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El Azufre

Al comenzar en el camino hacia nuestra vida Iniciática, nos encontramos con


símbolos que marcan nuestro camino, como parte de nuestro proceso en la
transición Vida-Muerte Iniciática estos elementos son tan variados como La Sal,
La Oscuridad, El Azufre, El mercurio y algunos mas, me gustaría compartir con
Ustedes algunas características del azufre.

Para la Tradición Hermética los elementos de la Gran Obra, en principio, son el


azufre, el mercurio y la sal. La sal simboliza el cuerpo físico, el azufre el alma y
el mercurio el espíritu. El atanor, como horno de fusión, es el propio cuerpo del
operador, mientras que el crisol resulta el embrión.

El mercurio, además, simboliza lo fluido, dinámico, femenino, dual… Y el azufre


también simboliza lo fijo, estable y masculino. La sal es el moderador y
estabilizador de ambas tendencias. Cuando se completan las fases y
operaciones alquímicas, la Sal de los filósofos aparece como unión de los dos
principios y es entonces cuando el alquimista ya se convierte en adepto, al
transformarse en el andrógino alquímico, que simboliza la unión de los
opuestos.

En la Masonería Hermética podemos observar que el cuerpo de la Logia


representa también estos símbolos alquímicos de la siguiente manera el Azufre
esta representado por el Venerable Maestro, Mercurio por el 1er Vigilante, La
Sal 2º Vigilante, Fuego Orador, Aire Secretario, Agua Hospitalario, Tierra
Tesorero. Se encuentran aquí los tres principios y los cuatro elementos de los
alquimistas."

El principio masónico que coincide de forma manifiesta con el esoterismo es el


de la perfectibilidad del ser humano o materia Filosófica. En primer lugar, no se
trata de mejorar a cualquier materia, sino que ésta es escogida mediante un
riguroso proceso de selección y se la invita a participar de forma consciente y
voluntaria.

En el proceso gradual de la Gran Obra. Morir, nacer, construir y volver a morir,


son etapas sucesivas de un método del cual la Orden es La depositaria actual.

También observamos masónicamente la representación de los tres mundos el


mundo arquetípico, el Macrocosmos y el Microcosmos. Dicho de otra forma:
Dios, la naturaleza y el hombre. El mundo arquetípico o divino es la esencia de
toda manifestación que envuelve todos los mundos y su centro está en todas
partes y su circunferencia en ninguna. Todo se construirá según ese plan
divino: tres Principios materiales (Azufre, Sal, Mercurio), tres principios forman
el ser humano (cuerpo, espíritu, alma). El hombre es el microcosmos, porque
ofrece en síntesis todas las partes del universo. El hombre, por otra parte, es
un reflejo del macrocosmos, formado de acuerdo con las mismas leyes. Al
respecto cabe recordar a la Tabla de Esmeralda: “Como es arriba, es abajo”.

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Cuando observamos el símbolo de una pareja de un hombre y una mujer
unidos en matrimonio en la Alquimia, somos testigos del llamado Matrimonio
Alquímico. Este proceso lo componen el sol y la luna, el alma y el espíritu, la sal
y el azufre con el fin de concebir el hijo que es el mercurio filosófico o Azoth.

La Sal es la parte terrestre de los cuerpos naturales. Es un principio activo que


guarda a todos los elementos de la corrupción. Para Paracelso, De origine
morborum, libro 1, la Sal es aquel elemento es lo que queda fijo. La Sal
disuelve, aglutina, limpia y evacua.

El Azufre es el padre de los metales, la simiente. El azufre sólo no puede


engendrar. Consume los cuerpos con quien contacta, no resiste al fuego, es
combustible, calcina la sustancia del metal con el cual se calienta.

Sublima muy rápido y consume todos los cuerpos menos el oro.


Al Azufre se le asocia a los conceptos de vegetación, aumento y multiplicación

Los Tres Principios.-


El origen de todas las cosas tendría por causa una radiación, la cual emana de
un centro que no se encuentra en ninguna parte (en un punto específico) pero
que parte simultáneamente de todas partes, La Luz Infinita o Creadora. (Aor
Ensoph de los Cabalistas). Cada ser puede descubrirla en sí mismo. El Centro se
manifiesta en los seres como fuente de energía expansiva, la cual se relaciona
como concepto con una energía interna, llamada alquimísticamente

Azufre.

El principio lumínico se manifiesta bajo dos aspectos opuestos: converge hacia


su centro bajo el nombre de Mercurio, después irradia de esta fuente a título de
emanación sulfurosa.

El Mercurio hace alusión a lo que entra y el Azufre a lo que sale, pero entrada y
salida suponen un contenedor estable, el cual corresponde a lo que resta o
permanece, dicho de otra forma, la Sal. Todo cuerpo o todo ser tiene su
sustancia o expresión propia (la Sal), la cual está sometida simultáneamente a
influencias internas o voluntad individual (Azufre) e influencias externas o
voluntad general (Mercurio).

"... No hay Religión, Filosofía o Ciencia Más elevada que la Verdad, y Ésta no es
propiedad de nadie, Excepto del Espíritu Libre que esta dentro de todos
nosotros"

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El Azufre

Para que el individuo conquiste la plenitud del ser, de la vida y del pensamiento
deberá llegar a asimilar el ser, la vida y el pensamiento de la colectividad de la
que es parte. El ser humano debe buscar unirse estrechamente a la fuente
permanente de todas las cosas.

El factor masculino y enérgico del A zufre podrá mezclarse con el factor


femenino y receptivo del Mercurio para engendrar la estabilidad, ponderación y
sabiduría de la Sal.

Para la tradición Hiramica, HIRAM, el descendiente de Caín, es el prototipo del


"macho" puro. Es viril y poderoso; por lo tanto es el símbolo del Azufre
alquímico. Hay que evitar la confusión cabalística entre "vir" macho y "vis"
fuerza, que siempre van conjugadas.

En Alquimia, el Azufre muere en la primera conjunción. Naciendo, su color es


más negro que el hollín y así no puede ver jamás realizadas sus esperanzas.
Sometido a tratamiento térmico mediante los procesos seco o húmedo de la
Alquimia renace, convirtiéndose en el poderoso León de Juda, Rey de la Selva,
capaz de hendir la roca de un solo zarpazo que ruge al despertar gracias a la
ayuda del gran ayudante catalítico y salino elaborado de la rosa cruz.
Usualmente se utiliza la vía seca, también llamada Bautismo de Fuego, o
bautismo de METE en la religión de los misterios de la época romana.

No olvidemos que el lenguaje diplomático es el Francés, pues es el que menos


ha evolucionado del Latín y conserva numerosas pelásgicas raíces (griegas)
conservando su significado hasta la actualidad. Rosa cruz en francés se escribe
ROSE-CROIX, palabras que tienen el mismo sonido que ROSEE (rocío) y CUIT
(cocido), del que se elaboran los tres catalizadores utilizados en la
Alquimia de la Tradición. El caput mortuum es transformado en el salvaje y
poderoso León de Juda.

El bautismo de agua simboliza por un lado la vía húmeda del Azufre, señalada
por todos los expertos que pretenden introducir al neófito por ese tortuoso y
lento vericueto; sin embargo, la cita del texto toma el sentido de las
inhibiciones alquímicas del Azufre por el citrino Mercurio que lo transforman en
una pasta jarábica (siruposa) y le sacan la sed la sed, permitiéndole entablar
combate con el Mercurio verde, sin encenagarse en los escenarios húmedos y
pegajosos en los que se desarrolla el ígneo combate de la rémora y la
salamandra.

Ahora veamos el significado de estas iniciales que se conocen como la famosa


inscripción puesta en la cruz de Jesús, es la abreviatura "Jesús Nazareus Rex
Judaeorum", se usaron en la antigüedad como unas iniciales misteriosas. Los
textos de los evangelistas nos indican simplemente que estas palabras habían
sido redactadas, en hebreo en griego y en latín.

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Para los antiguos filósofos estas cuatro letras eran las Iniciáticas iniciales de las
palabras hebreas de los elementos "Iammim" (El Agua), "Nour" (El Fuego),
"Rouahh" (El Aire) y "Iabescheh" (La Tierra).Pero si vamos a mirar la simbólica
hermética, tenemos otro significado de las iniciales I.N.R.I. ya que en el
aforismo alquímico: "Igne Nitrium Rotis Invenitur" el significado expresa los tres
elementos principales: (Sal, Mercurio y Azufre). En este mismo aforismo el
profano o no iniciado esta representado por el plomo, que solamente a través
de las pruebas de la Iniciación y del trabajo masónico, llegara a la propia
transformación en "Oro".

Para los Hermetistas o “filósofos por el fuego” su obra se basaba en ordenar el


caos; como al principio de los tiempos, la ruina y el mal se extendieron por el
mundo por obra de la serpiente, para ordenar ese caos es necesario quemarla.
Así, el círculo simboliza el caos, la oriflama es la llama que contiene el azufre y
la serpiente es el espíritu mercurial.

Bueno, pues como dije al inicio, todo ello aluden sin duda alguna los símbolos
que se encuentran en la Cámara de Reflexión, todos destinados a hacernos
precisamente "reflexionar" sobre su sentido profundo. Ahí encontramos, por
ejemplo, al gallo, pájaro solar y de Hermes que anuncia la luz; a los tres
principios alquímicos: azufre, mercurio y sal, es decir al principio activo, al
pasivo, y la síntesis de ambos respectivamente; a la calavera que nos indica el
estado en que nos encontramos y al mismo tiempo nos permite entender que
en lo impermanente y lo fugitivo, como la vida misma que se nos escapa de
entre las manos, existe una imagen de lo inmutable, de lo que permanece, es
decir que esos huesos nos evocan una primordialidad y un origen incorruptible.

Por eso mismo en las correspondencias entre el cosmos y el hombre los huesos
están regidos por el planeta Saturno, el rey de la Edad de Oro, que es también
el plomo, el más vil y denso de todos los metales pero en el que sin embargo
está encerrado el oro, el más precioso y sutil de todos ellos. Y allí, en fin,
encontramos las siglas alquímicas VITRIOL, o VITRIOLUM, las que dan pleno
sentido a la Cámara de Reflexión: "Visita el Interior de la Tierra y Rectificando
Encontrarás la Piedra Oculta. Verdadera Medicina". Visitar el interior de la tierra
es hacerlo en uno mismo

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