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Apuntes Classe T5.1
Apuntes Classe T5.1
Índice
1. Introducción
2. Mentir y engañar
3. Presuposiciones y manipulación. Dogwhistles
4. Propaganda
Nota bibliográfica
1. Introducción
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Sin embargo, estos modelos parecen pasar por alto que la comunicación humana
presenta, por lo general, características y fenómenos que son complejos y no ideales.
La interacción lingüística no es necesariamente cooperativa y quienes participan en
ella pueden tener intereses y objetivos estratégicos que no manifiestan abiertamente.
También es posible que no respeten las reglas pragmáticas presupuestas con el uso de
las expresiones que profieren, con fines de engaño o manipulación. Algunos usos
lingüísticos son despectivos y dañinos, ofenden y favorecen, si no causan, formas de
subordinación y de marginación, lo que incluye privar a las personas destinatarias de la
capacidad de realizar algunos actos de habla.
En los últimos años, ha habido un interés creciente por estudiar un tipo de fenómenos
y usos comunicativos que puede describirse como no ideales y que resultan
problemáticos. La investigación y reflexión sobre ellos no solo tiene como objetivo un
mejor conocimiento y comprensión, sino que se orienta en último término a encontrar
maneras de evitar o paliar los daños que producen esos usos del lenguaje. Se ha
estudiado el engaño y su relación con la mentira; el uso de las presuposiciones con
fines de manipulación; el modo en que el discurso político puede incluir determinados
mensajes ocultos para una parte del auditorio, aunque reconocibles para otra parte;
también se ha vuelto a estudiar la propaganda política, haciendo uso de nuevos
recursos conceptuales; así mismo, se ha prestado una especial atención al fenómeno
del lenguaje peyorativo y despectivo, y a su manifestación extrema en el lenguaje del
odio; y, dentro de este complejo conjunto de usos del lenguaje, se ha debatido sobre
el silenciamiento ilocutivo, la pornografía y su carácter de ilocución que subordina a las
mujeres.
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denomina filosofía del lenguaje social y política, o filosofía del lenguaje no ideal. Este
es el objetivo de las explicaciones y discusiones que siguen.
2. Mentir y engañar
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que se dice es abiertamente falso y tanto hablante como oyente pueden suponer que
ambos lo saben. Esta condición, además, permite seguir considerando que ha habido
mentira aunque no se logre el engaño.
La primera condición para la mentira, que requiere que haya una declaración
lingüística, permite conceptualmente diferenciar la mentira de un concepto más
general de engaño. En una aproximación tradicional, el engaño se ha podido definir de
este modo: engañar es provocar intencionadamente una creencia falsa de la que se
sabe o se cree que es falsa. Este resultado puede lograrse por medios no lingüísticos,
utilizando signos naturales o no naturales (una señal orientativa, un llanto fingido).
También es posible engañar mediante proferencias no declarativas, como una
interjección. Una segunda diferencia entre la mentira y el engaño es que engañar es un
verbo de logro: así como el acto de mentir puede no lograr su objetivo, un acto de
engañar solo tiene ese carácter si ha tenido éxito.
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Esta forma de dar a entender algo que se cree falso, dejando que la persona
interlocutora lo infiera y lo crea, se ha podido analizar en muchos casos mediante el
concepto de implicatura conversacional debido a Grice. De este modo, se hace posible
analizar, con las herramientas de su modelo, casos de comunicación que de ninguna
manera podrían considerarse comunicación abierta y sincera conforme al principio
cooperativo. Sin embargo, para que el engaño se logre y, por tanto, pueda decirse que
ha habido engaño, se requiere que quien habla logre inducir en su oyente una
determinada inferencia; para llevarla a cabo, la persona interlocutora necesitará por lo
general presuponer (y quien habla necesitará anticipar que ella va a presuponer) que
están vigentes determinadas reglas de uso y patrones de interacción, así como
recuperar datos e información del contexto objetivo tenido en común por hablante y
oyente. Esta observación pone de manifiesto la importancia de estudiar lo que está
presupuesto en el contexto en el que tiene lugar la comunicación.
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pasa a formar parte del trasfondo común de un grupo cuando todas las personas del
grupo aceptan, para los propósitos de la conversación, que p, y todas ellas creen que
todas creen que todas aceptan p, etc. (hay conocimiento mutuo o recíproco de que la
aceptación de p se tiene en común).
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Sin embargo, esta explicación del fenómeno, que lleva a aceptar el contenido
presupuesto como formando parte del contexto de creencias compartidas, ha podido
ser puesto críticamente en cuestión. Gauker ha observado que el contexto no puede
definirse en términos de creencias compartidas y ha propuesto distinguir dos nociones
de contexto: el contexto cognitivo de quienes participan en el intercambio, constituido
por sus creencias comunes, y el contexto objetivo. Para evaluar si una proferencia es
correcta o apropiada, es el contexto objetivo el que se necesita tener en cuenta. Por
ejemplo, si un entrevistador en un espacio público pregunta a un político: “¿Ha
resuelto sus problemas con Hacienda?”, en el contexto cognitivo de las creencias que
puede pasar a acomodar la audiencia entra en juego la presuposición de que el político
ha tenido antes problemas con Hacienda; pero esta presuposición, aunque pueda
resultar acomodada por una parte de la audiencia, puede ser falsa si se tiene en cuenta
el contexto objetivo, del que depende la evaluación de ese contenido presupuesto. De
esta forma, Gauker trata de argumentar en contra de que la regla de acomodación
pueda aplicarse acríticamente para que resulte apropiado cualquier contenido
proposicional. Observa que las conversaciones están dirigidas por el contexto objetivo,
en tanto hay normas en la comunicación lingüística que exigen que las personas
interlocutoras se adhieran a ese contexto. Así, por ejemplo, se exige de quien habla
que diga lo que cree verdadero o correcto y, si no lo hace, se le piden cuentas por ello.
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mayoría del público. Esta manipulación puede ser abierta o permanecer oculta, y ser o
no intencionada. En la definición propuesta por la lingüista Kimberly Witten,
Un ejemplo propuesto por Saul (adaptado aquí) es el siguiente. Durante sus campañas
presidenciales, el presidente George W. Bush necesitaba el apoyo de los grupos
fundamentalistas cristianos; pero entre sus votantes había también un amplio grupo
de votantes que sentían inquietud ante ese fundamentalismo. La solución empleada
en los discursos de Bush fue la de hacer uso de un dogwhistle dirigido a esos grupos
fundamentalistas cristianos. En uno de sus discursos, se encuentra esta declaración: “Y
sin embargo hay poder, un poder que obra milagros, en la bondad, el idealismo y la fe
del pueblo americano” (mi traducción; la cita original es: “Yet there’s power, wonder-
working power, in the goodness and idealism and faith of the American people”). En el
análisis que ofrece, Saul explica que, para el grupo de no fundamentalistas, esta
afirmación era un mero ejemplo de discurso político grandilocuente y vacío, que
pasaba desapercibido. Pero para los grupos fundamentalistas cristianos, “wonder-
working power” es una expresión que se emplea para referirse, específicamente, al
poder de Cristo. Con ello, a estos grupos se les estaban trasmitiendo dos mensajes. El
primero era un mensaje cristiano explícito, que podría obtenerse sustituyendo
“wonder-working power” por “the power of Christ”. El segundo era el de que Bush
hablaba su idiolecto, con lo que les indicaba que era uno de ellos.
Aquí no podemos detenernos más en las distinciones que Saul ha elaborado, y que
forman parte del debate y la investigación ahora en curso. Pero son muy numerosos
los ejemplos que cabe encontrar en el discurso público y muy en especial en el
discurso político empleado con fines de propaganda.
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4. Propaganda
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Stanley hace uso en su análisis de algunas nociones y distinciones que proceden del
ámbito de la filosofía del lenguaje. Por ejemplo, muestra cómo un mecanismo
característico mediante el cual un discurso aparentemente razonable puede utilizarse
para erosionar la razonabilidad del discurso público es el de las palabras en clave (code
words). Al asociar repetidamente determinadas palabras con determinados mensajes,
se crea un segundo nivel de contenido comunicado; en el nivel ‘oficial’ de la
comunicación, el discurso parece razonable; pero al añadir ese segundo nivel de
contenido comunicado, el acto de habla puede resultar irrazonable. De este modo, las
palabras en clave contribuyen a erosionar las normas de razonabilidad del discurso
público y, con ello, a dañar la deliberación democrática. Un ejemplo particular de estas
palabras en clave lo constituyen los dogwhistles de los que ya hemos hablado.
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Un estudio de más amplio alcance en relación con los daños que el discurso puede
causar se encuentra en el artículo de Teresa Marques “Bestias con forma humana”,
que está propuesto como lectura para esta primera parte del Tema 5 y que conecta
directamente con el contenido de la segunda parte del Tema.
Nota bibliográfica
Sobre la distinción entre mentir y engañar, puede leerse la entrada “The definition of
lying and deception” de la Stanford Encyclopedia of Philosophy. Una contribución
imprescindible al debate reciente sobre este tema es el libro de Jennifer Saul, Lying,
Misleading, and What Is Said, Oxford: Oxford University Press, 2012.
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