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RESEÑA CAMPESINO Y NACIÓN (1995).

AUTOR: ALEXIS PEZAROGLO

Florencia Mallon es una historiadora nacida en Chile en el año 1951. Estudió historia y literatura de
Latinoamérica en la Universidad de Harvard. Es doctora en historia de Latinoamérica por la
Universidad de Yale. Es una de las referentes en Estados Unidos en los estudios de Latinoamérica.
Sus temas de estudio son, principalmente, la historia agraria y campesina, los movimientos sociales, el
colonialismo, la cultura popular, el indigenismo y su relación con el Estado, entre otros. En esta
oportunidad, comentaremos el texto Campesino y Nación: la construcción de México y Perú
poscoloniales (1995).

El objetivo principal de la obra de Mallon es demostrar que las comunidades populares, campesinas e
indígenas, tuvieron un papel activo y nodal en los procesos de formación y consolidación de los
Estados-nación en Latinoamérica, contrariu sensu a las interpretaciones tradicionales sobre el
nacionalismo, que lo ubican como el resultado del accionar de élites gobernantes, en un contexto
dónde las fuerzas populares, se decía, permanecían pasivas ante dicho proceso. Para esto, la autora de
origen chileno realiza un análisis comparativo de las culturas políticas populares de las regiones de
Morelos y Puebla en México, y de Cajamarca y Mantaro en Perú, en la segunda mitad del Siglo XIX,
en el contexto de la instauración del Imperio en México y la Guerra del Pacífico en los Andes, para
posteriormente evaluar como dichas culturas se reinsertaron en la historia política de cada nación.

Revisando el archivo de la Prefectura de Junín, Mallon y otros colegas, se encontraron con una serie
de “impactantes” documentos, sobre una movilización campesina en la ciudad de Comas, Perú, en el
contexto de la Guerra del Pacífico. Los campesinos de esa zona, habían formado una guerrilla con el
objetivo de proteger su región de la ocupación chilena. Algunos meses después, los mismos
investigadores presenciaron una conferencia del reconocido historiador y antropólogo peruano
Heraclio Bonilla, dónde este sostenía que el principal motivo de la derrota de Perú en la guerra con
Chile, radicó en el poco interés que tuvo la población en defender su territorio. Estas afirmaciones
contradecían los hallazgos de Mallon y sus colegas, que entendieron necesario utilizar el material
hallado para refutarlas1. Por lo tanto, Bonilla funge como el antecedente teórico que representa la
visión tradicional de la historiografía, tanto para Perú, como para las interpretaciones generales sobre
la categoría nacionalismo. Es ante estas interpretaciones que Mallon emprenderá una
reconceptualización de dicha categoría, luego de comprobar que los campesinos peruanos fueron “la
columna vertebral de la resistencia” frente a la ocupación chilena; “era necesaria una interpretación
completamente nueva, una que diera fe de la participación activa y la creatividad intelectual de las

1 “El marco teórico en el que Bonilla encuadró su argumento fue, y sigue siendo entre muchos académicos, la
visión dominante del nacionalismo como una ideología creada por la burguesía, en conjunto con el mercado
interno, en una sociedad que experimenta una exitosa transición hacia el capitalismo (…) Este era el caso
especialmente entre las clases y los grupos étnicos subordinados, para quienes la ideología nacionalista llegaría
de manera secundaria, sólo después de que la burguesía la habría elaborada como una de sus ´tareas históricas´”.
(Mallon, 1995).
clases subalternas en los procesos de formación del estado nación” (Mallon, 1995). Para corroborar
las incontables interacciones entre las clases populares y las élites que “edificaban” las construcción
nacional en cada país, Mallon propone un enfoque “descentralizador” (es decir, se concentra,
principalmente, en lo que ocurre en la periferia del Estado y más allá de las clases dominantes que lo
ocupan), poniendo el acento en la construcción de hegemonía en las comunidades. Para eso, emprende
un esfuerzo teórico metodológico y de fuentes enorme2. Hay una extensísima recopilación de fuentes
primarias que son minuciosamente presentadas y le permiten a la autora realizar una reconstrucción
del accionar de las comunidades y la construcción de sus identidades. Si bien Mallon expone y es
consciente de algunas limitaciones de su propuesta (más de corte metodológico)3, quizá falta una
crítica de fuentes más propiamente dicha para algunos temas puntuales a tratar, tal como señala
Halperín Dongui en algunas de sus críticas4 que la autora comenta en la introducción en español.

La estrategia narrativa que plantea la autora es de un estudio comparado, a modo de comparación y


contraste. Por ejemplo, en Perú, el accionar de los campesinos de Mantaro, que se oponen a la
invasión chilena y se alían con el líder nacionalista del lugar, es comparado y contrastado con el rol
pasivo que tienen los de Cajamarca, que no se rebelan y se subordinan a la élite local. En este proceso,
la autora subraya la presencia de una cantidad de actores muy grande, optando por una mirada, como
dijimos anteriormente, de tipo descentralizadora, analizando lo que pasa más allá del Estado, y
centrándose en lo que sucede en la periferia, apostando por un análisis en distintos niveles; del
regional al municipal, y del municipal al nacional, lo que le permite exponer conclusiones más
generales sobre las diferencias en los procesos históricos para México y Perú en la temática,
acercándose aquí a un texto más de Ciencia Política clásico. La idea de descentramiento es clave en el
texto de Mallon. Según la autora, para comprender el rol de los campesinos, debemos descentrar
nuestro concepto de comunidad. Asimismo, para comprender la historia política de dichos sujetos,
deberíamos descentrar nuestro concepto de política, y para comprender las idas de nación y
nacionalismo deberíamos descentrar las teorías que de ello conocemos. Para ingresar en el proceso de
descentramiento, la autora propone el concepto gramasciano de hegemonía, en su doble significado
2
Se consulta al Archivo General de la Nación y de la Defensa en México y del Archivo Histórico Militar en
Perú. Además de las regiones Departamentales y Municipios (Prefectura de Junín, Huancayo y el Departamento
de Cajamarca en Perú, así como los Municipales de Tetela de Ocampo y Zacapoaxtla en Puebla. Asimismo, se
consultaron documentos de personalidades notables del período como el Presidente mexicano Benito Juárez o el
General Francisco Leiva. Inclusive, se incluyen consultas a fuentes orales; “Y en todas las tradiciones orales de
la Sierra de Puebla, se enfatiza el importante papel que jugaron los pueblos serranos en esa victoria”. (Mallon,
1995), estos testimonios podían ser murales en la ciudad, exhibiciones municipales, rituales y actividades
presentadas en desfiles, etc.).
3 “En mi caso, la perspectiva más comparativa y global, provocó, quizá inevitablemente, que ciertos aspectos de
la geografía física y humana de la región se me escaparan”. (Mallon, 1995).

4 Dongui señala, al reseñar la obra de Mallon, algunas inconsistencias en la narrativa referida a la construcción
de discursos para el caso de Morelos, dónde los liberales habrían construido discursos de tipo racista como
respuesta a los discursos de tipo popular-radical de los campesinos. Para un tratamiento más exhaustivo ver
(Donghi, 1996)
de proceso y resultado, para así captar lo que sucede tanto dentro de las comunidades como en los
ámbitos nacionales. Los procesos hegemónicos se encontraban en constante tensión dentro de las
comunidades, a partir de la legitimación, redefinición y contestación a las relaciones de poder, tanto
dentro como fuera de ellas. Para los procesos hegemónicos dentro de las comunidades la autora
propone el concepto de hegemonía comunal, clave para descentrar la amplia red de consensos,
conflictos y negociaciones dentro de las mismas. Asimismo, la inmersión de la autora en la vida
comunal es tan profunda que rescata aspectos poco atendidos históricamente como las relaciones de
género o el papel de los intelectuales. Con estas herramientas teóricas, la autora se introduce en la
realidad de cada caso, particularmente en la interacción de las comunidades campesinas con las élites
gobernantes y los Estados nación emergentes en momentos de intervención extranjera. Este análisis le
permite corroborar su tesis central: en ambos países, los campesinos desarrollaron un nacionalismo
popular y democrático que, en cierta medida, forjó y definió a los países en clave identitaria e
histórica, dado que los Estados se vieron en la necesidad de involucrarlos y estas decidieron sobre su
participación, tanto en la guerra como en la política, a partir de sus tradiciones e identidades
constitutivas.

Campesino y Nación es una obra que puede ser definida como de historia social y política, inserta en
la corriente de la “nueva historia cultural”, hija del posmodernismo, dónde se pretende poner el foco
en la cultura de las mayorías y su papel relevante en los procesos políticos. Es, asimismo un intento
(muy ligado al posestrucuralismo), por rescatar el rol de las clases subalternas en la historia. La obra
tiene una visión sobre la política de tipo “corporativo”, o como resultado de la interacción entre
diversos grupos sociales. Si bien el papel de las comunidades populares es “rescatado”, también se lo
analiza en diálogo e interacción con otros grupos de poder existentes. Además de plantear novedosas
propuestas en cuanto a la utilización de la teoría frente a las realidades empíricas, esta obra puede
cambiar nuestra concepción de la historia, al confirmar que las historias nacionales no han sido
únicamente una cuestión de las élites. En este sentido, me gustaría culminar con una cita de la autora,
quién se sitúa a sí misma como parte de una contra-hegemonía al intentar recuperar el papel de los
olvidados en los procesos de construcción nacional e interpelar el relato hegemónico de dichos
procesos: “Al escavar e identificar discursos, acciones y relaciones sociales, mi trabajo se volverá
también parte de un proceso hegemónico. En este sentido, soy meramente otro eslabón en la perpetua
cadena de estructuras y de gestión humana que estoy analizando. Al trazar conexiones – entre mi
propia subjetividad y la de los intelectuales locales, entre los discursos dominantes y los olvidados
recuperados, entre lo que sucedió antes y lo que sucede hoy y en el futuro – participo inevitablemente
de las luchas por el poder y el significado. Aunque quisiera, no podría situarme por fuera o por
encima de ellas, y en todo caso, no me interesa hacerlo”. (Mallon, 1995).
BILBIOGRAFÍA:

Donghi, Tulio Halperin (1996); Campesinado y Nación University of California.

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