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26/11/2020 Semanario Judicial de la Federación - Sistema Precedentes 3135

Suprema Corte de Justicia de la Nación

Novena Época Núm. de Registro: 3135


Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo II, Agosto de 1995, página 141.

IMPUESTO SOBRE LA RENTA. MOLDES SUJETOS A DEPRECIACION. NO TODOS ELLOS


FORMAN PARTE DEL ACTIVO FIJO A QUE SE REFIERE EL ARTICULO 21, FRACCION I,
INCISO B), SUBINCISO 10, VIGENTE EN 1979.

CONTRADICCION DE TESIS 28/91. SUSTENTADA ENTRE EL SEGUNDO TRIBUNAL


COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO Y TERCER TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL MISMO CIRCUITO.

CONSIDERANDO:

SEGUNDO.- El criterio que sostiene el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Primer Circuito, se contiene en la resolución de fecha quince de mayo de mil novecientos
noventa y uno que resolvió el amparo directo interpuesto por Javier Miguel Afif, representante
legal de la empresa denominada POM, Sociedad Anónima, tomando en consideración, dicho
cuerpo colegiado, lo siguiente:

TERCERO.- Por ser suficiente para resolver el presente juicio de garantías, se transcribe
únicamente el concepto de violación en el que la empresa quejosa aduce que: "PRIMERO.-
Procede que ese Tribunal Colegiado conceda el amparo y protección de la Justicia Federal que
se solicita, en virtud de que la autoridad responsable al emitir el acto reclamado viola las
garantías de legalidad y debido proceso legal, consagradas por los artículos 14 y 16
constitucionales, ya que la sentencia que se reclama infringe lo dispuesto por los artículos 20,
fracciones III y VIII, 21, fracción I, inciso b), apartado 10 de la Ley del Impuesto sobre la Renta
vigente en mil novecientos setenta y nueve, 40 de su reglamento, así como los artículos 86 y 211
del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria, además de violar lo
dispuesto por la fracción IV del artículo 238 del Código Fiscal de la Federación. En primer lugar,
es conveniente precisar la litis en el presente juicio de garantías, la cual se reduce a determinar si
los moldes utilizados por mi representada para la fabricación de suelas, son un gasto del
ejercicio, tomando en consideración que los moldes que utiliza tienen una duración menor al de
un ejercicio fiscal, o bien, que los mismos son bienes del activo fijo como lo resuelve la
responsable, al considerar que tienen esta calidad por disposición de la ley. Para demostrar lo
ilegal de la resolución que se impugna, resulta conveniente analizar las disposiciones aplicables
al caso que nos ocupa. El artículo 18 de la Ley del Impuesto sobre la Renta aplicable, señala que
la base de este impuesto será el ingreso global gravable, que es la diferencia entre los ingresos
acumulables del ejercicio y las deducciones autorizadas por la ley. En los términos del artículo 20
de la Ley del Impuesto sobre la Renta, de los ingresos acumulables pueden deducirse una serie
de conceptos, como son: el costo de las mercancías o productos vendidos; la depreciación de
activos fijos tangibles y la amortización de activos fijos intangibles; la pérdida de bienes del
causante por caso fortuito o fuerza mayor; las pérdidas por créditos incobrables, los gastos
estrictamente indispensables para los fines del negocio, etcétera. Cada una de estas

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deducciones está sujeta a requisitos especiales para ser procedentes, los cuales están
señalados en el artículo 26 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, del cual también se pueden
obtener algunos gastos que a pesar de no estar enumerados dentro del artículo 20, sí pueden
considerarse dentro del amplísimo concepto de gastos estrictamente indispensables para los
fines del negocio. Entre otros gastos se tiene, en forma enunciativa mas no limitativa, los gastos
de previsión social, los pagos por primas, seguros o fianzas, los pagos por rentas, los intereses
sobre préstamos, la asistencia técnica pagada al extranjero; los donativos, los honorarios y
salarios. Asimismo, en el artículo 21, se establecen los porcientos anuales máximos aplicables al
monto original de una inversión para depreciar dicha inversión o para amortizarla según se trate
de activos fijos tangibles o de activos fijos intangibles y gastos y cargos diferidos. Interpretando
armónica (sic) estos preceptos legales, se tiene que, conforme a la Ley del Impuesto sobre la
Renta, se puede deducir el importe de una erogación bien en un solo ejercicio en su totalidad, o
bien, a través de la depreciación o la amortización que son formas de absorber ese importe, o
sea, de deducirlo de los ingresos acumulables no en un ejercicio, sino en varios según la tasa de
depreciación o amortización que permite la ley. Si la ley así lo estableciera, la construcción podría
deducirse en un año y no en 33 como en ese ordenamiento legal se señalaba, vía depreciación al
tres por ciento anual. Por lo tanto, resulta claro que la partida correspondiente a un molde sólo
puede deducirse a través de la depreciación, pues para ello es necesario precisamente que sea
un bien del activo fijo, pues si no lo es simplemente se deduce como un gasto. Es verdad que el
artículo 21, fracción I, inciso b), apartado 10, establece, que los `moldes' se depreciarán a la tasa
del treinta y cinco por ciento anual, pero ello no significa que todos los moldes, sino únicamente
los que formen parte del activo fijo. Esto es así, ya que conforme a los artículos 20, fracción III, y
21 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, la deducción por depreciación sólo es para activos fijos
tangibles, expresándose al inicio del artículo 21 citado `la depreciación de los activos fijos
tangibles y la amortización de los intangibles y gastos y cargos diferidos, se sujetarán a las
siguientes reglas'. En esas condiciones, resulta ilegal considerar que el importe de un molde sólo
sea deducible por depreciación por disponerlo así el artículo 21, pues como ha quedado
expuesto, para que esto sea cierto, dicho molde necesita ser activo fijo y si no lo es procede su
deducción como un gasto del ejercicio fiscal al cual afecta. Asimismo, la ley no establece régimen
especial ni podría hacerlo, porque la ley es una norma general y abstracta, y por lo mismo no
puede regular un tratamiento especial para los moldes de poca duración y utilización; no
obstante, de la interpretación armónica de su contenido sí puede establecerse si esos moldes
deben depreciarse o no, como se hará a continuación: En una forma textual, el artículo 20 de la
Ley del Impuesto sobre la Renta aplicable, establece: `De los ingresos acumulables podrán
hacerse únicamente las siguientes deducciones: Fracción III.- La depreciación de activos fijos
tangibles y la amortización de gastos y cargos diferidos. Fracción VIII.- Los gastos estrictamente
indispensables para los fines del negocio'. Por su parte el artículo 21 del ordenamiento legal
antes invocado, en su fracción I, inciso b), punto 10, establece: (Se transcribe en el considerando
cuarto de esta ejecutoria). De la transcripción anterior y en especial del encabezado del artículo
21 se desprende lógicamente que para que sea aplicable dicha disposición debe tratarse de
activos fijos tangibles o intangibles, o bien, de gastos y cargos diferidos, los cuales serán
depreciados o amortizados conforme a las reglas previstas en dicha disposición. En efecto, de un
análisis lógico de la disposición, puede concluirse que la premisa mayor de la disposición es que
debe tratarse de activos fijos o de gastos y cargos diferidos, y que sin que se dé el supuesto de
esta premisa no puede aplicarse la disposición en los puntos subsecuentes, sin que pueda
resultar lógico lo afirmado por la responsable en el sentido de que cualquier tipo de molde está
sujeto a la amortización (debió decir depreciación), del treinta y cinco por ciento. Debe
destacarse que la Ley del Impuesto sobre la Renta aplicable en mil novecientos setenta y nueve,
no contiene disposición alguna que defina qué debe entenderse por activo fijo, ya sea que éste
se trate de activo fijo tangible, o bien, de un intangible, para poder de ello determinar cuáles son
los bienes que deben de quedar incluidos en dicho numeral. Bajo este orden de ideas, si la Ley
del Impuesto sobre la Renta que nos ocupa, no contiene definición de qué debe entenderse por

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activo fijo como ha sido señalado, existen disposiciones legales anteriores y posteriores a dicha
ley, que llevan a la conclusión de una definición de lo que debe entenderse por activo fijo y de la
cual puede desprenderse que no todas las mercancías o maquinarias previstas en el artículo 21
de referencia, son bienes de activo fijo, como lo sostiene la responsable, sino que sólo los activos
fijos definidos en el artículo 21, deberán depreciarse o amortizarse en los porcentajes previstos
en la ley. CUARTO.- El concepto de violación transcrito es esencialmente fundado. La Sala
responsable parte de una base equivocada al considerar que el artículo 21, fracción I, inciso b),
subinciso 10, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en mil novecientos setenta y nueve,
establecía que cualquier tipo de molde, sin distinción, estaba sujeto a la `amortización' del treinta
y cinco por ciento. En efecto, el aludido precepto legal disponía lo siguiente: `La depreciación de
los activos fijos tangibles y la amortización de los intangibles y gastos y cargos diferidos, se
sujetarán a las siguientes reglas. I.- No excederán de los siguientes porcientos anuales, sobre el
monto original de la inversión respectiva: ... b).- Bienes de activo fijo empleados normalmente por
los diversos tipos de empresas en el curso de sus actividades:... 10.- Dados, troqueles, moldes,
matrices y herramientas... treinta y cinco por ciento'. De la anterior transcripción se advierte, con
claridad, que no era cualquier tipo de molde el que estaba sujeto a la depreciación que se
menciona, sino que el precepto sí distinguía a cuáles moldes se refiere; es decir, a aquellos que
fueran bienes del activo fijo de una empresa; porque de la redacción del precepto se infiere que
el criterio básico para que opere la depreciación, es que se trate de bienes de activo fijo, y si en
seguida enumera diversos objetos que pueden quedar comprendidos dentro de la hipótesis, ello
no quiere decir que por disposición del mismo precepto ese tipo de cosas invariablemente deban
considerarse como parte del activo fijo, a manera de presunción legal irrefutable, sino que
dependerá de cada caso, en función de la naturaleza y finalidad específica de aquellos objetos
del causante en particular, si dichas cosas deben considerarse comprendidas dentro del
concepto genérico de bienes del activo fijo para ser sometidas a las reglas sobre depreciación.
Criterio que difiere del que sostiene el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa de
este Primer Circuito, al resolver el D. A. 13/89, promovido por la hoy quejosa y otra empresa, en
contra de la sentencia dictada en el expediente fiscal 8226/84 (agregado como prueba), a que se
refiere la Sala responsable en la resolución que constituye el acto reclamado en el presente juicio
de garantías. En su ejecutoria, el Tribunal Colegiado indicado sostiene que según el aludido
numeral: `... los moldes de las empresas quejosas, son bienes que forman parte del activo fijo de
las referidas empresas, sujetos a la depreciación establecida en el indicado numeral, en tanto
que en él se señalan en forma limitativa bienes de activo fijo y de manera genérica a los moldes,
sin especificar su naturaleza o durabilidad de uso para diferenciarlos entre moldes sujetos a la
depreciación establecida en el multicitado artículo 21, fracción I, inciso b), punto diez, de la Ley
del Impuesto sobre la Renta y moldes no sujetos a la indicada norma fiscal' (foja doscientos tres
del expediente fiscal 1161/89). Pues bien, la Sala responsable, apoyada en la misma premisa
que lo hizo dicho Tribunal Colegiado, considera que la disposición legal transcrita dispone que
todos los moldes son parte del activo fijo; lo cual es incorrecto, pues lo que ahí se establece es
que la depreciación hasta un treinta y cinco por ciento anual se aplica a los moldes que
pertenezcan al activo fijo; regla que no excluye la posibilidad de que existan moldes ajenos a
dicho activo fijo. De tal forma que no existe precepto legal que sirva a este órgano colegiado de
sustento, para concluir que la decisión de la Sala responsable sea correcta, por más que se haya
apoyado en la ejecutoria de amparo, ya indicada, la cual no obliga a este Tribunal. Así las cosas,
para que la Sala responsable, en estricto apego a la garantía de legalidad, pudiera determinar si
los moldes en cuestión estaban sujetos, o no, a la depreciación o a la amortización del treinta y
cinco por ciento a que se refiere el precepto legal transcrito, antes que cualquier otra cuestión,
debió atender a la naturaleza y durabilidad de los moldes de la hoy quejosa, para determinar si
eran parte del activo fijo, o no, como lo planteó la actora en su demanda de nulidad, al decir que:
`...podemos señalar que la litis en el presente procedimiento se reduce a determinar si los moldes
son bienes del activo fijo, sujeto a depreciación por así disponerlo el artículo 21, fracción I, inciso
b), subinciso 10, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, tal como lo sostiene la autoridad

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demandada, o bien, si los moldes utilizados por mi representada debido a que su duración es
menor a un ejercicio fiscal, son un gasto que puede deducirse en un solo ejercicio, tal como lo ha
sostenido mi representada'. Ahora bien, si de acuerdo con el criterio expresado en esta
ejecutoria, no todos los moldes deben considerarse parte del activo fijo, sí era cuestión esencial
de la litis definir si los moldes a que se refirió la deducción rechazada, eran de aquella naturaleza
o no; por eso, eran muy importantes las pruebas ofrecidas por la quejosa para demostrar su
pretensión, a saber: las periciales contables y técnica en ingeniería. A este respecto, aduce la
Sala responsable que es irrelevante el argumento del actor en el sentido de que con esas
pruebas se acredita que la duración de sus moldes es menor que un ejercicio `toda vez que
dichas pruebas se tuvieron por no ofrecidas en el auto admisorio de la demanda'. Supliendo la
deficiencia de los conceptos de violación de conformidad con el artículo 76 bis, fracción IV, de la
Ley de Amparo, este Tribunal estima que el razonamiento de la responsable arriba destacado,
causa agravio a la quejosa, al convalidar una violación de garantías cometida por el magistrado
instructor que trascendió al sentido de la resolución definitiva. En efecto, dicho magistrado, con
apoyo en el artículo 208, fracción V, segundo párrafo, del Código Fiscal, tuvo por no ofrecidas las
señaladas probanzas porque la demandante no proporcionó el domicilio de los peritos y, a su
juicio, tampoco mencionó los hechos que se pretendían probar. Pues bien, este último extremo
no es cierto, porque la actora expresamente dijo: `Para acreditar los hechos asentados, así como
los conceptos de anulación que se hacen valer, se ofrecen las siguientes medio (sic) pruebas'.
Además, a través de los cuestionarios exhibidos se establecía claramente que los hechos
fundamentales a demostrar era que, en función del concepto de activo fijo y de la durabilidad de
los moldes adquiridos por la quejosa, éstos no formaban parte de aquél. Por otra parte, aunque
es verdad que la oferente no mencionó el domicilio de los peritos y que el precepto legal
invocado por el instructor establece que en ese caso se tendrán por no ofrecidas las pruebas, no
menos cierto es que el propio precepto tampoco prohíbe que dicho magistrado requiera a las
partes para que subsanen la omisión u omisiones en que hayan incurrido; sobre todo, dicho
magistrado debe respetar la garantía de audiencia que establece el artículo 14 constitucional,
aun cuando la ley ordinaria no la prevea, antes de privar de derechos a alguna de las partes;
garantía constitucional que resulta violada cuando de plano y sin ningún requerimiento previo, se
tienen por no ofrecidas determinadas pruebas, pues sin oportunidad de defensa alguna, se priva
al oferente de su derecho a que el juzgador se ocupe de ellas. Los preceptos del Código Fiscal
como el que se invocó en este caso, no pueden aplicarse con el criterio estricto empleado por el
magistrado instructor, ya que se aleja del fin primordial de justicia que debe perseguir el juzgador,
al aprovechar en perjuicio de la contraparte, que por regla general es el particular, errores
triviales, cuya reparación en nada perjudica a la contraria, por no referirse a la cuestión esencial,
como en este caso sería el valor intrínseco de las pruebas. El criterio que se rechaza es
evidentemente inequitativo, puesto que mientras el requerimiento para cumplimentar requisitos
omitidos no causa un perjuicio definitivo a la contraparte, sí se le causa al oferente de la prueba
la decisión de tenerla por no ofrecida. En vista de los razonamientos anteriores, debe concederse
a la quejosa la protección constitucional para el efecto de que la Sala responsable deje
insubsistente el fallo reclamado y el magistrado instructor reponga el procedimiento a partir del
auto en que tuvo por no admitidas las pruebas periciales contable y técnica en ingeniería;
requiera a la oferente para que proporcione el domicilio de los peritos; y seguido el juicio fiscal en
todas sus partes, la Sala sentenciadora dicte nuevo fallo sujetándose a los lineamientos
esenciales de esta ejecutoria."

TERCERO.- La resolución del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer
Circuito, emana del amparo directo número 13/89, promovido por Enrique Vega Martínez,
representante legal de las empresas denominadas POM, Sociedad Anónima, e IMPULSORA Y
PROMOTORA API, Sociedad Anónima, y fue fallado el cinco de julio de mil novecientos ochenta
y nueve.

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En este asunto, en lo que interesa, el Tribunal Colegiado en mención, estimó lo que a


continuación se transcribe:

"SEXTO.- Antes de examinar los conceptos de violación aducidos por las quejosas, POM,
Sociedad Anónima, e IMPULSORA Y PROMOTORA API, Sociedad Anónima, se estima
pertinente hacer la siguiente relación de hechos, cuya existencia se desprende de los autos del
juicio de nulidad en el que se dictó la sentencia reclamada: 1.- Con fecha quince de diciembre de
mil novecientos ochenta, las empresas antes mencionadas, demandaron ante el Tribunal Fiscal
de la Federación, la nulidad de la resolución contenida en oficio número 361-I-D-I-15692 de
quince de octubre del año citado con anterioridad; resolución por medio de la cual la Dirección
General Técnica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, negó la confirmación del criterio
de las ahora quejosas en el sentido de que los moldes que utilizan para la fabricación de suelas
de poliuretano y termoplásticos, deben ser considerados como un gasto del ejercicio, por no
reunir las características de activo fijo y en consecuencia no estar sujetas a depreciación. 2.- La
demanda de que se trata originó el juicio de nulidad número 13125/80, del que tocó conocer a la
Quinta Sala Regional Metropolitana del Tribunal Fiscal de la Federación, la que por sentencia de
veinticinco de octubre de mil novecientos ochenta y dos, declaró la nulidad de la resolución
impugnada, para el efecto de que la autoridad demandada dictara otra, analizando las pruebas
ofrecidas por las empresas denominadas POM, Sociedad Anónima e IMPULSORA Y
PROMOTORA API, Sociedad Anónima en la fase administrativa. 3.- El Subdirector General
Técnico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, acatando lo mandado en la sentencia
señalada en el párrafo anterior, con fecha treinta de mayo de mil novecientos ochenta y tres,
dictó la resolución contenida en oficio número 361-I-D-I-5128; resolución por medio de la cual
negó nuevamente la confirmación del criterio precisado en el primer punto de la presente relación
de hechos. 4.- En escrito presentado el día veintidós de agosto de mil novecientos ochenta y
cuatro, en la Oficialía de Partes del Tribunal Fiscal de la Federación, las ahora quejosas,
demandaron la nulidad de la resolución antes mencionada. Demanda que dio lugar al juicio de
nulidad número 8226/84, del cual, correspondió conocer a la Sexta Sala del indicado tribunal, la
que seguido que fue el procedimiento legal correspondiente, con fecha trece de octubre de mil
novecientos ochenta y seis, pronunció sentencia, reconociendo la validez de la resolución
administrativa impugnada. 5.- En escrito presentado el día cinco de diciembre de mil novecientos
ochenta y seis, en la Oficialía de Partes del Tribunal Fiscal de la Federación, las aludidas
quejosas interpusieron juicio de garantías en contra de la sentencia señalada en el párrafo que
precede. De dicha demanda tocó conocer al Segundo Tribunal Colegiado del Primer Circuito de
amparo, el que en su oportunidad admitió la misma y en ejecutoria pronunciada el día tres de
mayo de mil novecientos ochenta y ocho, concedió la protección federal solicitada, para el efecto
de que la Sala responsable dejara insubsistente la sentencia reclamada y dictara otra en la que
en cumplimiento de la obligación que le impone el artículo 237 del Código Fiscal de la
Federación, se ocupara de todas y cada una de las cuestiones planteadas en la demanda de
nulidad, en particular de las precisadas en los puntos uno a cuatro del primer párrafo del
considerando sexto de la referida ejecutoria. 6.- Con fecha nueve de septiembre de mil
novecientos ochenta y ocho, la Sexta Sala Regional Metropolitana del Tribunal Fiscal de la
Federación, en cumplimiento de la ejecutoria dictada por el Segundo Tribunal Colegiado del
Primer Circuito de amparo, dejó insubsistente la sentencia que pronunció el día trece de octubre
de mil novecientos ochenta y seis y emitió la que constituye el acto reclamado en el presente
juicio constitucional, en la que también se reconoce la validez de la resolución cuya nulidad se
demandó en el juicio fiscal número 8226/84. SEPTIMO.- En su primer concepto de violación
POM, Sociedad Anónima, e IMPULSORA Y PROMOTORA API, Sociedad Anónima, en esencia
manifiestan que es incorrecta la consideración de la Sala responsable, en el sentido de que las
pruebas ofrecidas por las actoras en el juicio de nulidad son periciales que no demuestran el
hecho consistente en que los moldes utilizados por las referidas actoras, tienen una duración
menor de un año y que por ello al tener una vida útil menor de un año, no forman parte del activo

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fijo de dichas empresas y deben considerarse gastos del ejercicio; porque con las referidas
pruebas sí se acreditan los citados extremos, puesto que se demostró que los moldes utilizados
por las empresas actoras, tienen una vida útil menor de un año, ya que su uso depende de la
moda del vestido, que en promedio es de seis meses, razones éstas a virtud de las cuales, los
aludidos moldes no pueden considerarse como activo fijo, sino como un gasto. Que en el anterior
orden de ideas, la autoridad responsable realiza una indebida valoración de pruebas, al
considerar que las empresas antes mencionadas, no demostraron que los moldes que utilizan en
el desarrollo de su actividad, tienen una vida útil menor de un año y que por ello, no pueden
considerarse gastos. En su primer concepto de violación POM, Sociedad Anónima e
IMPULSORA Y PROMOTORA API, Sociedad Anónima, también señalan que contrariamente a lo
sostenido por la responsable en la sentencia reclamada, los dictámenes ofrecidos como pruebas,
sí se encuentran apoyados en reglas de carácter técnico, como se desprende de la simple lectura
del dictamen técnico en contabilidad, el cual se funda en principios contables elaborados por la
Comisión de Principios de Contabilidad del Instituto Mexicano de Contadores Públicos,
Asociación Civil, el cual es un órgano de consulta conforme a los artículos 44 bis y 45 del
Reglamento del Código Fiscal de la Federación; y que la afirmación de la responsable en el
sentido, de que las indicadas periciales, no se apoyen en principios de orden y de carácter
técnico, carece de la debida motivación, ya que no se expresan las razones por las cuales se
llega a dicha conclusión. Por otra parte, en el concepto de violación que en este apartado trata de
precisarse, se manifiesta que es ilegal la conclusión que la Sala responsable hace consistir, en
`que la cuestión de dilucidar en el juicio, debe determinarse de acuerdo con las disposiciones
legales respectivas, a fin de conocer si el concepto es activo fijo o gasto del ejercicio'; porque la
cuestión a dilucidar para aplicar la ley, lo es la naturaleza de la erogación llevada a cabo por las
empresas denominadas POM, Sociedad Anónima e IMPULSORA Y PROMOTORA API,
Sociedad Anónima. Que la conclusión a que llega la responsable, respecto a los moldes
utilizados por las citadas empresas, es improcedente, porque no existía en la Ley del Impuesto
sobre la Renta vigente en los años de mil novecientos setenta y nueve y mil novecientos ochenta,
alguna norma legal que definiera si los moldes debían considerarse bienes de activo fijo o gastos
del ejercicio, sino que la determinación de si un molde debe ser depreciado conforme al artículo
21 del ordenamiento legal antes invocado o bien considerarse como un gasto del ejercicio,
depende exclusivamente de la consideración de si ese molde forma o no parte del activo fijo del
contribuyente,situación que se aclara al desvirtuar los argumentos que se tomaron en cuenta
para determinar que los moldes son bienes del activo fijo. Por otro lado, que la conclusión a que
llega la responsable, en relación con la aplicación del artículo 21, fracción I, inciso b), apartado
10, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en los años de mil novecientos setenta y
nueve-mil novecientos ochenta, son improcedentes; en virtud de que parte de la falsa premisa de
que todos los bienes encuadrados en dicho precepto, por ese solo hecho, son bienes que forman
parte del activo fijo y que por ello están sujetos a depreciación, puesto que si la ley no realiza
excepciones a esa regla general, no es posible distinguir. En el primer concepto de violación las
promoventes del presente juicio constitucional, POM, Sociedad Anónima e IMPULSORA Y
PROMOTORA API, Sociedad Anónima, igualmente expresan que de aceptarse el criterio de la
Sala responsable, se llegaría a extremos absurdos, ya que la totalidad de los bienes tangibles
enumerados en el dispositivo legal de que se trata, en atención a su naturaleza, se puede
determinar si son activo fijo o no. Que si la Ley del Impuesto sobre la Renta, aplicable al caso, no
contiene disposición alguna que defina qué debe entenderse por activo fijo, existen disposiciones
anteriores y posteriores a dicha ley, que nos llevan a una definición de lo que deba entenderse
por activo fijo, como el artículo 89 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta, de
treinta de enero de mil novecientos cincuenta y cuatro, el cual establece que la depreciación
debe entenderse como la forma de deducir o recuperar una inversión que forma parte del activo
fijo. Así como los artículos 41 y 42 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en mil
novecientos ochenta y uno y los artículos 41 y 41 bis de la indicada ley vigentes en el año de mil
novecientos ochenta y siete, que señalan que las inversiones únicamente se podrán deducir

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mediante la aplicación de los porcentajes máximos autorizados por la ley al monto original de la
inversión, o sea las inversiones realizadas por un contribuyente, se diferencian en cada ejercicio,
para el efecto de que dicho contribuyente recupere la inversión realizada. Por otra parte, las
empresas quejosas en el multicitado primer concepto de violación manifiestan que con el
dictamen pericial contable, se acreditó que existen moldes usados continuamente, cuya duración
es larga y por ello sí son activo fijo; pero que existen moldes para trabajos especiales, cuyo valor
debe cargarse a costos de producción, ya que su vida útil no es mayor de un año y por ello no
puede aplicárseles la regla prevista por el artículo 21 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, por
referirse ésta únicamente a moldes que son bienes del activo fijo. Que por lo que toca a la
afirmación de la responsable, en el sentido de que desde el punto de vista tributario, no puede
determinarse la procedencia de un tratamiento fiscal, por motivos de modo en el vestir y por la
forma en que la empresa lo registra; debe señalarse que es una conclusión improcedente,
porque las empresas actoras nunca han sostenido que por motivos de la moda en el vestir o por
la forma en que dichas empresas llevan su contabilidad, no les es aplicable lo dispuesto por el
artículo 21, en relación a los moldes que utilizan en la fabricación de suelas de zapato; ya que lo
que las citadas empresas han sostenido, es que los moldes que utilizan, no son activo fijo y por lo
tanto, no pueden estar sujetos a depreciación, porque su vida útil, no es superior a seis meses,
razón ésta por la que técnicamente no son activo fijo. Que también es improcedente la afirmación
de la responsable, de que de seguir el criterio de las actoras, se desatenderían los principios
constitucionales de equidad y proporcionalidad de los impuestos, porque de no permitirse la
deducción de los moldes, como un gasto del ejercicio, se estaría obligando a las ahora quejosas
a determinar una utilidad superior a la real y consecuentemente a soportar una mayor carga
tributaria. Que por todo lo anterior y toda vez que ha quedado acreditado, que los moldes de las
empresas quejosas dejan de tener utilidad en un período menor de seis meses, resulta claro que
su valor debe recuperarse de los ingresos de ese período, ya que de lo contrario, se obtendría
una utilidad ficticia, violatoria de los principios de proporcionalidad y equidad de los impuestos.
Finalmente, en su primer concepto de violación las empresas quejosas POM, Sociedad Anónima
e IMPULSORA Y PROMOTORA API, Sociedad Anónima, señalan que la Sala responsable al
resolver en la forma en que lo hizo, parece no conocer que una de las causas de nulidad que
establece el Código Fiscal de la Federación, en su artículo 238, fracción IV, es precisamente que
la resolución materia del juicio de nulidad, `se dictó en contravención de las disposiciones
aplicables o dejó de aplicar las debidas' ya que para que lo dispuesto por el artículo 40 del
Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta, sea aplicable, es necesario que se trate de
un activo fijo y si en el caso, según criterio de la autoridad, el mismo no puede servir de
fundamento, tampoco el artículo 21 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, puede servir como tal,
puesto que con la aplicación del indicado precepto legal, sólo se está acreditando que aun en el
supuesto, sin conceder, que los moldes de referencia fueran activo fijo, las actoras tendrían
derecho a deducir la totalidad de su valor en el mismo ejercicio fiscal, por haberse acreditado
ante la autoridad administrativa, que esos supuestos `activos fijos', habían perdido su utilidad
para los fines del negocio. Que de la simple lectura de la petición hecha a la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, se desprende que las actoras jamás invocaron el artículo 40 del
Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta y que por ello la Sala responsable no estudió
en sus términos ese escrito, ni lo argumentado al respecto en el último párrafo de la hoja
diecinueve de la demanda de nulidad. Por otro lado, que es improcedente la conclusión que la
responsable hace consistir en que en todo caso existiría un conflicto de jerarquía de leyes,
porque lo que en todo caso existe, es una indebida interpretación y aplicación de una norma;
puesto que para que exista el conflicto señalado por las responsables, es indispensable que las
normas jurídicas regulen una misma situación, en forma diversa; lo que no existe en la especie
en virtud de que una norma es complementaria de otra, o sea que cuando se considera que un
bien depreciable conforme al artículo 21, pierda su utilidad para los fines de la empresa, puede
deducirse su valor conforme al artículo 40 del reglamento. Resulta infundado el primer concepto
de violación que hacen valer las empresas denominadas POM, Sociedad Anónima e

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IMPULSORA Y PROMOTORA API, Sociedad Anónima. Ciertamente, de la lectura del segundo


considerando de la sentencia señalada como acto reclamado en este juicio de garantías, la cual
quedó transcrita en el considerando cuarto de la presente ejecutoria, se desprende lo siguiente:
La Sexta Sala Regional Metropolitana del Tribunal Fiscal de la Federación, a fin de cumplir con la
ejecutoria dictada por el Segundo Tribunal Colegiado del Primer Circuito, el día tres de mayo de
mil novecientos ochenta y ocho, procede en primer lugar, a señalar los efectos para los cuales se
concedió a las empresas antes mencionadas el amparo solicitado, expresando que ésta se
concedió para que la referida Sala, dejara insubsistente la sentencia combatida ante dicho
Colegiado y dictara otra en la que se ocupara de todas y cada una de las cuestiones planteadas
en la demanda de nulidad, en particular de las expuestas en las hojas seis a la dieciséis de la
aludida demanda; conceptos éstos mediante los cuales se pretendió acreditar que los
dictámenes técnicos de moda y en contabilidad, sí constituyen pruebas técnicas y que por ello la
autoridad hacendaria debió tomarlos como tales y concluir que los moldes utilizados por las
actoras en el juicio de nulidad, no quedan comprendidos en la hipótesis del artículo 21 de la Ley
del Impuesto sobre la Renta, por no ser activo fijo. Posteriormente, después de sintetizar los
argumentos que a juicio del Tribunal Colegiado, no se estudiaron, precisa que el mismo
consideró en su ejecutoria, que la Sala responsable omitió analizar los argumentos de la parte
actora relacionados con las pruebas o dictámenes técnicos por ella ofrecidos, en tanto que en las
conclusiones a que dicha Sala llega en su sentencia, no se expresan las razones o motivos que
tuvo en cuenta para resolver en la forma en que lo hizo. Por otra parte, en el considerando
tercero de la sentencia reclamada en este juicio constitucional, la Sala responsable, en
cumplimiento de la ejecutoria pronunciada por el Segundo Tribunal Colegiado del Primer Circuito,
el día tres de mayo de mil novecientos ochenta y ocho, según lo expresa en la indicada
sentencia, procede examinar todas las cuestiones planteadas en la demanda de anulación y a
valorar en sus términos las pruebas ofrecidas en la citada demanda, concretamente las relativas
a los dictámenes de moda y contabilidad. A continuación una vez resumido el concepto de
anulación que las empresas quejosas hicieron consistir en que es ilegal el criterio de la autoridad
administrativa, porque a su juicio los moldes por ellas utilizados para fabricar los zapatos que
expenden, como lo demuestran con los listados de moldes, el dictamen técnico en moda y el
dictamen técnico contable, tienen una vida útil menor de un año y por lo tanto, no deben
considerarse como activo fijo, sino cargarse a resultados como gastos del ejercicio; procedió a
examinar los conceptos de anulación cuyo examen había omitido, en concepto del Segundo
Tribunal Colegiado de Circuito, haciendo constar en primer término, al analizar las pruebas de la
actora, que la autoridad demandada al dictar la resolución combatida en el juicio de nulidad,
estudió las mismas, llegando a la conclusión de que éstas no acreditan la postura de las actoras
en el referido juicio, por lo que resultaba infundado el argumento de dichas actoras, en el sentido
de que la indicada demandada, no tomó en cuenta las citadas pruebas para resolver en el
sentido en que lo hizo. Posteriormente, al estudiar el motivo de inconformidad que las actoras en
el juicio de nulidad formularon respecto a la aplicación supletoria del artículo 143 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, la Sala responsable una vez precisada la litis del asunto,
consistente en determinar si los moldes que utiliza la actora deben considerarse gastos del
ejercicio o si se trata de activos fijos, manifiesta que de conformidad con el precepto legal
invocado, las pruebas técnicas de moda y de contabilidad `pueden' considerarse como periciales
en cada una de las técnicas a que se refieran y en uso de las facultades que le confieren los
artículos 234 del Código Fiscal de la Federación y 197 del repetido Código Federal de
Procedimientos Civiles, llega a la conclusión de que las citadas probanzas no demuestran la
pretensión de la actora, en el sentido de que por los cambios de moda en el vestido y en los
zapatos, el período de duración de dichos moldes, sea menor de un año y que por tanto dejan de
tener utilidad para la empresa, cargando a gastos la erogación realizada. Explicando la indicada
Sala, que las conclusiones anteriores, se deben a que las probanzas de que se trata, no se
apegan a principios de orden y reglas de carácter técnico, que fundan la pretensión de la parte
actora, en tanto que la aludida Sala considera, que la cuestión a dilucidar en el juicio, debe

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determinarse de acuerdo con las disposiciones legales respectivas. Por último, después de
transcribir el artículo 21, fracción I, inciso b), punto 10 de la Ley del Impuesto sobre la Renta de
mil novecientos ochenta, concluye que los moldes de la actora son bienes de activo fijo sujetos a
la depreciación establecida en el mencionado numeral, en tanto que ésta, señala en forma
limitativa bienes de activo fijo y de manera genérica a los moldes, sin especificar su naturaleza o
durabilidad de uso para diferenciarlos de otros moldes no sujetos a la misma norma fiscal,
señalando en seguida, que si la Ley del Impuesto sobre la Renta, al referirse a bienes de activo
fijo sujetos a depreciación, no menciona `moldes cuya duración de utilidad sea menor de un año',
no puede considerarse desde un punto de vista tributario, que por motivos de moda en el vestir, o
por la forma en que una empresa realiza sus registros contables, deba concluirse la procedencia
del sistema fiscal sostenido por las empresas actoras, ya que aceptar ese supuesto, implicaría
desatender los principios constitucionales de equidad y proporcionalidad de los impuestos. Que
en la especie, evidentemente no puede violarse el artículo 40 del Reglamento de la Ley del
Impuesto sobre la Renta para mil novecientos ochenta, en tanto que la resolución de la autoridad
demandada, no se apoya en el aludido precepto legal, sino en el artículo 21, fracción I, inciso b),
punto 10 de la indicada ley, por lo que en todo caso se estaría ante un asunto de jerarquía de
leyes, respecto del cual el máximo Tribunal de Justicia ha determinado que el reglamento de una
ley, no puede estar por encima de ésta. Ahora bien, se considera infundado el primer concepto
de violación aducido por las empresas quejosas, en primer lugar, porque es inexacto que la Sala
responsable en su sentencia considera como periciales los dictámenes técnicos en moda y
contabilidad ofrecidos como prueba por las citadas quejosas, como actoras en el juicio de nulidad
en el que se dictó la sentencia reclamada en el presente juicio de garantías; puesto que de la
lectura del séptimo párrafo de la referida sentencia, se desprende que lo que la responsable
manifestó, fue que dichas pruebas podrían considerarse como periciales, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 143 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Sin que sea óbice a
lo anterior, el hecho de que la propia responsable en el párrafo quinto del mismo considerando
tercero de la sentencia reclamada, exprese que al analizar las pruebas técnicas de la actora hace
constar en primer término que la demandada en la resolución impugnada, sí estudió las indicadas
pruebas y que para ello es infundado el argumento de la actora en el sentido de que la autoridad
demandada no tomó en cuenta ese tipo de pruebas para resolver en la forma en que lo hizo;
porque en este apartado la responsable en realidad, no está examinando el valor probatorio de
los dictámenes ofrecidos como prueba por la actora ante la autoridad administrativa, sino tan solo
determinando si las mismas fueron tomadas en cuenta o no por la autoridad administrativa al
pronunciar su resolución. Además de que como lo sostienen las quejosas en el punto uno,
estudiado por la responsable en cumplimiento de la ejecutoria dictada por el Segundo Tribunal
Colegiado del Primer Circuito de amparo, ante una autoridad administrativa, no se desahoga en
estricto derecho una prueba pericial y ello se debe obviamente a que aún no existe propiamente
una controversia entre las partes. Consecuentemente, si en la especie ante la autoridad
administrativa no se desahogó propiamente una prueba pericial y en el juicio de nulidad no se
ofreció dicha prueba por las actoras, a fin de que ésta se desahogara en los términos previstos
por la ley; resulta claro que en el caso, no se está ante una prueba pericial, sino tan solo ante
dictámenes técnicos rendidos como prueba en el procedimiento administrativo correspondiente,
lo anterior independientemente de que la referida prueba se apoye en elementos técnicos. Por
otra parte, respecto de los diversos argumentos que esgrimen las empresas quejosas en el
primer concepto de violación, en relación con la valoración de los dictámenes técnicos que
ofrecieron como prueba en el procedimiento administrativo correspondiente; debe decirse que los
mismos son infundados, porque como acertadamente se sostiene en la sentencia que constituye
el acto reclamado en el presente juicio de garantías, la cuestión a dilucidar ante la autoridad
responsable, consistente en determinar si los moldes utilizados por la actora en el desempeño de
la actividad comercial a que se dedica, deben considerarse gastos del ejercicio, como lo sostiene
la contribuyente, o si por el contrario se trata de activos fijos en los términos del artículo 21,
fracción I, inciso b), punto 10 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, como lo señala la autoridad

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demandada; debe decidirse de acuerdo con las disposiciones legales respectivas, como lo es el
artículo antes mencionado, dispositivo conforme al cual los moldes de las empresas quejosas,
son bienes que forman parte del activo fijo de las referidas empresas, sujetos a la depreciación
establecida en el indicado numeral, en tanto que en él se señalan en forma limitativa bienes de
activo fijo y de manera genérica a los moldes, sin especificar su naturaleza o durabilidad de uso
para diferenciarlos entre moldes sujetos a la depreciación establecida en el multicitado artículo
21, fracción I, inciso b), punto 10 de la Ley del Impuesto sobre la Renta y moldes no sujetos a la
indicada norma fiscal. Además, de que no pueda considerarse desde el punto de vista tributario
que por motivos de moda en el vestir, o por la forma en que una empresa realice sus registros
contables, tenga que considerarse procedente al tratamiento fiscal sostenido por las empresas
actoras, como también se expresa en la sentencia reclamada en este juicio constitucional. Siendo
irrelevantes para modificar el criterio precisado con anterioridad, las consideraciones expuestas
por las quejosas respecto a lo que en su concepto debe entenderse por depreciación de los
activos fijos de las empresas y la aplicación por la responsable del artículo 40 del Reglamento de
la Ley del Impuesto sobre la Renta, en relación con esa depreciación, porque el problema en la
especie, no estriba en determinar la proporción en que se deprecian anualmente los citados
activos, sino en determinar si los moldes empleados por las repetidas quejosas, deben
considerarse o no parte de su activo fijo, de conformidad con el artículo 21, fracción I, inciso b),
de la Ley del Impuesto sobre la Renta. Resulta igualmente infundado el segundo concepto de
violación formulado por las empresas denominadas POM, Sociedad Anónima e IMPULSORA Y
PROMOTORA API, Sociedad Anónima, en el sentido de que se violan en su perjuicio, las
garantías de legalidad y debido proceso legal consagradas por los artículos 14 y 16
constitucionales, porque la sentencia reclamada infringe lo dispuesto por los artículos 215, primer
párrafo y 237, tercer párrafo del Código Fiscal de la Federación, al substituirse, la Sala
responsable a la autoridad administrativa, en la valoración de pruebas que a ésta corresponde,
como lo son las pruebas técnicas en moda y contabilidad ofrecidas por las mencionadas
quejosas, consideradas ahora por la indicada responsable como periciales técnicas. En efecto,
se estima infundado el concepto de violación en cuestión, en primer lugar, porque como lo
sostiene la responsable en su sentencia, las referidas pruebas sí fueron estudiadas por la
autoridad administrativa al pronunciar la resolución combatida en el juicio de nulidad; en segundo
lugar, porque como ya se dijo, es inexacto que la referida Sala, haya considerado como periciales
a los indicados dictámenes; y en tercer lugar, porque es incuestionable que la autoridad
responsable conforme a lo dispuesto por los artículos 230 y 234 del Código Fiscal de la
Federación, tiene facultades legales, para analizar las pruebas exhibidas en el procedimiento
administrativo correspondiente, a fin de determinar, si con ellas se demostraron o no las
pretensiones de la parte actora en el aludido procedimiento. En el tercer y último concepto de
violación, la quejosa señala que se viola en su perjuicio lo dispuesto por el artículo 237 del
Código Fiscal de la Federación, porque se dejó de analizar en su totalidad la demanda de
anulación, en la que entre otros argumentos hizo valer el consistente en que con las pruebas de
listados de moldes, se demuestra la existencia de éstos, los cuales son el objeto materia del
juicio. Que basta la simple lectura del acto reclamado, especialmente de las hojas tres y cuatro,
para percatarse que la responsable reconoce expresamente como pericial técnica el dictamen
contable y el de moda, y sin embargo, en vez de resolver si la motivación de la autoridad, servía
para apoyar su negativa, variando la litis planteada, señala que la autoridad administrativa entró
al estudio de dichas pruebas, cuestión ésta que nunca le fue planteada, como erróneamente lo
considera la responsable, pues lo que se dijo fue que no sirven los argumentos en que se apoya
la autoridad administrativa para negar lo solicitado por las empresas quejosas. Debe estimarse
inoperante el concepto de violación precisado en el párrafo anterior, porque si las quejosas
consideran que la Sala responsable omitió examinar todos los motivos de inconformidad
propuestos en la demanda de nulidad, en todo caso debió interponer el recurso de queja en
contra de dicha sentencia, en los términos del artículo 95, fracción IX, de la Ley de Amparo, en
virtud de que el Segundo Tribunal Colegiado en su ejecutoria concedió la protección federal

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solicitada, para el efecto de que se analizaran todos los conceptos de anulación contenidos en la
demanda respectiva. Finalmente, debe considerarse infundado el concepto de violación sujeto a
estudio, porque en contra de lo sostenido por las quejosas, cabe decir que es inexacto que la
Sala responsable al pronunciar la sentencia reclamada, cambie la litis, puesto que en dicha
sentencia la referida Sala únicamente analiza y resuelve el problema que le fue planteado. En las
anteriores condiciones, cabe decir que es inexacto que se hayan violado las disposiciones
legales invocadas por las quejosas en su demanda de garantías, motivo por el cual debe negarse
a éstas el amparo que solicitan."

CUARTO.- Con el propósito de establecer si existe o no la contradicción de tesis denunciada, es


necesario delimitar los criterios sustentados por los Tribunales Colegiados de Circuito a que se
ha hecho referencia.

En efecto, de la demanda de amparo directo, de la que conoció el Segundo Tribunal Colegiado


en Materia Administrativa del Primer Circuito, se desprende que la litis que se planteó ante el
Tribunal Fiscal de la Federación consistió en determinar si los moldes utilizados por la empresa
actora, para la fabricación de suelas son un gasto del ejercicio, tomando en consideración que
los moldes que utiliza tienen una duración menor al de un ejercicio fiscal o bien si los mismos son
bienes del activo fijo de acuerdo con el artículo 21, fracción I, inciso b), subinciso 10, de la Ley
del Impuesto sobre la Renta.

Por su parte, de la demanda que conoció el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa
del Primer Circuito, la empresa contribuyente adujo ante el citado Tribunal Fiscal que su actividad
tiene como objeto la fabricación y venta de suelas de poliuretano y termoplásticos para la
industria del calzado, que con motivo de ello, utiliza una cantidad numerosa y diversa de moldes
metálicos los cuales tienen una gran rotación debido a las exigencias del mercado, ya que éstas
se rigen por la moda, la que es muy cambiante por lo que estos moldes tienen una vida real de
utilización de seis meses como máximo, de ahí que se solicitó a la Dirección de Servicios al
Contribuyente se les confirmara el criterio en el sentido de que los moldes que utilizan para la
fabricación de suelas de poliuretano y termoplásticos, deben ser considerados como un gasto del
ejercicio por no reunir las características de bienes de activo fijo por no estar sujetos a
depreciación.

De lo anterior, se desprende que sí existe similitud en el planteamiento de las demandas de


amparo directo de que conocieron los referidos Tribunales Colegiados, y no obstante ello
sostuvieron criterios distintos.

Asimismo, de lo transcrito en los considerandos segundo y tercero se advierte que las


resoluciones de referencia, versaron sobre cuestiones idénticas ya que en ellas se interpretó lo
dispuesto por el artículo 21, fracción I, inciso b), subinciso 10, de la Ley del Impuesto sobre la
Renta vigente en mil novecientos setenta y nueve, que establecía que dentro de la depreciación
de los bienes del activo fijo de las empresas, se encuentran los "moldes", empleados en el curso
de sus actividades.

También se advierte de la transcripción que la discrepancia de los criterios sostenidos por los
citados órganos colegiados gira en torno de precisar el alcance de dicho precepto, pues mientras
que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, estimóque de la
interpretación del referido artículo 21 de la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en mil
novecientos setenta y nueve, se infiere que no era cualquier tipo de molde el que estaba sujeto a
la depreciación que se menciona en ese precepto, sino que distinguía a cuáles moldes se refiere
es decir, a aquellos que fueran bienes del activo fijo de una empresa, porque de la redacción del
precepto se desprende que el criterio básico para que opere la depreciación es que se trate de

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bienes de activo fijo, y si en seguida enumera diversos objetos que pueden quedar comprendidos
dentro de la hipótesis, ello no significa que por disposición del mismo artículo ese tipo de cosas
invariablemente deban considerarse como parte del activo fijo, a manera de presunción legal
irrefutable, sino que dependerá de cada caso, en función de la naturaleza y finalidad específica
de aquellos objetos del causante en particular para considerar si dichas cosas, deben quedar o
no comprendidas dentro del concepto genérico de bienes del activo fijo para ser sometidas a las
reglas sobre depreciación.

Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, en
relación con la interpretación del artículo 21 de la ley que se comenta consideró que de
conformidad con este dispositivo, los moldes de las empresas son bienes que forman parte del
activo fijo de las mismas, sujetos a la depreciación establecida en el indicado numeral, en tanto
que en él se señalan en forma limitativa bienes de activo fijo y de manera genérica a los moldes,
sin especificar su naturaleza o durabilidad de uso para diferenciarlos entre moldes sujetos a la
depreciación establecida en el citado artículo 21, fracción I, inciso b), punto 10 de la Ley del
Impuesto sobre la Renta y moldes no sujetos a la indicada norma fiscal.

Lo expuesto en los párrafos precedentes, demuestra la existencia de la contradicción de tesis


que se denuncia, dado que los referidos órganos colegiados al abordar en sus ejecutorias
problemas similares, sostuvieron criterios distintos respecto a ellos.

QUINTO.- Demostrada la existencia de la contradicción de tesis en los términos indicados, se


procede a determinar que el criterio que debe prevalecer es el del Segundo Tribunal Colegiado
en Materia Administrativa del Primer Circuito, atento a lo siguiente:

El artículo 21, fracción I, inciso b), subinciso 10, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente
en mil novecientos setenta y nueve, establecía:

"La depreciación de los activos fijos tangibles y la amortización de los intangibles y gastos y
cargos diferidos, se sujetarán a las siguientes reglas:

"I.- No excederán de los siguientes porcientos anuales, sobre el monto original de la inversión
respectiva: ... b) Bienes de activo fijo empleados normalmente por los diversos tipos de empresas
en el curso de sus actividades: 10. Dados, troqueles, moldes, matrices y herramientas ... 35%".

Precisado lo anterior, se debe decir que en la especie para fijar el alcance y la interpretación del
precepto antes indicado, se debe atender en primer lugar al texto de la ley y a falta de
definiciones por ésta se hace necesario recurrir a la doctrina, a los principios generales de
derecho, los usos, etcétera.

En el caso la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en mil novecientos setenta y nueve, no
definía los bienes que debían ser considerados como activo fijo ni precisaba el concepto de
moldes.

Por esa razón se hace indispensable acudir a la doctrina contable para comprender los alcances
de dicho numeral.

Por tanto previo al examen del precepto transcrito, se debe indicar qué se entiende por "activo
fijo". Dentro de la doctrina contable, se ha llegado a considerar de la siguiente manera: Activo
Fijo.- Las "propiedades, bienes materiales o derechos que, en el curso normal de los negocios,
no están destinados a la venta sino que representan la inversión de capital de una empresa en
las cosas usadas o aprovechadas por ella, de modo continuo, permanente o semipermanente en

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la producción o en la fabricación de artículos para venta o en la prestación de servicios a la


propia negociación, a su clientela o al público en general. Por ejemplo: la maquinaria de las
compañías industriales, las instalaciones y equipo de las empresas de servicios públicos, los
muebles y enseres de las casas comerciales, el costo de concesiones y derechos, etcétera,
etcétera.

"También se incluye dentro del activo fijo, las inversiones en acciones, bonos y valores emitidos
por empresas afiliadas. El rubro de `Activo Fijo' denota una fijeza de propósito o intención de
continuar en el uso o posesión de los bienes que comprenden. En otras palabras, denota
inmovilización al servicio del negocio.

"Eventualmente tales bienes pueden ser vendidos o dados de baja ya sea porque se considere
que no son útiles, porque sean reemplazados por nuevas instalaciones o por otras causas
similares a las expuestas. Las erogaciones que se hagan con objeto de mejorar el valor de una
propiedad o su eficacia para el servicio, pueden considerarse como inversiones fijas. Desde el
punto de vista estrecho, solamente pueden capitalizarse aquellas erogaciones que tengan por
objeto aumentar los ingresos o disminuir los gastos.

"El `Activo Fijo' se clasifica en tres grupos: a).- Tangible, que comprende las propiedades o
bienes, susceptibles de ser tocados, tales como los terrenos, los edificios, la maquinaria,
etcétera. b).- Intangibles, que incluye cosas que no pueden ser tocadas materialmente tales
como los derechos de patentes, los de vía, el crédito mercantil, el valor de ciertas concesiones,
etcétera y, c).- Las inversiones en compañías afiliadas".

("Terminología del Contador", publicado por Mancera Hermanos y Colaboradores, novena edición
1982, reimpresión 1988, editado por Banca y Comercio, página catorce, de igual manera se ha
definido al "activo fijo", en el Diccionario Jurídico Mexicano del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, editorial Porrúa, Quinta Edición, página 75).

Al respecto, también se hace necesario señalar qué se entiende por "moldes", desde el punto de
vista contable:

"MOLDES.- La contabilidad de la inversión en moldes depende básicamente de la utilización y


duración de los mismos. Los moldes que se utilizan permanentemente para trabajos constantes o
cuando menos de cierta regularidad, tienen un valor a largo plazo y consecuentemente son parte
del activo fijo. La inversión en esta clase de moldes cuya vida de servicio es muy reducida,
utilizándose durante algunos meses únicamente o a lo sumo uno o dos años. Existen dos
alternativas para la contabilización de esta clase de moldes; cargar las compras directamente a
los costos o gastos, o bien mantener el método de fondo fijo que se emplea en el caso de las
herramientas. Esta última alternativa es justificable en los casos en que el monto de la inversión
sea considerable. Algunos moldes o patrones son hechos para trabajos especiales y en tal caso
deben cargarse al costo de producción de dichos trabajos. Aunque tal vez sea posible que se
repitan los pedidos por los trabajos especiales, una política conservadora exige que el costo de
estos moldes o patrones no se considere como una inversión permanente".

("PRINCIPIOS DE CONTABILIDAD GENERALMENTE ACEPTADOS", del Instituto Mexicano de


Contadores Públicos, A.C. Boletines Serie C. Principios Aplicables a partidas o conceptos
específicos, vigente de julio de mil novecientos setenta y cuatro a mil novecientos noventa y
cuatro, páginas 246 y 247).

Precisado lo anterior, se debe decir que del precepto transcrito, se observa que aun cuando éste
se refiere a la depreciación de los bienes del activo fijo, empleados normalmente por las

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empresas en el curso de sus actividades y en particular, en el subinciso número 10, alude a los
"moldes", de manera genérica, ello no se debe interpretar en el sentido de que se refiera a
cualquier tipo de moldes sin distinción alguna, sino que se debe entender que para que opere la
depreciación deben indefectiblemente tratarse de bienes de activo fijo empleados por algunos
tipos de empresas en el curso de sus actividades.

Pues bien, si tomamos en cuenta que por "Activo Fijo", se entienden los bienes materiales o
derechos que representan la inversión de capital de una empresa dentro de los cuales quedan
comprendidos por ejemplo: la maquinaria de las compañías, las instalaciones y equipo de las
empresas de servicios públicos, los muebles y enseres de las casas comerciales, el costo de
concesiones y derechos; ello sin duda alguna denota un propósito o intención de continuar en el
uso o posesión de los bienes que comprenden, es decir, una inmovilización al servicio del
negocio, pues eventualmente tales bienes pueden ser vendidos o dados de baja ya sea porque
no se consideren útiles o porque sean reemplazados por nuevas instalaciones o por otras causas
semejantes.

Luego entonces, la circunstancia de que dentro de los bienes de activo fijo se señalen a los
"moldes", no necesariamente todos éstos deben considerarse como parte del mismo, pues
dependerá de cada caso, de acuerdo a la naturaleza y finalidad específica del molde, ello es así,
porque si atendemos al concepto de "moldes", en éste se distinguen a aquellos que son hechos
para trabajos especiales y que en tal caso deben ser cargados al costo de producción de dichos
trabajos y aunque tal vez se dé el caso que se repitan los pedidos por los trabajos especiales, de
acuerdo con una política conservadora exige que el costo de estos moldes o patrones no se
considere como una inversión permanente, de ahí que se deba estimar que éstos no forman
parte del activo fijo.

Por el contrario los moldes que se utilizan de manera permanente para trabajos constantes, o
cuando menos de cierta regularidad, tienen un valor a largo plazo y consecuentemente, son parte
del activo fijo, y por ende la inversión en este tipo de moldes está sujeto a depreciación de
acuerdo con la vida útil que se les estima, y no como lo considera el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, en el sentido de que todos los "moldes" de las
empresas son bienes que forman parte de sus activos fijos, sujetos a la depreciación.

La razón de que debe prevalecer el criterio sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, deriva de la forma en que se encuentra redactado el
artículo que se comenta, pues en el mismo se establece como criterio básico para que opere la
depreciación, el requisito indispensable consistente en que se trate de bienes de activo fijo; de
ahí que el hecho de que en seguida se enumeran diversos objetos, no significa que todos deban
considerarse como parte de éste, por las razones indicadas, y aun cuando se señala, entre otros,
a los "moldes", sin especificar su naturaleza y durabilidad, resulta lógico que para que éstos
queden comprendidos dentro del activo fijo, dependerá de la naturaleza y finalidad específica de
los objetos, para estar en condiciones de determinar si éstos deben quedar comprendidos dentro
del concepto genérico de bienes del activo fijo sujetos a la depreciación.

Lo anterior es así, ya que resulta obvio que por las características propias del objeto de cada
empresa, los "moldes" no pueden tener la misma durabilidad, ni tampoco pueden ser
considerados genéricamente como parte del activo fijo, sujetos a depreciación, sino por el
contrario, se debe atender como ya se dijo a la naturaleza y finalidad de dichos moldes para
determinar así su condición, lo anterior obedece a razones obvias, ya que es evidente que no
todos los instrumentos materiales de que se sirve una empresa de acuerdo al servicio que presta,
se pueden considerar parte de su activo fijo, dado que, la diversidad de finalidades de cada una
de éstas, da lugar a contar con diversos objetos materiales que por su uso se deban estar

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cambiando o remplazando constantemente, o ser usados por única vez, razón por la cual no es
posible comprender a los "moldes" de manera genérica sino atender a su naturaleza, fines y
durabilidad.

De ahí que se deba concluir que, la interpretación del artículo 21, fracción I, inciso b), punto 10,
de la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en el año de mil novecientos setenta y nueve, que
hace el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, es inexacta
porque deriva del hecho de considerar que todos los objetos enumerados en el punto 10, entre
los que se encuentran los "moldes", forman parte del activo fijo de las empresas, es decir, dicho
tribunal parte de la base como una presunción legal irrefutable de que todo ese tipo de cosas
necesariamente deben estar sujetos al porcentaje de la depreciación a que se refiere el precepto
legal citado, cuando en realidad lo que debió atender, en virtud de la forma como se encuentra
redactado dicho artículo, es al concepto genérico, es decir, que para que opere la depreciación
es necesario que se trate de bienes de activo fijo de las empresas, presupuesto indispensable
para que las cosas u objetos que se enumeran en el punto 10, consistentes en dados, troqueles,
"moldes", matrices y herramientas puedan colocarse en la hipótesis del porcentaje de la
depreciación. Así las cosas, para que estos objetos deban someterse a la regla genérica, es
indispensable atender a la naturaleza y función específica del causante en particular.

Luego entonces, para determinar si los "moldes", que se cuestionan estaban sujetos o no a la
depreciación o a la amortización del 35% anual a que se refiere el precepto legal que se analiza,
antes de cualquier otra situación se debió atender como ya se dijo, a la actividad y fines
específicos de los moldes de la empresa quejosa ya que de ello depende para determinar si los
moldes utilizados son sujetos o no de la depreciación, a que se refiere el artículo en comento.

A mayor abundamiento, y a manera de precisar el sentido que ha de deducirse de la disposición


que se analiza, cabe hacer una distinción entre lo que se debe considerar como "ACTIVO FIJO"
de una empresa y "ACTIVO CIRCULANTE" para ello debemos atender al concepto de este
último.

Al respecto, el Diccionario Jurídico Mexicano del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la


UNAM, página setenta y cuatro, Quinta Edición, lo ha definido de la siguiente manera:

"2.- Activo circulante. Aquellos derechos, bienes materiales o créditos que están destinados al
tráfico mercantil o proceden de éste, que se tienen en giro de modo más o menos continuo y que,
como operaciones normales de una negociación pueden venderse, transformarse, cederse,
trocarse por otros, convertirse en numerario, darse en pago de cualquier clase de gastos y
obligaciones o ser materia de otros tratos semejantes y peculiares de toda empresa comercial.

"Debe tenerse en cuenta que, los bienes que forman el activo fijo y el activo diferido, aun cuando
ocasionalmente pueden ser objeto de alguna de las operaciones señaladas en el párrafo próximo
anterior, no lo son de manera constante dado su origen y finalidad.

"Forman parte del activo circulante las partidas de activo disponible (aunque éstas suelen
presentarse bajo una clasificación especial en el balance general), los documentos y cuentas por
cobrar, los inventarios en materias primas, de artículos en proceso de fabricación y de artículos
terminados, las inversiones en valores que no tengan por objeto mantener el dominio
administrativo de otras empresas, y otras partidas semejantes. Los documentos y cuentas por
cobrar a cargo de accionistas, directores, funcionarios y empleados de las empresas, pueden
mostrarse en el balance general formando parte del activo circulante, pero es conveniente
agruparlos separadamente bajo un título especial".

https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=3135&Clase=DetalleTesisEjecutorias 15/17
26/11/2020 Semanario Judicial de la Federación - Sistema Precedentes 3135

Ahora bien, de lo anterior se infiere que forman parte de los bienes del activo circulante de una
empresa los documentos, cuentas por cobrar, los inventarios en materia prima de artículos en
proceso de fabricación y de artículos terminados, las inversiones en valores que no tengan por
objeto mantener el dominio administrativo de otras empresas, y otras partidas semejantes; a
diferencia de los bienes de activo fijo que como ya se vio son objetos usados y aprovechados de
manera permanente o semipermanente pero de mayor durabilidad, lo anterior evidencia que no
obstante de formar parte de los derechos y bienes materiales de una empresa las cosas antes
precisadas, se debe entender que no todos quedan incluidos dentro de los bienes de activo fijo,
dada su naturaleza.

En tal virtud, debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el siguiente criterio:

IMPUESTO SOBRE LA RENTA. MOLDES SUJETOS A DEPRECIACION. NO TODOS ELLOS


FORMAN PARTE DEL ACTIVO FIJO A QUE SE REFIERE EL ARTICULO 21, FRACCION I,
INCISO B), SUBINCISO 10, VIGENTE EN 1979.- El artículo 21, fracción I, inciso b), subinciso 10
de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en mil novecientos setenta y nueve, disponía que:
"La depreciación de los activos fijos tangibles y la amortización de los intangibles y gastos y
cargos diferidos se sujetarán a las siguientes reglas: I.- No excederán de los siguientes
porcientos anuales, sobre el monto original de la inversión respectiva". "b).- Bienes de activo fijo
empleados normalmente por los diversos tipos de empresas en el curso de sus actividades".
"10.- Dados, troqueles, moldes, matrices y herramientas: 35%". De una correcta interpretación
del numeral que se examina, se concluye que no se refiere a cualquier tipo de molde el que
estaba sujeto a la depreciación que se menciona, sino únicamente a aquellos que fueran bienes
del activo fijo de una empresa; ello es así, porque de la redacción de dicho numeral se advierte
que el criterio básico para que opere la depreciación es que se trate de bienes de activo fijo, y el
hecho de que enumere diversos objetos que pueden quedar comprendidos dentro de la hipótesis,
ello no significa que por disposición del artículo, ese tipo de cosas invariablemente deban
considerarse como parte de activo fijo a manera de presunción legal irrefutable, sino que
dependerá de cada caso, tomando en cuenta la naturaleza y finalidad específica, de los objetos
de cada empresa para estar en condiciones de determinar si éstos deben quedar o no
comprendidos dentro del concepto genérico de bienes del activo fijo sujetos a la depreciación. Lo
anterior es así, porque atendiendo al concepto "de moldes", en éste se distinguen aquellos que
son hechos para trabajos especiales y en tal caso deben ser cargados al costo de producción de
los mismos y aunque, tal vez, se diera la posibilidad que se repitan los pedidos por los trabajos
especiales de acuerdo con una política conservadora exige que el costo de estos moldes o
patrones no se consideren como una inversión permanente, de ahí que se deba estimar que
éstos no forman parte del activo fijo. Por el contrario, se deben considerar parte de éste, los
moldes que se utilizan en forma permanente en trabajos constantes, o cuando menos de cierta
regularidad y que tengan un valor a largo plazo, por lo que la inversión en este tipo de moldes
está sujeto a depreciación de acuerdo con la vida útil que se les estima.

En términos de lo establecido en el artículo 195 de la Ley de Amparo, la tesis jurisprudencial que


se sustenta en este fallo, deberá identificarse con el número que por el orden progresivo le
corresponda dentro de las tesis de jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Por lo expuesto y fundado, y con apoyo además en el artículo 197-A de la ley de la materia se
resuelve:

UNICO.- Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito al resolver el juicio de amparo
directo número 32/91.

https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=3135&Clase=DetalleTesisEjecutorias 16/17
26/11/2020 Semanario Judicial de la Federación - Sistema Precedentes 3135

Notifíquese; remítase la tesis jurisprudencial al Pleno, a la otra Sala y a los Tribunales Colegiados
de Circuito que no intervinieron en la contradicción, así como al Semanario Judicial de la
Federación y a su Gaceta, para su publicación; remítase copia de esta ejecutoria a los Tribunales
Colegiados de los que derivó la contradicción. En su oportunidad, archívese el expediente.

Así, lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: Genaro David Góngora Pimentel, Mariano Azuela Güitrón,
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Sergio Salvador Aguirre Anguiano y Presidente Juan Díaz Romero.
Fue ponente el cuarto de los señores ministros antes mencionados.

https://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/DetalleGeneralScroll.aspx?id=3135&Clase=DetalleTesisEjecutorias 17/17

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