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Derecho Procesal Penal. TOMO 2. 2013. Chiara Diaz
Derecho Procesal Penal. TOMO 2. 2013. Chiara Diaz
2
Dimie~sr
MARIANO R. LA ROSA
CoúnSUurdor
Derecho
procesal penal
Sistemas adversarial y acusatorio. Debido proceao
Consenso y medidas de coerción. Medios de prueba
Modos de impugnación. Ejecución de sentencia
Juicio con jurados. Procedimientos especiales
Estrategias de litigaeión. Capacitación continua
CARLOS ALBERTO CHIARA D ~ A Z
Director
MARIANO R. LA ROSA
Coordinador
Derecho
procesal penal
Sistemas adversaria1 y acusatorio. Debido proceso
Consenso y medidas de coercibn. Medios de prueba
Modos de impugnación. Ejecución de sentencia
Juicio con jurados. Procedimientos especiales
Estrategias de litigación. Capacitación continua
Colaboradores
Chlara Diaz, Carlos A.
Derech,o procesal p m a l / Carlos A. Chiara Diaz y Marirno R. La Rosa
la ed, - Buenos Aires: Astrea, 2013.
t. 2,656 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-950-508-998-7
(obra completa)
ISBN 978-950-508-996-3
NÓMINA DE AUTORES
O EDITORTAL
ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO DEPALMA SRL
Lavalle 1208 - (C1048AAF) Ciudad de Buenos Aires
www.astrea.com.ar - info@astrea.com.ar
LA NEGACIQN O CONTRADICCI~N
Y EL DERECHO DE DEFENSA
CAP~TULO
XI
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES
XII
CAP~TULO
EL CONTROL DE LAS RESOLUCIONES
JUDICIALES
b) Fines ..................................................................
c) Clasificación .......................................................
3 186. Reglas generales de los recursos ........................., ..
a) Análisis de las reglas ..........................................
b) Condiciones de interposici6n y aspectos genera-
les ......................................................................
5 187. Recursos del imputado .............................................
a) Recursos "in forma pauperis" .............................
b) "Refsrrnatio in peius" ............................. ..........
c ) El "doble conforme" ...........................................
9 188. Recursos del Ministerio Público Fiscal .....................
a) Derecho de la víctima legitimada en el proceso ...
b) Impugnacicines de los acusadores públicos y par-
ticulares frente a la garantla del "ne bis in idem"
c ) Impugnaciones de los acusadares ptiblisos y par-
ticulares frente al doble conforme ......................
5 189. Recursos de las partes civiles ..................................
XIII
CAP~TULO
EL PROCEDIMIENTO DE EJECUCII~N
DE LAS DECISIONES JUDICIALES
CAP~TULO
XIV
PROCESOS CONSTITUCIONALES.
DIFERENCIADOS. ESPECIALES Y COMPLEJOS
Q 22 1. Aplicación ................................................................
a) Instrucción sumaria ..........................................
b) Flagrancia ..........................................................
9 222 . Juicio abreviado .......................................................
a) Críticas ...............................................................
b) Menor desgaste de recursos ...............................
c) Casos flagrantes .................................................
d) Derecho a no declarar .................................s... .
ÍNDICE GENERAL
CAP~TULO
XVII
XVIII
CAP~TULO
TÉCNICAS DE LITIGACI~N
EN EL PROCESO ACUSATORIO
A) TÉGNICAS
DE LITIGACI~N EN EL PBOCESO PENAL ORAL
BAJO EL PA3ADñGMA ACUSATORIO
XIX
CAP~TULO
LA CAPACITACI~NJUDICIAL
PARA EL PROCESO PENAL
* Por ENZQFINOCCHLARD.
NORES,
CAFFERATA La prueba m el pmceso p m l , p. 3.
B w g r a m , t. 11, p. 900.
CARRAKA,
CLARL~
0~116~ Derecho
~0, procesal p d , t. II, p. 305.
2 DERECHO PROCESAL PENAL
l9 MITTERMAIER,
Tratado, p. '75, 79 a 86, 456, 506 y 507.
20 Derechos del in~putado,p. 108.
JAUCHEN,
21 NORES,La prueba en el proceso penal, p. 45.
CAFFERATA
ETAPA DE C O N F I R M A C ~ ~ N 9
31 MAIER,De~eclzoprocesal p m l , t, 1, p. 494.
32 VELEZMARICONDE,Derecho pmcesal penal, t. 1, p. 361.
ETAPA DE CONFIRMACI~N 13
las leyes fundamentales de la lógica, de la psicología y de la
experiencia social que el juez debe respetar para asegurar
la certeza de sus afirmaciones y la justicia de sus deci~iones"~~.
La sana critica racional intenta que el tribunal concluya,
respecto de la hipótesis fáctica sometida a su examen, va-
lorando la mencionada "eficacia conviccionaI" de la prueba,
fundamentando el cómo lleg6 a ello, por medio de lo que se
conoce como "motivación" de las resoluciones. Así, el juez
debe describir el elemento probatorio y debe valorarlo críti-
camente, evidenciando -o no- la idoneidad de la conclusión
en la que se apoya. Así, en este sistema, una decisiOn judi-
cial jamás podrá ser un "acto guro de voluntad" del juez o
fruto de una mera impresldn. En esto, la jurisprudencia ha
dicha que, "como es sabido, el sistema de las libres convic-
ciones reconoce limite a la arbitrariedad, en la exigencia de
la sana critica. Esta última comprende la necesidad de valu-
rar los distintos medios explicando las razones que ha tenido
el juez para formar su convicción al ponderar con sentido crí-
tico la variedad de pruebas. Se sintetiza en el examen lógi-
co de los distintos medios, conforme las reglas de la expe-
riencia, la lógica, el sentido común y la psicología, las que
interactúan mediante operaciones inductivas y d e d u c t i v a ~ " ~ ~ .
En este sentido, la falta de fundamentacidn de la senten-
cia, como hemos dicho en el sistema anterior, acarreará. la
nulidad de la resolución judicial, y particularmente de la sen-
tencia; esa falta de fundamentacibn puede ser total o par-
cial, en una defectuosa, ilegal, aparente, falsa, global, genéri-
ca, incongruente o ~ontradictoria~~.
Así, con respecto a la motivaci6n, CALAMANDREI dice que
"constituye el signo más importante y típico de la 'racionali-
zación' de la función jurisdiccional. Se establece como uno
de los requisitos esenciales de la sentencia, y para aquellos
que pretenden ver en el fallo solamente su aspecto lógico, la
motivación es la enunciacidn de las premisas del silogismo
La sana cm'tica en l
33 CABALLERO, a legislación procesal perzdl argen-
tina, LL, 1995-E-630.
CNCasPen, Sala 111, G/10/05,LL,2006-B-427.
NORES,La prueba en el proceso penal, p. 51.
35 CAFFERATA
14 DERECHO PROCESAL PENAL
42 C ~ A U E R La
O, sana crltica a la leg%slaci0n procesal penal argerzr
tina, LL, 1995-E-630.
ETAPA DE CONFIRMACI~N 17
47 h m ~ VILLANUEVA,
o EJ tesiizgo de o W y su alcance, U,2005-E-1273.
~ ' ~ B O R ACbdigo
, Procesal Perzai de la Nación,p. 528.
JAUCHEN,Derechos del imputado, p. 285.
m "Hearsay rneans a statement that: 1) the declarant does not make
wMe test- at the current trial or he-; and 2) a party offers ín eviden-
ce to prove the truth of the rnatter asserted in the staternentft''(reglafederal
de evidencia 801).
51 NO obstante, aiguna jurisprudencia ha dicho que "en materia penal se
admite la legitimidad de la prueba a la que accede la policia por manifestacio-
nes oídas de un detenido, circunstancia muy distinta de aprovechar prueba
22 DERECHO PROCESAL PENAL
70 NORES,
CAFFERATA La. prueba m el p.r-oceso p m l , p. 141.
71 CLARLÁ Derecho procesal penal, p. 329.
OLMEDO,
36 DERECHO PROCESAL PENAL
Los casos más conocidos son "Sorrels v. United States", 287 US 435
(1932), y "Sheman v. United States", 356 US 369 (1958). Para mayor deta-
Garantim comtitucionales m el proceso penal, p. 141.
lle, ver CARRI~~,
56 DERECHO PROCESAL PENAL
su Ver HENDLER,
L a raxonabilidad de las leyes peaales: la figura
de1 avepentsdo, en OWÑAy otros, "Teorías actuales en el derecho penal",
p. 400.
60 DERECHO PROCESAL PENAL
caps. VI, mI, VIII, IX y IX bis de este Título podrá excepcionalmente reducir-
se la escala penal aplicmdo la de la tentativa o limitándola a la mitad, al impu-
tado que, antes del dictado de la sentencia definitiva, colabore eficazmente
con la investigación. Para obtener el beneficio se deberCt brindar información
esencial para evitar la consumación o continuaci0n del delito o la perpetra-
ción de otro, 0 que ayude a esclarecer e! hecho objeto de investigación u
otros conexos, o suministre datos de manifiesta utilidad para acreditar la in-
tervención de otras personas o la recuperación de bienes, siempre que el deb-
to en que se encuentre involucrado el beneficiario sea igual o más leve que
aquel respecto del cual hubiere brindado o aportado su colaboracibn y hubiere
reparado los daños ocasionados por su conducta" (art. 268, versión 2). "Los
funcionarios públicos o los particulares que hayan participado en los delitos
previstos en los capítulos precedentes podrán ser eximidos total o parciahen-
te de pena cuando colaboren eficazmente can la investigaciiin, brindando
información esencial para evitar que continúe el delito o se perpetren otros,
o para esclarecer e1 hecho investigado u otros conexos, o para probar la
participación de otros imputados o para la recuperación de los bienes sustraí-
dos, siempre que la conducta del colaborador sea menos grave que los hechos
punibles cuya persecución facilita (i cuya continuación evita" (art. 268, ver-
si6n 3).
66 DERECHO PROCESAL PENAL
loO EDWARDS,
El arrepentido, p. 107 y 109,
68 DERECHO PROCESAL PENAL
5 149. PROTECCI~N
DE TESTIGOS. - Muchas veces la in-
vestigación de un delito fracasa por el temor que una repre-
salia representa en quienes pueden dar noticia respecto de la
forma de comisidn o identidad de los responsables y partici-
pantes en él. Ello suele aumentar cuando se está frente a
organizaciones criminales complejas. Dentro de este esque-
ma, los gobiernos han ido avanzando a los fines de intentar
una protección de los eventuales testigos de delitos que, por
miedo, no quieran declarar e incluso respecto de los imputa-
dos que se "arrepientan" -dentro de ciertos límites- y acepten
declarar sobre las actividades criminales que se investigan, a
cambio de que el Estada los proteja. Así, se han ido esta-
bleciendo en 10s diferentes países (Estados Unidos de América
a la cabeza) programas y normas de protección de testigos e
imputados, a fin de alentar los testimonios en contra de orga-
nizaciones criminales y el arrepentimiento por parte de sus
integrantes, como medio de reducir la criminalidad y asimis-
mo salvaguardar la integridad física de quienes optan por
aportar al Estado su testimonio en aquella lucha.
La ley 23.737 establecía ya en su art. 33 bis que, "cuan-
do las circunstancias del caso hicieren presumir fundadamen-
te un peligro cierto para la vida o la integridad física de un
testigo o de un imputado que hubiese colaborado con la in-
vestigación, el tribunal debera disponer las medidas especia-
les de protección que resulten adecuadas. fistas podrán in-
cluso consistir en la sustitución de la identidad del testigo ú
imputado, y en la provisión de los recursos económicos indis-
pensables para el cambio de domicilio y de ocupación, si fue-
sen necesarias. La gestión que corresponda quedará a cargo
del Ministerio de Justicia de la Nacibn". gsta es la primera
introducci6l-i legal de la protección de testigos en nuestro país.
5 150. EJERCICIO
DE LA A C T M D ~ DE RESISTENCU. CON-
CEPTO Y CARACTERES. - La misión del ordenamiento jurídico
de resguardar la vigencia de los derechos fundamentales debe
asegurar que la defensa en juicio de la persona que es some-
tida al procedimiento sea cierta, efectiva, y que pueda ejer-
cer su misión sin restricciones arbitrarias. Por ello hay que
considerar que la base del ordenamiento represivo está dada
por el imputado, pues es el centro del proceso, ya que, desde
el momento en que hay una leve sospecha en contra de una
persona de que haya cometido un suceso delictivu, ésta se
convierte en imputado, con todos los derechos que le confie-
re el sistema.
En la actualidad, con la incorporacióln de los tratados in-
ternacionales de derechos humanos, es indudable que el or-
den jurídico constitucional ha procurado organizar al Estado
en defensa de las libertades y los derechos del hombre, ten-
diendo a asegurarlo frente al poder estatal. Toda la arma-
zdn de este constitucionalismo se dirige a proporcionar ga-
rantías y seguridad1. En este sentido, podemos afirmar que
un Estado obligado por la vigencia jurídica y la justicia no
puede entregar al imputado a merced únicamente de la supe-
rioridad evidente de los órganos de persecucicín penal. La
VEuz ~ I C O N D E Derecho
, procesal pmE, t. iI, p. 205.
LA NEGACTÓN O CONTRADICCTÓN Y EL DERECHO DE DEFENSA 83
es imposible considerar un juicio sin el otorgamiento de la
posibilidad de aspirar a sir libertad o a su justa postura fren-
te a una condena.
La defensa no se constituye mediante la regulación que
de ella efectúan los ordenarnientos, sino que, al contrario,
ella es precedente lógica, jerArquica y cronológicarnente a
toda regulación formal y que si bien su ámbito normal de
aplicacih se dará dentro del juicio, no es de índole procesals.
Asi, el procedimiento no constituye al derecho de defensa
sino que debe regular sus oportunidades de manifestación;
en consecuencia, un proceso que se hiciese al margen o en
violacidn de la garantía de defensa devendría insalvablemente
nula, pues carecería de efectos jurídicos válidos, al no otor-
gar posibilidad al individuo de ejercer tal derecho. Por eso,
la reglamentacióln procesal del derecho de defensa, al igual
que las demás garantías constitucionales, no puede hacerse
de tal manera que se diluya o aparezca como un recónoci-
miento puramente formal, sin verdadera incidencia operativa.
Es así que una verdadera regulacidn procesal arbitrar6 un
sistema íntegramente garantizador, en el que de manera ar-
mónica actuarán las facultades de las partes en defensa de
sus posicionesg.
Tan importante es la cuestión referida que nuestra Corte
Suprema expres6: "Que este tribunal tiene dicho que en ma-
teria criminal, en la que se encuentran en juego los derechos
esenciales de la libertad y el honor, deben extremarse los re-
c a u d o ~que garanticen plenamente el ejercicio del derecho
de defensa. La tutela de dicha garantía ha sido preocupa-
ción del tribunal desde sus origenes, en los que señal0 que el
5 152. ACCESO
A LA JUSTICIA. acceso a la jurisdic-
- El
ci6n puede considerarse desde aspectos diferenciados, pero a
su vez complementarios entre si. En primer termino, el ac-
ceso propiamente dicho, s sea, la posibilidad de llegar al sis-
tema judicial, comprendiendo las normas que lo regulan, así
como los recursos al alcance del encartado. En segundo lu-
gar, la posibilidad de lograr un buen servicio de justicia; en
tal sentido, acceder no sólo significa llegar al sistema, sino
que este brinde la posibilidad de logras un pronunciamiento
judicial en un tiempo prudencial, que solucione el conflicto o
que ofrezca el respectivo amparo a los derechos fundarnenta-
les conculcados. Por último, que en todo momento se reco-
nozcan los derechos de los individuos sujetos a proceso y se
86 DERECHO PROCESAL PENAL
Fallos, 321:1424), siendo que "quien sufre un proceso penal ha de ser provis-
to de un adecuado asesoramiento legal, al extremo de suplirse su neglgencia
en la designaciiin de defensor; requisito éste que no puede considerarse satis-
fecho con la intervención meramente formal del defensor oficial, puesto que
ella no garantiza un verdadero juicio contradictorio" (CSJN, Fallos, 314:110,
disidencia de los doctores FAYT,PETRACCHI y BARRA).
21 CSJN, Fallos, 308:1386, y 310:492 y 1934.
22 LA ROSA,La defensa pziblica oficzal e n su i n s e r c i d n constitzccio-
nal corno custodaa y garumte d e los derechos zndwzdaales, JA, 2001-111-
1156.
LA N E G A C T ~ NO CONTRADICCT~NY EL DERECHO DE DEFENSA 91
9 156. PRINCIPIOS
CONSTITUC~ONALESY PROCESALES QUE
RIGEN LA MATERIA. -Nuestra Constitución nacional es la ex-
presi6n y desarrollo normativo de una serie de ideas funda-
cionales que se desarrollan de modo principal en el Preámbu-
lo, que privilegia el objetivo de "afianzar la justiczu", y que
se encuentra intimamente relacionado con la inviolabilidad
de la defensa en juicio de la persona y de los derechas, prin-
cipio contenido en su art. 18. De ello puede decirse que la
defensa de la persona preside las bases de nuestro sistema
jurídico, dado que configura la fuente primaria de realización
del derecho, ubicándose en la cúspide legislativa, en tanto
ley suprema de la Nación (art. 31, Const. nacional), de la
cual descienden todas las normas realizadoras destinadas a
garantizar la satisfacción de los intereses piúblicos y privados.
Por ello, las leyes que lo reglamentan (al igual que acontece
5 160. SENTENCIA,
REQUISITOS
DE VALTDXZ. - Es presu-
puesto esencial de la sentencia versar y decidir sobre el fon-
do del asunto puesto en conocimiento del órgano jurisdiccio-
nal, adoptada luego del debate, tanto sea de absoluci6n como
de condenas, razón por la cual conforma la manifestación
mas eminente de la función jurisdiccional, pues consiste en
el acto procesal de aplicacicin del derecho sustantivo al caso
concreto, conformando la resolucibn más trascendental del
proceso al resolver sobre el fondo de la pretensión, poniendo
fin a la instancia cuando adquiere firmeza54.
También es menester reconocer que el acabado conoci-
miento del hecho sometido a juzgamiento implica arribar a la
verdad jurídica objetiva que es misión y guía del ordenamien-
to procesal penal, al mismo tiempo que ello permite la co-
rrecta aplicación de la ley sustantiva en el caso concreto.
Por tal motivo se erige como mandato constitucional la moti-
vación de las sentencia^^^, la que no s61o debe estar sustenta-
da en hechos debidamente comprobados en la investigación
sino que, ademss, su correcci6n se obtiene por estar cons-
C L A ROLMEDD,
~ Nulidad en el proceso penal, "Cuadernos de los Insti-
tutos", no 95, p. 91 y siguientes.
62 CSJN, Fallos, 308:733.
63 CSJN, Fallos, 311:2045.
108 DERECHO PROCESAL PENAL
6 ~ ~ ~ ~ L ~ P7*0por~ionalidad
A SERRANO, ~ - C ~ É ~ g~ ~derechos f u n d a w w w
tales m el proceso penal, p. 244.
LA N E G A C T ~ NO CONTRADICCT~NY EL DERECHO DE DEFENSA 109
O L ~ D Derech
O, procesal p m l , t. 11, p. 387.
m GUSSEL, El derecho procesal penal m el Estado de derecho, p. 146.
70 ARMEWADEU,Estudios sobre eL proceso penal, p. 263.
LA ROSA,en A m r m (dis.) - BAEZ (coord.), C'ddqo Procesal Penal de
la N a c i h , t. 1, p. 709.
LA NEGACIÓN O CONTRADICCIaN Y EL DERECHO DE DEFENSA
5 162. F U N C I ~DEL
N DEFENSOR DURANTE LYA ETAPA PRE-
PARATORIA. - En primer lugar, el letrado tiene derecho a exa-
minar las actuaciones antes de afrontar el compromiso que
implica asumir la defensa de una persona, razún por la cual
debe poder examinar en que consistir& la labor confiada y si
esta resulta de su agrado, interés o conveniencia, para así de-
cidir la asuncibn de la tarea75. Entonces, la aceptación es
el acto unilateral decidido por un abogado particular previa-
mente designado por el imputado o persona alguna que lo
79 M ~ I E RDerecho
, procesal pmzal, t. 1, p. 655 a 667.
so V ~ Q U ERossr,
Z La defensa penal, p. 217'.
116 DERECHO PROCESAL PENAL
~ I E RD
, erechprocesal penal, t. 1, p. 122 y 489.
El exceso ritual mn.ifiesto, p. 76.
Citado por BERTOLINO,
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 123
tades humanas sobre un objeto jurídico y para una finalidad prevista por el
derecho.
PTDgrama de dereclzo ~rirni~ml,
l 1 CARRARA, vol. 1, p. 267.
l2 CSJN, Fallos, 303:1938.
126 DERECHO PROCESAL PENAL
5 169. FORMAS
PROCESALES. CLASIFTCACI~N. OBJETOY
FINALIDAD. CRITERIOS EVALUATIVOS EN EL PROCESO. - Si nos
remitimos a la generica garantia del debido proceso legal,
vemos que las disposiciones de derecho procesal penal regu-
lan la única manera de actuar ante la justicia que puede con-
ducir a una sentencia penal y que ellas garantizan su obtención
legítimamente. Este modo de manifestación -vale decir, el
procedimiento- se compone de una pluralidad de actos pro-
cesales de las partes que tienen un objetivo común, la resolu-
ci6n judicial sobre el fondo del conflicto, a la que todos se
vinculan y e s t h dirigidos. De esto resulta su eficacia fun-
cional y su valoración, así como su común estructura jurídica.
Pero el derecho procesal determina cudes actos procesales
se ponen en juego y son en este sentido "admisibles'" y si y
hasta qué punto, con relación a su objetivo, son "eficaces'"
para la resolución judicial sobre el fondo del asunto sometido
a juzgamiento18. Asi, la observancia de las formas esenciales
no puede quedar librada a la voluntad de los sujetos, razón
por la cual se hace necesario establecer sanciones tendientes
a asegurar su cumpllimiento mediante la conminaci6n de inva-
lidez del acto viciadolQ.
En consecuencia, las nulidades son causas que tienen
como consecuencia que los actos viciados no produzcan los
efectos para los cuales fueron realizadosz0. Es decir, no se
se demuestra así como un medio práctico para retornar el curso normal del
procesa, cuando por causa de la actividad procesal irregularmente cumplida
se ha desviado de sus fines o ha dterado algún principio fundamental para su
inicio, desarrollo o finalizacióln" (TS CBrdaba, 3/3/89, "IMaldonado, Jose A., y
otro", sent. S),
27 DE LA ROA, Proceso y justieia, p. 57. Ésta comprende aun a aquellos
actos que se consideran inexistentes.
DARRITCHON, Cómo es et nuevo proceso penal, voI. 4, p. 128.
Nirmz, Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba, p. 146.
26 CLARL~ OLMEDO, Nulidad en el proceso penal, "Cuadernos de los Insti-
tutos", rr" 95, p. 91 y siguientes.
27 WER, Furzddn n o m t i v a de la nulidad, p. 137. Aclara el autor
que no se trata entonces, solamente, de lo que los ordenarnientos positivos
mencionan con el nombre de ~ ~ u l í i d a sino
d , del concepto universal presente
en todo ordenamiento jurídico actual, que representa la negacibn de la validez
de un acto para conseguir d e t e h a d o s fines.
DERECHO PROCESAL PENAL
3 " ~ DEU,
~ Estwdios
~ ~sobre el proceso penal, p. 263.
36 LA ROSA,en ALMEYRA (dir.) - RAEZ (coord.), Código Procesal P m l de
la N a c i h , t. 1, p. 709.
37 CSJN, "Montenegro", Fallos, 303:1938. El metodo que se utiliza para
verificar el alcance de la nulidad de irn acto en el procedimiento es el de la
supresión mental hipotética, se suprime el acto viciado y se verifica hipotéti-
camente si, sin 61, racionalmente se hubiera arribado al acto regular y, por lo
tanto, al conocimiento definitivamente adquirido de modo mediato (MAIER,
Derecho procesal penal, t. 1, p. 701).
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 133
lorando aquéllas según su saber y entender, pero tampoco
tienen la obligacihn de explicar los fundamentos de sus deci-
siones judiciales, lo cual deja un amplio margen a la discre-
cionalidad. Por el contrario, el sistema de la sana critica
racional, si bien deja un amplio margen de apreciacibn de las
pruebas, exige que las conclusisnes a que se llega sean el
fruto razonado de las pruebas en que se apoye.
Actualmente no puede admitirse que la libre valaración
de la prueba se utilice como vía para dar absoluta libertad al
convencimiento subjetivo del juez, pues la falta de prueba
cientifico-natural del nexo causal no puede ser sustituida por
una convicción subjetiva del juez por la vía de la libre valo-
ración de la prueba38. Por ello resulta imprescindible que el
juez consigne las razones por las cuales se inclina por la adop-
ción de un temperamento determinado, puesto que en el
orden judicial el razonamiento que es tenido en cuenta es
el que se manifiesta, el que se expresa, el que se comunica.
El razonamiento consigo mismo, no manifestado, in pectore,
no tiene relevancia, por cuantu es reflexión que no se comu-
nica3? Además, la exteriorización del razonamiento permite
el control de la corrección sustancial y de la legalidad formal
del juicio previo exigido par la Constituci6n nacional para
asegurar el respeto de los derechos individuales y de las ga-
rantías de igualdad ante la ley e inviolabilidad de la defensa
en juicio, así como al mantenimiento del orden juridico penal
por una más uniforme aplicacidn de la ley s ~ s t a n t i v a ~ ~ .
En consecuencia, la motivación es una garantía en tal
sentido y constituye la exteriorización, por parte del juez o
tribunal, de la justificación racional de determinada conclu-
sión jurídica, Se la identifica, pues, con la exposición del ra-
zonamiento. No existirla motivación si no se ha expresado
en la sentencia el porqué de determinado temperamento ju-
dicial, aunque el razonamiento no exteriorizado del juzgador
41 DIAZCANTON, Ei G O ~ ~ ~T UO ~~ Z Cde
Z & ~ V W ~ Z U C ~ CdeZ ~la S ~ ~ E Y L C Z &
penal, en MAIER(comp.), "Los recursos en el procedimiento penal", p. 59. El
autor agrega que esta necesidad de exteriorización de los motivos de la deci-
sión retroaetúa sobre la propia dinámica de formación de la motivaci6n, obli-
gando a quien la adopta a operar, ya desde el principio, con unos parámetros
de racionalidad expresa y de conciencia autocrítica mucho más exigentes.
Pues no es lo mismo resolver conforme a una c o r w o n a d a que hacerlo con
criterios id6neos para ser comunicados. Sobre todo en un sistema procesal
que tiene el principio de inocencia como regla de juicio.
42 CSJN,Fallos, 312:185, con cita de Fallos, 290:418; 291:475; 292:254;
293:176, y 296:456, entre otros.
43 CSJN, Fallos, 236:27; 240:160, y 247:263.
44 CSJN, Fallos, 238:550; 244:521, y 2493275.
45 DE LA ROA, E
l recurso de cmacibn, p. 160 y 162.
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 135
5 173. CONJURA
AL IIVGUMPLIMIENTO FORMAL POR EL 6 ~ -
GANO JURISDICCIONAL Y LAS PARTES. - Tenemos entendido que
la nulidad expresa la falta de idoneidad de alguna acción para
poder alcanzar consecuencias jurídicas, razón por la cual se
hace necesario que para que el acto viciado deje de surtir
efectos sea expresamente declarado mediante una resolución
C L A ROLMEDD,
~ Nulidad en el proceso penal, "Cuadernos de los Insti-
tutos", no 95, p. 106.
52 CREUS, Invalidez dt: los actos procesales penales, p. 32.
53 DE LA ROA, Proceso g justicia, p. 61.
DERECHO PROCESAL PENAL
Ndidades
M TORRES, en el proceso pmul, p. 35.
56 DE LA RÚA, Proceso g j;usticZa, p. 59.
5 W ~ ~ ~ ds
Invrrlidex , los actos procesules pwmles, p. 80. El autor
aclara que la cosa juzgada subsana cualquier nulidad, incluso las dedarables
de oñciu y de carácter absoluto, aun cuando el defecto esté contenido en la
misma sentencia que deviene fimie.
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 139
5 175. LA
NULIDAD COMO GM& CONSTITUCIONAL. CON-
CEPTOS Y FUNCIONES. - Para poder entender la dimensión del
instituto de las nulidades es menester tener en cuenta la
esencia misma del proceso, dado que el derecho penal, por sí
solo y aislado, no tendría ejecución en la realidad de la vida;
por ello es menester desarrollar una forma practica de reali-
zación. De tal modo, ha de tenerse en cuenta que el derecho
sustancial se encuentra un tanto distanciado de los aconteci-
mientos de la vida real, que no contiene m8s que valoracio-
nes generales y esquemáticas que deben ser aplicadas al caso
en concreto y de acuerdo con las circunstancias particulares,
para que la función jurisdiccional pueda desarrollarse. Todo
esto demuestra que el derecho penal ha de completarse por
una actividad supletoria, que deje sentado en cada caso el
M Derecho procesal p m 1 , p. 1,
BELING,
LOSp?%rzczp~os
VÉLEZMARICONDE, f u n d a m t a l e s del proceso penal
se@n el Cddigo de Cdrdoba, JA, 1942-W-16, secc. doctrina,
142 DERECHO PROCESAL PENAL
" FERRAJOLI,
Derecho 9 r m h , p. 621.
Citado por V ~ Q U EROSSI,
Z La defensa p m l , p. 43.
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 143
73 CLAR~ÁOLMEDO,
DerecJzo procesal penal, t. 11, p. 269.
74 DE LA ROA, Proceso y justicia, p. 51.
75 ALO OS, Cúdigo Procesal Penal de la N a c i h , t. 1, p. 367. Es asf
que hay diferentes criterios para determinar cuándo estamos frente a una for-
ma esencial que merece ser sancionada. En primer lugar, el priwatista, que
deja al interes de la parte perjudicada la alegación del defecto (lo que no se
condice con la naturaleza pública del proceso penal); luego el criterio judi-
cialista, que deja la valoración a cargo exclusivo del tribunal, sin perjuicio del
reclamo de la parte, y la corriente leoalista, que rernite directamente a lo
nurmado por la ley procesal, que ~esultaser el vigente en nuestra legislación
actual.
146 DERECHO PROCESAL PENAL
quier otro proceso judicial; la ley debe prever con total pre-
cisióln todos los requisitos fundamentales de Ius actos a curn-
plirse, restringiendo, en la mayor medida posible, el arbitrio
sobre las formas y permitiendo sólo limitadamente a las par-
tes que dispongan del contenido formal del proceso, en la
que hace a los requisitos esenciales de la a ~ t i v i d a d ~ ~ .
Este criterio establece la sancionabilidad específica; es
decir, conminacibn para. cada acto en particular. Pero cabe
advertir que, en principio, ello daría por resultado que sola-
mente serian nulos los actos para los cuales esta expresamen-
te prevista. la nulidad. Sin embargo, ello no es asi porque el
sistema amplia el campo, pues no se refiere a los actos seña-
lados como nulos por la ley ritual. Se extiende a aquellos en
cuyo desarrollo no se hubieran observado las disposiciones
que no son solamente procesales, sino que también son de
derecho de fondo e incluso constitucionales. A éstos deben
agregarse todos aquellos actos inadmisibles, caducos e inexis-
t e n t e ~que -por no haberse advertido el vicio- hubieran
ingresado al proceso. Por eso se ha destacado la inconve-
niencia y el error padecido por quienes aluden a la nulidad
como "inobservancia de formas procesales"; así se reduce,
inopinadamente, el campo de su ~peratividad~~.
Por el principio de legalidad en materia de nulidades,
que determina que los actos procesales seran nulos sólo
cuando no se hubieran observado las disposiciones expresa-
mente prescriptas bajo pena de nulidad, debe ser el resulta-
do armónico de las siguientes reglas: a) de nulidades especí-
ficas; b ) de nulidades genéricas, y c) de nulidades virtuales o
C L A ROLMEDD,
~ Nulidad en el proceso penal, "Cuadernos de los Insti-
tutos", no 95, p. 100.
CREUS,Invalidez dt: los actos procesales penales, p. 29.
D'ALBORA, Cddigo Procesal P m l de la Nacidn, p. 155.
148 DERECHO PROCESAL PENAL
11° N ~ zCódigo
, Procesal Penal de la Provincia de Córdoba, p. 147.
Invalidez de los actos procesales penales, p. 12. El autor
11' CREUS,
acota que un acto n d o siempre ocurre en el proceso; un acto inexistente,
aunque muestre una corporeidad en e1 procedimiento, es un acontecer desa-
rraigado de aquél. El acto inexistente es inválido en si mismo. Práctica-
mente de él nunca puede decirse que sea eficaz o ineficaz para el proceso.
Simplemente no existe en el proceso; nunca estuvo en él jurídicamente. Su
corporeidad material es pura mecánica, sin sentido procesal.
160 DERECHO PROCESAL PENAL
5 179. REQUIS~TOS
PARA LA D E G L ~ . R A c I ~ ~ VALCANCE
. Y~ f -
MrTm. - E n este sentido resultan categóricas las palabras de
nuestra Corte Suprema, por cuanto consideró que "la nulidad
procesal requiere un perjuicio concreto para alguna de las
partes, porque cuando se adopta en el solo interés del formal
cumplimiento de la ley importa un manifiesto exceso ritual
no compatible con el buen servicio de justicia"li5. Por eso
podemos determinar que el concepto de perjuicio se circuns-
cribe a la limitacfrjn de un derecho de las partes, vinculado
9 180, EFECTOS
DE LAS NULIDAJIES. CONSIDER~CKONES
GE-
NERALES. - La declaraci6n de nulidad tiene por
EXTENSI~N.
lZ1 TORRES,
Nulidudes en el proceso p m E , p. 70.
lZ2 Númz, Código Procesal Penal de la Prmizcia de Córdoba, p. 158.
123 DE LA RISA, P T O C ~ Su
Djusticia, p. 61.
lZ4 CLARL~OLMEDO, Derecho procesal penal, t. 11, p. 284.
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 163
130 DONNA
- &LA, Cddigo Procesal Penal de la N a c i h , p. 183.
166 DERECHO PROCESAL PENAL
No lo hará cuando estime que ello no es posible por razones materiales o jurí-
dicas.
134 CREUS, Invalzdez de los actos procesales ponales, p. 107. Por eso
el autor considera que hay diferentes clases de actos procesales en orden a la
influencia que la declaracibn de nulidad puede tener en el destino final de su
existencia en el proceso: a) actos cuya declaración de nulidad los elimina de-
fuitivamente del proceso por imposibilidad jurídica o materia1 de renovarlos;
b) actos cuya declaracion de nulidad los elimina de1 proceso, pero sin que ello
impida su sustitución, y c) actos respecto de los cuales la misma declaracion
de nulidad, al eliminarlos del proceso, no hace otra coca que reestablecer su
regularidad, por lo que no sera necesario renovarlos o rectificarlos.
lS5 DE LR ROA, PToceso s, j u s t i c i u , p. 62.
l 3 W ~ ~ uInwalZdex
s, de b s actos procesales penales, p. 106.
168 DERECHO PROCESAL PENAL
141 Por ejemplo, "para que se reciba nuevamente una prueba, se comple-
mente un triunite omitido para dar validez a una diligencia probatoria hacien-
do desaparecer el plenario, y, en el caso, supliendo la actividad a cargo de la
acusacibn" (CNGrimCorr, Sala IV, 13í3/79, "Varela, Javier F., y otro").
14"rnm~ CMPOS,RetrogradacZOn inconstitucional del proceso p m l ,
ED,83-191.
143 CARRI~,Garantias comtitucisnales m el proceso penal, p. 397.
El a r e c h o constttuciml a u n a p m t a cmclwz6n del
144 BBORINSKY,
proceso penal, LL, 1990-G-300. Como ejemplo de ello la Corte Suprema ha
170 DERECHO PROCESAL PENAL
3 182. NULIDADES
EN ASPECTOS
LA P R U E ~ APENAL. GENE-
RALES DE LA PRUEBA. - Según el alcance de la genérica garan-
tia del debido proceso penal, s61o se admiten como ocurridos
los hechos acreditados por pruebas legalmente incorporadas,
objetivas y pertinentes a la averiguación del suceso en juzga-
miento, y está prohibida toda otra manifestación irregular de
ella que importe la vulneracibn de algún derecho individual,
de una garantia canstitucional, de una disposiciiin expresa-
mente establecida para su realización o producto de un enga-
ño, coaceión o de un hecha ilícito150. Entonces, la legalidad
del elemento de prueba será presupuesto indispensable para
su uso en busca de un convencimiento judicial válido. Su
posible ilegalidad podrá obedecer a una irregular obtención
(ilegitimidad) o incorporacibn al proceso151,
Se destaca asi que la evolución del derecho procesal in-
quisitivo antiguo tuvo por característica que el procedimiento
fue subordinado a reglas legales estrictas, que protegen tam-
bién, precisamente, al inocente del arbitrio hasta ahora posi-
ble de los funcionarios de la persecución penal. El Estado,
como sus órganos de persecución penal, se subordina con
vinculos estrictos a tales reglas legales. No es la verdad
absoluta la que llega a ser el fin del procedimiento penal,
sino solamente la verdad objetiva relativa accesible al conoci-
tica si, sin 61, racionalmente se hubiera arribado al acto regular y, por lo tanto,
al conocimiento definitivamente adquirido de modo mediato (MAER, Derecho
procesal penal, t. I, p. 701).
lmQueda entonces en claro que la nulidad se vincula íntimamente a la
idea de defensa (art. 18, Const. nacional). Solo cuando surge algún vicio, de-
fecto u omisión que haya privado a quien lo invoca del ejercicio de alguna fa-
cultad, afectando la garantía en cuestión, se produce una indefensibn confi-
gurativa de nulidad. Si no media tal perjuicio, la invalidez del acto por
nulidad queda descartada (conf. DIALEORA,C6dig0 Procesal P m l de la Na-
c i h , p. 157).
CREUS,Irmalidex de los actos procesales penales, p. 9. En cambio
se dice que un acto es nulo cuando la incongruencia entre lo actuado y el tipo
procesal es de tal magrutud que la individualidad fmal que éste asigna no apa-
rece en la irregularidad.
ACTOS Y SANCIONES PROCESALES 175
tacidn) objeto del juicio, sino los fundamentos del fallo judi-
cial [juicio sobre el juicio); en esta instancia no se cuenta
con igual material probatorio para adoptar la decisi6n y, por
tanto, sus magistrados se encuentran constreñidos a confis-
mar el fallo o a revocarlo por errárnea aplicación del dere-
cho, ausencia de fundamento u fundamentación insuficien-
t e o ilógica15.
e) CLASIFKACI~N. NO hay acuerdo doctrinal en una cla-
sificación unívoca. En la medida en que se definen las cate-
gorías cambian los instrumentos procesales que son abarca-
dos por éstas.
Así, hay quienes, siguiendo la legislación penal argentina,
hacen una distinción bhsica entre ordinarios y extraordina-
rzos, entendiendo por los primeros aquellos medios de im-
pugnación que las leyes otorgan con el objeto de reparar, ge-
néricamente, cualquiera de los extremos comprendidos en la
resolución que se recurre, abarcando tanto los defectos atri-
buidos a la aplicación de la ley como los relativos a la fijacion
de los hechos y a la valoración y selección de la prueba. El
objeto de conocimiento, en este tipo de impugnaciranes, coin-
cide con la que corresponde al 6rgano que dict6 la sesoluei6n
impugnada, sin otro límite que la prohibici6n de la reforma-
tio in peius.
Para esta perspectiva, son recursos extraordinarios aque-
llos cuya admisibilidad se halla supeditada a la concurrencia
de motivos o causales taxativarnente establecidos por la ley,
y en los cuales, consecuentemente, las facultades del &gano
competente para decidirlos esta restringida al conocimien-
t o de determinados aspectos o puntos de la resolución im-
pugnada16.
5 186. REGLAS
GENERALES DE LOS RECURSOS. - Larnech-
nica recursiva de los códigos procesales se estructura rnedian-
te determinadas reglas de carácter general. Gstas establecen
limites expresos con respecto a: a ) qué tipo de resoluciones
pueden ser impugnadas; b) por qué medio irnpugnativo, y c)
quién puede impugnar.
a) AivA~rsrsDE us REGLAS. La primera sude ser aquella
que determina que las resoluciones jurisdiccionales s61o pue-
den ser impugnadas por los medios y en los casos que expre-
samente la ley ritual lo establezca (conf. art. 432, CPPN; art.
421, CPPBA; art. 433, CPP Córdoba).
Por esta regla, conocida como "principio de Cimatividad
de los recursos", los medios de impugnación sOlo existen en
la medida en que estén regulados y en los casos en los que
legalmente se los establezca.
Esta regla de taxatividad se complementa con las refe-
rencias a la impugnabilidad objetiva y subjetiva que coordi-
nan a todo sistema recursivo.
La impugnabilidad objetiva atiende al objeto materia
de la impugnacibn. Esto significa que la ley procesal va a
considerar que tipo de resolución puede ser objeto de recur-
so. Es decir, no toda resoluciOn jurisdiccional puede ser
impugnada par los mismos medios. Para ciertos tipos de re-
soluciones judiciales, hay un específico medio impugnativo
(recurso). Contra los autos sin sustanciación, procede e1 re-
curso de reposici6n; contra las resoluciones que pongan fin
a una cuestión o sean sentencias definitivas o equiparables,
procede la casación, entre otros ejemplos.
Esa impugnabilidad objetiva es determinada por la pro-
pia ley, estableciendo si una resolución es recurrible y por
quéi medio, o de manera genérica, al momento de regular
cada uno de los medios procesales, estableciendo allí las cla-
$ 187. R ~ c v ~ s DEL
os IMPUTADO. - Más
allA de las clasifi-
caciones que la doctrina se ha ocupado en desarrollar y enu-
merar respecto de los recursos, en lo fundamental lo que in-
teresa es que el sistema de irnpugnaciones responda a los
cánones constitucionales.
Par sobre la denominaci6n otorgada al recurso (apela-
ción, casación, inaplicabilidad de ley, extraordinario federal,
etc.), lo sustancial es que el sistema en su conjunto no cons-
tituya un obstáculo al derecho del imputado a la revisióin in-
tegral del fallo condenatorio (art. 8.2.h, CADH, y art. 14.5,
PIDCP).
a) RECURSOS 'kv FORMA PAUPERTS~. En razón de lo expues-
to, sus recursos pueden ser amparados aun cuando adolezcan
de algunas formalidades. Es claro que las garantías dispues-
tas para el imputado no podrian ser operativas si el Estado
5 190. A G L G R A TOORECTIFICACI~N.
~ -En el Código Jo-
fré, como en otros códigos antiguos, se lo conocía como "acla-
r a t ~ r i a " siendo
~ ~ ? que los cóldigos más actuales hablan de "rec-
t$icaci6nW (v.gr., art. 109, CPPBA; art. 126, párr. lo,CPPN).
a) CRRACTERIZACI~N. ES un medio para corregir errores
o salvar omisiones materiales o aclarar conceptos oscuros
de las resoluciones, sin alterar lo esencial de ellas. Procede
tanto de oficio como a peticidn de parte.
Para CLARIÁ OLMEDO, no se trata de un recurso "en su
sentido técnico", sino tan solo de una aclaración o correccibn
de errores que no hacen a lo sustancial de lo decidido, y pro-
cede aunque la: resolución sea inirnp~gnable~~. El pronuncia-
miento rectificatorio carece jurisdiccionalmente de autonomía,
pues sólo aclara o rectifica lo resuelto, sin revocarlo o anular-
lo. En este último sentido, es claro que la aclaratoria debe
formar parte de la resolucidn o decreto a la que se refiera.
Sin embargo, para PALACIO no habría por qué excluirlo de
la caracterización de los recursos, pues -a su entender- en
nuestro derecho los recursos no participan de la nota común
" PALACIO,
LOS recu?sos en, el procesa penal, p. 49,
LOS recursos en el proceso penal, p. 52,
PALACIO,
EL CONTROL DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES 213
La aclaratoria debe resolverse sin trámite previo, es de-
cir, no requiere sustanciaeión alguna.
Este medio procede contra todo tipo de resolución judi-
cial (autos, decretos o sentencias) sin importar la instancia
en la que se hayan dictado. Siempre el lugar de interposi-
ci6n de la aclaratoria coincide con la sede del juzgado o tri-
bunal que dictó la resolución, pues es este mismo el encarga-
do de despejar las dudas sobre el texto de su decisión.
Solo las partes que posean un interés directo en la recti-
ficación o integración de la resolucicín se hallan facultadas
para interponerlo.
191. R~pos~crdnr. - Es un remedio procesal por medio
del cual se intenta que el mismo tribunal que dictó la resolu-
ción impugnada la revierta por contrario imperio.
Se encuen.tra reglamentado con miras a la enmienda de
los errores que pueden afectar al tipo de decretos y autos
de poca trascendencia, y para cuya reconsideración resulta
generalmente descartada la necesidad de un trámite comple-
jo y la intervención de órganos judiciales superiores en grado
al que dictó la decisión impugnada. De ello se sigue que el
fundamento del remedio estriba, esencialmente, en la conve-
niencia de evitar las dilaciones que implica actuar en una ins-
tancia ulterior y, por ende, en razones de economía procesal.
Su utilidad justamente viene dada por la celeridad que
este remedio puede tener respecto de otros con efecto devo-
lutivo, en los cuales debe intervenir otro organismo jurisdic-
cional, tornar conocimiento de la cuestión y, en tal caso, su
trámite tiene que habilitar la contradiceión.
No estamos ante un recurso en sentido estricto sino, mBs
bien, ante una "instancia" de reclamo al mismo tribunal que
incurrio en un error que agravia a quien no fuera oido previa-
mente, el cual puede articularse en la etapa preparatoria, en
la de juicio y aun en las recursivas.
No debe confundirse el objeto de la aclaratoria con el de
reposicidn. El primero no tiene limitaciones en cuanto a
las resoluciones que pueden ser reparadas por este medio y
cuya materia se encuentra limitada al error u ornisián mate-
rial del contenido del decisorio; mientras este remedio repara
2 14 DERECHO PROCESAL PENAL
74 G ~ L I XF )E R N ~- HERBEL,
EZ Código Procesal Penal de la Provincia
de Bumos Aires, t. 11, p. 460.
75 CAFTERATA NORES y otros, Manual de derecho pmcesul penal, p. 789
y 790.
218 DERECHO PROCESAL PENAL
m CLARL~
OLMEDO, ZCramci de derecho procesal penal, t. 1, p. 202, cita-
LOS recursos en el proceso penal, p. 63.
do por PALACIO,
220 DERECHO PROCESAL PENAL
Z - PESSOA
V ~ Q U ERoss~ D k , Código Procesal Penal de la Na-
- CHIARA
c i h , p. 117.
En ese sentido, EDWARDS,
M o d i f i c a c ~ sal Cddigigo Procesal Peml
d e la Nacz6n, LL, 2008-C-740, y también DEL TEGUA,El nuevo recurso de
upelaci6n m materia penal (ley 26.374), LL, 2009-D-1016.
EL CONTROL DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES 22 1
5 194. RECURSO
DE este recurso también se
QUEJA. - A
lo llama "de hecho" o "directo", y tiene lugar cuando, ante el
5 195. RECURSO
EXTRAORDINARIO - Est e me-
DE NULIDAD.
dio de impugnación de carácter extraordinario se encuentra
presente en el Código Procesal Penal de la provincia de Bue-
nos Aires (art. 491). Su objeto es análogo a la doctrina de
la arbitrariedad erigida por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación.
Por él se le otorga a las partes la posibilidad de que con-
trolen la legitimidad de las sentencias. Es motivo de este
medio de impugnaci6n la falta de tratamiento por parte del
juzgador, en la forma y plazos establecidos por el ordena-
miento, de algún planteo realizado por las partes. Asi tam-
bién, las partes pueden controlar si los jueces del tribunal
votaron en todas las cuestiones como 10 dispone el digesto y
si han resuelto por rnayoria en cada una de ellas. Por últi-
mo procede ante la falta de fundamentación en el texto ex-
preso de la ley, en los principios legales de la materia o en
los principios generales del derecho, según las constancias de
autos.
En este caso, el máximo tribunal provincial (Suprema
Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires) realiza un
control de los errores in procedendo incurridos en la sen-
tencia, ejerciendo competencia negativa -es decir, en carácter
de tribunal rescindens-, anulando la sentencia y remitiendo
a otro tribunal competente para que resuelva sobre la resolu-
cidn anulada.
5 197. RECURSO
DE TNAPLTCABILIDAD DE LEY. - En
el h-
bito nacional es definido como el medio impugnatorio que,
frente a la contradicción entre una sentencia pronunciada
por una sala de la CArnara Nacional de Casación Penal y la
doctrina resultante de la sentencia emanada de alguna de las
otras salas del mismo tribunal, tiene por objeto obtener de la
Cámara, reunida en pleno, un fallo que fije la doctrina legal
adecuada. Asimismo, la Cámara tiene la facultad de autu-
convocarse al pleno.
De este modo el recurrente debe interponer el recurso
ante Ia misma sala que dictó el fallo, citando el precedente
con el que -entiende- se encuentra en pugna.
Lo que se ataca es la interpretacibn que se hace de una
norma; no se ataca la "constitucionalidad" de una norma,
sino la manera en que ésta es interpretada o aplicada.
Sin embargo, los fallos plenarios no tienen obligatoriedad
según autorizada doctrina naciona1116, en tanto que el mhs
alto tribunal de la Nación se ha encargado de sostener siem-
pre que sus resoluciones sOlo deciden el caso en concreto so-
120 CSJN, "Strada", Fallos, 308:490; id., "Di Mascio", Fallos, 311:2478.
244 DERECHO PROCESAL PENAL
* Por ALEJANDRO
Tu~N.
O ~ p
~ V E N E :(H.], ~ B T ~ C~ ~ Y d ,sp.~26.
c B
2 50 DERECHO PROCESAL PENAL
DE RWACDBA
Y RIVACOBA,
Funcidl~jy apiicacih de la pena, p. 1.
2 52 DERECHO PROCESAL PENAL
5 204. ASPECTOS
PROCESALES DE LA EJECUGTON DE LAS
PENAS. -El Codigo Procesal Penal de la Nación establece en
sus arts. 494 y 495 que, en los casos en los que el condena-
do a pena privativa de la libertad no estuviere detenido, se
ordenarh su captura, salvo que la condena fuera menor a
seis meses y no exista sospecha de fuga. En este caso, se le
notificar& para que se constituya detenido dentro de los cin-
co días.
Si e1 condenado ya estuviese preso o se constituyere dete-
nido, se ordenar& su alojamiento en un establecimiento pe-
BUSCAYA Imomtit2~~wrn1idad
- FILLIA, de la pena accesoria de reclu-
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2 62 DERECHO PROCESAL PENAL
5 206. COMPUTO
DE LA PENA. - El art. 493 del Cód, Proc.
Penal de la Naci6n establece que el cómputo fija la fecha de
vencimiento de la pena 0 su monto. También regula que lo
debe calcular el tribunal de juicio y se debe notificar al Mi-
nisterio Fiscal y al Interesado. Asimismo, y en el caso en
que quisieran observarlo, ambas partes tienen tres días, De
existir objeciiin, se formar6 un incidente dando participación
a la parte contraria. El trámite deber& resolverse dentro
de los cinco días. Si no existen impugnaciones, el cómputo de
pena queda aprobado. En este caso, la sentencia debe comu-
nicarse inmediatamente al tribunal de ejecución penal.
5 207. PROGRESIVIDAD
DEL R ~ G I M E NPENITENCIARIO. - El
art, 1" de la ley 24.660 establece que el interno debe "ad-
quirir la capacidad de comprender y respetar la ley". A tal
efecto, en el art. 5" de la norma se menciona la progresividad
en el tratamiento. Lo hace en los siguientes t4rminos: "El
tratamiento del condenado deb erA ser programado e indivi-
dualizado y obligatorio respecto de las normas que regulan la
convivencia, la disciplina y el trabajo. Toda otra actividad
que lo integre tendrá carácter voluntario. En ambos casos
deberá atenderse a las condiciones personales, intereses y
necesidades para el momento del egreso, dentro de las posi-
bilidades de la administración penitenciaria".
Además del artículo transcripto, es preciso tener en cuen-
ta que la progresividad también se da en otras etapas de la
pena, como las salidas transitorias o la libertad, ya sea condi-
cional o definitiva.
Esta norma vuelve a la denominación "tratamiento" para
referirse a los programas penitenciarios. Esta palabra debe-
ría descartarse dentro de la terminologia de la ejecución de
la pena, dado que es una rémora de las concepciones positi-
vistas que dominaron el penitenciarisrno argentino desde fi-
nes del siglo x ~ x ,hasta mediados del siglo xx. De acuerdo
con esta concepci6n, el condenado era una persona "enfer-
rna" o "anormal", que debía ser curada y que el Estado, rne-
diante las cárceles o los "institutos especializados", se en-
cargaría de hacerlo. Sabemos que las modernas tendencias
criminol6gicas, con fundados estudios y ensayos, intentan de-
jar de lado esta línea de pensamiento. Actualmente han
logrado morigerar esta tendencia, pero no se la ha podido
reemplazar.
Cabe aclarar que el positivismo criminológics no apare-
ce s61o en el ámbito de la ejecucidn de la pena. Hay muchas
normas en los códigos de procedimiento de las provincias,
principahnente en materia de excarcelación o dictado de la
2 64 DERECHO PROCESAL PENAL
crimznok3g%co en
Trzm, Varjos esfwmcis: aún n,ge el pos%t%vzsmo
la A-entina, "Zeus", 91-127,
ci6n de su condena y las perspectivas después de su libe-
racidn (art. 65).
Algunas normas del derecho comparado contienen con-
ceptos que las vinculan con el positivismo crhinológico. Por
ejemplo, la Ley de Ejecucidn de Penas del Brasil sostiene que
el tratamiento sera individual, basado en una clasificación de
los condenados en virtud de sus "antecedentes y personali-
dad" (art. 5").
También en España se establece que la finalidad del tra-
tamiento es la reeducación y reinserción social de los pena-
dos, haciendo de los internos personas con la intención y la
capacidad de vivir respetando la ley penal, así corno de sub-
venir a sus necesidades y desarrollar en ellos una actitud
de respeto a sí mismos y de responsabilidad individual y so-
cial con respecto a su familia, al prójimo y a la sociedad en
general.
Asimismo, la legislacidn española sostiene que se debe es-
tar a la personalidad y al ambiente del penado y que el trata-
miento estará basado en el estudio científico de la constitución,
el temperamento, el carácter, las aptitudes y las actitudes del
sujeto a tratar, así como de su sistema dinámico-motivacional
y del aspecto evolutivo de su personalidad.
Tambien dice esta normativa específica que esos estu-
dios deberán guardar relación directa con un diagndstico de
personalidad criminal y con un juicio pronóstico inicial, que
ser%nemitidos tomando como base una consideracidn ponde-
rada del enjuiciamiento global a que se refiere el apartado
anterior, asi corno el resumen de su actividad delictiva y de
todos los datos ambientales, ya sean individuales, familiares
ol sociales del sujeto. Termina diciendo que será individuali-
zado, consistiendo en la variable utilización de métodos me-
dico-bioldgicos, psiquiátricos , psieollSgicos, pedagdgicos y so-
ciales, con relación a la personalidad del interno (arts. 59, 60
y 62, ley orgánica general penitenciaria).
Sin perjuicio de que estos postulados aparecen como al-
tamente positivistas , S e debe decir que la normativa señalada
tambien hace referencia a que en los programas penitencia-
rios se deberán tener en cuenta los derechos constitucionales
del interno no afectados por la condena y que, para ello, de-
2 66 DERECHO PROCESAL PENAL
5 209. INCIDENTES
DE E J E C U C I ~ N .- Vinculado a los inci-
dentes de ejecución, el art. 491 del C6d. Proc. Penal de la
Nación establece que p o d r h ser planteados por el Ministerio
Fiscal, el interesado a su defensor y s e r h resueltos, previa
vista a la parte contraria, en el termino de cinco días (arts.
490 y 491, CPPN). Asimismo se establece que la parte que-
rellante no tendrá intervención y que contra la resolución
sólo proceder& el recurso de casacidn, pero que éste no sus-
pender&la ejecución a menos que así lo disponga el tribunal.
Otro instrumento muy importante relacionado con los in-
cidentes de la ejecución de la pena es el hAbeas corpus "ca-
rrectivo", que tiene regulación nacional en el art. 43 de la
Const. nacional. En este caso, el trámite se lleva adelante
en funci6n de las normas procesales dictadas por la Nación y
por cada una de las provincias que integran el territorio na-
cional. En los aspectos sustanciales, este hAbeas corpus se
rige por la propia Constitución nacional, atenta a que este
instituto se introdujo en la reforma de 1994, mientras que los
aspectos procesales varían de acuerdo con cada código pro-
vincial. Esencialmente es un procedimiento en el que se
solicitan informes a las autoridades pertinentes, se le toma
una audiencia al interesado o a quienes hayan presentado el
recurso, se corre la pertinente vista al fiscal y se resuelve en
consecuencia. Todo el trámite debe caracterizarse por su ce-
leridad,
Es muy importante que, en las cuestiones vinculadas a
las penas privativas de la libertad, los jueces interpreten con
amplitud todo lo referido a la legitimación procesal para
plantear temas vinculados a estos derechos de los condena-
dos. En ese sentido, el juez de ejecución debe dar participa-
ci6n al interesado o a los allegadas y familiares, porque éstos
generalmente tienen acceso a informaci6n sobre las situa-
ciones problematicas que se pueden das en el culnplimiento
de la pena,
8 2 13. RJ~GIMEN
DE LA INHABILITACI~N.- Para
tratar este
tema debemos decir que el art. 2" de la ley de ejecución de
la pena 24.660 establece que el condenado podrá ejercer to-
dos los derechos no afectados por la condena o por la ley
21 La
TIZ~N , cárcel hog hacia una vzsi6n distinta de La socwdad,
"Zeus", no 5782.
y las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten, y
cumplirá con todos los deberes que su situaci6n le permita
y con todas las obligaciones que le impone su condiciiin legal-
mente.
Como vernos, esta norma hace referencia a los derechos,
deberes y obligaciones de los condenados. Si bien estos as-
pectos de la ejecuci6n de la pena surgen de la propia Cons-
titución y de los pactos internacionales a los que la Argentina
se adhiri6, la decisliin de incluir este articulo merece calificarse
de afortunada.
Ya sea por desconocimiento, por negligencia o por mal
desempeño de los funcionarios penitenciarios o judiciales, mu-
chas veces estos derechos se ven limitados, cuando no igno-
rados.
El primer derecho de los condenados es el que surge del
art. 19 de la Const. nacional; es decir que sus acciones priva-
das, mientras no ofendan el orden y la moral publica, quedan
sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de 10s ma-
gistrados.
Otro muy importante es el que regula el art. 43, parte U1-
tima, de nuestra n o m a fundamental. Permite que los inter-
nos recurran a una autoridad judicial mediante una acción
expedita y rápida de hábeas Corpus -que en este caso se
denomina correctivo-, cuando consideren que no se están
cumpliendo las normas vinculadas a la ejecución de la pena.
Esta también hay que analizarlo dentro del contexto del art.
8" de esta ley, donde está previsto que en el cumplimiento de
la pena no puede haber distinción de raza, sexo, idioma, reli-
gión, ideología o condici6n social.
Estos derechos de los internos están reconocid~sen
la mayoría de las leyes penitenciarias del derecho compa-
rado. A modo de ejemplo, podemos mencionar que a los
condenados les será asegurado "el tratamiento personal y
su correspondencia con las normas legales especificas"
(art. 108, inc. 3, ley orgánica del Poder Judicial de Santa
Fe) o. que "el segimen penitenciario se desarrolla respe-
tando los derechos del interno no afectados por la conde-
na" (CC6diga de Ejecucidn Penal del Perú, Título Prelimi-
nar, art. V).
304 DERECHO PROCESAL PENAL
5 217. NECESIDAD
DE SU INSTRUMENTACI~N.- Se estruc-
tura toda una teoría general respecto del derecho procesal
constitucional, e incluso se predica su autonomía. Este de-
recho no se limita al hiibeas Corpus, el amparo y el habeas
data, aunque 6stos podrian ser los más atinentes al proceso
penal par su incidencia y vinculación. También se refiere a
la acción declarativa, que involucra a las acciones de in-
constitucionalidad. Asimismo, las acciones ambientales, los
mecanismos de protección de los consumidores y usuarios,
las acciones de clase y los derechos individuales. Además
de los llamados "procesos constitucionales no judiciales",
como destaca el juicio político y las comisiones investiga-
dores del Congreso de la Nación. Finalmente, los procesos
transnacionales, entre los que cabe mencionar el proceso ante
la Comisi6n Interamericana de Derechos Humanos, la Corte
Interamericana y los mecanismos para la fijacidn de repara-
ciones pecuniarias en el proceso de soluciOn amistosa del sis-
tema interamericano de derechos humanos.
5 218. H ~ E ACOIPPUS.
S - La historia del hombre, señala
ZARINI, es la historia de su lucha por la libertad y por la vi-
* y L m E.
Por & c m G m ~ m -A.
316 DERECHO PROCESAL PENAL
GRANILLO
FERNANDEZ- HERBEL,C6dqo de Procedzmwnts Penal de la
Provincia de B m s Aires, t. 1, p. 52 y siguientes.
318 DERECHO PROCESAL PENAL
Fallos, 305:269.
* Fallos, 288:441; 303:397, entre otros.
Fallos, 302-S:2284.
320 DERECHO PROCESAL PENAL
loB~RTOLA,ES el hdbeas c o ~ u un
s r m d z o contra; las decezones
del juez cuando afectan derechas esenciales?, LL, 2007-C-1257.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 32 1
el afectado los remedios provistos por el ordenamiento pro-
cesal. En tal sentido, en los precedentes " R ~ w e "y ~"Cardo-
zo", ha sostenido nuestro rnaxirno tribunal que "como prlnci-
pio, ei habeas Corpus no autoriza a sustituir las decisiones
que les incumben a los jueces propios de la causa, ni ampara
contra una privación de libertad que se originó en una causa
seguida ante juez competente"I2.
Lo expuesto, acota B~RTOLA, no pretende en modo alguno
desconocer la procedencia de este instituto en el ámbito pro-
vincial para atacar decisiones judiciales, tal como expresa-
mente las legislaciones locales lo preven en sus códigos pru-
cesalec, siendo utilizado a la par o como sustituto de otros
remedios o recursos. Es el caso de la provincia de Buenos
Aires, donde ya JQFRB, dhdole una amplitud inusitada para la
epoca, anunciaba en la Exposici6n de motivos de su proyecto
que "no procede solamente en los casos enumerados, sino en
otros que surgen de la esencia misma de este remedio legal y
de la CunstituciOn que nos rige"I3.
Nos señala que la propia ley 23.098, en su art. lo,parte
última, incluy6 una prescripción que no figuraba en el pru-
yecto de su autor, el senador DE LA ROA, y fue producto del
debate generado en el Senado al momento de su sanciOn.
Ese agregado fue que su vigencia en todo el territorio na-
cional "no obstará a la aplicaci6n de las constituciones de
provincia o de leyes dictadas en su consecuencia, cuando se
considere que las mismas otorgan más eficiente groteccián a
los derechos a que se refiere esta ley". De allí que en opi-
ni6n de SAGO$S -a la cual se adhiere-, la ley nacional con-
tenía una reglamentacion minima del art. 18 de la Const. na-
cional, que era ampliable por las provincias a otros supuestos
CSJN,Fallos, 233:105.
l2 CSJN, 9/1/87, LL, 1987-D-152.
propia ley 23.098, en su ast. Y, parte úitha, incluyó una prescrip-
ción que no figuraba en el proyecto de su autor, el senador DE u ROA, y h e
producto del debate generado en el Senado al momento de su sanción. Ese
agregado fue que su vigencia en todo el territorio nacional "no obstar&a. la
aplicaci6n de las constituciones de provincias o de leyes dictadas en su conse-
cuencia, cuando se considere que las mismas otorgan más eficiente protección
a los derechos a que se refiere esta leyv'.
322 DERECHO PROCESAL PENAL
l7 BÉRTOLA,ES el Mbeus c o ~ u un
s rmdzo contra las deczszones
del juez mundo afecten derechos esenciales?, LL, 2007-C-1262.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 325
les especiales de hábeas corpus: a ) las prisiones preventivas
opuestas a las exigencias constitucionales o del Cbdigo; b)
las de detenciones o prisiones preventivas dictadas por auto-
ridad no competente; c) el agravamiento de las condiciones
en que se cumple una detención, y d) supuestos de desapari-
ción forzada de personasm.
El nuevo texto incorpora seis hipbtesis precisas de pro-
cedencia: a ) cuando fuera aplicable la garantía contra la do-
ble persecución penal (ne bis in idern); b ) cuando el imputado
estuviera amparado por amnistfa o indulto; c ) cuando prima
facie estuvieran prescriptas la acción o la pena; d ) cuando la
ley cuntravencional no autorizara la detención; e ) cuando se
hubiere denegada sin efecto la excarcelación o la eximición
de prisión al imputado y la misma procediera conforme a de-
recho, y f) cuando en casos de privacidn de libertad por fla-
grancia y en que el fiscal hubiera dispuesto la libertad del
aprehendido o detenido antes de ser puesto a disposición
del juez de garantías porque estimare que no solicitará pri-
sióln preventiva; y cuando el fiscal solicitase al juez de garan-
tías la libertad del detenido afirmando que no solicitará pri-
sióln preventiva. En estos casos procederá el hábeas corpus
si dicha libertad no se hiciera efectiva.
23 Fallos, 241~295.
328 DERECHO PROCESAL PENAL
mentar e1 art. 43 de la Constitución, con una nueva ley sobre amparo que,
naturalmente, aproveche la experiencia jurisprudencia1 y doctrinaria de la
ley 16.986 que ya no parece suficiente para dar respuesta a las cuestiones
que pIantea la nueva disposición constitucional"'.
38 CSJN, 17/12/97, "Rodriguez, Jorge y Nieva Alejandro, y otros c/Poder
Ejecutivo nacional'". C o ~ u n rIncdgnitm
, de la dcez&.lz de amparo en La re-
f o m c m t i t m i o n a l , LL, 1998-E-1043.
334 DERECHO PROCESAL PENAL
S A G ~Derecho
S, p~ocesaE ~ m t i t w i o n a l . Acción de amparo, t. 3,
p. 179.
El derecho de amparo, p. 13.
GOZA~NI,
RNAS,El amparo y la nueva Constitucidn de la Rqtiblicu Argm-
tina, LL,1994-E-1335.
SCBA, 22/12/87, ED, 129-312.
338 DERECHO PROCESAL PENAL
56 GEUI, E
L amparo en su mcm&jada, LL, 2004-E-1303.
57 Conf. SPOTA,Análisis d e CCG accidn de amparo m los t é m i n o s del
art. 43 de la Constzlíuc.LmLnacional, presentación efectuada en la 11 Jornada
Nacional sobre Temas Constitucionales Relevantes, "El arnparo despues de la
reforma: incidencia en la normativa y en Ia jurisprudencia", organizada por el
Instituto de Derecho Público del Colegio de Abogados de Rosario, Rosario, P
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 34 1
GILS C A R BRegimen
~, legal de l a s bases de datos hubeas data,
p. 129. A los mismos fines cancelatorios de los datos obrantes en sus regis-
tros, anota esta autora que la DirecciBn General de Policía de España distin-
gue los que provienen de ac*tuacionespoliciales dirigidas a prevenir o reprimir
amenazas graves para el Estado, el orden y la seguridad pública vinculados al
terrorismo, tráfico de drogas o estupefacientes o lavado de dinero y delitos
cometidos por bandas o grupos organizados; actuaciones policiales dirigidas a
prevenir otros peligros para la seguridad pública distintos de los del primer
grupo y las actuaciones policiales dirigidas a reprimir otras infracciones pe-
nales que requieran datos personales.
PEPEYRANO,
Régimen legal de las WS pmonaks y Mbeas data, p. 318;
GILSC m ~ d Rdgimen
, Iógal d e las bases d e datos 2, habeas data, p. 271.
70 CSJN, 6/2/07, LLonline.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 347
B) PROCESOS
DIFERENCIADOS
KEMELMAJER,
77 En búsqueda de la tercera vi&. La llamda 'Yustzcza
RAM~REZ
restaurat-iva': "reparativa': "reintegrativa" o "restitutiva"; GARC~A
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 353
Se han planteado serias objeciones a los modelos dife-
renciados, desde la perspectiva de la plena vigencia de los
derechos y garantías que deben imperar en el proceso pe-
nal. Asi, se ha sostenido que los llamados "modelos diferen-
ciados", respecto del clásico proceso organizado y meticu-
losamente reglado por el Estado, con prescindencia de un
efectivo aporte y participacion de quien hubiere resultado
víctima y, finalmente, con el objetivo último de imponer su
propio ideal de justicia, han planteado objeciones que se pre-
tenden fundar en su desacuerdo con la propia Constitución
nacional.
Luego, una fuerte reaccibn finca en la exigencia consti-
tucional (art. 18) del juicio previo y el alcance que a este
término se le pretende otorgar. En efecto, se afirma que las
pautas confirmativas del concepto juicio implican la verifica-
ci6n de la secuencia: acusaci0n, defensa, prueba, sentencza
y, ya que ella no acontece en los modelos diferenciados, ni si-
quiera en el juicio abreviado, porque antes que una contra-
dicción habría una aceptaci6n, resultan inconstitucionales.
Sin embargo, deben comprenderse y aceptarse no sólo
los beneficios de celeridad y economía procesal de todo tipo
que estos institutos aportan, sino que la bilateralidad no está
ausente, sino que aún más, se revaloriza en una directa parti-
cipación en alcanzar un acuerdo que, en definitiva, apareja
beneficios.
De todas formas, desde ya que debe valorizarse más po-
sitivamente la versión, por ejemplo, de la provincia de Bue-
nos Aires, en cuya jurisdicción este tipo de acuerdo no inclu-
ye aceptar la participación en el hecho criminoso, sino sólo
un eventual límite al potencial punitivo de la pretensibn (art.
395 y SS., CPPBA).
Otra cuestibn muy importante y que desvirtúa el fin del
instituto es que el acuerdo debe concretarse en los albores
del proceso, ya que la actual prActica de conformar acuer-
dos de juicio abreviado hasta momentos antes de iniciar el de-
DI MASI- OBLIGADO,
92 C6digo Procesal Pmzd de la.Nac2Ó72, p. 515 y 516.
DfAz CANTON,J w i o ab~evsadoVS. Estado de derecho, en MAIER-
(comps.), "El procedimiento abreviada", p. 251 a 276.
BOVINO
360 DERECHO PROCESAL PENAL
y particulares, mientras que, por otro, lo son por la sociedad toda. Esta sin-
gularidad hace que ambas titularidades puedan entrar en conflicto.
BINDER, Justicia p m l 26 Estado de derecho, p. 289.
3 68 DERECHO PROCESAL PENAL
35 223. S U ~ P E N SDEL
I ~ NJ U A PRUEBA
~ ( C c ~ ~ ~ ~ ~ ~
124 ~ E R Derecho
, procesal p m l I. F u n d a m t o s , p. 831. Al con-
trario, es precisamente la utilidad, como fíny fundamento legitimante de la.
pena, la regla que justifica el principio opuesto, esto es, el principio de opor-
tunidad.
WR, Derecho procesal penal 1. Fzc-rnentoc, p. 831. Sin em-
bargo, aunque tal razonamiento deba ser tenido en cuenta para no crear fue-
ros personales o provocar desigualdades raciales, religiosas, sociales o eeo-
námicas, cabe advertir que estos principios funcionan, básicamente, corno
garantia frente al poder penal del Estado, esto es, como seguridades para el
habitante de no ser afectado en sus libertades por ese poder y aquello que se
pretende con la aplicacidn del principio inverso, el de oportunidad, no es pre-
cisamente, someter a un habitante al poder del Estado, sino, por el contrario
liberarlo de 61 y de ese riesgo, al evitar su persecucidn.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 375
133 D k - GRISETTI
Cfl: CHIARA La accidn procesal penal, p. 57.
- OBLIGADO,
380 DERECHO PROCESAL PENAL
C) J'UICIOSESPECIALES
5 226. JUICIO
CORRECCIONAL. -De estos procedimientos
queda s61o dar tratamiento al juicio correccional. Al respec-
to, la especialidad del trámite correccional no se extiende al
periodo preparatorio; por ende, las disposiciones del Libro 11
resultan, en principio, de ineIudible observancia.
Así, MAIERexplica que otra de las abreviaciones del pro-
cedimiento comfin por deIitos de persecucilin penal pública,
para las delitos culposos y los dolosos leves, está representa-
da en el juicio correccionallN'.
El art. 405 sienta la regla general. "El juicio caweccio-
mal se realizará d e acuerdo a las normas del juicio co-
mún, salvo las que se establecen en este capitulo, y el
Juez en 20 correccional tendrá las atribuciones propias
del presidente g del tribunal de juic2oV. El prucedimien-
to en materia correccional -señalan DI MAS] y OBLIGADO- se
basa en el principio de ser un reflejo abreviado del juicio eo-
mián. No obstante ello, y dado que no se trata de un juicio
común, forma parte de los juicios especiales. La permanente
referencia al juicio coman, que los jueces correccionales deben
tener presente, tiende a proteger suficientemente las garan-
tías de defensa a que tienen derecho las partes, y asimismo,
establecer un orden procesal a fin de una organizada produc-
ción de los actos procesales que constituyen el juicio. Be allí
que en todo lo que en este capítulo no se halla legislado,
deberá procederse conforme a las normas del juicio común.
Las facultades acordadas al juez en lo correccional son lógi-
cas, puesto que al tratarse en este caso de un juez unipersu-
nal, es obvio que reúne en su persona tanto las facultades
del presidente del tribunal como las del tribunal de juicio142.
141 WR,
MecunZcmos de sirnp~$icucZh del prcicedirnimzto penal, JA,
1993-111-746.
142 DI C6dq0 Procesal P
- OBLIGADO, d de? la NmwiYt. 28.984,
p. 405.
384 DERECHO PROCESAL PENAL
14"0r el art. 406, los términos que fijan los &s. 354 y 359 serán, res-
pectivamente, de cinco y tres días.
El art. 56 del CPP Jujuy establece, en ese sentido, que los jueces co-
rreccionales conocerán: l) de delitos de acción pública que estuvieren repri-
midos con prisión no mayor de tres años o pena no privativa de la libertad;
2) de los delitos culposos; 3) de los delitos de acción privada; 4) en carácter
originario y de alzada respecto de faltas o contravenciones municipales, poli-
ciales o administrativas, según lo dispongan las leyes pertinentes, y 5 ) en la
queja por denegación de los recursos en ellas previstos.
145 AROCENA, La leg 8658 y el ejercicio u n i p e r s m l de la jurisdicción
m el juicio penal, "Foro d e Córdoba", no 48, 1998, p. 24.
HE~LEC R ,m t a m o s d nuevo C6dzgo Procesal Pmul, LL,1993-
B-869.
PROCESOS CONSTBUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES
(S 227. ENJUICIAMIENTO
PENAL DE -La doctri-
MENOBES.
na de la protecci6n integral ha producido un quiebre de pa-
radigma en la historia jurídica de la niñez, dejandose atrAs
la concepci6n paternalista propia de la llamada doctrina de la
"situación irregular" o modelo tutelar, que consideraba a los
niños como "menores", "incapaces" y "objeto" de proteccibn
por parte de sus progenitores -o dem&srepresentantes lega-
les- y el Estado. La doctrina de la situación irregular refleja
criterios criminológicos propios del positivismo de fines del
siglo XIX y comienzos del siglo xx, que justificaban la inter-
vencidn estatal coactiva frente a la infracci6n de la ley pe-
nal por parte de los "menores" considerados "peligrosos", con
miras a su tratamiento y resocializacibn. El eje central del
sistema -cuya m6xima exgresi6n en nuestro pajs ha sido la
ley 10.903 de "'Patronato del Estado", conocida como "Ley
Agote", sancionada en 1919- es la disposici6n del "menor"
como "objeto" de tutela del Estado a través del Poder Judi-
cial mediante un procesa tutelar dirigido par un juez can
facultades prácticamente omnímodas, y simado por la nega-
ción de los principios, derechos y garantías del debido proce-
so reconocidos constitucionalmente a los adultos en las mis-
mas condiciones.
Mediante leyes protectoras, se ha tendido a legitimar
una larga serie de incapacidades "naturales", que han lleva-
do a consolidar y reproducir en forma ampliada las violacio-
DERECHO PROCESAL PENAL
153 - F u - HERRERA,
GIL DOM~NGUEZ Derecho cmtitwionul d e fumilíu,
p. 45.
BIDARTCAMPOS,Tratado e l m n t a l de derecho consiitucimal ar-
gmt.ino, t. 1-A, p. 389.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 393
mento esencial al sostenerse que "la mhs fuerte y fundamen-
tal preocupacicin que revela el texto de nuestra Constitución
nacional es la de cuidar que por sobre la ley ordinaria con-
serve siempre su imperio la ley constitucional".
La exigibilidad consagrada por la ley conlleva la pIena
opesatividad de los derechos reconocidos en el texto legal,
como la de dar expreso cumplimiento a la obligación interna-
cional asumida al ratificar la Convencion sobre los Derechos
del Niño, y la obligación constitucional determinada por la je-
rarquía constitucional que -en las condiciones de su vigen-
cia- adquirió este instrumento internacional tras la reforma
constitucional de 1994.
El tercer parrafa de este artículo instituye de modo ex-
preso una acci6n colectiva respecto de la defensa de los de-
rechos fundamentales y humanos de las niñas, niños y ado-
lescentes.
La ley 26.06 1 instituyó una acción colectiva adrninistrati-
va y judicial, a partir de la cual reconoció legitimaci0n proce-
sal a cualquier titular del derecho colectivo a la defensa de la
fuerza normativa de la Constitución, plasmada en el sistema
de derechos fundamentales y humanos de las niñas, niños y
adolescentes.
El art. 3" estatuye sobre el interés superior del nifio. A
este principio, consagrado de modo general en el marco cons-
titucional, se agregan numerosas normas que lo mencionan
en los distintos aspectos del derecho de familia, como tam-
bién en otros ambitos que no son abarcados por el derecho
de farnilialS5. Por 10 que puede afirmarse que constituye un
el hterés del nKo ha servido para justificar los castigos corporales y la deten-
cidn de menores en las condiciones más inhumanas.,. Por ejemplo, si la idea
del juzgador es preservar a la familia de una intromisidn estatal, verá como
beneficioso para eel niño que la justicia se inmiscuya lo menos posible en las
decisiones paternas y tolerar&en mayor medida los excesos de un progenitor.
En cambio, si el juez, por encima de la privacidad de la familia, pone el acento
en garantizar los derechos del niño, sus determinaciones ser&nmás intmsivas
y la autoridad de los padres sufrirá mayores limitaciones en virtud del "interés
del hija". En suma: el juez o funcionario, al decidir cuál es el mejor inte-
res del ni170, al referenciar los hechos, los mediatiza a traves de sus valoraciones
particulares, de su historia y sus experiencias personales. Su juicio no es una
representacidn de la realidad como algo objetivo y externo, sino que recons-
truye esta realidad de acuerdo con su particular "mirada" Cp. 26 a 37 y 40).
164 Para SOLER, "el interes que la i n c m a c i 6 n protege tiene un carácter
tan marcadamente particular, que podría decirse que cuando éste no se mani-
fiesta lesionado, en realidad no existe lesión" (Derecho penal argentino, t. 11,
p. 530). Aunque no basta ese punto, la doctrina resalta la preeminencia del
interés del ofendido como fundamento de la acción privada (ver, por todos, DE
LA ROA, Código Penal Argmtzno. Parte general, p. 1157).
NORES
CAFCAFFERATA - T A R D I Código
~, Procesal P d de la provincia
de Córdoba, p. 317 y siguientes. Ver, en tal sentido, "Decriminalización",
Informe del Comité Europeo sobre Problemas de la Criminalidad, p. 162, en
cuanto orientación para reforzar la posición de las partes damnif'icadas, con
posibilidad de retirar la denuncia y la consiguiente conclusión del proceso.
En esa sintonia, CAFFERAT~ NORESmenciona los delitos "que sOlo lesionan dere-
chos e intereses disponibles por su titular como por ejemplo la propiedad pri-
vada o bien con aquellos en que la! tutela de la intimidad de la víctima requie-
re acordarle un mayor alcance a su decisión: o con los de naturaleza culposa,
por Ia menor culpabilidad de1 autor (Cmstzones actuales sobre el p~ocmo
penal, p. 290).
400 DERECHO PROCESAL PENAL
170 N ~ z Tratado,
, t. 111, vol. 2, p. 207, considera: "La accióln es perso-
nal: mientras él viva, podrá ser ejercida sólo por el ofendido (Cód. Penal, art.
75). Al contrario de 10 que sucede en los demás casos de la acción privada
(art. 763, la incapacidad del ofendido no traslada al guardador o representan-
tes legales el derecho de ejercer la acción". Por el contrario, SOLER rechaza
que el art. 75 "tenga por objeto excluir a los representantes legales de un in-
capaz, sino que más bien tiende a consagrar un principio extraordinario, cual
es la concesi6n de la facultad de accionar al ccnyuge, a los hijos, nietos o pa-
dres del injuriado, después de la muerte de este" (Derecho penal argentzzo,
t. Ir, p. 535).
402 DERECHO PROCESAL PENAL
171 La querella será presentada por escrito, con tantas copias como que-
rellados hubiere, personalmente a por mandatario especial, agreghdose en
404 DERECHO PROCESAL PENAL
5 229. PROBLEMATIGA.
- La problemática de los procesos
penales complejos debe abordarse en el ámbito del crimen os-
ganizado 18? En 1994, HASSEMER decía que "la criminalidad
organizada es un fen6meno nueva y excepcional, que encie-
rra un nivel de peligro hasta el momento des cono cid^"^^^ El
fenomeno de la llamada "g1obaIizaciOn" no es, como pudiera
pensarse, absolutamente nuevo, habida cuenta de que, en ri-
ls9 Recuerda B A I G ~
que,
N para GHESNAIS,en L a rnondialisatiun d u capi-
tal, "la mmdializaciiin expresa una fase especifica del proceso de internacio-
nallzación del capital y de su puesta en escena a escala del conjunto de las re-
giones del mundo donde se localizan los recursos y mercados, fenómeno que
debe ser examinado no s6Io como unidad totalizadora, sino en virtud de cada
una de sus partes" (Responsabilidad p m E de las pemonas jurfdicas, p. 5).
lgO Asimismo, es posible constatar la transformación del rol del Estado
como un simple instrumento facilitador e inspirador de las inversiones al igual
que del proceso de concentmciiin. De ailí los programas de subvenciones y
privilegios fiscales acordados por los Estados a las empresas.
lgl Estos logros sociales representan una salvaguarda para las drásticas
y radides medidas económicas expansivas, impidiendo o encareciendo, en su
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 42 1
$ 232. FIGURAS
DE DELIAFCUENCIA.- Las
conclusiones
del HX Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del
LEIFGUARDIA,
202 A propÓs2to de la responsabilidad penal las per-
smas juridicm, "Revista de Derecho Penal", 2000-2-599 y SS., recuerda que
MUNOZCONDEentiende que les falta a las personas juridicas la facultad psiquica
de la persona individual, siendo que el derecho les atribuye capacidad a otros
efectos distintos de los penales, en sentido semejante al esgrimido por MIR
PUIG. Por su parte, MAURACH sostiene que no debe equipararse el concepto de
acción del derecho c i d con el concepto del derecho penal, y que reconocerle
tal capacidad a las personas jm'dicas conduciría a consecuencias insospecha-
bles, debiendo distanciar el concepto de accióln del mero provocar un isesulta-
do, siendo la acción m producto original del individuo. A su vez, ACHENBACH
-dice LEIP GUARDIA-entiende que negar tal capacidad sólo evidencia rerninis-
cencias de las doctrinas hegeiianas sobre la acción, señalando que la empresa
actúa mediante las personas autorizadas para su dirección, circunstancia que
debería ser considerada un hecho. Por su parte, agrega que JAKOB~ asume la
capacidad de acción de las personas jurídicas y entiende que resulta posible
su penalización. Para ello, recuerda que este autor, que considera a la acción
como la evitabilidad de la. producción de un resdtnrdo, que desde un punto de
vista normativo no se requiere el componente de psique y cuerpo, sino que el
sujeto de la imputación puede estar determinado por otros elementos, como
ser el estatuto y los iirganos de la persona juridica. En su mérito, las accio-
nes del órgano que son realizadas conforme al estatuto societario son acciones
propias de las personas jurídicas.
PROCESOS CONSTITUCIONALES, DIFERENCIADOS, ESPECIALES 427
5 237. GARANT~AS
RECONOCIDAS EN u CONSTITUCICSN
NA-
C ~ A YLEN L U ~NORMATIVA INTERNACIONAL. - El párr. 2' del art .
40 de la Convención sobre los Derechos del Niño reconoce
en forma expresa una significativa serie de derechos y garan-
tias, que tienen por objeto garantizar que todo niño del que se
alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse de
haber infringido esas leyes reciba un trato justo y sea someti-
do a un juicio equitativo. La mayoría de esas garantías tam-
bien se reconocen en el al-t. 14 del PIDCP y en los arts. lo,
So, 8", 19 y 25 de la CADH (obs. gral. 10107, párr. 40).
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso
"Niños de la Calle" (("Vi1lagrá.nMorales y otros v. Guatemala",
páirr. 1941, expresó que tanto la Convencidn Americana como
la Convención sobre los Derechos del Niño forman parte de
un muy comprensivo corpus i u r i s internacional de psotec-
ción de los niños que debe servirle a la Corte para fijar el
contenido y los alcances de la disposicióln general definida en
el art. 19 de la CADH.
Este importante fallo hace referencia a otros instrumen-
tos universales no vinculantes, como son las reglas de Beijing
y las directrices de Riad, pero aquí la Corte no se refiere a
ellos como fuente de obligaciones para los Estados, sino a su
contenido como descriptivas de deberes que le conciernen.
Estos otros instrumentos si bien no tienen la fuerza vin-
culante de los tratados incorporados al derecho doméstico,
son obligatorios por ser manifestaciones de voluntad e inten-
"'Kent v. United States", 383 US 541, 1966, causa 1174, cons. 29.
440 DERECHO PROCESAL PENAL
eso que este especial derecho penal debe servir para la edu-
cacidn, haciendo que el joven tome conciencia del hecho y
de la existencia de limites.
1) S u exzgibilid ad e n los Znstmmentos internaciona-
les. La Convencidn sobre los Derechos del Niño compromete
a los Estados partes a tomar todas Ias medidas apropiadas para
promover el establecimiento de leyes, procedimientos, autori-
dades e instituciones específicas para los niños de quienes se
alegue, acuse o declare culpables de haber infringido las le-
yes penales. Asimismo, la Convención recomienda la imple-
mentacián de una edad mínima antes de la cual se presumirá
que los niños a adolescentes no tienen capacidad para infrin-
gir esas leyes.
De esta manera se configura "un limite decisivo para
regular dos sistemas penales netamente diferenciados: el sis-
tema penal para adolescentes -destinado a los jóvenes en-
fractores y presuntos infractores hasta los dieciocho años de
edad- y el s i s t e m penal general -establecido para los in-
fractores mayores de edad-. A partir de esta diferenciación,
las normas internacionales de derechos humanos establecen
que el Sistema de Justicia Penal que intervenga en los delitos
cometidos por personas menores de dieciocho años de edad
debe ser espe~lalizado"~.En este mismo sentida se ha ex-
presado la Corte Interaanericana de Derechos Humanos en
la 0 C 17/02, en sus párrs. 98, 109 y 120, y en las directrices
de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuen-
cia Juvenil (directriz 52).
Del mismo mudo, la observación general 10 del Comité
de Derechos del Nifio [pgrrs. 92 y 93) establece que el sls-
terna amplio de justicia de niños y adolescentes requiere ade-
más la irnplementaeión de unidades especializadas en la po-
licía, la judicatura, el sistema judicial y la fiscalía, y la
disponibilidad de defensores especializados u otros represen-
tantes encargados de prestar al menor asistencia jurídica u
otra asistencia adecuada. Ademas recomienda a los Estados
partes que instituyan tribunales de niños y adolescentes
l5 KEMELMAJER resZtaurattva.
J IZ, L S ~ ~ C
DE C ~ L L J C C LL Posible respuesta
para el delito cometido por personas m m r e s de edad, p. 27.
450 DERECHO PROCESAL PENAL
239. RESERVA
DE RESPETO
LA I N V E S T I G A C I ~ N .A LA
INTIMIDAD Y HONOR DEL N I a o , - Corno derivación del principio
de inocencia del niño o adolescente imputado de cometer
un delito y del tratamiento como tal, la investigación penal
debe impedir en la medida de lo posible las secuelas negati-
vas o estigmatizantes que supone, a ojos de la sociedad, el
hecho de ser sometido a proceso penal.
Por ello, en todas las fases del procedimiento, y aten-
diendo al principio rector del interés superior del niño, debe
garantizarse la prohibición de divulgar información, datos, fs-
tograflas o cualquier referencia que posibilite la identifica-
cilún del niño acusado de cometer un delito.
Este derecho relativo a la reserva de las actuaciones y
pleno respeto a la vida privada del niño sometido a un proce-
so penal, establece algunas limitaciones al principio de publi-
cidad que rige en materia de personas adultas acusadas de
cometer un delito. No debe entenderse esto como una res-
tricci6n a las partes para acceder al expediente, a las prue-
bas y reculuciones judiciales, sino en lo que atañe a la obser-
vación pública de los actos procesales (OC 17/02, párr. 134).
En este contexto, el Comité de los Derechos del Niño,
con el objetivo de preservar el honor e intimidad del adoles-
cente en un proceso penal, aconseja que no se publique nin-
la Comité de los Derechos del Nbia, observación general 10/07, Los de-
echos del niño m l a justicia de m r e s , pdrr. 64.
460 DERECHO PROCESAL PENAL
20Comité de los Derechos del Niño, observación general 10107, Los de-
rechos del nilza m la justicia de m o r e s , @m. 62.
PROCEDIMIENTO PENAL JUVENIL 463
22Comité de los Derechos del Niño, observación general 10107, Los de-
rechos del nilza m la justicia de m o r e s , @m. 60 a 52.
PROCEDIMIENTO PENAL JUVENIL 465
5 241. J ~ S T I CRESTAURATIVA.
XA - El hecho que se haya
iniciada un proceso penal juvenil contra un nifio o adoleseen-
te, no implica necesariamente que ese proceso deba concluir
con el pronunciamiento de una sentencia formalZB.
31 V E L ~ Q UANDR~DE,
EZ La. delincuencZa juvenil, p. 85 y 86.
32 CSJN, 315105, "VerbitsQ, Horacio slhábeas corpus", FaUos, 328:146, con-
sid. 42.
480 DERECHO PROCESAL PENAL
g) DERECHO
A PETICIONAR Y A SER INFORMADO SOBRE SU SITUA-
CI~N. Todo niño tendrá derecho a dirigir, sin censura en
cuanto al fondo, peticiones o quejas a la administsacidn cen-
tral, a la autoridad judicial o a cualquier otra autoridad com-
petente e independiente, y a ser informado sin demora de la
respuesta; los niños deben tener conocimiento de estos me-
canismos y poder accedes a ellos fácilmente.
h) INSPECCIONES.Deberá facultarse a inspectores califi-
cados e independientes para efectuar visitas peráddicas y
para hacerlas sin previo aviso por propia iniciativa; deberán
hacer especial hincapié en mantener conversaciones con los
menores en condiciones de confidencialidad.
i) DERECHO AL RECURSO. Tanto la Convención Americana
(arts. BO, 8O.2.92, 19 y 25), e1 Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14.5), la Convencion sobre los Dere-
chos del Niño (art. 40,2.b.v), y las reglas de Beijing (7) esta-
blecen que el niño o adolescente sometido a un proceso pe-
nal tiene el derecho a gue un juez o tribunal competente
revise la medida que le ha sido impuesta, la correcta aplica-
cidn de la ley, la apreciacidn de los hechos y las pruebas, me-
diante un recurso sencillo, rápido que lo ampare contra los
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos en
la Constituci6n, las leyes y convenciones internacionales.
Asimismo, "este derecho siempre es ampliado con la pu-
sibilidad de utilización de recursos expeditos (hábeas col-pus
o acciones similares) contra resoluciones que signifiquen pri-
vaciones de la libertad o su pro~ongaci6n"~, o para el caso de
la adopcion de una medida tutelar, como por ejemplo una in-
teracción para corregir una "situacidn irregular" del niño o su
familia sin haberse establecido a6n la responsabilidad del
niño por el hecho que se le acusa.
Con relación al derecho de apelación (art. 40.2.b.v) que
le asiste al niño en el marco de un proceso penal en su con-
tra, el Comit6 de los Derechos del Niño, en la observación
general 10, ha dicho que el niño tiene derecho a apelar con-
5 249. INTERBS
SOBRE u INFORMACI~N JUDICIAL. - Des-
de sectores de la comunicación se señalan numerosos moti-
vos que inciden en lo que sería el interés periodistico en tor-
no a los casos penales.
Así 10 han expresado HAUSERy BILDER,para quienes "los
juicios orales se prestan a ser contadas por la prensa escrita
0 mostrados por la televisidn en diferentes 'capítulos' o en-
tregas que suelen tener una gran carga dramática. Algo si-
milar sucede con historias que están en plena investigación
judicial: el desarrollo de la pesquisa permite serializar la in-
formaci0n".
Las mencionadas autoras añaden que "las noticias judi-
ciales permiten a los diarios darse el lujo de explotar al máxi-
mo algunos recursos atractivos tales como la 'narrativización'
de la informacidn y la estructuraci6n de las historias como
- BILDER,Justicia m d w s de cmu.nicaci&.
HAUSER
"u12 NÚÑEz, pr6logo a Ruiz Nrim~z,Jueces jy pe?-iodZstcts.
- D m - BERTONI,
LIGABO m.cidh.oas.org.
BADENI,D u t a d ~de la Libertad de p r m a .
ACTUACION JUDICIAL Y DERECHO A LA J N F O R M A C I ~ N 489
9 251. TENSIONES
E N L A FAZ PRACTICA.-E~ 2003, el por
entonces titular de la Relatoria Especial para la Libertad de
Expresión de la OEA, reconocía que "la relacisn entre la pren-
sa y el sistema judicial, se manifiesta, casi universalmente,
l5 DYALBom señala sobre este instituto que "el secreto parcial es una so-
luci6n legislativa razonabIe porque sirve de contrapeso entre la impunidad que
la dispersión de Ia prueba -casual o provocada- puede otorgar a quien incu-
rrió en un hecho delictuoso y el interés de la comunidad agraviada en lograr
el castigo del responsable. Su eficacia radica en que neutraliza la posibilidad
de la coartada" (C6digo Procesal Pena¿ de la Nuciún, p. 441 y 4421.
l6 "La Nacidn", 17/6/07, www.lanacion.com.m/918122.
492 DERECHO PROCESAL PENAL
* Por RICARDO A. G R I S E ~ I .
l La primera alusión al término "deontologia" i a hizo BENTHAM en Science
de la morale (París, 1832). Con eiia quería dotar de un enfoque algo más li-
beral al concepto ética y convertir en un concepto laico el término, hasta en-
tonces religioso, moral. En otras palabras, pretendía lograr la fórmula kantia-
na, esquivando la carga de subjetividad de la moral y la btica. En su obra
DemtoLogia o ccienia de h moral busca el racionalismo, con un mecariicis-
mo casi matemático con el que valorar los comportamientos por su utilidad.
Sin embargo, el intento de BENTHAM por cambiar el contenido de la moralidad
pos un concepto m& "as6ptico" y menos valorativo, no logr6 esa transfoma-
500 DERECHO PROCESAL PENAL
ci6n por el mero hecho de acunar un nuevo trknino. Es decir, aun hoy,
cuando nos referirnos al término deontologia, seguimos relacionando esta con
la etica y la moral.
Según este marco te6rico, el fm de una acción debe ser conseguir la
máxima felicidad para el mayor número de personas. De este modo, toda ac-
ción que conduzca a. ese fin será aceptada como moralmente correcta.
El derecho, que alguien ha descripto con acierto, como el minimo de
ética exigible, estaría destinado, de algfin modo, a restaurar el orden y la ar-
monía en la sociedad. Pero si el desecho en su aplicación se corrompe, el
caos es mayor, y se hace más urgente recurrir de nuevo a la etica para romper
el círculo vicioso y que se propicie, al menos, la aplicación justa y equitativa
del derecho. Cuando las instituciones legales no e s t h a la altura de su mi-
sión la "justicia popular" entra en acción, y con sed de venganza, aplica a los
criminales lo que en los Estados Unidos de América se conoce como la ley de
Lynch. Por consiguiente, Ia importancia de la ética en el mundo jurídico es
algo urgente e imprescindible. Es cierto que el derecho no lo es todo, pero
DEONTOLOG~A DEL EJERCICIO PROFESIONAL 50 1
5
258. R ~ ~ c r d CON
r v LA Érilrc~,U MORAL Y LA AXIOEOG~A
suafprc~.- N o obstante que se trata de una profesi6n noble,
corno bien es conocido, las diatribas contra los abogados son
generalizadas. A modo de elernentalísimo ejemplo, después
del descubrimiento de America, los monarcas españoles, que-
rienda preservar a las nuevas colonias de las lacras que su-
fráa la sociedad española, prohibieron la emigración de los
abogados debido a "su afici6n a los pleitos, su pasión por la
trticala y su capacidad de engullir bienes y fortunas en proce-
sos interminables".
a) LA ~ T I C A . El sentido más antiguo de la ética (del
griego ethika, de ethos, "comportamiento", "costumbre") re-
sidfa en el concepto de la morada o lugar donde se habita.
El ethos es el suelo fjrrne, el fundamento de la praxis, la rafz
de la que brotan todos los actos humanos. Ethos significa
carácter, que se logra mediante el h6bito y no por naturaleza.
La etica o filosofía moral es la ciencia que, a la luz de la ra-
zón, reflexiona sobre el sentido, la licitud, validez, bondad o
maldad de los actos humanos.
La ética pretende la realización de la persona humana
mediante los valores. Al iniciar cualquier reflexión sobre ética
0 deontologfa es casi un lugar común aludir a la actual crisis
de valores. Esto implica una actitud negativa, pues una pro-
funda crisis puede constituir un buen motivo para reaccionar
y superarnos. Para despertar de nuestras cenizas, cual ave
fénix4. Eliminar las preguntas sobre el valor y sobre el sen-
tido de la vida conduce a lo que FRANKL ha llamado "neurosis
"
Poder Judzcial de l a provincia d e Cdrdoba, LLC, 2004-83.
ya a esta altura parece más arduo hablar de una ciencia de la moral
que de una mural de la ciencia. Respecto de esta, la deontología forense com-
porta un hábito operativo de lo justo y de lo técnico. Dicha técnica no atien-
de al ser ni al deber, sino al tener que hacer; procura la eficacia. Coss~o,que
fue la cabeza fílostifica rn&sbrillante que dio la Argentina, expiica aqui que la
técnica es la realización de lo querido en cuanto realbacidn; y la 6tica la reali-
zación de lo querido en cuanto que querido. Puntualizar cuándo termina la
indiferencia de la tecnica respecto de la mora1 y cuándo debe subordinarse es
uno de los objetivos de la deontologia jurídica. Si no obserumos esto último
se entroniza el adagio "la verdad de una teoría depende de la validez pr5ctica
de sus consecuencias"(1ey del bxito). De modo que e1 jurista puede y debe
emolarse en una cierta aristocracia ética. Es cierto que a algunos les faltan
cosas. Y que a otros no les sobra nada. Tambien medran los que tienen más
talento del que se merecen. O aquellos otros a quienes les va bien (como decía
ORTEGA respecto de los ingleses), "pues no les sobra hteligencia". Entre esos
jurisconsultos hay grandes jueces, los ha habido. A la vera de abogados tan
embusteros que a veces dicen la verdad o que engañan para defender causas
justas. De esos grandes jueces y abogados los hay que por ser superiores no
se adaptan a la realidad. O que por serlo se adaptan. En cuanto a los igno-
rantes, la ignorancia suele ser prepotente. En el trance la educación se veri-
fica, renovadamente, como el arte de soportar las torpezas de los demás. Por
otro lado, o por el mismo y segín una competente clasificacion siempre en boga,
WEBERdistingue entre ética de la responsabilidad y ética de la conviccí0n.
Para la primera las cosas han de hacerse y culminar con suceso, no importa
tanto el "mét;odci". P m la ética de la convicción, en cambio, los principias son
inahenables. Esto se patentiza en dos frases de KANT:"hágase justicia aunque
el mundo perezca"; y "quien debe, puede", apogeo de la moral prusiana,
DEONTOLOG~A DEL EJERCICIO PROFESIONAL 503
to, el horizonte, la configuracidn del sentido y la motivaci6n
de la deontología7.
b) LA MORAL. La moral es "un conjunto de principios,
preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de
conducta, valores e ideales de vida buena que en su conjun-
to conforman un sistema más o menos coherente propio de
un colectivo concreto en una determinada histórica. .., la mo-
ral es un sistema de contenidos que refleja una determinada
forma de vidav8.
Uno de los criterios fundamentales en lo que a moralidad
se refiere es la recta raz6n. Se entiende por recta razón
como la inteligencia humana en tanto que actda por sí mis-
ma, sin desviaciones provocadas por las pasiones, los instin-
tos o alglín interes personal. Quien actúa conforme a la rec-
ta razón determina cuáles son sus exigencias propias de la
naturaleza humana que en ese momento le conciernen. Se-
gún lo anterior, una persona con vaIor moral es aquella que
actúa en la misma línea de sus tendencias y exigencias como
ser humano. Ser moral es equivalente a ser más hombre
(independientemente del sexo), ser más humano, apropiarse
de las cualidades que pertenecen por esencia a su propia
naturaleza humana. El valor moral lo puede alcanzar una
persona cuando realiza una norma moral y, mejor también,
cuando ejerce una norma ética. Lo esencial en la conducta
moral esta en la libertad guiada por valores superiores9.
qué tener una incidencia inmediata en nuestra vida cotidiana, puede servir
de modo indirecto de orientación, pues su objetivo es indicar qué concepcidn
moral es mas razonable. A pesar de mostrar sus diferencias, en la práctica,
la 6tica y la moral c o m M e n t e se utilizan como sinónimos. Si nos vamos al
plano etimológico, ambos t 6 h o s significan algo semejante: modo de ser, ca-
rácter (ethos: morada; mor&: costumbre). Ejemplo: se predica un comporta-
miento poco etiso cuando se quiere decir que no se conforma a Ia moral vi-
gente. Desde esa perspectiva, no podemos separar en forma tajante la moral
y la &cica.
lo VIGO,&tica del abogado. Conducta procesal izdebidu, p. 65.
l1 Caracterizada así, digaanos que el abogado es "aquella persona? física
que la sociedad ha habilitado, luego de lograr conocimientos especiales sobre
el derecho, para que con prudencia jun'dica asesore a las personas acerca de
sus derechos y obligaciones, y reclame de los jueces el reconocimiento de sus
pretensiones, recibiendo m pago equitativo por esos servicios".
DEONTOLOGfA DEL EJERCICIO PROFESIONAL
5 259. CONDICIONES
PARA EL EJERCICIO DE LA ABOGAC~A.
CLASIFICACI~N Y EXAMEN. - Podernos decir que, en la actuali-
dad, fundamentalmente se tiende a requerir otros estudios,
esencialmente para el logro de las destrezas prácticas, ade-
más de los conocimientos de grado que se cursa en la univer-
sidad, para comenzar con el ejercicio efectivo de la profesión.
Cabe señalar que, como se verá, este paso ha sido dado en la
legislacidn comparada, mas no en nuestro país, en el que el
egresado de la universidad no necesita otro requisito que
5 263. RAZONES
PARA SU TRATAMJENTO NORMATIVO. - Ana-
lizaremos estas razones en sus diversos aspectos.
a) ATRIBUGIONES DE LOSJUECES. Dotar a los jueces de ma-
yores atribuciones en lo referente a la dirección y la orienta-
@ Dhz, I n s t i t u c i 0 7 ~de
~ ~derecho procesal. Parte general, t. 1, p. S64
y 265.
GOZANI,LO en el proceso, p. 63.
cond~~cta
DEONTOLOGfA DEL EJERCICIO PROFESIONAL
8 264. F U N C I ~
DENLOS D E C ~ O G O SY MANDAMIENTOS PARA
EL EJERCICIO PROFESIONAL. - LOS ~Odigosdeontológicos cum-
plen una triple función: a ) fijar una serie de criterios de ca-
rácter cientlfico-funcional para el ejercicio de la profesion,
con el objetivo de dar operatividad y eficacia a las activida-
des ejercidas en el ámbito cubierto por las normas estableci-
das; b ) refundir orientaciones éticas para el ejercicio de la
profesidn y plasmarlas en códigos de deontología profesional,
y c) la posibilidad de imponer sanciones disciplinarias a los
colegiados que incumplan los dictados de los códigos deonto-
lbgicos. Esta funcidn tiene la singularidad de conferir a és-
tos relevancia jurídica estatal, lo que otorga a la deontologia
ciertas coincidencias con el derecho en 10 que se refiere a la
utilización de un procedimiento judicial.
Una diferencia importante entre la deontología profesio-
nal y el derecho reside en el origen de estos dos Srdenes
normativos reguladores del ejercicio de una profesión. La
fuente del derecho es el poder legislativo del Estado -que
emana del ejercicio de la soberczntu popular-, mientras
que el origen de la deontología profesional no es "estatal",
sino que emana del propio colectivo profesional y desde una
labor de autorregulación. En casos excepcionales, la iniciativa
de un c ó u o deontológco puede partir del Estado o de una en-
tidad supraestatal, como es el caso paradigmatico del CSdigo
Deontol6gico de los Periodistas del Consejo de Europa, aun-
que es una condici6.n necesaria que el colectivo profesional
lo incorpore a su actividad y ejerza una labor de autorregula-
ción. Sin estas dos condiciones, este código normativo se
convertiría en derecho y no en deontología profesional. Por
lo tanto, no es necesariamente excluyente de la deontologfa
534 DERECHO PROCESAL PENAL
71 CSJN, 19/8/99, "Decavial c/DNV", LL, 2001-D-455, voto del doctor V&-
QUEZ (en el caso, la sola interposición del recurso extraordinario implicaba
para el abogado la suma de $ 545.000, fue reducido a $ 150.000).
DEONTOLOG~A DEL EJERCICIO PROFESIONAL 537
la profesidn. Algunos autores entienden que la eficacia de
esta regla tiene fundamento contractual, habida cuenta de que
la aflliaci6n a la corporación es voluntaria. Otros observan,
que aun cuando son la expresión de un acto voluntario, una
vez aprobado por el Estado el estatuto adquiere el valor de
una verdadera norma jurídica, que gobierna la entidad y a la
cual están sometidos sus miembros. Según RIVERA,pueden
constituir fuente del derecho civil, aunque más no fuere me-
diatamente; v'gr., la infracción a una norma del c6digo de éti-
ca o de los deberes de diligencia profesional previstos expre-
samente por una regla corporativa, pueden constituir ilicitud
en los términos del art. 1066 y puede por ende fundar una
responsabilidad atribuida al profesional que la ha vulnerado.
VAZQUEZ FERREIRA no duda acerca del valor de las normas eti-
cas y deantalógicas, afiadiendo un argumento que nos parece
decisivo, incluso para el caso de que se juzgue que estamos
frente a ordenarnientos de tipo extrajurídieo o moral, no de-
bernos olvidar que entre ambos árdenes no existe un divorcio
absoluto, a tal punto que nuestro C6digo Civil en diversas
disposiciones se refiere expresamente a la moral como pauta
para la valoración de conductas (art. 1071, Cód. No
olvidemos que estos códigos generan obligaciones específi-
cas, que integran e1 contrato celebrado entre el profesional y
paciente y su quebrantamiento importa la presunción de una
antijuridicidad, que puede ser indicio de la culpa profesional.
O en palabras de irnputacidn objetiva: la violaci6n de estas
normas puede conllevar un "aumento del riesgo permitido"
que puede servir en determinados casos para imputar objeti-
vamente el resultado de la conducta al profesional actuante.
Una consecuencia, entonces, del reconocimiento del valor ju-
rídico de las normas deontolólgicas seria considerarlas como
partes integrantes del ordenamiento juridico infringido. En
tal sentido, podría entenderse que una conducta contraria a
ellas resultaría antijurídica o ilicita en sentido amplio.
CAP~TULO
XVIII
TECNICAS DE LITIGACI~N
EN EL PROCESO ACUSATORIO*
A) T~CNICAS
DE LITGACPÓN EN EL PROCESO PENAL ORAL
BAJO EL PARADIGMA ACUSATORIO
* Por V ~ T OM.
R BEDOYA.
La t6cnica supone el razonamiento inductivo y analdgico de que en si-
tuaciones s h i h e s una misma conducta o procedimiento produce el mismo
efecto, cuando éste es satisfactorio. Es, por tanta, ei ordenamiento de la
conducta o determinadas formas de actuar y usar herramientas como me&
para dcanaar un ñn deteminado.
Argumentar s-ca defender una idea o una opini6n (en nuestra po-
sici6n la teoria del caso) aportando un conjunto de razones que justifiquen
nuestra postura @asado en la estructura probatoria y con fundamento en la
teoría jundica). La capacidad para argumentar correctamente suele ir empa-
rejada con la capacidad de influir sobre las personas y es un reflejo de la or-
g&cidn del pensamiento. En toda argumentacidn podemos distinguir tres
elementos: a) el objeto; es el terna sobre el cual se argumenta; b ) la tesis; es
la postura que el argumentador tiene respecto al tema, y c ) los argumentos,
propiamente dicho, que son las razones en las que basamos nuestra postura
ante el tema.
540 DERECHO PROCESAL PENAL
5 266. CAMBIO
DE PARADIGMA. - Este
cambio del sistema
inquisitivo a uno acusatorio (también denominado "adversa-
rial") encuentra sustento en la propia Constitución; por tan-
to, la recepci6n de la normativa internacional de derechos
humanos s61ó ha venido a consalidar una necesidad creciente
de la sociedad y que expresa la jurisprudencia, en la mayo-
r4a de nuestros tribunales.
De ello, se ha dicho que el derecho internacional de los
derechos humanos "ha comprendido que para el orden y la
paz internacionales el hombre debe ver respetado sus dere-
chos dentro de cada Estado cuya población compone. Es un
sesgo inusitado, porque el derecho internacional común, ge-
neral, o clásico, encarnaba solamente las relaciones entre Es-
tados, de Estado a Estado"18.
Por su parte, BIDART CAMPOS sostiene que desde la puerta
de un Estado hacia afuera, hasta la puerta de otro Estado o de
otros, también hacia afuera, esto se mantiene, porque los tra-
tados sobre derechos humanos también muestran ese tipo de
relación, se introducen dentro de 10s Estados que se hacen
parte de ellos con una modalidad muy peculiar: Ea de obli-
garlos internamente, además de ZntemacionaEmente (fren-
te a la comunidad internacional) a reconocer y tutelar los
derechos que los tratados consignan, constituyéndose e%
un especial modo de vinculacidn y responsabilidad inter-
nacionales, donde la persona humana investida por ellos
de derechos que debe gozar dentro de cada Estado del
cual es integrante, se ha convertido e n un sujeto del de-
recho internacional, o e n otras palabras, e n un.sujeto
5 269. A . Decir
MANERA BE PRIMERA C O N C L U S I ~ N - que
nuestra Constituci6n nacional, en su art. 18, consagra las nor-
mas básicas del ordenamiento jusídico-penal, estableciendo
que '"ingún habitante d e la NacicSn puede ser penado s i n
juicio preuio, fundado e n ley anterior al hecho del proce-
so, nz juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la leg antes del hecho de la causa",
parecería ser una repetición de aquello que -hasta el cansan-
cio se han repetido en todas las reuniones de grado y pos-
grado-, sin embargo, no es menor el dato de que el citado
articulo establece la base primera de lo que es -y debe en-
tenderse por- un juez natural.
Desde este punto de vista, tanto el derecho penal como
el derecho procesal penal estudiarán las pautas sobre aquello
que constituyen exigencias fundarnent ales del método judi-
cial, en cuanto normalizan y legitiman la actividad represiva
del Estado.
Así, y en primera aproximación, podemos decir que el
ordenamiento jurídico-penal constituye el marco de garantía
de justicia, tanto para la libertad individual de cualquier per-
sona llamada a intervenir en un procesa, por resultar impu-
tada de un delito; como también garantía, de convivencia ciu-
dadana, en el seno de la sociedad, porque traza el marco
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 553
el tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta con ante-
rioridad a la perpetracibn del hecho"; por tanto, advertimos que con variantes
semánticas el contenido constitucional de la garantía es el mismo. E1 Títiulo
Preliminar del Código del Perú establece, en su art. ZO, que 'toda persona tie-
ne derecho a un juicio previo, oral, público y contradictorio, desarrollado con-
forme a las normas de este Ciidigo", 10 que no sólo reafirma el principio de le-
galidad, cho confirma definitivamente la adapcibn del paradigma acusatorio
como "modelo de método judicial".
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 555
5 270. PENSANDO
EN POSITIVO. - Sobre
lo dicho, no todo
es malo, ni tampoco injustificable, más cuando la base socio-
ldgica de la sociedad se encuentra en un grave estado de
anomia; y así con las reformas introducidas a la ley 23.984, la
adopci6n de la suspensión del proceso a prueba y de los pro-
cedimientos abreviados; la incorporacióln de criterios de con-
senso entre acusación y defensa; el reconocimiento eficaz de
la victima como objeto de protecci6n y de legitimaciones pro-
cesales; los recursos como garantía; y la necesidad de imple-
mentar criterios de oportunidad en la promoción y desarrollo
del proceso, a1 tiempo del expreso reconocimiento por nues-
tro más alto tribunal y de la C&mara Nacional de Casación,
respecto del valor que deben tener para los jueces los trata-
dos internacionales sobre derechos humanos, incorporadas al
derecho interno por el art. 75, inc. 22,de la Const. nacional,
constituyen unos pocos ejemplos del criterio de "conciencia
colectiva"', que acrecienta cada dia la petición de una mejor,
pronta y más efectiva justicia.
Basta lo dicho para esta pequeña introduccióln al tema,
instando a los colegas -profesores- a ahondar en la temática,
ya que resulta indudable que la existencia de una sensación
colectiva de gravedad, en el ámbito social, requiere de nues-
tros mejores (y mayores) esfuerzos.
tivas a la acusaci$n, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces natu-
rales (Fallos, 125:lO; 127:36; 189:34; 308:1557, entre muchos otros), y dot6
así de contenido constitucional al principio de bilateralidad sobre cuya base,
en consecuencia, el legislador esta. sujeto a reglamentar el proceso criminal
(doctrina de Fallos, 234:270Iw, que evidentemente responde a los nuevos vien-
tos. Creemos que es un problema más de hombres que de sistemas.
m God. BAYTELMAN, Capacitación como fUtbo1, m.cejamericas.org.
No creemos que un abogado se ilustre o estudie nuevas lógicas y des-
treza por el s6l0 hecho de generar un mayor ingreso, ni que un juez lo haga
por su exposición pública, o la publicidad de los actos del proceso (se entien-
de que esto es resultado de nuestra forma republicana de gobierno), ni aun
para lograr un ascenso en su carrera; pues la realidad nos obvia de mayores
comentarios y un breve anglisis de lo que acontece en nuestra República, des-
de el año 1991 a la fecha, atañe a las verdades y virtudes de ilo que aqui se
dice. Si es cierta que existe un marcado énfasis en la capacitacidn; pero lo
que antes era escaso (la capacitación de posgrado) actualmente es una golosi-
na del mercado, con lo cual estamos al borde del colapso, en un Area tan sen-
sible como es la capacitación, tanto docente como de los operadores jurídicos,
sean de la justicia, sean de la comunidad de abogados.
562 DERECHO PROCESAL PENAL
con la dinámica del conflicto, con la ineludible inserción social de ese conflic-
to y con las finalidades políticas de la administración de justicia, vinculadas a
la disminución de la violencia y el abuso de poder (BINDER,presentación de
B A ~ L M -ADUCE,
N Litigaczón penal, juicio oral g prueba).
" Proviene del griego (stratos]; traducido a1 castellano es igual a las
palabras "ejército" y "agein", asignándosele la categoría de conductor o guía,
y en el campo procesal debe entenderse como un modo te6rico que nos per-
mite subsumir los hechos (teoría fhctica) dentro de Ia norma aplicable (teo-
ría jurídica), según los eIernentos de conviccidn recopilados (teorfa proba-
toria), de modo que permitan construir una historia con significación penal
relevante.
3Q~nque sobre el particular debe recordarse que el art. 82 del CPPN
establece que toda persona con capacidad civil particularmente ofendida por
un delito de accióln pBblica tendrá derecho a constituirse en paste querellan-
te. Si se trata de un incapaz actuara por él su representante legal y si el
delito causó la muerte del ofendido, ese derecho podrá. ser ejercido por su
cónyuge, sus padres, sus hijos o el ialtir-orepresentante legal. Sin embargo,
el presupuesto fimdarnental en este aspecto reside en la titularidad del ejer-
cicio de la accidn y no caben dudas en punto a que este ejercicio le está re-
servada al Ministerio Público en virtud de las disposiciones del art. 5" del
CPPN. En esa línea se ha indicado justamente que "una de las actividades
más especificas de su función, cual es la de promover la acciOn penal públi-
ca" (Fallos, 328:3271, voto de la doctora ARGIBAY), por tanto, aún se en-
cuentra discutiendo los alcances que tiene el acusador privado (CNCasPen,
Sala 11, 15/7/10, "Storchi, Fernando M., y otro s/reclamo de casacidn", causa
8361).
3"ntendido como desarrollo de un plan preconcebido mediante una
evaluacidn de los antecedentes fkcticos, jurídicos y normativos aplicados al
caso concreto.
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 565
"la rama del orden jurídico interno de m Estado cuyas normas instituyen y
organizan los órganos públicos que cumplen la funci6n judicial penai del Estado
y disciplinan los actos que integran el procedimiento necesario para imponer y
actuar una sanci6n o medida de seguridad penal, regulando asl el comporta-
miento de quienes intervienen en él" (Derecho procesal penal argentino,
t. IA, p. 1112), sobre el cual reafirma Ia doctrina ''estanos ante un conjunto
normativo o 'porcibn dehitada' del orden jurídico estatal, que se identifica
por su objeto y función de disciplinar la aplicación del derecho penal sustanti-
vo" (VAZQUEZROSSI,Derecho procesal p m l , t. 1, p. 37), lo que significa una
idea distinta de "proceso", entendido como la serie 16gica y consecuencial de
instancias bilaterales conectadas entre sí por la autoridad, que se utiliza como
medio pacífico de debate dialéctico entre dos partes antagónicas ante un ter-
cero que es "impartial", imparcial e independiente, que sólo puede ser iniciado
mediante ei ejercicio de la acción procesal, típica instancia de parte que no
puede ni debe ser suplida por el juzgador; y, aunque este concepto (el de par-
te) resulte una categoria negada en el Ambito de actuaci6n de la ley penai, no
caben dudas de su procedencia, pues aun bajo esta circunstancia los modos y
formas de iniciación del "proceso penal" se realizan por el sujeto procesal legi-
timado (el fiscal o querellante), en virtud de los medios previstos en la ley;
ante un juez o tribunal cuyas características ya explicamos.
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 567
cia de un "conflicto intersubjetivo de intereses" llevado al
plano del litigio, donde intervendrá (necesaria y obligatoria-
mente) el Estado para resolverlo por medio de un órgano,
ajeno a las partes, y que se caracteriza por ser "tercero", im-
parcial, impartial e inde~endiente"~~.
Dejando de lado la discusión sobre si puede considerarse
parte (en el concepto procesal) al. Ministerio Público (órgano
que el propio Estado cred para instar necesariamente la
acción penal), debemos decir que coincidimos con ALVARADO
VELLOSO cuando sostiene que "en la historia del derecho pro-
cesal no siempre se ha efectuado la distinci6n entre proceso44
y pro~edimiento~~, no obstante ser de Ia mayor importancia
para comprender el fendmeno procesal".
Sin embargo, desde la óptica de esta ponencia, 10 rele-
vante resulta de establecer los parámetros que la moderna
teoría de la prueba exige, a saber.
8 274. DIFERENCIA
ENTRE PROCESO Y PROGER.lMIENT0. -
Desde el concepto puramente jurídico se "entiende por pro-
cedimiento" a la sucesión de actos ordenados y conseciativos,
vinculados causalmente entre sí, por virtud de lo cual uno es
precedente necesario del que le sigue y éste, a su turno, con-
secuencia imprescindible del anteriord6.
Ello existe en toda actividad, privada (orden del día en
una asamblea) o pública (procedimiento administrativo, parla-
mentario, etc.), lo que no nos dice nada a los fines del estudio
que se realiza, pues s6lo se requiere de una conseeuciún de
actos47;diferenciándose del proceso48que se constituye "co-
mo el procedimiento propio de la acción procesal otorgado
49 SiStema~procesales, t. 1, p. 65.
VARADO VELLOSO,
Para Z m , "el proceso es un sistema reglado de discusión entre dos
personas con intereses contrapuestos, colocados en un plano de absoluta igual-
dad jurídica, frente a un tercero que tiene como funcidn definir los derechos
invocados, cuyo elemento objetivo está constituido por la actividad que des-
pliegan Los sujetos procesales, tanto los esenciales cuanto los eventuales, que
en el ejercicio de sus facultades y derechos y e1 cumplhiento de sus cargas y
deberes, se plasma en los actos procesales, conformando Ia serie gradual, pro-
gresiva y concatenada" (Las partes en el proceso, www.egacal.comupload/
MVJorgeLinny.pdf).
51 En la provincia de Buenos Aires, el Código en el art. 56 establece que
"el Ministerio Paíblico promoverá y ejercerá la acción penal de caracter públi-
co, en la forma establecida por la ley, dirigirá a la policía en función judicial y
practicar&la investigacidn penal preparatoria", de lo que surge su carácter de
autoridad y Srgano del Estado, cuya función es de carácter obligatorio y su
estructura se instrwnenta y reglamenta por medio de Ia ley 12.061.
52 El e. 6", texto s e g h ley 13.943 del Código de la provincia de Bue-
nos Aires, establece: "La acción penal pública corresponde aJ Ministerio Púb6-
co Fiscal, sin perjuicio de la participación que se le concede a la víctima y al
particular damnificado"; y, en igual sentido, el art. 5' del CPPN dispone: '(la
acción pmal pública se ejercerá por el MinZstwici Fiscal, el que deberú
iniciarla de oficio siempre que n o dependa de instancia privada. Su
ejercicio no podrá suspenderse, interrumpirse ni hacerse cesar, excepto
en los casos expresamente previstos por ta ky", siendo una constante de
todos los códigos latinoarnerjcanos del que surge que jamás. el Ministerio Bú-
blico podría ser parte, pues -más aliá del criterio de objetividad- es un órgano
del Estado, por tanto omnicomprensivo del "deber del Estado de establecer el
criterio normativo de debido proceso legal" (principio de legalidad constitucio-
nal). Como ejemplo, citamos el Código de Chile (art. 166, i.2) que establece
obligación de investigar todos los hechos que puedan ser constitutivos de delito
respondiendo al principio de legalidad que impone el derecho penal, o el Có-
digo del Perú (art. Wl), que establece: "El Ministerio Público es titular del
ejercicio público de la acción penal en los delitos y tiene el deber de la carga
570 DERECHO PROCESAL PENAL
continuación del derecho penal por otros medios, sino que su funci6n debe
ser, cada día más, en constituir un Límite, una garantía en la apIicaci6n del
derecho penal. Sentenciando... si el derecho penal es represión, el proceso
penal debe ser libertad" (Prticesc~penal y LiberW, p. 525).
57 En el sistema acusatorio, la! actuación está orientada por Ia idea de
debate, de contradicciOn, de lucha de partes contrarias, lo que no se ve abas-
tecida en la primera etapa de comprobación del hecho que motiva la investi-
gación, ni aun nos da conclusi6n alguna respecto de la existencia de delito,
por tanto no se advierte de qué manera se puede constituir "contradicción",
pues serfa ante "si mismo" (el fiscal no es parte, ni intenta serlo, ni parecerlo,
es órgano investido de autoridad del Estado, es persecución penal, y el deber
de objetividad no lo releva de tal carhcter).
572 DERECHO PROCESAL PENAL
C) TEOR~A
DEL CASO
5 276. ASPECTOS
FORMALES DEL LENGUAJE PROCESAL. -
Como dijimos, el proceso judicial se conceptualiza como
"método dialéctico" donde se procura que exista una sazo-
nable dástribucián de oportunidades para llegar a la ver-
5 280. ETAPAS
PROCESALES. - Como se indicara más arri-
ba, el proceso penal tiene dos etapas plenamente diferencia-
das: la de investigacibn y la de proceso; por tanto, para la
construcción de la "teoria del. caso", debemos tener en consi-
deración los aspectos que hacen al objeto de uno y otro.
Al respecto, se indica que "la fase de investigación se
constituye en el espacio en el que estos dos actores, Minis-
terio Piíblico y defensa, despliegan estrategias para revelar
paulatinamente sus puntos de vista y el conjunto de antece-
dentes que respaldan sus posiciones, mientras que el juicio
oral representa un escenario donde compiten relatos alterna-
tivos que intentan explicar, fundamentar y sostener una de-
terminada pretensióln de culpabilidad o inocencia, actuándose
sobre la base de un conjunto de reglas que delimitan las atri-
buciones, derechos y deberes de las partes ..., peso caracteri-
zado porque se realiza sobre la base de argumentaciones y
antecedentes a través del cual las partes intentan persuadir a
un tercero imparcial sobre sus pretensiones, en pos de una
decisi6n favorable".
Esto supone -por parte del 6rgano acusador- contar con
un relato acompañado de antecedentes que lo respaldan; ta-
les corno, declaraciones de testigos70 o peritos, documentos
71 BLANCO S U ~- DECAP
Z F E R N ~- MORENO
EZ HOLMAN - RDJASCORRAL,Liti-
gacidn estrattfgica en el numo proceso penal, p. 15 a 19.
72 SALAS BETETA,TéCnicas de 1btigucid"n oral g uplicmión m el pmce-
so penal, www.~aej.org/index.php?option=comMdocman&task=doc~do~oad&
gid=324,
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 585
se justifica cuando deba declarar una persona que por grave enfermedad u
otro obst6culo dificil de superar, se presuma que no podrá hacerlo durante el
debate. Si el juez no considerara admisible el acto, deberá rechazar su reali-
zación por auto fundado. En caso contrario, el juez citará a las partes, quie-
nes p o d m asistir con todas las facultades y derechos previstos para el deba-
te. El imputado privado de su libertad ser& representado por su defensor,
salvo que pidiera intervenir personalmente. En todos los casos, se labrará
acta conforme lo dispuesto por el Codigo, la que será suscripta por el juez ac-
tuante, el secretario del juzgado, las partes y demás inteninientes que corres-
pondiere.
75 E1 Código de la provincia de Buenos Aires establece que los testigos,
peritos e intérpretes que intervengan en los actos de ña etapa penal prepa-
ratorZa, deberán prestar juramento (art. 218); el art. 228 se refiere a la posi-
biiidad que tiene el fiscal de solicitar la interceptación y el secuestro de la
correspondencia postal y telegraca, o de todo otro efecto remitido por el irn-
putado o que se le destinare, aunque sea bajo nombre supuesto, siempre que
se considere útii para la comprobación del delito, la que será resuelta por el
juez de garantías, mediante auto fundado y, cuando existan motivos que lo
justifiquen, el agente fiscal podrá, solicitar la intervencion de comunicaciones
telefónicas del imputado y las que realizare por cualquier otro medio, para im-
pedirlas o conocerlas, que también será resuelta por el juez de garantías, me-
diante auto fundado (art. 229).
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 587
se quedará s61o con un escrito presentado, donde indicará
las pruebas del que intentara valerse para encontrar el
convencimiento del juez en la sentencia.
Ello surge claro a partir del hecho; el fiscal -en la etapa
de investigación preparatoria- debe actuar objetivamente,
es decir, aun en beneficio del interés del imputado, lo que
obvia decir beneficia a la defensa, pudiendo -incluso- pedir
el sobreseimiento u ordenar el archivo del expediente, sin
considerar la posibilidad que tarnbien tiene de actuar apli-
cando medios alternativos de resolución de conflictos, veri-
ficando que la victima resulte resarcida del daño causado por
el delito.
8 282. FOEMACI~N.
- Con anterioridad tratamos de re-
saltar la idea central, y las funciones que tiene la teoria del
caso, pero advertimos que no se trata de una misma activi-
dad en la etapa de investigacidn que aquella que se realiza
en el juicio oral; ello es fácilmente demostrable por la senci-
lla razón de que en esta primera etapa preprocesal es el fis-
cal o la policía, bajo supervisión del fiscal, quienes resultan
ser la autoridad del Estado legitimada para llevar adelante la
investigación del hecho; y lo hace con distintas hipótesis de
trabajo, pero todas ellas destinadas a un solo fin, o con un
solo objeto: "determinar la existencia de un hecho que cons-
tituya delito y la existencia de uno o más autores penalmente
resp~nsables"~~.
8Z GONZ~E Z
ZAMORA, El propecto educatzvo dt? la Unzversidad ICESI y
el a p r d i x a j e activo, p. 15.
TÉCNICAS DE LITIGACT6N EN EL PROCESO ACUSATORIO 593
Finalmente, coincidimos con MONTES,quien sostiene que
"para alcanzar el resultado, no s61o se deben considerar los
contenidos currieulares, sino que las metcidologlas de ense-
Aanza realmente preparen al estudiante para 'el hacer', que
lo enfrenten con la realidad tanto en el aspecto de las rela-
ciones humanas y sus conflictos, así corno la dinamica del
sistema
3 285. INTRODUCCI~N.
- Cornenzarernos el análisis de este
tema recordando que la idoneidad que nuestra carta magna
establece como una obligación por parte de los jueces, es un
requisito que debe permanecer a 10 largo de todo el desem-
peño en el cargo que se ocupe y para ello es necesaria la ca-
pacitación pemanente.
Por ello, las escuelas judiciales o institutos de capacita-
ci6n cumplen un rol esencial, pues pueden operar como ins-
trumentos de revalidaci6n ante la crisis de credibilidad de la
mirada social.
Y si bien el mejoramiento de nuestro sistema judicial re-
quiere de soluciones diversas y complejas, una de ellas es,
sin duda, la capacitación continua.
Partiendo de la base de que nuestras escuelas judiciales
deben brindar conocimientos, tdcnicas, habilidades y acti-
tudes (tal como en nuestros primeros años en este tema nos
enseñó la doctora SILVANA STANGA), orientados a la optimiza-
ción de la tareas judiciales, se trata más de udiesE~urn2ento
que de enseñanza lo que forma el contenido de nuestros cur-
sos, ya que los conocimientos teóricos quedan reservados a
la labor de las universidades y al perfeccionamiento científico
que los propios magistrados y funcionarios realizan en los di-
versos cursos de posgrado.
* T.N m .
Por SILVIA
596 DERECHO PROCESAL PENAL
"parte del proceso", sino un actor social que tiene tareas fue-
ra y dentro de la sala de audiencias.
Si bien una de sus funciones es debatir en juicio las cau-
sas penales, ésta no es, sin duda, su única labor, pues s91o
una parte de los casos llega al juicio propiamente dicho o
plenario.
a) LA S E L E C C I ~ NDE CASOS BAJO EL PARADIGMA DEL DERECHO
PENAL M ~ N I M O . El gran campo de acción que debe delimitar el
Ministerio Público Fiscal es el de aquellos casos que encuen-
tran solucibn en lo que suele llamarse "salidas alternativas" y
no en el trámite lineal denuncia-imputaci6n-juicio.
Muchas veces los datos estadisticos no brindan informa-
ción relevante sobre la calidad de las resoluciones conclusi-
vas. Es necesaria aclarar que al decir "calidad" nos referimos
especificamente a una perspectiva humanística y no ecunomi-
cista; la calidad del modo de resolver un conflicto está en
funciijn del grado de satisfacción de las expectativas, deseos o
intereses de alguna -o todas- de las partes involucradas en él.
En este sentido, existe la posibilidad concreta de que un
conflicto que llegó a conocimiento del sistema penal encuen-
tre una solución en la que todas las partes queden satisfechas
(no viene al caso narrar anécdotas, basta con remitirnos a la
profusa literatura sobre medios alternativas de resolucián de
conflictos en el sistema penal). Pero aun cuando la solución
no satisfaga completamente a todas las partes, al menas al-
guna parte involucrada en el conflicto penal. debe recibir
alguna forma de satisfaccidn. Y a mayor satisfacci011, ma-
yar calidad de la salida adoptada para el caso.
Las salidas alternativas no deben orientarse prioritaria-
mente a la descongestión del sistema, sino a la búsqueda de
soluciones de más calidad. No es que se quiera negar la im-
portancia que tiene la descongestibn del sistema (que es la
única forma de elevar simultáneamente Ea tutela judicial de
las víctimas y la vigencia de las garantías de los imputados),
pero no es ni la principal ni la mejor razón para el uso de las
salidas alternativas.
Siempre que se pueda aplicar al caso una solución sin
punición (restitución, compensación del daño causado, dis-
604 DERECHO PROCESAL PENAL
pueda ofrecer prueba en las dos etapas del proceso, aun sin
patrocinio letrado y sin costas. A actuar si lo quisiera, como
actor civil (persiguiendo la reparación integral del daño sufri-
do) o como querellante (buscando el castigo del victimario).
Para que no desconozca que tiene estos derechos, en la
primera ocasi611 se le entregar& una copia con estas disposi-
ciones.
Hay dos situaciones puntuales que merecen párrafo apar-
te: todos somos víctimas, cuando se trate de delitos que afec-
ten intereses colectivos o difusos (como los vinculados al
medio ambiente), las personas jurídicas constituidas en su
defensa podrán ejercer el derecho que se le acuerda a las
vlctimas. Y la segunda situación, en Ios procesos por lesio-
nes, cuando la convivencia entre la víctima y victimario haga
presumir la reiteración de hechos semejantes, el juez de ga-
rantías podrA disponer la exclusidn o la prohibición de ingre-
so al hogar del causante, hasta tanto cesen las razones que
motivaron esa medida. Esta ley se reglamenta parcialmente
por el decr. 4383/11.
El decr. 4383 MGJEOSP (vigente en los departamentos
de Concordia, Chajarí, Federación y Federal) ordenó un mar-
co regulatorio al tramite de mediación, previsto como criterio
de prioridad en las investigaciones en el art. 5 O del nuevo C6d.
Proc. Penal,
Los principios que rigen el procedimiento son volunta-
riedad, confidencialidad, celeridad, informalidad, gratuidad,
neutralidad e imparcialidad de los mediadores estatales.
Se requiere, en todos los casos, el expreso consentimien-
to de la víctima o de su representante legal.
El procedimiento está a cargo de la oficina de mediación,
ubicada en la drbita de la unidad de salidas tempranas, de-
pendiente del Ministerio Público Fiscal. Se presentan casos
en que procede: hechos suscitados por motivos de familia,
convivencia o vecindad, conflictos de contenido patrimonial,
hechos de escasa trascendencia o impacto social, o cuando el
fiscal a cargo de la unidad de salidas tempranas le derive un
legajo, y casos en que no procede: cuando se trate de delitos
graves y la víctima fuere menor de edad, los imputados sean
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