworth, M. D. S. (1967). Infancy in Uganda:
Infant care and the growth of love.
Bowlby, J. (1982). Attachment and loss: retrospect
and prospect. American journal of
Orthopsychiatry, 52(4), 664.
Bowlby, J. (1980). Attachment and loss: Volume III:
Loss, sadness and depression. In Attachment and
Loss: Volume III: Loss, Sadness and Depression (pp.
1-462). London: The Hogarth press and the institute
of psycho-analysis.
Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Volume II:
Separation, anxiety and anger. In Attachment and
loss: Volume II: Separation, anxiety and anger (pp. 1-
429). London: The Hogarth press and the institute of
psycho-analysis.
Bowlby, J. (1979). The bowlby-ainsworth attachment
theory. Behavioral and Brain Sciences, 2(4), 637-
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Bowlby, J. (1977). The making and breaking of
affectional bonds: I. Aetiology and psychopathology
in the light of attachment theory. The British journal
of psychiatry, 130(3), 201-210.
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss: Attachment;
John Bowlby. Basic books.
Bretherton, I., & Munholland, K. A. (1999). Internal
working models in attachment relationships: A
construct revisited. In J. Cassidy & P.R. Shaver (Eds.,
pp.89-114), Handbook of Attachment. New York:
Guilford Press.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1984). Adult
Attachment Interview protocol. Unpublished
manuscript, University of California at Berkeley.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1985). An adult
attachment interview: Interview
protocol. Unpublished manuscript, University of
California at Berkeley.
George, C., Kaplan, N., & Main, M. (1996). Adult
attachment interview. Unpublished manuscript,
University of California at Berkeley.
Gillath, O., Karantzas, G. C., & Fraley, R. C.
(2016). Adult attachment: A concise introduction to
theory and research. Academic Press.
Grossman, K. (1995). Evolution and history of
attachment research. In S. Goldberg, R. Muir, & J.
Kerr (Eds.), Attachment theory: Social developmental
and clinical perspectives (pp. 85–122). Hillsdale, NJ:
Analytic Press.
Grossmann, K. E., & Grossmann, K. (1991).
Attachment quality as an organizer of emotional and
behavioral responses in a longitudinal
perspective. Attachment across the life cycle, 93-114.
Karen, R. (1994). Attachment theory. New York:
Guilford Press.
Main, M. (2000). The organized categories of infant,
child, and adult attachment: Flexible vs. inflexible
attention under attachment-related stress. Journal of
the American Psychoanalytic Association, 48(4),
1055-1096.
Main, M. (1995). Recent studies in attachment.
Overview, with selected implications for clinical
work. In S. Goldberg, R. Muir, & J. Kerr (Eds.),
Attachment theory: Social, developmental, and
clinical perspectives (pp. 407– 474). New York:
Analytic Press.
Main, M. (1991). Metacognitive knowledge,
metacognitive monitoring, and singular (coherent) vs.
multiple (incoherent) models of attachment: Findings
and directions for future research. In C. M. Parkes, J.
Stevenson-Hinde & P. Morris (Eds), Attachment
Across the Life Cycle, pp. 127- 159. London:
Routledge.
Main, M. (1990). Cross-cultural studies of attachment
organization: Recent studies, changing
methodologies, and the concept of conditional
strategies. Human development, 33(1), 48-61.
Main, M., & Solomon, J. (1990). Procedures for
identifying infants as disorganized/disoriented during
the Ainsworth Strange Situation. Attachment in the
preschool years: Theory, research, and
intervention, 1, 121-160.
Main, M. & Solomon, J. (1986). Discovery of a new,
insecure-disorganized/disoriented attachment
pattern. En T.B. Brazelton y M. Yogman (Eds.),
Affective development in infancy. Norwood, NJ:
Ablex.
Main, M., & Weston, D. R. (1982). Avoidance of the
attachment figure in infancy: Descriptions and
interpretations. The place of attachment in human
behavior, 8(1), 203-217.
Siegel, D. J. (1999). The developing mind: Toward a
neurobiology of interpersonal experience. Guilford
Press.
Slade, A. (1999). Representation, symbolization, and
affect regulation in the concomitant treatment of a
mother and child: Attachment theory and child
psychotherapy. Psychoanalytic Inquiry, 19(5), 797-
830.
Slade, A. (2000). The development and organization
of attachment: Implications for
psychoanalysis. Journal of the American
Psychoanalytic Association, 48(4), 1147-1174.
Sroufe, L. A., & Waters, E. (1977). Attachment as an
organizational construct. Child development, 1184-
1199.
Van IJzendoorn, M. H. (1995). Adult attachment
representations, parental responsiveness, and infant
attachment: a meta-analysis on the predictive validity
of the Adult Attachment Interview. Psychological
bulletin, 117(3), 387.
Wallin, D. J. (2007). Attachment in psychotherapy.
New York: Guilford press.
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La teoría del apego
La teoría del apego proporciona una explicación sobre cómo las experiencias
relacionales tempranas moldean el funcionamiento interpersonal a lo largo de la vida.
Se trata de un marco teórico que se ha considerado central en la comprensión de las
relaciones niño-cuidador durante los últimos años (Karen, 1994), y progresivamente ha
ido ganando relevancia también como marco teórico en la comprensión de los aspectos
de la personalidad, la formación de la identidad y las relaciones cercanas en la etapa
adulta (Gillath et al., 2016).
Uno de los aspectos únicos de la teoría del apego, que establece una diferencia con otras
teorías en la psicología moderna, es la asunción de que las dinámicas que aparecen en
las relaciones entre el niño y los padres también influyen en la forma en que los adultos
funcionan en sus relaciones cercanas (Gillath et al., 2016).
El grado de seguridad que el niño experimenta durante los primeros meses de vida
depende en gran medida de señales exógenas (disponibilidad y responsividad afectiva
de los cuidadores). Tras repetidas interacciones, el niño desarrolla un conjunto de
estructuras de conocimiento, o modelos operantes internos (Internal Working Models),
que representan estas interacciones y contribuyen a la regulación del sistema de apego.
John Bowlby
Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los
comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar
malestar, y el comportamiento de búsqueda de proximidad puede dirigirse a distintas
personas disponibles.
Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los
cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.
Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses) o fase
en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma más
activa y es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos. En este periodo es
capaz de expresar completamente la búsqueda de proximidad y el comportamiento
relacionado con la base segura. Por esta razón se empieza a combinar la preferencia por
un cuidador con la protesta ante la separación de este.
Fase de la «relación corregida por los objetivos» (goal-corrected partnership), alrededor
de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor nivel de
sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o
simbólico en lugar de solo físicamente.
Aunque inicialmente en su teoría John Bowlby consideraba la proximidad física en sí se
como la meta principal del apego, esta visión ha evolucionado y se ha refinado con el
paso de los años. Actualmente se considera que el objetivo del comportamiento de
apego del niño no se reduce a la búsqueda de protección ante un peligro presente, sino
también a asegurarse de la disponibilidad del cuidador.
En esta misma línea, Sroufe y Waters (1977) indicaron que la meta principal del sistema
de apego es la percepción de seguridad (felt security), un estado subjetivo que no
depende únicamente del comportamiento del cuidador, sino también de la experiencia
interna del niño, incluyendo su propio estado de ánimo y condición física.
Las experiencias tempranas de relación entre niño y la figura de apego confluyen en los
Modelos Operantes Internos del adulto (Internal Working Model – IWM). Un Modelo
Operante Interno (IWM) es un guión experiencial inconsciente, constituido por
pensamientos y expectativas de la persona que influye en su forma de relacionarse a lo
largo de todo el ciclo vital. Estos pensamientos y expectativas proporcionan al individuo
un conjunto de reglas sobre la direccionalidad del afecto (unidireccional o
bidireccional), así como modelos de creencias y comportamientos en las interacciones
sociales (Bretherton & Munholland, 1999).
Algunos puntos clave de la teoría del apego según las palabras de Bowlby (1973, p.235)
:
“Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él
cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico
que una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.
“Esta seguridad sobre la disponibilidad de las figuras de apego, o la falta de ella, se
construye progresivamente a lo largo del desarrollo (infancia y adolescencia). Las
expectativas que se desarrollan durante este periodo tienden a mantenerse relativamente
estables a lo largo del ciclo vital”.
“Las distintas expectativas acerca de la disponibilidad y sensibilidad de las figuras de
apego son un reflejo bastante preciso de la experiencia de la persona”.
Bowlby (1973) consideró que los Modelos Operantes Internos (IWM) que se derivan de
este vínculo influyen en los patrones comportamentales de la persona, son componentes
centrales de la personalidad y tienden a mantenerse relativamente estables a lo largo de
la vida. Esta continuidad se debe principalmente a la persistencia de los modelos
mentales acerca de uno mismo y del entorno, que se desarrollan en un contexto familiar
estable (Bowlby, 1973).
Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y,
sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han
producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del
cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el
comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas,
así como también ser modificado por estas (Wallin, 2007).
Infancy in Uganda: Infant Care and the Growth of Love, Aisworth M. 1967
Mary Ainsworth
Este descubrimiento condujo a la clasificacion de los estilos de apego en la infancia y
adultez, que se considera un aspecto central de la aportación de la teoría del apego a la
psicoterapia. Además, Ainsworth contribuyó a la definición del concepto de “base
segura” y jugó un papel central en la evolución del concepto de apego mas allá de la
proximidad, incluyendo la influencia de las expectativas del niño sobre el cuidador.
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Ainsworth teorizó que estas variaciones inesperadas reflejaban diferencias en el cuidado
que los niños habían experimentado, haciendo mayor hincapié en la calidad más que en
la cantidad de cuidados recibidos por los niños. De esta manera, concluyó que la
sensibilidad de las madres a las señales del niño era de gran importancia en el
establecimiento de un estilo de apego determinado. Finalmente, confirmó la idea de
Bowlby de que el desarrollo sano se basa en que ambas partes disfruten de la relación de
apego.
En línea con esta teoría, Ainsworth y colaboradores (1978) definieron tres estilos de
apego o modalidades de interacción con los demás basadas en las expectativas del niño
acerca de la disponibilidad afectiva de sus cuidadores: estilo de apego seguro, estilo
ansioso/ambivalente, estilo evitativo. Posteriormente, Main y Solomon (1990)
añadieron un cuarto estilo: el apego desorganizado.
Apego seguro Los niños con este estilo de apego son capaces de representarse la figura
de apego cuando ésta no está físicamente disponible. Esperan su regreso y, mientras
tanto, exploran el ambiente e intentan interactuar con el entorno.
Apego inseguro evitativo Los niños con este estilo de apego se muestran
imperturbables cuando la figura de apego no está físicamente presente. Esperan su
regreso y, cuando ésta regrese, no le prestan mucha atención, manteniéndola a distancia.
Apego inseguro ambivalente Los niños con este estilo de apego presentan una ansiedad
muy fuerte cuando la figura de apego no está físicamente presente. Esperan su regreso
llorando y protestando y, cuando ésta regresa, no se calman con facilidad.
Apego inseguro desorganizado Los niños con este estilo de apego se muestran
asustados, confusos, apáticos, desorganizados, buscan y rechazan al cuidador, no saben
manejar la angustia ante la separación cuando la figura de apego no está presente.
Cuando ésta regresa, el estado de desorganización perdura hasta derivar en
hiperexcitación. Todo ello se relaciona con experiencias relacionales tempranas muy
dolorosas y caóticas. No han podido organizarze para responder de una forma regular y
característica en la relación con sus cuidadores.
Descripción de los estilos de apego adaptado de Ainsworth (1978), Main y Solomon
(1986)
Mary Main: representaciones mentales del Apego y Adult Attachment Interview
La contribución más relevante de Mary Main, la Adult Attachment Interview (AAI),
permitió a los investigadores empezar a explorar el mundo interno del apego en la
adolescencia y en la etapa adulta así como también comprender la forma en que los
estilos de apego parentales pueden influir en el estilo de relación (o de apego) de los
hijos.
Las investigaciones de Main con niños de 6 años y sus padres, desplazó el foco de la
investigación desde el mundo relacional externo al mundo interno o de las
representaciones mentales. Su investigación se diseñó para comprender las relaciones
objetales internalizadas que se pueden resumr en la historia de apego de la persona en
una compleja red de recuerdos, emociones y creencias que, a su vez, influyen en el
comportamiento de apego presente y futuro (Wallin, 2007).
Mary Main
La AAI consiste en una serie de preguntas que dirigen explícitamente la atención a
recuerdos relacionados con el apego. Tras solicitar una descripción general de la
relación en la infancia con ambos progenitores, los entrevistados son invitados a
seleccionar cinco adjhetivos o frases para describir su relación temprana con cada uno
de los padres, y posteriormente, a apoyar estas descripciones con ejemplos.
Según Main, los modelos operantes internos (IWM) del apego pueden ser registrados a
partir de patrones característicos de tipo narrativo, discursivo y comportamental. A
partir de esta idea, diseñó una entrevista clínica semi-estructurada, denominada Adult
Attachment Interview (AAI), en la que solicitaba a los padres de su estudio que
recordaran y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus propios padres,
incluyendo experiencias de pérdida, rechazo y separación (Slade, 2000; Goerge, Kaplan
& Main, 1984, 1985, 1996).
Considerando que el lenguaje puede transmitir más de lo que revela, y que las
representaciones internas son en su mayoría insconscientes y por ello no verbalizables,
Main concentró su atención en la forma en que los padres de su estudio utilizaban las
palabras, más que en el contenido concreto. La investigación longitudinal de Main
proporcionó dos descubrimientos principales que tuvieron como consecuencia el paso
de la investigación del apego centrada en el comportamiento a la investigación centrada
en la representación.
Encontró una correlación entre el comportamiento del niño en la Strange Situation a los
12 meses y la estructura de sus representaciones mentales cinco años después.
Encontró una correlación intergeneracional entre el comportamiento del niño en la
Strange Situation y la actitud de los padres en relación con el apego.
Según Main, diferentes patrones de interacción madre hijo pueden conducir al
desarrollo no solo de distintos comportamientos, sino también de distintos procesos
representacionales, por ello, los modelos operantes internos de apego se basan en las
interacciones tempranas (Main, 2000).
Además los modelos operantes (IWM) de los padres ejercen una influencia en la calidad
de las interacciones tempranas y, a su vez, moldean los modelos operantes del niño.
Main encontró una correlación significativa entre la seguridad del apego de los niños y
el “estado mental con respecto al apego” de sus padres. De manera más especifica, las
clasificaciones en la Strange Situation predijeron los resultados en la AAI y, de la
misma manera, esta correlación también se producía de manera inversa (Main et al.,
1985). Sorprendentemente, las predicciones a través de la AAI pueden ser realizadas
cuando se administra la entrevista a los padres antes del nacimiento del niño (van
IJzendoorn, 1995).
En el Adult Attachment Interview (AAI), los padres con hijos con un estilo de apego
seguro se muestran capaces de implicarse de forma cooperativa con el entrevistador,
demuestran mayor facilidad en la recuperación, atención y objetividad en la exploracion
de sus historias de apego.
En el Adult Attachment Interview (AAI), los `padres con hijos con un estilo de apego
inseguro manifiestan un patrón general de dificultad en el mantenimiento de un discurso
coherente y colaborativo. Se pueden distinguir tres patrones particulares de incoherencia
y falta de colaboración que se corresponden a los patrones de inseguridad observados en
la Strange Situation con los hijos:
Evitativo: los padres fueron considerados “rechazantes” (dismissing) dado que tendían a
minimizar el valor e influencia del apego, e insistir en su falta de recuerdo de
experiencias relacionadas con el apego;
Ambivalente: padres descritos como “preocupados” dado que parecían exprimentar el
apego como intrusivo en su momento presente;
Desorganizado: padres intermitentemente desorganizados o desorientados en la
exposición de experiencias pasadas, caracterizados como “no resueltos o
desorganizados” .
Referencias
Ainsworth, M. D., Blehar, M., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment. A
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